La adopción de una nueva estrategia para la explotación forestal y
para la ordenaci�n de las zonas elevadas de las cuencas hidrográficas,
por una parte, y el enfoque multidisciplinal del desarrollo rural integrado,
en estas zonas, por otra, crean la necesidad de acopiar datos muy diversos en
un gran numero de sectores (véase en la pág.66 el cuadro de las principales
disciplinas).
A las encuestas y estudios técnicos habituales, físicos y biológicos (geológicos, edafológicos, topográficos, hidrológicos, botánicos y relativos a las asociaciones vegetales, zootécnicos, macroeconómicos, etc.), vienen a añadirse los que tienen por objeto la población y sus actividades, es decir, los estudios sociológicos y de microeconomía. Numerosas guías y otras publicaciones del Departamento de Montes de la FAO (en particular lo,.,, cuadernos de la serie: Conservación de Suelos, números 1 a 4, tratan de los primeros. A los segundos se dedica este capítulo.
Lo primero que hay que hacer, después de declarada
la intención de proceder a la ordenación de una zona elevada de
una cuenca o subcuenta hidrográfica, y tras la selección provisional
de una o varias zonas piloto para la adopción de técnicas y métodos,
es acopiar todos los datos posibles. En primer lugar, se hará el inventario
de la documentación disponible. Algunos documentos
deberán ser actualizados. Otros datos tendrán que recogerse directamente
in situ.
Sorprende generalmente la escasez de la información indispensable. Es preciso dedicar recursos importantes al acopio y análisis de los datos requeridos porque, para ser prudente, toda actividad debe apoyarse en un perfecto conocimiento de la situación.
A escala nacional o regional deben reunirse los datos que permitan decretar la estrategia de los poderes públicos en función del interés general; a escala local se necesitan informes sobre las tierras disponibles y sus posibilidades, sobre las especies de árboles que han de plantarse y sobre las técnicas de cultivo. A todos los niveles, la población querrá conocer cuánto ha de costarle todo ello en bienes y trabajo.
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1/Strategies for More Successful Projects, por Bruce N. Baker, David C. Murph, Dalmar Fisher. Pág. 13. FAO.
Los estudios preliminares se destinan a evaluar la viabilidad del programa y conducen a la selección de las zonas de experimentación y de las cuencas prioritarias.
En esta etapa se impone hacer una observación en.relación con la participación que se espera de las poblaciones locales.
Se aconseja vivamente ponerse en contacto con estas poblaciones, por intermedio de sus líderes naturales, y mediante reuniones de información, antes de enviar a los enumeradores sobre el terreno. Las poblaciones de las zonas montañosas, casi siempre aisladas, son muy sensibles a todo lo que afecta a sus costumbres y, sobre todo, a todo lo que tiene relación con la tierra, a todo lo que viene del exterior de su zona. Viven con la preocupación perpetua de ver al Estado o a las "Compañías" despojarles y obligarles a emigrar, con tanta mayor razón cuanto que a menudo ocupan estas tierras de una manera ilegal.
El ideal sería que las encuestas fueran precedidas de campañas de divulgación, informaci�n, sensibilización, aun cuando no se hubiera decidido nada definitivamente con respecto al programa.
Otra observación: las primeras encuestas deben suministrar datos suficientes para determinar los primeros fines y objetivos generales de los programas; han de conducir a la selección de las subcuencas en las que han de aplicarse las técnicas y los métodos de que se trate.
Las informaciones recogidas deberán permitir aplicar los criterios enumerados en la Sección 3.4, evaluar el potencial económico (agrícola, forestal, hidrológico) y estimar las posibilidades de diversificar la producción (agrícola, artesana, etc.). Tratarán sobre todo de la población local (estructura institucional, tradiciones, grado de conciencia del problema de la erosión, predisposición a una. participación eventual en un programa de mejoramiento de la zona).
Cuando el organismo encargado de la realización del programa haya hecho la selección y tomado una decisión de principio, se reunirá el máximo de datos de detalle, mediante encuestas, para la planificación de cada uno de los objetivos sectoriales definidos.
Esta fase de los programas exige mucho tiempo, personal competente y medios suficientes. Los organismos competentes deben admitirlo, aun cuando casi siempre se impacienten por pasar a las realizaciones. No podrán descuidarse los estudios y análisis detalla- dos antes de proceder a la acción sin que de ese descuido se deriven graves dificultades para los programas.
Es indispensable poseer datos muy completos para poder prever todas las variantes posibles para las intervenciones, entre las cuales puedan los interesados escoger las más convenientes para alcanzar el objetivo perseguido.
