FAO en Venezuela

Escuela Técnica Agrícola Gerónimo Guacamaya: un ejemplo de producción de alimentos para niñas y niños

17/05/2022

“Pudimos retomar actividades productivas para generar recursos propios y retomamos actividades como la cunicultura, que se había suspendido por diversas razones”. 

Así lo relata Carmen Bastidas. Ella es maestra y la directora de la Escuela Técnica Agrícola (ETA) “Cimarrón Miguel Gerónimo Guacamaya”, ubicada en Capaya, municipio Acevedo del estado Miranda, en la región central de Venezuela.

 La ETA, edificada en una zona rural y de vocación agrícola, alberga a más de 500 estudiantes de educación básica y secundaria que se forman académicamente con énfasis en la agricultura.

Esta escuela es una de las 15, repartidas en los 8 estados Mérida, Táchira, Trujillo, Zulia, Lara, Falcón, Portuguesa, Miranda, y que participan de un proyecto denominado “Incremento de la producción agropecuaria y la soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, con enfoque de resiliencia en comunidades rurales vulnerables de la República Bolivariana de Venezuela”.

Una iniciativa ejecutada por la FAO, con apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Educación y cuenta con el respaldo financiero de la Unión Europea.

El proyecto, asegura la directora, “nos permitió generar otros proyectos dentro de la escuela. El Aporte de FAO (técnico y financiero) resultó relevante y nos permitió crecer. La escuela aumentó su capacidad de producción. Eso genera un encadenamiento productivo y nos permite contar con recursos propios para solucionar problemas propios del día a día”.

Recuperación productiva

La ETA Guacamaya, como se le conoce localmente, también se vio impactada por los efectos de la pandemia de COVID-19. Esta escuela, al igual que sus homólogas fueron concebidas para formar alumnos en materia productiva. Cuentan con terrenos para la siembra e instalaciones para la cría de animales, que habían mermado su capacidad.

FAO ofreció acompañamiento técnico y apoyo con recursos como: Plántulas de Ají, Pimentón, Berenjena; plantones de Limón, Guanábana y Cacao, éste último como punta de lanza de la rehabilitación productiva, puesto que representa un cultivo agroecológico de tradición en la localidad donde está situada la escuela, 200 gallinas, 10 cerdos, inóculos de lombrices rojas para fabricación de humus de lombriz y preparación de alimento alternativo para aves.

Con la estimación de incorporar aproximadamente 5 hectáreas de cacao sembrado anualmente al cultivo establecido en la ETA, se prevé el aumento de fondos para la autogestión y el aumento de la sostenibilidad económica, productiva y ambiental de la escuela.

Con el soporte inicial del proyecto, por ejemplo, “los alumnos pueden aprender en las hectáreas que hemos sembrado con cacao, pueden palpar una producción a gran escala. Todo lo hacemos bajo la metodología aprender-haciendo. Así tendremos mayor producción y podremos mejorar los procesos educativos en las áreas vegetal (hortalizas y frutales) y animal (cerdos, gallinas, patos, conejos) mediante la metodología de aprender haciendo”, explica Carmen Bastidas.

Hoy, la ETA Guacamaya produce 1200 huevos de gallina a la semana, que permiten potenciar los nutrientes en la alimentación que reciben sus estudiantes. “Próximamente iniciaremos la reproducción de cerdos para incluir esa proteína animal en el menú escolar”, asegura Carmen Bastidas.

Por otra parte, el lombricario escolar ha producido 250 litros de humus líquido y 300 kilos de humus sólido, para emplearlo en los cultivos de hortalizas y frutales.

Nuevos proyectos

Una vez iniciada la producción de huevos de gallina, la ETA ha generado recursos económicos propios que le permiten iniciar nuevos proyectos productivos, según señala la directora.

Con la venta de huevos de gallina, la escuela dispuso de recursos económicos que fueron invertidos en la compra de conejos y caprinos para el rebaño propio.

“Pudimos retomar la cunicultura, que se había suspendido por diversas razones. Compramos once conejos y hemos calculado que para el próximo mes de julio ya tendremos 150”, dice una emocionada directora ya que esta producción también potenciará la oferta de proteína de origen animal en el comedor escolar.

También iniciaron la cría de patos para consumo cárnico en la alimentación escolar.

Para la ETA Guacamaya el impacto del proyecto es alto. Les permitió desarrollar proyectos que ayudan al desarrollo académico de los estudiantes, a la formación pedagógica, mejora la alimentación de los alumnos y generan ingresos propios. “Impulsa a la escuela para ser autosustentable y auto sostenible y tenemos la capacidad para suministrar alimentos e insumos a otras escuelas”.

Los retos

La escuela inventa soluciones, no obstante, la principal dificultad sigue siendo la disponibilidad de agua para riego y los animales, indica Carmen Bastidas.

Nuestra escuela no cuenta con un pozo profundo, por lo que debemos aplicar técnicas para captar agua de lluvia que luego es empleada para el cuidado de nuestros cultivos”.

Los resultados entusiasman a profesores y alumnos. “Creemos que este proyecto nos ha provisto de herramientas para que la escuela cuente con una buena producción, para su propio abastecimiento y en beneficio de la alimentación de nuestros estudiantes”.