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América Latina y el Caribe

Esta región fue la primera en comprometerse a poner fin al hambre para 2025. Como resultado, ha registrado un descenso significativo de los índices de hambre en los 20 años pasados. Sin embargo, los países que la forman están pasando apuros para contener el incremento de las enfermedades no transmisibles asociadas a la dieta, ya que estas desbordan los sistemas sanitarios y merman la productividad económica. Los recursos naturales están disminuyendo y la mitad de la población rural vive en la pobreza. Esta región debe transformar sus sistemas alimentarios para que sean más sostenibles y resilientes.

Resiliencia a través de la transformación del sistema alimentario.

Hacer avanzar los pilares económicos, sociales y ambientales del desarrollo sostenible es fundamental para el apoyo técnico de la FAO a los Estados miembros. La Organización formula directrices para monitorear la seguridad alimentaria, fomenta la agricultura familiar y el desarrollo rural y trabaja con las comunidades para fortalecer la resiliencia a las alteraciones climáticas y financieras. En la región, la FAO está reforzando su modelo operacional para impulsar la innovación, ayudando así a abordar las compensaciones recíprocas entre los ODS y contribuyendo al cumplimiento de prioridades nacionales para la Agenda 2030.

Principales mensajes de políticas

  • Promover dietas saludables y hacerlas accesibles a toda la población. Estas son algunas acciones posibles: incrementar la productividad y diversificar la producción, especialmente la de frutas y verduras; ampliar el comercio internacional; mejorar la seguridad alimentaria; regular la publicidad de los alimentos y educar al público para que adquiera hábitos de consumo más sanos.

  • Fomentar territorios rurales prósperos aplicando planes de desarrollo rural inclusivo e integral, a la vez que se avanza en la reducción de la pobreza y del hambre. Iniciativas como "100 territorios libres de pobreza y hambre (100T)" se centran en territorios marginados azotados por la pobreza y el hambre graves. 100T fomenta el compromiso político, la gobernanza y la acción en los territorios e implica al sector privado y a la sociedad civil a fin de hallar soluciones innovadoras para alcanzar los ODS 1 (poner fin a la pobreza) y 2 (hambre cero).

  • Realizar una transición a una agricultura sostenible y resistente al clima aplicando innovaciones tecnológicas e institucionales para aumentar la producción agrícola, conservar la biodiversidad y fortalecer la resiliencia a las alteraciones climáticas. Incorporar la gestión del riesgo de catástrofes relacionadas con el cambio climático en el marco de la gestión de la agricultura y los recursos naturales trabajando con los pequeños productores, y fortalecer los sistemas de producción alimentaria.

  • Transformar el sector agrícola para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y aumentar el acceso al empleo, a los ingresos y a los activos productivos. Esto no será posible si no se reducen las desigualdades ni se cierra la brecha de género. También es básico trabajar estrechamente con el sector privado y fomentar la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular.

  • Mejorar la gobernanza de la tierra para fortalecer la resiliencia de la región, su medio empresarial y su clima de inversión y, por lo tanto, generar mayores beneficios para todos sus sectores productivos y, en especial, para sus poblaciones más vulnerables y los sectores más atrasados.

Publicaciones y herramientas regionales destacadas