FAO en Uruguay

Medición y monitoreo de la bioeconomía sostenible avanzan en Uruguay

Foto: ©FAO / Max Valencia
24/08/2021

El país trabaja en indicadores para implementar su estrategia de bioeconomía construida con apoyo de la FAO y que está en proceso de aprobación oficial

Los esfuerzos realizados para establecer un sistema de monitoreo de la bioeconomía sostenible en Uruguay, basado en un concepto desarrollado por el Instituto Thünen de Alemania, fueron presentados el jueves 19 de agosto, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay.

Fue una oportunidad para poner en común conceptos teóricos sobre bioeconomía sostenible, el marco conceptual detrás del monitoreo propuesto y los primeros resultados del análisis realizado de los principales flujos de materiales bio-basados de Uruguay. 

La bioeconomía sostenible: las voces institucionales

La apertura oficial del evento estuvo a cargo del Subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa.

La autoridad uruguaya analizó las oportunidades que ofrece la bioeconomía sostenible para el Uruguay. En este sentido, el jerarca afirmó que “este espacio de trabajo generado en torno a la bioeconomía es sumamente relevante”, destacó que la bioeconomía sostenible ofrece múltiples oportunidades al Uruguay para agregar valor y que “todo esto se sustenta sobre una firme institucionalidad, un firme lineamiento, que es una política de Estado".

En esta línea, para Buffa, la bioeconomía sostenible puede contribuir para que el país produzca más; aportar a mostrar y demostrar la manera en que se produce en Uruguay; potenciar el énfasis que las actuales políticas realizan en materia de descentralización territorial, así como sumar esfuerzos para integrar los sistemas de información existentes.

 “Yo sueño con un Uruguay que pueda exportar sus sistemas de información para producir: su trazabilidad, su monitoreo de aplicación de agroquímicos, su plan y manejo de suelo” afirmó Buffa.

El jerarca, al referirse al monitoreo de la bioeconomía sostenible en Uruguay señaló que “teníamos la idea, estaba liderada y ahora llega el momento de medir, de tener ratios que marquen cómo vamos andando y cómo corregir ese rumbo (…) Uruguay tiene una cultura de acumulación institucional y eso es lo interesante. Acá cuando hay ideas que son buenas, esas ideas se mantienen, porque es la única manera de construir políticas de Estado y políticas de largo plazo.”

Por parte de la FAO, la apertura oficial estuvo a cargo del representante ad ínterim en Uruguay, Rubén Flores, quien destacó que “debemos continuar prepararnos para lo que va a venir en los próximos años en el mundo, es justamente una colocación de una nueva narrativa sobre cómo producir mejor, nutrirnos mejor, sobre cómo tener un mejor ambiente, sobre cómo tener una mejor vida. La bioeconomía tiene que verse como esa gran oportunidad de poder cambiar ese paradigma línea de los sistemas productivos”.

Flores recordó que desde el año 2017, Uruguay integra el Grupo de Trabajo Internacional de Bioeconomía Sostenible (IBSWG) de FAO a nivel global. En línea con esto, detalló que el país ya cuenta con una estrategia construida, a la que sólo resta consolidar y discutir su aprobación oficial.

En este sentido, para el representante de FAO, Uruguay se encuentra ante la oportunidad de construir “una política pública bajo una estrategia paraguas que le permita consolidar. Para eso van a ayudar estos esfuerzos que estamos haciendo, estos indicadores, estas evidencias. Van a permitir entregar los argumentos que construyan justamente el caminar de esta estrategia.” Además, reconoció la importancia de la bioeconomía sostenible y la necesidad de considerar el salvaguardar para las generaciones presentes y futuras la gran biodiversidad de América Latina.

La bioeconomía sostenible en el escenario global

Por su parte, la Oficial Técnica de Recursos Naturales y Coordinadora de la Unidad de bioeconomía de la FAO, Anne Bogdanski explicó que “las definiciones que los países usan no son las mismas. Sin embargo, tienen una base en común: la bioeconomía sostenible aprovecha el poder de la biociencia y la biotecnología para abordar diferentes desafíos globales sean ambientales como socioeconómicos, proporcionando alimentos, raciones (piensos), productos de madera y muebles, papel, textiles de base biológica, bioquímicos, bioplásticos, bio-fármacos y bioenergía para una población en crecimiento, al tiempo que se preservan nuestros recursos naturales.”

La experta compartió que FAO trabaja en la temática desde diciembre de 2015 e informó que desde dicha organización "coordinamos el trabajo internacional sobre bioeconomía sostenible - lo llamamos ‘los alimentos primero'; documentamos y producimos documentos de orientación y trabajo en los países para desarrollar estrategias y políticas y - además - facilitamos el diálogo sobre políticas para aprovechar las sinergias y compensar los ‘trade-off’, los conflictos de las bio-innovaciones que hay entre las diferentes esferas de la bio-sostenibilidad, es decir, entre la economía, el medioambiente y los aspectos sociales".

