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IV. Aprovechamiento

J. D. BOYD

Un texto preliminar fue preparado para el simposio por E.P. STEPHENS (Estados Unidos). El capítulo final revisado ha sido escrito por J.D. Boyd.

EL COSTO DEL ESTABLECIMIENTO y los cuidados culturales de los bosques artificiales es normalmente elevado. Dichos bosques no se crean únicamente para producir madera, pues entre los objetivos perseguidos con ellos pueden figurar la conservación del sucio el agua y la fauna, así como fines recreativos. Sin embargo, en los debates relativos a la financiación celebrados en el simposio quedó probado que, en muchos casos, la disponibilidad de los fondos necesarios para establecer bosques artificiales y la viabilidad de las inversiones dedicadas a forestación dependen casi totalmente de las posibilidades de venta de los materiales de construcción, las materias primas industriales y la leña que se obtengan del bosque.

En realidad, la mayor parte del programa del simposio estuvo dedicada a cuestiones de política, financiación, ordenación y silvicultura. No obstante, los debates celebrados en tal ocasión, como en otras conferencias forestales internacionales, pusieron de manifiesto que, al establecer bosques artificiales, con frecuencia no se han comprendido debidamente, o se han descuidado totalmente, los importantísimos factores del aprovechamiento. El aprovechamiento económico de un bosque depende de que se cultiven los tipos de árboles más adecuados, en unidades forestales de extensión apropiada y en estaciones favorables. Por todo ello, al preparar planes a plazo largo para la creación de nuevos recursos forestales, deberán examinarse detenidamente todos los factores susceptibles de influir en la eficacia del aprovechamiento.

Los factores técnicos y económicos, que son importantes en un planeamiento forestal viable y a largo plazo, son los relativos a la corta y extracción, transporte (tanto de las materias primas como de los productos acabados), aserrado, curado, conservación, transformación en productos normalizados y comercialización. En los debates sobre el aprovechamiento celebrados en el simposio se evidenció que las necesidades de productos acabados difieren mucho de unos países a otros. No obstante, en todos los casos quedó demostrada la interdependencia económica entre la dasonomía y las industrias de los productos forestales, así como la importancia de un equilibrio general en el desarrollo de ambos sectores.

Se considera muy significativo que el costo (por unidad de volumen) del cultivo de la madera de plantación no rebasa normalmente más de la mitad del producto puesto en fábrica y, en algunos casos, puede ser de tan sólo la cuarta parte del costo total, incluidos los de corta, transporte y entrega en fábrica. Tal costo total, a su vez, es normalmente inferior a la mitad del costo del producto final. Así pues, los factores que influyen en el costo de la corta, transporte y transformación tienen una gran importancia para el éxito de un proyecto integrado de forestación e industrias forestales, pero los técnicos forestales no les han dado la debida importancia.

Presiones de carácter económico hacen cada vez más necesario aumentar la producción de una zona forestal determinada. Para ello, los técnicos forestales han podido plantar las especies de crecimiento más rápido que pueden lograrse. En muchos casos, se ha prestado relativamente poca atención a los problemas que es probable se presenten cuando los árboles están en condiciones para la corta. En consecuencia, los costos que entrañan la corta y extracción, el transporte, el aserrado, el curado y la transformación del producto son a veces demasiado elevados. En algunos de esos casos, el aprovechamiento puede no ser económico. Un aprovechamiento poco eficaz puede anular con mucho los beneficios teóricos de cifras de producción impresionantes de volumen de madera obtenido en el bosque.

Otro factor vital, que a veces no se tiene en cuenta, es la conveniencia de regular el ritmo de plantación y, por consiguiente, la velocidad con que las plantaciones alcanzan la madurez. Los plazos deben decidirse con vistas a obtener un aprovechamiento máximo. Por ello el volumen de madera que se obtenga debe siempre, en la medida de lo posible, ser proporcionado a la evolución práctica y económica de la industria y el mercado. Esto facilitará la integración de las industrias forestales para garantizar el aprovechamiento más eficaz y completo de los productos del bosque.

PREDOMINANCIA DE LAS CONÍFERAS

De la estructura del consumo de madera en los próximos decenios se ha tratado ya en el capítulo relativo a política. Se espera que la demanda máxima sea la de madera para pasta y madera aserrada. El consumo de paneles a base de madera aumentará también muy rápidamente si se le compara con el actual, pero, medido en términos absolutos, aumentará menos que el de madera para pasta o el de madera aserrada. La utilidad de la madera de coníferas para las dos principales aplicaciones futuras, fabricación de pasta y construcción -y carpintería, así como sus características de fácil labra y tratamiento, flexibilidad y uniformidad, seguirán haciendo de esta madera la materia prima preferida en muchas partes del mundo para las industrias de los productos forestales. Así pues, desde el punto de vista de la transformación, es probable que las coníferas mantengan su actual posición predominante en los bosques artificiales de todo el mundo, o que adquieran una importancia aún mayor. En cuanto a las frondosas, las maderas de fácil labra de buena conformación, textura uniforme y características apropiadas para la elaboración, idóneas tanto para la fabricación de pasta como para la de láminas, como son los álamos de las zonas templadas, probablemente desempeñarán una función cada vez más importante. Las especies de propiedades semejantes, pero susceptibles de cultivarse en los trópicos, serían muy útiles. Gmelina arbórea es prometedora para esta función.

Efectos de la estación y de las condiciones de crecimiento sobre las propiedades y el aprovechamiento de la madera

En su análisis de la influencia de las condiciones de crecimiento, Boyd (1967) ha estudiado muchas especies y ha demostrado que los factores que afectan de un modo importante al crecimiento de los árboles afectan también a la calidad de las trozas y a las características de la madera que puede obtenerse de ellas. Así pues, en la planificación de los tratamientos silvícolas se debe tener en cuenta, no sólo la forma del árbol y el índice de incremento de la madera, sino también la influencia que los tratamientos pueden tener sobre los usos finales y en el valor de la madera. La mayor parte de las maderas de crecimiento rápido de los bosques artificiales poseen características diferentes de las de la madera de la misma especie procedente de bosques naturales. Los usos posibles y el valor pueden ser afectados notablemente por esas diferencias.

