Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

16 de octubre de 2024

Día Mundial de la Alimentación

Alfred Bolo

“Estas avispas son ahora mi ejército de soldados, que luchan para proteger mis papayas”.
07/08/2024

Kenya

Si hace diez años le hubieran dicho a Alfred Bolo que protegería avispas como parte de su sustento, se habría reído de la sugerencia.

Y, sin embargo, hoy en día el agricultor del condado de Kwale, en la región costera más meridional de Kenya, vigila a sus insectos beneficiosos casi tanto como a sus papayas.

Administra una granja de más de 400 árboles de asimina (el nombre local de la papaya), que generan cientos de kilos por semana y unos ingresos significativos para mantener a su familia.

Pero sus cosechas no siempre fueron tan abundantes.

“La cochinilla de la papaya fue un gran impedimento cuando comencé a plantar mis frutas”, recuerda. “Afectó a mis cosechas y, en última instancia, mató a mis árboles”.

Como sugiere su nombre, las cochinillas son insectos diminutos que producen una cera blanca y esponjosa. Y se instalan en las hojas y en los tallos de las plantas, cientos y, a veces, miles de ellos. Chupan literalmente la savia de las papayas y pueden transmitir varias enfermedades a las plantas.

Alfred es uno de los muchos agricultores que han participado en un proyecto de desarrollo agrícola sostenible, para controlar la cochinilla de la papaya con métodos basados en la naturaleza. Los agricultores reciben un grupo de insectos parasitoides sobre tarjetas (en este caso, avispas de la familia Acerophagus papayae), para que las liberen en sus granjas. Las avispas después se alimentan de las cochinillas.

"Puedo dar fe de su eficacia en el control de la plaga", dice Alfred, que aprendió a identificar y preservar las avispas en su tierra, como parte de su capacitación.

Y como oficial de extensión agraria en su condado, transmitirá su conocimiento a otros.

El parasitoide no solo ha reducido la cantidad de cochinillas, sino que también le ha ahorrado mucho dinero, que de otro modo habría gastado en plaguicidas, dice.

Renunciar a los plaguicidas, a su vez, alienta a las avispas y otros insectos beneficiosos a que se establezcan en su granja.

En una encuesta reciente realizada en su región, aproximadamente el 90 % de los productores de papaya dijeron que veían de manera favorable el uso de avispas, como control de plagas natural contra las cochinillas.

Y también resulta atractivo para los consumidores.

“Mis papayas son muy populares porque ya no uso plaguicidas, lo que las hace más inocuas para mis consumidores. Además, la variedad que cultivo es muy dulce”, comenta Alfred.

Las ganancias de sus papayas ahora pagan las gastos de escolaridad de sus hijos.

Además de sus ventas directas, abastece a los centros turísticos locales y a los vendedores del mercado, lo que apoya el crecimiento económico dentro de su comunidad.

“Estas avispas son ahora mi ejército de soldados”, dice, “luchando para proteger mis papayas”.

 

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