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Planificación de un programa forestal integrado

WILLIAM F. HASTIE Y JOHN MACKENZIE

WILLIAM F. HASTIE es el director administrativo y JOHN MACKENZIE el administrador general de la Usutu Pulp Company Limited, de Swazilandia. Este estudio se preparó para el Simposio de la FAO sobre bosques artificiales, celebrado en Australia en abril de 1967.

Resultados obtenidos en Swazilandia

FIGURA 1. - Swazilandia tiene una precipitación pluvial en verano de alrededor de unos 1.145 mm, y la combinación del calor y la lluvia dan por resultado un elevado índice de crecimiento de los árboles. La foto muestra un rodal de siete años de Pinus caribaea. SWABEY

PARA REDACTAR este artículo acerca de la planificación de un programa forestal integrado, lo esencial, a juicio de los autores, era utilizar los resultados obtenidos por la empresa Usuto, en Swazilandia, como orientación para futuras iniciativas de este tipo. Muchos de los factores que aquí se mencionan fueron cuidadosamente estudiados en las fases iniciales del proyecto de fabricación de pasta. Se espera que este artículo sirva de guía para quienes proyectan empresas similares en otros países en desarrollo.

En 1948, la Corporación de desarrollo colonial de Gran Bretaña estableció la empresa forestal Usuto con el propósito de crear un bosque artificial de unas 40.000 ha, formado esencialmente por pinos. Swazilandia es un territorio del sur de Africa, bajo protectorado británico y, por tanto, independiente políticamente de la República de Sudáfrica. En 1948 se estimó que Sudáfrica podía ofrecer un buen mercado para el papel kraft, y su producción resultar rentable. El desarrollo logrado posteriormente en Sudáfrica permitió satisfacer la demanda de papel kraft del país, pero en 1959 se creó una compañía mixta con la Courtaulds Limited, encargada de explotar las plantaciones de pinos para la fabricación de pasta kraft sin blanquear, para exportación a los mercados de ultramar. Se proyectó la construcción de una fábrica de una capacidad de producción anual de 100.000 tm, cifra en armonía con el potencial de producción anual calculado para el bosque. En Swazilandia se puede contar con un crecimiento anual de madera equiparable a 2,5 tm de pasta por hectárea.

Antecedentes

A continuación se exponen brevemente los antecedentes históricos de estos bosques artificiales, dando cuenta de los motivos que originaron su creación y subrayando lo difícil que es pronosticar el uso final que ha de darse a la madera en ellos obtenido. Como es lógico, el interés primordial radica en la inversión de capitales en empresas forestales en los países en desarrollo y esto, por ejemplo, condiciona a la vez el emplazamiento de una fábrica en relación con los suministros de materia prima y la contratación del personal necesario para el funcionamiento de la empresa.

Una ingente proporción de los abastecimientos mundiales de madera, ya sea para aserrío, pasta y papel, productos químicos o leña, procede de los bosques naturales. No obstante, las masas artificiales empiezan a tener un papel cada Vez más importante, incluso en aquellos países cuya principal riqueza consiste todavía en vastas extensiones de monte natural, se reconocen cada día más las ventajas de la aplicación de los conocimientos científicos al cultivo de los árboles.

Probablemente es cierta la afirmación de que sólo en casos excepcionales se han planeado los bosques artificiales con vistas a obtener un determinado producto final elaborado. En muchos casos, se ha llevado a cabo la repoblación forestal para dar empleo en épocas de crisis económica o para detener los estragos causados por la erosión del suelo. Dado el tiempo que tiene que transcurrir entre la plantación de los árboles y la primera corta, únicamente los gobiernos suelen estar en condiciones de aportar los recursos financieros que hacen falta. En el caso de Nueva Zelandia, en donde los bosques de Kaingaroa constituyen la mayor plantación forestal del mundo, es evidente que el proyecto se aceleró con objeto de proporcionar empleo a los trabajadores parados durante la crisis de los años 1930, así como para aprovechar tierras que, al parecer, no servían para ningún otro tipo de agricultura.

En muchas partes de Africa, incluyendo Sudáfrica, la iniciativa de una parte sustancial de los trabajos de repoblación forestal es obra de los departamentos forestales oficiales y el objeto es el de repoblar de árboles las zonas denudadas en tiempos pasados y que podrían convertirse en centros de erosión del suelo de no adoptar medidas para evitarlo. En estos casos existió también el incentivo adicional de remediar el paro durante los períodos de depresión. España, Francia, las Indias Occidentales y ciertas partes de América del Sur proporcionan ejemplos de repoblación forestal regulada como parte de los planes de conservación de tierras o como medio para facilitar trabajo a las personas que de otro modo carecerían de él.

