Todos necesitamos agua para beber y agua para producir alimentos.
Los ecosistemas asociados al agua también sustentan a los medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición.
Sin embargo,
el agua dulce es cada vez más escasa.
Hoy en día, 3 200 millones de personas viven en zonas agrícolas con niveles de escasez de agua elevados o muy elevados; 1 200 millones de esas personas viven en zonas con severas limitaciones con respecto al agua. De esos 1 200 millones de personas, casi la mitad vive en Asia meridional y alrededor de 460 millones, en Asia oriental y sudoriental. Si no se toman medidas de forma inmediata, muchas más personas se verán afectadas.
El crecimiento demográfico y el desarrollo socioeconómico están propiciando la escasez de agua, ya que generan una mayor demanda de este precioso recurso natural. Los efectos previstos del cambio climático, como la incertidumbre de las precipitaciones y la disponibilidad de agua, agravan aún más estos factores. En consecuencia, la cantidad de recursos de agua dulce disponible anualmente por persona ha disminuido más de un 20 % en los dos últimos decenios.
Se trata de un problema particularmente grave en África septentrional y Asia occidental, donde la disponibilidad de agua dulce per cápita ha disminuido más de un 30 % y el volumen anual medio de agua por persona apenas alcanza los 1 000 m3, lo que convencionalmente se considera el umbral de una grave escasez de agua.
Rising incomes and urbanization are leading to increased water demand por parte de los sectores de la industria, la energía y los servicios, y a cambios en la dieta que implican una mayor demanda de alimentos de consumo intensivo de recursos hídricos (por ejemplo, la carne y los productos lácteos).
Las dietas saludables que contemplan consideraciones de sostenibilidad a nivel de los sistemas alimentarios pueden reducir el consumo de agua asociado.
La creciente competencia en torno a la escasez de agua está provocando tensiones y conflictos entre las partes interesadas, lo que agrava las desigualdades en el acceso al agua, especialmente para la población vulnerable, incluidos los pobres de las zonas rurales, las mujeres y los pueblos indígenas.
Cuando faltan diez años para 2030, las primeras estimaciones del indicador 6.4.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relativo al estrés hídrico, sumado a la persistente escasez de agua en la agricultura de secano, sugieren que garantizar la gestión sostenible del agua para todo el mundo sigue representando un desafío.
Dado que el agua está estrechamente relacionada con otros ODS, entre ellos el del logro del Hambre Cero, la gestión de los escasos recursos hídricos será un factor determinante para alcanzarlos en su totalidad.
Todavía se pueden obtener buenos resultados, pero solo si se garantiza un uso más productivo y sostenible del agua dulce y del agua de lluvia en la agricultura, sector que constituye el mayor consumidor de agua del mundo y absorbe más del 70 % de las extracciones mundiales.
Existen muchas medidas que pueden lograr que el uso del agua sea más sostenible en diferentes contextos en todo el mundo.
El tipo de medidas necesarias dependerá del alcance de las limitaciones hídricas de una cuenca. La contabilidad del agua y su auditoría, prácticas poco habituales, deberían servir de base de toda estrategia eficaz dirigida a hacer frente a la escasez y el desabastecimiento de agua, especialmente en el sector agrícola. La combinación de la contabilidad y la auditoría puede proporcionar la base para una gestión más realista, sostenible, eficaz y equitativa del agua. El recién publicado libro de consulta de la FAO constituye un buen punto de partida para todos aquellos que deseen aplicar prácticas de contabilidad y auditoría del agua.
Los productores —muchos de ellos pequeños agricultores— que explotan 128 millones de hectáreas (o el 11 %) de tierras de cultivo de secano afectadas por sequías recurrentes pueden beneficiarse enormemente de las técnicas de captación y conservación del agua. Según una estimación, estas prácticas podrían aumentar la producción de kilocalorías de secano hasta en un 24 % y, si se combinan con una ampliación del riego, en más del 40 %.