En algunos casos, los bosques artificiales se han creado porque se esperaba que se mantendrían los precios relativamente elevados de las maderas con propiedades especiales, como la duración y otras características deseables que se atribuyen tradicionalmente a la teca, o el color atractivo y la granulación, que se dan normalmente en algunas maderas procedentes de bosques naturales, utilizadas en la fabricación de muebles, de chapas o de paneles. Pero es muy posible que esas cualidades deseables no se den en la misma medida en la madera formada en una nueva estación y en diferentes condiciones de crecimiento, o que no se den en un período de rotación razonablemente económico. Por ello, puede ocurrir que el valor de los productos forestales no constituya un rédito adecuado con respecto al costo de establecimiento y ordenación de la plantación.

Después de un examen detenido de la literatura mundial pertinente, Boyd (1967) manifiesta que los técnicos forestales deben dar considerable importancia a la influencia de las condiciones de crecimiento sobre las cualidades y los usos de la madera. En especial, los factores ambientales, como son el tipo del suelo, drenaje, densidad de masa, intensidad lumínica y humedad, tienen efectos considerables sobre la forma, la velocidad de crecimiento y la calidad de los árboles, así como sobre la naturaleza y las propiedades de su madera. El espaciamiento inicial de plantación y las prácticas silvícolas, incluidos los regímenes de las claras, la poda y el estímulo del desarrollo por el abonado, influyen también en la forma y el vigor de los árboles, en la calidad de las trozas y en las propiedades de la madera, así como también en la aparición de determinados defectos, como la fibra revirada y la madera de compresión. Las deficiencias críticas en el contenido de humus y sustancias minerales del suelo pueden tener también efectos importantes sobre el crecimiento y las propiedades. La falta de vigor puede hacer que los árboles sean muy vulnerables a los ataques de los insectos y los agentes patógenos destructivos, lo que puede rebajar considerablemente la calidad y el valor de la madera.

FIGURA 59. - Tratamiento químico desde aviones contra una plaga de insectos en las zonas de interés turístico de Palma de Mallorca (España). SERVICIO DE PLAGAS FORESTALES, ESPAÑA

FIGURA 60. - Suelta de parásitos de los insectos durante los ensayos de lucha biológica, en España. SERVICIO DE PLAGAS FORESTALES, ESPAÑA

En muchas especies, la edad de los árboles en la época de la corta puede influir en gran manera sobre las propiedades de la madera. Por ello, al planificar y ordenar los bosques artificiales debe tenerse en cuenta la influencia de los períodos de rotación sobre las técnicas de conversión, pues éstas influyen sobre la recuperación económica y sobre la calidad de la madera obtenible.

Elliot (1967) ha señalado que, para facilitar el aprovechamiento más amplio y eficaz de los bosques artificiales de eucaliptos, es absolutamente necesario que, en todos los países donde existan tales bosques, se tenga un profundo conocimiento de las propiedades de cada especie que se plante. Esto es especialmente cierto en lo que se refiere a las propiedades de la madera de los árboles jóvenes, que constituyen la mayor parte de los bosques artificiales de eucalipto que hay en el mundo. Puede obtenerse alguna indicación acerca de las propiedades mecánicas ajustando los valores conocidos relativos a árboles de la misma especie que crecen en otro lugar, según las razones de las densidades de la madera obtenida en ambas partes (Boyd, 1967). Los eucaliptos de mayor densidad no son apropiados, generalmente, para la obtención de pasta.

En el debate se hizo resaltar que los datos relativos a las propiedades de la madera de todas las especies cultivadas en bosques artificiales y los relativos a las mismas especies que crecen en bosques naturales serían muy útiles si se los comparase entre sí y se difundieran: ampliamente. El conocimiento de las propiedades de la madera facilita la elección de las técnicas de conversión más eficaces y, a la inversa, los progresos de las técnicas de conversión pueden modificar los efectos de las propiedades intrínsecas de la madera. Asimismo, se solicitó asistencia para hallar técnicas simples de evaluación de las propiedades importantes de la madera de plantaciones.

Hughes (1967) ha estudiado la utilización de la madera de los pinos tropicales de baja altitud en una zona que va desde el nivel del mar a unos 23° de latitud norte o sur, entre el nivel del mar y una altitud hasta de 1.200 a 1.500 metros, en el ecuador. Incluso con una buena ordenación, el rendimiento de madera comercial de la mayoría de los bosques tropicales naturales es muy pequeño. Se presentan dificultades para cortar y convertir árboles de dimensiones muy variables y para comercializar especies cuya utilidad y calidad son muy diferentes. Estas dificultades de los bosques naturales serán aún más acusadas conforme se desarrolle la tendencia general a un uso creciente de productos de la madera que exigen el desmenuzamiento y la transformación en pasta. En ambos procesos es conveniente la uniformidad en el tamaño de los árboles y en la calidad de la madera.

Es difícil predecir con exactitud los cambios en la demanda de los diversos productos de la madera, o los efectos del rápido perfeccionamiento de las técnicas de conversión. Por esta razón, Hughes preconiza que se planten especies que den un elevado rendimiento de madera susceptible de numerosos usos finales. Es más probable que las coníferas se presten mejor que las frondosas para este fin, pues a menudo son más adaptables a los suelos pobres y estériles.

En los trópicos se han obtenido buenos resultados en el establecimiento de extensas plantaciones de coníferas a gran altitud. No obstante, en esas regiones existen pocas posibilidades de adquisición de nuevas tierras apropiadas para la plantación de coníferas. Existe, pues, un incentivo para averiguar qué coníferas prosperan a bajas altitudes, donde, con frecuencia, puede disponerse más fácilmente de amplias extensiones de tierra. Un incentivo más es que, en las bajas altitudes, pueden hallarse emplazamientos más favorables para las industrias forestales, especialmente para aquellas que requieren abundante agua y facilidades para dar salida a las aguas residuales, como ocurre, por ejemplo, en la producción de pasta.

