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Apertura de zanjas por voladura

F. C. BUBBERMAN Y A. T. VINK

F. C. BUBBERMAN Y A. T. VINK son Conservadores Auxiliares Superiores de Montes en el Servicio Forestal de Surinam.

Acceso al bosque palustre tropical en Surinam

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS el Servicio Forestal de Surinam ha logrado experiencia del empleo de explosivos como método para abrir a la explotación los valiosos, poro hasta ahora impenetrables, bosques palustres. Que los autores sepan, el tema del empleo de explosivos en la explotación forestal no se ha tratado nunca en un documento técnico, aunque las operaciones que al respecto se llevan a cabo en Surinam se hayan mencionado brevemente en algunas notas. Como el empleo de explosivos podría ofrecer una solución a los problemas del transporte forestal en otras partes, se estima útil una más completa discusión de la técnica. En las páginas que siguen se hace una descripción bastante detallada del suelo y la vegetación del bosque palustre de Surinam que permitirá al lector apreciar la posibilidad de aplicar este método de construcción de zanjas a las condiciones locales.

Los bosques palustres

Surinam (162.900 km²) está situado en la costa nordeste de América del Sur en la zona de monte higrofítico tropical de tierras bajas. La temperatura media atmosférica diaria permanece bastante constante durante todo el año alrededor de 26°C. La precipitación media anual oscila entre 2.000 y 2.400 mm, siendo las lluvias principales de abril a julio, la más importante estación seca hasta noviembre, y cortas temporadas húmeda y seca, menos definidas, entre diciembre y abril.

Se reconocen dos amplias divisiones geológicas:

1. Complejo basal (edad arcaica a paleozoica), principalmente en la región de tierras altas densamente boscosas que abarca las 4/5 partes de Surínam.

2. Depósitos jóvenes, divididos en:

a) la serie «White Sand» en la región de tierras bajas;
b) la serie «Coastal Sedimentary» en la faja costera.

Hablando en general, los depósitos jóvenes forman fajas continuas más o menos paralelas a la costa atlántica, aunque más estrechas en el este y ensanchándose hacia el sudoeste.

Los tipos de suelo y la vegetación tienden a seguir la pauta geológica principal. Las arenas y margas estériles de la serie «White Sand» presentan diferentes tipos de vegetación xerofítica. En las arcillas fértiles del aluvión costero se encuentran los bosques palustres tema de este artículo. La llanura costera, que cubre unos 21.000 km² en total, está formada por un paisaje casi llano, en parte inundado, debido a los obstáculos que se oponen al desagüe, y cubierto por varios tipos de vegetación higrofítica. La población de Surinam (325.000 personas) está concentrada sobre todo en la zona costera.

PAISAJE Y SUELOS DE LA LLANURA COSTERA

Edafológicamente la llanura costera se divide (de norte a sur) en:

a) la llanura costera joven;
b) la llanura costera vieja.

Llanura costera joven. Consiste en arcillas marinas situadas al nivel o bajo el nivel de la marea alta, y sobre las cuales se han depositado localmente arenas y conchas formando arrecife en las antiguas líneas costeras. Estos arrecifes largos, bajos y estrechos se presentan individualmente o en masas y se encuentran sobre todo en el Surínam central y oriental.

Llanura costera vieja. Es esencialmente una repetición de los elementos del paisaje de la llanura costera joven, pero más viejos, más erosionados y a una elevación mayor, más o menos hasta 10 m sobre el nivel del mar. Consiste en zonas arenosas finas y secas y manchas de marjal de forma irregular, con un suelo limoso. Los complejos arenosos y limosos se hallan separados por sistemas de calas y pantanos con un suelo arcilloso, pertenecientes por edad y origen a la llanura costera joven.

Lo mismo que esta última, la llanura vieja se formó por sedimentos marinos depositados en un mar somero detrás de la barra. Las sucesivas regresiones y transgresiones del mar han modificado el paisaje original en medida mucho mayor que en la llanura costera joven. Los pantanos jóvenes situados entre las islas viejas en el paisaje arcilloso indican una transgresión; la diferencia de elevación entre la llanura costera joven y la vieja revela una considerable regresión subsiguiente.

VEGETACIÓN DE LA LLANURA COSTERA

En general, en la zona costera se halla en progreso una acreción de tierra por sedimentación, acumulación de materia orgánica, o ambas cosas. A medida que progresa la acreción, la vegetación herbácea colonizadora se transforma gradualmente en monte bajo palustre, monte alto palustre y eventualmente monte de marjal. El mar o el fuego pueden retrasar o invertir el proceso.

Salvo en los arrecifes en los cuales crece principalmente un tipo de monte alto, la vegetación natural en la zona costera comprende exclusivamente tipos de vegetación higrofítica, caracterizados por su estructura simple y su pobreza en especies. De los tipos de vegetación higrofítica, el monte alto palustre es el que tiene interés dentro del contexto de este artículo.

MONTE ALTO PALUSTRE

Como último estadio intermedio en la sucesión desde monte abierto palustre a monte de marjal, el monte alto palustre se encuentra en las partes más antiguas de la zona costera joven, así como en la zona costera vieja, especialmente en el paisaje de arcilla vieja. Este tipo de monte constituye un 36 por ciento de los montes costeros o aproximadamente el 4 por ciento del total de la superficie boscosa de Surínam (Figura 1).

El suelo consiste en arcilla pesada, grisácea y a veces limosa. El bosque palustre está inundado la mayor parte del año y permanece por lo menos húmedo durante la larga temporada seca. Durante la principal temporada de lluvias permanece inundado hasta una profundidad de 1 m, y más en algunos lugares. La materia orgánica incompletamente descompuesta se acumula formando una capa de turba - llamada localmente pegasse - sobre la capa superficial de arcilla, siempre que el agua estancada sumamente ácida produzca las necesarias condiciones anaeróbicas. La capa de pegasse varía de espesor desde 0,25 a 0,75 m hasta 2 m en las antiguas cárcavas de erosión.

En los años extremadamente secos la pegasse puede secarse completamente y constituir un considerable peligro de incendio. En 1963-64, vastas extensiones de bosque palustre quedaron devastadas por incendios de la pegasse debidos a la mano del hombre.

