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Primera Parte:   Fase preliminar

1. EL PROBLEMA Y SU ANALISIS

 

1.1   DESEQUILIBRIOS RESULTANTES DE LA PRESION DEMOGRAFICA

Se estima que la mitad de la población del globo vive en zonas montañosas o próximas a ellas, 1/.

A menudo, la población de las zonas montañosas fue consecuencia de alteraciones históricas. Algunos pueblos primitivos se vieron obligados a refugiarse en zonas difícilmente accesibles, huyendo de otros invasores. Algunos de ellos consiguieron organizarse en armonía con el medio ambiente, a pesar de que su equilibrio fuese precario, y se mantuvieron sin demasiados problemas durante siglos, hasta la época actual, porque no abusaron de los recursos naturales renovables.

La invasión del patrimonio forestal no ha sido nefasta mientras no se ha destruido irremediablemente la cobertura del suelo. Pero, con la explosión demográfica registrada en el curso de los últimos decenios, particularmente en los países en desarrollo, el equilibrio se ha roto.

En los millones de kilómetros cuadrados sometidos al cultivo migratorio, por centenares de millones de agricultores, tanto en Asia como en Africa o América. Latina, el período de barbecho se ha acortado rápidamente reduciéndose con frecuencia a dos o tres años, periodo que no permite ya al suelo recuperar su fertilidad. Los rendimientos disminuyen, el campesino se empobrece, los jóvenes abandonan la tierra. EI suelo, agotado, sin tiempo ni fuerza para reconstruir una débil cobertura vegetal, queda abandonado;   se degrada cada vez más bajo el efecto de la erosión porque el proceso de degradación, una vez iniciado, tiende a acelerarse muy rápidamente. Por otra parte, las zonas montañosas no son las ùni-as que sufren las consecuencias de la erosión, sino que también las padecen las regiones inferiores.

No es pues ùnicamente la recogida de leña y de madera para el consumo local la causa de los desbosques, sino también y sobre todo esos sistemas irracionales de explotación del suelo.

El criador de ganado tiene también una gran parte de responsabilidad en el deterioro de los suelos y del régimen de las aguas. Cuando la carga de los pastizales, de mediana calidad, de las praderas de productividad escasa, sobrepasa la capacidad de producción de hierba, cuando los animales destruyen más con las pezuñas que con los dientes, el suelo se denuda y sufre indefenso las violencias del clima.

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1/ World Bank, Preliminary guidelines for designing watershed rehabilitation, Nov. 19ó0. Projects for bank financing. John S. Spears & Raymond D.H. Rowe.

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"La tarea más difícil en términos psicológicos es probablemente la de reintroducir árboles en los pastizales áridos y semiáridos del mundo, que ocupan unos 14 millones de kilómetros cuadrados. ...La extendida combinación de la propiedad colectiva de la tierra y la propiedad privada del ganado, con el consiguiente incentivo para que cada ganadero trate de obtener un tamaño máximo de su rebaño, es un obstáculo incluso para una ordenación racional de los pastos, por no hablar de la plantación de árboles." 1/

El HOMBRE perturba el equilibrio ecológico con muchos otros medios, todavía, en las zonas montañosas; por ejemplo, construye carreteras sin tomar las precauciones necesarias para la protección del medio natural. La tala, las cortas de árboles, la explotación forestal, si no se hacen atentamente, pueden ser causa de graves perturbaciones ecológicas.2/

Los gobiernos de los países más particularmente afectados comienzan a manifestar su inquietud cuando las consecuencias de la explotación irracional de las zonas forestales han alcanzado también a las situadas aguas abajo. Inundaciones catastróficas, encenagamiento de embalses destinados al abastecimiento de agua. potable e industrial, el riego o a la producción de energía, desecación de algunos ríos, así como daños importantes sufridos por otros elementos de la infraestructura, representan perdidas enormes para la economía de los países y sobre todo para las poblaciones que viven en las zonas inferiores de las cuencas hidrográficas, donde se concentran los grandes centros urbanos e industriales. Entonces se concede mayor atención a las zonas montañosas y se buscan y diagnostican las causas del mal.

1.2   RESTABLECIMIENTO DEL EQUILIBRIO

La necesidad de proteger ,y conservar el ecosistema, asegurando al mismo tiempo a las poblaciones locales un nivel decoroso de vida se hace sentir especialmente en la época actual; las cantidades de alimentos que se necesitan para satisfacer la demanda de una población siempre creciente son enormes, mientras que las tierras disponibles disminuyen bajo la presión demográfica, con todas las infraestructuras que la acompañan.

