Gobernanza de la tenencia
La tenencia es fundamental para los medios de vida de miles de millones de personas. Para muchas de ellas, su seguridad alimentaria está vinculada a la seguridad de la tenencia. Las personas que poseen derechos de tenencia inseguros y débiles corren el riesgo de perder sus medios de subsistencia si pierden el acceso a los recursos naturales. Las mujeres a menudo cuentan con derechos de tenencia más débiles en zonas donde hay discriminación en cuanto a leyes y costumbres. Los sistemas de tenencia determinan quiénes pueden usar qué recursos, durante cuánto tiempo y en qué condiciones. Muchos problemas relacionados con la tenencia surgen a consecuencia de una gobernanza débil; y los intentos de abordar los problemas de tenencia se ven afectados por la calidad de la gobernanza.


La función de la FAO en la tenencia

Las Directrices promueven la gobernanza responsable de la tierra, la pesca y los bosques con respecto a todas las formas de tenencia: pública, comunal, indígena, consuetudinaria e informal.

Las metas globales de las Directrices son la consecución de la seguridad alimentaria para todos y el apoyo a la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. Al tiempo que respaldan los esfuerzos encaminados a la erradicación del hambre y la pobreza, las Directrices tienen también por objetivo contribuir al logro de medios de vida sostenibles, a la estabilidad social, a la seguridad de la vivienda, al desarrollo rural, a la protección medioambiental y al desarrollo social y económico sostenible. Con estas Directrices se busca aportar benefi cios a los individuos en todos los países, aunque se hace hincapié en las personas vulnerables y marginadas.

Las Directrices sirven como texto de referencia en el que se estipulan principios y normas internacionalmente aceptados para las prácticas responsables de la gobernanza de la tenencia. Las Directrices constituyen un marco que los Estados pueden utilizar a la hora de elaborar sus propias estrategias, políticas, legislación, programas y actividades. Las Directrices permiten a los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los ciudadanos juzgar si las actuaciones que ellos se proponen llevar a cabo, o si las actuaciones de otros sujetos, constituyen prácticas aceptables.

Las Directrices están disponibles en varios idiomas