El monte alto palustre constituye un tipo de masa con subpiso; el piso superior varía entre 20 y 30 m de altura, el inferior consiste en latizal de las especies de cubierta y de algunas palmeras, una de las cuales (Enterpe) también alcanza el tamaño de la cubierta. Los árboles del bosque palustre son de especies de raíces laminares, adaptadas a su habitat mediante soportes mecánicos: costillas basales, como Virola surinamensis, Pterocarpus officinalis; raíces zanco como Symphonia globulifera, grandes masas de raíces como las palmeras Euterpe oleracea y Mauritia flexuosa. Otras especies palustres comunes son Triplaris surinamensis y Tabebuia spp.

El bosque palustre es pobre en especies: cuanto mayor es el período de completa inundación, menor es el número de especies. Cuando se trata de masas bastante abiertas, se pueden contar de 110 a 130 árboles (de más de 25 cm de diámetro) por ha, con un área basimétrica de aproximadamente 13 m² por ha.

FIGURA 1. - Monte alto palustre.

BOSQUE DE VIROLA

En algunos complejos de monte alto palustre Virola surinamensis es una de las especies dominantes de la cubierta, hasta el punto de que dichas masas pueden llamarse «bosque de Virola»

Las especies de cubierta características de las masas de Virola son Symphonia globulifera, Pterocarpus officinalis, Tabebuia insignes, var. monophylla y la palmera Euterpe oleracea.

Las masas de Virola - cinco en total, de tamaño que varía de 6.000 a más de 40.000 ha y alcanzando un total de 100.000 ha - se encuentran principalmente en las zonas bajas formadas por la erosión del paisaje de arcilla de la llanura costera vieja. Los remanentes de la llanura original son hoy día islas más altas de forma irregular en las que crece el bosque de marjal o el monte alto en los pantanos circundantes.

En el Cuadro 1 se resumen los tipos de paisaje, suelos y vegetación en la zona costera y se indica la posición de los montes de Virola en el sistema general.

Virola surinamensis, conocida localmente como «Baboen», es de común a frecuente en el monte alto palustre y común en el bosque de marjal y en el monte ribereño. Su distribución incluye la región amazónica del Brasil, las Guayanas, Venezuela y parte de las Antillas.

Virola es un árbol con costillas basales divaricadas. Alcanza una altura de 30 a 35 m y un diámetro de 60 a 70 cm, ocasionalmente hasta 90 cm. El fuste usualmente estrecho y cilíndrico es de 15 a 20 m de largo.

La madera de Virola ligera y de un rosado pardo ha alcanzado reputación excelente para la obtención de chapas por desenrollo de Virola y las masas se han convertido en una valiosa fuente de materia prima para la industria del contrachapado de Surínam (en 1963 se exportaron tableros contrachapados de Virola por un valor de 2,3 millones de dólares, o sea, aproximadamente el 5 por ciento del total de las exportaciones de Surínam). Estos hechos explican suficientemente la importancia de hallar métodos para inventariar y poner en explotación las reservas de Virola.

CUADRO 1. - PAISAJES, TIPOS DE SUELOS Y DE VEGETACIÓN

División geológica

Tipo de suelo

Formación edafológica

Paisaje

Tipo de vegetación

Zona

Depósitos jóvenes

Sedimentos jóvenes

Demerara (zona costera joven)

Paisaje de arrecifes

Bosque de arrecifes

Costera

Paisaje de arcilla

Manglar
Palustre abierta
Bosque palustre


Sedimentos viejos

Coropina (zona costera vieja)

Paisaje de arrecifes viejos

Bosque de arrecifes
Bosque de marjal


Paisaje de arcilla vieja

Bosque de marjal
Bosque palustre
Bosque de Virola


Zanderij

Arenas de cubierta

Sabana

Interior

Complejo basal

Suelo residual


Granitos
Esquistos

Monte alto
Bosque de marjal

Interior

Inventario

INTERPRETACIÓN DE LAS FOTOGRAFÍAS AÉREAS

Debido a las condiciones del terreno, las operaciones terrestres de inventariación de los montes palustres resultan en extremo difíciles, por lo cual hay que utilizar, en la medida de lo posible, las fotografías aéreas.

Se dispone de fotografías aéreas de toda la parte septentrional de Surínam a escala de 1: 40.000 y 1: 20.000. A estas escalas los tipos de bosque se distinguen fácilmente, pero en cambio es raro que puedan identificarse las especies arbóreas. En el caso del bosque de Virola, dada su textura uniforme y el poco contraste de la imagen fotográfica, se descarta toda posibilidad de identificación específica de cada árbol.

No obstante, los experimentos realizados indican que a una escala de 1: 10.000 en las fotografías aéreas se ve la cubierta con suficiente detalle como para poder distinguir los árboles separados y cuando se trata del bosque de Virola - que florísticamente es pobre - se puede identificar cada una de las especies que lo componen. En 1956-60 se preparó un levantamiento fotográfico a escala 1 :10.000 que abarcaba todos los principales complejos de Virola.

Mediante un reconocimiento terrestre, la imagen fotográfica puede compararse fácilmente con la estructura de copas según se ve desde abajo, sin la interferencia de los otros pisos intermedios, y la construcción de una clave de interpretación fotográfica no suscita problemas. Una vez que se ha establecido una clave de interpretación para una zona determinada, toda la masa puede ser inventariada fácilmente y con precisión marcando con un punto todos los árboles de Virola visibles en las fotos y contando todos los que hay en 100 ha2. Los puntos se transfieren también a unos mapas de puntos a escala 1: 10.000 que muestran claramente el emplazamiento de las concentraciones de Virola más ricas y sirven como base para proyectar la explotación.

Hasta ahora, se ha terminado la inventariación de tres rodales de Virola.

Zona

Hectáreas

N° de árboles de Virola

Volumen comerciable estimado en m³

Rorac

11 300

41 000

78 000

Perica

13 800

37 400

75 000

Tibiti

11 900

11 300

19 000

PRECISIÓN DEL INVENTARIO FOTOGRÁFICO

Aparte de la experiencia del intérprete, los errores de interpretación dependen principalmente de la composición florística del rodal de que se trate.

La presencia de otras especies de cubierta afecta a los resultados de la interpretación en forma diferente en cada localidad, según la composición de la masa.

