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Capítulo VI - Asia y extremo oriente tropical


6.1 Introducción
6.2 Panorama regional en 1980
6.3 Perspectivas para el ano 2000
6.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales


6.1 Introducción

Característica común de todos los países de Asia y el Extremo Oriente tropical es haber estado habitados desde tiempos muy remotos por el hombre, que a lo largo de los siglos ha sabido ir aprovechando y cuidando racionalmente los recursos necesarios para su subsistencia. Así ha sucedido en particular con los recursos leñosos, necesarios para abastecerse de energía para usos domésticos y artesanales.

Pero ese equilibrio que se había establecido se ha roto hoy en numerosas zonas debido al considerable crecimiento demográfico que se ha producido en los últimos 30 años y a la consiguiente extensión de las tierras de labor, a lo que ha venido a sumarse, además, el desarrollo industrial, con sus exigencias de materiales leñosos. Ya en el momento actual muchas zonas se encuentran en situación critica y otras corren el riesgo de estarlo muy pronto, dadas las elevadísimas tasas de crecimiento demográfico.

Los países estudiados son:

- los del sur de Asia: Afganistán, Bangladesh, Bhután, India, Nepal, Pakistán, Sri Lanka;
- los continentales del Sudeste Asiático: Birmania, Kampuchea, Lao, Tailandia, Viet Nam;
- los insulares del Sudeste Asiático: Indonesia, Malasia, Filipinas, Papua-Nueva Guinea;
- la República de Corea.

6.2 Panorama regional en 1980


6.2.1 Población y necesidades energéticas
6.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía
6.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones
6.2.4 Recapitulación regional


6.2.1 Población y necesidades energéticas

Se puede calcular que en 1980 vivían en esta región del mundo 1196 millones de personas, que representaban el 27% de la población mundial. El 13,4% de ese total - es decir, 160 millones - vivían en centros urbanos de más de 100000 habitantes y el 86,6%, o sea, 1036 millones de personas, en ambiente rural o en centros urbanos de menos de 100000 habitantes, que en su mayoría no son más que concentraciones de población rural, cuyos hábitos y formas de vida apenas difieren de los de cuantos viven en el campo.

Según las estadísticas, la producción de leña y madera para carbonización ascendió en 1980, en esos países, a 570 millones de m3, cifra que representa el 86% del total extraído. La producción de leña, pues, representa más de un tercio del consumo energético total, sin tener en cuenta los residuos agrícolas, que en algunos países, como la India, constituyen una parte notable de ese consumo. En cuatro países - Kampuchea, Lao, Nepal y Viet Nam - más de tres cuartas partes del aprovisionamiento energético corresponden a la leña.

Las necesidades energéticas - energía doméstica, energía artesanal, energía para la incineración de cadáveres - varían según las costumbres y el clima y según que la población viva en ambiente urbano o rural.

En el campo predomina el consumo doméstico, destinado ante todo a la cocción de los alimentos. Las necesidades se atienden recurriendo a diversas fuentes de combustibles: los matorrales de los setos, las ramas de árboles frutales, los árboles en hilera, las pequeñas masas boscosas rurales y los árboles aislados ofrecen leña que las mujeres y los niños van a recoger cotidianamente; se utilizan también residuos agrícolas y, sobre todo, excrementos de animales, que en todos los países del sur de Asia representan una parte importante de los recursos energéticos, con porcentajes que pueden llegar hasta el 50%. El uso de estos últimos se debe a menudo más a la tradición que a la necesidad, pues aún en casos en que abunda la leña se recurre a los excrementos de animales como combustible. Debido a ello, en todos los países del sur de Asia - Afganistán, Pakistán, India, Bangladesh, Sri Lanka y Birmania - el consumo de materiales leñosos es inferior a 0,6 m3 por habitante.

En el medio rural, el consumo artesanal es importante. Por desgracia, no existen estadísticas fidedignas. Algunos estudios locales han mostrado que ese consumo puede representar hasta el 50 o el 60% del consumo doméstico y que en él los materiales leñosos no intervienen más que en pequeña parte, que puede calcularse en un 20%. También se requieren recursos energéticos para las festividades, en especial para los matrimonios, durante los cuales el consumo se multiplica por 4 o por 5, y para la incineración de cadáveres, práctica habitual en la religión hindú.

Por último, en las zonas de gran altitud y clima frío del Himalaya - Afganistán, Bhután, Nepal y el noroeste de la India - la calefacción de los hogares es imprescindible, y ello aumenta las necesidades energéticas, que son dos o tres veces superiores a las de los países de zonas tropicales cálidas. En esas zonas, por otro lado, los materiales lanosos son casi el único recurso energético utilizado.

En las zonas urbanas, la densidad de la población se traduce en una disminución de las dimensiones de los solares y, por tanto, de los patios, que dificulta la cocción de los alimentos al aire libre. Se buscan, pues, fuentes de energía más adecuadas, por más que sean caras. Se produce así una disminución del consumo de materiales leñosos, que no representan más que del 15 al 20% del consumo energético.

Todo esto, como es natural, crea dificultades especiales a los estratos más pobres de la población urbana, cuyo poder adquisitivo es insuficiente para recurrir a la energía comercial (petróleo, electricidad, gas, carbón). Por otro lado, al consumo doméstico hay que añadir el consumo artesanal e industrial, que en ciertos sectores se atiende en parte con materiales leñosos. Así sucede, por ejemplo, en las panaderías y pastelerías, en las lavanderías, en los hornos de cal y de ladrillos, en los talleres de alfarería y cerámica, en las industrias azucareras y de fabricación de bebidas alcohólicas, en los hoteles y en los hospitales.

En resumen, teniendo en cuenta las informaciones obtenidas en distintos estudios regionales y locales efectuados en Asia durante los últimos años, se puede estimar que las necesidades energéticas medias de la población son, según la situación en que viva, las siguientes:

1) Regiones desérticas y subdesérticas

La vida nómada de las poblaciones reduce su consumo, que es por término medio de 0,3 a 0,5 m3/hab/año.

2) Regiones agrícolas situadas en zona tropical seca

Los resultados de las diversas encuestas de consumo efectuadas en estas zonas indican la siguiente distribución media entre los diferentes tipos de productos energéticos:

Tipo de energía

Porcentaje utilizado por tipo de combustible

Comercial (gas, electricidad, carbón, petróleo)

10 a 20%

30 a 70% no leñosos

Excrementos animales

20 a 50%

30 a 70% no leñosos

Residuos agrícolas

20 a 40%

30 a 70% leñosos y vegetales

Madera (y carbón vegetal)

20 a 50%

30 a 70% leñosos y vegetales

Sabiendo que las necesidades mínimas se sitúan entre 6 GJ y 10 GJ/hab/año, o sea, entre 0,65 y 1,05 m3/hab/año (equivalente en material leñoso), resulta que las necesidades de "leña"1 varían de 0,20 a 0,75 m3/hab/año.