Existen dos excepciones a esta regla general, esto es el desarrollo de plantaciones de acacias y eucaliptos en Africa y América del Sur. En el caso de las acacias, el precio elevado y la demanda de extractos tánicos para curtir pieles ha dado lugar a la creación de vastas plantaciones. Debido al turno relativamente corto que necesitan las acacias para producir (unos 10 años) y al elevado valor que alcanza el producto principal, se empezaron a invertir capitales privados en este sector con perspectivas de obtener un buen rédito en un plazo razonable.

La industria minera del oro en Sudáfrica es un buen mercado para los puntales de minas, lo que dio lugar a que se crearan plantaciones de eucaliptos de crecimiento rápido con un turno, también en este caso de 10 anos, que reportaba a los agricultores privados buenos beneficios por los esfuerzos desarrollados durante su vida. La empresa Usutu es probablemente la única en el mundo que planeó el desarrollo forestal con objeto de transformar la madera en pasta o papel. Que los autores sepan no existe ningún otro ejemplo de que un inversionista privado se haya mostrado dispuesto a arriesgar su capital en el campo de la plantación de árboles con vistas a convertirlos todos en pasta y papel, salvo en aquellos casos en que compañías papeleras ya bien afirmadas estimaron necesario aumentar los recursos forestales naturales con que contaban.

FIGURA 2. - Efectuada la corta y retiradas las ramas, se apilan los troncos, en espera de su transporte a la fábrica de pasta de Usutu. COURTAULDS/COMMONWEALTH DEVELOPMENT CORPORATION

Consideraciones económicas

El producto final

La decisión más difícil que hay que adoptar al planear un futuro programa de repoblación forestal es la relativa al producto o productos finales que se fabricarán con la primera corta de árboles adultos. Suponiendo que la repoblación forestal en gran escala sólo sea económicamente viable en los países en desarrollo, no es probable que todos los productos de la operación encuentren mercado en el país de origen, por lo que se debe buscar un producto internacional cuya demanda es fácil que aumente. Así pues, el problema consiste en poder predecir con unos 10 ó 15 años de anticipación la probable evolución del mercado de los productos forestales. Los campos posibles de interés son la madera aserrada, los tableros de partículas, los tableros de fibra para la construcción y la pasta y el papel.

Como es probable que las zonas que más se prestan para planes importantes de repoblación estén situadas muy lejos de los mercados más remunerativos, será inevitable que en el costo del producto entregado entren, en gran parte, los gastos del transporte por tierra y los fletes marítimos. Por esto, cobra importancia el valor volumen y conviene hacer planes para dar la mayor valía posible a la materia prima leñosa en el lugar de elaboración con objeto de reducir la relación entre los gastos por fletes y el valor de venta. Sin embargo, no hay que hacer caso omiso de las desventajas del emplazamiento en términos de materias primas distintas de la madera, por ejemplo, sustancias químicas, siendo esencial una cuidadosa evaluación para determinar el equilibrio más económico entre el costo de producción en el lugar y la relación flete/costo de producción.

En relación con los puntos enumerados, consideraciones similares se aplican a casi todos los productos de madera elaborada que no son madera aserrada, es decir, tableros de partículas, tableros de fibra para construcción, pasta y papel, pero casi todas las proyecciones mundiales de la demanda de productos prevén un constante y creciente mercado para la pasta y el papel. Por lo tanto, aquí se da por sentado que el proyecto forestal tiene por objetivo suministrar materia prima a una fábrica de pasta. Hay que subrayar, sin embargo, que la decisión definitiva en cuanto al producto final no debe adoptarse hasta 2 ó 3 años antes de que la primera cosecha se halle en condiciones de corta, ya que es posible que resulte más lucrativo un complejo fabril que implique varios productos finales que una sola empresa dedicada a la producción de un producto determinado.

En el caso de Usutu, aunque en un principio el objetivo era la fabricación de papel kraft, se terminó por decidir la producción de pasta kraft para la exportación, después de pasar por un fase basada en una producción mixta de madera aserrada y pasta. Se abandonó esta última empresa para fabricar pasta únicamente, teniendo en cuenta la unidad económica mínima que es necesaria para obtener éxito comercial en la producción de pasta destinada al mercado.

