FAO en Uruguay

OPINIÓN - Conciencia Agropecuaria como política de Estado  

Foto: ©FAO/Eliana Gonnet, proyecto Conciencia Agropecuaria
07/01/2022

La importancia de mejorar la relación de la ciudadanía uruguaya con lo agropecuario y lo rural justifica los esfuerzos en la construcción de la Conciencia Agropecuaria como política de Estado, condición necesaria, pero no suficiente, para que sea exitosa.

Que el Uruguay es un país de base agropecuaria en el que buena parte de la actividad económica y, sobre todo, del ingreso de divisas es de ese origen no escapa a prácticamente nadie.

De forma análoga, aunque paradojalmente quizás en menor medida, el ciudadano medio reconoce también su vínculo con el sector como la fuente proveedora de sus alimentos.

Sin embargo, la importancia económica es concreta y específica solo para quienes viven en determinadas zonas o se dedican a determinadas actividades.

Por su parte, la relación con la alimentación interesa a grupos específicos y/o responde a coyunturas que afectan al consumidor (por ejemplo, el precio de los alimentos).

Es posible afirmar, entonces, que existe una conciencia genérica sobre la importancia del sector, pero, sin embargo -y aunque parezca contradictorio- se combina con niveles variables de desinterés de parte importante de la ciudadanía.

Esta situación ha sido motivo permanente de preocupación y acciones concretas por parte de quienes están vinculados con el agro, pero, en cambio, no ha sido en términos generales objeto de análisis y discusión del resto de los actores, evidenciando, incluso, que esa ausencia en la agenda no se visibiliza como problemática.

De la multiplicidad de causas de este fenómeno, probablemente una de las más relevantes se vincule con la evolución demográfica del país.

Mientras que, sobre mediados del siglo pasado, con una población en torno a los 2,5 millones de habitantes, el Uruguay tenía unas 90.000 explotaciones agropecuarias, en la actualidad, con unos 3,5 millones de habitantes, el país posee algo menos de la mitad de las explotaciones agropecuarias que poseía entonces.

Esto implica que hoy tenemos casi tres veces menos explotaciones en relación con la población total que hace siete décadas.

En el mismo período, el país pasó de que uno de cada cinco habitantes viviera en campaña (población rural), a los valores de hoy, en que solo uno de cada veinte habitantes vive en el medio rural.

Este fenómeno conlleva una gradual desconexión vital con el medio rural que se expresa en la existencia de dos subculturas con sensibilidades distintas, basadas en tres factores esenciales sobre los que descansa el sentido de pertenencia: lugar de nacimiento y crianza, vínculos familiares y/o relación laboral.

En ese escenario, sobre el que confluyen una multiplicidad de otros elementos que es necesario abordar simultáneamente, surge hace algunos años desde el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP) la iniciativa de promover la Conciencia Agropecuaria, con la impronta de ofrecerse como un espacio de encuentro de la institucionalidad pública y privada.

La propuesta -que en esta etapa cuenta con el apoyo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)- está trabajando fuertemente para contribuir a establecer una visión integradora del desarrollo país a través de la comunicación para el desarrollo.

Lo hace en base al fomento y promoción de los sistemas agroalimentarios sostenibles y de las alternativas y oportunidades en cuanto a emprendimientos y medios de vida en el ámbito rural para la población general, con especial énfasis en mujeres y jóvenes.

De la participación, involucramiento y aportes de toda la ciudadanía en este esfuerzo para lograr un desarrollo sostenible que integre agro y ciudad en sus diversidades dependerá, en buena medida, alcanzar los objetivos planteados.

Autor: Gustavo Garibotto Carton, Coordinador Nacional Programa Conciencia Agropecuaria FAO- MGAP

Originalmente publicada en el diario El Observador