La peste de los pequeños rumiantes (PPR), también conocida como peste ovina y peste caprina, es una enfermedad animal altamente contagiosa. Algunos rumiantes silvestres también son susceptibles al virus. Aunque se ha detectado el virus de la PPR en otros animales, solo es causa de enfermedad en los pequeños rumiantes. Tras la infección, las cabras y ovejas presentan fiebre, anorexia, secreciones nasales y oculares, dificultad respiratoria, heridas en las encías, los labios y la lengua, erosiones de la mucosa nasal y diarrea abundante.  Los animales afectados se muestran abatidos, quedan muy debilitados y padecen deshidratación grave en cuestión de días. El virus puede infectar hasta al 90 % de un rebaño, y entre el 30 % y el 70 % de los animales infectados pueden morir.

Aunque el virus de la PPR no infecta a los humanos, la infestación de los animales tiene consecuencias graves para los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y nutricional y la igualdad de género.

La alta mortalidad y las medidas de contención de la enfermedad, como la despoblación de los rebaños enfermos, las restricciones de movimiento y las prohibiciones al comercio de pequeños rumiantes, sus productos derivados o incluso otros bienes agrícolas, perjudican a las comunidades agrícolas vulnerables y frenan el crecimiento económico de todas las comunidades.

La PPR afecta a los medios de vida, la seguridad alimentaria y nutricional y el empleo femenino y juvenil. La alimentación y la generación de ingresos de unos 300 millones de agricultores familiares dependen de los pequeños rumiantes, que proporcionan carne, leche y otros productos. Además, las cabras y las ovejas constituyen una inversión que pueden aprovechar las familias pobres en épocas de crisis, por ejemplo, tras un desastre natural. La subsistencia de las mujeres rurales está especialmente amenazada, ya que son ellas quienes se encargan casi siempre de la cría y el cuidado de los pequeños rumiantes. 

Entre los efectos directos e indirectos de la morbilidad y la mortalidad por PPR figuran los siguientes:

• • reducción de la base de recursos de pequeños rumiantes de un hogar como resultado de la mortalidad y las condiciones desfavorables;
  • ventas;
  • disminución de la producción de leche en las ciervas y ovejas lactantes debido a las infecciones y los abortos;
  • cambios en la estructura de los rebaños debido a los abortos y las muertes;
  • pérdida de ingresos de los hogares y los participantes en las actividades posteriores a la producción con valor añadido;
  • inseguridad alimentaria y cambios en las fuentes alimenticias;
  • aumento de la pobreza y la vulnerabilidad de los hogares;
  • indigencia y menor demanda de bienes y servicios de los hogares por parte de los mercados;
  • cambios en las fuentes de ingresos, a menudo con efectos negativos;
  • costos de las medidas de lucha aplicadas por los sectores público y privado.

Un brote de PPR se considera una emergencia debido a su rápida propagación y a la elevada tasa de mortalidad animal. Las enfermedades letales de los pequeños rumiantes, como la PPR, afectan a los medios de vida ya de por sí vulnerables y pueden diezmar los ahorros de las poblaciones pobres, en particular en las zonas de pastoreo. Además, las personas caen en la desesperación cuando pierden sus bienes. Los brotes de PPR y la desesperación por las pérdidas pueden, consecuentemente, provocar perturbaciones, migración y situaciones de seguridad inestable. 

Actualmente, la PPR está presente en unos 70 países de África (además de los países más meridionales), el Oriente Medio, Asia occidental y meridional, China, Mongolia y Turquía, donde habitan más del 75 % de los 2 100 millones de pequeños rumiantes existentes en todo el mundo.

Argumentos a favor de la erradicación mundial de la PPR:

• Solo existe una cepa de PPR y, por tanto, solo se necesita un tipo de vacuna.
• El período infeccioso del virus de la PPR es corto.
• No existe la condición de portador.
• La enfermedad se transmite principalmente a través del contacto directo, no se transmite por vectores.
• Aunque infecta a numerosas especies animales silvestres, hasta el momento no se han encontrado pruebas de la conservación del virus de la PPR en poblaciones silvestres.
• Existe una vacuna viva atenuada muy segura y eficaz que confiere inmunidad a largo plazo, tras una sola inyección, contra todas las cepas del virus de la PPR.
• También existen pruebas diagnósticas eficaces.