1 Madera (y carbón vegetal) + residuos agrícolas leñosos.

3) Regiones agrícolas situadas en zona tropical húmeda

Las necesidades de productos energéticos de las poblaciones de estas zonas van de 8 a 12 GJ/hab/año, o sea, de 0,85 a 1,3 m3/hab/año de equivalente en material leñoso. Las necesidades son ligeramente superiores a las de la zona precedente por razón de la humedad del ambiente y, por tanto, del combustible. Se atienden con los siguientes tipos de energía:

Tipo de energía

Porcentaje utilizado por tipo de combustible

Comercial

10 a 20%

30 a 60% no leñosos

Excrementos animales

20 a 40%

30 a 60% no leñosos

Residuos agrícolas

20 a 40%

40 a 70% leñosos y vegetales

Madera y carbón vegetal

20 a 50%

40 a 70% leñosos y vegetales

Las necesidades de "leña" varían, pues, entre 0,3 y 0,90 m3/hab/año.

4) Regiones de agricultura migratoria en bosques densos húmedos

El consumo de energía doméstica es elevado - 10 a 14 GJ/hab/año - y en un 80% se atiende con leña, cuyas necesidades anuales por habitante son, pues, de 0,90 a 1,35 m3/hab/año.

5) Regiones de montaña con necesidades energéticas elevadas por la exigencia de calentarse

El consumo energético de las poblaciones de estas regiones puede resumirse en el cuadro siguiente:

Tipos de energía

Porcentaje utilizado por tipo de combustible

Comercial (gas, electricidad, carbón, petróleo)

5 a 10%

15 a 30% no leñosos

Excrementos animales

10 a 20%

15 a 30% no leñosos

Residuos agrícolas

0 a 5%

70 a 85% leñosos y vegetales

Madera y carbón vegetal

65 a 85%

70 a 85% leñosos y vegetales

Sabiendo que las necesidades globales se sitúan entre 17 y 20 GJ/hab/año, es decir, entre 1,8 y 2,1 m3/hab/año, las necesidades anuales de leña varían de 1,25 a 1,8 m3/hab/año.

6.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía

a) Formaciones naturales

En Asia se encuentran cinco grandes tipos fisionómicos de vegetación forestal:

1) Bosques monzónicos densos, a menudo semideciduos, que cubren una parte de la península india y cuya productividad en leña, una vez realizada la extracción de madera de construcción, varia, según las regiones, de 1 a 3 m3/hab/año1. Las superficies "productivas" de estos bosques se estiman en 43 millones de hectáreas en 19802, frente a un total de 52,6 millones de hectáreas.

2) Bosques densos higrofíticos sempervirentes de llanura y colina, que se hallan en el Extremo Oriente continental e insular y cuya productividad en leña es superior a 3 m3/ha/año.

La superficie productiva se estima en 149 millones de hectáreas, frente a un total de 239,4 millones de hectáreas.

3) Bosques de coníferas situados generalmente en zonas de montaña, con una productividad media en leña del orden de 2 m3/ha/año.

Su superficie total se estimó en 1980 en 8,4 millones de hectáreas, de las cuales 5,6 millones se consideran productivas.

4) Bosques abiertos y sabanas boscosas con cubierta forestal que varia del 10 al 80% y con una capacidad de producción de leña que va de 0,5 a 1 m3/ha/año.

La superficie productiva de leña se calcula en 31 millones de hectáreas.

5) Formaciones arbustivas, cuya productividad en leña se sitúa entre 0,1 y 0,2 m3/ha/año. Cubren en total una superficie de 36 millones de hectáreas.

A estas formaciones "naturales" hay que añadir las zonas de barbecho de bosque, constituidas por formaciones secundarias que varían desde monte alto hasta oquedal jóven y cuya superficie se calculó en 1980 en 71 millones de hectáreas de barbechos de latifoliadas y 1 millón de hectáreas de barbechos de coníferas.

Por último Corea, que por su posición ecológica "templada" ha de mencionarse a parte: dispone de unos 5 millones de hectáreas de bosques, mitad de latifoliadas y mitad de coníferas.

1 Cifras indicadas en el "Preinvestment Survey of Forest Resources", Dehra Dun, India.

2 Fuente: Proyecto PNUMA/FAO de estimación de los recursos forestales tropicales, 1981.

Por lo que se refiere a la importancia de la cubierta forestal en relación con la densidad de población, la situación varia mucho de un país a otro:

- en Afganistán, Pakistán, la India (excluido el oeste de Bengala), Bangladesh, el sur de Sri Lanka, las colinas del Nepal, el centro y el norte de Filipinas, Java y Corea del Sur, la superficie boscosa por habitante es inferior a 0,1 ha y la situación se ve agravada ulteriormente por la bala productividad general de esas masas, con excepción de las de Corea del Sur, dado que se trata de formaciones forestales compuestas en su inmensa mayoría por bosques densos deciduos y bosques abiertos;

- en el oeste de Bengala, Nepal Terai, el norte de Sri Lanka, la Baja Birmania, Tailandia, Viet Nam, Malasia peninsular, la isla de Mindanao (Filipinas) y Sumatra, la superficie de bosques por habitante va de 0,2 a 1 ha, pero muchas zonas son inaccesibles a la población, porque están demasiado alejadas de los lugares donde aquélla se encuentra, y la presión de la población sobre las zonas forestales periféricas es muy fuerte;

- en la Alta Birmania, Bhután, Camboya, Lao, Sarawak y Saba, Kalimantan, Sulawesi, las Célebes, Irían y Papua-Nueva Guinea, la superficie de bosques por habitante es superior a 1,5 ha, y llega a 5 ha en Borneo y Nueva Guinea.

b) Plantaciones Forestales

i) Varios países (India, Pakistán, Tailandia, Indonesia, Viet Nam) han establecido plantaciones forestales, con objeto de producir leña o carbón vegetal, constituidas por especies de crecimiento rápido cultivadas en régimen de rotación breve. Son pocas las estadísticas fidedignas existentes sobre la extensión de esas plantaciones, desglosadas por especies y edades. La superficie total plantada se estima en 3100000 hectáreas aproximadamente, de las cuales 1600000 hectáreas se hallan en países tropicales y 1500000 hectáreas en Corea.

ii) Por lo que se refiere a las plantaciones forestales industriales, existen mejores estadísticas sobre las superficies plantadas de coníferas (600000 hectáreas aproximadamente, de las cuales 430000 se hallan en Indonesia) y de latifoliadas (unos 2,9 millones de ha, de las cuales 1,5 en la India y 1 millón en Indonesia), por un lado, y, por otro, sobre las plantadas con especies de crecimiento lento cultivadas en rotación larga, como Shorea robusta, Tectona grandis, Huglans regia, Aesculus indica, entre las latifoliadas, y Cedrus deodara, Pinus roxburhii, Abies pindrow, entre las coníferas, y las plantadas con especies de crecimiento rápido cultivadas en rotación breve, como Eucalyptus spp., Dalbergia sissoo, Moras alba, Fraxinus spp., Cryptomeria y pinos tropicales. Sólo las especies de ciclo largo se clarean, y una parte de los productos obtenidos pueden utilizarse como leña. En los dos casos se puedo calcular que un 30%, en volumen, de la producción final puede utilizarse para leña.

