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La FAO y los montes

B. K. STEEENBERG

Discurso del Director, Dirección de Montes e Industrias Forestales, al Comité Especial de Montes de la FAO, Roma, 25-31 marzo 1969.

DURANTE AÑOS la FAO ha dedicado mucho tiempo y energía a la labor esencial de recoger y divulgar información técnica, de asesorar a los Estados Miembros en los problemas que les competen y, en general, a proporcionar asistencia por todo el mundo en los muchos y diversos campos que cubre el término «alimentación y agricultura». Era necesario que, en esta fase de nuestra trayectoria, los grupos de expertos que trabajan en especialidades similares se concentraran en los problemas que afectan a los sectores o subsectores de las economías nacionales que les competen particularmente. No quiere esto decir que no haya habido colaboración interdisciplinaria. En realidad, no sólo ha existido esa cooperación dentro de la estructura de la FAO misma, sino que la Organización, cuando ha sido necesario y conveniente, ha sabido aprovechar los conocimientos técnicos de otras organizaciones internacionales y, a su vez, ha ayudado a esos organismos en la solución de dificultades con que han tropezado. Sin embargo, quizá sea cierto decir que la asistencia que se ha prestado a los Estados Miembros ha tendido a ajustarse a especialidades y cuestiones particulares, y sólo rara vez se han abordado en forma integral esos problemas del desarrollo que son competencia de la FAO.

Creemos, sin embargo, que por muy valiosa que haya sido y continúe siendo esta actitud, sin duda alguna, en circunstancias especiales, ha llegado el momento de cambiar el sistema. Estamos firmemente convencidos de que los expertos de la FAO deben utilizarse, cada vez más, especialmente en la fase de planeamiento, como miembros de equipos interdisciplinarios. Estos equipos considerarían el proceso del desarrollo como una trama en la que cada hilo tiene gran importancia propia y es indispensable para el otro. Esta forma integral de abordar los problemas del desarrollo es la filosofía en que se basan nuestras propuestas de reorganización.

Pero éste no es el único objeto de estas propuestas. Dada la limitación de nuestros medios, es de la mayor importancia que fijemos bien nuestras prioridades y concentremos nuestros esfuerzos en ellas. El Director General ha identificado cinco áreas clave en las cuales se propone concentrar las actividades de la Organización en los próximos años. El Consejo de la FAO ha aprobado sus propuestas. Han sido establecidos grupos de acción, uno para cada una de estas áreas clave, cuyos miembros se han escogido entre diversas especialidades. Considerarán problemas relativos al desarrollo en los diversos países o regiones, y son responsables, bajo la supervisión de un comité de iniciativas, de coordinar y llevar adelante, en las oficinas centrales de la FAO y en el campo, las futuras actividades en cinco esferas de concentración de esfuerzos: la adquisición y el ahorro de divisas, la movilización de recursos humanos, la lucha contra el despilfarro, las variedades de alto rendimiento y la eliminación del desequilibrio proteínico.

En todas estas esferas tenemos una función que desempeñar. Probablemente sea bien conocido el papel que incumbe a los montes y las industrias forestales en cuanto a aumentar las exportaciones y reducir las importaciones, así como a proporcionar oportunidades de empleo. Espero: que resultará evidente de lo que tengo que decir con relación a los servicios que ofrecemos a los Estados Miembros, que estamos también empeñados en la lucha contra el despilfarro en virtud de nuestra interés por una ordenación más eficaz de los recursos forestales y de las mejoras científicas y tecnológicas que contribuimos a divulgar. Muchos de los progresos biológicos de que trataré más adelante se relacionan con la propagación de variedades de alto rendimiento, y creemos que nuestro ¿rebajo en materia de conservación, de mejoramiento de los métodos de aprovechas, miento de la tierra, y particularmente dé ordenación de la fauna, contribuirán, no poco, a incrementar el suministro de proteínas.

El tercer elemento en los conceptos en que se basa nuestra reorganización es la necesidad de mejorar la eficacia de nuestras operaciones de campo. Además del Departamento de Desarrollo, se han establecido en las oficinas centrales, dentro de cada una de la direcciones, oficinas de operaciones que se ocupan especialmente de la preparación, ejecución, coordinación y prosecución de todos los programas de campo. Como antes, los conocimientos técnicos combinados de todo nuestro personal se ponen a disposición de los proyectos de campo, pero ahora esto se hace a través de esas oficinas de operaciones. Creo que este dispositivo funcional armonizará las líneas de comunicación entre la sede y los expertos en el campo y permitirá un enfoque más interdisciplinario de los problemas. La Dirección de Montes e Industrias Forestales se siente orgullosa de haber sido la primera en establecer una oficina de este tipo.

