Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura

20 años conservando y compartiendo las semillas que alimentan al mundo: conversación con el Secretario del Tratado Internacional, Kent Nnadozie

28/06/2024

Desde hace veinte años, el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA) es el encargado de custodiar la biodiversidad fitogenética mundial. Al liderar la conservación mundial y el uso sostenible de semillas y otro material fitogenético regenerativo, el Tratado ha conseguido que no se perdieran variedades cruciales de cultivos a causa de conflictos o del cambio climático y ha trabajado para salvaguardar los derechos y los conocimientos tradicionales de los agricultores.

Con motivo del 20º aniversario del Tratado, hablamos con el Secretario Kent Nnadozie, que ha participado en los trabajos del Tratado desde su entrada en vigor en junio de 2004. Nos explica cómo el Tratado se ha convertido en un instrumento de primera importancia para proteger la biodiversidad y satisfacer las necesidades nutricionales de una población mundial en crecimiento.

¿Por qué se interesó por los recursos fitogenéticos y la labor del Tratado?

Mi interés innato por la naturaleza y la preocupación por la pérdida de biodiversidad y su impacto en la seguridad alimentaria fue lo que me hizo interesarme por los recursos fitogenéticos. Al principio era un abogado medioambiental, y cuando vi el impacto que la pérdida de biodiversidad y la degradación medioambiental están teniendo en las comunidades y los agricultores, me interesé cada vez más por este campo. Participé en el proceso de negociación para la adopción del Tratado: inicialmente, empecé en la Comisión de Recursos Genéticos, y luego pasé a formar parte de la Secretaría del Tratado una vez que entró en vigor.

¿Por qué es importante la labor del Tratado?

Los recursos fitogenéticos son fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria, ya que proporcionan el material genético necesario para mejorar el rendimiento de los cultivos, su calidad nutricional y su adaptabilidad a diversas condiciones ambientales. El Tratado hace posible que tengamos acceso al material de cultivo y a las semillas que necesitamos para obtener nuevas variedades que se adapten al cambio climático y respondan a nuevas necesidades. Dado que disponemos de recursos y tierras limitados, los recursos fitogenéticos son fundamentales para aumentar la productividad con el fin de alimentar a la creciente población mundial.

¿Cuáles han sido los principales logros del Tratado en los últimos veinte años?

Para empezar, hemos sido capaces de establecer mecanismos plenamente operativos a partir del texto del Tratado. Hemos establecido un sistema multilateral de acceso y distribución de beneficios, que es como el fondo mundial de material genético y semillas que facilita la obtención de nuevas variedades de cultivos, y ha permitido más de 6,9 millones de transferencias de material fitogenético, apoyando la investigación agrícola mundial. Otro logro es que es el primer acuerdo internacional que reconoce formalmente los derechos de los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender semillas, de modo que se reconocen plenamente las contribuciones de los agricultores durante miles de años. El Tratado también consolida la capacitación de los agricultores y las comunidades locales, fomentando su participación en la toma de decisiones a nivel nacional.El otro logro está relacionado con la estrategia de financiación, que se estableció en el marco del Tratado y ha permitido movilizar enormes cantidades de financiación y recursos para seguir apoyando a los agricultores de los países en desarrollo, pero también a los bancos de genes, donde se ha conservado este material. El Tratado, que actualmente cuenta con 150 Partes Contratantes más la Unión Europea, también ha sido fundamental para facilitar la cooperación internacional, ya que proporciona la plataforma para que los gobiernos y otras partes interesadas se reúnan para negociar y establecer políticas para la gestión mundial de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Además, fue la adopción del Tratado lo que dio a Noruega el impulso para invertir en el establecimiento de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard y, desde entonces, ha seguido apoyando al Tratado, incluso mediante contribuciones anuales al Fondo de Distribución de Beneficios, basadas en el valor de las ventas anuales totales de semillas en Noruega.

¿Quiénes son los principales beneficiarios de la labor del Tratado?

