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SESION II. CONTRIBUCION DE LOS SISTEMAS DENDROENERGETICOS OPTIMIZADOS AL DESARROLLO RURAL, A LA PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE Y AL COMBATE DE LA DESERTIFICACION (continuo)

Cuadro 2. Componentes dendroenergéticos de los planes de acción forestal revisados

Orden de antigüedad del PAFTPaísMesa RedondaProyectos llevados a Mesa Redonda III
IIIIVTotal PAFTDendroenergia% Dendroenergía
No.$EE.UU.000No.$EE.UU.000Total NúmeroTotal PAFT
1Honduras01/88 46171 800614 26213.08.3
2Perú02/8903/9266180 00027 0003.03.9
3Colombia06/8903/9283232 00065 6857.22.5
4Bolivia06/8903/92115nd59 8654.3nd
5Costa Rica05/90 31208 41142 67012.91.3
6Panamá01/91 nd162 2601330.6nd0.2
7Ecuador01/91 59236 12368 50010.23.6
8Centroamérica09/91 20158 60017 1455.04.5
9Guatemala01/92 17126 00036 13617.64.9
10Nicaragua11/92 46272 000670 60013.026.0
11México10/93* ndndndndndnd
12Chile01/94 ndndndndndnd

* Fechas previstas según Actualización PAFT No. 29 (Junio 1993)

Nota: Los montos totales de Costa Rica, Ecuador y Panamá son estimados en base a informes de recursos externos requeridos y asumiendo 25% de contrapartidas nacionales. La información “nd” es accesible en los respectivos países y/o en la Unidad de Coordinación del PAFT en la Sede de la FAO en Roma.

La primera columna nos muestra en primera instancia la antigüedad de los 12 PAFN revisados. Honduras fue el primero en terminar su etapa de formulación y realizar una Mesa Redonda Internacional Tipo III (MRI), proponiendo 46 proyectos por un monto de $EE.UU.171,8 millones, de los cuales 6 proyectos por un monto de $EE.UU:14,3 (un 8,3% del total de los recursos requeridos). Se reporta [9] que a inicios de 1993 un buen número de los proyectos identificados en esta MRI están en ejecución, con compromisos externos acordados de $EE.UU.72,2 millones, y la participación de ODA, GTZ, CATIE, CARE, PNUD/FAO y los Países Bajos. El Boletín del PAFT no reporta cuáles de estos proyectos son dendroenergéticos, como tampoco para los demás países.

Perú, Colombia y Bolivia lanzaron sus PAFN en 1989, y los tres realizaron MRI IV en junio de 1992 para presentar sus avances y tropiezos durante la etapa de ejecución, proponer nuevas estrategias y proyectos, y buscar nuevos compromisos de parte de la comunidad internacional involucrada en el PAFT. A inicios de 1993, los compromisos externos en el PAFT de Perú ascendían a $EE.UU.32 millones, mientras que Colombia había acordado $EE.UU.24,7 millones en el mismo lapso. A fines de 1993, el PAFN de Colombia tenía 63 proyectos en ejecución con recursos locales de $EE.UU.11,7 millones para la vigencia presupuestal, y culminaba la negociación de $EE.UU.276 en paquetes financieros basados en créditos externos del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial. Mientras tanto, en Bolivia se encontraban 17 proyectos en ejecución por un total de $EE.UU.63,4 millones y se encontraban 26 en negociación por un total de $EE.UU.116 millones.

Costa Rica solamente destinó 4 proyectos por $EE.UU.2,7 millones (el 1,3% de la financiación requerida) a proyectos dendroenergéticos. Panamá es el país que menos inversión prevé en el tema, proponiendo solamente un proyecto de plantaciones para producir carbón vegetal, por un monto de $EE.UU.330 000 (0,2% del costo total de su PAFN). Ecuador, que también presentó su PAFN en 1991, propone 6 proyectos por $EE.UU.8,5 millones (3,6% del total). El PAFT Centroamericano presentó un solo proyecto de apoyo institucional a los componentes de leña y energía de sus países constitutivos ($EE.UU.7,1 millones, ó 4,5% de sus costos estimados). Guatemala siguió la misma tónica de todos los PAFN hasta ahora mencionados, al presentar solamente tres proyectos por un monto de $EE.UU.6,1 millones (el 4,9% de su presupuesto deseado).

Debemos destacar de este Cuadro la alta importancia otorgada por Nicaragua a la dendroenergía como estrategia prioritaria de su PAF. En efecto, postula 6 proyectos por $EE.UU.70,6 millones, que constituyen el 26% del total de recursos requeridos para implementación del Plan. En el Cuadro 3 veremos por qué.

Pero antes, expliquemos la clasificación definida. En la primera columna vemos cuatro grandes grupos de proyectos. Los primeros que se han denominado “Planificación y Gestión”, orientados a la definición o desarrollo de mecanismos institucionales, normas y políticas, metodologías de planificación, desarrollo y difusión de tecnologías, capacitación y estudios de mercado. Tienen en común que buscan apoyar los procesos y proyectos de Leña y Energía, pero no realizan inversiones directas en establecer plantaciones o financiar equipos de uso final o transformación de energía.

