Indice Página siguiente


Programa de las naciones unidas para el desarrollo

Unasylva
Revista internacional de silvicultura e industrias forestales

EN 1960 SE APROBARON los primeros proyectos forestales del Fondo Especial de las Naciones Unidas cuya contribución ascendió a 2 500 000 dólares EE.UU. En 1966 se produjo un aumento apreciable de los proyectos forestales, a los que se asignaron más de 14 millones de dólares y en 1968 fueron aprobados otros 12 proyectos más. A comienzos de 1969, los proyectos forestales sumaban 74 en total, su valor ascendía aproximadamente a 60 millones de dólares en dinero del Fondo Especial y su valor global representaba unos 140 millones de dólares. De esos proyectos se habían terminado ya 16 y 58 se hallaban en ejecución o en espera de ser iniciados. Tuvieron que cancelarse otros 3 proyectos después de haber sido aprobados. Otros 20 proyectos en ejecución, fundamentalmente agrícolas, poseen también algunos elementos forestales.

Algunas características de esos proyectos son dignas de mención. Los programas de campo relacionados con la ordenación de la flora y la fauna y de parques nacionales van aumentando con gran rapidez. En materia de enseñanza y capacitación, se atribuye ahora mayor importancia a la capacitación intermedia que a la capacitación profesional. Esto no quiere decir que los países en desarrollo estén ya saturades de escuelas forestales al nivel profesional, sino que en muchos países la escasez de personal capacitado de nivel intermedio representa el escollo primordial. Varios de los estudios de preinversión han dado lugar a inversiones concretas y se están estudiando seriamente otros diversos proyectos de inversión. En estos casos suele pedirse a la FAO asesoramiento ulterior para las actividades de carácter institucional: legislación, licencias y concesiones, organización de servicios forestales, producción forestal, etc.

Esas son algunas de las tendencias actuales. Entretanto, la fusión del Fondo Especial y de los programas de asistencia técnica en un único Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con una programación constante en la asistencia técnica, ha dado cierta flexibilidad y permitido, en algunos casos, atender con mayor rapidez las necesidades manifiestas de un país.

Desde el punto de vista de los países en desarrollo, la situación objetiva es que las oportunidades para una ampliación vigorosa del sector forestal y de las industrias forestales quizás nunca han sido tan buenas como ahora. Los mercados internos van creciendo y, con ellos, las oportunidades de sustitución de las importaciones, ya sea en escala nacional o subregional. La demanda exterior va en aumento y hay perspectivas de que una mayor parte de esa demanda será atendida con productos elaborados. Los recursos disponibles para el desarrollo de este sector van también en aumento; así por ejemplo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento tiene el propósito de duplicar, en el quinquenio entrante, los recursos a disposición de la agricultura, con inclusión de los montes y la pesca. Los préstamos concedidos en el último semestre a Zambia y Gabón, para repoblación y carreteras forestales, representan todo un avance en profundidad. Los bancos regionales de desarrollo se están interesando seriamente en el sector forestal y actualmente llevan a cabo en América Latina varias misiones exploratorias. El grama Mundial de Alimentos constituye un recurso el desarrollo que ha sido-hasta la fecha relativamente poco aprovechado por las administraciones forestales. Con todo ya se han destinado 60 millones de dólares en ayuda alimentaria al desarrollo de los montes. En cuanto a la prestación de asistencia bilateral, varios de los principales países donantes están intensificando sus esfuerzos y se interesan vivamente por destinar recursos al sector forestal.

El hecho es, sin embargo, que no se están aprovechando ano todas las oportunidades disponibles. Una razón posible sería la de que las administraciones forestales no han conseguido persuadir hasta ahora: a los planificadores del desarrollo acerca de las aportaciones que puede hacer el sector forestal. Los planes y proyectos de esos países tienden a gozar de baja prioridad y se ven obstaculizados por la escasez de recursos y asignaciones.

Cabría preguntarse cuál es el remedio para esta situación. Sencillamente, hay que aprender más cabalmente el idioma del desarrollo, y después habrá que reiterar esa lección en toda oportunidad concebible y en bodas las sectores influyentes. Por lo que se refiere al idioma del desarrollo, podría decirse justificadamente que en los últimos años la FAO ha producido un gran volumen de material adecuado. Quizás haya una cierta resistencia a asumir responsabilidades nuevas, difíciles de desempeñar, cuando no se dispone de los cuadros técnicos y profesionales necesarios y sólo se cuenta con presupuestos exiguos. Pero, en realidad, puede decirse que sólo la aceptación de responsabilidades nuevas traerá consigo los fondos suplementarios que hacen falta para capacitar nuevos cuadros técnicos y embarcarse en nuevos proyectos.

Perspectiva a través del tiempo, desde el mundo romano del primer siglo después de Cristo en que se construyó el Coliseo, hasta el mundo moderno de las Naciones Unidas y, en particular, la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que aparece en el fondo.


Inicìo de página Página siguiente