Las mujeres son un activo clave en la agricultura y el desarrollo sostenible y contribuyen a la seguridad alimentaria de las familias y de la sociedad. Sin embargo, a pesar de su importancia en la agricultura, las mujeres agricultoras se enfrentan a muchas barreras de género que limitan su productividad agrícola. Aunque las funciones de las mujeres en la agricultura varían de acuerdo a la región en la que viven, muchas de las restricciones que enfrentan son similares en todo el mundo. Estas incluyen menor acceso a recursos productivos, servicios e instituciones (incluidos los servicios de asesoramiento rural) que los hombres, divisiones desiguales del trabajo doméstico y discriminación por instituciones legales y consuetudinarias. Estas limitaciones, y la consiguiente brecha de género, impiden que las mujeres campesinas alcancen todo su potencial. Los servicios de asesoramiento rural pueden ayudar a cerrar la brecha de género en la agricultura haciendo que la información, las nuevas tecnologías, las habilidades y el conocimiento sean más relevantes y accesibles a las mujeres agricultoras. La adquisición de nuevas habilidades y seguridad en sí mismas es clave para mejorar el poder de toma de decisiones de las mujeres dentro del hogar y de la comunidad, lo cual puede afectar el bienestar general de la familia en términos de nutrición, educación y salud.