En Corea, la superficie estimada de estas plantaciones era en 1980 de 260000 ha de latifoliadas (álamo y tiemblo) y 830000 ha de coníferas.

iii) En total, los volúmenes disponibles para leña provenientes de las plantaciones destinadas específicamente a ese fin y de los residuos de las plantaciones industriales se han calculado en las cifras siguientes:

Países del sur de Asia

31 millones de m3

Países de llanura, colina y delta del sudeste de Asia

15 millones de m3

Países de bosque denso del sudeste de Asia

0,7 millones de m3

Corea del Sur

20 millones de m3

Las cantidades anuales disponibles son, pues, bajísimas, excepto en Corea del Sur, donde los trabajos de repoblación permiten a la población disponer ya ahora de importantísimos recursos de leña.

c) Otros recursos leñosos naturales: hileras de árboles, cercos, masas boscosas rurales, huertos de frutales, arboles dispersos en las tierras de labor.

Estos recursos constituyen en Asia una fuente importantísima de material leñoso para uso doméstico y, en particular, de materias primas energéticas. Ocupan un lugar importante en todas las zonas rurales habitadas por poblaciones sedentarias, pero es muy difícil evaluar las disponibilidades de leña derivadas de esos recursos. Pueden hacerse las estimaciones siguientes:

i) A menudo se plantan árboles a lo largo de las carreteras, las vías férreas y los canales para dar sombra y procurar leña a la población, en cantidades que no son insignificantes. Sin embargo, las estadísticas no suelen incluir, en general, estas plantaciones en hilera. En las zonas de población rural sedentaria se puede hacer una estimación de las disponibilidades totales suponiendo un número medio de 10 árboles por km2 de superficie cultivada, con una productividad del orden de 0,13 m3/año (es decir, 5 m3 en 40 años), y extrapolando esa cifra al total de la superficie de labor.

ii) Alrededor de las aldeas existen a menudo masas forestales de extensión inferior a 10 ha, que sirven de refugio al ganado y permiten a los habitantes abastecerse de leña. En general, esas parcelas boscosas no están bien cuidadas ni sometidas a un plan de ordenación. A falta de estadísticas fidedignas, la superficie de esas masas boscosas y su productividad han de estimarse sobre la base de algunas experiencias locales. Se puede calcular, de esa manera, que su extensión es del 5 al 10% de las superficies agrícolas y atribuirles una productividad media de 0,2 a 0,5 m3/ha/año.

iii) El caso de los huertos de frutales es similar, con la diferencia de que éstos suelen pertenecer a particulares en vez de ser comunales. Esos árboles se destinan a la producción de fruta, pero la poda y las ramas caídas permiten disponer de cierto cantidad de leña. Además, cuando los árboles son viejos se talan para dejar el sitio a otros más jóvenes y productivos. La superficie de estos huertos se puede calcular entre 5 y 10% de la superficie agrícola y su productividad media entre 0,1 y 0,2 m3/ha/año.

iv) Arboles aislados. En los patios o corrales de las viviendas, en las plazas y en los campos próximos a los poblados se plantan a menudo árboles, a veces frutales, para dar sombra y disponer de forraje. Entre las especies utilizadas cabe destacar Mella azedarach y varios tipos de Ficus, Ailanthus, Populus y Selix. También de estos árboles se obtiene leña, y su número se puede calcular entre 3 y 5 por ha, con una productividad en leña del orden de 0,01 a 0,02 m3/árbol/año.

d) Residuos leñosos de la agricultura y la industria

i) Residuos industriales: la extracción y elaboración de madera de construcción e industrial produce un 30%, en volumen, de desechos, serrín, virutas, etc. La mitad de esa cantidad puede aprovecharse para la producción de energía.

ii) Residuos agrícolas: los residuos de la agricultura representan en Asia un recurso importante. Los principales residuos utilizados, con el equivalente en material leñoso que se estima puede obtenerse por toneladas, son los siguientes:

- cáscaras de arroz

0,25 a 0,3 m3 de equivalente = en material lanoso por tonelada de producto

- cáscaras de maní

0,25 a 0,3 m3 de equivalente = en material lanoso por tonelada de producto

- cáscaras de coco

0,25 a 0,3 m3 de equivalente = en material lanoso por tonelada de producto

- bagazo de caña de azúcar

0,25 a 0,3 m3 de equivalente = en material lanoso por tonelada de producto

- maíz, sorgo, ricino, semillas de algodón:

1 m3 por tonelada de producto

- yuca, kenaf, cancho natural:

4 m3 por tonelada de producto

- yute y cáñamo:

2 a 2,5 m3 por tonelada de producto

- café:

8 m3 por tonelada de producto

- varios:

0,2 a 0,5 m3/ha cultivada.

Al hacer estas estimaciones de las cantidades disponibles se ha tenido en cuenta la necesidad de enterrar en el suelo el 50% de los residuos agrícolas para asegurar la reposición de materia orgánica. En el caso de muchos países, las cifras se han obtenido por extrapolación de las correspondientes a países vecinos.

6.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones

Durante el análisis zona por zona se ha hallado que era posible clasificarlas en seis categorías relativamente homogéneas teniendo en cuenta, por un lado, la superficie y la productividad de la vegetación leñosa natural y, por otro, la densidad de la población y sus necesidades. Dichas categorías son las siguientes:

- Categoría 1:

zonas desérticas y subdesérticas, generalmente poco pobladas y con recursos forestales muy escasos.

- Categoría 2:

zonas de alta montaña con población más o menos densa y recursos forestales limitados y/o inaccesibles.

- Categoría 3:

zonas muy pobladas situadas en regiones poco favorables climáticamente para la vegetación forestal, cuya superficie es limítala.

- Categoría 4:

zonas muy pobladas situadas en regiones climáticamente favorables para la vegetación forestal, que en gran parte ha sido eliminada para roturar la tierra.

- Categoría 5:

zonas forestales con fuerte crecimiento demográfico, que trae consigo una rápida extensión de las superficies roturadas.

- Categoría 6:

zonas de bosques densos con recursos forestales muy importantes y población en general poco densa.

- Corea del Sur, por estar separada geográficamente de los demás países y tener características particulares, se ha tratado aparte.

a) Categoría 1

Comprende el oeste de Pakistán (Beluchistán) y el oeste de Afganistán. Estas zonas cubren una superficie importante - 87,7 millones de hectáreas - y están pobladas por 10,3 millones de personas, el 92% de las cuales viven en el campo.

Las superficies cubiertas de vegetación leñosa son muy limitadas, con un total de 1 millón de ha "productivas", compuestas en su mayor parte por formaciones abiertas mixtas de árboles y gramíneas y formaciones arbustivas. Teniendo en cuenta la baja productividad de esas masas - 0,1 a 0,2 m3/ha por término medio -, la inmensidad de las superficies, que reduce a un 10% las zonas accesibles a la población, la ausencia de plantaciones y la escasez de árboles en el paisaje agrícola, la disponibilidad accesible de material leñoso resulta bajísima: 0,01 a 0,02 m3/hab/año. A esa cifra hay que añadir los residuos leñosos de la agricultura, que son poquísimos, debido a la pequeña extensión de las superficies cultivadas, y pueden calcularse en 0,01 m3/hab/año.

