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Veinte años después

EL 16 DE OCTUBRE de 1945 se reunieron en Quebec, bajo la presidencia de Lester B. Pearson, actual Primer Ministro del Canadá, los representantes de 42 países, para firmar la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, y celebrar el primer período de sesiones de su Conferencia.

El momento era propicio para iniciar la empresa, menos de seis meses después del final de la segunda guerra mundial. El lugar también era propicio - el Canadá, nación forestal que posee más de 4.400.000 km² de bosques, origen de la industria más importante del país, cuya producción representa el grupo más importante (30 por ciento) de sus exportaciones totales.

En noviembre de 1965, los representantes de 114 Estados Miembros se reunieron en la sede central de la FAO, en Roma, bajo la presidencia de Maurice Sauvé, Ministro de Montes del Canadá, para el 13° período de sesiones de la Conferencia y para celebrar el vigésimo aniversario de la fundación de la FAO.

En su análisis de la situación forestal mundial, la Conferencia hizo ciertas consideraciones que han de servir para determinar la escala y el tipo de las actividades futuras de la FAO, a saber que:

- Desde la mitad del siglo para acá se ha producido una rápida aceleración en la demanda de productos forestales, tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo, la cual probablemente proseguirá en los decenios próximos. Además, el carácter de la demanda está cambiando. En todo el mundo se siente la necesidad de elevar y mejorar cualitativamente los objetivos de la producción forestal y revisar las políticas apropiadas para conseguirlos.

- Los cambios fundamentales que están ocurriendo en las relaciones entre los recursos y las necesidades requerirán modificaciones en el sistema actual de comercio internacional de los productos forestales. En particular, será necesaria una considerable ampliación de las industrias forestales de los países en desarrollo para satisfacer su propia creciente demanda interna y contribuir a enjugar los déficit que actualmente se observan en ciertas regiones industrializadas.

- El fomento de la silvicultura y las industrias forestales es objeto cada día de una mayor atención, sobre todo en los países en desarrollo, precisamente porque estos sectores pueden desempeñar una función capital en el estímulo del progreso económico general y presentan oportunidades favorables para reducir las importaciones y aumentar las exportaciones.

- Las futuras necesidades mundiales de madera podrán ser satisfechas, pero únicamente a condición de que los progresos tecnológicos actuales y los que se consigan en los años venideros se apliquen rápidamente. Por ejemplo, aunque se debe procurar aumentar la productividad de los montes naturales, esto tendrá que ser complementado en escala cada vez mayor mediante bosques artificiales. Ello requerirá una investigación y experimentación más sistemáticas en el campo de la mejora de las especies arbóreas, y una mayor atención a los peligros que representan las plagas y las enfermedades forestales, y los incendios en los montes. Análogamente, la tecnología de las industrias forestales habrá de adaptarse para facilitar la elaboración de las especies y mezclas de especies no tradicionales, y de materias primas fibrosas que no proceden de la madera.

- Las actividades que no se encaminan propiamente a la producción forestal (lucha contra la erosión, riqueza hidrológica, ordenación de la fauna silvestre, recreo, turismo) están adquiriendo cada vez más importancia, hasta el punto de que ésta es ya mayor que la que se da a la producción de madera en muchos países. En general, va siendo necesario reexaminar las políticas forestales y establecer conceptos revisados y modernizados de ordenación forestal. Tanto los países desarrollados como los que están en vías de desarrollo buscan la dirección y orientación de la FAO en esta revalorización, pues la FAO formuló hace más de diez años los principios de política forestal que aún actualmente informan la mayoría de las políticas forestales nacionales.

- Los administradores forestales se enfrentan hoy día con tareas mucho más complejas que aquellas con las que se enfrentaban sus predecesores. Esto es así sobre todo en los países en desarrollo. Las instituciones de enseñanza forestal superior que se han ajustado a esta modificación de las necesidades no son todavía suficientes. La FAO reúne condiciones excepcionales para interpretar estos cambios de las necesidades, gracias al estrecho contacto que mantiene con las administraciones forestales de las distintas naciones, a sus relaciones de trabajo con las industrias forestales, a su conocimiento de las necesidades de los países en desarrollo, y a sus contactos con muchas instituciones docentes forestales en cuyas actividades a veces interviene. Por ello, corresponde a la FAO la responsabilidad de fomentar el diálogo e iniciar medidas, y de ayudar a las escuelas forestales en la modificación de sus planes de estudio.

Corte obtenido de un rodal de abeto de 70 años de edad en el sur de Finlandia. La masa de abeto creció bajo cubierta de una masa vieja de pinos y su desarrollo fue muy lento.

La altura medía de la masa fue de sólo 5 m. El tratamiento fue el siguiente: (a) eliminación de la masa de pinos dominante hace diez años; (b) aclareo ligero del piso inferior de abetos; (c) abanado hace cuatro años a razón de 175 kg de nitrógeno por ha.

Los resultados son perfectamente visibles: un mayor incremento diamétrico como reacción al aclareo y una sorprendente respuesta al abonado.

(Foto: Metsalehti, Helsinki)


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