En lo concerniente a los aspectos económicos y sociales, es indispensable tener una información detallada, principalmente:
- sobre las tierras (sus aptitudes, su valor intrínseco o agrícola);
- sobre los modos de utilización de las tierras, los sistemas de cultivo, los siste-mas de producción y la tecnología;- sobre la demografía;
- sobre la organización social ,y las costumbres;- sobre la situación económica de los miembros de la comunidad;
- sobre los servicios y la infraestructura.
Generalmente son necesarias encuestas especiales, complementarias, para obtener informaciones subjetivas (sobre la actitud de la población, su opinión respecto del programa, etc.), muy útiles para asegurar el éxito del programa.1/
Observaciones con respecto a las encuestas:
Será difícil obtener datos exactos, sobre
todo en lo concerniente a la situación económica personal le los
miembros de la comunidad directamente interesados. Todos los individuos, ya
sean de países en desarrollo, ya de países industrializados, son
muy discretos cuando se trata de su fortuna o de sus
ingresos.
Para obtener los datos, se puede, por ejemplo, tratar de hacer preguntas directas en relación con la superficie de las tierras explotadas, el número de parcelas y su distancia del centro de gravedad económica de la explotación, superficies dedicadas a los diferentes cultivos, insumos (si los hay), rendimientos, cantidades de productos destinados al propio consumo ,y cantidades vendidas (o entregadas a los propietarios en el caso de arrendamiento o aparcerías), deudas, participación en cooperativas o en agrupaciones de carácter pre-cooperativo, etc.
No hay que esperar respuestas completas, precisas y conformes a la realidad, no sólo porque los miembros de estas comunidades generalmente no sean instruidos, sino además porque no conocen o no observan esos datos o, si los conocen, no quieren comunicarlos. Frecuentemente, si se sienten en la obligación de dar una respuesta, suministrarán informes falsos o incompletos (por ejemplo, los ganaderos darán una cifra superior al efectivo real de su ganado si esperan una distribución de forraje; por el contrario darán una cifra inferior, si temen que se les grave con un impuesto por cabeza de ganado).
Sin embargo, la experiencia ha demostrado que los datos obtenidos de este modo eran a pesar de todo más fiables que los proporcionados por maestros u otros funcionarios del gobierno.
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1/ En el Anexo III se hacen algunas sugerencias para las encuestas.
Puede procederse también de una manera indirecta, por observaciones de las actividades de la población, de los trabajos en el campo, de los desplazamientos hacia los lugares de mercado y otras partes, del suministro, de la recolección, etc., y efectuar estimaciones que podrán verificarse con algunos datos precisos que hayan podido recogerse.
Es de suma importancia que la población participe activamente en estas encuestas; ello contribuirá a crear un clima de confianza. Para conseguirlo, hará falta tiempo y paciencia.
Un punto esencial es el régimen de la propiedad rural. Es evidente que
un arrendatario o un aparcero no tendrán el mismo interés que un propietario-cultivador
directo por la ordenación, sobre todo en los países en desarrollo
donde a menudo no existen arrenda- mientos ni contratos de aparcería. Los
propietarios que residen en la ciudad, lejos de sus tierras, no verán con
frecuencia en el programa más que la ocasión de obtener una ganancia
suplementaria, lo que puede aumentar todavía la diferencia entre pobres
y acomodados.
Las ordenaciones se realizan a menudo en zonas de vocación forestal clasificadas
desde hace mucho tiempo como tierras de dominio público (bienes públicos,
tierras del Estado, etc.). Generalmente las poblaciones locales han ocupado
estas tierras sin autorización oficial. II programa de ordenación
será la ocasión de regularizar esta situación, teniendo en cuenta
todos los factores; humanos, físicos, medio ambiente, etc. Este hecho estimulará
además a los agricultores a participar activamente en las intervenciones.
En la realización de programas, es indispensable comprobar periódicamente
la situa-ción, con el fin de comparar las previsiones de costos y beneficios
con la realidad para poder rectificar las orientaciones y los programas en consecuencia.
Con el propósito de facilitar la comparación con la situación
existente "antes" del programa, se escogerá un número determinado
de indicadores y de relaciones (razones), cuya variación permitirá
deducir las modificaciones que se han producido.
En los grandes programas, convendrá confiar esta evaluación permanente
a un especialista, que centralizará los progresos registrados por los técnicos
encargados de las diversas operaciones y los analizará. Esta actividad
permitirá la vigilancia ("monitoring") del programa. Todo será evaluado.
Tanto las superficies sembradas o plantadas, el tiempo consagrado a los diversos
trabajos, como el número de los participantes en las reuniones de las asociaciones
o los cambios ocurridos en las actitudes y los hábitos de la población,
por no citar más que algunos ejemplos.
Esta evaluación periódica deberá hacerse después de terminados
los trabajos de mejoramiento, porque se tratará de controlar el mantenimiento
de las obras y la continuación del desarrollo por la población misma.
