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Agua viscosa

B. T. TATHAM

B. T. TATHAM es miembro de la Alginate Industries Ltd., Londres.

Creación de un retardaste de incendios en el Reino Unido

El fuego ha sido siempre a la vez amigo y enemigo del forestal. Si no se le combate, puede destruir años de trabajo y ocasionar enormes pérdidas económicas. Si se controla, puede ser un instrumento valioso en las operaciones de aclareo y para barreras cortafuegos.

Se conoce y practica desde hace mucho tiempo la técnica de las quemas controladas con una línea de base segura. Sin embargo, el problema consiste en proporcionar una línea de base suficientemente segura cuando no exista una línea natural y es eso lo que confiere un carácter bao arriesgado a este sistema y lo que ha limitado su empleo.

El empleo de los denominados retardantes químicos ha disminuido, cuando no totalmente suprimido, el riesgo, y en la actualidad las soluciones Firecol de alginato sódico - agua viscosa - han mejorado la situación en tal medida que puede emplearse esta técnica en muchos más casos y con mayor seguridad.

El principio del agua viscosa consiste en convertir el agua corriente en un retardante eficaz de incendios. El agua corriente es un eficaz extintor de incendios, pero poco eficaz como retardante del fuego. Debido a su escasa viscosidad, la mayor parte del agua que se aplica a un supuesto combustible escurre al suelo y sólo una pequeña proporción permanece en la vegetación o en la leña muerta. Por consiguiente, con un calor relativamente bajo vuelve a secarse la leña. El resultado es una barrera que sólo es eficaz por espacio de algunos minutos y que incluso en ese caso sólo será capaz de detener incendios de muy baja intensidad. Sin embargo, si puede aumentarse la viscosidad del agua, como sucede con el agua viscosa, la cantidad retenida por la leña es mucho mayor y casi todo el agua aplicada al incendio actúa para rebajar la temperatura del fuego. El resultado es una barrera más segura y persistente.

El alginato sódico, componente básico del agua viscosa, es un polímero de cadena larga que se extrae de las algas marinas, donde se halla presente en forma insoluble. Cuando se le disuelve en agua, el alginato sódico tiene poder espesante, cuyo grado depende, entre otras cosas, de la concentración y de la calidad empleadas. En solución, no es tóxico para los animales ni para las plantas, no es abrasivo ni corrosivo. Se vende generalmente en polvo, del cual es ejemplo el Firecol D.P., pero también se vende como Firecol suspensión, que consiste en una suspensión especial, muy fácilmente soluble, de alginato sódico en un líquido no acuoso; ambas clases del producto son tipos de alta viscosidad.

Primeras pruebas del agua viscosa

Desde 1958 a 1961, la Comisión Forestal Británica llevó a cabo ensayes exploratorios con varios retardantes y llegó a la conclusión de que las soluciones de alginato sódico y fosfato monoamónico eran materiales eminentemente apropiados. Los trabajos han sido descritos por Connell y Holmes (1963).

Desde 1961, la Comisión ha llevado a cabo otras investigaciones de los aspectos económicos y técnicos de esos dos productos químicos, dedicando atención particular a las soluciones de alginato sódico preparadas con alginato sódico marca Firecol.

El criterio seguido ha consistido en llevar a cabo todos los ensayos, de cualquier escala, sobre el terreno en combustibles y en condiciones naturales. No se ha intentado clasificar los resultados obtenidos, pues hubiera sido casi imposible; sin embargo, se han hecho muchos experimentos repetidos en los que se han efectuado comparaciones entre lo que podría denominarse el «poder de detención» de las soluciones de alginato sódico y agua.

Las principales variables estudiadas han sido la viscosidad, la tasa de aplicación en función del volumen de líquido por unidad de superficie de combustible de aproximadamente igual espesor, y tipo de combustible, aunque este último fundamentalmente ha consistido en brezo común, aulaga común y molinia azul, que son los peores combustibles con los que tiene que luchar el forestal británico. También se han llevado a cabo algunas pruebas con leñas muertas. Este programa de ensayos en escala relativamente pequeña se llevó a cabo en 1962-64. Cuando se terminó, fue posible especificar con bastante precisión todas las condiciones pertinentes para el empleo del material en la práctica.

