FAO en Perú

MINAGRI, MIDIS y FAO: cómo institucionalizar la “voz” de las mujeres en los programas de extensión rural

15/06/2017

Herramienta de la FAO analiza la sensibilidad de género de Haku Wiñay y ofrece recomendaciones para hacer programas públicos y privados de extensión rural más sensibles al género.

Lima.– “La extensión rural no va a servirnos para avanzar de forma contundente hacia un agro próspero sino consideramos el factor de género en las dinámicas socioeconómicas rurales”, advirtió esta semana María Elena Rojas, representante encargada de la FAO en el Perú.

Durante el Foro “Mujeres rurales, mujeres con derechos”, organizado por la FAO y el MINAGRI, se presentó la Herramienta de Análisis de Género para Servicios de Extensión Rural (GRAST), elaborada por la FAO, y se discutieron los resultados de la validación de esta herramienta en el Programa Haku Wiñay y su aplicación a otros programas similares, tanto públicos como privados.

“Los servicios de extensión rural pueden ayudar a cerrar la brecha de género en la agricultura haciendo que la información, las nuevas tecnologías, las habilidades y el conocimiento sean más relevantes y accesibles a las mujeres agricultoras”, insistió la representante de la FAO. “Pero tenemos que dejar de contar hombres y mujeres en una capacitación y quedarnos satisfechos con nuestra sensibilidad de género. Las estadísticas de participación desagregadas por género no nos dicen nada, porque dependen del método de inscripción que hayan hecho los operadores: es pura casualidad”, alertó.

Para Patricia Monzón, Coordinador de SERVIAGRO, el trabajo de la mujer rural definitivamente crece y no se valora. Ellas son muchas veces las líderes en el campo pero no se toman en cuenta las diferentes necesidades, demandas y tiempos que tienen cuando se diseña la asistencia técnica. “Esta herramienta de la FAO nos va a permitir conocer mejor lo que estamos haciendo y dónde podemos afinar más con respecto al género para ser más específicos en las acciones concretas, para mejorar el propio diseño de nuestras política de extensión”, aseguró.

La Herramienta de Análisis de Género para Servicios de Asesoramiento Rural (GRAST, por sus siglas en inglés) -que ha sido validada en Perú, Bangladés, Etiopía e India- analiza en qué medida los servicios de asistencia técnica agropecuaria cumplen con las expectativas de las mujeres, responden a sus intereses y aprovechan sus potencialidades para contribuir a sacarlas de la pobreza.

En el Perú, esta herramienta se validó en campo, en el marco del Programa Haku Wiñay que desarrolla el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) a través de FONCODES. En la aplicación de la herramienta se detectaron algunos puntos sobre los que el Programa puede incidir para mejorar su impacto diferenciado en las mujeres a las que atiende. “Haku Wiñay trabaja con un enfoque de ‘hogar’, que es muy eficiente respecto de los objetivos globales del Programa, pero que no lo es tanto para el enfoque de género”, destacó Raúl Asencio, del IEP, encargado de comentar los resultados de la validación.

“Cuando la unidad de trabajo es el hogar, y se cree que un hogar habla con una sola voz, esa voz es generalmente masculina. No existen mecanismos para que la voz de la mujer se escuche de forma diferenciada”, sostuvo el experto. Los nichos de oportunidad para otorgar más sensibilidad de género a Haku Wiñay son varios, de acuerdo a los resultados de la validación de la herramienta GRAST: se puede trabajar con sistemas de cuotas para contratar operadoras mujeres, se debe atender de forma especial el nivel de deserción de yachachiqs mujeres después del primer año y se debe otorgar más herramientas concretas a los operadores para que integren estrategias de llegada más enfocadas en las mujeres.

María Elena Rojas reconoció que –de acuerdo a los resultados del trabajo en campo con la GRAST- los operadores de Haku Wiñay son altamente proactivos para atraer a las mujeres. “Pero no se pude dejar este asunto a la deriva, confiando en la creatividad y sensibilidad de cada técnico o Yachachiq, tiene que institucionalizarse el enfoque de género desde el nivel más alto del Programa”, concluyó.

 

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Loretta Favarato
Comunicadora de FAO Perú
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