FIGURA 3. - Los troncos se cargan para su transporte a la fábrica: el costo del transporte de la madera hasta el lugar donde esté situada la fábrica tiene un efecto evidentemente importante sobre los costos de madera entregada: el desarrollo forestal en Usutu se planeó situando la fábrica en un lugar central. COURTAULDS/COMMONWEALTH DEVELOPMENT CORPORATION

DISPONIBILIDAD Y COSTO DE LA TIERRA

En la fabricación de pasta, el precio de la madera determina en gran medida el costo del producto final. Por consiguiente, para que resulte razonable el costo final de la madera, la cantidad total invertida en la explotación forestal debe ser mínima. Lo natural es suponer que, dentro de un medio climático adecuado, lo lógico sería elegir las tierras más baratas, pero no siempre es esto cierto. Si se analizan los costos que entraña el desarrollo de un área forestal hasta la fase de corta inicial de la madera para pasta, se hallará que el costo de la tierra representa sólo una proporción poco importante del costo total, incluso incluyendo el interés del capital invertido en la tierra. En una operación reciente que comprenda una importante extensión de tierra, el costo de la tierra basado en 5 libras esterlinas por acre (34,60 dólares/ha) representó algo más del 20 por ciento del costo total del desarrollo forestal en un período de 12 años, después de deducir un 8 por ciento de interés del capital invertido en la tierra. Por esto, las tierras más baratas no siempre resultan las más económicas y hay que tener en cuenta el costo probable final de la explotación de los árboles. Si se trata de terrenos rocosos y escarpados, que crean difíciles problemas en cuanto a construcción de carreteras e imponen limitaciones al empleo de equipo mecánico para las operaciones de corta, los gastos de extracción pueden ser altos, contrarrestando con mucho las economías conseguidas en un principio en la compra de la tierra, cuando era posible optar entre terrenos difíciles y relativamente fáciles.

Por desgracia, el régimen de lluvias que exigen las especies de crecimiento rápido se da por lo general en las zonas montañosas, y no tiene objeto intentar repoblar zonas donde las lluvias son insuficientes. Es, sin embargo, de vital importancia que, al evaluar un terreno cualquiera, se considere no sólo su idoneidad para el cultivo de árboles, sino también (lo que no es menos importante) las dificultades que pueden presentar la corta y extracción del producto.

No se sugiere que tierras que sirven para cultivos más remunerativos deban utilizarse necesariamente para el de árboles, aunque la relativa estabilidad de los precios de los productos madereros a lo largo de las dos últimas décadas podría compararse ventajosamente con la de los de otros productos agrícolas primarios, como el azúcar. Lo que es necesario subrayar es la necesidad de tener en cuenta las repercusiones del tipo de terreno en los gastos fijos y a largo plazo de recogida de la cosecha.

El terreno de Usuta no es especialmente fácil y presenta todas las características abruptas de la gran meseta africana. A medida que se avanza desde la costa oriental hacia el oeste, la zona más próxima al mar es la que recibe lluvias suficientes para la vegetación arbórea. Con la construcción del ferrocarril de Swazilandia, que une el territorio con el puerto de Lourenço Marques en Mozambique, el transporte del producto acabado hasta los muelles no presenta ya el menor problema.

FIGURA 4. - La fábrica de pasta de Usutu cumple con el importante requisito de estar situada cerca de un adecuado abastecimiento de agua durante todo el año, del que no se dispone corrientemente en Africa. COURTAULDS/COMMONWEALTH DEVELOPMENT CORPORATION

CONDICIONES CLIMÁTICAS

Para cultivar árboles es indispensable el agua, considerándose como aceptable una precipitación mínima anual de unos 750 mm. En Swazilandia caen unos 1.125 mm de lluvia, la mayor parte entre octubre y marzo. Como las lluvias son estivas, la combinación de calor y agua da lugar a elevados porcentajes de crecimiento. En Africa, los porcentajes de crecimiento tienden a ser proporcionales a la precipitación pluvial pero, teniendo en cuenta los gastos de explotación, es posible que la lluvia sea excesiva.

Constituyen también riesgos para los bosques las heladas, la nieve, el granizo y las tormentas. Las coníferas resisten bien la helada y la nieve, pero son muy propensas a los daños ocasionados por el granizo. Los rayos causan muchos incendios forestales.

Raramente se dan condiciones climáticas ideales, pero, si las lluvias y la temperatura existentes son satisfactorias, los otros riesgos climáticos mencionados deben aceptarse como el precio que hay que pagar al lograr los requisitos primarios, siempre que no haya pruebas de condiciones anormales.

CONSIDERACIONES GEOGRÁFICAS

Todos los productos forestales primarios, elaborados o no, tienen un valor relativamente bajo con relación al volumen, es decir, se mueven grandes volúmenes o tonelaje de material por unidad de moneda obtenido. Además, en lo que se refiere a los productos madereros elaborados, como la pasta o el papel, la razón entre el peso de las materias primas y el producto acabado es elevada. Por esto, en el emplazamiento de un proyecto forestal se debe tener en cuenta, en la mayor medida posible, la relación geográfica entre la zona y la facilidad de suministro de otras materias primas distintas de la madera y el acceso fácil y económico a un puerto para las exportaciones a ultramar. Esta cuestión se examina más detalladamente en la sección que trata del emplazamiento de una fábrica de pasta, pero el problema se hace más evidente subrayando lo absurdo que es crear un bosque en un lugar ideal para el cultivo, cuando se trata de un país subdesarrollado que virtualmente carece de mercado interior, que no dispone de ferrocarril y donde el puerto más próximo está a unos 1.600 km de distancia.