Se sabe poco sobre las propiedades de la madera de los pinos tropicales. Recientemente se han resumido los trabajos sobre Pinus caribaea (Hughes, 1967; Chittenden, y otros, 1967). Esta especie tiene la desventaja de presentar una gran variedad de densidades según la estación donde crece, a la vez que la fibra revirada, la madera de compresión y un elevado contenido de resina causan frecuentemente una seria disminución de la calidad de la madera aserrada. En cambio, la obtención experimental de pasta con madera procedente de plantaciones jóvenes, ensayada en diversos países, permite esperar un rendimiento satisfactorio y buena resistencia; pero conviene hacer resaltar que los experimentos se hicieron con pequeñas muestras, en escala de laboratorio, y que dieron resultados muy variables. Es muy escasa la información disponible acerca de P. merkusii, P. oocarpa y los pinos tropicales menos conocidos.

Las araucarias puede que se adapten también a estas regiones y debieran ensayarse, aunque hay que actuar con prudencia, pues muchas veces su establecimiento en las regiones tropicales y subtropicales resulta demasiado costoso. La experiencia australiana parece indicar que, aunque la madera joven y la de compresión pueden representar un problema para la utilización de las araucarias de plantación, esta dificultad puede superarse.

Boyd (1967) se refiere a los múltiples experimentos efectuados por los investigadores forestales de Australia, los Estados Unidos y otros países sobre la posibilidad de aumentar el valor potencial de las plantas arbóreas destinadas a la plantación de bosques artificiales. Para ello es necesario, primero, elegir árboles padres que reúnan las características necesarias y aplicar, después, diversos controles biológicos al desarrollo de la descendencia, con el fin de obtener árboles y maderas de la mejor calidad. Cuidadosas evaluaciones han mostrado que pueden obtenerse considerables resultados. Tan pronto como sea posible, conviene emprender estudios sobre la mejora de los árboles en todas las zonas donde pueden plantarse nuevos bosques, a fin de obtener los mayores beneficios de los bosques artificiales en el mundo entero. Una orientación útil para el desarrollo de un tal programa de investigación figura en la descripción de los estudios sobre la calidad de la madera de Pinus patula y P. khasya, efectuados de 1965 a 1967 por el Forest Genetic Research Laboratory del Agricultural Research Council of Central Africa (Burley, 1967). Es probable que la gran variabilidad y los graves defectos de los pinos tropicales de baja altitud puedan remediarse considerablemente mediante una cuidadosa selección de las semillas, la utilización de procedimientos de mejora de los árboles y los tratamientos silvícolas (Hughes, 1967). Conviene insistir en la importancia de una pronta y cuidadosa evaluación de las propiedades de la madera, así como de las características de crecimiento y de forma durante la ejecución de ensayos de especies y de procedencia. Estos ensayos podrán perfeccionarse si se llevan a cabo los planes que prepara actualmente el Instituto Forestal de la Commonwealth, para codificar y publicar los procedimientos de ensayo de especies y de procedencias y de muestreo de parcelas experimentales, a fin de examinar la calidad de la madera cuando los árboles son aún jóvenes.

Técnicas de corta, extracción y transporte

Dado que una parte considerable del costo de la madera recibida en fábrica debe imputarse a la extracción y al transporte, la reducción del costo de estas operaciones sería realmente beneficiosa para el consumidor y contribuiría a que los productos de la madera tuvieran precios competitivos. No obstante, Hanson (1967) dice que las medidas tomadas con esa finalidad podrían ser contrarias a la política de producir un volumen máximo de madera utilizable en una región determinada. Además, el método más económico de extracción del bosque puede que no sea forzosamente el mejor, si hace aumentar considerablemente el costo de la elaboración.

Es evidente que las técnicas de corta, extracción y transporte más adecuadas para un país en desarrollo no son necesariamente las mismas que para los países con amplias y bien establecidas industrias forestales. En Australia se admite como principio general aplicable a los métodos de extracción y transporte de la madera que, cuando diversos métodos originan un costo global aproximadamente igual, se deberá escoger aquel cuyo costo de mano de obra sea mínimo. Este principio seguirá siendo válido durante un cierto período de tiempo, porque el costo de la mano de obra aumenta más rápidamente que el de las máquinas. Además, como resultado de esta elección, cuando es necesario aumentar por un corto tiempo la producción, ello puede lograrse con menor costo y menos aumento de las horas de trabajo. Análogamente, cuando haya que reducir la producción, será menor la desorganización social. Las dificultades con que se tropieza para atraer la mano de obra al trabajo en los bosques abonan siempre esta elección.

En cambio, en un país menos desarrollado conviene a veces emplear la mayor mano de obra posible. El costo de la misma tiende a ser bajo, el de las máquinas es relativamente elevado, y es difícil obtener el capital necesario para realizar gastos importantes. Además, con frecuencia no existe ni la mano de obra especializada ni los servicios técnicos necesarios para utilizar una maquinaria compleja y mantenerla en condiciones de funcionamiento. En algunos casos, estas dificultades pueden superarse parcialmente agrupando la maquinaria y el personal especializado de áreas adyacentes para efectuar un trabajo cooperativo.

FIGURA 61. - Interior de un camión contra incendios, de servicio en los distritos, en Australia meridional, en el que se ve la disposición del equipo. WOODS AND FORESTS DEPARTMENT, AUSTRALIA MERIDIONAL

La corta y extracción, unidas a la corta rasa, exigen que no existan limitaciones en la elección del equipo más adecuado, excepto las determinadas por el terreno, el tamaño de las trozas, la amplitud de la labor de corta y la extracción anual, y la magnitud y aptitud de la mano de obra disponible. En los terrenos llanos, el método más corriente consiste en hacer la corta con sierras de cadena, y después quitar las ramas y cortar las trozas a partir del tucán. Incluso en el caso de trozas de tamaño considerable, la extracción y la carga pueden realizarse con los mismos camiones que se utilizan para el transporte, siempre que aquellos estén provistos de un cabrestante mecánico, un cable de acarreo y una grúa. Este sistema permite generalmente reducir al mínimo los costos y hacer más flexibles las operaciones, y puede ser especialmente adecuado para los países en desarrollo cuando el volumen de madera que hay que manejar no es excesivamente grande. Cuando las condiciones del suelo y del terreno no permiten el fácil acceso de los camiones a la zona de corta, pueden utilizarse tractores de oruga o de neumáticos, o sistemas de cables metálicos, para arrastrar las trozas hasta la carretera. Por regla general, los tractores de oruga son más lentos, de funcionamiento más costoso y su manejo más caro que los tractores de neumáticos capaces de efectuar el mismo trabajo. Cuando, en operaciones de pequeña magnitud, se utilizan arrastraderas de troncos, normalmente es mejor combinar en una máquina las operaciones de arrastre y carga que las de carga y transporte, como suele hacerse. La principal razón de esto está en que la eficacia del arrastrador no disminuye mucho al añadirle los instrumentos de carga, mientras que la capacidad del camión sí disminuye considerablemente. Además, salvo en el caso de trayectos muy cortos, un arrastrador sirve normalmente a varios camiones, por lo que el capital invertido en el equipo de carga es menor si éste se acopla al arrastrador En las operaciones de gran magnitud, las funciones de arrastre y carga deben confiarse a máquinas especializadas.

