Indice Página siguiente


ADDEKE H. BOERMA

Recuerdo que el 1° de marzo de 1951, cuando llevaba ya tres años de representante regional de la FAO para Europa, acudí al muelle de Nápoles para recibir al primer grupo de personal que procedente de Wáshington venía a Roma a establecer la sede de la Organización. Este primer contingente, llegado a bordo del Saturnia, comprendía la Dirección de Montes y la Dirección de Pesca.

Hoy, 17 años más tarde, saludo de nuevo a los forestales, esta vez en calidad de Director General de la FAO. Sé que mi predecesor, el Dr. B. R. Sen, atribuía gran importancia a las actividades de la Organización en el sector de los montes y las industrias forestales. Yo también, particularmente durante el período en que fui Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, me he percatado de la importancia de la dasonomía como sector fundamental del desarrollo económico. La función de ayuda del PMA es proporcionar una forma de inversión de capital relativamente heterodoxa, pero no lo bastante efectiva, y cerca de 30 proyectos del PMA encierran un considerable elemento forestal.

La Conferencia de la FAO esperaba que yo prestase la mayor parte de mi atención inicialmente a los problemas que pudieran denominarse de índole doméstica. Pronto tendré que presentar al Consejo de la FAO un plan detallado de reorganización de la Secretaría cuya finalidad es facilitar nuestras operaciones. El personal con que se cuenta tiene que distribuirse en modo tal que se logre la máxima eficacia y provecho posibles. También he de examinar el progreso y la metodología del Plan Indicativo Mundial para el Desarrollo Agrícola.

Aparte estos cometidos concretos, la formulación de una estrategia general del desarrollo para el sector agrario será uno de mis principales objetivos en el futuro próximo. Para esta tarea, el Plan Indicativo Mundial será de importancia fundamental. Los trabajos realizados hasta ahora a este propósito han revelado que las exportaciones de productos forestales constituyen al parecer una de las más brillantes perspectivas para los países en desarrollo. Estas exportaciones muestran un rápido incremento, y también la creciente proporción de productos que se exportan ya elaborados. Las perspectivas son buenas no sólo para las trozas de frondosas tropicales, sino también para las exportaciones de chapas y tableros contrachapados de maderas tropicales a los países desarrollados, presentándose asimismo muy prometedoras las exportaciones a largo plazo de pasta y papel. Estos últimos productos son ya objeto de comercio entre algunos países en desarrollo y prácticamente no existen razones para que este comercio no vaya en aumento. La FAO intensifica los esfuerzos encaminados a contribuir al desarrollo de una elaboración más eficaz y un comercio ampliado de este grupo de productos. Sobre esta cuestión presenté un documento especial al segundo período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que se reproduce en otro lugar de este número de Unasylva.

Otra posibilidad que examinan la FAO y otros organismos se refiere al comercio entre los propios países en vías de desarrollo y, aunque no puede sustituir la expansión de los mercados en los países desarrollados, hay varias posibilidades que pueden aprovecharse. La creación, en los últimos años, de sistemas de libre comercio entre países en desarrollo de distintas partes del mundo es una indicación de que se está extendiendo la idea de la necesidad de nuevos horizontes comerciales.

Nuestra colaboración con la UNCTAD se ha ampliado también a su Comité de Manufacturas. Bajo sus auspicios hemos celebrado ya una reunión conjunta para tratar de los productos forestales, y ver el modo de ampliar y diversificar con manufacturas y semimanufacturas las exportaciones de los países en desarrollo. Esta cooperación proseguirá. Espero también que la labor de la FAO en el sector forestal se refuerce merced a la colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y la UNCTAD, a semejanza de la ya satisfactoria cooperación que en este aspecto existe con las comisiones económicas regionales de las Naciones Unidas y otros organismos especializados de la familia de las Naciones Unidas. En resumen, considero nuestra labor relativa a los productos básicos un elemento esencial de las responsabilidades generales de la FAO. El esfuerzo general de la FAO en materia de asesoramiento y asistencia a sus Estados Miembros sobre la producción, elaboración y distribución podría orientarse erróneamente si no se mantuviese informada mediante análisis continuos de los mercados mundiales de productos básicos, tanto en bruto como elaborados, y de los factores que influyen en las perspectivas mercantiles.

Actualmente hay una creciente tendencia a considerar la agricultura, dando a esta palabra su más amplio sentido, como el sostén principal del desarrollo económico. La reciente experiencia adquirida en diversos países ha demostrado que los planes de modernización de la economía pueden malograrse muy fácilmente por causa de la debilidad del sector agrícola. En consecuencia, nuestros Estados Miembros esperan que la FAO desempeñe una función cada vez más eficaz en la gran lucha para conseguir el progreso económico y social. Confío en que podamos estar a la altura de las circunstancias y, particularmente, que el sector forestal demuestre ser uno de los campos más fecundos para la colaboración internacional.

FIGURA 1. - La fertilización de las zonas forestales es uno de los medios de aumentar la producción de fibra


Inicìo de página Página siguiente