Se conocen los remedios. Se han experimentado en todas las partes del globo, industrializadas o en desarrollo.

El arco alpino, situado en el corazón de una región fuertemente industrializada, sometido a las mismas limitaciones que las zonas montañosas de los países hoy día en vías de industrialización, constituye un ejemplo de ello. En estas zonas "desamparadas", donde la proporción de rocas, glaciares y otras tierras incultas es enorme, y donde los daños causados por calamidades naturales son frecuentes, la renta media de los habitantes es muy inferior a la correspondiente a la de otras zonas del mismo país; lo es también en otras partes, pero en menor medida. Las condiciones de vida eran precarias en esos lugares. Los cultivadores habían ido abandonando poco a poco las tierras empobrecidas por la erosión. Por ello, los gobiernos de los países afectados han tomado medidas especiales en favor de las zonas montañosas, unos estimulando el cultivo de los campos o la cría de ganado, otros facilitando la adquisición de máquinas agrícolas o la construcción de establos y otras instalaciones, bajo una forma comunitaria. Se han concedido subvenciones para el mantenimiento de carreteras y la rebaja del costo de los transportes de los géneros de primera necesidad.

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1 / El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1979. FAO. Roma, 19ó0, página 2-3ó.

2 /FAO. Cahier: Conservation des sols, No. 1. Amènagement des bassins versants. Rome. 1977.

Naturalmente, estas regiones se benefician actualmente de los mismos servicios que la llanura en cuanto a educación, sanidad, comunicaciones, electricidad, etc. Existen servicios de asesores especializados en economía montañesa a disposición de los interesados. Se desalientan las actividades no agrícolas. En las regiones muy desboscadas, se ha organizado el establecimiento de grandes plantaciones. La evolución del turismo ha transformado fundamentalmente las condiciones de vida de las poblaciones de los Alpes sacándolas de su aislamiento, creando fuentes de trabajo y haciéndoles participar en el desarrollo económico de la nación. Sin embargo, la rentabilidad de la agricultura y de la cría de ganado en estas regiones es todavía inferior a la de las explotaciones de la llanura, debido especialmente a que la mecanización está en ellas menos avanzada.

Lo difícil es la aplicación de las medidas indispensables para restablecer el equilibrio, porque ello supone un cambio de actitud y de forma de vida de las poblaciones residentes en las zonas amenazadas, y el empleo de medios enormes, a escala del problema mismo.

En muchos casos, las medidas deberán adoptarse en plazos muy cortos, dos o tres decenios como máximo, porque de no hacerse así la situación será irreversible.

Está en juego el porvenir de millones de personas. Pero, los efectos indirectos, difíciles de traducir en cifras, tienen un valor inestimable por sí mismos. Este es el motivo de que tales empresas sean de interés nacional y de que los gobiernos deban financiarlas.

1.3   PROTEGER, CONSERVAR, MEJORAR

La mayor parte de las zonas particularmente amenazadas son primordialmente aptas para la silvicultura o el pastoreo, en las regiones de gran altitud, tanto por su relieve y la naturaleza del suelo, como por el clima que en ellas reina, en determinadas latitudes.

En otros tiempos, los órganos responsables clasificaban pura y simplemente estas zonas como zonas de protección, y las dedicaban exclusivamente a monte. A veces incluso se dejaba a las poblaciones forestales que obrasen por su cuenta, sin aclaraciones ni ordenaciones en el sentido forestal del término, y las zonas degeneraban. En otros casos, se hacían repoblaciones forestales sin tener en cuenta a las poblaciones establecidas en las tierras repobladas.

Las crecientes necesidades que hay que satisfacer, no solamente en productos alimenticios sino también en madera y otras materias primas, agua potable, energía, etc., exigen una intervención rápida y eficaz en las zonas más amenazadas y más amenazantes.

Conservar, mejorar, es explotar los recursos naturales de una forma racional que permita obtener de ellos el rendimiento óptimo y conservar al mismo tiempo indefinidamente su capacidad de producción.

Las poblaciones que habitan esas zonas montañosas pecan casi siempre por ignorancia. El respeto de las tradiciones les impide a menudo innovar, buscar soluciones nuevas a sus problemas. Han quedado desfasados por la evolución. Comprueban los daños pasivamente, pero no buscan las causas; resignadas, persisten en sus errores, roturan cada vez más para sobrevivir, agravando de este modo su situación, de una manera inconsciente.

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