Centro de inversiones de la FAO

Un nuevo estudio sobre el Caribe apunta a una agricultura más próspera, resiliente e inclusiva

Man holding a coconut in Belize
29/04/2020

Los países del Caribe han tratado de revitalizar sus sectores agrícolas para hacerlos más competitivos, más prósperos, más resistentes al clima y más inclusivos.

Recientemente la FAO y el Banco de Desarrollo del Caribe (BDC) presentaron su nuevo estudio sobre el estado de la agricultura en el Caribe.

El estudio se realizó antes de la pandemia mundial de COVID-19, que se ha llevado por delante vidas y formas de sustento, creando mucha incertidumbre y acarreando dificultades socioeconómicas en todo el mundo.

Para los países miembros prestatarios del BDC, que dependen en gran medida del comercio y del turismo, la crisis podría amenazar la seguridad alimentaria y la nutrición, subrayando más aun si cabe la necesidad de mejores inversiones en el sector agrícola.

Además de identificar tendencias agrícolas cruciales en los países miembros prestatarios del Banco, el estudio apunta a oportunidades de inversión que podrían mejorar la productividad agrícola, promover un crecimiento económico inclusivo y garantizar la sostenibilidad, todo ello esencial para impulsar la resiliencia de las personas ante crisis y desastres.

Muchos de los países de la región son pequeñas naciones insulares vulnerables al impacto del cambio climático y las amenazas naturales, desde huracanes y tormentas tropicales hasta la erosión y la sequía.

Su nivel de desempleo es alto, y la pobreza y la inseguridad alimentaria persistentes. Muchas personas dependen en gran medida de alimentos importados, y se aprecia un aumento de enfermedades no contagiosas, como la diabetes y la obesidad.

Según Roble Sabrie, economista de la FAO y uno de los miembros del equipo de estudio, los países de la región aspiran a diversificar su agricultura a medida que se alejan de las exportaciones tradicionales, como la banana y el azúcar.

“Los cultivos de valor elevado como las frutas y verduras, por ejemplo, son más rentables para los pequeños productores. Crean oportunidades de trabajo atractivas, especialmente para los jóvenes, mediante el uso de nuevas tecnologías como invernaderos o cultivos hidropónicos. También generan mayores ingresos, promueven dietas más saludables y nutritivas, y tienen un potencial de exportación excelente”, aseguró.

El aumento de la productividad en agricultura, pesca y ganadería pasa por el uso de tecnologías modernas que incluyan las digitales, mejores prácticas de manejo pre y post cosecha, finanzas, y pericia.

"Hay muchos nichos de mercado esperando ser explotados", añadió Roble. "La asistencia técnica que cubre todo, desde la investigación de mercado hasta la certificación de calidad y seguridad o el embalaje, podría ayudar a los pequeños productores a cumplir con los requisitos que estos mercados establecen, y también a la creciente demanda de cadenas de suministro más cortas, incluso para la industria del turismo".

Como pieza complementaria, la FAO y el BDC publicaron un anexo con investigaciones adicionales sobre siete cuestiones transversales relacionadas con el desarrollo agrícola: adaptación al cambio climático; infraestructura y riego; igualdad de género y empoderamiento juvenil; pesca y acuicultura; cadenas de valor de frutas y verduras; ganado; y nutrición.

Los hallazgos del estudio y los anexos contribuirán a la revisión del Informe de Política y Estrategia Agrícola del BDC.

Según Luther St. Ville, Oficial Senior de Operaciones en el BDC, la agricultura climáticamente inteligente será una gran área para el trabajo conjunto y la inversión en los próximos años.

"Necesitamos invertir en sistemas de riego eficientes y también en infraestructura de drenaje para los países en zonas llanas para estar mejor preparados de cara a la escasez de lluvias o la sequía severa", dijo. "Nos veo trabajando mano a mano con la FAO en enfoques climáticamente inteligentes, tanto de adaptación como de mitigación, que ayudarán a los agricultores a mejorar su productividad mientras gestionan mucho mejor los recursos de agua y tierra".

El estudio y los anexos son el resultado de un gran esfuerzo de colaboración. El Centro de Inversiones de la FAO trabajó en estrecha colaboración con colegas de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO, la Oficina Subregional para el Caribe (SLC) y el equipo del Programa Estratégico Uno de la FAO que trabajan para eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

También se involucró a las partes locales interesadas, incluyendo la Universidad de West Indies, la principal organización académica en el Caribe, e instituciones como la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS) y la Comunidad del Caribe (CARICOM), con el SLC de la FAO como líder.

El trabajo conjunto de la FAO con el BDC se remonta a más de tres décadas. Estos esfuerzos más recientes evidencian el compromiso renovado de las dos organizaciones para trabajar juntos por un futuro más saludable y más verde, en el que haya prosperidad compartida y una resiliencia mayor para encarar las crisis.

Photo credit Aristedes Carrera