El 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación (DMA). Compartimos el cronograma de actividades del mes.

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El Día Mundial de la Alimentación se conmemora cada 16 de octubre con el objetivo de concienciar sobre el problema del hambre en el mundo, promover la seguridad alimentaria y la nutrición, así como fomentar la acción mundial para erradicar el hambre.

Este día destaca la importancia del derecho a la alimentación, que es reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos, y busca promover el acceso a una alimentación adecuada para todas las personas.

La campaña anual hace un llamamiento a la acción a un público objetivo variado: desde gobiernos hasta el sector privado, la sociedad civil y todas las personas de distintas edades.

El tema de este año es: “Derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejores”. Sobre este foco se desarrollarán durante todo octubre cientos de eventos y actividades de divulgación en todo el mundo, y se hará un llamamiento a la acción.

El 16 de octubre también se recordará el 79 aniversario de la creación de la FAO. Este año la ceremonia internacional del Día Mundial de la Alimentación tendrá lugar el 16 de octubre, a las 10.00 horas, hora central europea, en la sede de la FAO durante el Foro Mundial de la Alimentación. Una delegación paraguaya participará de este evento y del Foro Mundial de Inversiones, que se realizará en el marco de la iniciativa Mano de la mano.

En Paraguay, cada año, se conforma una Mesa de Conmemoración del DMA con acompañamiento de la Oficina de la FAO, para coordinar las actividades durante todo el mes. La mesa la integran representantes de entes públicos y de la academia, especialmente.

Les compartimos el cronograma de actividades, sujeto a la inclusión de otras y posibilidad de cambio de días y horarios. 

El TEMA. Derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejores.

Los agricultores del mundo producen alimentos suficientes para alimentar a más personas de la población mundial existente, sin embargo, el hambre persiste.

Hasta 783 millones de personas se enfrentan al hambre debido a los conflictos, las repetidas crisis climáticas y las recesiones económicas. Esto repercute de manera más grave en los pobres y vulnerables, muchos de los cuales son hogares agrícolas, lo que refleja desigualdades cada vez mayores entre los países y dentro de ellos mismos.

La alimentación es la tercera necesidad humana más básica después del aire y el agua: todos deberían tener derecho a una alimentación adecuada. Derechos humanos tales como el derecho a la alimentación, la vida y la libertad, el trabajo y la educación están reconocidos por la Declaración Universal de Derechos Humanos y dos convenios internacionales jurídicamente vinculantes.

Entonces, ¿Por qué el Día Mundial de la Alimentación habla de “alimentos”? Los "Alimentos" representan diversidad, nutrición, asequibilidad, accesibilidad e inocuidad.

Debería haber una mayor diversidad de alimentos nutritivos disponibles en nuestros campos, redes de pesca, mercados y en nuestras mesas, para beneficio de todas las personas.

Más de 3.100 millones de personas en el mundo (el 42 %) no pueden permitirse una dieta saludable.

Las dietas no saludables son la causa principal de todas las formas de malnutrición: desnutrición, carencia de micronutrientes y obesidad, que ahora existen en la mayoría de los países y afectan a todas las clases socioeconómicas.

Las personas más vulnerables a menudo se ven obligadas a depender de alimentos básicos o menos caros, que pueden ser poco saludables, mientras que otras sufren por la falta de disponibilidad de alimentos frescos o variados, carecen de la información que necesitan para elegir una dieta saludable o simplemente optan por la comodidad.

El hambre y la malnutrición se ven aún más exacerbadas por las crisis prolongadas o duraderas impulsadas por una combinación de conflictos, fenómenos meteorológicos extremos y crisis económicas.

Los sistemas agroalimentarios, en su conjunto, son vulnerables a los desastres y las crisis, en particular a las repercusiones del cambio climático, pero al mismo tiempo generan contaminación, degradan el suelo, el agua y el aire, y contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero y a la pérdida de biodiversidad. Al transformar los sistemas agroalimentarios, existe un gran potencial para mitigar el cambio climático y fomentar medios de vida pacíficos, resilientes e inclusivos para todos.