En el campo, y en cada uno de los Estados Miembros, la FAO tiene la intención de destacar representantes en los países cuya continua presencia les permitirá observar las economías nacionales en conjunto, y que constituirán un vínculo vital entre los pauses mismos y las oficinas centrales. Complementarán sus actividades las oficinas regionales, compuestas por especialistas de las distintas direcciones y departamentos de la FAO, los cuales, en la mayoría de los casos, viajarán y harán planes juntos, y establecerán prioridades para el desarrollo en las regiones y países, planes que transmitirán a las oficinas centrales. De esta forma, se espera evitar un enfoque fraccionado, no servir los intereses sectoriales a expensas del bienestar general de la nación y prestar mayor atención a las actividades nacionales.

El Director General y sus auxiliares se concentrarán en la integración de políticas que abarquen toda la gama de las actividades de la FAO. Es ésta una consideración importante en la estructura departamental propuesta, ya que permite al sector de los montes e industrias forestales desempeñar una función directa en la planificación de las actividades de la Organización.

He estado hablando de la filosofía que constituye la base de la reorganización general de la FAO, porque ofrece una perspectiva correcta a la reorganización de la Dirección de Montes e Industrias Forestales. Ya conocen las circunstancias que han inducido al Director General a la propuesta de dar la categoría de Departamento.1 Pretendo examinar brevemente algunos de los puntos fuertes y débiles de este sector, e indicar cómo piensa la FAO ayudar a los Estados Miembros.

1 Véase Unasylva, Volumen 22 (3), N° 90, 1968.

Al describir la situación del sector de los montes y las industrias forestales, nos damos cuenta de que es sólo uno, aunque muy importante, de los muchos sectores de la economía de los países. Por lo tanto, es esencial que en la planeación y ejecución de las actividades relativas a los montes e industrias forestales no adoptemos una actitud parroquial, sino que reconozcamos la acción recíproca de todos los sectores de la economía nacional y, naturalmente, de la internacional, y que nos esforcemos por abordar en forma integral los problemas socio-económicos nacionales. No me cansaré nunca de insistir en que, si bien el interés inmediato del forestal reside en sus montes y los productos que de ellos obtiene, éstos sólo son importantes en la medida en que atañan al bienestar de la nación.

Los forestales de todo el mundo se han ocupado, naturalmente, del aumento de la productividad de sus montes, de mejorar las técnicas existentes, tanto en materia de explotación forestal como de las industrias forestales, y en acrecentar la calidad de la madera como materia prima y de los productos acabados, mediante cambios en sus métodos biológicos y tecnológicos. Como resultado de este ataque persistente a los problemas físicos de la forestería y las industrias forestales, estamos hay en una situación en la cual podemos afirmar, sin equivocarnos, que nuestro conocimiento de la biología y la tecnología forestales no constituye un fautor que limite el desarrollo forestal ni el de las industrias forestales.

Efectivamente, los progresos recientes obtenidos en esos campos indican que ha llegado el momento de lograr grandes cosas. A condición de que podamos vencer ciertos obstáculos críticos y, a reserva de que podamos asegurar la aplicación de esos progresos en mayor escala que hasta ahora, los montes y las fábricas, la silvicultura y las industrias forestales contribuirán cada vez más a las economías de los diversos países. No son solamente estos adelantos biológicos y tecnológicos los únicos factores que dan pie a nuestro optimismo. Los complementa un movimiento que es, quizás, más importante aún: la comprensión gradual de la verdadera función que los montes desempeñan y que las industrias forestales pueden desempeñar en el desarrollo económico y social de los países. Esto es lo que esperamos poner de relieve mediante la nueva reorganización e interés.