Conviene ya aclarar que las clasificaciones de proyectos en una u otra categoría de esta tipología no siempre es taxativa. Es decir, hay muchos proyectos de objetivos múltiples que bien pudieran clasificarse en más de una categoría o incluso en otro de los cinco Programas normales de un PAFN. Para resolver el primero de estos obstáculos, en el Cuadro se dividen los proyectos de varios objetivos (y los recursos de los mismos) en partes iguales entre los mismos. Por ejemplo, el proyecto de apoyo a los programas de leña y energía del PAFT Centroamericano busca cuatro tipos de resultados (desarrollo institucional, capacitación, difusión de tecnologías, estudios de mercado), de modo que a cada uno se le otorga un 0,25 en la línea de “Proyectos” y el 25% del presupuesto en la línea de “$EE.UU. 1 000” pues no hay elementos de juicio para hacer la distribución de otra manera. Lo interesante de las fracciones de proyectos no es la precisión de los montos, que de todas formas son indicativos, sino la indicación del tipo de acciones esperadas de los proyectos formulados.

Cuadro 3. Tipificación de proyectos dendroenergÉticos de 10 PAFT latinoamericanos revisados. Número de proyectos y monto requerido en $EE.UU.1 000.

Tipo de ProyectosBoliviaCentro AméricaColombiaCosta RicaEcuadorGuatemalaHondurasNicaraguaPanamáPerúPAFTS Muestra
Total%$EE.UU.
1. Planificación y Gestión0
0
1
7 145
2
2 731
0
0
0
0
1
60.6
0
0
0
0
0
0
0
0
4
9 936.6
7.24
1.1 Desarrollo Institucional y de Políticas Dendroenerg. 0.25
1 786.25
0.5
1 357
       0.75
3 143.25
2.29
1.2 Capacitación y Difusión de Tecnologías 0.5
3 572.5
        0.5
3 572.5
2.60
1.3 Desarrollo de Metodológía  1.5
1 374
       1.5
1 374
1.00
1.4 Estudios y Organización de Mercados Comerciales 0.25
1 786.25
   1
60.6
    1.25
1 846.85
1.35
2. Incremento de Oferta con Participación Comunitaria4
8 932
0
0
2
4 620
1
210
3
5 900
1
4 375
3
13 412
2
13 600
1
330.6
2
7 000
19
58 279.6
42.45
2.1 Plantaciones Dendro-energéticas  2
4 620
  0.5
4 375
1
4 020
1
12 500
 2
7 000
6.5
32 515
23.69
2.2 Establecimiento de Bosques de Uso Múltiple3
7 378
   2
5 400
     5
12 778
9.31
2.3 Manejo Sostenido de Bosques existentes con fines energéticos     0.5
4 375
1
1 641
   1.5
6 016
4.38
2.4 Carbonización1
1 554
  1
210
1
500
 1
8 392
1
1 000
1
330.6
 6
12 986.6
9.46
3. Ahorro de leña y carbón1
933
0
0
2
1 913
3
2 460
1
1 100
1
1 700
3
850
1
19 500
0
0
0
0
12
28 456
20.73
3.1 Estufas Mejoradas1
933
 1
317
 1
1 100
1
1 700
 1
19 500
  5
23 550
17.16
3.2 Aplicaciones Industriales o Agroindustriales  1
1 596
3
2 460
  3
850
   7
4906
3.57
4. Aplicaciones No Tradicionales0
0
0
0
1
1 501
0
0
2
1 500
0
0
0
0
3
37 600
0
0
0
0
6
40 601
29.58
4.1 Electrificación (gasificación y dendrotérmicas)  0.5
750.5
 2
1 500
  3
37 600
  5.5
39 850.5
29.03
4.2 Secado, aprovechamiento de residuos de asserraderos, otros  0.5
750.5
       0.5
750.5
0.55
Total de Proyectos Dendro- energéticos por PAFT y valor en $EE.UU. 1 0005
9 865
1
7 145
7
10 765
4
2 870
6
8 500
3
6 135.6
6
14 262
6
70 600
1
330.6
2
7000
41
137 273.2
100.0

Los demás proyectos se clasifican en las tres dimensiones previamente identificadas. En primer lugar, encontramos proyectos orientados a incrementar la oferta o disponibilidad de biomasa leñosa, siempre con participación comunitaria, a través básicamente de cuatro modalidades:

  1. Plantaciones dendroenergéticas per se. En contraposición a la siguiente modalidad, aquí se plantean casos donde la escasez de leña sólo puede ser atacada directamente con especies aptas para leña en vez de madera en general, y muchas veces con propósitos de comercialización hacia mercados que presionan sobre los relictos boscosos. Es decir, no se trata necesariamente de plantaciones para auto-abastecimiento campesino, que se ven más claramente propiciadas en la siguiente modalidad.