Además, Bogdanski, puntualizó que en la actualidad más de 60 países en distintas regiones tienen estrategias relacionadas con la bioeconomía o las biociencias, de las cuales casi 20 han publicado estrategias específicas de bioeconomía, incluyendo países en África, Europa, Oceanía y América del Norte y del Sur.

La bioeconomía en Uruguay: definiendo el escenario

La coordinadora de la Unidad Agropecuaria de Sostenibilidad y Cambio Climático del MGAP Cecilia Jones realizó un breve racconto de los antecedentes en materia de bioeconomía en el país. “Llegamos al hoy, con este evento que se realiza en el marco del desarrollo del sistema de monitoreo y evaluación para esa Estrategia Nacional de Bioeconomía, para el momento en que se implemente. Medir y evaluar es importante para saber los éxitos y fracasos en un proceso de implementación”. 

La técnica uruguaya afirmó que la Estrategia Nacional de Bioeconomía lo que propone es transformar la matriz productiva a partir de los recursos biológicos disponibles en el país. “Uruguay tiene una tradición – no conceptualizada – de desarrollo en bioeconomía, pero hay muchísimas oportunidades que están arriba de la mesa y que tenemos que aprovechar”, afirmó. 

Jones destacó, como antecedente, la realización de la Cuenta Satélite de Bioeconomía, que es la estimación de la contribución de la bioeconomía al Producto Bruto Interno (PBI), en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Otro antecedente señalado fue el estudio de Evaluación de oportunidades en bio-productos, donde se trabajó la identificación y evaluación de subproductos derivados de la industria cárnica y lechera. “Se eligieron esas dos cadenas en un trabajo se ha realizado en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)”, detalló la especialista.

Finalmente, la experta uruguaya destacó como antecedente, los esfuerzos para el desarrollo de Cuentas Económicas Ambientales, que el MGAP realiza con el marco estadístico internacional de Naciones Unidas, “lo que permite describir la interacción entre la economía y el ambiente”.

Desafíos y oportunidades de la evaluación y monitoreo de la bioeconomía en Uruguay

El jefe de evaluación de sostenibilidad del Instituto Thünen, Jörg Schweinle, presentó brevemente la metodología propuesta para “monitorear y evaluar las oportunidades y los riesgos de la bioeconomía. Para el clima, el ambiente, la economía, lo social y qué oportunidades existen y qué retos están asociados”.

Para el especialista alemán “el desafío es diseñar un sistema de monitoreo de manera que sea capaz de observar la bioeconomía de la forma más exhaustiva posible, sin que este esfuerzo sea demasiado grande”.

A nivel metodológico, el concepto de monitoreo de la sostenibilidad de la bioeconomía que maneja el Instituto Thünen plantea dos niveles. Por un lado, analiza, cuantifica y evalúa la sostenibilidad a través de los flujos de materiales bio-basados más importantes. Por otro, analiza la bioeconomía a nivel sectorial. “Ambos se complementan”, explicó Schweinle.

Ese es el abordaje de la propuesta para el monitoreo y la evaluación de la sostenibilidad de la bioeconomía en Uruguay. La explicación de este marco conceptual estuvo a cargo de los investigadores Pozo y Gordillo. La experta del instituto alemán destacó que dicho “enfoque metodológico, no sólo va a abordar la bioeconomía como tal sino también la sostenibilidad de la bioeconomía en las tres dimensiones (ambiental, social y económica)”.

Al cierre de la presentación pública, Sofía Polcaro,consultora de la FAO en Uruguay y Paola Pozo presentaron los resultados preliminares de la aplicación de dicha metodología a cinco sectores de la bioeconomía en Uruguay. Las expertas analizaron los flujos de materiales bio-basados de la leche en polvo (sector lechería), la pesca industrial (sector pesquero), la pulpa de eucaliptos (sector forestal), la carne vacuna (sector ganadero) y el grano de soja (sector agrícola).

El Oficial a Cargo de la Representación de FAO en Uruguay, Vicente Plata, estuvo a cargo de la facilitación del evento y, en ese marco, destacó la importancia de la participación de los involucrados para elaborar los indicadores de monitoreo en el marco de un taller de trabajo realizado luego de la instancia abierta, en el que participaron especialistas del Instituto Thünen, técnicos de FAO a nivel nacional y global junto a técnicos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, académicos y especialistas de instituciones públicas y privadas del Uruguay.

Se trató de una instancia participativa que contribuyó a definir las metas y los indicadores a utilizar para monitorear y evaluar la bioeconomía sostenible en Uruguay.

Esta iniciativa se realizó en el marco del proyecto global liderado por la FAO y financiado por el Ministerio para la Alimentación y la Agricultura de Alemania, llamado “Hacia la elaboración de directrices sobre una bioeconomía sostenible”.

Uruguay participa de este proyecto a través del MGAP, integrando un grupo de trabajo internacional dedicado a la bioeconomía sostenible, junto a otros 24 países, organizaciones, universidades y bloques regionales.

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