En el caso de operaciones de aclareo, el acceso es limitado, y es preciso no dañar los árboles que se dejan. Habitualmente se abren vías de acceso y se aclaran las masas situadas entre aquellas. Para ello se utilizan sierras de cadena y hachas de poda. Cuando el terreno lo permite, las trozas de corta longitud se cargan a mano o mediante una grúa ligera montada en el camión de transporte. Cuando no es posible el acceso inmediato con camiones, pueden utilizarse tractores ligeros o caballos para arrastrar las trozas. No obstante, cuando hay que arrastrar volúmenes considerables de trozas, el empleo de caballos tiende a ser antieconómico. Guando el volumen de cada troza supera de 0,2 a 0,3 m³ y hay que transportar un gran volumen, puede resultar conveniente utilizar arrastradores especiales. Cuando, en las laderas de pendiente superior a 20 grados, aproximadamente, hay que efectuar arrastres hacia arriba, es normalmente necesario utilizar un cable aéreo.

Por regla general, se ha visto que lo más conveniente desde el punto de vista económico es situar el bosque y la serrería, o la fábrica, suficientemente cerca entre sí para que sea posible utilizar únicamente el transporte por carretera. El tiempo que se ahorra cuando el bosque está cerca de la industria tiende también a reducir al mínimo el deterioro de la madera entre la corta y la transformación. Si se quieren hacer exportaciones considerables, es fundamental buscar un emplazamiento próximo a un puerto o que tenga fácil acceso a él. Cuando un emplazamiento favorable de la industria exige el transporte a larga distancia, el transporte por ferrocarril puede ser el más económico. Cuando la madera se va a utilizar para transformarla en pasta, no es infrecuente desmenuzarla y transportarla así largas distancias, incluso a través de los mares. En el caso de grandes volúmenes o de un abastecimiento semipermanente, se podrá utilizar el transporte de la madera desmenuzada por tuberías. Para que la corta y la extracción, el transporte y la transformación resulten económicos, los bosques deberán ser de gran extensión, independientemente de la distancia existente entre el bosque y la industria y, antes de comenzar la plantación en gran escala, conviene planear cuidadosamente el sistema de carreteras forestales. Existe una tendencia en el mundo entero a transportar trozas de mayor longitud en camiones corrientes y semi-remolques para arrastre de troncos.

Hanson (1967) llega a la conclusión de que, debido al costo relativamente elevado de las operaciones de extracción, pueden obtenerse ventajas considerables mediante la investigación encaminada a reducir los costos accesorios y los accidentes. Preconiza este autor la utilización de máquinas y métodos más eficaces y la formación especializada del personal dirigente y de los trabajadores. Entre los temas de investigación propuestos figura el de nuevos equipo y métodos, como se indica en las recomendaciones. Son necesarios estudios más detallados, del tipo de los que describen Curro y Ghisi (1967), en relación con los álamos, para evaluar de un modo adecuado la importancia relativa de las operaciones de corta, poda, clasificación, troceado, carga y otras con éstas relacionadas dentro de los gastos generales de explotación. El Comité mixto sobre técnicas de trabajo silvícola y capacitación de trabajadores forestales es el órgano más adecuado para aplicar las recomendaciones.

FIGURA 62. - Procedimiento y rnaquinaria de carga. Carga d e los productos de las claras de abeto Douglas para transportarlos a la factoría Waipa, en el bosque Kaingaroa (Nueva Zelandia). FOREST SERVICE-JOHNS, NUEVA ZELANDIA

En Norteamérica y Escandinavia se construyen cortadoras mecánicas que desempeñan las diversas funciones que realizan hasta ahora máquinas distintas, pero todavía no se ha probado su eficacia. Algunas utilizan mecanismos convencionales para cortar en longitudes de árbol y otras emplean podones hidráulicos. Como considerables cantidades de madera seguirán procediendo de pequeños bosques de granjas, es necesario idear una cortadora pequeña móvil.

FIGURA 63. - Primeros beneficios obtenidos con las plantaciones de crecimiento rápido. Medición de trozas para un aclareo con fines comerciales en tecas de 10 años, en el monte Lawes (Papua). DEPARTMENT OF INFORMATION, PAPUA Y NUEVA GUINEA

FIGURA 64. - Madera de aserrío obtenida del mismo aclareo que en la Figura 63.

Técnicas de transformación

La experiencia y la investigación han permitido descubrir técnicas satisfactorias para la conversión (aserrado y transformación de la madera) y la utilización efectiva del eucalipto y otras especies de gran uso procedentes de bosques naturales (Boyd, 1967). Los ritmos de crecimiento han sido generalmente bastante lentos y la edad de corta bastante elevada, pero las reacciones de la madera durante la conversión han hecho necesario idear técnicas especiales. Hay, no obstante, pruebas abundantes de que, aunque los conocimientos de que se dispone son útiles, las maderas de la misma especie procedentes de plantaciones presentan problemas nuevos y, a veces, muy diferentes, que es necesario resolver para obtener productos de buena calidad.