El déficit de leña es, pues, importante, con más de 0,35 m3/hab/año, y se traduce en una sobreexplotación de la vegetación existente, que conduce a la desertización de las zonas que la población atraviesa en sus migraciones.

b) Categoría 2

Comprende las zonas de alta montaña del Himalaya: nordeste de Afganistán, noroeste de la India y norte del Nepal. Estas zonas cubren una superficie total de 52,3 millones de hectáreas y están pobladas por 30,7 millones de personas, de las cuales 28,5 millones (93%) viven en el campo.

La vegetación forestal ocupa una superficie limitada - unos 7 millones de ha productivas - y está compuesta en parte (2 millones de ha) por bosques de coníferas de gran altura. A ello hay que añadir algunas formaciones de latifoliadas más o menos abiertas y degradadas y numerosas formaciones arbustivas. La productividad media se calcula en 0,6 m3/ha/año. Si a las disponibilidades accesibles provenientes de las formaciones naturales, que se estiman en un 80% de las disponibilidades aparentes, se añaden las provenientes de las masas boscosas rurales y de los residuos agrícolas leñosos, se obtiene una disponibilidad accesible total de 0,20 a 0,25 m3/hab/año, que resulta muy inferior a las necesidades de material leñoso, elevadas debido a los rigores del clima y estimadas en 1,25 - 1,8 m3 por habitante y año. Hay, pues, un déficit del orden de 1 a 1,6 m3/hab/año.

Ello hace que se sobreexplote la vegetación leñosa natural, con el consiguiente acentuamiento de su degradación, y que se utilicen en su totalidad como combustible los residuos agrícolas, en vez de enterrar parte de ellos en las tierras de labor. A determinadas poblaciones pobres, la actual situación de escasez aguda las obliga a limitar el consumo por debajo de sus necesidades reales. Así sucede, en particular, en Afganistán y en el Nepal.

c) Categoría 3

Comprende las zonas situadas en las llanuras y valles del norte del continente indio: el este y nordeste de Pakistán (valle del Indo), el noroeste y norte de la India (Gujarat, Rajasthan y valle del Ganges) y el sur del Nepal. La superficie total es de 175 millones de hectáreas y en ella viven 331,8 millones de personas el 13% de las cuales - o sea, más de 43,8 millones - residen en centros urbanos de más de 100000 habitantes. La población rural es muy densa y en muchos lugares supera los 200 habitantes por km2.

Las formaciones naturales "productivas" son esencialmente bosques secos e higrofíticos semideciduos (11 millones de hectáreas productivas), de productividad relativamente baja, y formaciones abiertas mixtas de gramíneas y árboles (4,8 millones de ha), que incluyen formaciones arbustivas en estado de degradación ya muy avanzado debido al libre acceso de los animales. En total, la disponibilidad accesible, que equivale al 50% de la aparente, no es más que de 8 millones de m3, es decir, 0,03 m3/hab/año. A esa cifra hay que añadir 0,01 m3/hab/ano provenientes de las plantaciones de leña y de los clareos de las plantaciones industriales, 0,12 m3/hab/año procedentes de las masas boscosas rurales y 0,03 m3/hab/año de los residuos agrícolas leñosos. En total, pues, la disponibilidad accesible de las poblaciones rurales es por término medio de 0,19 m3/hab/año, mientras las necesidades se han estimado entre 0,20 y 0,70 m3/hab/año. Existe, pues, un déficit muy generalizado, que hace que prosiga la degradación de las formaciones leñosas naturales y determina una utilización intensiva de todos los residuos leñosos de la agricultura, que acentúa la degradación de los suelos, con frecuencia ya sobreexplotados.

Los centros urbanos situados en estas zonas no tienen prácticamente posibilidad alguna de aprovisionarse de combustibles leñosos para la obtención de energía doméstica. Pueden, al máximo, utilizar los residuos leñosos industriales de que disponen, con un promedio de 0,09 m3/habitante urbano/año, pero la madera procedente de las zonas rurales es poca y cara, lo que determina una situación de escasez aguda para los estratos sociales más pobres de la población.

d) Categoría 4

Comprende la península india (Decán), con excepción de la parte noroeste (Orissa y Madhya Pradesh), Sri Lanka, Bangladesh y las zonas de gran concentración humana del sudeste de Asia: centro de Tailandia, llanuras costeras y deltas de Viet Nam, Java e islas del centro de Filipinas.

Con una superficie total de 174 millones de hectáreas, estas zonas tenían en 1980 una población de 489,7 millones de habitantes, de los cuales 412,5 millones vivían en ambiente rural o en concentraciones urbanas de menos de 100000 habitantes, con formas de vida muy semejantes a las del campo. Cerca del 16% de la población (77,2 millones de personas) vivía en centros urbanos de más de 100000 habitantes.

En todas estas zonas las superficies forestales han sido roturadas en gran parte y no subsisten aún más que en las zonas altas, donde siguen expuestas a los ataques del hombre para procurarse leña y conseguir nuevas tierras de labor. Los bosques higrofíticos densos de latifoliadas ocupan aún 10,6 millones de hectáreas y los bosques de coníferas unas 300000. Los barbechos de bosque o, más exactamente, las zonas en que pequeñas masas boscosas intactas de menos de 10 ha de superficie se mezclan a renuevos forestales y parcelas cultivadas, ocupan más de 3 millones de hectáreas. Por último, los bosques ralos y las sabanas boscosas y arbóreas ocupan en el centro de la India y en Tailandia superficies no insignificantes, con un total de más de 3 millones de ha, a las que hay que añadir cerca de 3 millones de ha de formaciones arbustivas. De todas formas, en relación con la superficie total y con la población, estos recursos forestales son muy reducidos. La disponibilidad anual accesible de leña, que equivale al 60% de la disponibilidad aparente, se calcula en sólo 21 millones de m3, es decir, 0,05 m3 por habitante y año.

Las plantaciones establecidas, principalmente en la India, Viet Nam y Java, ofrecen una disponibilidad anual teórica media de 0,01 m3/hab/año y las masas boscosas agrícolas, que son relativamente importantes en el paisaje rural, contribuyen a las disponibilidades con 0,15 m3/hab/año. En conjunto, pues, si se añaden las disponibilidades de materiales leñosos derivados de los residuos agrícolas (0,05 m3/hab/año), se obtiene una disponibilidad anual total de 0,26 m3/hab/año, mientras las necesidades se estiman entre 0,30 y 0,90 m3/hab/año. Existe pues, un déficit generalizado de materiales leñosos, excepto en ciertas zonas de la India (centro y norte del Decán), en algunas colinas de Tailandia y Java, en determinadas partes del nordeste de Sri Lanka y en algunas islas menores del centro de Filipinas, donde la densidad de población es menos elevada. En todas las demás zonas la población rural aprovecha por encima de sus límites la vegetación leñosa disponible y los residuos agrícolas, prosiguiendo la degradación continua de la vegetación y del suelo.