Por lo que se refiere al campo de la biología forestal, se han logrado importantes resultados en la fertilización de los montes y el mejoramiento genético de las especies forestales. Hay nuevas pruebas de que los ecosistemas forestales tienen la facultad de retener durante largos períodos algunos de los abonos aplicados y, por lo tanto, se han logrado porcentajes de crecimiento sorprendentemente altos en todas las fases del desarrollo de la plantación. Además, se ha reconocido también la influencia de los micronutrientes en el crecimiento de los árboles, y se han observado espectaculares resultados en la corrección de varias deficiencias. Los adelantos en materia de mejoramiento genético de los árboles no han sido menos fructuosos. Se han demostrado con éxito las posibilidades de pronosticar qué procedencias y genotipos son capaces de aprovechar los ambientes disponibles con la máxima ventaja. Se ha hecho asimismo evidente que pueden lograrse considerables ganancias genéticas mediante la hibridación intraespecífica e interespecífica. Considerando el poco tiempo que se ha dedicado a esta cuestión, los resultados obtenidos hasta ahora son muy estimulantes.

Otro adelanto que puede resultar de importancia es la aplicación de la fitotrónica a la silvicultura. El fitotrón puede estimular toda una serie de condiciones climáticas para el desarrollo vegetal y es, por lo tanto, posible crear condiciones controladas y reproducibles para los estudios de dendrofisiología, silvicultura y patología forestal. Por consiguiente, la investigación en estos campos puede realizarse en forma más eficaz, rápida y exacta, y el investigador forestal podrá, en cualquier país, emprender muchos otros tipos de investigaciones de las que hasta ahora había creído posibles. Se ha puesto en funcionamiento en Suecia un fitotrón.

Entre los logros verdaderamente grandes de la ciencia en los últimos años figura la fractura del código genético y la síntesis de proteínas biológicamente activas. Por último, puede haber una posibilidad de crear - árboles adaptados a nuestras necesidades. Quizás parezca esto un poco forzado, pero no hay duda de que puede hacerse; el que se logre es otra cuestión.

Los recientes perfeccionamientos de las técnicas para el estudio de las relaciones causa/efecto dentro de los ecosistemas han contribuido a una mejor comprensión de los procesos naturales que actúan dentro de los montes de finalidad múltiple. Estos conocimientos ecológicos nos permitirán ciertamente reducir los daños y aumentar la productividad en aquellas masas forestales dedicadas a la producción de madera, a la ordenación de la fauna y al recreo. Además, nuestro mejor conocimiento de los factores que afectan a la dinámica de las poblaciones de organismos nocivos ha aumentado las perspectivas de la lucha biológica. La diseminación de insectos machos, esterilizados por irradiación, es un ejemplo de dichas nuevas técnicas.

Los adelantos en materia de corta, extracción, transporte y conversión parecen aún más notables. En la extracción, los sistemas semimecanizados, que se basan esencialmente en tractores corrientes agrícolas y moto-generadores, parece que han llegado a su madurez. En su lugar se están perfeccionando extractores muy mecanizados de finalidad múltiple, de los cuales el elemento nuevo más importante es el tractor articulado, en América del Norte, la U.R.S.S. y Escandinavia, por ejemplo. Se están probando muchos sistemas, y aún es demasiado pronto para determinar todas las consecuencias prácticas de los diversos métodos. Por lo tanto, a este respecto seria una sabia política en los países en desarrollo utilizar la tecnología que se aplica actualmente en los bosques de la zona templada mientras no se hayan ensayado los nuevos métodos en escala más grande. Una cosa es cierta: una mecanización mayor requiere planes de operación mucho más detallados para que resulte rentable. Sin investigación en la logística de operaciones forestales las invenciones mecánicas serían inútiles.

En lo que se refiere al transporte de la madera y sus productos, se ha progresado principalmente en dos sentidos: el transporte en masa y los cargamentos en unidades. Como resultado, en parte, del creciente interés que se ha mostrado por el desmenuzamiento en el monte, las astillas se transportan ahora a granel, en furgonetas por tierra y en lanchones o barcos por los ríos y el mar. Otro método de transporte en masa es el del movimiento fluidificado de la pasta por aire.

El cargamento por unidades es una novedad paralela que disminuye los costos de manipulación. Cada vez se emplean más para el transporte de muchos tipos de productos forestales las bandejas de carga o plataformas que permiten empacar y manipular las cargas a un costo más bajo. El uso de «containers», que es actualmente de interés general, resulta importante en las industrias forestales sólo para los productos acabados o semiacabados caros. Pero el cargamento de madera aserrada por unidades de una misma longitud reduce los costos de manipulación y fleje, y es un adelanto importante.