Por ejemplo, la especie de bosque palustre Tabebuia insignia, que se parece mucho a Virola en las fotografías aéreas, va haciéndose cada vez más frecuente hacia el oeste de Surínam.

La calidad de la fotografía y la posición del sol en el momento de tomarla influyen considerablemente en el tono y contraste de la imagen y, por tanto, en los resultados de la interpretación. Aunque la interpretación fotográfica reduce enormemente la labor de campo, siempre es necesaria la comprobación terrestre de los resultados de la interpretación. La comparación del inventario fotográfico con un conteo terrestre en dos parcelas de muestreo, con un total de 34 ha, reveló que:

1. Aproximadamente el 70 por ciento de los árboles clasificados como Virola por un observador experimentado, se habían identificado correctamente; el 30 por ciento pertenecía a otras especies.

2. El número total de árboles de Virola visibles - y potencialmente identificables - sobre las fotografías es igual o excede al número de árboles identificados como Virola (correcta o incorrectamente). En otras palabras, la interpretación de la fotografía proporciona una estimación prudente de la verdadera densidad de la masa.

3. La precisión de la interpretación aumenta con el diámetro de los árboles.

4. Los árboles de más de 40 cm de diámetro, es decir, de tamaño comerciable, siempre son visibles en las fotografías.

5. Muy a menudo crecen varios árboles de Virola muy juntos y sobre la foto se interpretan como un solo árbol.

La conclusión que se extrae de los datos de la parcela de muestreo es que la interpretación de las fotografías aéreas al 1: 10.000 proporciona una estimación bastante precisa de la densidad y distribución de los pies de Virola de tamaño comerciable.

Empleo de explosivos

La madera de Virola flota y los bosques están inundados durante por lo menos parte del año, por lo que, evidentemente, el transporte por agua ha sido y sigue siendo el principal método de extracción. Las masas de Virola fácilmente accesibles situadas cerca de las orillas de los ríos se extrajeron hace años a través de zanjas excavadas a mano. Se necesitaban métodos más eficaces y rápidos para abrir a la explotación las extensas masas vírgenes que están más alejadas de los ríos.

En Norteamérica, Escandinavia y en otras partes, el empleo de explosivos en lugar de instrumentos mecánicos es un método bien conocido para la construcción de zanjas de drenaje en terreno llano anegado. La dinamita elimina fácilmente la vegetación, tocones, grandes cantos rodados y demás obstáculos que impedirían el empleo de maquinaria para desmontes. El método se presta a muchos usos, es fácilmente adaptable a las necesidades y no exige un oneroso gasto inicial de inversión de capital, talleres ni mecánicos especializados para su aplicación.

La apertura de zanjas por voladura consiste esencialmente en colocar cargas explosivas en el terreno a intervalos fijos, a lo largo de la línea central de la zanja proyectada. Los gases de expansión formados por la explosión lanzan la tierra en todas direcciones; una parte vuelve a caer en la zanja abierta, pero la mayor parte cae fuera, formando una trinchera en forma de V o de U, cuyas anchura y profundidad están determinadas por las condiciones del suelo y el peso de la carga. La distancia entre las cargas dependerá del tamaño de cada una de éstas. En el empleo de explosivos se suele hacer explotar cada carga por propagación: sólo una de las cargas se ceba y enciende, eléctricamente o con una mecha de seguridad, la concusión de la primera explosión se propaga potentemente a través del suelo mojado o húmedo y hace explotar las demás cargas.

En el suelo seco, la propagación de la explosión no es factible y deben encenderse todas las cargas, cada una por separado y simultáneamente, mediante un sistema de encendido eléctrico o de detonadores.

Como la explosión por propagación es a la vez más barata y más sencilla que el encendido individual de todas las cargas, conviene utilizarla siempre que las condiciones de humedad del suelo lo permitan. Cuando el suelo es lo suficientemente cohesivo como para aglutinarse cuando se le moldea con las manos, es también lo bastante húmedo para que la explosión se propague. La humedad insuficiente reduce seriamente la distancia de propagación; la humedad adicional permite mayores intervalos entre las cargas.

APERTURA DE ZANJAS POR VOLADURA EN SURINAM

Los experimentos en este sentido parecieron indicados, tanto más que en los pantanos de Virola se reúnen todas las condiciones para el éxito del procedimiento: terreno bastante llano, nivel freático elevado y un subsuelo firme bastante próximo a la superficie.

Las explosiones de ensayo dieron resultados satisfactorios y en 1958 el Servicio Forestal de Surínam inició un proyecto de apertura sistemática de zanjas por voladura para hacer accesible el bosque palustre de la zona de Rorac (39 km de zanjas abiertas con explosivos en 1958-61) y de la zona de Perita (22 km de zanjas, en 1961-63). Entre tanto, una empresa maderera privada abrió 23 km de zanjas por voladura en el bosque de Virola de Tibiti.

Las zanjas están proyectadas en los mapas punteados del inventario para explotar las concentraciones más ricas de Virola y hacer que todo el bosque sea accesible para la explotación. Con el fin de que cumplan su función de canales de extracción para el transporte por flotación de las trozas hasta el río, las zanjas tienen que tener de 3 a 4 m de ancho y de 0,75 a 1 m de profundidad en la estación de lluvias.

La información sobre la apertura de zanjas por voladura en los manuales de ingeniería se basa en la experiencia lograda por el Servicio Forestal. En las turberas blandas, la voladura da pocos resultados y en las arenas o gravas finas, la construcción de zanjas con explosivos resulta prácticamente imposible. En Surínam se han logrado resultados satisfactorios con voladuras en suelos de arena muy fina, pero las zanjas resultantes se ciegan otra vez al cabo de poco tiempo.

FIGURA 2. - Barra punzón utilizada por el Servicio Forestal para la labor de voladura. Obsérvese que en los últimos modelos se ha sustituido en la barra punzón el tul o de 2,54 cm de calibre por una varilla maciza de acero de 1,9 cm para evitar el rápido atascamiento del punzón como consecuencia del escaso espacio disponible entre el punzón y la pared del tubo.

Figura 2a. VARILLA HUECA

Figura 2b. PUNZON

Figura 2c. APARATO MONTADO

Las notas siguientes describen la técnica de la voladura en general con referencia especial a las experiencias en los bosques palustres de Surínam.