Los centros urbanos situados en estas zonas no pueden abastecerse de leña en medida suficiente y los estratos pobres no pueden satisfacer sus necesidades energéticas, calculadas entre 4 y 6 GJ/hab/año, de las cuales del 30 al 70% corresponde a leña, lo que da una necesidad media de ese combustible de 0,5 m3/hab/año.

e) Categoría 5

Comprende las zonas de bosque denso intensamente atacado por los trabajos de roturación agrícola, es decir: los estados de Orissa y Madhya Pradesh en la India, la Baja Birmania, el noroeste de Sumatra, el interior de Viet Nam, el norte de Filipinas (Luzón), la parte sur de Sulawesi y las islas de la Sonda en Indonesia. La población total se estima en 161,3 millones de habitantes, de los cuales 147,1 millones (91%) viven en ambiente rural. La superficie total es de 139 millones de hectáreas.

Los recursos forestales están constituidos esencialmente por bosques higrofíticos densos de llanura y colina, con 30 millones de hectáreas productivas, a las que hay que añadir 0,5 millones de hectáreas de coníferas productivas en Birmania, Viet Nam y Filipinas. Los barbechos de bosque ocupan superficies muy importantes, con un total de cerca de 38 millones de hectáreas, y las zonas situadas en Indonesia y la India contienen bosques abiertos, sabanas boscosas y formaciones arbustivas por un total de 12 millones de hectáreas productivas. La disponibilidad anual accesible, que se estima en un 60% de la disponibilidad aparente, es del orden de 90 millones de m3, lo que da una disponibilidad media por habitante rural de 0,6 m3 por año. Las plantaciones contribuyen a las disponibilidades en forma muy limitada, con 0,03 m3/hab/año, y las masas boscosas agrícolas, menos abundantes que en las zonas precedentes, ofrecen una disponibilidad media de 0,08 m3 por habitante y año. La disponibilidad total es, pues, de 0,70 m3/hab/año y añadiendo los residuos agrícolas leñosos, cuya disponibilidad es de 0,08 m3/hab/año por término medio, permite cubrir las necesidades, que se sitúan entre 0,50 y 0,90 m3 por habitante y año. La cifra de las necesidades es superior a la de las categorías precedentes, porque las poblaciones de estas zonas hacen menor uso de los excrementos de animales.

En 1980, por tanto, existía en estas zonas una situación de equilibrio entre las disponibilidades y las necesidades. En los centros urbanos, donde viven 14,2 millones de personas, la situación de los estratos pobres es menos favorable. No disponiendo de ingresos monetarios suficientes, los precios relativamente altos de la leña, debidos a su limitada disponibilidad en el medio rural, les obligan a reducir el consumo, a pesar de la relativa abundancia de residuos industriales leñosos, cuyas disponibilidades se calculan en 0,10 m3/hab/año, si se tiene en cuenta solamente la población urbana.

f) Categoría 6

Comprende todas las regiones septentrionales de colina y montaña del Sudeste Asiático continental - Bhután, nordeste de la India, norte de Birmania, Lao, Alta Tailandia y Camboya - y las regiones de bosques densos poco pobladas del Sudeste Asiático marítimo: península de Malasia, sudeste de Sumatra, Borneo, Mindanao, norte de Sulawesi, Molucas, isla de Nueva Guinea. Estos vastos territorios, cubiertos generalmente de bosques, están habitandos por 134,1 millones de personas, el 96% de las cuales viven en el campo. Las superficies productivas se estimaban en 1980 en 140 millones de hectáreas de bosques densos de latifoliadas y 2,1 millones de hectáreas de coníferas. Si se añaden las superficies de bosques abiertos y sabanas boscosas, arboladas y arbustivas, con un total de 65,6 millones de hectáreas, y los barbechos de bosque, que cubren 28 millones de hectáreas, se obtiene una disponibilidad aparente anual del orden de 500 millones de m3. Suponiendo que sólo el 40% de esas disponibilidades sean realmente accesibles a la población, la disponibilidad media por habitante es del orden de 1,55 m3/hab/año. Las necesidades, pues, están cubiertas, incluso sin tener en cuenta los recursos procedentes de las masas boscosas agrícolas y los residuos de la agricultura. Sin embargo, algunas regiones del nordeste de la India y de Malasia se encuentran claramente en situación menos satisfactoria que Irían o Papua-Nueva Guinea, donde la disponibilidad por habitante es superior a 5 m3 al ano.

g) Corea del Sur

Cuenta con una población de 38,1 millones de habitantes, el 40% de los cuales - es decir, 16,8 millones - viven en grandes centros urbanos con sistemas de vida muy modernos y prácticamente ningún consumo de leña. Las formaciones lanosas naturales cubren en total 4,3 millones de hectáreas productivas, compuestas por mitad de latifoliadas y por mitad de coníferas. La productividad relativamente baja de esos bosques templados, comparada con la de los bosques tropicales, no permite disponer más que de unos 9 millones de m3 al año, lo que, suponiendo que el 20% de la superficie no sea accesible a la población, da una disponibilidad por habitante rural de 0,35 m3 al año. Las importantísimas plantaciones que se han hecho, con un total de 500000 hectáreas de plantaciones de leña y 100000 hectáreas de plantaciones industriales, ofrecen una disponibilidad anual muy importante: 20 millones de m3, equivalentes a 0,9 m3 al año por habitante rural. En conjunto, pues, las necesidades de leña de la población rural están bien atendidas, pues a las cifras indicadas hay que añadir la leña procedente de las masas boscosas agrícolas (0,08 m3/hab/año) y los residuos agrícolas leñosos, cuya disponibilidad va de 0,10 a 0,15 m3/hab/año. La situación global es, por tanto, satisfactoria, gracias sobre todo a la aportación sustancial de las plantaciones forestales.

6.2.4 Recapitulación regional

a) Zonas rurales

Los cuadros que siguen muestran respectivamente:

- las disponibilidades totales de materiales leñosos
- las disponibilidades de materiales leñosos por habitante
- el balance global actual

Su examen pone de relieve la gravedad de la situación en las zonas desérticas y subdesérticas de Pakistán y Afganistán, en todas las zonas muy pobladas de delta y llanura comprendidas en las categorías 3 y 4 y, sobre todo, en las zonas de montaña del Himalaya pertenecientes a la categoría 2.

En todas esas zonas el consumo de leña es a menudo superior al nivel de disponibilidades compatible con una producción sostenida. Prácticamente en todos los casos, pues, las zonas boscosas están sobreexplotadas, lo que acarrea una degradación constante del capital leñoso, cuya productividad por hectárea disminuye sin cesar. En ciertos casos se llega pura y simplemente a la destrucción de la vegetación leñosa. Por otro lado se puede decir que el nivel de consumo se halla a menudo en el limite inferior de las necesidades teóricas, lo que determina en muchos lugares una situación de escasez aguda que la población intenta contrarrestar utilizando al máximo los residuos agrícolas, perjudicando así a los suelos, que se ven privados de esa aportación de materias orgánicas.