Los problemas que se presentan durante la transformación y utilización de las coníferas y eucaliptos de plantaciones de crecimiento rápido obedecen a diversas causas. Una gran proporción de la sección transversal de los árboles de algunas especies de coníferas contiene madera joven y, posiblemente, también cantidades importantes de madera de compresión y fibra muy revirada. La madera joven, al igual que la madera aserrada con fibra muy revirada, tiene una resistencia relativamente reducida. Cada uno de los tres defectos es susceptible de causar distorsiones perturbadoras en una parte de la madera aserrada durante el curado. Además, le dan una cierta inestabilidad, que se traduce en cambios estacionales en la utilización debidos a la humedad. No obstante, el empleo de técnicas adecuadas de aserrado y curado pueden reducir la gravedad de esas distorsiones. En los eucaliptos de crecimiento rápido, los esfuerzos del crecimiento pueden determinar resquebrajaduras y distorsiones en las trozas y la madera aserrada, y dificultar seriamente la transformación y la utilización (Boyd, 1967; Elliot, 1967). También pueden reducirse estos efectos aplicando técnicas adecuadas antes y durante el aserrado y el curado. En algunas partes de las plantaciones australianas se presentan excesivas vetas de resina y agujeros producidos por larvas, lo que puede que dependa de la estación (Elliot, 1967; Bootle, 1967).

Actualmente existen algunas técnicas de aplicación general para el aserrado, curado y clasificación de la madera de bosques artificiales. Sin embargo, su conocimiento no está bastante difundido. Ciertamente, el grado en que se las aplica a toda la gama de condiciones de crecimiento en la plantación y a los problemas de transformación y utilización de la madera de los nuevos bosques del mundo entero es muy inadecuado. En el curso del debate, se hizo resaltar la conveniencia de preparar y distribuir documentos con información sobre las técnicas más adecuadas para el aserrado y curado de las coníferas y eucaliptos de plantación.

Aunque una mayor aplicación de los conocimientos actuales puede ser muy útil, es conveniente su ampliación para facilitar una utilización eficaz. Es probable que los países con bosques artificiales consideren ventajoso emprender investigaciones acerca de los métodos de transformación y de fabricación de nuevos productos, para lograr el más eficaz aprovechamiento económico de sus cosechas forestales. Esta necesidad, y la posibilidad y el costo de su satisfacción, deberán tenerla en cuenta los técnicos forestales antes de elegir las especies y proceder al establecimiento de nuevos bosques artificiales. Esto entraña la evaluación de los medios de investigación de que se podrá disponer en la zona de que se trate para resolver los problemas que se presenten cuando el bosque alcance la madurez.

Plumptre (1967) refiere un problema general importante, aunque a primera vista parezca ser sólo local y además sencillo, en comparación con algunos de los que acaban de mencionarse. En un principio, las serrerías de Uganda no estaban interesadas en la extracción, por estar situados los bosques en laderas de pendiente pronunciada, ni en aserrar las pequeñas cantidades de maderas de claras procedentes de plantaciones relativamente pequeñas y diseminadas. Para ayudar a vencer esta dificultad en cuanto al aprovechamiento, el servicio forestal compró una serrería móvil y adiestró al personal necesario. A medida que se adquiría experiencia, se mejoraron el equipo y la técnica y hubo un aumento correspondiente en la obtención de madera aserrada. Se estimó que el aumento en el volumen de madera de que podrá disponerse cuando los bosques alcancen la madurez justificará la instalación de serrerías fijas. Para entonces, la experiencia y la habilidad obtenida en la extracción y el aserrado de la madera de claras con el equipo móvil permitirán operaciones eficaces. Por otra parte, una considerable dificultad con que tropieza la transformación en condiciones económicas en Uganda se debe a la pequeñez y gran dispersión de las unidades forestales, así como a la escasa eficacia de la transformación.

Progresos en el aprovechamiento de la madera de bosques artificiales

En un principio, la explotación de los bosques artificiales puede que tienda únicamente a la provisión de leña o de carbón vegetal. Posteriormente, es probable que los árboles se utilicen para el suministro de materia prima de diversos productos, tales como madera de construcción, muebles, carpintería, contrachapados, tableros duros, tableros de partículas y pasta de papel y papel. El empleo de la madera de las grandes plantaciones italianas de álamos, que en su origen se estableciaron como rompevientos, es un ejemplo de aumento de las aplicaciones y de la diversificación en una amplia gama de productos. Giordano (1967) afirma que estos árboles satisfacen actualmente la mitad de las necesidades totales de madera industrial de Italia. Estas plantaciones sostienen grandes industrias que suministran madera aserrada, la mayor parte de las necesidades de madera contrachapada, la totalidad de la demanda de fósforos de madera y la materia prima para una parte importante de la producción de paneles de fibra, tableros de partículas, tableros de lana de madera, industrias secundarias y artesanía, y madera triturada y pasta semiquímica.

Huddleston y Bootle (1967) han estudiado las primeras etapas del desarrollo del mercado de Pinus radiata de plantación en Nueva Gales del Sur, que se inició con la madera para cajerío y se amplió a toda una gama de productos industriales para la construcción. Los defectos que se presentaron en un principio fueron ampliamente superados mediante la adopción de procedimientos adecuados de curado, impregnación y clasificación, y evitando para la mayor parte de los fines la utilización de la madera joven y la madera con repelo, que originaban una excesiva distorsión. Se ha comenzado a emplear la clasificación mecánica de la resistencia, esperándose que esta práctica vaya en aumento.

Elliot (1967) ha estudiado el aprovechamiento del eucalipto en Asia, Australasia, Africa, América Latina, la región del Mediterráneo y el Cercano Oriente. La edad en que se procede a la aorta en los bosques artificiales varía según los países, desde tan sólo 6 años hasta 30 años. La corta de breve rotación, generalmente asociada al rebrote de cepa, se ha convertido en un factor importante en la economía de la utilización del eucalipto de plantación. La mayor parte de la madera de eucalipto se emplea en la fabricación de pasta de papel, tableros duros o rayón. Asimismo, en América del Sur se usan grandes cantidades de ella para la producción de carbón vegetal y, en Sudáfrica, para minería. Un considerable volumen de la madera de árboles jóvenes o de edad media se utiliza en forma de rollizos para la fabricación de puntales, de postes o madera de construcción. Una proporción menor, especialmente de las aortas de rotación más larga, se destina a madera aserrada. También se obtiene esencia de eucalipto. La edad más adecuada para la corta depende de las condi clones de crecimiento, de la especie, y de los productos finales que se deseen.

