Numerosos programas de protección social, incluidas las transferencias monetarias, los programas de obras públicas con orientación de redes de seguridad y las transferencias de activos, tienen a las mujeres como principales beneficiarios. De esta manera, extender la protección social a la población rural tiene un gran potencial para promover el empoderamiento económico de las mujeres del medio rural. Sin embargo, para aprovechar ese potencial, hace falta hacer más. Hay mucho margen para dar a las políticas y los programas de protección social una mayor sensibilidad a las cuestiones de género y ajustarlos mejor a las políticas agrícolas y de desarrollo rural a fin de abordar las desigualdades de género y fomentar una reducción sostenible de la pobreza.