Durante ese período de prueba se fue creando la maquinaria adecuada para preparar las soluciones en el terreno y, al finalizar el período, se hallaba en una etapa suficientemente adelantada para distribuirla a cinco grupos selectos de forestales capacitados para que realizasen ensayos en gran escala sobre el terreno en Inglaterra, Escocia, y Gales. Esas máquinas emplearon el producto más costoso Firecol suspensión.

Se obtuvo una reseña detallada de todas las quemas controladas realizadas por cada uno de esos equipos y se estudiaron los resultados obtenidos.

Indudablemente el agua viscosa preparada con alginato sódico Firecol es un retardante eficaz, conveniente y relativamente barato, y su empleo para la quema controlada se convertirá ahora en una práctica normal en muchos de los bosques de la Comisión.

La Comisión tiene también el propósito de perfeccionar las técnicas para emplear el agua viscosa en la lucha contra los incendios espontáneos, como extensión natural del empleo de ese material.

Se pudo comprobar que el costo del retardante quedaba compensado por las economías derivadas de su mayor rapidez de acción, y que algunas de las disposiciones anteriormente necesarias del Código de Incendios de la Comisión, que habían retrasado los trabajos en beneficio de la seguridad, podrían modificarse. En realidad, así se ha hecho.

Desde que se llegó a esa conclusión, otros adelantos de maquinaria han permitido emplear convenientemente el Firecol D.P., menos costoso, con el resultado de que podrá obtenerse una economía general empleando el retardante de incendios.

Creación de maquinaria

Aunque se prestó atención desde el comienzo de la investigación a la creación de maquinaria adecuada, sólo pudieron formularse ideas precisas sobre la materia cuando se hallaban bastante adelantados los ensayos con agua viscosa. A la postre, se hizo patente que la maquinaria ideal tendría que elegirse después de considerar varios criterios a veces antagónicos, cuya importancia relativa puede variar de un país a otro y de un distrito a otro. Los más importantes de esos criterios son:

1. La máquina debe fabricar soluciones rápidamente con el alginato sódico menos costoso.

2. Debe ser fácilmente transportable e incluso portátil.

3. Debería ser completamente autónoma, y no depender de fuentes de energía externas.

4. El diseño debe permitir su manejo desde el vehículo común más pequeño, apto para terreno difícil, sin que sea parte integrante del mismo.

5. La capacidad de la máquina tocante al agua debe ser la mayor posible dentro de las limitaciones del punto (4).

6. La bomba y el motor deben ser adecuados a las condiciones de trabajo y no deben ser innecesariamente grandes.

7. Debe ser una máquina sólida, fácil de mantener y que requiera el mínimo de repuestos especiales.

8. Debe ser máquina segura y fácil de manejar.

9. Debe ser barata.

La primera máquina empleada por la Comisión Forestal en sus operaciones fue una bomba centrífuga a petróleo, dotada de un sistema de medida relativamente complicado para inyectar constantemente el alginato sódico en la forma de Firecol suspensión al chorro de agua en dosis predeterminadas pero variables. Esa máquina, conocida con el nombre de Unidad de Bombeo Continuo de Agua Viscosa Hathaway, ha prestado buenos servicios en los últimos tres anos. Su principal ventaja consiste en que puede lanzar agua corriente o viscosa a voluntad de cualquier fuente de agua y, aunque relativamente pesada, puede ser transportada por dos hombres, pues no requiere un tanque de agua. Puede ser sumamente útil para ser llevada por helicóptero a zonas inaccesibles, pero donde haya abundante agua natural de lagos o corrientes. Por otra parte, para sacar provecho de esas ventajas, es preciso emplear el material Firecol suspensión que es algo más costoso.

