FAO en Uruguay

Desafíos para la acreditación de laboratorios en análisis de residuos de plaguicidas

Miguel Gamón, consultor del Proyecto Plaguicidas. Foto: FAO/Marina González
23/05/2019

Uruguay podría ser el primer país de la región en el cual las evaluaciones de residuos de plaguicidas en vegetales de los laboratorios tengan valor legal a nivel internacional.

El consultor Miguel Gamón, Doctor en Ciencias Químicas de la Universidad de Valencia en España, contratado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) por sus conocimientos en acreditación de laboratorios en España con 29 años de experiencia en análisis de residuos de plaguicidas en alimentos viajó a Uruguay para impartir un taller llamado “Alcance flexible en el marco de la Acreditación ISO/IEC 17025” con el objetivo de brindar herramientas a los laboratorios nacionales para que puedan obtener la una acreditación en residuos de plaguicidas.

En esa oportunidad, dialogó con la representación de la FAO en Uruguay y estimó que, si los laboratorios uruguayos contaran con el mismo tipo de acreditación con la que cuentan los europeos, sería una ventaja, tanto para los consumidores como para los exportadores.

¿Qué es la acreditación flexible?

La acreditación flexible es un concepto de aplicabilidad muy extendido en la Unión Europea, que está contemplado por todos los organismos internacionales, pero aquí en Latinoamérica no está siendo aplicado en ningún país.

¿Cuál es la ventaja de tener esa acreditación?

El origen de la aplicación en Europa surgió en 2004, de una norma comunitaria que obligaba a tener acreditados todos los laboratorios y ensayos en cuanto a productos agro alimentarios, para evitar problemas y dificultades de exportación y poder emitir informes acreditados de una forma rápida, para no obstaculizar el tráfico de mercancía en la Unión Europea.

Esto supone una ventaja importante porque permite no tener que esperar a la próxima auditoría anual, al año siguiente, para verificar que la acreditación se haya hecho correctamente o no y pueda ser validada; algo que hoy ocurre en Uruguay.

¿Cuál es el objetivo concreto del taller?

Esto surgió a través del proyecto de “Fortalecimiento de las capacidades para la gestión ambientalmente adecuada de plaguicidas incluyendo Contaminantes Orgánicos Persistentes” -más conocido como Proyecto Plaguicidas-, para mostrar cómo se está trabajando en Europa, y evaluar la posibilidad de poder aplicar en Uruguay. Esto permitiría ganar mucho margen y ventajas en cuanto al cumplimiento de la normativa. 

¿Cuáles serían las ventajas concretas para Uruguay de que sus laboratorios tengan esa acreditación?

En el momento que surja cualquier problema, en el ambiente, en el agua o en exportaciones o control de alimentos, cualquier laboratorio podría emitir un informe acreditado, con todas las garantías de que los valores que han encontrado son correctos, fiables y que están acreditados.

Hoy en día, si un laboratorio no tiene acreditación, los datos que emite son solo de carácter informativo. Si no tiene avalado ningún certificado de acreditación, los valores que indica no permiten ninguna acción en el marco de un conflicto legal. Así que los laboratorios serían los primeros en beneficiarse.

¿Cuál es la ventaja en el ámbito de las exportaciones?

Cuando exista un problema de alerta sanitaria en Europa, si un exportador hubiera exportado granos de arroz de los que se sospeche que infringen la legislación europea en cuanto a plaguicidas, la acreditación flexible permitiría que los laboratorios de Uruguay enfrenten ese problema con todas las garantías y defiendan la producción de Uruguay en un conflicto de intereses entre el exportador y el receptor.

Uruguay podría hacer un ensayo de manera inmediata en sus laboratorios para comprobar si lo que la Unión Europea ha detectado está confirmado, sin tener que pasar por una auditoría del Organismo Uruguayo de Acreditación (OUA), que es el que está a cargo de verificar el cumplimiento de la norma de calidad.

¿En Uruguay entiende que están dados los requisitos para este tipo de acreditación?

Si el Organismo Uruguayo de Acreditación lo aceptara, Uruguay estaría en condiciones de ser considerado como país piloto para la acreditación de laboratorios en Latinoamérica. Pero la primera instancia es que el OUA lo evalúe y acepte. Uruguay no va a ser cuestionado, porque va a mantener todas las garantías, dado que los requisitos de acreditación de la norma se van a cumplir con los mismos criterios, pero es otra forma de auditar.

¿Nos puede dar algún ejemplo de acreditación flexible y de cómo se puede superar la problemática derivada de su mantenimiento?

El alcance flexible puede ser contemplado de distintas formas por la entidad de acreditación en cada país de Europa. En un momento determinado se puede emitir un informe acreditado sin tener que verificarlo previamente en la entidad de acreditación. Hay ejemplos distintos.

En España, tú puedes acreditar una familia de productos -por ejemplo, naranjas, limones, mandarinas- simplemente con uno cítrico que tengas validado y puedes extrapolarlo a plaguicidas, a materias primas y matrices.

Hay otros ejemplos en los que todo lo que hace el laboratorio está acreditado. O bien, puede estar acreditado en plaguicidas, en cualquier tipo de plaguicidas, sin tener que tener acreditados a cada uno de ellos con antelación. Esta es una ventaja.

Evidentemente, una vez acreditados tampoco es tan sencillo, hay que mantener la calidad del laboratorio para emitir este tipo de informes y no perder legitimidad.

¿Cuál es el motivo por el cual esto no se ha implementado en América Latina?

O bien los laboratorios no conocen la herramienta para poder auditar este tipo de ensayo o se trata de una resistencia al cambio; también puede ser que falten instrumentos (conocimiento técnico y/o auditores) para poder evaluar este tipo de ensayo.

Además, la implementación de la acreditación implica un costo mayor y mientras no hay una real exigencia y demanda, cuesta que esto se concretice.

¿Dónde cree que está el punto clave para Uruguay?

Dada la situación de los residuos de plaguicidas a nivel internacional, pienso que ha venido un poco tarde la implantación de laboratorios acreditados en residuos de plaguicidas, tanto en matrices ambientales como en alimentos. Lo ideal es que haya más laboratorios porque tener suficientes laboratorios competentes en esta materia permite defender mejor los productos de Uruguay.

Habló de la necesidad de conciencia de la gente. ¿Qué rol pueden jugar los consumidores en este ámbito?

La sociedad siempre tiene un rol que jugar. Primero, el punto de vista económico es fundamental. Un país exportador necesita defender sus productos agrícolas de la mejor manera. Pero en cuanto a la salud de los propios ciudadanos, es necesario tener medios propios, laboratorios, que tengan la competencia técnica para asegurar que los productos que se ponen en el mercado, o los que se aplican en el medio ambiente, cuentan con todas las garantías, que los datos son correctos y que se cumple con la legislación.

¿En Europa son públicos los resultados?

Si, allí es totalmente transparente. La gente sabe qué problemas hay. Hay que dar soluciones, pero no se debe ocultar información por parte de las autoridades.

La transparencia es la mejor arma en contra de la desconfianza.

 

Si Uruguay aceptara la acreditación de sus laboratorios, el OUA podría tener toda la información en su página web, para que todos los laboratorios que lo deseen puedan hacer lo necesario para obtenerla.

 

Más información

 

Próximamente - 29 y 30 de mayo - Jornada de Buenas Prácticas Agrícolas 2019

Boletines del Proyecto Plaguicida

 

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