EXPLOSIVOS, ACCESORIOS, HERRAMIENTAS

Explosivos

Dinamita para abrir zanjas (DD).1 Es un explosivo de alta potencia y contiene el 50 por ciento de nitroglicerina en un medio absorbente. Fabricada especialmente para abrir zanjas con explosivos, DD es altamente sensible al choque y resistente al agua, lo que permite que se encienda por propagación en el suelo húmedo o mojado. Su manipulación resulta cara y bastante peligrosa debido a su sensibilidad. En Surinam se utilizó en cajas de 23 kg que contenían unos 100 cartuchos, de 230 g y 3,17 x 20,32 cm de tamaño cada uno.

1 Los nombres comerciales se refieren a explosivos americanos y canadienses.

Dinamitas Red Cross extra (RC).1 En este tipo parte de la nitroglicerina está sustituida por nitrato amónico para hacerla más económica y menos sensible, es decir, de manejo más seguro. La RC con 50 por ciento de potencia es suficientemente resistente al agua para emplearla en la construcción de zanjas, pero la RC no puede encenderse con seguridad por propagación y hay que utilizar un cartucho de DD colocado al lado o con detonadores. En Surínam se utilizó principalmente en cartuchos de 2,3 kg. y 7,6 x 40,6 cm de tamaño para la voladura de tocones, etc., en las servidumbres de paso.

1 Los nombres comerciales se refieren a explosivos americanos y canadienses.

Otros explosivos. Más baratos y seguros aún que el RC, no contienen ninguna nitroglicerina. Son muy insensibles y no resistentes al agua y sólo pueden utilizarse en barrenos secos y hay que prenderlos con explosivos de gran poder o con fulminantes adecuados. El Servicio Forestal de Surínam tiene poca experiencia, aunque positiva, acerca de los explosivos para la voladura en arrecifes de arena muy fina.

Para evitar largos plazos de entrega y elevados fletes, el Servicio Forestal de Surínam se surtió de explosivos aprovechando las partidas recibidas regularmente por una empresa minera local.

Accesorios

Detonadores. Son pequeños tubos de metal que contienen un explosivo muy sensible destinado a prender la principal carga explosiva cuando se enciende eléctricamente (detonadores eléctricos) o con las chispas de una mecha de seguridad.

Mechas de seguridad. Están formadas de un núcleo central combustible dentro de una envoltura protectora. Una vez encendida, arde lentamente y da tiempo al obrero que la enciende para retirarse mientras la llama llega por la mecha al detonador y a la carga cebada fija en el otro extremo.

Mecha de explosión o detonante. Consiste en un núcleo central explosivo, con envoltura protectora. Cuando se enciende - eléctricamente o con un detonador o cebo corriente - detona, encendiendo sucesivamente todas las demás cargas explosivas con las cuales está en contacto.

Tenazas para detonador. Están especialmente diseñadas para doblar la cápsula y unir los detonadores a la mecha.

Herramientas para la colocación de las cargas

Se necesitan herramientas para perforar los barrenos, espaciarlos a distancias correctas y colocar en ellos la carga de explosivos.

Punzones de tierra. De madera o de metal son adecuados para abrir en suelos blandos barrenos poco profundos capaces para un solo cartucho.

Barras punzones tubulares. Se utilizan generalmente para abrir barrenos de 0,75 a 1 m de profundidad en suelos firmes u obstruidos por raíces. La herramienta comprende una varilla hueca, de unos 4 a 5 cm de diámetro, con asas, que penetra en el suelo mediante los golpes repetidos de una barra punzón compensada insertada en la varilla hueca. Hay diversos tipos de estas barras punzones, el tipo utilizado en Surínam es el que se muestra en las figuras 2 y 3. Puede construirse en cualquier fragua con tubo y una varilla de hierro. Las barras punzones tienden a romperse en los momentos más inconvenientes y hay que disponer de un amplio surtido de ellas a mano cuando se está procediendo a la colocación de las cargas.

En las operaciones de voladura emprendidas por el Servicio Forestal se estimó conveniente utilizar dos varillas por cada barra punzón atacando una de ellas mientras la anterior se está cargando con dinamita. El explosivo se coloca con la atacadera y la varilla hueca se retira haciéndola deslizar sobre la atacadera. Este sistema impide que quede un cartucho adherido en el interior de la varilla o que la barra se inserte inadvertidamente en un hoyo ya cargado, ambas cosas con consecuencias desastrosas (Figura 4).

Taladros de poste. Con un diámetro de 7,5-15 cm, accionados a máquina o a mano, se utilizan para abrir barrenos de 1 a 1,20 m de profundidad en suelo arcilloso seco, para la voladura por el método denominado de «barreno de poste» (véase más abajo). A veces hay que iniciar el barreno con una laya para abrir paso por una zona de raíces entrelazadas.

Atacaderas de madera. Son sencillamente palos redondos, de 1 m de largo aproximadamente, con los extremos cuadrados, que se emplean para empujar los cartuchos de dinamita dentro de los barrenos. (Esta operación no debe hacerse nunca con un instrumento metálico porque puede hacer chispas.) La atacadera debe ser graduada para colocar las cargas a una profundidad uniforme. Para espaciar las cargas a la distancia correcta se emplea simplemente una regla de medir.

PREPARACIÓN DEL TERRENO

El sistema de trincheras o zanjas, proyectado en los mapas punteados de las masas de Virola preparados a partir de las fotografías aéreas, se levanta sobre el terreno con cadena y compás y se señala la pista con estacas.

En algunos casos hay que nivelar el terreno. Separadas del curso inferior de los ríos marismeños, las zonas de bosque palustre están drenadas por corrientes naturales de aguas sinuosas y lentas, apenas visibles a veces, que encuentran eventualmente paso hasta el río a través de ensenadas pantanosas o de un canal marismeño que atraviesa el dique marginal del río.

En el proyecto Rorac la nivelación presentó una diferencia de altura de 3 m entre el río y el pantano a sólo 2,5 km tierra adentro. En esto caso tuvo que construirse una serie de presas y compuertas en el canal de acceso desde el río.

