¿Quiénes son las personas y las comunidades que dependen de los bosques?
El término “personas que dependen de los bosques” se usa ampliamente para describir a las poblaciones humanas que obtienen algún tipo de beneficio de los bosques (Newton et al., 2016). A menudo, la definición de personas que dependen de los bosques se usa indistintamente con la de “comunidades que dependen de los bosques”, y se refiere a la relación espacial entre los bosques y el tipo de beneficios que estos grupos obtienen de los bosques, según las dos siguientes tipologías:
- Las personas que viven en los bosques y para quienes los bosques son el principal uso de la tierra y fuente de sustento, por ejemplo, los pastores de los bosques xerofíticos tropicales, los cazadores y recolectores, los agricultores que realizan barbechos rotativos en los bosques y los pueblos indígenas que han vivido en los bosques durante generaciones.
- Las personas que viven cerca de los bosques y los utilizan para obtener insumos y suministros clave, como medicamentos, madera y leña para la venta; o dependen de los bosques para su ganado y sus alimentos. Las personas que entran en esta categoría suelen depender de la agricultura como su principal medio de vida (por ejemplo, los agricultores rurales), y pueden incluir tanto a los propietarios de tierras como a los hogares sin tierras.
¿Qué es la protección social?
¿Qué es la protección social?
La protección social es el conjunto de políticas y programas que aborda las vulnerabilidades económicas, ambientales y sociales de la inseguridad alimentaria y la pobreza mediante la protección y la promoción de los medios de vida (FAO, 2017). Es un derecho humano fundamental, consagrado en varios instrumentos nacionales e internacionales. Como tal, la protección social debe ser universal: todos y todas deben tener acceso a un nivel adecuado de cobertura. Se basa en tres tipos de mecanismos:
- El seguro social: intervenciones contributivas que protegen a las personas contra las contingencias del ciclo de vida, entre otras: vejez, invalidez, enfermedad, maternidad y desempleo;
- La asistencia social: beneficios no contributivos (generalmente financiados con impuestos) que ofrecen transferencias en efectivo y en especie para mantener un nivel mínimo de ingresos y consumo;
- La protección del mercado laboral: medidas de protección para la población en edad de trabajar, que tienen como objetivo mejorar las oportunidades de empleo, mejorar las habilidades de los trabajadores y ofrecer apoyo a los medios de vida.
En términos generales, los mecanismos de protección social pueden desempeñar diferentes funciones: de protección, al proporcionar medios para acceder a dinero en efectivo y otros beneficios en especie para mitigar los impactos de las crisis; de prevención, para evitar privaciones más profundas; de promoción, al apoyar las inversiones en recursos humanos (nutrición, salud, educación y desarrollo de habilidades); de transformación, al reorientar el enfoque en las personas más allá de la supervivencia cotidiana hacia inversiones para el futuro.
¿Por qué es necesaria la protección social en el sector forestal?
¿Por qué es necesaria la protección social en el sector forestal?
Los medios de vida de casi un tercio de la población mundial dependen de los bosques. Por lo general, las personas que dependen de los bosques están expuestas a altos niveles de pobreza, son vulnerables a una serie de impactos (sociales, económicos, ambientales, relacionados con el género y políticos) y desigualdades; y son propensas a la exclusión y a violaciones de sus derechos laborales y otros derechos humanos. Según estimaciones de la FAO, 252 millones de personas que viven en bosques y sabanas obtienen ingresos inferiores a 1,25 USD por día (FAO, 2020). No obstante, el empleo informal representa un porcentaje sustancial del empleo forestal, sobre todo en los países en desarrollo y entre las mujeres (Lippe et al., 2022). Por tal razón, estas poblaciones tienen una cobertura limitada de protección social.
Las personas que dependen de los bosques suelen realizar sus actividades en mercados que funcionan mal, con infraestructura deficiente y acceso limitado a recursos económicos y productivos (como acceso a la tierra e insumos agrícolas), sobre todo las mujeres. Muchas personas y comunidades que dependen de los bosques enfrentan varios déficits de trabajo decente y tienen escaso acceso a la educación, empleos formales, asistencia médica, infraestructura y servicios financieros. Tienen voz y representación política limitadas, además de estar socialmente marginadas.
Como se explica más adelante en la sección 3, la protección social tiene un impacto positivo en la mitigación de la pobreza, en el aumento de los resultados de la seguridad alimentaria y la nutrición y en los objetivos ambientales. También atenúa las vulnerabilidades y las crisis de las personas y las comunidades que dependen de los bosques (perturbaciones de ciclo de vida y covariables, como el cambio climático), por ejemplo, mejorando la seguridad de sus ingresos y el acceso a infraestructura, servicios financieros y atención médica, mejorando así su inclusión económica y aumentando su capacidad de generar ingresos.
La protección social, si toma en cuenta las cuestiones de género, también mejora la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, abordando crisis específicas y mejorando el acceso de las mujeres a actividades generadoras de ingresos y empleo formal, entre otros resultados. Por último, la protección social es un facilitador clave de la transición a la economía formal para los trabajadores informales en la economía rural, incluidas las personas y las comunidades que dependen de los bosques, promoviendo así el trabajo decente y la sostenibilidad ambiental (Recomendaciones R202 and R204).