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Panel 2: Ecología (continuo)

ARBUSTOS FORRAJEROS EN LIBIA

Fernando Riveros
Oficial Principal - Grupo de Pastizales y Cultivos Forrajeros
Dirección de Producción y Protección Vegetal, FAO
Roma, Italia

1. INTRODUCCION

En 1973, la Jamahiríya Socialista Popular Arabe de Libia decidió mejorar las praderas y desarrollar la ganadería, con el objeto de reducir las importaciones y alcanzar autosuficiencia en carne.

Como política nacional en Libia, se considera como praderas a aquellas que se encuentran entre las isoyetas de 50 y 200 mm de precipitación. Sobre los 200 mm las tierras arables se reservan para prácticas agrícolas. La producción de las praderas bajo los 50 mm es insignificante.

Por consiguiente, se crearon 17 proyectos con ese fin, y se les distribuyó de poniente a oriente a lo largo de las praderas costeras.

Se preparó un programa de praderas dedicado al mejoramiento de los proyectos en la materia, denominado perímetros de pastoreo, y se ha desarrollado con la aplicación de diversas técnicas: prohibición, escarificación, resiembra, conservación de suelos y plantación en gran escala.

La plantación de especies arbustivas forrajeras tuvo —y aún tiene— un importante lugar en este programa, orientado a la creación de una reserva forrajera para los animales durante las temporadas de sequía.

Se han plantado casi 60.000 há en terrenos apropiados, principalmente con Acacia y Atriplex. Más del 70% de estos arbustos forrajeros se encuentra en su etapa óptima de producción, y está siendo explotado por los animales.

En forma paralela a la plantación en gran escala, y bajo la recomendación de Proyectos de Praderas de la FAO, se plantaron alrededor de 35 especies en arboretums y pastoretums (Wishtata, Wadi Sasu, South Zliten, Wadi M'rah) con propósitos experimentales, orientados a estudiar su desempeño en las condiciones locales, su palatabilidad y su uso.

El presente trabajo entrega un resumen de la selección de especies, la técnica de plantación y el manejo de los arbustos.

2. ESPECIES ARBUSTIVAS FORRAJERAS

Las principales especies de este tipo plantadas en gran escala en los perímetros de pastoreo son las siguientes, en orden de importancia:

2.1 Acacia cyanophylla (Acacia saligna)

Esta muy conocida especie ha dado buen resultado, principalmente en dunas de suelos arenosos profundos, con precipitación anual equivalente a 200 mm.

La densidad de plantación varía entre 200 y 400 plantas por há, con producción anual entre 300 y 3.000 kg de materia seca (MS) digerible por há, con un promedio de 800 kg/há.

Su longevidad se estima en 7 a 12 años, si la especie no es explotada. La regeneración sólo se nota cuando la precipitación excede de 250 mm anuales, y donde el suelo es arenoso profundo.

2.2 Atriplex nummularia

Esta especie se establece con éxito en suelos profundos limosos y limoso arenosos, que reciban 150 mm de precipitación lluviosa y escurrimiento.

La densidad de plantación varía entre 1.200 y 1.800 plantas por há, y su producción se estima entre 300 y 2.000 kg MS/há, con un promedio de 1.000 kg MS/há.

Su longevidad en condiciones locales oscila entre 6 y 10 años. Se observó regeneración sólo en lugares excepcionales.

2.3 Atriplex halimus

Esta especie local es más resistente que A. nummularia a la aridez, y da buenos resultados en todo tipo de suelos, incluso en donde hay yeso y sal.

Su densidad de plantación es igual a la de A. nummularia. Sin embargo, la producción es menor, entre 150 y 1.500 kg MS/há-año, con un promedio de 600 kg.

Su longevidad tiene un rango de 7 a 10 años, pero con muy buena regeneración.

2.4 Atriplex canescens

Posee ecología diferente a la de A. nummularia, y ha dado buenos resultados, particularmente en suelos arenosos profundos y dunas.

Se le planta con la misma densidad que las otras especies de Atriplex, y su producción es más o menos equivalente a la de A. halimus.

Su longevidad se estima en 8 a 10 años, no habiéndose observado regeneración.

2.5 Calligonum comosum

Esta especie local sahariana se emplea con éxito en dunas móviles y sitios muy secos (menos de 150 mm de precipitación).

Su densidad de plantación es de 1.300 plantas por há, con una producción estimada de 600 kg MS/há-año. Su longevidad es muy larga. Sin embargo, sólo es apetitosa para camellos y cabras.