Esto no significa que toda zona forestal deba incluir necesariamente un lugar adecuado para la instalación de una fábrica. A veces, en una zona forestal ideal no hay un buen emplazamiento para la instalación de una fábrica por carecer de agua suficiente, estar muy lejos de los centros habitados o no tener buenas comunicaciones. Sin embargo, los gastos de transporte de la madera a la fábrica es evidente que ejercerán una influencia importante en los costos de la madera entregada, y las ventajas relativas que ofrece la corta distancia de acarreo de la madera deben sopesarse con la necesidad de que el sistema de transporte esté bien desarrollado, que existan fuentes de mano de obra, materias primas, abastecimiento de agua y eliminación de aguas sucias.

En Usutu, el desarrollo forestal se planeó en forma que abarcara ambos lados del río Usutu con objeto de instalar la fábrica en el centro del área del bosque. De este modo se reducen al mínimo los gastos de desembosque de las trozas. El plan ha dado buen resultado y el único inconveniente ha sido el fuerte declive que hacia el valle del Usutu existe desde las zonas septentrional y meridional del bosque. La fábrica está situada unos 500 m más abajo que las zonas plantadas.

ELECCIÓN DE ESPECIES

Es muy difícil el problema de elegir la especie adecuada y se debe insistir en que es vital determinar por medio de un programa experimental cuáles son las especies que mejor se adaptan a las condiciones de clima y suelo de la zona de que se trate. No obstante, el acervo de conocimientos que acerca de esta cuestión existe en el mundo es abundante y cabe acercarse bastante al ideal valiéndose del asesoramiento técnico que pueden prestar la FAO y otros organismos.

En segundo lugar, las especies elegidos deben tener las características de fibra adecuadas para el producto final deseado. En muchos casos, esto es más importante que tratar de obtener el mayor incremento para la primera corta, ya que posteriormente siempre es posible reajustes en la segunda y tercera cosechas una vez que el proyecto está en marcha, se ha determinado qué producto encuentra aceptación en los mercados mundiales, y se sabe más acerca del comportamiento de las diferentes especies en la estación elegido.

En tercer lugar, los autores estiman que es mejor limitar al mínimo el número de especies, ya que esto simplifica las prácticas silviculturales, como por ejemplo las de viveros, poda, espaciamiento, etc. Caben algunas variaciones ligeras en cuanto a especies atendiendo a diferencias obvias en las condiciones de suelo y drenaje del lugar, pero se trata de un problema para cuya resolución suelen bastar dos o tres especies. En casi todas las grandes zonas forestales las diferentes condiciones en cuanto a suelo, pluviosidad, viento y heladas hacen ya, de por sí, la labor del forestal lo bastante ardua y complicada como para añadir a todas estas desviaciones naturales del promedio las nuevas diferencias adicionales que supondría un gran número de especies.

Se ha indicado que, limitando el número de especies, existe el peligro grave de la propensión al ataque de enfermedades y plagas, y hay que admitir que el riesgo existe efectivamente. Sin embargo, a juicio de los autores, la naturaleza se encarga de eliminar buena parte de esta amenaza, siempre y cuando se apliquen adecuados tratamientos silviculturales que aseguren en las plantaciones buenas condiciones para que las plantas crezcan sanas. El resto queda a cargo de los conocimientos científicos. La solución para evitar desastres forestales producidos por las enfermedades o las plagas se halla en disponer de un personal forestal preparado y alerta que pueda identificar rápidamente toda incidencia de anormalidad y decidir cuándo es necesario recurrir a los expertos para que asesoren acerca de las medidas necesarias para remediar la situación.

Por último, especies distintas se comportan con frecuencia de modo diferente en el proceso de fabricación de la pasta debido a varias razones, y lo que puede ser ideal para una especie resulta totalmente equivocado para otra. Esto agrava la complicación de la elaboración posterior y, a no ser que existan razones muy válidas para cultivar múltiples especies, se recomienda que el programa se limite a una o dos solamente, excepto cuando se trate de ensayos de estaciones.

