FAO en Uruguay

Apostar a una trilogía entre salud, alimentación y desarrollo

14/09/2020

El uruguayo Mario Lubetkin, Director General Adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dijo en una actividad de la Universidad de la República el pasado viernes que la clave de la pospandemia para poder atender a la población más vulnerable es una trilogía entre salud, alimentación y desarrollo y dió varias recomendaciones de políticas que van en ese sentido. 

El seminario virtual «Alimentación: respuestas colectivas y medidas de protección social en el contexto de la pandemia», organizado por el Comité de Coordinación Institucional ante la situación de crisis de la Universidad de la República (Udelar), conocido como Grupo A, tuvo lugar el viernes 11 de setiembre. Contó con la participación de varios investigadores de distintas disciplinas de la Universidad pública y otras instituciones. Lubetkin estuvo a cargo de la la conferencia inaugural del seminario, titulada «La COVID -19 y la crisis alimentaria en el mundo».

El uruguayo Director General Adjunto de la FAO sostuvo que esta pandemia dio "un golpe devastador" a la economía mundial provocando un doble impacto en la oferta y la demanda que amenaza la seguridad alimentaria ya que, si bien existen alimentos suficientes para toda la población, no todos pueden acceder a ellos.

El primer peligro "en el que nos hemos concentrado en estos últimos meses es en evitar la interrupción de las cadenas mundial de suministro de alimentos", explicó.

El segundo peligro, continuó, es la "recesión global, la creciente pérdida de empleo que hace que las personas ya cuenten con menos ingresos para comprar alimentos". Esto último podría generar una "crisis alimentaria global", debida a la falta de ingresos de las personas para comprar alimentos y no por los altos precios. 

Lubetkin afirmó que la creciente pérdida de empleo trae como consecuencia que las personas cuenten con menos ingresos para comprar alimentos y que esto podría desencadenar una crisis alimentaria. Esto termina en una agravación de las desigualdades ya existente, sobre todo las de género y las que sufren los grupos minoritarios que serán los más afectados por la pérdida de empleo. 

Debido al impacto que pueden tener en la economía y el desarrollo de Uruguay, Lubetkin señaló la situación preocupante de las grandes economías desarrolladas y también la de los mayores países de América Latina, en estos últimos, advirtió respecto a la abrupta pérdida de empleo y de compras minoristas.

Pobreza y hambre para mañana

La pobreza extrema mundial ya afecta a 640 millones de personas, que viven con menos de 1,9 dólares por días,  pero uno de los impactos de COVID-19 es que "si las tendencias no se modifican se va a determinar un aumento de la pobreza extrema entre 87 y 117 millones de personas más", según señaló Lubetkin. 

Se proyecta que 130 millones de personas más van a padecer hambre crónica a finales de 2020 y que el número de personas afectadas por la inseguridad alimentaria muestra una tendencia similar: alrededor de 750 millones de personas, es decir 1 de cada 10, fueron expuestas a niveles severos de inseguridad alimentaria.

Asimismo, la pandemia podría aumentar el número de personas en situación de desnutrición entre 83 y 132 millones en 2020. "Son cifras muy muy graves", añadió el Director General Adjunto. Se estima que son 3.000 millones de personas las que no pueden acceder a una dieta saludable.

"Lograr vencer el hambre y la malnutrición en todas sus formas (desnutrición, deficiencias de micronutrientes, sobrepeso y obesidad) es mucho más que asegurar alimentos suficientes para la sobrevivencia, ya que nos referimos a aspectos prioritariamente nutritivos", destacó el uruguayo radicado en Roma.

En ese sentido dijo que "un obstáculo clave" es el alto costo de los alimentos nutritivos y la baja asequibilidad de las dietas saludables para un gran número de familias en el mundo. "Está claro que con 1,90 dólares por día es difícil acceder a alimentos nutritivos, que tienen un costo al menos cinco veces superior a ese promedio diario" señaló Lubetkin. 

Los productos lácteos ricos en nutrientes, las frutas, las verduras y los alimentos ricos en proteínas (de origen vegetal y animal) son los grupos de alimentos más caros del mundo. Se estima que 3.000 millones de personas o más no pueden permitirse una dieta saludable.

Respecto a los efectos de la pandemia en el escenario del empleo, Lubetkin señaló que a nivel mundial la proyección es que los medios de vida de 450 millones de trabajadores relacionados a la producción alimenticia corren riesgo.