  2. Establecimiento de bosques de uso múltiple. Teniendo en cuenta que los habitantes rurales requieren solución a sus problemas de ingresos y madera y materias primas para propósitos adicionales a la cocción, definitivamente es importante el impulso a los sistemas agroforestales y de uso múltiple del bosque como estrategia para vincular al campesino a la reforestación. Estos proyectos se identifican como productores de leña, pero no de manera excluyente de la producción de otros productos.

  3. Manejo sostenido de bosques naturales o existentes con fines energéticos. Estos proyectos realmente buscan el ordenamiento de bosques para la extracción sostenible no solamente de leña sino de postes y otros productos forestales. Su importancia radica en su búsqueda de la perdurabilidad del recurso, pero puede cuestionarse si el uso energético es el más determinate o si los proyectos realmente no son de leña y energía.

  4. Establecimiento o manejo de bosques para producir carbón vegetal, asociados a mercados previamente identificados. Aquí la idea es el cultivo y la conversión de madera en carbón vegetal tanto como negocio para los campesinos como para mitigar el impacto deforestador propiciado por los métodos tradicionales de carbonización en hornos de tierra.

Surge aquí la importancia del segundo obstáculo de clasificación previamente esbozado, que es más difícil de superar sin tener mayor información sobre la naturaleza del resto de los proyectos de los PAFN. Por ejemplo, los proyectos de la modalidad de uso múltiple bien pudieran haberse clasificado dentro del programa del “Arbol en el Uso de la Tierra,” junto con otros de manejo racional de cuencas hidrográficas o de agroforestería. Eso indica también que en este último tipo de proyectos fácilmente puede haber elementos de incremento de la oferta de leña que no se circunscriben a los 41 proyectos revisados. De hecho, en el caso de Colombia, con el transcurso de la ejecución del PAFC se optó por la estrategia dual de mantener inicialmente dos proyectos de 5 000 ha de plantaciones de leña cada uno (más 2 000 de agroforestería en un caso) y, a la vez, explicitar las metas de áreas y volúmenes de leña a obtener en el conjunto mucho mayor de más de 200 subproyectos de microcuencas. Por otra parte, es posible que en los proyectos de desarrollo industrial o en los de manejo sostenido de los bosques naturales de algunos PAFN se hallen elementos de las demás modalidades.

Un tercer tipo de proyectos dendroenergéticos encontrados se refiere a los de ahorro de leña y carbón vegetal. Hay aquí también dos vertientes, una preocupada por la disminución del consumo domiciliario a través de la difusión de estufas mejoradas, y otra más orientada a mejorar la eficiencia del consumo de leña y carbón con fines productivos o comerciales. Los siete proyectos aquí señalados se orientan al desarrollo o difusión de trapiches mejorados (autosuficientes con bagazo), al mejoramiento de las eficiencias térmicas de las industrias ladrilleras o de barro, de los beneficios de café, las caleras y la producción de sal. Todas éstas tienen en común que se trata de industrias de tecnologías tradicionales y altos consumos de leña presentes en muchos países de la Región, por lo que su exitosa realización puede demostrar los caminos hacia la reducción efectiva de la demanda del combustible e incluso el mejoramiento de la calidad de los productos procesados.

Finalmente, encontramos los proyectos que buscan emplear la madera como fuente energética con tecnologías distintas a las tradicionales, particularmente para la generación eléctrica en los casos revisados. He aquí la razón para la alta participación de leña y energía en el PAF-Nicaragua, pues propone plantas dendroenergéticas en tres zonas: Bluefields ($EE.UU. 9,6 millones para 5 MW, ahorro de 12–15 000 toneladas al año de petróleo mediante el empleo de 63 000 m 3), en la zona minera del Atlántico Norte ($EE.UU. 17,85 millones para 10 MW), en la región Pacífico ($EE.UU. 10,15 millones para 5–15 MW). Esto indica el valor que le otorga Nicaragua no solamente a la sustitución de combustibles fósiles importados sino al papel que puede jugar un sector forestal diversificado en el futuro económico del país. Además, el PAF-Nicaragua pretende desarrollar un ambicioso programa de difusión de estufas mejoradas (US $19,5 millones) para racionalizar el consumo de leña y plantaciones de leña y carbón vegetal por $EE.UU. 13,5 millones.

El cuadro permite ver que de los 10 PAFN en ejecución, solamente Colombia presenta proyectos en las cuatro áreas, mientras Ecuador, Guatemala y Nicaragua tienen en tres. Bolivia, Costa Rica y Honduras solamente tienen proyectos en las áreas de aumento de oferta y ahorro, mientras Perú y Panamá solamente tienen en el área de producción. Por su carácter supranacional, el PAFT Centroamericano solamente trabajará a nivel de desarrollo institucional, dejando a los países la ejecución de proyectos de campo a través de sus PAFN. Después de Nicaragua, Honduras es el país con mayor inversión prevista en proyectos de leña y energía, seguidos de Colombia, Bolivia y Guatemala. El cuadro indica el interés relativo de cada país en las distintas áreas, no sólo por el número de proyectos sino por los recursos financieros que le corresponden.