Controlar y finalmente erradicar la PPR significa luchar contra la pobreza rural, velar por la seguridad alimentaria y la nutrición, y fortalecer la resiliencia y las economías nacionales. Contribuirá significativamente a lograr los ODS, en particular el ODS 1 (fin de la pobreza) y el ODS 2 (hambre cero), pero también los ODS 5 (igualdad de género) y 8 (trabajo decente y crecimiento económico).

El creciente consenso internacional y el apoyo político a la erradicación de la PPR, la viabilidad técnica, las altas tasas de rendimiento de la inversión que perduran durante generaciones, y la asociación entre la FAO y la OIE —que ha demostrado su capacidad para erradicar eficazmente enfermedades animales transfronterizas, como la peste bovina— son garantías sólidas del éxito del Programa mundial de erradicación de la peste de los pequeños rumiantes.

La Estrategia mundial para el control y la erradicación de la PPR, elaborada por la FAO y la OIE, se aprobó en abril de 2015 durante la conferencia internacional de Abiyán. Para convertir la estrategia en acciones, estas dos organizaciones pusieron en marcha el Programa mundial de erradicación de la PPR en octubre de 2016. El Programa mundial entraña un proceso secuencial de múltiples países y en múltiples etapas que comprende evaluaciones epidemiológicas y socioeconómicas, el control y la erradicación del virus de la PPR y el mantenimiento de zonas libres del virus. Cada país recibe orientación y apoyo adaptados al contexto para crear la capacidad necesaria para poner en práctica los cinco elementos claves de la prevención, el control y la erradicación de la PPR: el sistema de diagnóstico, el sistema de vigilancia, el sistema de prevención y control, el marco jurídico y la participación de las partes interesadas.

Algunas medidas de apoyo a la erradicación de la PPR son la vacunación, la mejora de la bioseguridad, la identificación de los animales y el control de sus movimientos, la cuarentena y el sacrificio sistemático. Estas variadas herramientas pueden aplicarse con diferentes niveles de intensidad a medida que se avanza hacia el estatus de país libre de PPR.

Para conseguir la eliminación de la enfermedad, la vacunación contra la PPR debería estar limitada en el tiempo y presentar una cobertura elevada (objetivo de cobertura total para conseguir la inmunidad del rebaño necesaria en las zonas de alto riesgo) de acuerdo con los datos de la evaluación y la vigilancia. El protocolo de vacunación se basa en la estructura siguiente: vacunación durante dos años consecutivos, seguida por vacunación de los animales jóvenes (entre 4 meses y 1 año de edad) durante uno o dos años consecutivos. En total, se vacunará a 1 500 millones de animales aproximadamente durante el programa. 

Las vacunas disponibles actualmente son formas vivas atenuadas del virus de la PPR. Su eficacia es elevada y proporcionan protección a largo plazo. Solo existe un serotipo del virus de la PPR, y parece que todas las cepas de la vacuna pueden proteger frente a las cepas de origen natural.

Una de las limitaciones más importantes de las vacunas disponibles actualmente en el mercado es su baja tolerancia térmica. Muchos laboratorios están estudiando este problema y las tecnologías que se han desarrollado para mejorar este aspecto de la vacuna de la PPR se han transferido a los fabricantes de vacunas. 

Apoyándose en la experiencia de la exitosa campaña de erradicación de la peste bovina, la comunidad internacional pretende eliminar por completo la PPR no más tarde de 2030. La campaña de erradicación tendrá que superar diferentes dificultades, como la alta movilidad de los pequeños rumiantes, el acceso a zonas distantes que en ocasiones están inmersas en conflictos armados y la entrega de las vacunas en condiciones de seguridad.  Para completarla, se necesitará el compromiso político pleno de todos los países afectados y la participación eficaz de los sistemas veterinarios nacionales. 