Un interesante sistema de transporte por unidades que ofrece perspectivas de una considerable reducción en los costos de líete es el de barcazas a bordo de los buques. En muchas regiones, las instalaciones de los muelles no son adecuadas para los navíos que atraviesan los océanos. Por lo tanto, se han ideado ahora navías que transportan barcazas. Esas barcazas se cargarían, por ejemplo, en el río, se remolcarían hasta el mar y se elevarían mediante grúas a bordo de los buques que van al mar. Iniciarían entonces la travesía a sus diversos puntos de destino donde se descargarían las barcazas conforme fuera necesario. Se ha calculado que la carga y descarga de una barcaza tardaría cerca de 15 minutos. La primera unidad empezará a funcionar dentro de unos dos años.

Quisiera ahora concentrar vuestra atención en los cambios que se están produciendo en las modalidades de uso de los productos elaborados de la madera y de la influencia que estos cambios ejercen en lo que respecta a las evoluciones que se registran en las industrias forestales. En muchos de los nuevos mercados para el papel y el cartón, las propiedades de la pasta de fibra corta han hecho de ésta una materia prima sumamente importante por derecho propio. En el pasado, la pasta de fibra corta de frondosas se consideraba más o menos un sucedáneo inferior de la pasta de fibra larga y, por consiguiente, en la mezcla total sólo podría haber un determinado porcentaje de pasta de fibra corta. Sin embargo, la situación ha cambiado ahora tanto que, incluso en América del Norte y en Escandinavia, con su gran riqueza de coníferas, la pasta de frondosas representa cerca de un tercio del volumen total de pasta al sulfato blanqueada y semiblanqueada. O sea un aumento de 6 veces el volumen en los últimos 12 años. Este cambio del mercado en favor de nuevas calidades de papel es, naturalmente, de la mayor importancia para aquellos países en desarrollo que carecen de las convencionales maderas de fibra larga.

En el campo de los paneles derivados de la madera, la nueva estructura del mercado ha dado origen a la introducción de contrachapados para la construcción, hechos de varias chapas de madera de coníferas. La calidad de la materia prima no es de tanta importancia cuando la madera contrachapada se utiliza para fines de construcción. Este nuevo tipo de industria del contrachapado puede, pues, utilizar madera de calidad y dimensiones intermedias entre la que se necesita para el aserrío y la empleada para pasta. Las nuevas máquinas para plaquear, con cargadores automáticos, pueden desenrollar más de 1000 trozas de pequeño diámetro por turno, sobre una base continua. La misma tecnología puede aplicarse a las maderas de frondosas. En los últimos 5 años, se han construido más de 30 unidades de este tipo en los Estados del sur de los EE.UU., y se piensa construir 3 fábricas de carácter semejante en Suecia dentro de los próximos 20 meses, más o menos.

Esta novedad es de gran importancia para el forestal porque los rendimientos son más altos que en la producción de madera aserrada, y porque con el nuevo procedimiento se pueden aprovechar maderas de calidades medianas y de dimensiones menores. Además, la posibilidad de fabricar contrachapados para la construcción en una escala bastante pequeña, combinada con la creciente demanda de viviendas baratas en todo el mundo, garantizarían el desarrollo de esta técnica

Tras un período en que la mayoría de las mejoras habidas en la utilización de la madera se han debido a la aplicación de la química en los procesos de conversión de la madera (obtención de pasta para papel, rayón, celofán, o tableros de fibra), es satisfactorio advertir que el progreso tecnológico de que hemos tratado es mecánico. Esperamos que sea seguido de muchos más. Todo aumento en los tipos de productos que tieneo su origen en el bosque acrecentará las posibilidades de diversificación y colocará a la forestería productiva en una situación más elástica durante los períodos de depresión de cualquier industria forestal.

El bosque es la base para las industrias mixtas, y sólo entendiéndolo así podremos obtener los máximos beneficios de sus recursos. En el caso de las industrias forestales, la integración es ya un hecho.

Claro que queda aún mucho por hacer, incluso - y tal vez especialmente - en los campos escogidos como ejemplo. Pero la información tecnológica de que ya se dispone basta a mi juicio para justificar mi afirmación de que: estamos en vísperas de grandes cosas.

Hasta ahora, este breve análisis del progreso tecnológico se ha limitado deliberadamente a tratar de los adelantos que tienen un interés para el sector forestal en su sentido más estricto. Sin embargo, hay campos en los que se están haciendo cosas importantes, algunos de ellos sin relación evidente con los montes ni las industrias forestales, pero gracias a los cuales puede transformarse el modo en que tradicionalmente hemos abordado nuestros problemas.