Aunque muchos de los distritos montañosos de Escocia y Gales pueden ser inaccesibles a los vehículos motorizados, como en cualquier otro lugar del mundo, en la práctica se observó que se había exagerado la importancia del carácter portátil de la máquina en las condiciones importantes en Gran Bretaña. Al examinar los resultados obtenidos por los equipos que emplearon agua viscosa, se observó que en la mayoría de los casos se había manejado la máquina desde un vehículo o remolque en el que se había instalado provisionalmente un tanque de agua, y que sólo en raras ocasiones se empleó la máquina en su pleno carácter portátil.

No fue satisfactorio el empleo de remolques debido a su falta de maniobrabilidad y a la tendencia a atascarse en los terrenos blandos. Por eso, se decidió idear otra pieza que consistiría en una unidad de bomba y tanque capaz de fabricar rápidamente cantidades de agua viscosa y que podría instalarse en la parte trasera del Landrover, cuya distancia entre los ejes es corta, y que es el vehículo más común para el campo de que dispone la Comisión Forestal. Se desechó toda idea de un vehículo especial que sirviese nada más que para combatir incendios, a causa de lo limitado de su caso. Al adaptar el diseño al Landrover más pequeño, se aseguraba de antemano que la máquina podría emplearse en cualquier vehículo de mayores dimensiones que pudiese habilitarse en la ocasión, y que por eso se ajustaría mejor a las modalidades generales del trabajo.

Una vez elegido el vehículo de transporte, la capacidad del tanque quedaba determinada más o menos estrictamente por limitaciones de peso. Si bien la conveniencia de llevar la mayor cantidad de agua posible al lugar donde se desarrollarían las operaciones era evidente, también lo era que estaba limitada por la disponibilidad de vehículos adecuados y, asimismo, por la imposibilidad práctica de transportar cantidades realmente grandes en terrenos difíciles.

La máquina que se ha ideado siguiendo esas indicaciones y que ahora se ha convertido en equipo uniforme de la Comisión Forestal, se conoce con el nombre de Firecol D.B.60. Tiene una capacidad para 272 litros y dispone de una bomba centrífuga autocebante cuya capacidad se calcula en 20880 litros la hora, con una carga de 27 metros de presión. Fabricará un tanque de agua viscosa en poco menos de 5 minutos. Puede recoger agua de cualquier procedencia. La máquina se puede emplear asimismo como pulverizador de herbicidas y en general como bomba de agua, lo que aumenta sus posibilidades de uso.

La técnica del empleo de agua viscosa

Aunque esta técnica en lo fundamental es simple y consiste tan sólo en rociar una franja continua de vegetación con agua viscosa a un volumen adecuado por unidad de superficie, tiene enorme importancia la destreza del operario que maneja la manguera, el cual tiene que darse perfecta cuenta de los principios y limitaciones del método.

El operario primeramente elige una línea general, en las proximidades de la zona que hay que proteger contra el incendio que él mismo va a provocar, y que se convertirá en el borde interior de la barrera cortafuego definitiva que se ha quemado. Se asegurará del final, dentro de lo posible, empezando en un punto en que las condiciones naturales impidan la propagación de las llamas, por ejemplo en un afloramiento rocoso o sendero trillado. La línea que escoja no será forzosamente recta, pero aprovechará siempre que pueda las zonas de escasa vegetación, los senderos de animales que sigan en la dirección deseada y otras características locales de esa naturaleza. Evitará atravesar zonas de vegetación densa, siempre que pueda. La cantidad de agua viscosa empleada variará según la densidad de la vegetación, aumentándola y ensanchando el «rastro» cuando la vegetación sea densa y disminuyéndola en las zonas de menor densidad.

Escogerá para estas operaciones un día en que los vientos sean ligeros y en que soplen en dirección contraria a la zona que ha de protegerse, es decir, en sentido contrario del lado que va a quemarse. Cada vez que haya que provocar incendios frontales, es decir, cuando el viento sopla a través de la línea propuesta hacia la plantación, será preciso establecer un rastro mucho más ancho y denso y adoptar precauciones normales para precaverse de las chispas.

