FAO en Panamá

Nuestro sueño es que cada familia pueda producir

08/03/2022

Imelda es una promotora comunitaria del proyecto Reclima, desde al año pasado está formando a 37 mujeres y hombres de su comunidad para que cada familia pueda cosechar sus propios alimentos de forma orgánica y no volver a sufrir pérdidas, como las que han provocado los eventos climáticos en el pasado.

Imelda es una productora de la comunidad Hoja de Sal, en Santiago Nonualco, en el departamento de la Paz. El año pasado decidió sumarse a un proyecto para construir resiliencia con hombres y mujeres de la zona que ven sus cultivos afectados por el cambio climático.

“Siempre mi familia y la comunidad me han apoyado para participar y trabajamos en equipo. Por ello vemos bien las contribuciones que realiza el proyecto Reclima de preparar líderes y lideresas en la comunidad en mejoras de una producción adaptada al clima y eso es importante para que estos esfuerzos sean sostenibles”

Reclima es el proyecto de “Aumento de medidas de resiliencia climática en los agroecosistemas del corredor seco de El Salvador”, ejecutado por FAO, el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y el Gobierno de El Salvador, a través de los Ministerios de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Agricultura y Ganadería y el CENTA.

Imelda relata que su sueño es que la comunidad de 1,100 habitantes pueda producir lo suficiente para tener comida en la mesa de todas las familias y que sea producción orgánica. Esto les permitiría tener una mejor economía familiar, puesto que los ingresos son, aproximadamente, de $180 dólares por hogar.¡

 “Comer sin contaminarnos, prepararnos ante cualquier adversidad, ante el cambio climático, que la comunidad salga adelante en la producción de nuestros propios alimentos, lo que nos ayudaría en la economía familiar”, dijo Imelda.

El proyecto ya ha implementado 649 Escuelas de Campo dirigidas por igual número de promotores y promotoras, como Imelda. Explica que optó por sumarse pues considera que Reclima fortalece la integración, participación directa de mujeres y jóvenes de su comunidad en las actividades para enfrentar afectaciones provocadas por sequía e inundaciones a lo largo de los últimos años.

“Al tener acompañamiento de la familia, del esposo, ya vamos cambiando incluso roles tradicionales ahora él es aliado con quien se comparten las tareas domésticas para que pueda participar en la ECA. Son alianzas dentro del hogar que vamos formando dentro del hogar al ver la importancia de nuestro involucramiento en las actividades en las cuales estamos siendo formados”, señaló Imelda.

Unas 71 familias de la zona perdieron sus cultivos y sus viviendas en el 2009 con el huracán Ida, desde entonces, tanto Imelda, como las 26 mujeres y los 11 hombres que integran su Escuela de Campo, están conscientes de la necesidad de cambiar la forma en la que se produce.

“Como mujeres somos siempre las primeras en dar respuesta y soporte a nuestras comunidades, consideramos que debemos estar mejor preparadas para adaptarnos a los efectos del cambio climático, aprender a producir y cosechar con mejores prácticas, haciendo conciencia en el tema ambiental y de la agricultura, nuestro sueño es que cada familia pueda producir sus propios tomates, chiles, y estén preparados ante cualquier adversidad climática que se nos presente”.

Entre las transformaciones más importantes que están viendo en la comunidad es la capacidad de producir con enfoque adaptado al clima al utilizar variedades más resistentes en las hortalizas, como el tomate y chile verde, además del rescate de conocimientos ancestrales que ahora vuelven a poner en práctica, como la preparación del caldo de ceniza. Esto, a su vez, ha atraído a personas más jóvenes a participar de la Escuela de Campo y a interesarse por el trabajo agrícola.

“Tenemos participación de jóvenes en las actividades de la parcela, jóvenes forman parte de la ECA (Escuela de Campo) consideramos que es un avance porque es una comunidad que tiene afectaciones de migración. Ahora vemos que la juventud poco a poco les llama la atención el conocimiento y cuido de la tierra”, explicó Imelda.

 “Nos gusta porque aprendemos, lo que más nos gusta es ver nuestros plantines porque es la primera vez que hacemos estas prácticas, vamos aprendiendo de como producir y elaborar nuestros propios insumos. Participamos dos días por semana y es un espacio de cohesión social, nos gusta cosechar nuestros propios cultivos y sabemos que es sano”, agregó una mujer joven de la comunidad.

Reclima inició acciones territoriales en 2021, en 46 municipios de un total de 114 que serán intervenidos. En coordinación con 48 técnicos extensionistas de 18 agencias de extensión de CENTA inició el proceso de formación de personas que están al frente de las comunidades, para que luego repliquen esos conocimientos. En total el proyecto pretende alcanzar 50,000 familias en 114 municipios de El Salvador.

Imelda, además de promotora comunitaria de Reclima, es líder de la ADESCO y concejala municipal, lo que le ha permitido realizar acciones para la superación de brechas de igualdad y promover el ejercicio de derechos de las mujeres en su municipio. Actualmente trabaja promoviendo la participación de la mujer en la toma de decisiones, de manera particular hemos contribuido en el desarrollo de la Política municipal con enfoque de género, apoya en la promoción del ejercicio de los derechos de las mujeres, a su vez, se ha involucrado de manera activa en la revisión de Protocolo ante denuncias de violencia basada en género y Ordenanza municipal de prevención de violencia de género.

“Me siento muy bien que CENTA y FAO nos tome en cuenta en programas como Reclima para formarme en estos temas que me permite replicar los conocimientos en mi territorio. Nuestra contribución como mujeres, es que estamos diversificando la agricultura, con enfoque agroecológico, promovemos la igualdad de género en cada una de nuestras acciones que nos motiva a ir superando barreras entre ellas ser beneficiarias de servicios de extensión, participar en la toma de decisiones respecto al manejo de nuestros recursos, vemos como mujeres que sí podemos realizar cambios en nuestras pequeñas parcelas transformando nuestras prácticas agrícolas”, expresó Imelda.