FIGURA 3. - Operación de barrenar y cargar: se ataca una varilla en el suelo mientras la anterior se carga con cartuchos de dinamita.

FIGURA 4. - Orden esquemático de las operaciones de barrenado y colocación de las cargas: (a) barrenado, (b) atacado, (c) carga.

En el proyecto Perita se proyectó un ramal de zanja para atravesar un canal que allí había de drenaje poco profundo. La nivelación reveló que este último se hallaba a menor elevación que la entrada principal a la red de zanjas, de tal manera que éstas tenían que ser drenadas hasta vaciarlas en una dirección totalmente indeseable si se hubiera construido la conexión propuesta.

Al principio se apearon todos los árboles en una faja de 20 m de ancho y se extrajeron todos los troncos pequeños y despojos de corta en una zona central de 10 m. En sucesivos ensayos por fajas de 10 m de ancho, limpiando sólo el eje de los residuos de la corta, se obtuvieron resultados satisfactorios, aunque los costos de limpieza de las zanjas aumentaron ligeramente. Este sistema se normalizó como práctica a partir de 1962.

Para facilitar el transporte de la dinamita a través de la abrupta y a veces anegada faja, se construye siempre a lo largo de la pista un pasaje de tránsito con troncos de palma.

TÉCNICA DE TRABAJO

Para llegar a un cálculo aproximado, debe suponerse que 454 g o 2 cartuchos de DD al 50 por ciento removerán aproximadamente 0,75 m³ de material; cuando se trata de suelos de arcilla pesados y compactos, estas cifras se reducen a unos 0,5 m³; en el caso de suelos ligeros y sueltos, aumentan.

Partiendo de esta base, se pueden establecer especificaciones para disponer las cargas en una sola línea, en sección transversal o en hoyos de postes, según el suelo y el tamaño de la zanja que se desea abrir. El plan de cargas se encontrará en cualquier libro sobre voladura. Debe recalcarse que mucho depende de las condiciones del suelo y la vegetación. Las voladuras de ensayo son el único método fidedigno de determinar la cantidad correcta y la distribución del explosivo.

Para calcular las cargas necesarias, hay que tomar en cuenta el agua superficial, al igual que el suelo mismo. Por lo tanto, la apertura de zanjas con explosivos en pantanos profundamente inundados resulta antieconómica. En Surínam, las operaciones de voladura se efectuaron principalmente en las temporadas secas.

Métodos de carga

En una sola línea. Se colocan en una columna, en hilera única, uno o más cartuchos de DD, dependiendo del suelo y del tamaño de la zanja que se desea, a distancias que, según la carga, varían entre 35 y 55 cm. El extremo superior del cartucho de más arriba debe quedar de 15 a 30 cm bajo el nivel del suelo (Figura 5a).

FIGURA 5. - Sistemas de colocación de las cargas: (a) en una sola línea.

En sección transversal. Esencialmente lo mismo que el método en una sola línea, pero con las líneas que se cruzan en ángulo recto desde cada barreno de la línea central. En los barrenos centrales se coloca generalmente mayor carga que en los barrenos que forman cruz. El sistema es adecuado para lograr zanjas más anchas o para romper una masa de raíces enmarañadas, como las que se encuentran en el bosque palustre de Surinam, en las manchas donde abunda Symphonia globulifera (Figura 5b).

FIGURA 5. - Sistemas de colocación de las cargas: (b) en sección transversal.

La mayoría de las zanjas abiertas por el Servicio Forestal lo han sido por el método de línea única, y sólo en ocasiones se ha utilizado el método de sección transversal para romper una densa masa de raíces. Las cargas 2, 3, 2, 3, 2, etc., cartuchos de DD a intervalos de 45 cm, resultaron en general suficientes para abrir una zanja del ancho (3 a 4 m) y profundidad (0,75 m) necesarios. En suelo más pesado o para voladuras en las partes algo más altas del pantano, se utilizaron con éxito cargas de 3, 4, 3, 4, 3, etc. Para tocones grandes, se emplean generalmente cargas de uno o más cartuchos de RC de 2,26 kg.

De la carga se encarga un equipo de tres personas: un portador que lleva las cajas de dinamita hasta el lugar de la voladura, un barrenador y un cargador. Un portador puede servir a dos equipos de carga cuando la distancia de transporte es corta. Cada equipo carga 100 m al día.

La tarea propiamente dicha de cargar la red de barrenos apenas ocupa más de tres o cuatro horas, el resto del tiempo de trabajo se emplea en el transporte en piraguas a través de las zanjas hasta el tajo y regreso al campamento situado cerca del río.

En hoyos de poste. Un método eficaz para abrir zanjas profundas por voladura, especialmente en tipos de suelo pesados y compactos, consiste en abrir hoyos de postes colocando cargas de varios kilogramos en barrenos abiertos con taladro, a dos tercios de la profundidad de la zanja requerida y espaciados de 0,9 a 1,2 m según la carga. Las cargas se encienden por propagación o mediante encendido individual (detonador de mecha o eléctrico). Debido a sus cargas menores, pero más fuertes, por longitud unitaria en comparación con los otros dos métodos, el de hoyos de postes es un medio adecuado de voladura para la construcción de trincheras en terreno seco, en el cual todas las cargas han de prenderse (Figura 5c).

FIGURA 5. - Sistemas de colocación de las cargas: (c) en hoyos de poste.

En Surínam, el método de hoyos de postes se utilizó con éxito cuando era necesario extender la zanja por secciones más altas y relativamente secas del pantano. Los hoyos se cavan con laya, se perforan con barras pesadas o se abren con taladro. Las cargas se componen generalmente de cartuchos RC de 2,26 kg. y por lo menos, por cada uno de ellos, otro de DD para asegurar la detonación. El encendido se hace por propagación o con mecha lenta, según el contenido de humedad del suelo.

Los hoyos de postes se utilizaron satisfactoriamente para la voladura de lomas elevadas 1,8 m sobre el nivel del pantano circundante, con cargas de hasta 15 kg en hoyos de 1,5 a 1,8 m de profundidad espaciados 1,5 m (Figura 6).

