En un escenario tan cambiante como vive la producción ganadera, los Ministerios de Agricultura de Argentina, Colombia, Paraguay y Uruguay, con el apoyo de la FAO, lograron conformar una red de cooperación para un proyecto que busca fortalecer las capacidades para la recuperación de pasturas degradadas y la reducción de riesgos ambientales y productivos en los sistemas de producción ganaderos y agrícola ganaderos.

El sector agropecuario de América Latina y el Caribe (ALC), posee un potencial enorme para contribuir a la producción de alimentos y la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, la producción agrícola y ganadera de la región, estará cada vez más influenciada por factores climáticos y por el comportamiento de la demanda internacional de alimentos, energía y biocombustibles.

De acuerdo al informe elaborado por FAO: “Los países suramericanos son los principales productores y exportadores de carne bovina en la región y, según las expectativas de crecimiento del consumo de carne en países en desarrollo durante los próximos años, surgirán nuevas oportunidades para ampliar sus mercados y consolidar su posición exportadora a nivel global. Sin embargo, la ganadería bovina de estos y otros países de la región, enfrenta amenazas relacionadas con el cambio climático y serios cuestionamientos de países importadores y organizaciones del sector medio ambiental por las altas tasas de deforestación, los procesos de degradación de suelos y pasturas, las mayores tasas de producción de gases de efecto invernadero por unidad de producto, y las pérdidas de biodiversidad en algunos ecosistemas, asociadas al crecimiento de la población bovina y la expansión de la ganadería en ecosistemas frágiles”.

En este contexto los Ministerios de Agricultura de Argentina, Colombia, Paraguay y Uruguay solicitaron la asistencia técnica de la FAO para desarrollar el proyecto “Fortalecimiento de capacidades para la recuperación de pasturas degradadas y la reducción de riesgos ambientales y productivos ante el cambio climático en los sistemas de producción ganaderos y agrícola ganaderos” (TCP/RLA/3405).

Los objetivos del proyecto se refieren a apoyar la transferencia de tecnología entre países de la región y la capacitación de técnicos y  productores, sobre el uso de nuevos métodos y tecnologías para mejorar la eficiencia de la producción de carne y leche; recuperar áreas degradadas, mitigar los efectos nocivos de la ganadería en el medio ambiente, y además, apoyar con información científica sólida y análisis estratégico la formulación de política ganadera para el desarrollo de una ganadería sostenible que facilite su inserción en un contexto de economías de bajo carbono.

El proyecto se inició en 2013 y culminará en el 2015 con una contribución de la FAO de 265.000 USD. En este sentido facilitará a las instituciones de investigación y desarrollo agropecuario (INIAs) de los países beneficiarios una plataforma de gestión para el  intercambio de experiencias y la consolidación de los portafolios de tecnología para la implementación de sistemas ganaderos productivos sostenibles.

En esta etapa final del proyecto, conversamos con el consultor Roberto Díaz, investigador y especialista en desarrollo de tecnologías relativas a la sustentabilidad productiva de sistemas agrícola-ganaderos de producción, con experiencia en la coordinación de proyectos de investigación e intercambio técnico en la región Cono Sur.

¿Cuáles son los avances alcanzados por el proyecto?

Se trata de un proyecto de intercambio técnico que  permitió identificar equipos técnicos que trabajan en modelos bio-económicos (MBE). Estos modelos son capaces de evaluar el impacto de nuevas alternativas tecnológicas en sistemas de producción agrícola ganaderos. De hecho, simulan el comportamiento de establecimientos en su perfomance productiva y económica simultáneamente. Su diseño responde a los resultados que se pretenden evaluar y requieren de indicadores locales de productividad de los cultivos y pasturas, así como precios de insumos y productos e indicadores de impacto ambiental. Se identificaron tres grandes agroecosistemas de relevante producción ganadera en la región: Pampa, Cerrado y Chaco. En los dos primeros ya había equipos técnicos con modelos de base ganadera desarrollados y en Chaco se promovió un equipo técnico con participantes de tres países que ya inició el desarrollo de MBEs adecuados a la región norte de Argentina y Paraguay.

¿Cuáles han sido los resultados de las capacitaciones recibidas por los participantes?

El objetivo central del proyecto es conformar una red de cooperación entre los pocos especialistas que vienen trabando en la región en esta temática. Se trata de una herramienta metodológica que viene cobrando gran interés por su capacidad de prospectiva en un escenario tan cambiante como vive la producción ganadera. Para ello el proyecto viene desarrollando talleres regionales donde se invita a los técnicos que están trabando en estos modelos, y en modelos complementarios, para intercambiar metodologías y mejorar esos modelos que son de uso público.

Se pretende que esta red vaya mas allá de la finalización del financiamiento del proyecto y ya se desarrollan propuestas como la posibilidad de padronizar las unidades de medida y el tipo de indicadores empleados en los modelos para compartir mas fácilmente esos desarrollos informáticos. Este intercambio obviamente favorece mucho a aquellos equipos que comienzan a trabajar en forma incipiente.

En cuanto a la mejora de la producción de carne, ¿cuáles fueron los logros alcanzados?

La contribución directa de este proyecto, que aun no ha culminado, puede apreciarse en la capacidad que tienen los modelos de comparar sistemas tradicionales de producción de la región con propuestas de tecnología mejorada a partir de expertos que evalúan simultáneamente sus beneficios productivos, sus impactos ambientales y su nivel de riesgo frente a variaciones de precios de insumos y productos, como también a los extremos climáticos. En ganadería de carne una contribución muy relevante es la capacidad de optimizar la composición de las diferentes categorías del rodeo en función sus precios y de la oferta de los recursos forrajeros.

¿Cuál es la contribución del proyecto a la mejora del ambiente y a la recuperación de áreas degradadas?

El nuevo escenario productivo mundial y regional pone creciente importancia en los impactos ambientales. Estos modelos bio-económicos comienzan a cobrar mucha importancia recientemente debido a la necesidad de conciliar mejoras en la productividad ganadera minimizando el impacto ambiental. Por lo tanto, las nuevas tecnologías que se proponen tienen que cuantificar estos efectos principalmente en dos dimensiones de preocupación: 1) Reducir las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero por unidad de producto, donde la ganadería es quizás el principal contribuyente en emisiones desde el sector agropecuario y 2) Recomponer la materia orgánica del suelo mediante secuestro de carbono atmosférico a través de la recuperación de las pasturas degradadas y de los suelos degradados por agricultura. Estos objetivos ambientales no pueden lograrse sin propuestas tecnológicas que simultáneamente otorguen productividad física y económica.

Con respecto al desarrollo de una política ganadera para el desarrollo de una ganadería sostenible, ¿cómo se ha avanzado?

Los resultados se podrán visualizar en tres principales beneficiarios. En primer lugar los propios investigadores y expertos que desarrollan estos modelos por el intercambio técnico ya indicado. En segundo lugar los productores de las regiones indicadas donde la experiencia de mayor beneficio ocurre principalmente en el asesoramiento grupal tal como los grupos de origen CREA en Argentina, Uruguay y Chile o también Cooperativas. Por último en las oficinas públicas de planeamiento sectorial, ya que a partir de los resultados de nuevas tecnologías evaluados a nivel predial, se puede llevar esto a evaluar su aplicación a escala regional y diseñar las políticas tecnológicas que promuevan sus beneficios.