Después de colocar un rastro de 20 m, más o menos, se inicia el incendio al final de ese rastro y lo más cercano a él que se pueda, en el lado más alejado de la plantación. El operario que provoca los incendios avanza entonces a lo largo del rastro, encendiéndolo a medida que avanza, con la misma rapidez que avanza el operario que maneja la manguera y que le precede. De esta manera se obtiene máxima velocidad y un fuego frontal mínimo, al paso que el progreso del incendio que se aleja del rastro puede fácilmente controlarse a mano o, caso de ser necesario, mediante la creación simultánea de un rastro paralelo a la distancia necesaria del primero.

Suele estar presente una brigada de ocho a diez hombres, con inclusión del operario que maneja la manguera y del que enciende el fuego, con fines de seguridad.

La barrera cortafuego definitiva consistirá en una faja continua de tierra quemada de una anchura de 40 m, más o menos, según las necesidades.

Esta misma técnica se aplica cuando se emplea maquinaria, tanto dentro del bosque, durante operaciones de aclareo de leñas muertas, como fuera, para proteger las plantaciones.

Es posible, sin duda alguna, hacer extensivo el método a operaciones de mayor y menor escala de las que son comunes en el Reino Unido, si bien los detalles de equipo y técnica pueden variar ampliamente de un país a otro. Sólo en aquellos lugares donde no haya agua, o que incluso sean inaccesibles a los helicópteros, será inútil el empleo de este método, aunque las dificultades pueden en algunos casos acrecentar el costo a tal punto que las ventajas, en cuanto a defensa contra la propagación de incendios espontáneos, no serían lo suficientemente importantes. Sin embargo, no cabe duda de que el uso más generalizado de medidas de precaución como las expuestas podría salvar muchas propiedades valiosas.

Habiendo descrito la evolución del agua viscosa como y retardante de incendios, cabe señalar que hay otros empleos en el sector de los montes para las soluciones de alginato sódico que están resultando de gran interés.

Soluciones de alginato sódico para limitar la deshidratación de los trasplantes

Trabajos llevados a cabo recientemente en el Reino Unido y, en particular, en la República Federal de Alemania, indican claramente que, al sumergir las raíces de las plantas para repicar en una solución de alginato sódico de aproximadamente 1 por ciento por peso, lo que permite a las raíces absorber una cantidad apreciable de agua, éstas pueden sobrevivir al menos dos días de exposición a un ambiente muy seco antes de ser replantadas. Según informes, la tasa de supervivencia después de plantar las plantas repicadas sometidas a ese tratamiento fue varias veces superior a la de las plantas testigo no tratadas y, asimismo, que crecieron durante el primer año en el terreno. Las plantas repicadas de vivero tratadas análogamente por la Comisión Forestal Británica, en particular el abeto Sitka 1 + 0, han sobrevivido cuando se les ha repicado al iniciarse una sequía total de varias semanas de duración, sin riego alguno, al menos en igualdad de condiciones a los testigos no tratados que recibieron un riego equivalente a 1,25 cm de agua de lluvias a la semana en todo el período.

Espesante para herbicidas

El alginato sódico también puede emplearse para espesar las soluciones de algunos herbicidas con miras a disminuir la dispersión aérea y acrecentar la retención en la planta, particularmente cuando es preciso
«pulverizar hasta el chorreo». Dos herbicidas de esa índole comúnmente empleados son el 2.4.5.T y el 2.4.D. No todos los herbicidas son compatibles con las soluciones de alginato, sin embargo, y ensayos de laboratorio en pequeña escala deberían siempre preceder a cualquier ensayo en gran escala.

Bibliografía

CONTROL, C. A. Y D. G. HOLMES. 1963, Chemical Aids in Forest Fire Control, Forestry 36, N° 1.

DAVIS, J. B., D. L. DIBBLE, C. B. PHILLIPS y R. S. 1962, McBRIDE. Viscous Water and Algin Gel as Fire Control Materials. Pacific S. W. Forestry and Research and Experiment Station. Technical Paper N° 71.


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