FAO en Venezuela

Con la recuperación genética de semillas se fortalecerá la seguridad alimentaria y las capacidades productivas del país

04/07/2023

En el marco del Programa de Cooperación Técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se realizó la jornada para la difusión de los resultados del proceso de recuperación de la calidad genética de la variedad de maíz amarillo INIA-7, De vuelta al origen.La actividad se realizó en Araure, estado Portuguesa, el pasado 22 de junio, y contó con la participación de agricultores y empresas semilleristas, así como también de personal técnico de instituciones públicas, privadas y académicas.

Con este trabajo se busca rehabilitar el sistema nacional de semilla de maíz en Venezuela, para así impulsar la seguridad alimentaria y nutricional del país. Actualmente el país requiere el suministro oportuno de semillas de alta calidad, que permita una mejor producción agrícola, y al mismo tiempo enfrentar los crecientes desafíos ambientales.

La variedad de maíz amarillo INIA-7 es producto del trabajo de mejoramiento genético que desarrolla el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) Portuguesa desde el año 2007, y es muy popular en los campos venezolanos. Esta variedad se caracteriza por ser un maíz de granos amarillos, y representa una opción tecnológica para la sostenibilidad de los sistemas de producción de pequeños y medianos productores de maíz del país, ya que posee un potencial de rendimiento alto, buenas características agronómicas y un amplio margen de adaptación ambiental.

A pesar de las buenas características de la variedad, en 2019 se evidenció una disminución de los rendimientos de este cultivar. Ante este escenario, en el año 2020 la FAO y la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (CODECYT) en alianza con el INIA, comenzaron el proyecto Apoyo a la rehabilitación del sistema nacional de semilla de maíz para la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) en el contexto COVID-19. Parte de sus acciones contemplaron la recuperación de la calidad genética de esta variedad, que permitiría contar con una semilla óptima para ser distribuida a las diferentes regiones del país donde se produce el rubro maíz, y que, a través de un manejo adecuado, permitiría alcanzar los rendimientos potenciales de la variedad, que se estiman superiores a 8 toneladas por hectárea.

“El proyecto inició en pandemia, lo que significó un gran reto para realizar las articulaciones necesarias para asegurar la implementación. La recuperación de INIA-7 fue posible con alianzas, unió esfuerzos de instituciones del Estado, académicas, del sector privado y a semilleristas.  De vuelta al origen nos invita a fortalecer el Plan Nacional de Semilla con semilla de calidad”, señaló Manuel Claros,  Oficial de FAO Venezuela.  

“Esto ha sido un logro interesante, por los retos superados como son la crisis económica y la pandemia. Es importante resaltar que, aunque se rescató la calidad genética de la variedad, también se recuperó el resto de los parámetros de calidad: física, sanitaria y fisiológica. Agradezco al equipo INIA Portuguesa que han materializado este sueño”, indicó Carla Contreras, Gerente de Proyectos de CODECYT.

“Estamos para dar soluciones a los agricultores, con disposición de un material de calidad. El mejoramiento no es fácil, y recuperarlo tampoco lo es. Los productores ahora serán también los responsables de mantener este esfuerzo realizado, manteniendo esta calidad en conjunto con las empresas. Las empresas son clave para el impacto de este logro”, Giomar Blanco, presidenta del INIA.

Igualmente, en un trabajo conjunto entre el Estado y la FAO ya están en funcionamiento 29 escuelas itinerantes de campo, para implementación de un programa de formación en temas organizativos y de producción de semillas, en Anzoátegui, Aragua, Barinas, Carabobo, Cojedes, Guárico, Portuguesa, Yaracuy y Monagas, que reúnen 1.543 participantes.

“El tema de capacitación es una vanguardia y preocupación del ministro. Hemos conformado las escuelas itinerantes, las comunidades de saberes, para llevar estos conocimientos a los productores y conuqueros. Con la FAO se ha establecido una relación de trabajo de mucho respeto, cumpliendo con las instrucciones dadas, conformando un gran equipo con otras instituciones”, Gilda Díaz presidenta de la Unidad Técnica de Investigación, Capacitación y Extensionismo (UTICEX).