En el caso de los pastores que realizan su labor en una superficie de 656 millones de hectáreas (o el 14 %) de pastizales afectados por la sequía, adoptar una serie de medidas agrícolas puede amortiguar el efecto de la sequía y mejorar la productividad del agua. Muchas de estas medidas están indirectamente relacionadas con el agua, como el control de las enfermedades y la salud de los animales, la gestión de la alimentación y el abrevado del ganado, la movilidad y la estratificación de la producción para reducir la presión del pastoreo en las zonas áridas.
En el caso de los 171 millones de hectáreas (o el 62 %) de las tierras de cultivo de regadío del mundo sometidas a un estrés hídrico elevado o muy elevado, debería darse prioridad a la adopción de prácticas incentivadoras que aumenten la productividad del agua, incluida la rehabilitación y modernización de la infraestructura de riego existente y la adopción de tecnologías innovadoras. Esas medidas deberían combinarse con una mejor gobernanza de los recursos hídricos para garantizar una distribución y un acceso equitativos al agua, así como los caudales ambientales necesarios para preservar los ecosistemas relacionados con el agua. Se prevé que para para 2050 las zonas de regadío del África subsahariana se dupliquen con creces, lo que beneficiará a millones de pequeños agricultores.
Invertir en usos no relacionados con el consumo de agua —por ejemplo, en la acuicultura— y en fuentes de agua no convencionales, como la reutilización y la desalinización del agua, constituye una estrategia cada vez más importante para contrarrestar la escasez; sin embargo, las innovaciones deben ser económicamente eficientes, socialmente aceptables, ambientalmente sostenibles y adecuadas al contexto.
Mejorar la sostenibilidad del uso del agua en la agricultura también entrañará garantizar los requisitos de caudales ambientales para mantener las funciones del ecosistema, que a menudo se pasan por alto.
Se ha calculado que el 41 % del actual uso mundial del agua de riego se produce a expensas de los requisitos de caudales ambientales.
Es necesario reducir las extracciones de agua y mejorar la eficiencia de su uso en las cuencas hidrográficas en las que no se garantizan los requisitos de caudales ambientales. Esto debe apoyarse sobre una contabilidad y una auditoría transparentes del agua.
Para garantizar el uso sostenible del agua es necesario adoptar las soluciones mencionadas supra a mayor escala. Las políticas y los reglamentos desempeñan un papel fundamental a la hora de impulsar la aplicación de tecnologías e innovaciones, por ejemplo, mediante la financiación, los programas de fomento de la capacidad y la aplicación de requisitos de caudales ambientales.
Ahora bien, es necesario que se distribuyan adecuadamente los derechos de agua y se garantice la tenencia del agua para posibilitar un acceso seguro, equitativo y sostenible al agua, especialmente para la población más vulnerable, garantizando al mismo tiempo los requisitos de caudales ambientales.
La coherencia de las políticas y los mecanismos de gobernanza en todos los sectores son esenciales para una gestión eficiente, sostenible y equitativa de los recursos hídricos. En la agricultura, concretamente, se necesitan estrategias coherentes e inclusivas en las tierras de cultivo de secano y de regadío, los sistemas de producción ganadera, la pesca continental, la acuicultura y la silvicultura.
No existe un enfoque único que sirva para abordar la escasez de agua. Los diferentes países —e incluso las diferentes regiones dentro de los países— presentan diferentes características y se enfrentan a diferentes dificultades.
En el informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación: Superar los desafíos relacionados con el agua en la agricultura se proponen opciones adecuadas para hacer frente a los problemas relacionados con el agua a fin de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, de acuerdo con el espíritu de la Agenda 2030.
Desde la nutrición escolar hasta la biodiversidad del suelo y otros temas, las historias interactivas de la FAO le ofrecen un interesante primer plano de cuestiones importantes que afectan a la alimentación y la agricultura en todo el mundo.