FAO en Uruguay

ENTREVISTA – María Rodríguez asesoró a Uruguay para medir la inseguridad alimentaria

25/10/2022

La experta regional de la FAO que acompañó el proceso hacia el primer informe nacional sobre inseguridad alimentaria en hogares de Uruguay 

Integrante del equipo estadístico de la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en América latina y el Caribe, María Rodríguez de España es especialista en estadísticas agropecuarias y de seguridad alimentaria. Trabaja desde la oficina subregional de la FAO en Panamá, bajo la coordinación del estadístico regional basado en Chile y del equipo de estadísticas de seguridad alimentaria en la sede de la FAO en Roma, para lo relacionado con la medición de inseguridad alimentaria.

Hace unas semanas estuvo de visita en Montevideo y participó de un seminario de trabajo coorganizado por el Instituto Nacional de Alimentación del Ministerio de Desarrollo Social (INDA-Mides), el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de Salud Pública de Uruguay sobre Inseguridad alimentaria.

El objetivo era preparar la presentación del Primer informe nacional de prevalencia de inseguridad alimentaria en hogares 2022 presentado el pasado 20 de octubre, como resultado de la incorporación de un módulo de seguridad alimentaria en la Encuesta Continua de Hogares gracias a un convenio entre el INE, el MIDES-INDA y el MSP, que contó además con el asesoramiento de la FAO y del Núcleo de Alimentación y Bienestar de la Universidad de la República.

“Todas esas situaciones que pueden derivar finalmente en hambre y configuran la inseguridad alimentaria, también forman parte de una situación más amplia a atender”, explica Rodríguez de España en esta entrevista, durante la cual también habló de la conexión entre inseguridad alimentaria y sobrepeso.

Qué es lo que motivó tu venida a Uruguay?

A finales del año pasado el INE nos contactó para la inclusión del módulo de seguridad alimentaria en la encuesta continua de hogares. Tuvimos varias reuniones virtuales para ver cómo era el diseño de la muestra que ellos manejan para la encuesta, cómo podía ser la inclusión, qué se necesitaba.

Luego de dos o tres reuniones finalmente nos dijeron que sí iba a entrar, aproximadamente a mediados de año, que el proceso de recolección de datos duraba un mes, por lo que después de julio íbamos a tener unos datos.
Luego retomamos las conversaciones con el MIDES, se conformó un equipo liderado por María Rosa Curutchet, la directora del Observatorio del Derecho a la Alimentación del INDA-Mides. Propusimos ayudar de manera virtual para procesar los datos recabados, pero las capacitaciones virtuales tienen muchas limitaciones y por eso organizamos esta visita.

Cuál es el apoyo de FAO en concreto?

El apoyo de la FAO es para analizar los datos recabados por el INE y calcular los avances en el indicador ODS 2.1.2, referido a la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada-grave. La FAO también apoyó  al INE en la inclusión de la encuesta, en el marco de conversaciones iniciales. Luego el MIDES pidió apoyo para calcular, analizar y conocer la metodología para ellos poder generar información y utilizarla. Yo creo que están muy enfocados en poder ser autónomos en la generación de insumos relevantes para las políticas públicas del país.

Cuáles son las características y particularidades de la metodología de Escala de Experiencias de Inseguridad Alimentaria (FIES, por sus siglas en inglés) que se aplicó y por qué es interesante que un país la pueda aplicar?

La metodología FIES es la base del indicador ODS 2.1.2 que es el de la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada y severa en la población de un país. Todos los países estarán interesados en poder medirla y la FAO brinda esta metodología que además de reportar el indicador ODS, permite generar estimaciones de inseguridad alimentaria internacionalmente comparables.

Esta metodología también puede ser usada para hacer monitoreo nacional ya que es un tema sensible, más aún después de la pandemia, es un área en la que se necesita poder medir, identificar quiénes son los que están en situación de vulnerabilidad, en dónde están, entre otras cosas. De momento, Uruguay viene reportando el indicador utilizando unos datos que FAO le brinda, pero a partir de este año 2022, va a poder iniciar el reporte con sus propios datos nacionales.

Cómo era que medición hasta 2022?

La FAO hacía una estimación del indicador para el país a través de datos alternativos. Así, le brinda la posibilidad de obtener una estimación mientras el país no haya generado los datos o no cuente con una encuesta que permita generarlos o cualquier otro motivo.

