FAO en Uruguay

"Censos y encuestas agropecuarios en Uruguay son insuficientes para generar información de género"

07/10/2016

Entrevista a Claudia Brito, Oficial Regional de Género de FAO

Se presentaron en Montevideo los resultados de una investigación sobre definición operativa de la población “rural” con fines estadísticos en Uruguay.

Este documento fue realizado en el marco de la Carta de Acuerdo suscrita entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

El objetivo general de la misma es (re) discutir el concepto y alcance de la definición de rural en el país, fomentando el debate académico entre investigadores y organismos estatales. Se busca promover una definición conceptual y operativa más representativa del ámbito rural en el país, que redundará en una mejor formulación y posterior monitoreo de políticas públicas para la población rural uruguaya.

Sobre el tema conversamos  con Claudia Brito, Oficial Regional de Género de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el  Caribe.

¿En qué consiste la  Investigación sobre la definición operativa de la población rural con fines estadísticos en Uruguay?

En los países de América Latina y el Caribe (ALC), entre ellos Uruguay, existe una tendencia hacia la conceptualización de lo rural a partir del análisis de los resultados de censos y encuestas agropecuarios, y la debilidad que tiene ese tipo de enfoque, es que los censos y encuestas agropecuarios como herramientas de información son insuficientes para generar información de género y su posterior análisis.  Esta debilidad se refleja en la propia concepción de lo que es rural, se parte de una conceptualización de ruralidad errada, porque justamente las herramientas de recolección de información no permiten abarcar y hacer un análisis directo sobre la problemática de género.

Este estudio viene a poner sobre el tapete el hecho de que para poder tomar en cuenta las  diferencias entre hombres y mujeres se necesita mejorar los censos y encuestas; si mejoran los censos y encuestas  se generarán datos de otra calidad que podrían intentar abarcar la multiplicidad de realidades que viven mujeres y hombres, jóvenes e indígenas en el campo. Existe un esfuerzo importante a nivel regional de la FAO, CEPAL y ONUMUJERES, en relación a la mejora desde la perspectiva de género de la información estadística que se vincula al mundo rural, en especial con los cambios que introducirán los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y las responsabilidades compartidas entre los países y el sistema de Naciones Unidas para su monitoreo.

¿Hay algún aspecto del estudio que quieras resaltar especialmente?

Es valioso este primer acercamiento al tema en Uruguay, es un primer paso, desde el cual se puede avanzar sin duda. Ahora bien, además de la crítica anterior, la definición de ruralidad está basada solo en un acercamiento metodológico cuantitativo, cuando sabemos que la situación de las mujeres en el campo es mucho más compleja de lo que una data cuantitativa puede aportar. Creo que hay que avanzar acompañando el enfoque cuantitativo con un enfoque cualitativo en la investigación sobre ruralidad y género.  Asimismo dentro del mismo análisis cuantitativo hay otras herramientas de información clave que no fueron exploradas en este estudio, como las encuestas de hogares, las encuestas de uso de tiempo que son prometedoras cuando queremos profundizar desde el enfoque de género en los elementos clave del desarrollo rural.

¿Cómo ves  posicionado a Uruguay en lo que a ruralidad refiere?

Existen contrastes sobre lo que hoy día se conoce como lo rural y lo territorial.  Hay países, como los centroamericanos, que han avanzado en una definición de ruralidad a partir de lo territorial y no a la inversa. Me parece hay una clara diferenciación entre los países del sur y los países de Centroamérica y el Caribe en el abordaje del tema. En Centroamérica se realizó un acercamiento hacia lo territorial, con una mirada mucho más amplia de lo social en donde cobran  relevancia temas como la identidad cultural de territorio y la huella de las mujeres y los hombres en ese proceso de construcción social -es una reingeniería del imaginario social de las mujeres rurales que permite refutar el patriarcado y machismo- en los países y sus territorios.  En un sentido amplio de la cuestión, este es un buen ejemplo de por qué los censos y encuestas agropecuarias son insuficientes para hacer análisis de género. Por ejemplo en Uruguay, como en otros países de América Latina, no se considera a las mujeres y hombres artesanos en los censos y encuestas agropecuarios, puesto que esta no es la razón de ser de los mismos, sin embargo esta actividad genera un impacto importante en esas familias, en la seguridad alimentaria y nutricional, en las vidas de esas mujeres, en la economía nacional y en la identidad del país.  Me refiero a la importancia que tiene el legado histórico y artesanal para nuestros países, así como también a la necesidad de los Estados de garantizar derechos, en especial los derechos económicos de las mujeres rurales.