Aparte del empleo de Eucalyptus saligna para protección contra el fuego entre cuarteles de pinos, en Usutu ha habido la tendencia de concentrarse en Pinus patula suplementado con P. elliottii y algo de P. taeda. Estos árboles son lo suficientemente similares en cuanto a sus propiedades de fibra para evitar graves dificultades en la elaboración, aunque se procura mantener una proporción relativamente constante entre P. patula y P. elliottii.

ESCALA DE OPERACIONES

Las masas naturales y artificiales tienden a cubrir vastas extensiones y la tarea del forestal, incluso en condiciones ideales, implica a menudo la necesidad de viajar mucho por terrenos difíciles. Los forestales con experiencia son caros, y la compañía de Usutu normalmente tiene que pagar por lo menos el doble del sueldo que gana un hombre para hacer frente a los gastos de transporte, más otras ventajas marginales. Por esto, es esencial distribuir bien su tiempo, y esto sólo se puede hacer si las plantaciones se proyectan sobre la base de un área de ordenación ideal. Resulta caro explotar unidades dispersas de 1.000 ó 1.500 ha, y dada la rapidez de crecimiento normal en Africa, se considera en menos de 10.000 ha la extensión mínima que debe tener una unidad de ordenación forestal satisfactoria. Hay motivos suficientes que aconsejan que tales unidades confinen unas con otras, pero esto es menos importante si se dispone de un buen ferrocarril o de buenas carreteras para transportar los árboles desde el lugar de la corta a la fábrica.

El tamaño de la entidad forestal considerada en conjunto está en gran parte determinado por el producto final que se quiera fabricar. Si se trata de un complejo que produce madera aserrada, pasta y papel, y tableros de partículas, con buena salida en un mercado nacional protegido, la escala de operaciones puede ser menor que si se trata de una fábrica de pasta que depende casi enteramente de las exportaciones a ultramar. En este caso hay que pensar en términos de un constante suministro de madera a una fábrica de una capacidad de producción anual entre 100.000 y 200.000 tm. Es evidente que la extensión de bosque en este caso dependerá del incremento medio anual factible y del rendimiento en producto acabado por unidad de madera. Ningún proyecto a escala menor tiene probabilidades de ser rentable dadas las condiciones competitivas actuales.

FIGURA 5. - Otra vista de la situación de la fábrica de pasta, que refleja su escala de operaciones y su cercanía al bosque. SWABEY

Repercusiones financieras

Es evidente que toda inversión que no produzca rédito antes de 10 a 15 años, por lo menos, acumulará una gravosa carga de intereses a lo largo de dicho período. Basándose en que los cultivos forestales o bien aprovechan tierras que de otro modo serían improductivas, o su finalidad es la de evitar los problemas causados por la erosión del suelo corrigiendo el mal uso que anteriormente se ha hecho de la vegetación natural, sería justo conceder tipos de interés especiales para el cultivo de árboles a largo plazo. Esta no es al fin y al cabo sino otra forma de agricultura, salvo que tarda más en recogerse el producto, y en todo el mundo se acostumbra a facilitar créditos a los agricultores en condiciones especiales.

El emplazamiento de una fábrica de pasta

Factores técnicos

Al considerar el emplazamiento de las fábricas de pasta y papel hay que atender a ciertas exigencias técnicas esenciales comunes también, en mayor o menor grado, a todos los productos de la elaboración de la madera, con la posible excepción de la madera aserrada.

La primera necesidad básica es un abastecimiento suficiente de agua durante todo el año. Aunque en Europa, Japón o América, este requisito es fácil de atender, en Africa es en cambio mucho más difícil. Muchos ríos africanos, que en la estación de las lluvias se convierten en torrentes que todo lo inundan, durante la otra mitad del año no son sino lechos arenosos y secos.

En segundo lugar, el terreno debe ser adecuado para soportar maquinaria pesada, siendo preferible que sea lo bastante llano y que no esté sujeto a inundaciones o corrimientos de tierras. Hace algunos años, una de las fábricas de Usutu quedó repentinamente inundada y, aunque volvió a funcionar al cabo de relativamente poco tiempo, los gastos, los esfuerzos y los trastornos ocasionados fueron considerables.

En tercer lugar, aunque se han logrado enormes progresos últimamente en lo que atañe al tratamiento de aguas residuales y es posible proyectar una fábrica sin descarga de aguas nocivas, hay que tomar medidas para aquellos períodos en que no todo procede como debiera, siendo esencial contar con un sumidero adecuado para eliminar las aguas sucias sin tratar cuando la fábrica se halla en estado de desequilibrio. En la mayoría de los casos, este desagüe de emergencia puede hacerse en forma de instalación de riego por aspersión, pero, si se puede evitar, es preferible no tener que bombear el afluente indeseable a 300 m ladera arriba de la montaña. Bastaría una superficie de 1 ha por 1.100 tm de producto al año.

