Portal de apoyo a las políticas y la gobernanza
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Crecimiento verde

Los recursos de la tierra y los recursos hídricos son vitales para la vida cotidiana de todos: su calidad y su disponibilidad son decisivas para la agricultura y el desarrollo rural, y están relacionadas intrínsecamente con la seguridad alimentaria y unas dietas nutritivas. Más del 95% de nuestros alimentos se producen en tierra firme a partir de recursos de suelo e hídricos. El Crecimiento verde asegura que los recursos naturales sostengan de forma sostenible los recursos ecosistémicos de los que dependen los medios de subsistencia, las dietas y el desarrollo económico. La FAO estima que, en 2050, la agricultura tendrá que producir casi un 50 % más de alimentos, pienso y biocombustible que en 2012.

La FAO respalda los enfoques normativos coherentes y sostenibles para la producción verde sostenible.

Desafíos considerables la degradación ambiental y el agotamiento del suelo y las aguas contribuyen a la inseguridad alimentaria a gran escala. La degradación del suelo inducida por el hombre afecta al 34% de los terrenos agrícolas. Esto exige una gobernanza sostenible de la tierra y el agua, así como políticas para gestionar eficazmente nuestros recursos de tierras e hídricos. La FAO colabora con una gran variedad de agentes, incluidos gobiernos, sociedad civil y el sector privado, para promover la formulación de políticas informadas y basadas en la evidencia. Analizar y sintetizar datos es el eje del trabajo normativo de la FAO para el Crecimiento verde: esto ayuda a las instituciones nacionales a desarrollar sistemas de gestión de los conocimientos relativos a los recursos de tierras e hídricos y a armonizar la labor internacional sobre el apoyo normativo al Crecimiento verde.

Principales mensajes de políticas

  • Factores del crecimiento verde. Entre los principales factores del crecimiento verde están unos sistemas alimentarios, de tierras e hídricos que provean alimentos asequibles, suficientes, inocuos, sanos y variados y aseguren mejores medios de subsistencia, así como un mayor acceso a los recursos naturales y la sostenibilidad de servicios ecosistémicos fundamentales. En décadas recientes, los cambios en el uso de la tierra –la urbanización, la deforestación y las prácticas no sostenibles de gestión agrícola e hidrológica– han contribuido a la degradación de la tierra, el suelo y el agua, la pérdida de tierra cultivable y el rápido agotamiento de los recursos hídricos. La FAO anima a los países a adoptar una gestión sostenible de la tierra, el suelo y el agua para producir más con menos –incluidos unos rendimientos decentes y un mejor almacenamiento del carbono del suelo– y reducir los impactos ambientales negativos a fin de avanzar hacia un futuro sostenible para nuestro planeta y sus habitantes.
  • Ordenación sostenible de la tierra y el agua (OSTA) en los sistemas de producción agrícola. La FAO apoya a los gobiernos para promover la adopción de una ordenación sostenible de los recursos naturales mediante soluciones agrícolas basadas en la naturaleza que puedan contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición a la vez que conservan y restauran la naturaleza. Las prácticas agrícolas basadas en la naturaleza aprovechan la capacidad de esta de sostener servicios ecosistémicos para la producción agrícola, mitigando y adaptándose al cambio climático y mejorando la biodiversidad. Estas prácticas contribuyen a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Por ejemplo, la OSTA puede prevenir la erosión del suelo; capturar nutrientes y aumentar la humedad del suelo para combatir la sequía; restaurar hábitats que sean cruciales para la salud de las cuencas hidrográficas y los ecosistemas y favorecer la biodiversidad.
  • Carbono en el suelo y agricultura regenerativa. La FAO promueve la aplicación de las Directrices voluntarias para la gestión sostenible de los suelos a fin de mejorar la salud de estos y la provisión de numerosas ventajas para impulsar el Crecimiento verde; por ejemplo, incrementando la retención y filtración de agua, mejorando el ciclo de los elementos nutritivos y la biodiversidad del suelo e incrementando los rendimientos mediante el almacenamiento del carbono orgánico del suelo.
  • Economía verde circular. El enfoque de la economía verde circular defendido por la FAO mantiene el valor de los productos y los materiales y la recuperación de los recursos esenciales. La Organización presta apoyo técnico a los países para devolver los recursos naturales al ciclo del producto cuando estos ya no se utilizan. Por ejemplo, el agua no convencional (ANC), como el agua de baja calidad, puede ser crucial para mitigar la escasez local de agua y el cambio climático aplicando un enfoque integrado de "Un agua, Una Salud/Recuperación de recursos". Esto ayuda a recuperar nutrientes esenciales para los cultivos, como el nitrógeno y el fósforo, a la vez que se captura el metano, un gas de efecto invernadero, durante el tratamiento de las aguas residuales y se eliminan patógenos y contaminantes. A través de la Iniciativa ciudades verdes, la FAO y sus asociados trabajan para identificar los vínculos entre las zonas urbanas y las periurbanas a fin de estimular la innovación en la relación que existe entre el agua, la alimentación y la energía.

  • Desafíos para la gobernanza. Un desafío crucial que también representa una oportunidad es el de gestionar eficazmente las compensaciones recíprocas entre el uso de la tierra, el agua y la vegetación/biomasa para evitar la degradación y, al mismo tiempo, asegurar la seguridad alimentaria y la nutrición. Sin embargo, la fragmentación y los conflictos siguen caracterizando, por lo general, a los sistemas de gobernanza del agua y la tierra. Los usuarios de estos recursos pertenecen a numerosos sectores y jurisdicciones (p. ej., energía, alimentación, medio ambiente, comercio e industria), y a menudo los roles y la respuesta de los agentes del sector público y los del sector privado no coinciden. Las intervenciones normativas para la ordenación de las tierras y del agua han de tener en cuenta la viabilidad continuada de los pequeños agricultores, ya que esta es vital para la seguridad alimentaria local en muchos países de ingresos bajos. Bajo la agenda del Crecimiento verde se pueden seleccionar innovaciones técnicas y de gestión con las que abordar prioridades y acelerar la transformación. Estas incluyen la adopción de nuevas tecnologías y enfoques de gestión a través de datos digitales e inteligencia artificial, cruzando la puerta de la granja para enfocar la gobernanza.

    La gobernanza responsable de la tierra y el agua depende de procesos que articulen los intereses de los ciudadanos, arbitren en sus diferencias y consigan que sus derechos y deberes en relación con la tierra y el agua se ejerzan con transparencia y equidad, en sintonía con las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques (VGGT), refrendadas por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) en 2012. La tenencia del agua también ha ganado reconocimiento por entender la gobernanza en relación con el acceso a los recursos hídricos.

    Asegurar una financiación suficiente para la tierra y el agua y promover un entorno fuerte y propicio puede ayudar a reducir el riesgo de las inversiones y, por lo tanto, a estimular las inversiones comerciales. Los factores importantes son unas políticas hidrológicas coherentes; la asignación fiable del agua; la tenencia del agua y de la tierra y la transparencia en cuanto a los roles, la disponibilidad del agua y la aptitud de la tierra.

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