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FO:LACFC/2002/5

COMISION FORESTAL PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Tema 3(d) del Programa Provisional

22a REUNION

Buenos Aires, Argentina, 7 - 11 de octubre del 2002

SERVICIO DE APOYO A LOS PROGRAMAS FORESTALES NACIONALES

Nota de la Secretaría

INTRODUCCION

1. Han transcurrido 17 años desde la iniciación, en 1985, del conjunto de procesos nacionales de programación y ejecución de actividades forestales que contribuyen al desarrollo sostenible, conocido en un comienzo como los Planes de Acción Forestal Tropical (PAFT), y posteriormente, en 1992, con la revisión del marco inicial como los Programas de Acción Forestal Nacional (PAFN). Sucesivos esfuerzos para fortalecer esos procesos, superando sus iniciales deficiencias, dieron lugar a la estructuración de los programas forestales nacionales.

2. Los programas forestales nacionales fueron conceptualizados en 1997 por el Panel Intergubernamental de Bosques (PIB) como una expresión genérica para una amplia gama de enfoques para las políticas, planificaciones y acciones tendientes al manejo forestal sostenible, en ámbitos nacionales y subnacionales, basados en los principios universales acordados por ese Panel y ejecutados de acuerdo con la situación socioeconómica, cultural, ambiental, política y legal de cada país, incluyendo sus compromisos internacionales. Los programas forestales nacionales deberían estructurarse con amplio enfoque intersectorial y participativo y considerar ciertos principios y elementos generales que les den una identidad especial y los hagan coherentes.

3. El PIB enfatiza que los programas forestales nacionales obedecen a las decisiones soberanas de cada país y se ejecutan bajo su liderazgo, se integran con sus estrategias de desarrollo sostenible, propenden por el empoderamiento de las estructuras de gobierno regionales y locales, reconocen los derechos consuetudinarios y las tradiciones de las comunidades, e integran los valores económicos de los recursos forestales con los de sus servicios ambientales. Para su ejecución, los programas forestales nacionales necesitan establecer mecanismos eficientes de concertación y coordinación, de manejo de conflictos, reforzar la capacidad institucional en los diferentes niveles y en todos los sectores relacionados con el recurso forestal, mejorar la cooperación técnica y financiera internacional, estimular las condiciones económicas y comerciales que optimicen el aprovechamiento de los recursos disponibles y establecer redes de apoyo.

4. La satisfacción de la demanda de bienes y servicios forestales, que según la acertada descripción del PIB es "creciente y conflictiva", plantea la necesidad de la participación externa en apoyo al diseño y ejecución de las políticas, estrategias, instrumentos y planes de acción que adopten los países. La cooperación entre países más y menos desarrollados permite optimizar la disponibilidad de recursos humanos, experiencias comunitarias, capacidades institucionales y potencialidades financieras, a la vez que se torna más útil y en gran medida inevitable, dada la dinámica aceleradamente globalizada de la economía, el conocimiento y la interacción ambiental. Esa participación, para que sea eficaz, requiere la coordinación no solamente entre quienes ofrecen la cooperación y quienes la reciben, sino también al interior de cada uno de esos sectores, formando un conjunto amplio y transparente de actores, medios y acciones.

5. En ese contexto de coordinación se sitúa el experimentado apoyo a la ejecución de los programas forestales nacionales que la FAO efectúa dentro de su Programa Regular, contando con el aporte adicional de algunos países (los Países Bajos en el caso de América Latina y el Caribe), que desde febrero del 2002 implementa un programa para el fortalecimiento de la capacidad nacional de ejecución de los programas forestales nacionales, denominado "Servicio" (Facility). Esta nueva iniciativa apoya principalmente el mejoramiento de la capacidad para la elaboración de programas forestales nacionales y el intercambio de información, incluyendo la recuperación de los conocimientos locales, dando énfasis al alivio de la pobreza y a la buena gobernabilidad a través del fortalecimiento de los actores nacionales, la participación activa de la sociedad civil y la promoción del intercambio de conocimientos al interior de los países y entre ellos.

EL SERVICIO DE APOYO EN RELACION CON EL ESTADO ACTUAL Y LAS TENDENCIAS DE LOS PNF EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

6. Como resultado de la dinámica de la formulación de programas forestales nacionales en la Región, 18 países de América Central y del Sur, y tres del Caribe, han diseñado sus programas individuales al tiempo que en América Central, por una parte, y en ocho naciones del Caribe, por otra, se produjeron programas subregionales. Adicionalmente, desde 2001 siete países vienen formulando la Estrategia Forestal Centroamericana, en el marco institucional de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), y con el apoyo especial de la FAO y Profor/Banco Mundial.