2.6 Opuntia ficus-indica

Esta especie requiere de más humedad, suelos profundos y más materia orgánica. Se le plantó sólo en pequeña escala (Bir El Ghanem, Zliten), y su éxito fue, en general, pobre.

Su densidad es de unos 300 arbustos por hectárea.

2.7 Acacia tortilis (Acacia raddiana sp tortilis)

Originalmente, se pretendía plantar esta especie local en proporción de 10%. Sin embargo, su éxito fue insignificante, debido al rápido desarrollo de raíz larga en el vivero.

Requiere de un tratamiento especial, y se le debe mantener menos de tres meses en el vivero.

2.8 Periploca laevigata

Esta especie local fue ensayada en pequeña escala en la Zona Central (Bogrine, Wadi Sasu, Wadi M'rah) y el resultado ha sido promisorio, gracias a su resistencia a la aridez. Si bien su crecimiento en las etapas iniciales es bajo, consideramos que Periploca laevigata tiene futuro en el mejoramiento de praderas.

2.9 Otras Especies Arbustivas Forrajeras

En ensayos para estudiar la adaptación de los arbustos forrajeros a las condiciones locales, y como indicación preliminar, las siguientes especies han mostrado resultados promisorios:

Acacia victoria, Acacia saliana, Acacia aneura, Acacia farnesiana, Parkinsonia aculeata, Cassia sturtii, Prosopis juliflora y Atriplex semibaccata.

3. TECNICAS DE PLANTACION

3.1 Operaciones de Vivero

- Empleo de bolsas de polietileno de 25 cm de longitud y 8 cm de diámetro. Las bolsas más cortas no permiten el desarrollo de sistemas radicales más profundos, que aseguren el éxito en condiciones áridas.

- Las mezclas de suelo se hacen con 50% de arena, 30% de arcilla arenosa, y 20% de estiércol descompuesto.

- Se da un pretratamiento apropiado a las semillas antes de sembrarlas, de acuerdo a las necesidades de la especie, para romper la latencia.

- El mejor período para siembra de las semillas en el vivero es de abril a junio.

- Se riega dos veces al día, en forma ligera, durante el período de germinación. Más adelante, la frecuencia se disminuye gradualmente.

- Una vez que se ha completado la germinación, la cantidad de plántulas por envase se reduce a una o dos.

- Las raíces se podan en cuanto se observan señales de su penetración al suelo del vivero, seleccionando las plántulas de acuerdo a su vigor y grado de desarrollo. Esta operación se repite, y al mismo tiempo se reduce la altura de las plántulas a 30 cm, podando su parte superior.

- Las plántulas se dejan menos de 10 meses en el vivero, y las sobrantes se desechan de inmediato después del término de la temporada de plantación (generalmente a mediados de marzo).

3.2 Selección de los Lugares de Plantación

Con la precipitación por debajo de los 200 mm anuales, sólo se seleccionan las depresiones y los wadis con suelos relativamente profundos.

3.3 Preparación del Suelo

La técnica más ampliamente utilizada para plantación en Libia es la de roturar a profundidades de 80 a 90 cm. En los lechos de wadis y en los lugares con pendiente, se hace preparación mecánica del suelo a lo largo de líneas de contorno. La alteración de la vegetación natural se mantiene en un mínimo para evitar la erosión.

3.4 Transporte de las Plántulas

- Se emplean cajas especiales para el traslado a los lugares de plantación.

- Se proporciona una gran cantidad de agua a las plántulas, tanto antes de arrancarlas como en todas las etapas del transporte.

3.5 Plantación

- La temporada de plantación se extiende normalmente desde noviembre (después que las lluvias estacionales han humedecido el suelo hasta una profundidad de 40–50 cm) hasta fines de febrero o mediados de marzo.

- Corte la parte inferior de la bolsa a unos 2 ó 3 cm de su extremo, de modo de eliminar la parte enroscada de la raíz en este punto.

- Las bolsas se deben sacar con cuidado para no perturbar el terrón que contiene las raíces, y se cortan de arriba hacia abajo con un cuchillo afilado.

- Las plántulas se colocan en el hoyo de plantación recién abierto en la hilera roturada, a unos 5–10 cm de profundidad, apisonando bien el suelo a su alrededor. Se da forma a una taza para recibir el agua, de unos 75–100 cm de diámetro. Apenas se completa la plantación, se proporcionan 40–50 litros de agua por planta.