En las zonas de montaña, la destrucción y degradación de los bosques ya observada en las zonas de llanura y meseta se acentúa ano más, con los consiguientes graves problemas de erosión. En muchos lugares se crean situaciones de escasez aguda que obligan a la población a mantener su consumo por debajo del mínimo necesario, economizando en la calefacción de las viviendas, lo que acarrea, entre otras consecuencias, un aumento de la mortalidad entre los ancianos y los niños.

b) Zonas urbanas deficitarias

La importancia de la población que entra en esta categoría es considerable, pues la mayor parte de los habitantes (del 85 al 95%) de casi todos los centros urbanos de más de 100000 habitantes existentes en los países aquí estudiados se hallar en situación de déficit. El número total de centros urbanos de esas dimensiones en esta región del mundo, exceptuado Corea, asciende a 213, con una población total del orden de 140 millones de personas.

Esos centros urbanos pueden hallarse:

a) en zonas rurales deficitarias en recursos energéticos: en esa situación se encuentran 111 centros urbanos, con cerca de 94 millones de personas;

b) en zonas rurales donde existe en la actualidad un equilibrio entre las disponibilidades y las necesidades de energía pero que no disponen de excedentes abundantes: en ese caso se encuentran 85 centros urbanos, con un total de unos 37 millones de habitantes.

En las zonas urbanas, El consumo energético per capita varia considerablemente, según la categoría social y las dimensiones de las ciudades.

Cuadro 25 - Disponibilidades de materiales leñosos para usos energéticos en 1980

Cuadro 26 - Balance global en 1980 (en relación a la población rural)

Categoría

Necesidades

Disponibilidades

Balance medio

m2/hab

1

0,3 - 0,5

0,02 - 0,03

- 0,38

2

1,3 - 1,8

0,22 - 0,26

- 1,31

3

0,2 - 0,7

0,16 - 0,20

- 0,27

4

0,3 - 0,9

0,24 - 0,28

- 0,34

5

0,5 - 0,9

0,75 - 0,80

+ 0,08

6

0,9 - 1,3

1 - 5

+ 2

República de Corea

0,3 - 0,9

1

+ 0,4

Atendiendo solamente a las poblaciones pobres, se observa que el consumo medio es de 4 a 6 GJ/hab/año y que de ese total se atiende con leña del 30 al 70%, lo que equivale a 0,5 m3 por habitante y año. Los centros urbanos situados en zonas rurales deficitarias se hallan, corno es evidente, en situación de escasez aguda, mientras los situados en zonas rurales energéticamente equilibradas o con excedentes se hallan en mejores condiciones, si bien el costo del transporte de los materiales energéticos disponibles (leña, residuos vegetales) determina igualmente situaciones de escasez para las clases sociales pobres.

6.3 Perspectivas para el ano 2000


6.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades
6.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos


6.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades

La población de las zonas aquí estudiadas en el año 20001 se estima en 1950 millones de personas, con un aumento de 755 millones en 20 años, equivalente al 65%. El aumento de población afectará sobre todo al ambiente rural. La población de los centros urbanos pasará de 160 a 270 millones de personas, mientras la población agrícola aumentará de 1036 a 1681 millones, con un incremento total de 645 millones de habitantes, que necesitarán energía por un total equivalente a 500 millones de m3 de materiales leñosos al año.

1 Estas estimaciones se basan en las proyecciones para el año 2000 hechas por la FAO, excepto por lo que se refiere a la India, en cuyo caso se han utilizado las cifras oficiales del Gobierno, que tienen en cuenta los esfuerzos que se están haciendo para limitar la natalidad, y preveo para el año 2000 un aumento de la población inferior en 130 millones de personas al de las estimaciones de la FAO.

En el cuadro 27 se indica el orden de magnitud de la población en las zonas pertenecientes a las seis categorías establecidas.

Cuadro 27 - Previsiones demográficas para el año 2000

Categoría

Población (millones de hab)

Rural

Urbana

Total

1

15,8

1,3

17,1

2

45,8

3,6

49,4

3

471,1

71,9

543,0

4

662,2

136,8

799,0

5

239,5

25,0

263,5

6

218,3

8,2

226,5

República de Corea

29,3

23,2

52,5

TOTAL

1681

270

1951

Por lo que se refiere a las necesidades de leña de la población, nada permite suponer que se produzcan variaciones rápidas e importantes en el papel que desempeña la leña en el aprovisionamiento de energía doméstica, salvo las que puedan deberse a escasez de los recursos provenientes de una u otra fuente. Al máximo se puede prever un ligero aumento del porcentaje de energías comerciales, con la consiguiente disminución (del orden del 5%) de las necesidades de combustibles leñosos tradicionales.

6.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos

a) Formaciones naturales

Los estudios realizados por la FAO en 1978 y 1980 han mostrado que, en los países incluidos en este estudio, la superficie total de bosques que se destruirá entre los anos 1980 y 2000 será del orden de 56 millones de hectáreas. Esa destrucción no afectará por igual a todos los países y zonas y no se limitará únicamente a las superficies productivas de leña. Por otro lado, una superficie importante, del orden de 18 millones de hectáreas, se transformará en barbecho de bosque, potencialmente productor de leña. Teniendo en cuenta la productividad de los diferentes tipos de vegetación forestal, la disminución total de las disponibilidades aparentes anuales de leña será del orden de 100 millones de m3. Más grave es la pérdida global de materiales utilizables como combustibles leñosos, que será del orden de 12000 millones de m3 en 20 años: para la roturación de nuevas tierras agrícolas se quemarán anualmente, por término medio, 600 millones de m3 de madera, sin que haya recuperación alguna de cantidades importantes.

En el cuadro 28 se indica, distinguiendo entre las distintas categorías, la superficie total de bosques que resultará destruida entre 1980 y el año 2000, la importancia de los materiales leñosos así destruidos y, partiendo de las superficies que quedarán en el año 2000, el nivel de las disponibilidades aparentes anuales para entonces.

Cuadro 28 - Formaciones forestales naturales: disponibilidades de leña en el año 2000

Categoría

Superficie1 en 1980

Superficie roturada entre 1980 y1 2000

Material leñoso desaparecido3

Parte de ese material leñoso utilizable como energía

Superficie productiva en el año 2000

Disponibilidad en el año 2000

(millones de hectáreas)

(millones de hectáreas)

(millones de m3)

(millones de m3)

(mill. ha)2

Total (mill.m3/a)

por hab (m3/hab/año)

1

0,7

0,2

10

8

0,5

0,1

0,01

2

2,8

1,2

180

150

1,6

2,1

0,25

3

13,3

0,6

90

70

12,7

5,2

0,01

4

14,2

2

800

640

12,2

19

0,03

5

35,0

16

8000

6400

19

75,7

0,3

6

162,7

12

6000

4800

150,7

300

1,4

TOTAL

228,7

32,0

15170

12068

196,7

 

 

1 Sin incluir las formaciones arbustivas y los barbechos.
2 Incluidas formaciones arbustivas y barbechos.
3 Incluidas las ramas.

b) Plantaciones

Proyectando hasta el año 2000 las estimaciones hechas por la FAO a propósito del ritmo de plantación en el periodo 1980-85 y teniendo en cuenta la eventual intensificación de los programas de plantación, se puede hacer la siguiente estimación de Las superficies plantadas hasta el año 2000 y deducir las correspondientes disponibilidades anuales de leña.