Todos los sistemas de carga en la apertura de zanjas por voladura sirven para eliminar tocones, cantos rodados, trozas, etc., pero, naturalmente, dichas obstrucciones exigen una carga adicional, que varía desde unos pocos cartuchos suplementarios cuando se trata del hoyo de carga más próximo hasta una carga de varios kilogramos si es en un hoyo separado bajo un tocón o una hilera de cartuchos de DD a lo largo de las costillas basales de los árboles. Estas cargas separadas deben estar conectadas con la línea principal mediante una hilera de cartuchos DD espaciados a intervalos apropiados para conseguir la explosión por propagación.

Para aprovechar toda la potencia, el explosivo debe estar apretadamente embutido en el barreno. Para ello, la carga se ataca hasta el fondo y se tapona rellenando con tierra el hayo. Cuando se trabaja en condiciones de humedad, como sucede en la apertura de zanjas en los bosques palustres de Surínam, los barrenos se llenan rápidamente de agua y no hace falta ningún otro taponamiento. Un cartucho fulminante jamás debe ser atacado.

Encendido de la carga

En las voladuras por propagación, el encendido se hace con un cebo cargado en una parte cualquiera de la hilera de cargas. Un cebo consiste en una cápsula explosiva eléctrica u ordinaria con espoleta insertada en un cartucho de dinamita. Los distintos métodos de preparar un cebo se describen en detalle en los diferentes manuales sobre voladura.

El encendido de las cargas que explotan individualmente se hace eléctricamente o con mecha detonante. La mecha detonante, a su vez, se enciende bien con una cápsula explosiva eléctrica o con una cápsula común y una mecha.

Por razones de seguridad, los obreros, los instrumentos y los explosivos sobrantes deben estar a una distancia de por lo menos 100 a 150 m de la zona de explosión. En el suelo húmedo de los bosques palustres de Surínam es raro que los materiales que lanza la explosión vayan a más de unos 50 m de distancia de la zanja, pero si en el suelo hay piedras o grava, éstas pueden ser proyectadas mucho más lejos.

Después de que el cebo se ha cargado, se recorta la mecha de seguridad y se enciende, retirándose rápidamente el obrero que lo hace a un lugar seguro.

Después de la voladura, todo el personal debe esperar a que el humo y el polvo se disipen antes de acercarse a la zona de la explosión. Los humos de la dinamita son tóxicos y provocan fuertes dolores de cabeza (Figura 7).

En todo el programa de voladuras del Servicio Forestal sólo fallaron muy pocas explosiones. Cuando se opera en condiciones de humedad, como en la apertura de zanjas, los fallos en las explosiones se deben generalmente a una cápsula mal asentada o mal plegada, o a una mecha estropeada o húmeda.

Cuando falla una explosión, no se debe acercar nadie hasta que pase por lo menos una hora; entonces ya se considera pasado el peligro y se puede volver con seguridad a prender nuevamente la carga.

FIGURA 6. - Resultado de la voladura en hoyos de poste a través de un arrecife de 2 m de alto. La apertura de este trecho de 120 m exigió 31 cajas de dinamita (23 kg).

FIGURA 7. - La voladura.

Aunque los cartuchos de DD y RC al 50 por ciento son resistentes al agua, se estropean si se dejan en el agua mucho tiempo. Por lo tanto, no es aconsejable dejar una sección cargada toda una noche, pues, incluso aunque la dinamita prende en general después de uno o hasta dos días en agua, la propagación puede ser incompleta y fallar la explosión de parte de la carga.

Limpieza de la zanja

La explosión forma en el suelo trincheras en V o en U que lenta o rápidamente se llenan de agua, según el nivel freático que predomine y la porosidad del suelo. En los pantanos de Surínam, las zanjas recién abiertas se llenan de agua casi instantáneamente. Según sean las características del suelo y de la vegetación, la zanja quedará bastante limpia o exigirá algo más de trabajo para eliminar los terrones de arcilla, los tocones, las ramas y los residuos flotantes.

En Surínam se comprobó que se pueden abrir zanjas profundas y limpias sin dificultad cuando hay arcilla firme en la superficie o cerca de ella. Tratándose de arcillas consistentes, las márgenes de la zanja pueden ser escarpadas, sin peligro de que se derrumben, y basta una anchura de 3 m para mantener la necesaria profundidad y anchura de fondo, que es aproximadamente de 0,75 a 1 m.

La voladura en suelos blandos y turbosos da por resultado zanjas poco profundas, que necesitan mucha labor manual de ahondamiento y limpieza. La turba se pulveriza por la explosión en una suspensión tarda que vuelve a caer en la zanja o flota en masas densas sobre la superficie. Unicamente dejando que se asiente y limpiando y ahondando a mano poco a poco la zanja, se consigue la profundidad conveniente. En la turba blanda, el gradiente natural de las márgenes es suave, por cuya razón hay que ensanchar la zanja para lograr una profundidad adecuada.

Las zanjas abiertas por el Servicio Forestal deben ser adecuadas para el transporte de trozas, así como para el tráfico en pequeñas embarcaciones con motor fuera de bordo, ya que el personal y los materiales para el proyecto deben transitar por ellas. Se necesita una limpieza bastante completa, que efectúan obreros equipados con palas, rastrillos y malacates ligeros maniobrados a mano. Los obstáculos tenaces deben ser volados,.

MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA EL PERSONAL

La apertura de zanjas por voladura efectuada por el Servicio Forestal corrió a cargo de una brigada permanente de obreros cuidadosamente elegidos y de confianza. En el manejo de la dinamita, la familiaridad entraña imprudencias. Los obreros, después de un cierto tiempo se hacen descuidados y es necesaria una vigilancia constante en todas las fases de las operaciones para contrarrestar dicha tendencia. En el curso de los trabajos de voladura realizados por el Servicio Forestal no se registró ni un solo accidente. La manipulación de todas las dinamitas suele ocasionar dolores de cabeza, ya que la nitroglicerina dilata los vasos sanguíneos. La experiencia adquirida en Surínam es que los obreros adquieren gradualmente una especie de inmunidad contra este desagradable efecto marginal de la dinamita, aunque algunos individuos son más sensibles que otros. Con el empleo de guantes de trabajo, se consigue en cierto modo evitar esta molestia de los dolores de cabeza.