Por ejemplo, los enzimas, que en la naturaleza convierten la celulosa en azúcares simples, se están produciendo ahora comercialmente en escala que se aproxima a 1000 toneladas por año. Estas celulosas se están utilizando como aditivos alimentarios en el Japón para mejorar la digestión de los alimentos ricos en celulosa, y no está lejos el día en que sea posible emplear enzimas que descomponen la celulosa para la conversión de la madera en escala industrial. Del mismo modo, ya existe una tecnología básica para producir cantidades comer. cíales de estos enzimas que descompongan la lignina, y puede utilizarse para la producción de pasta.

La puesta en órbita de satélites terrestres y los impresionantes adelantos que se han hecho en detecciones remotas, pueden asimismo emplearse ventajosamente con fines forestales. Estas nuevas técnicas quizás puedan utilizarse pronto para la evaluación de recursos, cartografía y localización de incendios y enfermedades.

Pasando ahora de los adelantos biológicos y tecnológicos a la evolución conceptual que se está registrando en el campo forestal, hemos llegado a comprender que el sector de los montes y las industrias forestales no solamente tiene que ser, sino que también debe considerarse viable. Por lo tanto, es importante evaluar continuamente la eficiencia de las empresas forestales y emplear en ellas métodos científicos de gestión y administración comercial. Nos hemos percatado de que son indispensables una integración y una comprensión mayores entre el tratamiento y explotación de los montes por un lado, y las industrias forestales por el otro. La forestería de producción debe considerarse como un proceso integral, que incluye la regeneración de los árboles tanto como la manufactura del producto acabado. Sólo así podrá evaluarse y entenderse la verdadera función de los montes en la política general del aprovechamiento de la tierra. Nos hemos dado cuenta también de que, en muchos países, se ejerce una creciente presión sobre el bosque para ciertas funciones sociales: control y regulación de las aguas, protección de los suelos, fauna y flora silvestres y recreo. Los forestales tienen, pues, que esforzarse concienzudamente en estimar las demandas para esas funciones y ordenar sus montes en forma tal que puedan satisfacerlas. Y lo que es más esencial, no sólo tienen que comprender, sino hacer comprender al público las importantes influencias del bosque en otras formas de aprovechamiento de la tierra y en la vida económica y social del hombre.

Sobre esto quisiera mencionar la reciente decisión de celebrar una conferencia de las Naciones Unidas sobre el tema «El hombre y su ambiente». Esta conferencia, que habrá de celebrarse en 1972, ofrecería la oportunidad de hacer comprender claramente a los dirigentes políticos del mundo cuál es la función del sector forestal a este respecto.

De mayor importancia aún, desde el punto de vista de la formulación de políticas y del desarrollo económico general, es el creciente convencimiento de que los forestales tienen que comprender y explicar cuáles son las necesidades socioeconómicas de sus países, y las características especiales que hacen del sector forestal y de las industrias forestales una plataforma eminentemente adecuada para luchar contra el subdesarrollo económico. Ya se está comprendiendo mejor que, dada la gran diversidad de escalas que pueden tener las operaciones forestales; las distintas intensidades de capital y mano de obra que se requieren; los diferentes grados de conocimientos técnicos necesarios y, sobre todo, la posibilidad del «desarrollo por etapas» en ese sector hay tipos de industrias forestales que pueden adaptarse a cualquier fase del desarrollo económico. Ya se va sabiendo más que las industrias forestales se introducen fácilmente en las estructuras económicas de los países en desarrollo y encajan fácilmente en la base de cualquier etapa venturosa del desarrollo económico. Esta relación compleja, aunque al mismo tiempo fundamental, entre el sector de los montes y las industrias forestales y los otros sectores de la economía, es una característica que sólo poseen los ramos verdaderamente dinámicos de las economías nacionales.

Sin embargo, debo insistir de nuevo en que las posibilidades que entraña la naturaleza misma del sector forestal no se materializarán cabalmente a menos que se eliminen ciertos obstáculos al desarrollo forestal que existen en muchas estructuras nacionales. La discusión completa de estos impedimentos exige un estudio más detenido y la FAO está ahora empeñada en dicho estudio. Sin embargo, no estará de más hablar de ello.