Se calcula que el costo total del primer programa mundial quinquenal ascenderá a 996 millones de USD. Este monto incluye los gastos de vacunación de 1 500 millones de ovejas y cabras (adquisición de las vacunas, logística y evaluación posterior a la vacunación), que representan más del 70 % de esa estimación. Alrededor del 9 % del presupuesto se destina al control de otras enfermedades prioritarias de los pequeños rumiantes; el 7 %, a la coordinación y la gestión del control y la erradicación de la PPR, y el 5 %, a la evaluación y la vigilancia. Las otras actividades que se financiarán son el fortalecimiento de los laboratorios y de los servicios veterinarios nacionales y la organización de reuniones regionales de planificación en relación con la PPR, así como la estrategia, la promoción y la comunicación.

Ya contamos con las herramientas y los conocimientos necesarios para erradicar la enfermedad. Ahora, lo que necesitamos es la dedicación de todos los interesados, desde el personal veterinario y las autoridades veterinarias oficiales, los agricultores individuales, los expertos y los responsables de las políticas hasta la comunidad mundial de los gobiernos, las organizaciones regionales e internacionales y la sociedad civil. El sector privado —el principal interesado en desarrollar la industria de los pequeños rumiantes— desempeñará una función esencial en la ejecución y el respaldo del plan de erradicación sobre el terreno.

Los servicios veterinarios nacionales, el personal veterinario, los agricultores y pastores, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales de países infectados por la PPR también participan en estos esfuerzos, junto con la Oficina Interafricana de Recursos Animales de la Unión Africana (AU-IBAR), el Centro Panafricano de Vacunas Veterinarias de la Unión Africana (PANVAC) y las comunidades económicas regionales de África, Asia y Oriente Medio.

Una gran variedad de asociados que aportan recursos, entre los que figuran donantes bilaterales, bancos de desarrollo, fundaciones y organizaciones internacionales, están contribuyendo actualmente a los esfuerzos relacionados con la PPR.

La FAO y la OIE se ocupan de la coordinación y orientación generales del programa de erradicación de la PPR.

Como resultado del Programa mundial de erradicación de la peste bovina (PMEPB), en 2011 se reconoció que el virus de la peste bovina había dejado de existir en animales domésticos y silvestres. Este importante logro demostró que se podía erradicar una enfermedad animal a escala mundial.

El programa mostró que es posible eliminar una enfermedad a nivel mundial si se cuenta con voluntad política, con el compromiso y la cooperación plena de los países y con la ayuda de los asociados que aportan recursos (la Comisión Europea, los Estados Unidos de América, Francia, Irlanda, Italia, el Japón, Reino Unido y Suecia) y si los organismos técnicos regionales e internacionales se ocupan de las tareas de coordinación.

La erradicación de una enfermedad no consiste únicamente en controlar las epidemias. Debe quedar claro que algunas combinaciones de prácticas ganaderas y comerciales, como la organización social o la lejanía respecto de los servicios veterinarios, harán surgir reservorios estables de la infección de los que resultará difícil, si no imposible, eliminar el virus mediante actividades normalizadas de control de enfermedades, como campañas de vacunación en masa sincronizadas. 

Los estudios epidemiológicos revisten una importancia fundamental y deben centrarse en entender las cadenas permanentes de transmisión del virus y las maneras de interrumpirlas.

Juntas, la FAO y la OIE se encargan de coordinar las iniciativas mundiales relacionadas con la PPR que desarrollan los gobiernos, las organizaciones regionales, las instituciones de investigación, los asociados que aportan fondos y los propietarios de ganado por conducto de la Secretaría mundial conjunta para la PPR, con sede en Roma.

La FAO y la OIE dirigen conjuntamente las labores de erradicación de la PPR, en estrecha colaboración con organizaciones regionales y continentales, como la Oficina Interafricana de Recursos Animales de la Unión Africana (AU-IBAR), la UMA1, la OADA2, la ASEAN3, la CEEAC4, la OCE5, la CEDEAO6, la IGAD7, la Asociación del Asia Meridional para la Cooperación Regional y la SADC8.

En colaboración con organizaciones regionales, la FAO y la OIE organizan reuniones regionales de planificación en relación con la PPR para garantizar la evaluación y el seguimiento continuos de la situación de la enfermedad, examinar los retos que se enfrentan y los avances logrados en la ejecución del Programa mundial de erradicación de la PPR y promover enfoques regionales y "epizonales" (esto es, relativos a la zona afectada por la epizootia), que son decisivos dada la naturaleza transfronteriza de la enfermedad.