En cuarto lugar, casi todas las fábricas de pasta contaminan la atmósfera en mayor o menor grado. Es muy notable el hecho de que las refinerías de petróleo, las fábricas de pasta o de productos químicos se convierten en el pagano responsable de todo olor desacostumbrado en una zona edificada, incluso cuando la verdadera causa sea un defecto en el sistema de alcantarillado o la vegetación en descomposición es arrastrada por una avenida del río un mes antes más o menos.

Resumiendo, el emplazamiento de una fábrica debe elegirse de tal modo que disponga de un suministro de agua suficiente, buenos cimientos y condiciones adecuadas para la disposición de las instalaciones, un sistema de eliminación de las aguas residuales, aunque sólo sea intermitentemente, y no dar lugar a quejas del vecindario por los malos olores.

FIGURA 6. - Descortezado en la fábrica de pasta de Usutu. COURTAULDS/COMMONWEALTH DEVELOPMENT CORPORATION

Factores económicos

Es evidente que, si se trata de una empresa orientada hacia la exportación y por tanto entra en juego el costo de los fletes marítimos, se tratará de encontrar un emplazamiento en un puerto de mar y, como es bien sabido muchas de las grandes fábricas de Escandinavia y América del Norte se hallan en la costa. Por desgracia, en Africa es raro que las condiciones climáticas que prevalecen en la costa sean favorables para el crecimiento rápido de los árboles y que los ríos africanos sean navegables pasada una cierta distancia de la costa. Por ello es necesario ceder, en cierta medida dependiendo la decisión de la existencia de ferrocarriles para el transporte y de que el coste de las tarifas ferroviarias pueda compensarse. En muchos países, las tarifas de transporte por ferrocarril son más bajas para los productos agrícolas de gran volumen y poco valor, incluyéndose la madera en esta clase de productos. Las tarifas bajas aplicadas a los productos agrícolas se compensan con las correspondientes elevadas tarifas que se aplican a los productos acabados, y la pasta y el papel tienden a clasificarse en esta categoría. Después de haberse evaluado la disponibilidad y el coste del transporte de los productos químicos para fabricar la pasta y determinarse la razón entre el peso de las materias primas (incluyendo la madera) y el producto final, no es difícil calcular el emplazamiento ideal de una fábrica basándose en el factor de gastos de transporte.

Nunca se insistirá lo suficiente en las ventajas que tiene el levantar la fábrica en un lugar servido directamente por un ferrocarril. El transporte de trozas por carretera es hoy día una rama muy desarrollada del transporte, y, en el caso del transporte regular de grandes tonelajes del mismo producto a considerables distancias, puede hacerle la competencia al ferrocarril. Sin embargo, el acarreo del producto acabado y de las materias primas fundamentales constituye sólo un aspecto del problema. Todo complejo industrial exige una multitud de artículos generales que van desde piezas de recambio de maquinaria, pesadas y ligeras, hasta el papel higiénico. Si el emplazamiento está distante, los gastos de transporte de los citados artículos pueden resultar excesivamente altos, a no ser que procedan del mismo punto en que se entregan los productos acabados. Cuando los centros de fabricación de tales materiales se hallan situados en la dirección opuesta al punto de mercado de los productos acabados, la fábrica se encontrará en una situación económica desventajosa y entonces resultará más barato, por ejemplo, fabricar las piezas de recambio en sus propios talleres con materiales metalúrgicos primarios que no afrontar el costo excesivamente elevado de comprar las piezas en centros de fabricación lejanos.

FACTORES DE DOTACIÓN DE PERSONAL

Las empresas necesitarán, para las operaciones en el bosque y en la fábrica, un gran número de personas que tendrán que convivir y trabajar en condiciones tales que les induzcan a sentirse unidos al desarrollo por lo menos durante un período de servicio razonable. Es pues requisito previo que haya facilidad de obtención de mano de obra no calificada o especializada. El principal problema en Africa reside en la dotación de personal técnico (especializado), profesional y directivo.

Las personas empleadas necesitarán vivienda adecuada con sus correspondientes servicios, tales como energía eléctrica, agua, alcantarillado, evacuación de aguas sucias y basuras, tiendas e iglesias. Necesitarán también escuelas para educar a sus hijos. Habrá que ocupar las horas libres de los trabajadores, procurándoles recreos y esparcimiento en forma de instalaciones deportivas y locales para actividades culturales, tales como la música y el teatro, aunque este último aspecto podrá atenderse mediante facilidades para representaciones de aficionados.