En las primeras fases de la utilización, muchos países han tropezado con dificultades, debido al desconocimiento de las características de la madera de eucalipto y de las técnicas adecuadas de conversión. Sudáfrica ha resuelto muchos de sus problemas mediante la investigación y actualmente se consigue una utilización amplia y variada. En la Argentina también la utilización se extiende hoy día a toda una serie de productos, entre los cuales se encuentran la madera aserrada para construcción, los muebles, las tarimas para suelos, el material para cercas y las cajas para fruta, la madera rolliza para puntales, postes (a los que se les aplica un tratamiento de preservación) y madera para minas, y para la producción de chapas, así como también de pasta y tableros de fibras. En Portugal, las amplias plantaciones de eucaliptos, que cubren 180.000 hectáreas, proporcionan productos muy variados (Goes y Ferreirinha, 1967). Durante mucho tiempo, la madera se empleaba principalmente para leña, pero esta utilización ha disminuido mucho en los últimos años. El eucalipto se utiliza también para traviesas, tonelería, muebles, laminación, madera para la construcción y para suelos, como madera en rollos y para la producción de aceites esenciales. Probablemente, sin embargo, el uso más importante es la fabricación de pasta, en la que se consumen cada año más de 1 millón de metros cúbicos de madera de eucalipto, principalmente de árboles de 8 a 12 años. En la mayoría de los demás países se obtienen actualmente menos productos, en parte porque las plantaciones son jóvenes y, en parte, porque no existen todavía las necesarias técnicas y mercados. No obstante, la producción de pasta de papel, rayón y tableros parece que presenta muchas posibilidades.

FIGURA 65. - Efecto de las condiciones de la estación y la velocidad de crecimiento sobre las propiedades de la madera. Sección transversal, que muestra el tipo usual de crecimiento de Pinus caribaea var. hondurensis de un rodal natural de Honduras Británico, donde la grave y periódica penuria de agua origina una frecuente alteración de la formación de leño temprano y leño tardío, con una fuerte proporción de este último. HUGHES

FIGURA 66. - Efecto de las condiciones de la estación y la velocidad de crecimiento sobre las propiedades de la madera. Efecto de las condiciones de la estación y la velocidad del crecimiento sobre las propiedades de la madera. Tipo usual de crecimiento de una plantación de Pinus caribaea var. hondurensis cultivada en Viti, donde existen suelos que permiten un arraigo profundo y un crecimiento casi continuo durante todo el año; esto da lugar a anillos anchos con una gran proporción de leño temprano. HUGHES

Progresos de la integración del aprovechamiento

La integración supone la fabricación de diversos productos finales a partir de una materia prima fundamental. Entre los productos finales pueden figurar la madera aserrada, los tableros contrachapados, los tableros de partículas, etc., así como la pasta y los productos de papel. La integración supone también la coordinación de la ordenación del bosque con la de los servicios de corta y extracción, transformación y comercialización, en un plan general común, que proporcione los mayores beneficios posibles para la industria y para el país. Podrán encontrarse más datos sobre los tipos de integración y los factores que la afectan en el informe del simposio sobre integración de las industrias forestales (Comité de la Madera, Comisión Económica para Europa, Ginebra, febrero de 1967).

El objetivo principal que persigue la integración es garantizar el empleo más adecuado de las materias primas y de los residuos, los mejores resultados de las inversiones de capital y de la mano de obra, el ahorro de energía y de combustibles y la diversificación de la producción como salvaguardia económica. Ello permitirá, sin duda, una explotación más económica de los bosques. Supone comercializar toda una gama de productos que den los máximos réditos de las inversiones y está de acuerdo con las tendencias que se registran actualmente en otras industrias, en las que existen gigantescos complejos industriales basados en el aprovechamiento estrechamente integrado de las materias primas unido a un sistema muy eficaz de distribución y de comercialización.

La posibilidad de una utilización integrada depende de que se disponga de una amplia variedad de tipos y calidades apropiados de madera, cada uno de ellos en cantidad suficiente y en lugares adecuados que permitan el establecimiento de industrias eficaces en que se obtengan cada uno de los productos importantes. Según esta idea, las unidades forestales generalmente pequeñas y muy dispersas tienden a dificultar gravemente la integración y el aprovechamiento económico general.

El emplazamiento de un bosque y el de las industrias basadas en los productos del mismo son mutuamente dependientes. Hasta ahora se ha prestado atención principalmente a la disponibilidad de tierra y a los factores biológicos que influyen en el emplazamiento de un bosque y, en cambio, se han descuidado los factores técnicos, económicos y sociales que influyen en la ubicación de las industrias forestales.

Para lograr una integración eficaz son necesarias informaciones muy variadas: sobre los recursos forestales, la tenencia de la tierra, el costo de la madera, otros factores indispensables, como la energía, el agua, el combustible, los productos químicos, etc., el transporte, la mano de obra, los mercados, las inversiones necesarias, la financiación y otros más con éstos relacionados. Tampoco hay que descuidar los factores que determinan la estabilidad de la mano de obra, por ejemplo, unas condiciones sociales y un nivel de vida aceptables. El bosque debe emplazarse en el lugar más favorable, teniendo en cuenta de escoger la estación más sensible al emplazamiento de todas las industrias que vayan a integrarse que, normalmente, es la producción de pasta. Es evidente que el éxito de la integración se verá favorecido si los técnicos forestales, antes de iniciar la plantación, estudian bien la influencia de los factores que acaban de mencionarse y les dan la debida importancia en sus planes a largo plazo.

Las formas más eficaces de integración de industrias forestales deben abarcar la producción de madera aserrada en diversas formas, así como la de tableros contrachapados, tableros de partículas, tableros duros, pasta, papel y cartón. Debe comprender también el aprovechamiento de las maderas en rollo, por ejemplo, puntales, postes y pilotes. Como para llevar a cabo en su totalidad este programa se necesitan grandes inversiones de capital, normalmente lo más práctico será crear una tras otra las industrias mencionadas, conforme vayan ampliándose los recursos financieros del complejo y el bosque vaya llegando a la madurez. Una primera fase de la integración puede, por lo tanto, consistir en producir diversos productos de madera aserrada y utilizar al máximo las maderas en rollo. Mackney (1967) cita un ejemplo de Nueva Zelandia, donde la elaboración inicial se efectuaba en una serrería muy pequeña, siguiendo poco después la fabricación de paneles de fibra y, más tarde, una importante industria de pasta de madera. Al mismo tiempo, se emprendió la producción de madera para cajerío y la fabricación de tableros contrachapados.