Honduras destina $EE.UU. 13,4 millones al aumento de oferta, de los cuales $EE.UU. 9,4 millones a la producción de carbón vegetal para el mercado. El ahorro de leña tiene un peso bastante inferior ($EE.UU. 850 000). Colombia asigna $EE.UU. 4,6 millones al aumento de oferta de leña, $EE.UU. 2,7 millones a sus procesos de planificación y gestión, $EE.UU. 1,9 millones al ahorro (sobre todo agroindustrial, con $EE.UU. 1,6 millones) y $EE.UU. 1,5 millones a un proyecto de aprovechamiento dendroenergético en áreas boscosas (generación eléctrica y secado de madera). Bolivia estructura sus prioridades dendroenergéticas de manera similar a Honduras: $EE.UU. 8,9 millones para aumento de oferta y $EE.UU. 933 000 para ahorro de leña.

Por áreas, indudablemente predominan los proyectos de incremento de la oferta, con 19 de los 41 proyectos revisados y el 42,5% de los requerimientos financieros totales ($EE.UU. 58,3 millones entre todos). Los 8 proyectos de plantaciones de leña dan cuenta de la mayoría de los recursos (23,7%), seguidos de los 6 proyectos orientados a la producción de carbón vegetal (9,5%) y muy de cerca de los 5 proyectos de bosques de uso múltiple (9,3%).

En segundo lugar vienen los proyectos de aplicaciones no tradicionales, sobre todo de generación eléctrica, con inversiones previstas de $EE.UU. 40,6 millones (29,6%). Le siguen los de uso eficiente de la dendroenergía, con $EE.UU. 20,7 millones. A pesar de la creciente importancia atribuida a la racionalización del consumo de la leña a nivel agroindustrial y de industrias rurales, por la presencia del proyecto grande nicaragüense las estufas mejoradas se llevan la mayor parte del presupuesto previsto aquí ($EE.UU. 17,2 millones). Por último, con $EE.UU. 9,9 millones ó 7,2% de los recursos previstos, se encuentran los proyectos de planificación y gestión dendroenergética.

Conclusiones y Recomendaciones

Para comenzar con las conclusiones, lo primero que encontramos es que los componentes dendroenergéticos de los PAFN tienden a tener un perfil muy bajo, casi nulo, dentro de los mismos (salvo en Nicaragua, como hemos visto). En general, no superan el 5% de la inversión total prevista por los PAFN, lo que es un indicio de su baja prioridad en el contexto general de los planes. El autor estima que esta situación se debe a una pobre sustentación y priorización estratégica de los equipos nacionales de formulación del componente leña y energía del PAFT, pero también es posible que objetivamente los demás subprogramas confronten problemas más graves y requieran todos esos recursos para ellos identificados, o que simplemente los países en el hecho hayan abordado la dendroenergía dentro de procesos más integrales de otros programas (e.g. plantaciones forestales, manejo de cuencas, agroforestería, manejo forestal, industria forestal). Algo de esto ha pasado en Colombia donde varios proyectos se han integrado desde que se puso en marcha el PAFC en 1989. Para analizar la integración de la dendroenergía en otros programas, que puede ser significativo, habría que estudiar los PAFN en su conjunto.

Por otra parte, muchos PAFT de la Región realmente no están implementando ni proyectos dendroenergéticos ni otros, porque han puesto demasiadas expectativas en la ilusión de recursos externos con una limitada respuesta o compromiso de la comunidad internacional en la cofinanciación de sus propios PAFN 6. Así, vemos que años después de realizadas sus Mesas Redondas III, los niveles de ejecución en muchos países son muy bajos. La experiencia colombiana, que no es un caso típico del PAFT, ha sido que para poder desarrollar el plan Nacional de Acción, ha tocado depender principalmente de esfuerzos organizativos propios y financieros, para lo cual se ha logrado movilizar y contar con el decidido apoyo político del Gobierno Nacional. Aunque haya razones válidas para preferir las donaciones internacionales, también es cierto que al llegar a las Mesas Redondas III los países de la Región están adquiriendo un compromiso con sus generaciones actuales y futuras de revertir los procesos históricos de depredación de los recursos naturales, y son muchos los compatriotas pobres que se aspira beneficiar con los PAFT.

6 De los 16 países presentes en la segunda reunión de coordinadores nacionales del PAFT de la Región en 1992 [7], siete (Argentina, Colombia, Cuba, Honduras, Panamá, perú y República Dominicana) señalaron este escollo; 4 se encontraban optimistas con el apoyo internacional ofrecido (Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Guatemala); y 5 aún no se manifestaban pues estaban en proceso de formulación (Chile, Uruguay y Nicaragua) o ajustando sus PAFN por razones internas (El Salvador y México).