Es evidente que, si se puede elegir el emplazamiento de la fábrica a unos pocos kilómetros de un centro urbano, se evitarán muchos de los problemas con que se enfrenta toda empresa situada en una zona alejada. Si fuera posible evitar los elevados gastos permanentes que entraña la construcción y administración de una ciudad empresarial con todos sus servicios y los inevitables problemas humanos que surgen en una colectividad cerrada, se podrían aceptar algunas desventajas, como son los gastos del transporte del material o los riesgos que supone la eliminación de aguas residuales y la contaminación atmosférica. Una de las principales dificultades que surgen en los casos en que la compañía proporciona todos los servicios de vivienda y comunidad es el hecho de que, a pesar de que sean buenas las instalaciones y los servicios, y por bien administrado que esté el centro, todos los pequeños problemas, tanto personales como de otras clases, tienden a dar pábulo a murmuraciones contra la gerencia de la empresa,. Gran parte de esto procede del hecho de que son las mismas personas las que viven, trabajan y juegan juntas y se va formando una colectividad que metafóricamente se podría calificar de «consanguínea». En el tipo de sociedad en que hoy se vive, en que todo, en cierta medida, se supedita al afán de no ser menos que los demás, las mujeres se mostrarán sumamente celosas por las carreras de los maridos y si Carlos asciende en vez de Pedro, la mujer de Pedro lo atribuirá a la miopía de la administración más bien que a la inferior capacidad de Pedro. Probablemente esto sucede en toda gran comunidad, pero no es fácil que ocurra si Pedro y Carlos trabajan para empresas diferentes o si todos los amigos de la mujer de Pedro ignoran que éste ha sido postergado en la carrera al ascenso.

Cuando sea inevitable la creación de una de estas ciudades empresariales, y en muchos proyectos de fábrica no hay opción, es preciso meditar y planear cuidadosamente de antemano hasta qué punto la compañía está dispuesta a atender las necesidades de la comunidad, estudiando si no hay otra alternativa a que la compañía asuma la responsabilidad directa de los asuntos del proyectado núcleo urbano. El aspecto humano de una gran empresa, y todo lo que implique una explotación forestal y elaboración de la madera en gran escala, es por lo menos tan importante como los aspectos técnicos y económicos y, a no ser que se creen las condiciones adecuadas desde el principio, se perderá bastante dinero en los gastos de contratación y frecuente renovación de personal y, lo que es peor, será difícil que en la empresa se desarrolle la clase de espíritu que es esencial para el éxito.

En Usutu no hubo más opción que crear una ciudad empresarial dotada de todas las instalaciones necesarias, como tiendas, un garaje, una carnicería y en una ocasión mantener una vacada lechera para el abastecimiento del personal. El tiempo ha resuelto muchos de los problemas iniciales y se dio un útil paso hacia adelante al crearse por elección un comité municipal de residentes para ocuparse de los asuntos del municipio con arreglo a límites financieros estrictamente definidos. La organización actual no es la ideal y cabe preguntarse si es más conveniente que los servicios de vivienda estén muy subvencionados o sean gratuitos. Sin embargo, los antecedentes en Africa hacen que sea difícil introducir cambios. No obstante, todo esto tiende a crear en el personal el concepto de que la compañía deba actuar de «providencia» y proporcionar amparo y protección contra las realidades de las condiciones económicas y las tendencias inflacionarias.

FIGURA 7. - En este momento, el transportador de correa conduce la pasta a la zona de almacenamiento, pronta para su embarque. COURTAULDS/COMMONWEALTH DEVELOPMENT CORPORATION

El aspecto humano

Es evidente que las dificultades descritas proceden, en cierto modo, del empleo de personas expatriadas, es decir que trabajan y viven lejos de su país de origen o de su medio ambiente normal. Esto no es propiamente una cuestión de color o de raza, sino que se debe, en cierto grado, al alto nivel de prosperidad de que gozan les países que pueden aportar los conocimientos científicos y la pericia manual indispensables y a la tendencia de la gente a querer vivir en comunidades muy desarrolladas y no en zonas rurales carentes de todos los alicientes de la civilización La presión del desempleo, la intolerancia religiosa o la explotación económica, que han sido los motivos que han inducido siempre a los hombres a buscar una nueva vida en ultramar, han perdido su fuerza en los últimos años y las gentes se muestran menos dispuestas a aceptar los riesgos de la expatriación a menos de recibir una adecuada compensación. Hoy día, quizá esto no sea enteramente cierto. Sin embargo, es evidente que cada vez resulta más difícil e indudablemente mucho mis caro contratar a personal expatriado pata empresas en los países en desarrollo. Hay para ello muchos motivos, siendo uno de los principales el miedo a la inseguridad política que quizá esté vinculado a la insuficiente diferencia entre el nivel de vida en el propio país (lo mismo para los empleados que para los desocupados) y el que puede disfrutar un expatriado en; un puesto en ultramar.