Por otro lado, ls tres áreas que van a sufrir más en cuanto a pérdida de empleo son los de procesado de alimentos, servicios y distribución de alimentos, donde hay un alto componente de mujeres trabajando. Por tanto, esto puede determinar que se amplíen aún más los desequilibrios de género en el escenario productivo y económico a nivel mundial.

A su vez, la deforestación aumentó un 50% durante la pandemia que va a afectar la salud de las poblaciones en las zonas deforestadas. Por otro lado, la FAO estima que el 14% de los alimentos se estropean o se derraman antes de llegar a su consumo.

Los sectores público y privado deben impulsar, promover, aprovechar y ampliar las políticas, la innovación y las tecnologías para evitar que se continúen perdiendo y desperdiciando recursos naturales escasos, incrementando los efectos del cambio climático y perdiendo la oportunidad de alimentar a una mayor población.

Lubetkin enfatizó en que "la reducción de la perdida y desperdicio de alimentos comporta importantes beneficios, desde una mayor cantidad de alimentos disponibles para los más vulnerables, reducción de gases de efecto invernadero, disminución de la presión de los recursos hídricos y de la tierra, crecimiento de la productividad y de la economía" y también dijo que la reducción de las pérdidas podrían ayudar a compensar parte de los efectos negativo del cambio climático en los medios de vida de las personas que producen alimentos.

Caminos para responder

Respecto a lo que hay que hacer ante esta situación, el uruguayo se refirió a una trilogía entre salud, alimentación y desarrollo

Para satisfacer las necesidades inmediatas de las poblaciones más vulnerables, el Director General Adjunto de la FAO enfatizó que es necesario aumentar, de manera urgente, la disponibilidad de alimentos impulsando su producción en las pequeñas explotaciones agrícolas y crear empleo.

Para eso se deben proporcionar redes que mejoren la productividad, reducir pérdidas de cultivos y mejorar las reservas, eliminar restricciones artificiales al intercambio interno en la cadena de valor para conectar a los pequeños agricultores con los mercados locales y, además, promover el comercio electrónico de los productos agropecuarios.

A su vez, señaló la necesidad de atender cuestiones sobre políticas comerciales y fiscales, para poder atender a las poblaciones más vulnerables. Para eso dijo que la FAO recomiendo mejorar la integración económica y comercial, para fortalecer el funcionamiento de lso mercados de alimentos, revisar políticas comerciales e impositivas, evitar subsidios generalizados para los consumidores, reducir la restricción del uso de reservas, aumentar la eficiencia en la facilitación del comercio, utilizar las reservas de granos limitados, minimizar el uso de todo tipo de restricciones a la importación, incluso las tarifarias, y, finalmente aplicar reducciones  temporales del IVA y otras tasas. 

Para finalizar su exposición, Lubetkin destacó la necesidad de ampliar la protección social para las personas vulnerables que no pueden pagar una nutrición básica: se deberían utilizar transferencias de efectivo y movilizar bancos de alimentos.

“Es importante que las personas de las zonas rurales, especialmente las mujeres, se beneficien de estas políticas públicas y es igualmente fundamental que las micro, pequeñas y medianas empresas sigan funcionando, porque son una zona de riesgo y necesitan financiamiento de bancos e instituciones financieras internacionales para mantenerse a flote durante un prolongado período, incierto, entre recesión y repunte o recuperación económica”, concluyó.

En la apertura, el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, había señalado que asegurar una "alimentación decorosa" a todo nivel es un desafío antropológico en una pandemia que atraviesa el mundo y "cuestiona nuestra forma de vida cotidiana".

"La alimentación, como espacio de protección social es, sin duda, clave", enfatizó. La agenda de la alimentación, explicó, es siempre relevante, pero se vuelve urgente en el contexto actual: "pensamos en el hoy con respuestas colectivas como las ollas populares, pero son necesarias políticas de mediano y largo plazo que intenten evitar las cicatrices que como sociedad podemos cargar por periodos muy prolongados si no atendemos esta situación que está emergiendo".

Arim indicó además que reflexionar sobre esta dimensión es parte de los aportes que puede hacer la Udelar, pensar respuestas desde el ámbito del conocimiento, "como Universidad y como país, con qué tipo de política tenemos que responder". 

Seminario completo en YouTube

Más información en la página de la Udelar