Esto lleva a otra reflexión sobre los componentes de Leña y Energía de la mayoría de los PAFT de la Región. Salvo en el caso del PAFT Centroamericano y de los de Chile y Colombia, no se nota demasiada atención a los aspectos político-institucionales en los programas dendroenergéticos, y por lo tanto es necesario que los países prosigan de una manera más permanente y activa la organización de los mecanismos y regulaciones para afrontar los retos dendroenergéticos. Esto no necesariamente cuesta mucho dinero. por lo que tal vez se puede financiar con recursos operativos propios de cada instancia de gestión, pero si no se organizan a manera de proyectos o actividades concretas que inicien su implentación con recursos nacionales inmediatamente después de la MRI, se pierde mucho tiempo y ánimo de los participantes en el proceso mientras se “esperan los recursos” de inversión. Hay que ser un poco más efectivo y agresivo en venderle a los decisores políticos la importancia de no solamente reconocer las dimensiones del tema, sino de actuar consecuentemente para resolverlo, y si no se continúa el trabajo de planificación-gestión, los componentes dendroenergéticos del PAFT se pueden fácilmente disipar.

Es posible desarrollar estrategias para aumentar la participación dendroenergética en los PAFN, por sí misma y/o como elemento estratégico de otros componentes (e.g. manejo integral de cuencas, agroforestería, forestería social). Se sugiere que para elevar el nivel y posibilidades de impacto positivo concordante con la magnitud y oportunidades de desarrollo dendroenergético, se actúe en cuatro frentes muy distintos de trabajo:

1. El autoabastecimiento del hogar campesino

Distinguir la problemática de abastecimiento de los hogares rurales auto-recolectores de todos los demás segmentos de consumo, y abordar sus soluciones fundamentalmente a través de proyectos o procesos multi-propósito. Proyectos unidimensionales de estufas o bosques de leña para estos consumidores no pueden contar con mayores posibilidades de éxito porque no tienen con qué o no ven porqué invertir en una u otra solución de un problema que no necesariamente perciben. Es decir, salvo en áreas de escasez aguda de leña, el campesino latinoamericano encuentra libremente y sin exagerado trabajo su “leñita gratuita”, sin necesidad además de talar por encima de la capacidad de regeneración natural.

2. El abastecimiento concentrado de leña y carbón vegetal

Entre el 30 y el 70% de la leña consumida en la mayoría de nuestros países ya es comercializada. Se trata de leña concentrada espacial o temporalmente: en el primer caso, en zonas pequeño-urbanas, barrios marginales de las ciudades, circuitos de comidas típicas, industrias rurales; en el segundo, en procesos agroindustriales como el trapiche panelero o el beneficio de café. Por haberse convertido en un bien transable, los campesinos talan por encima de sus propias necesidades de cocción y/o de regeneración natural, para vender la leña en los mercados, generalmente en manos del mismo tipo de transportistas intermediarios que en sus demás productos agropecuarios. Esta leña comercial presenta los mayores problemas ambientales en los países con bajo control del aprovechamiento forestal. Pero también por sus mismas características de bienes transados, de movilización voluminosa y concentración espacial conocida, brinda oportunidades de acción institucional tanto de tipo regulatorio (frente a la atomización y dispersión del autoconsumo campesino) como para propiciar la penetración de tecnologías de uso eficiente, la sustitución de combustibles o el establecimiento de cultivos dendroenergéticos con fines comerciales. Aquí tiene una enorme posibilidad de impacto productivo y ordenado el sector forestal en el desarrollo de los países, pues no hay que olvidar que casi en todos los casos se comercializan mayores volúmenes de leña que de la misma madera industrial.

3. La sustitución o complementación de recursos energéticos convencionales

Inaccesibles por razones financieras o falta de infraestructura de distribución, tanto en comunidades rurales aisladas, industrias rurales y aserríos, como para integrar plantas dendroenergéticas a los sistemas nacionales de generación eléctrica. Se trata, pues, de la introducción y difusión de tecnologías de generación eléctrica o motores de gasógenos con base en los recursos forestales propios, especialmente atractivo para países importadores de petróleo, con desempleo rural y que buscan propiciar la forestación con fines económicos y ambientales adicionales.

4. Aspectos político-institucionales

En casi todos los países es evidente la insuficiencia de información actualizada y verificable sobre los volúmenes y flujos dendroenergéticos; los niveles de decisión política no impulsan o facilitan la acción dendroenergética; las comunidades no perciben el problema de la leña para cocinar tanto como el de obtener los alimentos para llenar la olla. En fin, las condiciones no son propicias para desarrollar programas dendroenergéticos de envedrgadura. Por ello, el autor cree necesario complementar los proyectos PAFT de Leña y Energía con proyectos de planificación y gestión que permitan tanto mejorar los conocimientos específicos de base para orientar las acciones e inversiones futuras como para producir un “clima” de acción dendroenergética positiva por parte de las autoridades, las ONGs y la sociedad en general.

