Un mayor acceso a los mercados para los pequeños productores de Paraguay
Las cadenas de suministro formales de Paraguay (frutas, hortalizas, leche y yerba mate orgánica para la exportación; cereales y granos ricos en nutrientes como insumos para alimentos elaborados) tienen un potencial enorme. Sin embargo, ciertas barreras impiden que muchos pequeños productores rurales del país accedan a estos mercados. Entre los obstáculos están la falta de activos críticos, conocimientos tecnológicos y coordinación limitados, infraestructuras frágiles y vulnerabilidad al cambio climático.
Un equipo del Centro de Inversiones de la FAO ayudó a diseñar un proyecto de 110 millones de USD financiado por el Banco Mundial con el fin de mejorar el acceso a los mercados para las pequeñas y medianas organizaciones de productores agrícolas y las comunidades indígenas del este de Paraguay. Esto incluía la preparación de un análisis financiero y económico, una estimación del costo y la financiación del proyecto y la rendición de cuentas ex ante de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando la pandemia de la COVID-19 se agravó, el equipo de diseño reformuló el proyecto para que también proporcionara apoyo para emergencias. La finalidad era ayudar a recuperar los medios de vida de los agricultores y las poblaciones indígenas más vulnerables y garantizar la seguridad alimentaria y el funcionamiento de las cadenas de suministro claves. Este proyecto de seis años, que la FAO ayudará a implementar, se centra en desarrollar la capacidad de los productores rurales de integrarse de forma sostenible en cadenas de suministro formales y lucrativas y de gestionar mejor los riesgos climáticos. También reforzará instituciones del sector público a fin de crear un entorno propicio para mejorar las asociaciones entre productores organizados y empresas.
La formación de asociaciones productivas en cadenas de valor seleccionadas ayudará a formar vínculos entre las organizaciones de productores y los compradores comerciales. La FAO ha trabajado estrechamente con el Banco Mundial y los gobiernos para ejecutar proyectos de asociaciones productivas en numerosos países de América Latina y el Caribe. Estas asociaciones dotan a los productores rurales de un mercado fiable para sus bienes, a la vez que facilitan a los compradores un suministro estable de productos que cumplen determinadas normas de calidad y seguridad.
El proyecto favorecerá subproyectos competitivos y resilientes al clima para inversiones e iniciativas empresariales establecidas por las organizaciones de productores y comunidades indígenas. Los subproyectos con un claro potencial de acceso a los mercados recibirán donaciones en consonancia, una medida que animará a los productores a adoptar tecnologías modernas que pueden mejorar la productividad, la rentabilidad y la competitividad.
Mediante cursos específicos, el proyecto pretende cerrar brechas en el acceso a oportunidades económicas y créditos, especialmente para las mujeres y las organizaciones de mujeres.
En total, más de 59 000 granjas y 245 000 personas podrían verse beneficiadas, de forma directa o indirecta, por el refuerzo de los servicios públicos, una mejor seguridad alimentaria y nutricional, más empleos y una economía rural más inclusiva.