FIGURA 67. - Trozas de álamo dispuestas para ser utilizadas en la fabricación de fósforos y de cajas para envasar, en Astalif (Afganistán). MAY

FIGURA 68. - Pistas de acceso y áreas de carga para el aclareo mecanizado en gran escala en el bosque de Kaingaroa (Nueva Zelandia). FOREST SERVICE-WILSON, NUEVA ZELANDIA

Cuando la integración la realiza una sola compañía, la mayor diversificación de la producción se traduce, por lo general, en una mayor estabilidad de todo el grupo industrial. Raramente se mantiene constante el equilibrio entre los diversos sectores del complejo integrados, porque las tendencias del mercado, los progresos técnicos y la competencia de los materiales sustitutivos serán diferentes en cada sector. La mejor combinación para vencer las fluctuaciones periódicas de la demanda la ofrecen una materia prima flexible, cuya utilización puede pasarse sin dificultad del producto menos rentable al más rentable, una adecuada escala de las operaciones y la integración en profundidad (Mackney, 1967). La creación, en la forma más económica, de un complejo industrial integrado depende de la naturaleza de las decisiones a largo plazo que se tomen. Entre éstas figuran las relativas al emplazamiento de los bosques y de los centros industriales, la magnitud de cada uno, las fechas de plantación y la iniciación de las diversas actividades industriales.

Generalmente, la comercialización de la madera en rollo no tiene gran importancia, cuando el aprovechamiento está plenamente integrado, pero en el período intermedio, antes de que los rendimientos del bosque hayan alcanzado un volumen que permita un importante desarrollo industrial, puede constituir un medio para dar salida a la madera extraída, especialmente la de las claras. Lo mismo cabe decir de la venta de las astillas. Por otra parte, como la madera aserrada es normalmente un producto de gran valor, es importante que una industria integrada disponga continuamente de aquélla en cantidad suficiente. Si se quiere obtener la madera más apta para aserrado, deben plantarse árboles del tipo más adecuado y darles el tratamiento silvícola más conveniente. Los contrachapados tienen también gran valor y su producción puede ser especialmente remuneradora cuando se puedan aprovechar los núcleos de desenrolle y los restos de chapas para obtener pasta.

Mackney se refiere a las necesidades de capital, a la importancia de las industrias y a las calidades de madera aceptables para la obtención de diversos productos. La producción de tableros de partículas o de fibras exige inversiones de capital mucho mayores que la producción de madera aserrada. La calidad mínima de la madera necesaria para la fabricación de tableros de fibra es algo inferior a la que se requiere para la producción de tableros de partículas. Pero la manufactura de uno u otro producto tiene la importante propiedad de permitir el uso económico de maderas de relativamente baja calidad, como la de las claras, y otros materiales de escaso valor como las astillas de las serrerías, los desperdicios de las fábricas de chapas y tal vez incluso el aserrín. En cierta medida, la producción de pasta y papel constituye otra posible salida para la utilización de materiales de baja calidad. Las fábricas de pasta y de papel se convertirán probablemente en la mayor unidad económica del conjunto de industrias totalmente integradas. Si se quiere disponer de una amplia gama de productos de papel de alta calidad, desde el papel resistente para embalaje hasta el papel de escribir, es necesario disponer de cantidades suficientes de madera de coníferas y de frondosas.

Frecuentemente, la creación de unidades industriales basadas en los bosques naturales precede a la plantación de. bosques artificiales. Ello puede resultar justificado incluso en aquellos tipos de bosques naturales, como los montes altos tropicales, en que la diversidad de especies de árboles y de calidades de madera y la necesidad de una corta y extracción selectiva perjudican la explotación económica. Los recursos financieros obtenidos con estas industrias pueden, pues, utilizarse para reemplazar el bosque natural con el artificial, que tendrá un mayor valor comercial. Al planear y cultivar cualquier nuevo bosque, convendrá tomar las disposiciones necesarias para garantizar que se dispondrá de la cantidad mínima de madera precisa para satisfacer las necesidades de cada nueva unidad de transformación del complejo industrial en el momento más adecuado para la creación de dicha unidad. Para obtener el mejor rédito de las grandes inversiones que exige la silvicultura de plantación, es necesario iniciar alguna actividad industrial tan pronto como sea posible, lo cual puede exigir la rápida creación de extensas áreas de plantación en los primeros años, y la aceptación de una distribución anormal de clases de edad durante la primera rotación.

Cuando se dispone del gran capital necesario para la creación de tales áreas, una fábrica de pasta constituye la primera oportunidad importante de utilización económica de la madera de un bosque artificial. Esto se debe a que los árboles jóvenes pueden emplearse en la fabricación de pasta cuando aún no son aptos para el aserrado. Normalmente, sin embargo, una fábrica de pasta, para que resulte económicamente interesante, no puede basarse sólo en las claras para su abastecimiento de madera. Para la mayor parte de sus necesidades es necesario proceder a la corta rasa. Por consiguiente, si se quiere facilitar una ulterior integración de la industria, el bosque debe establecerse con una rapidez suficiente para poder atender a la mayor parte de la demanda de la fábrica de pasta, cortando únicamente parte de los árboles de cada grupo de edad del bosque, y un cierto porcentaje de los árboles deberá dejarse intacto hasta una edad más avanzada para que sea posible la producción de chapas y trozas de aserrío de buena calidad.

Como los costos de producción deben mantenerse bajos para que sean competitivos, y el costo total de la corta y extracción, el transporte y la transformación es muy superior al del cultivo de la plantación, es necesario que los bosques se proyecten de forma que se adapten a las necesidades de la industria. La otra forma de planificación, consistente en explotar bosques que se han establecido sin prestar la debida atención a las necesidades de la industria, aunque es lo que se ha hecho normalmente hasta ahora y ha dado, por puro azar, resultados tan satisfactorios como los de los bosques de Pinus radiata de Nueva Zelandia y las plantaciones en hilera de álamos en Italia, no es probable que conduzca al desarrollo óptimo del mercado de productos, o que garantice el máximo aprovechamiento de los productos forestales. En este caso, el rédito de las inversiones forestales no será tan grande como hubiera podido serlo, y puede que incluso no sea suficiente.