Cuadro 29 - Disponibilidades de leña procedente de plantaciones

Categoría

Disponibilidad total millones m3/año

Disponibilidad/hab.rural m3/hab/año

1

0

0

2

1,1

0,02

3

8,1

0,02

4

14

0,02

5

10

0,04

6

12

0,05

República de Corea

15

0,51

Si se comparan esas disponibilidades con las de 1980 se observa que los trabajos de plantación permitirán un aumento sustancial de las disponibilidades procedentes de esos recursos, que, de todas formas, a pesar de haber aumentado de dos a cinco voces, según las distintas categorías, seguirán siendo muy bajas en relación con las necesidades. Sólo en Corea se encuentra un programa eficaz de plantación que responde realmente a las necesidades.

c) Otras superficies boscosas

Se puede suponer que las tierras roturadas para la agricultura se dispondrán en forma semejante a las superficies ya en explotación, con bosques comunales, cercos, huertos de frutales y árboles aislados, pero hay que tener en cuenta que gran parte de esos árboles no habrán alcanzado la madurez para el año 2000 y su producción, por tanto, será muy baja.

La disponibilidad por habitante, pues, se reducirá en forma significativa, dado el aumento de la población rural, que será del 62% en 20 años. Se tomará como base, por tanto, un nivel de disponibilidades igual al 70% del de 1980.

d) Residuos leñosos de la agricultura y la industria

Se puede suponer que aumentarán en proporción con el crecimiento de la población y, que, por tanto, las disponibilidades por habitante y año serán iguales a las estimadas para el año 1980.

Cuadro 30 - Recapitulación de las disponibilidades utilizables de materiales leñosos por habitante y ano en el ano 2000

Categoría

Formaciones leñosas naturales

Plantaciones

Masas boscosas rurales

Residuos agrícolas leñosos

Total

1

0,01

0

0

0,01

0,02

2

0,05

0,02

0,04

0,01

0,12

3

0,01

0,02

0,08

0,05

0,16

4

0,03

0,02

0,11

0,05

0,21

5

0,32

0,04

0,05

0,05

0,46

6

1,40

0,05

0,03

0,05

1,53

República de Corea

1,20

0,51

0,15

0,10

0,96

Si se comparan estos datos con los del cuadro 25, relativos a los recursos disponibles en 1980, se observa la siguiente evolución:

- Categoría 1:

Disminución de las disponibilidades, debido a la degradación de las formaciones naturales y al sensible aumento de la población.

- Categoría 2:

Disminución del 50% de las disponibilidades anuales por habitante, a pesar de los reales esfuerzos de repoblación forestal, que son, de todas maneras; insuficientes para aumentar sustancialmente las disponibilidades.

- Categorías 3 y 4:

Disminución de más del 20% de las disponibilidades anuales por habitante, debido a la reducción de los recursos procedentes de formaciones naturales y a pesar de la duplicación de los recursos provenientes de plantaciones.

- Categoría 5:

Disminución del 40% en las disponibilidades anuales por habitante, pues aunque se ha supuesto que el 80% de las masas forestales existentes serán accesibles, la importancia de los trabajos de roturación reducirá en un 50% las disponibilidades procedentes de esas masas.

- Categoría 6:

La disminución en la cifra global de las disponibilidades se debe a la reducción de los recursos procedentes de formaciones naturales, pero esa situación se producirá solamente en Tailandia y en el norte de la India, zonas en las que habita un cuarto de la población rural incluida en esta categoría. En los demás países, las disponibilidades por habitante apenas varían.

- República de Corea:

Las disponibilidades por habitante se mantienen iguales, a posar del fuerte crecimiento demográfico y la disminución de los recursos procedentes de las formaciones naturales, gracias a un importante programa de plantaciones, que aportan más del 50% de la disponibilidad total de materiales leñosos.

Cuadro 31 - Balance previsible para el año 2000

Categoría

Necesidades1

Disponibilidades m3/hab/año

Balance medio m3/hab/año

1

0,3 a 0,5

0,01 a 0,02

- 0,4

2

1,2 a 1,7

0,10 a 0,14

- 1,38

3

0,2 a 0,7

0,14 a 0,18

- 0,3

4

0,3 a 0,85

0,19 a 0,23

- 0,4

5

0,5 a 0,85

0,45 a 0,50

- 0,2

6

0,85 a 1,20

0,70 a 4

+ 1,3

República de Corea

0,25 a 0,80

0,96

+ 0,4

1 Necesidades reducidas en un 5% respecto de 1980.

Este balance permite hacer las observaciones siguientes:

- Categoría 1:

La situación de escasez aguda sigue agravándose, a causa de la degradación de la vegetación, que hace cada vez más difícil el aprovisionamiento de materiales leñosos.

- Categorías 2, 3 y 4:

El déficit, ya importante, se agrava constantemente, a pesar de haber supuesto que estarán a disposición casi todos los recursos forestales existentes. En muchas regiones superpobladas, los recursos leñosos llegarán a ser prácticamente inexistentes y los habitantes de esas zonas sufrirán aguda escasez de leña. Así sucederá en toda la península india (Pakistán, India, Bangladesh, Sri Lanka y Nepal) y en los deltas e jalas superpobladas del Sudeste Asiático (Baja Tailandia, llanuras costeras y deltas del Viet Nam, islas centrales de Filipinas y Java), donde los re cursos leñosos no podrán desempeñar más que una función marginal en el aprovisionamiento de energía doméstica y artesanal.

- Categoría 5:

Estas zonas, que en 1980 se hallaban globalmente en situación de equilibrio entre los recursos y las necesidades, se encontrarán en situación de déficit en el año 2000. Las poblaciones que viven en las proximidades de formaciones forestales no desmontadas podrán atender sin dificultad sus necesidades energéticas, pero en las regiones rurales densamente pobladas y alejadas de los bosques deberán sobreexplotar todos los recursos leñosos existentes (masas boscosas rurales, barbechos de bosque, residuos agrícolas leñosos) para atender las necesidades, lo que dará lugar a una degradación constante del ambiente.

- Categoría 6:

Aunque la disponibilidad media se reduce prácticamente a la mitad, las zonas pertenecientes a esta categoría siguen hallándose, en conjunto, en situación satisfactoria. Hay que observar, de todas maneras, que en dos zonas - nordeste de la India (Bengala oriental) y norte y este de Tailandia - se registrarán localmente situaciones de déficit.

- República de Corea:

Se mantiene el balance positivo, a pesar del aumento de la población, gracias a la producción de las plantaciones hechas.

