REDD+ Reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques

NEXOS ENTRE LOS BOSQUES Y EL AGUA: aportes desde el monitoreo comunitario con enfoque integral de gestión

24/04/2023

Los bosques están intrínsecamente vinculados al agua ya que son un elemento vital del ciclo del agua: Cuando los bosques y árboles son gestionados de manera sostenible, pueden contribuir a mejorar la calidad, cantidad y disponibilidad en el tiempo del agua y a su vez reducir los riesgos relacionados con el agua como las inundaciones, la erosión del suelo y las sequías. También favorecen la reducción de temperaturas extremas y la generación de lluvia, lo cual ayuda a estabilizar el clima a nivel local y regional, proteger la salud de las personas y contribuir a la agricultura (Ellison et al. 2017, Lawrence et al. 2022, FAO 2022).  

Actualmente, más de 2 000 millones de personas viven en países con estrés hídrico y alrededor de 4 000 millones de personas experimentan una grave escasez de agua durante al menos un mes al año UNESCO 2019; UN Water 2021; FAO 2020). Al mismo tiempo, desde el 2000, la frecuencia de los desastres por inundaciones y sequías ha aumentado en un 134 y un 29 por ciento respectivamente (WMO 2021). Estos desafíos relacionados con el agua se agudizarán debido al cambio climático, y a su vez afectarán negativamente la producción agrícola necesaria para satisfacer las demandas de una población mundial en crecimiento (FAO 2020).

La adaptación y la mitigación al cambio climático y el nexo entre los bosques y el agua 

Los bosques y árboles son herramientas clave en la mitigación y adaptación al cambio climático, debido a que se ven afectados por este proceso, y a su vez, son clave en la adaptación y resiliencia de las personas en todos los sectores y escalas (FAO, 2022; Libert-Amico et al., 2022). La reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques, además de la gestión sostenible de los mismos  y de la conservación y mejora de las reservas de carbono (REDD+) (UNFCCC, 2023), constituye una parte fundamental de los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático, teniendo en cuenta que estos ecosistemas desempeñan un papel fundamental en la eliminación de dióxido de carbono equivalente[1] (CO2e) de la atmósfera, y su almacenamiento. Esto también implica que cuando los bosques son talados o degradados, pueden convertirse en fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Estimaciones recientes indican que detener la deforestación podría evitar la emisión de 3,6 +/– 2 GtCO2e al año entre 2020 y 2050 de forma eficaz (FAO, 2022)

Es en este contexto, que en el marco del Acuerdo de París[2], adoptado por los países (Partes) que hacen parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en 2015, los bosques reciben una atención específica. Ello ha proporcionado el marco de trabajo para la proliferación de iniciativas REDD+ en varios países a diferentes escalas, que también promueven la obtención de beneficios sociales y ambientales adicionales como la conservación de los servicios ecosistémicos que de ello se deriven, relacionados con la conservación de la biodiversidad, mejoramiento de medios de vida de las comunidades locales, conservación de fuentes hídricas, entre otros.

La experiencia de REDD+ ha puesto de relieve cómo las iniciativas climáticas mundiales basadas en los bosques, pueden promover innovaciones de buena gobernanza en las políticas y programas nacionales, fomentando procesos de colaboración que involucren a las personas, gobiernos, organizaciones públicas, privadas y cívicas (Libert-Amico et al., 2022). Particularmente, en lo relacionado a bosques y aguas, la implementación de REDD+ junto con el fortalecimiento de la buena gobernanza forestal, a través, por ejemplo, de acciones de monitoreo comunitario participativo, son estrategias que ayudan a transversalizar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, a partir de una mirada integral del territorio.

El trabajo de la FAO 

La FAO lidera el desarrollo de actividades relacionadas con el nexo entre los bosques y el agua, y brinda apoyo a los países en desarrollo en sus procesos de REDD+, así como en la conversión de sus compromisos políticos, establecidos en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), y la implementación de acciones en territorio.

Desde la División Forestal de la FAO en Roma y a través del Programa sobre los bosques y el agua, establecido en 2016, se viene desarrollando acciones destinadas a generar una mejor comprensión de las relaciones entre los bosques y el agua y la contribución de estas interacciones a la seguridad hídrica y alimentaria, así como a la resiliencia comunitaria y la adaptación y mitigación al cambio climático. Asimismo, se pretende apoyar e incentivar la inclusión de las cuestiones hídricas en la planificación forestal o territorial resaltando procesos de gestión a nivel de paisaje.

Adicionalmente, en el marco del Programa de colaboración de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de los bosques en los países en desarrollo (Programa ONU-REDD) que se lanzó en 2008, se ha brindado apoyo a más de 64 países siguiendo las orientaciones de la CMNUCC, a partir de la asistencia técnica de FAO, el PNUD y ONU medio ambiente. En el marco de REDD+, dentro de ONU-REDD como programa insignia de la ONU sobre REDD+ o a través de otras iniciativas, proyectos, cooperación bilateral, FAO proporciona asistencia técnica, genera conocimientos y herramientas y contribuye a procesos internacionales y diálogos para i) mejorar el papel de los bosques en la acción climática (específicamente el cumplimiento de las NDC); ii) apoyar la implementación de políticas y acciones REDD+, alcanzando reducciones de emisiones de alta calidad de la deforestación y degradación de los bosques, mejorando y conservando los bosques tropicales y otros ecosistemas altos en carbono; iii) monitorear y reportar los resultados de REDD+; iv) desbloquear la financiación de fuentes públicas y privadas (especialmente a través de mecanismos de pagos basados en resultados). 

En Colombia, entre 2015 y 2018, se desarrolló e implementó el Programa Nacional ONU-REDD, que apoyó el fortalecimiento de las capacidades nacionales para REDD+; y cuyo principal resultado obtenido fue la Estrategia Nacional REDD+: Estrategia Integral de Control a la Deforestación y Gestión de los Bosques, del cual se han derivado múltiples acciones en pro de los bosques y las comunidades locales. En la actualidad y desde el 2018, ONU-REDD, continuo la Asistencia Técnica del Programa Global en el país, en función de las necesidades identificadas por el Gobierno de Colombia.

El tema de bosques y agua y sus vínculos con otras iniciativas globales está tomando importancia en la región. Muestra de esto es el taller que se realizó durante la Semana Mundial del Agua 2022 “El nexo entre los bosques y agua en América Latina” donde participaron países de Mesoamérica, presentado diferentes ejemplos desde Guatemala, Costa Rica, Panamá y México. En abril del 2023, Colombia desarrollará un intercambio de experiencias que busca dar a conocer la importancia de los nexos entre bosques y agua en los diferentes procesos internacionales; así como, compartir experiencias y lecciones aprendidas para abordar el monitoreo comunitario con enfoque integral de bosques y agua en territorios.

Este evento es desarrollado en el marco de la alianza estratégica entre el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales –IDEAM- y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO en Colombia, para el proyecto titulado: Gestión de los recursos naturales a través del análisis de información y conocimiento ambiental y con el apoyo de la asistencia técnica del Programa ONU-REDD en el país.


[1] Las emisiones de dióxido de carbono equivalentes se calculan multiplicando la emisión de un gas de efecto invernadero por su potencial de calentamiento.

[2] Tratado internacional que pretende mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados en relación con los niveles preindustriales, y proporciona un marco político claro para promover la adaptación y mitigación basada en los bosques a través de diversas maneras

Click for more