Cada caja de explosivos contiene una lista de «cosas que pueden y que no pueden hacerse». Para una información más completa, puede consultarse cualquier manual de voladura. Los reglamentos sobre almacenamiento (polvorines especiales), transporte (en los barcos de madera o camiones de carrocería de madera, las cápsulas y los explosivos no deberán nunca estar cerca unos de otros) y manipulación son de por sí tan evidentes que no hace falta tratarlos aquí a fondo.

COSTOS DE CONSTRUCCIÓN

El siguiente desglose de los costos de construcción de zanjas por voladura en Surínam admite modificaciones de acuerdo con los suelos, vegetación y condiciones de trabajo locales. Hay que tener en cuenta que las zanjas de acceso se abrieron en extensos bosques palustres, inaccesibles y deshabitados y que hubo que transportar hasta allí desde otras partes todo el personal y los explosivos a través de las zanjas. La construcción de campamentos resultó costosa y se perdió mucho tiempo de trabajo en viajes y transportes.

Se dan algunas cifras de los costos básicos en Surinam, para permitir la comparación con los precios locales:2


Florines

Jornales de los trabajadores3

6-7

DD 50 por ciento, por caja (22,6 kg)

32

RC 50 por ciento, por caja (22,6 kg)

24

2 1 florín del Surínam = 0,54 $E.U.A.
3 Incluido subsidio de subsistencia, etc.

Mechas y cápsulas, unos centavos por pie o por pieza

Los gastos totales (excluyendo la depreciación y las tasas sobre el interés aplicadas a los campamentos, etc.) de la apertura de zanjas por el Servicio Forestal han variado desde unos 5.500 a 7.500 florines de Surínam aproximadamente por km. Las cifras que figuran más abajo se refieren a 1962, cuando las operaciones se encontraban en pleno auge (se abrieron 16,2 km de zanjas) y las técnicas se habían perfeccionado.

Costos de construcción en 1962, proyecto de Perica: 5.550 florines de Surínam por km.

Estos costos, por conceptos, pueden dividirse del siguiente modo:


Por ciento

Supervisión

18

Explosivos

40

100 cajas DD: 22,6 kg por km (promedio)


60 piezas RC: 2,26 kg por km (promedio)


Herramientas, equipo, campamentos, embarcaciones con motor fuera de bordo, combustible

10

Transporte, varios

4



Días/hombre por ciento


Jornales

trazado de la pista

6

28/100

Jornales

desmonte de la pista

21

28/100

Jornales

voladura, incl. transporte de explosivos

16

28/100

Jornales

limpieza de zanjas

15

28/100

Jornales

presas, compuertas

8

28/100

Jornales

construcción de campamentos, manutención

7

28/100

Jornales

domingos, permisos por enfermedad, fiestas, varios

27/100

28/100

Como se desprende de las cifras anteriores, los explosivos constituyen siempre la mayor partida de gastos.

Manutención de las zanjas

PROCESO DE CIERRES

Incluso en los bosques de pantano a los cuales se ha abierto acceso, las operaciones de corta y extracción se limitan a las estaciones lluviosas, que es cuando los madereros pueden construir con poco esfuerzo trincheras poco profundas a través de los pantanos inundados para transportar por flotación los troncos apeados hasta las zanjas de extracción. Para impedir que el desagüe sea demasiado rápido y para extender las operaciones madereras a la estación seca, se construyen en los canales de salida presas permanentes con compuertas móviles de madera. Durante las temporadas lluviosas, las compuertas permanecen semiabiertas para crear una corriente continua en las zanjas que ayuda a la flotación de las trozas y limpia el canal con su acción de purga. Cuando las lluvias ceden y baja el nivel de las aguas, se cierran las compuertas.

Desde mediados de la estación seca, las secciones poco profundas de las zanjas quedan secas y las malas hierbas empiezan a crecer. Algunas mueren en la subsiguiente inundación; otras mantienen su posición. En las aguas estancadas aparecen pronto las malezas acuáticas. El barrujo del bosque palustre, desde hojas a troncos enteros, ayuda al proceso de bloqueo. Si se quiere conservar las zanjas navegables durante una o más campañas, hay que mantenerlas limpias.

Las condiciones del suelo determinan en gran medida el tipo de vegetación que crece en las zanjas y el volumen de la labor de mantenimiento necesaria.

Las secciones de zanja que atraviesan la pegasse, ya de por sí inicialmente poco profundas, se obstruyen todavía más con la acción de las lluvias y el movimiento de las aguas creado por los barcos que pasan. Las malezas acuáticas, tales como las ninfeas (Nymphoides sp.) y Sara sara grasi (Camomba sp.) crecen profusamente, formando estas últimas a veces densas masas flotantes (hasta de 20 cm), que a su vez quedan colonizadas por hierbas y juncos.

Figuras 8 y 9. - Plano de construcción y fotografía de presa y compuerta permanentes en la salida principal del sistema de zanjas de la zona de Perica. La compuerta consiste en planchas machihembradas de 7,6 x 25 cm que giran entre dos vigas en U. El flujo del agua se regula quitando o poniendo planchas según se necesite.

 

 


En los ribazos escarpados de las secciones de zanja profunda, el entarquinado es insignificante y las malezas acuáticas no resultan tan molestas, a pesar de que en algunos sitios se encuentran las mismas especies que en las zonas de pegasse. Las hierbas y los juncos brotan en las orillas y se extienden gradualmente penetrando en la zanja. La vegetación secundaria que se desarrolla rápidamente, consistente principalmente en especies longifolias colonizadoras tales como Cecropia, Heliconia, etc., forma una sombra cenital densa al cabo de pocos años, causando la desaparición gradual de malezas acuáticas, que exigen plena luz del sol.

Afortunadamente, hasta ahora, el temido jacinto de agua no ha hecho su aparición en las zanjas.