A nuestro juicio, muchas de las instituciones forestales de los países en desarrollo no siguen el paso del tiempo. Muchas administraciones forestales carecen de medios para atraer y retener el personal que hace falta para planear y asesorar acerca del desarrollo de sus recursos forestales, y a veces para llevarlo a cabo. En muchos casos también, es insuficiente el número de personas con los conocimientos administrativos y de gestión de negocios que son esenciales para aumentar la eficacia de las actividades forestales. En la mayoría de los casos, la estructura orgánica y la distribución del personal se basan en criterios establecidos en tiempos en que los objetivos de la silvicultura tropical eran muy distintos de los que pensamos son pertinentes hoy. En un número bastante grande de países, las asignaciones al sector forestal son algo parcas y se dan en forma tal que la planificación resulta, hasta cierto punto, una operación anual, ignorándose el carácter a largo plazo que tienen las actividades forestales, y la necesidad de que los forestales visiten sus montes suele pasar desapercibida.

También hay que revisar los sistemas de tenencia de tierras forestales para que los beneficios de la industrialización forestal moderna se sientan verdaderamente en los países en desarrollo. Las condiciones de los arriendos forestales, la racionalización de las muchas leyes forestales, a veces en pugna, y los problemas de la dualidad del control son algunas dificultades a las cuales habrá que encontrar solución para que el sector forestal pueda cumplir la importante función de que es capaz.

Los mercados constituyen otro problema. En muchos países en desarrollo los mercados nacionales no son sencillamente, lo suficientemente amplios en la actualidad como para justificar el establecimiento de aquellas industrias forestales con economías de escala pronunciadas. Una actitud lógica sería que los países en desarrollo proyectaran el establecimiento de sus industrias forestales teniendo en cuenta tanto el mercado regional como los mercados internacionales tradicionales, lo cual sólo es posible sentando normas rigurosas y haciendo todo lo posible por aumentar la calidad de sus productos, así como la eficacia de las operaciones.

El último grave impedimento es el de la disponibilidad de capital. Para los pesimistas parece éste un obstáculo insuperable. Sin embargo, los financieros invertirán en proyectos en los que las posibles utilidades justifiquen los riesgos. Hay pruebas, en una serie de países en desarrollo, de que las inversiones en los montes y en las industrias forestales pueden dar buenos rendimientos. Pero los países en desarrollo deben estar en posición de proporcionar los datos y la información necesarios. Deberían acumular un fondo de conocimientos para beneficio de todos. Deberían conocer el carácter y la extensión de sus recursos básicos, los usos finales a los cuales puede destinarse la materia prima, la disponibilidad de materia prima secundaria, la disponibilidad de especialistas, la economía de la producción y cómo funcionan sus economías. Así será más probable que los inversionistas interesados se muestren dispuestos a invertir los capitales necesarios.

Los países más industrializados tienen que aceptar más responsabilidades en esta cuestión. Poco es lo que han hecho para cambiar sus mercados, enfocados tradicionalmente hacia la importación de materias primas y, en muchos casos, han establecido para los productos forestales manufacturados barreras arancelarias mucho más altas que las que rigen en los países en desarrollo.

Es evidente que los múltiples servicios que el forestal debe proporcionar en este mundo moderno exigen también un tipo moderno de profesional. Sería largo enumerar las diversas disciplinas y técnicas que deben ser familiares. Creo, sin embargo, que si digo que el forestal debe ser un administrador de recursos, y al mismo tiempo orientarse hacia el desarrollo, habré cubierto los principales atributos del tipo de profesional que hoy es vitalmente necesario.

Por «recursos» entiendo, naturalmente, no sólo los bosques en producción, sino también las tierras que, aunque actualmente no tengan ninguna clase de bosques, o no tengan bosques en producción, pueden someterse a ordenación para que proporcionen muchos de los productos y servicios de la nación: la regulación y control de las aguas, la conservación del suelo, la fauna y el recreo. La palabra «administrador» es también importante, porque supone un profesional que no considera su trabajo como la aceptación pasiva de los resultados del efecto recíproco de las diversas fuerzas de la naturaleza y del hombre, sino una persona conocedora de las necesidades socioeconómicas del país, que concienzuda y deliberadamente se sirve de sus conocimientos y de su experiencia para lograr los cambios necesarios, plenamente consciente de sus consecuencias. «Orientado hacia el desarrollo» significa que debe conocer las fuerzas sociales y económicas que influyen en su propio sector de la economía, y su lugar en el desarrollo nacional, dándose cabalmente cuenta de que el desarrollo es un proceso integral.