Teniendo en cuenta estos problemas, conviene prever desde el principio que el personal expatriado no exceda del absolutamente necesario. En la actualidad es posible que sea difícil contratar personal local profesional o administrativo bien preparado, especialmente cuando se reconoce que se necesitan muchos años de capacitación y experiencia para que una persona se halle en condiciones de ocupar puestos de categoría superior en la agricultura, los montes o la industria. Para el personal de esta categoría probablemente habrá que depender de los países de ultramar. Sin embargo, el número de directivos que hace falta es pequeño y la empresa puede ofrecer condiciones lo suficientemente buenas para conseguirlos. En este grupo se incluyen directores, químicos jefes, tecnólogos e ingenieros de categoría superior.

En el otro extremo de la escala no hay problema en relación con los obreros especializados que han de trabajar en las operaciones de plantación, corta, explotación y similares trabajos manuales, ya sea en el bosque o en la fábrica, puesto que se trata de técnicas que se aprenden fácil y rápidamente. El grado de mecanización dependerá de la adaptabilidad dé las personas del país al equipo mecánico, del costo de la mano de obra y de los medios locales de manutención y reparación.

Entre estas dos categorías existe una gama de puestos técnicos que será caro cubrir con personal expatriado, pero para los cuales no existe normalmente personal local calificado. Los artesanos preparados en ingeniería mecánica, electricidad y edificación, incluyendo mecánicos de taller, guardas forestales, mecánicos de motores, capataces de brigadas de camineros, radiotécnicos, supervisores de elaboración, constituyen el personal clave que hace falta en muchísimos de los proyectos forestales de este tipo.

Por motivos evidentes de costos y de estabilidad, los planes deben hacerse con bastante anticipación si se quiere cubrir el mayor número posible de estos puestos con personal local. Esto presupone que el nivel general de enseñanza oficial en el territorio en cuestión proporciona base suficiente para la formación técnica indispensable para hacer frente a las necesidades de la empresa.

Por lo general, en Africa la enseñanza oficial es deficiente en lo que respecta a las disciplinas científicas o técnicas. Las ambiciones locales se orientan más bien a los servicios gubernamentales, al derecho, la política y la medicina, y no se aprecia realmente el que la elevación material del nivel de vida depende enteramente de los tecnólogos, ya sea su campo de especialización la agricultura o la industria. Es preciso realizar más esfuerzos para rodear a los niños durante sus años escolares de un ambiente en el que predomine la mecánica, facilitándoles mecanos, y enseñándoles técnicas de construcción y edificación. En las escuelas de capacitación de Usutu, el nivel de inteligencia de los alumnos suele ser elevado, pero retarda el progreso la carencia de un medio ambiente mecánico durante los años formativos de la infancia.

Es esencial, por lo tanto, que, como parte de nuestra labor de planificación adelantada durante las fases iniciales de desarrollo del bosque y de construcción de la fábrica, se asigne una partida en el presupuesto para la construcción de una escuela de capacitación y para empezar a preparar a los que han de encargarse de las futuras tareas, así como suministrar viveros para criar los árboles, y locales y equipo para la fábrica de elaboración. Esto costará dinero, pero constituye un elemento de las inversiones esenciales tan importante como el dinero que se destina a la plantación de árboles o a la construcción de la fábrica. Esto ha de contribuir mucho a satisfacer las aspiraciones nacionales y las necesidades locales de empleo y, al mismo tiempo, la empresa será menos vulnerable a las cambiantes condiciones del mundo que han conducido a la actual escasez de personas calificadas dispuestas a desarraigarse de su ambiente para ir a trabajar permanentemente en las regiones menos desarrolladas del mundo.

Al personal de capacitación y a las personas indispensables para iniciar la empresa, posiblemente expatriados, hay que ofrecerles buenas condiciones de contrato, pero su objetivo se limita a enseñar a los naturales del país y, una vez cumplida esta misión, irse a otro sitio. Si las condiciones son suficientemente atractivas, no habrá problema en encontrar personal para este cometido.

Conclusión

Se ha intentado resumir los principales puntos que exigen ser cuidadosamente estudiados antes de embarcarse en un programa de repoblación forestal. Es evidente que la tarea requiere conocimientos y experiencia de muy alto nivel, y quizás también aptitudes para predecir el futuro. Se espera que la experiencia obtenido en Usutu sirva a aquellos países en los que existen posibilidades de repoblación forestal en gran escala; en un futuro relativamente próximo.

Los autores agradecen el asesoramiento y ayuda que les han proporcionado Charles Hubbard, consultor forestal, y John Keet, Director forestal de la Compañía Usutu, especialmente en lo referente al historial del desarrollo de los bosques artificiales.


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