La FAO proporciona a los países asistencia técnica sobre políticas y legislación, fortalece la gobernanza y los mecanismos de supervisión, desarrolla capacidades y promueve el diálogo político entre las múltiples partes interesadas para transformar los sistemas agroalimentarios y obtener una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos.

También brinda asistencia humanitaria y de desarrollo de la resiliencia a las personas más vulnerables y afectadas por la crisis, y a sus comunidades, otorgando apoyo agrícola en momentos críticos a casi 57 millones de personas en 2023.

Un mundo dotado de seguridad alimentaria y nutricional para todos requiere inversiones masivas, innovación, ciencia, tecnología y una amplia colaboración entre una variedad de agentes, incluidos los gobiernos, el sector privado, las instituciones académicas y de investigación, y la sociedad civil.

Sólo cuando todos disfruten del derecho humano a una alimentación adecuada podremos lograr otros derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Declaración Universal de Derechos Humanos es un modelo para un futuro más igualitario y justo para todas las personas en todo el mundo. Y todos nosotros tenemos un papel que desempeñar. Como consumidores, podemos ejercer derechos y pedir a los gobiernos que aborden la desigualdad y la pobreza, elijan alimentos saludables para aumentar su disponibilidad, reduzcan el desperdicio de alimentos y protejan el medio ambiente.

Mensajes clave

Lograr el derecho a la alimentación requerirá una serie de acciones en todos los elementos que conforman el sistema agroalimentario. Un enfoque holístico o sistémico significa que debemos trabajar colectivamente, para alinear acciones que impulsen un cambio sostenido a escala. En un mundo caracterizado por desafíos complejos e interconectados, abordarlos de forma aislada no producirá el cambio que necesitamos

I. Los gobiernos deben integrar el derecho a la alimentación en todas las políticas y programas de los sistemas agroalimentarios, para garantizar el acceso igualitario a una gama adecuada y diversa de alimentos nutritivos, inocuos, y asequibles para todos. Deben respetar, proteger y hacer realidad el derecho a una alimentación adecuada, creando un entorno propicio para que las personas se alimenten con dignidad, y establecer mecanismos de seguridad adecuados para quienes no puedan hacerlo. Una buena gobernanza debería garantizar el acceso equitativo a recursos como la tierra, el agua, los bosques, la pesca y el ganado; Participación inclusiva en la toma de decisiones, incluidas las comunidades locales, los Pueblos Indígenas y las mujeres, niñas y jóvenes; Aumento de las asociaciones público-privadas dotada de mecanismos de rendición de cuentas; y el desarrollo de capacidades necesario para transformar los sistemas agroalimentarios y alcanzar un desarrollo sostenible.

II. Los gobiernos y las partes interesadas no estatales pertinentes deben fomentar la cooperación internacional y garantizar, de conformidad con el derecho internacional humanitario, el acceso seguro y sin obstáculos a la ayuda humanitaria para las poblaciones necesitadas, y para las agencias humanitarias involucradas en la distribución de asistencia de socorro, incluidos alimentos y agricultura de emergencia que satisfaga las necesidades nutricionales de la población.

III. El sector privado debe ser responsable y rendir cuentas, ateniéndose a las normas internacionales siempre que sea posible. Las empresas deben influir positivamente en el entorno alimentario, dando prioridad a una amplia gama de alimentos nutritivos, invirtiendo en agricultura sostenible, garantizando condiciones de trabajo decentes, compartiendo tecnologías alimentarias innovadoras (especialmente con los países de ingresos bajos) y creando modelos de negocio, y mercados verdaderamente inclusivos y transparentes. El sector alimentario debe disminuir el suministro de alimentos no saludables, reducir las pérdidas y el desperdicio, y cumplir con las leyes y normas relacionadas con la nutrición y la inocuidad alimentaria, en lo que respecta a la producción y venta de alimentos, la reformulación de productos alimenticios, las etiquetas nutricionales en la parte frontal del paquete, y el marketing y la publicidad de los alimentos.