LIMPIEZA

Las obstrucciones, tales como ramas y troncos, se eliminan a mano. Las malas hierbas se quitan también a mano o pulverizándolas con herbicidas. Contra las malas hierbas acuáticas ha resultado efectivo el producto «Silvex» (ácido 2-2,4,5-triclorofenoxipropiónico). Este herbicida se pulveriza simplemente sobre el agua, o dentro de ella, con un pulverizador portátil, a razón de 8-9 l por km de zanja. En donde existe mucho herbaje, se utiliza una mezcla de 400 g de «Dalapon» (2,2 dicloropropionato sódico) por l de «Silvex» El herbicida puede diluirse en agua para facilitar la pulverización. Los tratamientos químicos contra las malas hierbas se aplican a principios de la estación seca cuando las zanjas son aún navegables, pero el herbicida no se disuelve inmediatamente en el agua dulce del pantano. Como es obvio, la lucha química contra las malas hierbas es inaplicable cuando las zanjas son el único medio de abastecimiento de agua potable para los madereros y las brigadas de voladura o de limpieza.

El costo del «Silvex» es de unos 5 florines de Surinam por l, por lo que el tratamiento resulta a 40-45 florines de Surínam por km de zanja (excluida la mano de obra). El arranque a mano de las malas hierbas, que en secciones de zanjas completamente obstruidas es la única solución, exige de 25 a 30 días/hombre efectivos por km o 250-300 florines de Surínam por km.

Es ya evidente que las secciones de zanja que atraviesan la pegasse no duran más de unos cuantos años. Hará falta repetir la voladura o dragar con medios mecánicos para dejar abierto el paso. En suelo arcilloso las zanjas durarán probablemente un tiempo considerable con sólo un mínimo de manutención, una vez que la cubierta superior se haya establecido y que las hierbas acuáticas no sean ya un problema difícil.

La extracción regular de trozas y una corriente continua de agua en las zanjas las mantendrá libres de obstrucciones. Por esta razón, las voladuras deben correr parejas con la explotación, no debiendo construirse ninguna nueva sección hasta que el bosque a lo largo de la sección en uso haya sido explotado completamente.

Resumen

En los vastos bosques palustres de la zona costera de Surínam, Virola surinamensis, cuya madera apta para la obtención de chapas por desenrollo tiene gran importancia comercial, forma localmente lo que podríamos llamar rodales de Virola (densidad media: de 1 a 7 árboles por ha). Estos suman en total unas 100.000 ha repartidas en cinco rodales, que varían en tamaño de 6.000 a más de 40.000 ha cada uno. Forman parte del tipo de vegetación «monte alto palustre» y crecen principalmente en sedimentos marinos, llanos, que pertenecen geológicamente a la llanura costera joven entre restos erosionados más elevados de la llanura costera vieja. Los suelos son arcillas posadas, cubiertas por una capa de turba de menos de 0,5 m a más de 2 m de espesor.

El bosque claro de Virola de 20 a 30 m de altura contiene sólo 2 ó 3 árboles de especies emergentes además de Virola y una subcubierta de especies de palma. En las fotografías aéreas especiales a 1: 10.000, los árboles adultos de Virola (a partir de unos 40 cm de diámetro) pueden identificarse con bastante precisión, una vez que se haya preparado sobre el terreno una clave de identificación. Se han preparado mapas de puntos para mostrar la posición de los árboles adultos. El Servicio Forestal ha inventariado hasta la fecha tres rodales de Virola que suman en total 37.000 ha.

Para abrir estas masas a la explotación maderera, el Servicio Forestal construye, a través de los pantanos, zanjas de 3 a 4 m de ancho y de 0,75 a 1 m de profundidad, volando con dinamita una faja de 10 a 20 m de ancho, cortada y en parte limpiada a mano. Se describen los explosivos, las herramientas, la preparación del terreno y la técnica de trabajo. Las voladuras se efectúan sólo en las dos temporadas secas. Los costos de construcción varían de 5.500 a 7.500 florines de Surínam por km de zanja. Durante las temporadas de lluvias, las trozas de Virola se llevan por flotación a través de las zanjas hasta el río para formar armadías y transportarlas hasta la fábrica de contrachapado. El nivel del agua en las zanjas se regula mediante presas y compuertas permanentes (Figuras 8 y 9).

Entre 1958 y 1963, el Servicio Forestal abrió por voladura 61 km de zanjas haciendo accesibles unas 23.000 ha de bosque de Virola (dos rodales de bosque palustre). Una empresa maderera privada construyó 23 km de zanjas en otro rodal de Virola.

La experiencia de Surínam demuestra que la apertura de zanjas por voladura para la explotación de los bosques es una técnica adecuada para los suelos arcillosos de los bosques palustres de Surínam, siempre que la capa turbosa no sea demasiado espesa.

La hojarasca y las malezas obstruyen poco a poco las zanjas, y para mantenerlas limpias hay que abrir las presas (acción de purga de la corriente), arrancar a mano las malas hierbas o aplicar un tratamiento de pulverizaciones herbicidas. En las secciones de zanja profundas y bastante limpias a través de arcillas, las malas hierbas son menos molestas que en las secciones poco profundas que atraviesan suelos turbosos. La sombra cenital mata eventualmente las malas hierbas.

Se aconseja que las voladuras procedan a la par de la explotación con el fin de aprovechar eficazmente las zanjas y reducir los gastos de manutención.

1. CENTRE TECHNIQUE FORESTIER TROPICAL. 1962. Creusement des fossés à la dynamite. Nogent-sur-Marne. Recueil technique de l'exploitation forestier H 1.

2. Du Pont blasters' handbook. 14th ed. 1958. Wilmington, Delaware, E. I. Du Pont de Nemours & Company (Inc.), Explosives Department.

3. EIJK, J. J. VAN DER. 1954. De landschappen van Noord Suriname. [Los paisajes de Surinam septentrional.] Paramaribo, Centraal Bureau Luchtkaartering. Publication N° 15.

4. LINDEMAN, J. C. & MOOLENAAR, S. P. 1959. Preliminary survey of the vegetation types of northern Surinam. In The vegetation of Surinam. Vol. 1, Part 2. Amsterdam, van Eedenfonds.

5. SURINAM FOREST SERVICE. 1958-63. Annual reports. Paramaribo.

6. VINK, A. T. 1964. Ditching with dynamite. Paramaribo, Surinam Forest Service. (Mimeografiado)

7. VOORDE, P. K. J. VAN DER. 1957. De bodemgesteldheid van het ritsenlandschap en van de oude kustvlakte in Suriname. [Condiciones del suelo del paisaje de arrecifes y de la llanura costera vieja de Surinam.] Paramaribo, Landbouw-proefstation. Bulletin N° 74.


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