¿Cuáles son los tipos de pobreza que involucran a la mujer rural?

Una primera pobreza es la del ingreso de las mujeres, que tiene que ver con las oportunidades para producir ingresos económicos propios y el poder de decisión en relación al uso de esos ingresos. La segunda es la pobreza de recursos, si hablamos en términos de la producción agropecuaria vemos cómo las mujeres siguen teniendo menor acceso a tierra de calidad, al agua, a los servicios de asistencia técnica y al financiamiento, en especial el crédito.  Y la tercera pobreza es la de tiempo, las mujeres siguen replicando roles en sus hogares y en los propios procesos productivos siguen sin ser reconocidas por el Estado como productoras ni como trabajadoras familiares, eso reproduce discriminación contra las mujeres en  las políticas públicas de los países.

En Uruguay, por ejemplo, existe un programa de  guarderías infantiles exitoso en las zonas urbanas, pero sabemos que estos servicios no llegan a las zonas rurales, y es ahí donde se abren las brechas para la ruralidad, para las mujeres de campo. Esto es claramente un problema de cobertura de los servicios en el ámbito rural.

¿Crees posible que se logren acortar las brechas en Uruguay en el corto/mediano plazo?

Es muy posible, porque el sistema que Uruguay ha venido instaurando es un sistema pionero en la región, junto con Chile, Costa Rica, República Dominicana, entre otros. Creemos que simplemente hay que buscar estrategias para que estos servicios lleguen cada vez  más al campo.

Hay una serie de compromisos firmados por nuestros Estados como CEDAW-párrafo 14-la Declaración de Brasilia sobre Mujeres Rurales, y pues claro, los ODS, los cuales presentan un marco más amplio de intervención que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en donde los Estados se han comprometido específicamente a diseñar, implementar, monitorear y evaluar políticas con enfoque de igualdad de género.

¿Cuánto tiempo se necesita para alcanzarlo?

Tenemos la agenda de desarrollo 2030, pero consideramos que es demasiado tiempo, queremos lograrlo antes en la agenda de derechos porque tenemos una deuda  con las mujeres rurales. La idea no es compararnos con nosotras mismas, sino con todo el proceso de desarrollo, con cómo casi siempre las mujeres rurales han estado relegadas en un segundo plano en la agenda de desarrollo de nuestros países.

Creo que Uruguay, como señalé anteriormente, tiene las herramientas a nivel de política pública, hay que abrir un espacio de discusión importante en el país para ver de qué manera se puede remover esos obstáculos que persisten para que las mujeres accedan a la política existente. Aquí  la discusión a instalar posiblemente no será sobre política pública, sino sobre estrategias de implementación y  acceso de las mujeres rurales a dichas políticas.

Con la próxima Conferencia Regional de Mujeres de ALC que se realizará en Montevideo en el mes de octubre, tenemos una oportunidad clave para poner el tema sobre el tapete con el Gobierno.  Esta conferencia es el instrumento por el cual desde ALC podemos hacer recomendaciones a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) en Naciones Unidas. 

Desde FAO estamos apoyando esos procesos de construcción e implementación de políticas públicas de igualdad de género en los países, en especial aquellas que impactan en la vida de las mujeres rurales. Para la Conferencia estamos organizando un evento paralelo junto al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), para tratar temas clave del desarrollo rural como la erradicación de la pobreza rural, la seguridad alimentaria y nutricional y el cambio climático vistos desde la mirada de género y los derechos de las mujeres rurales.