FAO en Paraguay

COVID-19 y seguridad alimentaria y nutricional

23/04/2020

La pandemia del COVID-19 está poniendo en peligro tanto las vidas como los medios de subsistencia. Sin embargo, a nivel global, hay suficientes alimentos para todas las personas y las crisis locales se pueden evitar con información y acciones inmediatas de apoyo al sector.

En estas últimas semanas vimos cómo avanza el Coronavirus, una pandemia que sin duda pone a prueba a todos los países, instituciones y sociedades.

La enfermedad se expande rápidamente y pasó de ser un problema regional a uno mundial, que requiere una respuesta a nivel global. Sabemos que retrocederá, pero no tenemos la certeza de cuán rápido ocurrirá. La pandemia afecta tanto al suministro como a la demanda de alimentos, exponiéndonos a una crisis alimentaria si no actuamos de manera urgente.

Los mayores afectados serán los sectores más vulnerables, por lo que mantener activas las cadenas de suministro de alimentos y lograr mitigar los efectos de la pandemia en el sistema alimentario, son medidas cruciales en esta lucha.

La pandemia de COVID-19 supone un gran desafío para garantizar la seguridad alimentaria y el estado nutricional de muchas personas.

Por un lado, las consecuencias podrían ser dramáticas para los grupos más vulnerables como los pequeños agricultores que tendrían dificultad para trabajar en sus tierras. También podrían tener dificultad para acceder a los mercados y vender sus productos o comprar insumos esenciales, a consecuencia de la pandemia y las medidas para mitigar sus efectos. Considerando la reducción de la actividad económica en el campo y que parte de sus ingresos son no agrícolas, los agricultores familiares sufrirían por un poder adquisitivo más limitado, y padecerían también por el aumento de los precios de los alimentos que necesitan consumir y que no producen en sus fincas.

En este contexto, es importante la acción del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay, que lanzó el programa de autoabastecimiento a través del apoyo a 150.000 fincas.

Por otra parte, existe una contracción de la demanda que se genera debido a la reducción de las fuentes formales e informales de trabajo, lo que ocasiona, a su vez, la evidente reducción de los ingresos y la disminución de la capacidad de consumo. El Gobierno está realizando un esfuerzo significativo para mantener los ingresos con ayuda económica brindada a través del Programa Pytyvõ a trabajadores informales que están fuera del sistema de seguridad social, a la población en situación de vulnerabilidad con el Programa Ñangareko, y con transferencias adicionales realizadas en el Programa Tekoporã y la pensión a la tercera edad.

Un ejemplo de la reducción de la demanda de alimentos de los agricultores familiares, como resultado de las acciones para contener el COVID-19, corresponde a las primeras medidas que tomaron los Gobiernos de muchos países de América Latina y el Caribe, ante la rápida expansión del virus, cerrando las escuelas e interrumpiendo los programas de alimentación escolar.

Estos programas beneficiaban a alrededor de 85 millones de niños y niñas en la región. Mientras que para cerca de 10 millones, constituían una de las principales fuentes de alimentación segura que recibían al día. Se valora aquí, el apoyo del Estado en la entrega de kits de alimentos no perecederos a las familias de los estudiantes, con el objetivo de paliar el impacto económico y nutricional, que se da como resultado de la emergencia sanitaria.

En este momento, los mercados de la región cuentan con suficientes alimentos para asegurar el abastecimiento. Los stocks globales de los principales alimentos están en un buen nivel, y las cosechas, de modo general, han sido buenas. No existen razones que justifiquen aumentos en los precios de los alimentos, por lo que la FAO hizo un llamado a todos los actores del sistema alimentario a impedir especulaciones en este momento de emergencia sanitaria.

Mientras las cadenas de abastecimiento funcionen de manera correcta y la información sobre precios, productos, consumo y existencia de alimentos esté disponible de forma inmediata para todas las personas, se podrán asegurar los alimentos para toda la población, a precios razonables.

Estamos en un buen momento para introducir y fomentar el uso de plataformas y aplicaciones de comercio electrónico que permitan reducir el impacto del aislamiento preventivo general; al tiempo de establecer mecanismos ágiles para facilitar el monitoreo constante del abastecimiento y la situación de los mercados, a fin de generar respuestas adecuadas.

Esto contribuirá a reducir la incertidumbre y permitirá, tanto a productores y consumidores como a procesadores de alimentos, tomar decisiones estando mejor informados y evitar así reacciones de pánico que pueden perjudicar el funcionamiento del mercado.

Hoy, como nunca, y desde una mirada más integral, resalta el rol determinante de un sistema alimentario fortalecido para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, en el cual la agricultura familiar es esencial para el desarrollo de los países, proveyendo a la sociedad, los alimentos que consumen diariamente.

 

 

Jorge Alberto Meza Robayo
Representante de FAO en Paraguay

 

*Columna de opinión publicada en el diario ABC Color Digital (Paraguay).