6.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales

1) Situaciones de escasez aguda

Afectan a tres grupos de población:

i) Poblaciones de zonas desérticas y subdesérticas de la categoría 1: 9,5 millones de personas, en su mayoría pastores nómadas, que viven en un territorio de 88 millones de hectáreas. Sus necesidades medias se estiman en 0,4 m3/hab/año y la disponibilidad es de 0,025 m3/hab/año, suficiente para cubrir solamente el 6% de las necesidades. Para obviar ese déficit la población explota en exceso la vegetación y la situación empeora continuamente. No existe solución forestal alguna en gran escala. Se puede pensar sólo en establecer plantaciones alrededor de los puntos de aguada, con la triple finalidad de facilitar forrajes para el ganado, ofrecer leña a la población y estabilizar y proteger el medio ambiente, pero todo ello será insuficiente para resolver globalmente el problema.

ii) Poblaciones de las montañas del Himalaya (categoría 2) las personas que viven en el campo en estas zonas son 28,5 millones y sus necesidades de materiales leñosos energéticos, dadas las condiciones climáticas, son elevadas, con cifras que van de 1,3 a 1,8 m3 por habitante y ano. Las disponibilidades teóricas son por término medio de 0,18 m3/hab/año, suficientes para atender solamente el 12% de las necesidades. Por otro lado, a las necesidades de leña hay que añadir las de otros productos forestales y forrajeros, que han de atenderse recurriendo a la misma vegetación forestal. La población, pues, se ve en la necesidad de sobreexplotar todos los recursos leñosos disponibles, con la consiguiente degradación, cada vez más acentuada, del suelo y de la vegetación. La situación irá empeorando continuamente durante los próximos 20 años. Son absolutamente necesarias intervenciones forestales para frenar el proceso de degradación del suelo y la erosión. La integración del árbol en los sistemas de cultivo y el mantenimiento de cierta cubierta forestal deben ser preocupación continua de los responsables del desarrollo agrícola. Hay que reconocer, sin embargo, que la producción de leña de las plantaciones no permitirá en ningún caso atender todas las necesidades energéticas domésticas. Son necesarias otras intervenciones.

iii) Poblaciones pobres de los grandes centros urbanos. Es imposible evaluar el número de personas afectadas, pero es sin duda alguna considerable, con un total de varias decenas de millones de personas. Incluso teniendo en cuenta que sus necesidades son reducidas, la imposibilidad económica en que se encuentran de pagar el precio de las energías comerciales sustitutivas las coloca en una grave situación de escasez energética, que a menudo viene a sumarse a la penuria alimentaria. El problema, en este caso, no es de carácter forestal sino socioeconómico.

2) Situaciones de déficit

Afectan a las zonas rurales en las que la disponibilidad compatible con una producción sostenida es inferior a las necesidades, a pesar de lo cual la población consigue satisfacerlas recurriendo a la sobreexplotación de los recursos leñosos y vegetales existentes.

Se pueden distinguir los siguientes grupos:

i) Poblaciones de zonas rurales con clima generalmente poco favorable para la vegetación forestal (categoría 3): los habitantes rurales de estas zonas ascienden a 288 millones, que viven frugalmente y con pocas necesidades. Las necesidades de materiales lanosos y vegetales se colocan entre 0,2 y 0,7 m3/hab/año, teniendo en cuenta la importancia del uso de excremento de animales. La disponibilidad de productos leñosos y vegetales se ha calculado por término medio en 0,18 m3/hab/año, lo que equivale al 40% de las necesidades. Las situaciones extremas son más graves. En algunos lugares, las disponibilidades estimadas no permiten atender más que el 20% de las necesidades. Se llega así a una sobreexplotación de los recursos, con la consiguiente degradación del suelo y de la vegetación. La importancia de la población afectada hace que las soluciones forestales tengan sólo alcance limitado: seria claramente absurdo pensar en producir anualmente 75 millones de m3 de leña - a tanto asciende actualmente el déficit global - a partir de plantaciones forestales en una región poco favorable climáticamente y en la que los mejores suelos están sometidos a una intensa explotación agrícola. Por lo que se refiere a la vegetación natural, los gobiernos de los países en cuestión (India, Pakistán, Nepal) hacen cuanto pueden para protegerla y explotarla racionalmente, pero las condiciones naturales limitan su productividad.

ii) Poblaciones de zonas rurales con clima generalmente favorable para la vegetación forestal (categoría 4). Son 412 millones los seres humanos que viven en esas zonas, con formas de vida semejantes a las de la población de que se ha hablado más arriba pero con necesidades de energía procedente de materiales leñosos y vegetales ligeramente mayores, debido a la menor abundancia de excrementos de animales y a la mayor humedad del clima. Las necesidades pueden estimarse entre 0,3 y 0,9 m3/hab/año. Como la disponibilidad media calculada es de 0, 27 m3/hab/año, están cubiertas sólo del 30 al 90% de las necesidades. También en este caso, pues, la población se ve obligada a sobreexplotar los recursos. El clima favorable hace pensar que será posible reducir parcialmente el déficit con plantaciones forestales, pero la escasa disponibilidad de tierras libres y productivas en esas zonas superpobladas no permite esperar en grandes operaciones de repoblación. Hay que insistir, pues, sobre todo en la integración del árbol con la agricultura y en el desarrollo de pequeñas plantaciones familiares o comunales. Suponiendo una productividad de 12 m3/ha/año a la edad de seis años, bastarían de 25 a 30 hectáreas para asegurar una proporción no insignificante del aprovisionamiento de leña de un grupo de 100 personas. Se debe conceder, pues, altísima prioridad a la solución forestal para resolver el déficit existente de energía doméstica. Pero para que esa solución tenga éxito es necesario sensibilizar, educar, alentar y encuadrar a la población rural. Es preciso introducir árboles en todos los lugares donde no representen un impedimento para el desarrollo y la productividad de la agricultura, que, antes bien, deben complementar.

3) Situaciones criticas que evolucionan hacia una situación de déficit.

Afectan a parta de las poblaciones rurales que viven en zonas ocupadas por bosques densos en las cuales la roturación de tierras con fines agrícolas avanza incesantemente en detrimento de las formaciones forestales. Entran en este grupo las zonas de la Categoría 5, en las que vivían en 1980 147 millones de personas, con disponibilidades de leña por habitante superiores en general a sus necesidades. Sin embargo, el crecimiento demográfico y la disminución de los recursos forestales harán que en muchos lugares se llegue, para el ano 2000, a una situación de déficit. Para afrontarla, la gente tendrá que sobreexplotar los recursos disponibles, con el consiguiente empobrecimiento progresivo de las zonas boscosas accesibles y, en particular, de los barbechos de bosque que ya no podrán desempeñar, por esa razón, su función de barbechos. Es evidente que han de tomarse medidas ya desde ahora para que:

1) La colonización de tierras forestales por parte de la población agrícola se haga según un plan razonado de aprovechamiento de la tierra, que prevea la conservación de las zonas forestales indispensables para el aprovisionamiento de leña y tenga en cuenta al mismo tiempo la introducción de nuevas técnicas agrícolas que permitan contemporáneamente intensificar la producción, estabilizar las tierras de labor y conservar la vegetación arbórea.

2) Se recuperen al máximo los productos leñosos, evitando los desperdicios que hoy día se producen durante los trabajos de desmonte.

3) Se establezcan plantaciones, a medida que avance la frontera agrícola, para compensar por los desmontes hechos, pero evitando darles una extensión inabordable por razón de lo elevado de los costos unitarios. Se deberá dar prioridad, pues, a las plantaciones comunales y agrícolas y a la introducción de técnicas agrosilvícolas.

Si se interviene simultáneamente en todos esos campos, debería ser posible tener a raya la tendencia actual y la población podría encontrarse en condiciones de atender sin problemas sus necesidades energéticas domésticas en el año 2000.


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