IV. Las organizaciones de consumidores deben canalizar las necesidades y los derechos de los consumidores en las negociaciones con la industria alimentaria y los gobiernos, y comprometerse con iniciativas nacionales para la seguridad alimentaria, la nutrición y la inocuidad de los alimentos, por ejemplo, planes nacionales para combatir las dietas no saludables como causa subyacente fundamental de la malnutrición en todas sus formas. Deben pedir cuentas al sector privado por cualquier incumplimiento de las leyes y regulaciones alimentarias, y asesorar al público sobre sus derechos alimentarios, empoderándolos para que comprendan su papel a la hora de garantizar un futuro mejor para todos, por ejemplo, mediante opciones alimentarias saludables y justas, y difundir información sobre los derechos y las deficiencias de los sistemas alimentarios actuales.

V. Todos nosotros debemos desempeñar un papel en la construcción de un futuro, en el que todos puedan disfrutar del derecho a la alimentación desafiando las desigualdades, hablando sin reservas sobre el hambre e involucrando a las instancias decisorias, eligiendo alimentos saludables, reduciendo el desperdicio de alimentos, cuidando de los recursos naturales y siendo compasivos en nuestras acciones.

DATOS

•  El derecho a la alimentación significa que los alimentos deben ser adecuados, estar disponibles y ser accesibles para todos. Es un derecho humano jurídicamente vinculante en el derecho internacional, consagrado en el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) en 1966. Han ratificado el PIDESC 171 países y al menos 45 países han reconocido el derecho a una alimentación adecuada en sus constituciones.

• Unos 783 millones de personas se enfrentan al hambre en el mundo, debido a las repetidas crisis climáticas, los conflictos, las recesiones económicas, la desigualdad y la pandemia.

• Se estima que 148,1 millones de niños menores de cinco años (22,3 %) padecen retraso en el crecimiento (deficiencia en talla para su edad), y 45 millones (6,8 %) sufren un estado de emaciación (demasiado delgados para su altura).

• Más de 3.100 millones de personas en el mundo (el 42 %) no pueden permitirse una dieta saludable. Las dietas saludables son diversas, equilibradas en el aporte energético, adecuadas en la cantidad de todos los nutrientes y moderadas en la ingesta de alimentos no saludables.

• En 2022 unos 2.500 millones de adultos (a partir de 18 años) padecían sobrepeso. De ellos, 890 millones vivían con obesidad. Unos 37 millones de niños menores de 5 años estaban aquejados de sobrepeso.

• Más de 600 millones de personas enferman y 420.000 mueren cada año como resultado de comer alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos, toxinas y productos químicos.

• Aunque se han cultivado más de 6 000 especies de plantas para alimentación, sólo 9 representan el 66 % de la producción de cultivos total. Además, casi un tercio de las poblaciones de peces están sobreexplotadas y el 29 % de las razas de ganado locales están en riesgo de extinción.

• A escala mundial, el 13 % de los alimentos valorados en unos 400 000 millones de USD se pierden desde la cosecha hasta la venta al por menor, pero sin incluirla. Otro 19 % se desperdicia en los niveles minorista y de consumo.

• La inseguridad alimentaria es más frecuente entre las mujeres adultas que entre los hombres, en todas las regiones del mundo. En 2022 el 27,8 % de las mujeres adultas padecían inseguridad alimentaria moderada o grave, en comparación con el 25,4 % de los hombres.

• Los Pueblos Indígenas representan más del 19 % de la pobreza extrema. Sus sistemas alimentarios y de conocimiento tienen muchas de las respuestas a los problemas de la seguridad alimentaria mundial.

• Los pequeños agricultores del mundo producen alrededor de un tercio de los alimentos del mundo. El cambio climático afecta desproporcionadamente a los pobres de las zonas rurales, a sus rendimientos y productividad agrícolas, contribuye al aumento de plagas y enfermedades, y cambia la composición de nutrientes de los principales cultivos básicos.

• Los conflictos y la violencia siguen siendo las causas principales del hambre. En 2023 el conflicto seguía siendo generalizado y omnipresente, y constituyó el factor primordial que afectó a casi la mitad de quienes padecían hambre aguda (casi 135 millones en 20 países).