La FAO y la OIE revisaron los planes estratégicos nacionales y regionales relativos a la PPR.

La FAO y la OIE crearon el Comité Asesor sobre la PPR y la Red mundial de expertos y de investigación sobre la PPR en junio de 2017 y abril de 2018 respectivamente, y ayudaron a sus mesas a cumplir con sus mandatos.

Teniendo en cuenta sus ventajas comparativas, las amplias experiencias sobre el terreno de la FAO son cruciales para la correcta erradicación de la enfermedad. La contribución de la Organización no se basa únicamente en el éxito de su labor de eliminación de la peste bovina y manejo de otras enfermedades animales de alto impacto, sino también en su experiencia y colaboración estrecha con interesados de base, en especial los pastores y ganaderos en pequeña escala, incluso de zonas muy remotas y pobres. Lo que es más importante, de conformidad con el Marco de programación por países y el plan estratégico nacional sobre la PPR de cada país, la participación de la FAO en el plano nacional es esencial para la actuación en las cuatro esferas principales definidas en el Programa mundial de erradicación de la PPR, a saber:

• promover un entorno que propicie y refuerce las competencias veterinarias;
• apoyar los sistemas de diagnóstico y vigilancia;
• erradicar la PPR;
• coordinar y gestionar el proceso a escala nacional, regional y nacional.

Los oficiales de producción y sanidad animal de las oficinas subregionales y regionales de la FAO trabajan en estrecha colaboración con la organización regional y contribuyen a la ejecución el programa de la PPR.

La FAO tiene oficinas en un gran número de países afectados. Además, muchos de ellos tienen asignados oficiales de ganadería o cuentan con oficinas del Centro de Emergencia para la Lucha contra las Enfermedades Transfronterizas de los Animales que ayudan en la aplicación del plan estratégico nacional.

Históricamente, la división conjunta de la FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha tenido una importancia fundamental en el desarrollo y la transferencia de tecnología a países que necesitan asistencia, y está dispuesta a trabajar en el control de la PPR y su desaparición final.

En mayo de 2014, la Asamblea mundial de Delegados nacionales de la OIE aprobó una resolución relacionada con la Estrategia mundial para el control y la erradicación de la PPR, que se considera un bien público global y que es una herramienta de peso para la búsqueda de compromisos políticos más fuertes.

La OIE, en estrecha colaboración con jefes de los servicios veterinarios oficiales de 180 países y con la ayuda de la red de centros/laboratorios de referencia de la FAO y la OIE, definió normas intergubernamentales para el método de control de la PPR y estableció que el sistema declarara oficialmente a los países que están libres de la enfermedad como países con estatus libre de la PPR y que aprobara oficialmente la validez de los programas nacionales de control que quieren poner en marcha los países infectados. La primera lista de Países Miembros reconocidos por la OIE como libres de PPR, adoptada por la Asamblea Mundial de Delegados de los Países Miembros de la OIE durante la 82.ª Sesión General de mayo de 2014, incluía 48 países. En mayo de 2019, se concedió el estatus libre de PPR a 57 países y una zona de un país.

El mantenimiento de esta condición es tan importante como su obtención. Los países deben presentar cada año la confirmación anual de ausencia de infección por PPR y mantener medidas de vigilancia y precaución adecuadas, incluyendo los requisitos de importación, para prevenir y controlar la PPR.

En el Afganistán y Turquía se han probado con éxito misiones del Proceso de evaluación de las prestaciones de los servicios veterinarios (Proceso PVS) de la OIE, con un componente específico relacionado con el control de la PPR, en estrecha conformidad con la herramienta de seguimiento y evaluación del Programa mundial de erradicación de la PPR. A principios de 2019, se han ejecutado estas misiones en otros tres países (Burundi, Chad y Nigeria).

1 Unión del Magreb Árabe
2 Organización Árabe para el Desarrollo Agrícola
3 Asociación de Naciones del Asia Sudoriental
4 Comunidad Económica de los Estados del África Central
5 Organización de Cooperación Económica
6 Comunidad Económica de los Estados del África Occidental
7 Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo
8 South Asian Association for Regional Cooperation
9 Comunidad de África Meridional para el Desarrollo