En primer lugar, la comunidad mundial, porque el Tratado apoya la seguridad alimentaria, la agricultura sostenible y la conservación de la biodiversidad, garantizando el suministro estable de alimentos nutritivos para las generaciones presentes y futuras, y porque gracias a la obtención de nuevas variedades los agricultores pueden seguir produciendo los cultivos que nos alimentan a todos. Pero en términos de beneficiarios específicos, hay toda una gama de partes interesadas: los principales beneficiarios son los agricultores, en particular los pequeños agricultores y los agricultores indígenas que dependen de diversas variedades de cultivos para su subsistencia. Además, el Fondo para la Distribución de Beneficios del Tratado ha invertido en 108 proyectos en 78 países en desarrollo y ha llegado a más de un millón de personas, entre científicos, investigadores, obtentores y funcionarios gubernamentales.

¿Qué papel juega la FAO en el Tratado?

El Tratado es uno de los mayores logros de la FAO en cuanto a su labor normativa. Se trata de un instrumento adoptado en virtud del Artículo 14 de la Constitución de la FAO, lo que constituye un indicador de la importancia que la FAO y sus Miembros conceden a esta cuestión, para emprender la negociación con vistas a la adopción de un instrumento independiente en ese ámbito. La FAO alberga la Secretaría del Tratado y proporciona conocimientos técnicos, apoyo financiero y administrativo, así como una plataforma para la colaboración y el diálogo internacionales.

¿Cómo contribuye el Tratado al objetivo de la FAO de alcanzar el hambre cero y los demás objetivos de desarrollo sostenible?

Poniendo a disposición la gama más amplia de diversidad para la mejora de los cultivos con el fin de aumentar la productividad y la nutrición. Contribuye directamente a las cuatro apuestas del Marco Estratégico de la FAO, especialmente una mejor nutrición y un mejor medio ambiente. El Tratado promueve la conservación y el uso de una amplia variedad de cultivos, fomentando la diversidad dietética y la mejora de la nutrición, y también ayuda a mejorar el medio ambiente fomentando el uso sostenible y la conservación de los recursos fitogenéticos, ayudando a mantener la biodiversidad y mejorando la resiliencia a los impactos climáticos. Al apoyar los medios de subsistencia de los agricultores y promover la equidad social, el Tratado contribuye también a una vida mejor.

What has been a key challenge in your work and how did you overcome it?

Uno de los principales retos del Tratado es que nos encontramos en un contexto internacional en el que a menudo hay intereses diferentes y contrapuestos, y poder atender esas diferentes exigencias suele ser un reto importante. Por eso intento facilitar el consenso entre las distintas partes implicadas, fomentando el diálogo integrador, creando asociaciones sólidas y garantizando la transparencia.  Otro reto tiene que ver con la DSI, información digital de secuencias, que son los datos derivados de los recursos fitogenéticos y se utilizan ampliamente en la agricultura con fines de investigación y mejora, biotecnología y esfuerzos de conservación. Cuando se adoptó el Tratado, la DSI no era una corriente dominante como tal, por lo que la definición de lo que cubre el Tratado se centraba sobre todo en el material físico, pero ahora se puede acceder a la información en línea, sorteando potencialmente la estructura de acceso y distribución de beneficios que ya existe. Así pues, es necesario que el Tratado se adapte a este problema y encuentre medidas políticas que faciliten el reparto de los beneficios derivados de la DSI.

¿Qué es lo que más le inspira?

Lo que me inspira es ver el impacto que tenemos en los agricultores y las comunidades locales, no sólo los debates en el foro internacional, sino el impacto real que esos debates tienen en la gente a nivel local. Cuando ves la alegría de los agricultores porque una pequeña inversión que hemos hecho ha cambiado sus vidas, eso es muy satisfactorio, y nos da más ánimo y motivación para seguir haciendo el trabajo que hacemos. Eso es lo que realmente me inspira y, por supuesto, en mi vida personal, mis hijos me inspiran: ellos son esencialmente la razón última por la que hago lo que hago.

¿Cómo imagina el futuro del Tratado?

Mi visión para el futuro del Tratado es que sea un instrumento universal, lo que significa que todos los países del mundo se habrán adherido al Tratado, dado que trata un tema que preocupa a toda la humanidad. También espero que seamos capaces de movilizar recursos suficientes para cumplir todos los objetivos del Tratado. Preveo el futuro del Tratado como un instrumento fundamental para la seguridad alimentaria mundial, que impulse la innovación en la agricultura sostenible a través de la mejora de la conservación y el uso equitativo de los recursos fitogenéticos, al tiempo que fomente una cooperación internacional más sólida y la adaptación al cambio climático.

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