El conocimiento grueso de la situación, las perspectivas y las opciones de solución dendroenergética están bastante claras en América Latina desde hace 15 años. Nada ha cambiado desde los diagnósticos de Nairobi, salvo quizás que la situación de deterioro de recursos forestales y desorganización de los mercados de leña se han profundizado. Ahora lo que hace falta es que los países que se han comprometido en sacar adelante sus PAFN actúen para perfeccionar e instrumentar las soluciones.

Ahora el reto para la Red Latinoamericana de Cooperación Técnica en Dendroenergía es encontrar la forma de reforzar en sus países los nexos de apoyo institucional y técnico con los encargados del desarrollo de los PAFN en busca de una retroalimentación mutua y conjunción de fuerzas. La Red debe encarar hacia el futuro inmediato la formulación de acciones y proyectos dendroenergéticos para reforzar este componente en sus PAFN, pues se nota que quienes participan en uno u otro esfuerzo en los países realmente no están integrando esfuerzos en torno a sus propósitos dendroenergéticos comunes (salvo cuando ambos temas recaen sobre la misma persona o grupo institucional).

Para terminar, permítanme puntualizar unos cuantos consejos estratégicos para encarar este proceso:

Referencias bibliográficas

  1. FAO, Comité de Desarrollo Forestal en los Trópicos. Programa de Acción Forestal en los Trópicos. Roma 1985

  2. FAO, Programa de Acción Forestal en los Trópicos. PAFT: Principios Operativos. Roma, Noviembre 1991.

  3. FAO, Programa de Acción Forestal en los Trópicos. Segunda Reunión de Coordinadores Nacionales de los Países de Lengua Española de América Latina y el Caribe. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, marzo 1992. Edición: Santiago, 1992.

  4. FAO. A Decade of Wood Energy Activities within the Nairobi Programme of Action. Rome: Working Document for UNDIESA, May 1991.

  5. MONTALAMBERT, M.R. y CLEMENT, J. Disponibilidad de Leña en los Países en Desarrollo. FAO, Roma 1983.

  6. FAO/RLAC. Informe de la Mesa Redonda sobre Dendroenergía. Santiago de Chile, Enero 1984.

  7. FAO/ESCOLA FEDERAL DE ENGENHARIA DE ITAJUBA. Memoria Reunión de la Red Latinoamericana de Cooperación Técnica en Dendroenergía y Constitución de la Red Brasileña en el Tema. Itajuba Brasil, Octubre 1991. Edición: Santiago, 1992.

  8. FAO. TFAP Briefing Note (Draft) Wood Fuels and Energy, Rome: FAO Forestry Department, Forest Product Division - TFAP Coordinating Unit. July 1991.

  9. FAO, Programa de Acción Forestal en los Trópicos. Actualización PAFT No. 29. Roma: Unidad de Coordinación del PAFT. 15 de Junio de 1993.

  10. COMISION CENTROAMERICANA DE AMBIENTE Y DESARROLLO. Plan de Acción Forestal para Centroamérica “Leña y Energía”. San José, Octubre 1990.

  11. COMISION CENTROAMERICANA DE AMBIENTE Y DESARROLLO. Plan de Acción Forestal para Centroamérica. Documento Perfiles. San José, 1991.

  12. CENTRO DE DESARROLLO FORESTAL. Plan de Acción para el Desarrollo Forestal 1990 – 1995. La Paz, Bolivia, 1989.

  13. CENTRO DE DESARROLLO FORESTAL. Plan de Acción para el Desarrollo Forestal 1990 – 1995 ANEXO 1 PERFILES DE PROYECTOS. La Paz, Bolivia, 1989.

  14. TORRES, J.E., VALLEJO, D. Y GARCIA, C. Situación Actual y Perspectivas de Acción en Materia Dendroenergética en Colombia. Proyecto № 11 Dendroenergía, Plan de Acción Forestal para Colombia, Bogotá, Departamento Nacional de Planeación - Gobierno de Holanda: Tomo I (Diagnóstico), Julio 1988; Tomo II (Informe Final), Agosto 1988.

  15. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION. Plan de Acción Forestal para Colombia. Perfiles de Proyectos. Bogotá, Junio 1989.

  16. DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION. Plan de Acción Forestal para Colombia: Gestión 1989–1992. Bogotá: DNP/Gobierno de Holanda/FAO, Febrero de 1992.

  17. MINISTERIO DE RECURSOS NATURALES, ENERGIA Y MINAS. Plan de Acción Forestal para Costa Rica. Documento Base. San José, Mayo 1990.

  18. MINISTERIO DE RECURSOS NATURALES, ENERGIA Y MINAS. Plan de Acción Forestal para Costa Rica. Perfiles de Proyecto. San José, Mayo 1990.

  19. MOYA, JUAN. Contribución del Sector Forestal al Desarrollo Rural y la Dendroenergía. Santiago de Chile, Plan de Acción Forestal, Diciembre 1991.

  20. MINISTERIO DE AGRICULTURA Y GANADERIA - SUBSECRETARIA DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES. Plan de Acción Forestal 1991 – 1995 Vol.2: Principales Problemas, Estrategias y Políticas, Programas de Acción, Perfiles de Proyecto. Quito, 1991.