7. El Programa de Cooperación FAO/Gobierno de los Países Bajos (FNPP) llevó a cabo en 2001 un "Análisis del impacto de los programas forestales nacionales" en 17 países de América Latina. Los efectos detectados son muy variados y siempre insuficientes en cuanto a la implementación de actividades financiadas por los propios países con o sin apoyo de los cooperantes internacionales, pero en general son evidentes los avances que se han logrado en cuanto al reconocimiento de la importancia del sector forestal, la promulgación de políticas y planes de desarrollo forestal, la promoción de procedimientos participativos en las decisiones nacionales y el fortalecimiento de instituciones que ejercen autoridad y que tienen influencia en el adecuado manejo del recurso forestal.

8. En todo caso, se observa un avance desigual tanto en la ejecución de los programas forestales nacionales y compromiso político de los países, como en el ánimo, la disciplina y la capacidad de convocatoria necesaria para seguir ajustando y actualizando sus concepciones originales de manera realmente participativa.

9. A pesar de los esfuerzos efectuados en todos los países para superar los problemas que causan el mal uso de los recursos forestales, la deforestación sigue avanzando en la Región (alrededor de 4.3 millones de ha anuales entre 1990 y 2000), y aún son insuficientes las acciones de reforestación y de manejo de los bosques naturales. Con contadas excepciones, como las de Brasil y Chile, la contribución de la producción forestal a la economía de estos países sigue siendo baja. Además, la repercusión de la actividad forestal en el mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones rurales es incipiente.

10. Ha sido profusa la creación de mecanismos internacionales que buscan impulsar el desarrollo forestal sostenible, habiendo sido el último decenio especialmente prolífico en este sentido. Luego de la anterior reunión de la Comisión se creó el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB) para facilitar la ejecución de las recomendaciones del Panel y del Foro Intergubernamental de Bosques (PIB y FIB), mediante un plan de acción quinquenal, que hasta ahora no ha sido asimilado en los ámbitos nacionales. Para apoyar y secretariar las actividades y Plan de Acción del FNUB, se ha creado en 2001 la Asociación de Colaboración sobre Bosques (CPF), involucrando a 13 instituciones internacionales. Esta dinámica mundial demuestra el gran interés que existe en revertir los procesos de deterioro de los recursos naturales y se espera que se articule realmente con los programas forestales nacionales para comenzar a cumplir eficazmente su cometido.

11. Aún no se ha logrado suficiente coordinación práctica dentro del conjunto de los gobiernos y organismos cooperantes ni entre las autoridades forestales de los países americanos. Por otra parte, predomina el esfuerzo intrasectorial sin alcanzarse suficiente influencia para convocar la gestión multisectorial acorde con las características del uso y el manejo de los recursos forestales.

CONCLUSIONES

12. La región de América Latina y el Caribe ha acumulado una rica, aunque discontinua, experiencia en el diseño de pautas de desarrollo forestal y en el ensayo de mecanismos nacionales e internacionales que lo impulsen. Lamentablemente, el deterioro de los recursos forestales, y con ellos el de los demás recursos naturales, sigue acelerado, en tanto que el potencial de los bosques para mejorar el nivel de vida en estos países continúa prácticamente desaprovechado. Los programas forestales nacionales como marco estratégico del proceso de desarrollo forestal sostenible de los países, deberían ser los mejores medios para revertir esa tendencia.

13. Algunos países aún carecen de programas y políticas forestales explícitas, y en otros los marcos existentes se han venido debilitando, persistiendo en general serias deficiencias en la capacidad de formulación plurisectorial, financiamiento continuo y ejecución participativa de esos programas. Las causas de esta situación han sido repetidamente analizadas y se espera que la COFLAC promueva la superación de estos impedimentos.

14. La aún baja asimilación en los países de la Región de los postulados del PIB/FIB y del plan de acción del FNUB, amerita que los miembros de la Comisión indiquen recomendaciones para que sean adoptadas dentro del marco de los programas forestales nacionales.

15. La FAO está poniendo a disposición de los países de la Región su capacidad técnica, de coordinación y operación, enriquecida con los aportes humanos y económicos de donantes que han persistido en su empeño de cooperación. Un buen ejemplo actual de esta oferta es el servicio de apoyo a los programas forestales nacionales, que debería ser bien aprovechado por los gobiernos y la sociedad civil para la adecuada y oportuna ejecución de sus programas forestales.

16. Oportunidades como la creada en febrero último en la reunión de Puembo, Ecuador, entre varios donantes y algunos servicios forestales latinoamericanos, y discutidos en el II Congreso Forestal Latinoamericano en agosto último en Guatemala, se convierten en elementos apropiados para ir concretando la cuantiosa producción de iniciativas internacionales, en el entendido de que éstas deben ser medios complementarios a la ejecución de los programas forestales nacionales. El servicio de apoyo para la ejecución de estos programas, debe tener un rol importante en este sentido.

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