FIGURA 69. - Aserradero de Waipa (Nueva Zelandia). FOREST SERVICE-JOHNS, NUEVA ZELANDIA

Mackney (1967) estima que los bosques deben ordenarse de tal manera que produzcan maderas con tantas buenas cualidades como sea posible, sin ocasionar grandes gastos adicionales. Piensa también que puede que resulte más conveniente adaptar la tecnología de la fábrica para mejorar la calidad de los productos en la medida requerida, que tratar de mejorar la calidad de la materia prima. No obstante, en el curso de los debates se hizo resaltar que, como los gastos que ocasiona el cultivo de los árboles son una pequeña parte del costo total, en algunos casos la mejora considerable de la calidad del bosque puede ser mucho menos costosa que el intento de mejorar la materia prima después de cortado el árbol. Tales modificaciones en el curso de la fabricación pueden ser costosas y necesarias por un período indefinido, tal vez para toda una serie de productos. También puede que haya límites prácticos y económicos a lo que se puede hacer con la madera después de la corta, con el deseo de mejorar la calidad del producto en la medida necesaria para alcanzar la aceptación del mercado.

Las grandes plantaciones de coníferas de Nueva Zelandia, Australia y Sudáfrica han permitido crear en estos países unas industrias forestales plenamente integradas. Hasta ahora no parece que se haya logrado ningún resultado semejante en la utilización de las plantaciones de frondosas, si se exceptúan las de álamos en el norte de Italia y las de eucaliptos en Sudáfrica.

En los países en desarrollo debe tenerse especial cuidado que las unidades industriales que se establezcan estén de acuerdo con las disponibilidades de capital. El ritmo de crecimiento de esta industria no tiene que ser necesariamente igual, ni quizá incluso de la misma naturaleza, que en países más avanzados. Se necesita un capital relativamente pequeño para crear serrerías, talleres de ebanistería y carpintería, para la prefabricación de elementos estructurales de edificios, de briquetas de carbón vegetal o el montaje de instalaciones de desmenuzamiento para abastecer las fábricas de pasta. En algunos casos, la construcción de fábricas de tableros de partículas puede ser factible si existe un mercado suficiente. Los gobiernos de los países en desarrollo pueden ayudar materialmente a la industria maderera disponiendo el uso de la madera en sus proyectos de construcción de viviendas, escuelas o edificios públicos. Asimismo, puede exigirse el empleo de madera en rollo tratada con sustancias de conservación para postes, puntales, pilotes y puentes.

Cuando por la situación del mercado, o por otras razones, no sea económicamente interesante la fabricación en distintos países, puede ser una buena alternativa la producción sobre una base regional. Esto permite una cierta suficiencia de la oferta sin la imposición de graves sacrificios económicos. Simultáneamente, puede causar una utilización más eficaz de los recursos forestales.

Otra importante propuesta formulada en el curso de los debates fue la de la integración de la producción de madera con la de alimentos. La penuria actual y previsible de alimentos en el mundo constituye un incentivo para el estudio de los aspectos económicos pertinentes. Se dieron ejemplos de posibilidades; se afirmó que la U.R.S.S. produce anualmente 500.000 toneladas de levaduras-pienso de madera y que en España la cría de cerdos se basa principalmente en el aprovechamiento de la bellota de la especie Quercus ilex.

Ejemplos de otras posibles combinaciones del cultivo de la madera con la producción de alimentos son las nueces, las nueces de anacardo, las castañas, las avellanas las algarrobas y los higos.

Conclusiones

El costo por unidad de volumen del cultivo de los árboles hasta la edad en que son aptos para la corta no asciende normalmente a más de la mitad del costo total de la madera entregada en fábrica y, a veces, no llega-sino a la cuarta parte. Además, el costo de la madera en fábrica es corrientemente menor que la mitad del costo total del producto terminado. Por ello, resulta más que justificado asignar una parte importante de los gastos forestales a la investigación, para tratar de obtener el tipo de madera más adecuado, si ello puede llegar a reducir los costos de corta y extracción y transformación del material, y a una comercialización más competitiva de los productos. Otro importantísimo factor que influye en la economía del aprovechamiento es la ubicación adecuada del bosque y el escalonamiento apropiado en el tiempo de las operaciones de plantación, a fin de obtener el aprovechamiento óptimo de la industria forestal.

El costo relativamente elevado de la corta indica que las investigaciones relativas al apeo, la extracción y a una elaboración inicial de la madera en el bosque mismo pueden permitir importantes ahorros. En los países más avanzados, las crecientes dificultades para encontrar mano de obra para las operaciones forestales demuestran la necesidad de intensificar y mejorar la mecanización. Por el contrario, en los países en desarrollo es más fácil encontrar mano de obra y los recursos para la compra y mantenimiento del equipo mecánico son limitados. Esto indica que se debe prestar atención a la producción de herramientas y equipo simples, pero eficaces, y a la busca de las técnicas más adecuadas para la explotación de los recursos forestales de esos países.

Los estudios realizados demuestran que, en el desarrollo de los bosques, el medio ambiente y las prácticas silvicolas tienen una influencia considerable sobre las propiedades y la calidad de la madera. La influencia considerable de las propiedades sobre la utilidad y valor finales de la madera deben tenerla en cuenta los planificadores forestales, antes de crear nuevos bosques artificiales. Otros estudios han demostrado que las investigaciones relativas a la mejora de los árboles pueden aumentar el volumen y la calidad de la madera producida en una estación determinada; debe concederse suma prioridad a esas investigaciones, a causa de la creciente demanda de tierra para la producción de alimentos y otras finalidades. Aunque la calidad de la madera procedente de plantaciones de rotación corta ha hecho a veces difícil la transformación, los éxitos logrados en algunos países demuestran que normalmente es posible encontrar soluciones prácticas.

La plantación de bosques y el desarrollo de industrias forestales se han planeado con demasiada frecuencia como operaciones aisladas. Sólo la más cuidadosa integración de ambos sectores permitirá que los bosques artificiales contribuyan plenamente al progreso nacional e internacional.

Referencias

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NOTA: *Estudio presentado al Simposio mundial sobre bosques artificiales y su importancia industrial, Canberra, abril 1967.


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