  21. MINISTERIO DE AGRICULTURA Y GANADERIA - SUBSECRETARIA DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES. Plan de Acción Forestal del Ecuador P.A.F.E. Perfiles de Proyectos. Quito: Mesa Redonda Internacional, 1991.

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  27. REPUBLICA DE NICARAGUA. PLAN DE ACCION FORESTAL NICARAGUA - Parte III Perfiles de Proyectos. Managua, Nicaragua. Agosto 1992.

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  29. INSTITUTO NACIONAL DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES. Plan de Acción Forestal de Panamá. Perfiles de Proyectos. Panamá, 1990.

  30. MINISTERIO DE AGRICULTURA - PROGRAMA NACIONAL DE ACCION FORESTAL - PNAF. Informe: El Componente Dendroenergético del Plan de Acción Forestal del Perú. Preparado para FAO/RLAC, Lima, Septiembre 1992.

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ACCIONES DEL PROYECTO MADELEÑA PARA RESOLVER LA ESCASEZ DE LEÑA EN AMERICA CENTRAL.
Dr. Philip G. Cannon, Líder del Proyecto Madeleña-3. CATIE, Costa Rica.

El Proyecto “Leña” (Leña y Fuentes Alternas de Energía), madre del Proyecto Madeleña, empezó a ejecutarse en el CATIE en 1980. Dos de sus primeros objetivos fueron definir la magnitud y la ubicación de la escasez de leña en América Central y encontrar especies leñosas aptas para crecer en la zona y para dar una solución al problema.

El Ing. Héctor Martínez, uno de los principales investigadores de este primer proyecto, publicó un resumen sobre la problemática de la leña en un seminario sobre el mismo tema, que tuvo lugar en el CATIE. En su mapa mostró que las áreas más afectadas son las de la zona seca de la costa pacífica de América Central (mayormente terrenos bajo los 800 msnm y con menos de 1 800 mm de lluvia por año) y en algunas partes de la zona alta, especialmente donde hay ciudades grandes como Tegucigalpa y la Ciudad de Guatemala (Martínez, 1985).

En el Cuadro 1, se presenta un análisis de la severidad de la escasez de la leña en los países de América Central. Se puede notar que el país más afectado es El Salvador, sin duda porque está ubicado totalmente en la costa árida del Pacífico y por tener una alta densidad de población.

Desde 1985, cuando estos hechos fueron presentados por Martínez, se estima que la situación se ha empeorado. En las zonas rurales, especialmente en las zonas áridas, la leña es cada vez más escasa; se estima que la familia de un pequeño agricultor en algunas zonas, puede gastar entre un 25 a un 35% de su tiempo laboral en la búsqueda de leña. En las ciudades la situación es cada vez más grave, en ellas hay millones de personas pobres y cada vez llega más gente pobre desde las zonas rurales que usan leña para cocinar.

Se estima que ellos ahora pueden estar pagando tanto para leña como para alimentación (Rodolfo Salazar, CATIE, comunicación personal). Y eso es solamente tomando en cuenta el impacto de esta escasez sobre la población que usa leña. Esta escasez, también está provocando un gran impacto negativo sobre el medio ambiente, las cuencas hidrográficas son degradadas y los suelos se pierden, los ríos están cargados de lodo, genotipos invaluables están perdiéndose y, globalmente, la capacidad de sostener la vida está disminuyendo.

Cuadro 1. Abastecimiento de leña en los países de América Central. (Dulin, 1984)

SituaciónCosta RicaEl SalvadorGuatemalaHondurasPanamáAmérica Central
km2(%)km2(%)km2(%)km2(%)km2(%)km2(%)
Muy crítica*  9 98019 13 30518 1908737 6503522 60035  8 13011112 70023
Crítica26   1 290  612 0001112 0001115 92021  75 23515
Potencial crítica  5 95012  1 340  6  5 41055 4105  1 2002  27 650  6
Satisfactoria  5 70011     851  8 44088 4408  7 40010  62 72513
Más que Satisfactoria            
   16 32032       0044 6804144 6804141 40056207 21043

* Incluye áreas urbanas metropolitanas

Frente a este problema, una pregunta obvia es ¿qué es lo que se puede hacer para resolver el problema? En este informe no se pretende presentar todo el esfuerzo que varias entidades están llevando a cabo en América Central, sino que solamente destacar algunas de las actividades que el Proyecto Madeleña viene desempeñando y apoyando.

Además de documentar la problemática, en el Proyecto Leña, se inició una serie de 250 ensayos a lo largo del Istmo, para permitir mejores prácticas silviculturales. Por ejemplo, había ensayos de especies (de más de 500 especies probadas) y de procedencias, en diferentes suelos y en una amplia gama de zonas de vida.