A partir de cuándo van a aparecer los datos recabados por el INE en los informes mundiales de la FAO sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición?

Eso van a aparecer en 2023. A partir de ese año ya serían datos nacionales, eso puede ser una ventaja porque además de contar con datos nacionales, el país va a poder generar desagregaciones vinculadas a grupos relevantes, por grupos étnicos, vulnerables dentro del país, con ciertas características, por zonas geográficas, ese tipo de cosas.

Suele darse una confusión entre lo que es hambre, subalimentación y seguridad alimentaria, ¿nos puedes explicar un poco?

Son temas distintos medidos por indicadores distintos. La subalimentación es medida por prevalencia de subalimentación, un indicador mucho más antiguo, calculado al 100% por la FAO. La FAO lo calcula y se publica anualmente para cada uno de los países, es un indicador nacional, no admite desagregaciones para grupos vulnerables, ni zonas geográficas.

La prevalencia de subalimentación es la proporción promedio de individuos en un país que consumen menos calorías o energía alimentaria que las requeridas de acuerdo a su edad, peso, sexo y nivel de actividad física, etcétera. Se trata de personas que están ingiriendo o comiendo menos calorías de las que requieren, pero no se refiere ni a la composición de la dieta ni a los micronutrientes.

No es calidad, sino cantidad, digamos. ¿Y eso cómo se logra saber?

Hay unos parámetros para calcular este indicador, normalmente la información para prevalencia de subalimentación viene de la disponibilidad de alimentos que tiene un país. Los insumos para su construcción no se generan todos los años, no es un indicador directo, no viene de una encuesta única sino de insumos nacionales: hojas de balance, encuestas de consumo, tablas de talla y peso, etcétera. Entonces puede que el indicador no muestre con la rapidez deseada los efectos dentro de la sociedad. También es un indicador del ODS 2, hambre cero.

El otro indicador que es el de prevalencia de inseguridad alimentaria moderada y severa -razón de esta misión- está referido también a los individuos, porque todos los ODS se refieren no a hogares si no a personas, y lo que nos indica es la proporción de individuos que están experimentando situaciones asociadas a disminución de la calidad y cantidad de los alimentos conseguidos para el consumo por falta de dinero u otros recursos.

Lo que se hace ahí es valorar o evaluar una sensación, la inseguridad que una persona puede sentir al no tener acceso, es así?

El objetivo es tratar de identificar cuáles son las experiencias asociadas a las dificultades para conseguir comida que están manifestando las personas. Se genera a través de una encuesta de hogar, es una encuesta directa con respuestas directas a preguntas. Es un indicador que debería generarse con una periodicidad anual o cada dos años, lo deseable es que fuera anual. Eso le da una ventaja respecto al indicador de prevalencia de subalimentación. Esta es una información obtenida directamente de las personas.

Entonces cuando uno habla de hambre, ¿qué sería “hambre”? ¿Subalimentación o inseguridad alimentaria?

Ciertamente el hambre está asociada a la pobreza, por una parte, y también está asociada a una disminución en la cantidad de energía consumida, es decir menos calorías de las requeridas. Eso es el indicador de subalimentación.

Por otro lado, el nuevo enfoque de la FAO es que todas las situaciones de preocupación, angustia, quedarse sin comida, comer menos, todas esas situaciones que pueden derivar finalmente en hambre y configuran la inseguridad alimentaria, también forman parte de una situación más amplia a atender.

Son dos indicadores complementarios, prevalencia subalimentación es como la situación más extrema, la insuficiencia calórica, comer menos, pero no mira la calidad. Si lo que comiste fue puro arroz con frijoles, eso no importa. Pero también está la prevalencia de inseguridad. Si una persona reiteradamente durante los últimos 12 meses se mantiene preocupada, se está quedando sin comida, ha tenido muchos episodios de hambre y no puede comer o se ha quedado sin comer al menos una vez durante los últimos 12 meses, eso ya es otra cara del hambre. Cuando las personas dejan de comer durante todo un día también tiene que ver con la prevalencia subalimentación, o sea, están comiendo menos calorías y eso se puede detectar con ambas mediciones, son puntos de encuentro entre los indicadores.

Y cómo se puede medir la calidad? No solo se trata de cantidad sino de calidad de los alimentos.