El nuevo forestal tiene también que darse cuenta de que las actividades forestales van asumiendo cada vez un carácter más internacional. El hecho de que los problemas de la conservación de suelos y aguas ignoran con frecuencia las fronteras internacionales, la necesidad que tienen los países de seleccionar y utilizar la experiencia acumulada y los adelantos de otros, y la que tienen todos de justipreciar los cambios en las estructuras de los mercados internacionales y el comercio mundial de productos forestales, son cosas bien conocidas. Sin embargo, el enfoque internacional es conveniente en otro campo, ya que la disparidad entre los dos bloques mundiales, el de los países más industrializados y el de los países en desarrollo, no solamente se refleja en las diferencias de los ingresos per capita, en la tecnología y en las tasas del desarrollo económico, sino también en el campo forestal, en una superabundancia de forestales en algunos países de Europa y América del Norte y una escasez de profesionales forestales en los países menos industrializados.

La superabundancia ha sido el resultado de la racionalización del sector de los montes y las industrias forestales, el creciente uso de maquinaria y la administración centralizada. A nuestro juicio esta situación puede aprovecharse en ventaja de los países en desarrollo, como una solución temporal. Evidentemente, se tardará mucho tiempo en formar las grandes cantidades de profesionales forestales que necesitan los países en desarrollo y, mientras tanto, quizá fuera una política prudente para ellos la de utilizar, mediante la ayuda bilateral e internacional, el personal que pueda haber disponible en los países desarrollados.

Esto exige gran cuidado en la organización y el control. Los técnicos forestales que se envíen a los países en desarrollo tienen que seleccionarse escrupulosamente no sólo sobre la base de sus conocimientos profesionales, sino también, y quizás especialmente, sobre la base de su aptitud para trabajar en colectividades extrañas, sobre sus posibles reacciones a diferentes pueblos, culturas y tipos de vida. Sólo si se dan cuenta de la cultura, el espíritu y las aspiraciones del pueblo entre el que tienen que trabajar podrán obtener el máximo rendimiento de sus conocimientos científicos y técnicos.

¿Qué es lo que va a hacer a este respecto el Departamento de Montes propuesto? ¿Cómo va a aprovechar los progresos ya conseguidos? ¿En qué forma va a ayudar a la eliminación de los obstáculos que he descrito? ¿Cuál es su función futura? En este punto, quiero solamente llamar la atención sobre algunas de las innovaciones previstas e insistir en que, al preparar nuestros planes, nos hemos guiado y hemos tratado de dar relieve a las recomendaciones de los comités técnicos de montes y del Sexto Congreso Forestal Mundial.

Elevada la categoría de la dirección a departamento, el Director General Auxiliar, que sustituirá al Director como Jefe de Montes e Industrias Forestales, podrá encauzar directamente los conocimientos de su personal para la formulación de la política general de la FAO.

Además de la oficina del Director General Auxiliar, se proponen dos direcciones: la Dirección de Recursos Forestales y la Dirección de Comercio e Industrias Forestales. La Dirección de Recursos Forestales se encargará principalmente de la evaluación de los recursos forestales, de decidir cómo y dónde cultivar, proteger y cosechar económicamente los crecientes volúmenes de madera que el mundo va a necesitar, de la conservación de los montes y recursos afines, de la ordenación de la fauna y de aquellas instituciones que contribuyan a dar forma a las prácticas en nuestro sector. La Dirección de Comercio e Industrias Forestales dedicará su atención a todos los tipos de industrias forestales y a la amplia serie de problemas económicos que afectan a la explotación de los montes e industrias forestales.

Parecería apropiado, para fines orgánicos, estructurar el departamento en forma tal que las direcciones reflejaran la corriente lógica en la cadena de la producción forestal. El acento es diferente, pero conjugan aspectos de un mismo proceso. Una función importante del Director General Auxiliar será, por lo tanto, la de coordinar sus servicios, ya que nos damos perfectamente cuenta de la necesidad de asegurar que todas las actividades del departamento propuesto se complementen entre sí, y tiendan a un objetivo común.