También había ensayos con varias técnicas de establecimiento. Además de estos ensayos, se establecieron 6 000 parcelas permanentes, para monitorear el crecimiento de 20 de las especies más prometedoras. Estas parcelas y ensayos han sido medidos cuidadosamente, cada año.

Después de 13 años de haber iniciado el Proyecto, el banco de datos de Madeleña-3, MIRA (Manejo Integrado de Recursos Arbóreos) ya tiene una gran cantidad de datos silviculturales que pueden y son utilizados para zonificar las especies, determinar sus índices de sitio y desarrollar modelos de crecimiento y rendimiento.

Estos datos, cuando son debidamente analizados, son básicos para la elección de especies para plantar y para la toma de decisiones en cuanto a su manejo.

Hasta la fecha, se han producido 195 publicaciones que han usado, por lo menos en parte, datos recolectados de estos ensayos. Estas publicaciones incluyen 14 “Guías silviculturales” sobre las especies más prometedoras y 52 “Silvoenergía” que abarcan varios temas relacionados con el crecimiento de árboles para leña y/o madera. También en la medida en que los árboles en estas parcelas vayan creciendo, habrá más información valiosa para el banco de datos.

Aunque los cinco primeros años del proyecto fueron orientados hacia la búsqueda de soluciones técnicas silviculturales, para resolver el problema de la leña, en los proyectos subsiguientes de Madeleña hubo un progresivo reenfoque del énfasis, hacia la difusión de la tecnología probada, mediante la extensión. El objetivo era mejorar la calidad de vida de los pequeños y medianos agricultores de América Central, ayudándoles a ser por lo menos autosuficientes en la producción de leña, madera y otros productos que pueden brindar los diferentes árboles (taninos, frutos, forraje, cercas vivas, sombra para cultivos como café y cacao y para animales en potreros, rompevientos, barreras vivas contra la erosión, entre otros). Al mismo tiempo, este esfuerzo tendrá un impacto en las ciudades (menos migraciones del campesinado hacia las ciudades, menor costo de combustible para la gente de bajos ingresos que vive en las ciudades, protección de las cuencas hidrográficas y conservación del bosque natural, entre otros beneficios).

En su esencia, la manera en que Madeleña viene trabajando en el campo de la extensión se muestra en la Figura 1. Madeleña genera información técnico-silvicultural y la está distribuyendo a los extensionistas de los 25 organismos de enlace (mayormente ONG), que operan en los seis países de América Central (no se incluye Belice por el momento). Esta distribución se realiza mediante libros, revistas, plegables, cartillas, así como talleres, cursos y seminarios, siempre organizados por Madeleña y la contraparte en la institución forestal en cada país. En general, la idea de todas estas publicaciones y “cursos” es de armar al extensionista con toda la información silvicultural necesaria y con el entrenamiento sobre cómo presentar la información, para que él pueda compartir sus conocimientos con los agricultores; ayudarles a decidir qué tipo de actividades forestales serían más convenientes (rentables) para ellos y encaminarles al inicio. La idea es tener sistemas tan fáciles de entender e instalar y tan útiles, que en muy poco tiempo y con poca asistencia por parte del extensionista al principio, el agricultor pueda hacer una reforestación adecuada por sí solo.

Figura 1. Trabajo de extensión de Madeleña

Figura 1.

Hasta la fecha, los extensionistas capacitados por Madeleña han ayudado a más de 5 600 agricultores a iniciar sus actividades forestales y agroforestales. Esta cifra parece muy significativa sin embargo es menos del 0,5% de los agricultores en América Central. Asimismo, se espera que los agricultores vecinos, al ver las bondades de estas prácticas forestales en una finca, vayan adoptándolas también en sus fincas. Desafortunadamente no se dispone de cifras que indiquen la irradiación a agricultores vecinos, pero en algunas zonas este efecto multiplicador es tan obvio que aparentemente comunidades enteras están involucradas.

Aunque el establecimiento de la red de organismos de enlace ha costado unos años, ya está funcionando bien. Se nota un gran entusiasmo por parte de los extensionistas que participan en los cursos y talleres, y en el campo se ven los viveros y las plantaciones de árboles. Quizás el argumento más fuerte para mostrar que Madeleña-3 está ofreciendo un servicio útil para América Central, es que además de los 25 organismos de enlace existentes, ya hay 46 más que han expresado, formalmente su interés en establecer esta relación. Los funcionarios de Madeleña, estarían dichosos de poder asistir a todos estos organismos, pero se tiene conciencia de que no se deben diluir los esfuerzos con los organismos que ya están involucrados.

Madeleña-3 ofrece a las entidades interesadas en la solución de los problemas planteados, un real deseo de colaboración.

Referencias bibliográficas

MARTINEZ, H. 1985. El problema de la leña en zonas secas de América Central: necesidades de investigación. pp 77–90. En: Salazar, R. Ed. Técnicas de producción de leña en fincas pequeñas. CATIE.

DULIN, P. 1984. Situación leñera en los países centroamericanos. Turrialba, Costa Rica. CATIE. Informe Técnico No. 51. 52 p.


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