Eventualmente habrá que tomar medidas para evitar la degradación de
las instalaciones y prevenir el acaparamiento de las ventajas del programa por
algunas personas. Es evidente que no podrán conseguirse cambios duraderos
de costumbres en algunos años y que será preciso contarlos casi por
generaciones.
- A continuación es preciso preparar los cuestionarios. Para determinadas preguntas, pueden preverse respuestas por un st o un no, por el signo + o -. Pero, en general, no se podrán evitar las respuestas en cifra, cuando se trate de superficies, rendimientos, valores, número de cabezas de ganado o de árboles frutales, etc. En este caso, habrá que escoger con cuidado las unidades (de superficie, volumen, valor), con el fin de evitar errores y confusiones. Se adaptarán preferentemente unidades locales (con los baremos de conversión en metros, hectáreas, km¿, acres; o litros, hectolitros, m3; kilogramos o toneladas; dólares, etc.).
Para conservar y elaborar los datos se utilizan cada vez más los ordenadores electr�nicos. En tal caso, los cuestionarios deberán redactarse en atención a las exigencias de estos aparatos.- Selección
del método de encuesta.Generalmente,
en las zonas experimentales pequeñas, destinadas a la adopción de
técnicas y métodos, se podrá proceder a un recuento general.
Por otra parte, este modo de proceder permitirá entrar en contacto con
todas las familias, con todos los que
explotan la zona, lo que facilitará las relaciones ulteriores en el momento
de la preparación de planes y programas. Cuando se aplique el programa
a las zonas vecinas, la indagación podrá limitarse a encuestas de
sondeo, de muestreo, según las leyes del azar. Previamente, habrá
que delimitar perímetros homogéneos, en el plano físico y bi
ológi co ,y en el etni co.
- Será preciso en fin escoger un sistema de análisis estadístico de los datos.
La encuesta cuantitativa debe completarse con una encuesta "cualitativa", para definir la naturaleza del problema, determinar su lugar en la vida de la colectividad, circunscribir las dificultades que han de vencerse, localizar a los individuos y los grupos de individuos opuestos o interesados en la solución del problema, descubrir las soluciones posibles, evaluar los recursos disponibles para, remediar una situación particular mediante una medida apropiada, y formular los medios de aplicar la solución.
Para ello es preciso observar y registrar los hechos.
Las encuestas sociales específicas permiten comprender mejor, en los problemas
precisos que se estudian, el juego de las causas y de los efectos. Las observaciones
pueden enfocarse de tres maneras diferentes:
- la observación desde el interior (introduciéndose en el grupo social);
- la observación sistemática y controlada.
Lo más importante, es la encuesta propiamente dicha, sobre el terreno.
El éxito dependerá en gran parte de la actitud y de la competencia de los enumeradores. Estos deben, ante todo:- inspirar confianza por su seriedad, su actitud, su discreción, su tacto;
- hablar la lengua local;
- estar dispuestos a adaptarse el programa cotidiano de los aldeanos, que a menudo no están disponibles hasta la tarde;- estar dispuestos a vivir en la zona, durante algunas semanas;
- ser capaces de desplazarse a pie, en zona montañosa, en cualesquiera condiciones atmosféricas;- tener la competencia requerida (nivel de instrucción); - estar muy capacitados, bien preparados para esta tarea.
La formación profesional de los enumeradores debe ser cuidadosa. Sería
preferible que se encargase de ella el responsable de la encuesta.
La psicología de las relaciones humanas, la técnica de la entrevista,
los errores que han de evitarse son puntos importantes del programa de capacitación.
Cada punto del cuestionario debe analizarse detalladamente; han de precisarse
las unidades de medida y prever y examinar las diversas respuestas posibles.
Es evidente que los enumeradores tienen que estar muy al corriente del objetivo
de la encuesta y del programa, con el fin de hallarse en grado de responder
objetivamente a las preguntas que los habitantes de la zona no dejarán
de hacerles. Será preciso hacer ejercicios prácticos sobre el terreno
como complemento de la preparación teórica.
Los enumeradores tendrán que constituirse en equipo con el fin de obtener datos homogéneos. Cada día, el equipo deberá reunirse para intercambiar sus experiencias, consultar con el responsable de la encuesta, jefe del equipo, completar y modificar el cuestionario, si Esto se demuestra necesario, para facilitar la elaboración estadística.
Deberá invitarse a colaborar a los servicios oficiales de estadística, de asuntos sociales, de las comunidades locales tradicionales, etc. Habrá que tomar una decisión importante con respecto al nivel de la encuesta, es decir, si se hace de enumeración completa o de muestreo. En todos los casos convendrá delimitar los sectores, para tener en cuenta la diversidad de las condiciones ecológicas, de los diversos grupos étnicos, etc.