FAO en Venezuela

Agroecología: sembrar respetando a la tierra

20/05/2022

Fotos: José Varela | ©FAOVE

“La Agroecología es un arte, también una forma de vida”, así lo cree Marco Antonio Abreu Márquez, agricultor venezolano de 66 años de edad.

Su casa, rodeada de plantas de hortalizas, flores y frutales, está edificada en una comunidad rural bautizada como Quebrada Blanca, ubicada en la parroquia Héctor Amable Mora del municipio Alberto Adriani del estado Mérida.

Marco Antonio, cultiva la tierra desde niño ya que era el oficio de su padre, y aunque hoy es esposo, padre de dos hijos y abuelo de dos nietos, sigue cultivando en su patio, alimentos que luego lleva a la mesa.

Por esa razón, su persistencia en los cultivos agroecológicos es motivo de inspiración para los agricultores de la zona, y también a sus vecinos. Los métodos que emplea conservan la biodiversidad, al tiempo que protegen y mejoran los ecosistemas. Se trata de técnicas ancestrales transmitidas de padres a hijos y que han permitido alimentar a varias generaciones de familias habitantes de las montañas merideñas en los Andes venezolanos.                 

…y se declaró la pandemia

Los impactos de la pandemia por Covid-19 no fueron ajenos a los pequeños productores andinos. Así que, procurando mejores condiciones de vida, los hijos de Marco Antonio se trasladaron a otras comunidades. Su grupo familiar se redujo. En la casa familiar solo quedó él y su esposa.

Puso más ahínco al cultivo de plantas de hortalizas, bajo los métodos agroecológicos que ha practicado a lo largo de su vida.

En Febrero de 2022 fue incluido como uno de los beneficiarios del proyecto: Incremento de la producción agropecuaria y la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) con enfoque de resiliencia en comunidades rurales vulnerables de la República Bolivariana de Venezuela, implementado por la FAO.

Esta iniciativa contó con el respaldo financiero de la Unión Europea y permitió la entrega de kits de variedades de semillas de calidad, herramientas agrícolas para preparar los suelos, así como accesorios para el almacenamiento de agua, en 10 Municipios del estado Mérida.  

Con ese impulso, Abreu y su esposa lograron mejorar sus capacidades de resiliencia, incrementando la agrobiodiversidad del conuco familiar con la incorporación de cultivos como: tomate, caraota, cilantro y maíz. Cultivos con los que esperan incrementar la disponibilidad y acceso a alimentos sanos y frescos.

“Estamos comprometidos a continuar con la producción agroecológica de esta comunidad (Quebrada Blanca) y a seguir enseñando a los jóvenes las prácticas de la agricultura familiar”, indica Marco Antonio, que asumió su tarea como maestro de la comunidad para transmitir conocimientos a otra generación de agricultores.

“Siento que debemos seguir enseñando esta forma de agricultura a otras generaciones, ya que sin ello nuestros ecosistemas no seguirán soportando la labranza de la tierra y mucho menos, la producción de nuestros alimentos… ¡nos quedaremos sin comida!”.

Gente que produce

Para FAO la Agricultura Familiar es un sector clave para lograr el desarrollo rural sostenible, especialmente en la lucha por la erradicación de la pobreza, el hambre y todas las formas de malnutrición. También, es importante para la preservación de los recursos naturales y de la biodiversidad.

Por esa razón se decretó el período 2019-2028, como el Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (UNDAF,) con el objetivo reconocer la importancia de los agricultores familiares y potenciarlos como agentes clave de cambio en la transformación de los sistemas alimentarios, haciéndolos más eficientes y sostenibles.