Supongo que hay encuestas para medir calidad de los alimentos, en términos de su composición y de las calorías que aportan, en pocas palabras en términos nutricionales, pero en el caso de FIES no es una encuesta nutricional. No nos interesa la calidad por sí misma, sino las dificultades o las situaciones que están atravesando las personas para conseguir alimentos que ellos consideran, según sus patrones culturales, alimento de calidad y en cantidad adecuada.

Hay encuestas de hogares que pueden tener un módulo de consumo de alimentos, pero no todas. Las encuestas de consumo de alimentos son muy difíciles porque implican mucho tiempo para los encuestadores, son muy costosas, muy largas y muy técnicas. Entonces no siempre van dentro de las encuestas de hogar.

La medición de inseguridad alimentaria inicia porque se descubre que en general todas las culturas transitan un proceso cuando empiezan a tener dificultad para conseguir comida y el tránsito en sus primeras etapas es la preocupación, la ansiedad, me quedé sin trabajo, me robaron, cosas que más o menos todos hemos vivido. Lo primero es el estrés asociado, preocupación y si la situación continúa, lo segundo que se sacrifica en la calidad. No tengo la misma plata de antes, entonces tengo que hacer rendir lo que tengo: empiezo a comprar alimentos más baratos y generalmente lo más barato, lo más fácil de comprar, son los ultraprocesados, los alimentos altos en azúcares, más baratos y menos perecederos.

Siempre parece más fácil comprar bebidas azucaradas o soda, que comprar frutas. La gente empieza a buscar estrategias. En el mejor de los casos ya no puedo comprar ni pollo ni carne, se deja de comprar fruta o los grupos alimentarios que sean más costosos en la localidad, y ahí es donde empieza o se abre la ventana a la obesidad, al sobrepeso porque todos esos alimentos, las galletas, las bebidas azucaradas, todo eso no solo es más barato, sino que es más accesible porque está en todos lados. Tiene que ver con los sistemas alimentarios: hay muy buena oferta de alimentos procesados, están en todas partesen las áreas remotas y es muy difícil que lleguen frutas, pero dulces, refrescos azucarados, hay en todos lados.

Al problema de acceso a veces se suma el contexto cultural y los hábitos?

Sí, también está esa parte de los sistemas alimentarios, la oferta alimentaria está muy muy influenciada por todos esos alimentos ultraprocesados llenos de azúcar y harina, con escaso valor nutricional, pero sabrosos.

Entonces, esa es la segunda situación: si los problemas continúan ahí es cuando la gente empieza a restringir las porciones, la mamá se queda sin comida para que los niñitos coman, o se le da más comida al padre porque lo mejor es el que trabaja en el campo haya comido.

En términos generales, en la casa siguen comiendo, pero muchísimo menos, entonces la gente se está quedando con hambre o la situación extrema ya es quedarse sin comer.

Cómo valoras el trabajo de Uruguay para poder tener datos nacionales sobre inseguridad alimentaria?

Es importante lo que está por venir para Uruguay, los datos y el aporte que esto le puede brindar a un país supone insumos para pensar políticas públicas y sociales. Gracias a ellos van a poder ser más focalizadas e identificar grupos a atender.

Usando la encuesta de hogares y gracias al convenio entre MIDES, INE y MSP, se pueden identificar cuáles son los hogares que están en pobreza, de seguro casi todos los que están en pobreza estarán en inseguridad alimentaria, pero habrá hogares que no son pobres y que también pueden estar en inseguridad alimentaria.

Por ejemplo, madres que, por viudez, pérdida de empleo o desastres naturales pierden su casa o quedan en situación de vulnerabilidad. En centro América se dan desastres climáticos por los que la gente queda de hoy para mañana sin nada, a lo mejor no son hogares identificados como pobres, pero por ciertas circunstancias pueden entrar en inseguridad alimentaria, esos hogares son muy difíciles de identificar. Y ahí es donde puede ser útil contar con estos datos para el país, para identificar ciertos grupos o ciertos hogares, además de los de pobreza, que puedan estar teniendo problemas.

Lo que sí hay que aclarar es que este tipo de información no sirve para identificar hogares puntuales, es decir, no vamos a poder saber que el hogar de Maria en la calle x nº tal está en inseguridad, pero sí nos puede ayudar a saber que, en un área geográfica determinada, un municipio, por ejemplo, existen dificultades y a ver cómo poder enfocar estrategias para esos grupos.

Más información

Primer informe nacional de prevalencia de inseguridad alimentaria en hogares 2022

Escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES)