Erradicar el hambre del Planeta. No solo asegurar una producción suficiente de alimentos para una población mundial que aumentará en un 50 % y llegará a los 9 000 millones para el 2050, sino también encontrar el modo de garantizar que todos tengan acceso a la alimentación que necesitan para una vida activa y saludable.
Poner en marcha un sistema más coherente y efectivo de gobernanza de la seguridad alimentaria tanto en el plano nacional como en el internacional.
Asegurarse de que los países en desarrollo tienen una oportunidad justa de competir en los mercados mundiales de productos básicos y de que las políticas de apoyo a la agricultura no distorsionan injustamente el comercio internacional.
Hallar el modo de garantizar que los agricultores de los países desarrollados y en desarrollo obtengan unos ingresos comparables a los de los trabajadores de los sectores secundario y terciario en sus respectivos países.
Movilizar importantes inversiones adicionales del sector público y privado en infraestructura agrícola y rural y garantizar el acceso de los agricultores a los insumos modernos a fin de impulsar la producción de alimentos y la productividad en el mundo en desarrollo, particularmente en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos.
Teniendo en cuenta que un mínimo de 30 países atraviesa por emergencias alimentarias, convenir en mecanismos más eficaces para la reacción temprana ante las crisis alimentarias.
Asegurar que los países estén preparados para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos negativos.