El punto focal de nuestras actividades serán las operaciones sobre el terreno, porque nos damos cuenta de que cualquier cosa que hagamos o proyectemos, en fin de cuenta, será su ejecución por los Estados Miembros lo que contribuya al logro del desarrollo económico y social que todos deseamos tan ardientemente. A principios de 1969 había 74 proyectos aprobados del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Fondo Especial) en vías de ejecución en los Estados Miembros, por un valor global de cerca de 140 millones de dólares, de los cuales el Fondo Especial aportaba unos 60 millones. En estos proyectos hay unos 700 puestos. Además, 60 expertos trabajan en el Programa de Asistencia Técnica empeñados en actividades relativas a los montes y las industrias forestales. Por consiguiente, la estructura de la Oficina de Operaciones se ha ideado en forma tal que estos expertos que trabajan en el campo puedan aprovechar plena y rápidamente los conocimientos que hemos acumulado y que se siguen acumulando en las oficinas centrales. Esta Oficina de Operaciones contará con los servicios continuos de personal de las oficinas centrales, en las dos direcciones propuestas, quienes recogerán y analizarán los datos pertinentes y se ocuparán de mejorar la aplicación de aquellos aspectos de la tecnología y de la ciencia relacionados con los montes y las industrias forestales, de refinar nuestras metodologías y de ampliar nuestros conceptos.

Concretamente, hemos mejorado aquellos servicios que tienen a su cargo muchos de los aspectos sociales de la silvicultura referidos previamente. Nos ocuparemos ahora aún más de la ordenación de pastizales y de la fauna silvestre, de las repercusiones de las actividades forestales en el desarrollo rural, de los métodos de aprovechamiento de la tierra y de las técnicas de conservación, incluyendo la protección de los montes contra el fuego, así como de los problemas referentes al recreo. Dedicaremos particular atención a los obstáculos institucionales y estudiaremos las necesidades de personal y mano de obra para los montes y las industrias forestales en los diversos países, sus sistemas de tenencia de tierras en lo que se refiere a los montes, su legislación forestal y sus necesidades en cuanto a enseñanza. Efectivamente, estamos considerando ahora la posibilidad de convocar una conferencia mundial sobre enseñanza forestal que esperamos contribuya sustancialmente a la definición del tipo de formación completa que exige el tipo de forestal que necesita el mundo de mañana.

Atribuimos también considerable importancia al mercadeo y comercio de los productos forestales y, en virtud de nuestra reorganización, estaremos en posición de dedicar mucho más tiempo y conocimientos a la recopilación y análisis de la información pertinente a estos complejos problemas. A este respecto, tenemos la intención de continuar nuestra útil colaboración con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio GATT y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en la esperanza de que podamos ayudar a los Estados Miembros en sus dificultades comerciales y de mercadeo. Trataremos también de analizar la posible influencia de los productos sucedáneos, plásticos y metales mejorados, en el mercado de los productos forestales. En colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), se ampliará asimismo la capacidad de la FAO para orientar a aquellos países que estén aumentando o esperen aumentar rápidamente sus actividades industriales de pasta y papel.

Estos son, en breve, los sectores en que ha habido innovaciones o ampliaciones. Con objeto de integrar las investigaciones de todo nuestro personal, proponemos el establecimiento de una dependencia de planificación que, entre otras cosas, convierta los resultados obtenidos por nuestros diversos expertos, por el Plan Indicativo Mundial, y por los Estados Miembros mismos, en planes completos de desarrollo para el sector de los montes y las industrias forestales, compatibles con los objetivos de la planificación nacional y regional.

Creemos, en la FAO, que la creación del Departamento de Montes será un hecho importante para muchos de los Estados Miembros. Nos damos plenamente cuenta de que el personal del Departamento no consistirá en un grupo de genios capaces de resolver todos los problemas del sector forestal y de las industrias forestales. Nos damos cuenta de que no somos una especie de academia internacional que diariamente amplía las fronteras de la ciencia. Creemos, sin embargo, que tenemos una oportunidad única de ofrecer ayuda y asesoramiento, porque, afortunadamente, estamos en una posición estratégica desde la cual pueden diseminarse las ideas nacidas en diferentes partes del mundo, así como en nuestra propia Organización. Pensamos que en el transcurso de los años hemos logrado establecer por todo el mundo aquellos contactos políticos, técnicos y científicos que son necesarios para la colaboración y el progreso internacionales. Croemos que nuestra labor es útil, ya que servimos de lugar donde mancomunar los recursos, y donde germine proficuamente lo que, en términos simbólicos, podríamos denominar fecundación cruzada. Sabemos que no podemos existir por sí sólos, sino que dependemos de los diversos Estados Miembros. Por todo esto, y por el deseo de mejorar los servicios que les ofrecemos, es necesario reorganizar nuestra estructura en un Departamento de Montes.


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