3.6 Densidad de Plantación

La densidad de plantación se relaciona con la disponibilidad de agua en el suelo y la especie.

Para Acacia sp: 5 m × 5 m; o 5 m × 10 m.
Para Atriplex sp: 5 m × 1,5 m en hileras simples; 5 m × 1,5 m × 2 m en hileras dobles.

3.7 Cuidados

- Durante el primer año, se debe evitar la competencia por parte de vegetación natural y malezas alrededor y entre las plantas, con herramientas manuales y mecánicas.

- El riego en el primer o segundo año se mantiene en el mínimo necesario para asegurar la supervivencia de la planta (2–4 veces al año). En cada riego se proporciona una cantidad grande de agua (40–50 l), de modo de permitir su penetración profunda y estimular el desarrollo del sistema radicular.

- El suelo en la taza del árbol se remueve superficialmente con azadones de mano tres o cuatro días después de cada riego, de modo de minimizar la evaporación.

- Las plántulas muertas o moribundas son reemplazadas en la temporada siguiente de plantación.

4. UTILIZACION DE LOS ARBUSTOS FORRAJEROS

El arte del manejo de arbustos forrajeros no se conoce bien en el Norte de Africa, en particular en Libia.

Esto queda de manifiesto en lo siguiente:

Basándose en información actualizada disponible, derivada del trabajo de un equipo de FAO en Libia y su experiencia en los últimos años, actualmente se están siguiendo las siguientes pautas:

- Acacia cyanophylla (A. saligna):

Se debe utilizar después de 4 temporadas húmedas por pastoreo directo. La corta periódica ayuda la longevidad. El método usual es desramar a unos 40–80 cm sobre la superficie del suelo, cada 2–3 años.

Cuando se sacan las ramas superiores (cada 2–3 años), la mitad de la biomasa restante debería podarse anualmente y emplearse como reserva de alimento animal.

- Atriplex nummularia:

Se utiliza cuando han transcurrido dos temporadas húmedas después de plantar, por pastoreo directo en verano y otoño, cuando ya debería haber alcanzado una altura de 80 cm.

Cuando el arbusto tiene una altura que la pone fuera del alcance de rumiantes pequeños (ovejas y cabras), se introducen camellos para contribuir a su utilización mediante pastoreo directo, o podándolo a unos 80–100 cm del suelo, en julio-agosto o diciembre-enero. La corta se repite cuando los arbustos se tornan leñosos a 50–80 cm del suelo.

- Atriplex halimus y Atriplex canescens:

Se utilizan por pastoreo directo a partir de la segunda temporada después de plantar. La primera corta se debe hacer durante el tercer año en agosto-septiembre o diciembre-enero, a 10–20 cm sobre la superficie del suelo. La corta se repite cuando los arbustos se tornan leñosos o inaccesibles a los animales.

En general, los arbustos deberían ser empleados principalmente durante las temporadas de sequía, cuando la producción de las praderas es mínima. Esto se debe suplementar con concentrados, o preparando ración mixta con granos.

CONCLUSION

La experiencia libia en plantaciones a gran escala de arbustos forrajeros es grande, y ha contribuido al conocimiento sobre la adaptabilidad de algunas especies. No obstante, aún queda mucho por saber sobre la producción y utilización a largo plazo de estas plantaciones.

Para realizar estos planes, se debe llevar a cabo estudios prioritarios en los siguientes campos, en el futuro inmediato:

REFERENCIAS

BESKOK T.E. 1979. Nursery and Plantation Problems in the Gefara Plain and Jebel Nefusa Zones. FAO/LIB/010, Final Report, 98 p.

GADDES N.E. & JALEL J. 1976. Carte des zones traitées contre la desertisation - Tunésie Centrale et Meridionale. Ech. 1:1.000.000. Bull. Sols de Tunésie No 8, 20 p.

PROYECTO FAO/LIB/011 1980. Specifications for Planting in Perimeters 1.1 and 2.1.3 p.

PROYECTOS FAO/LIB/010 & LIB/011, febrero 1982. Review Meeting on Rangeland Development, 6 p.

PROYECTOS FAO/LIB/010 & LIB/011, junio 1982. Review Meeting on Rangeland Development, 6 p.

PROYECTO FAO/LIB/011, 1984. Note on the Use of Cutting Machine. 2 p.

ARBUSTOS FORRAJEROS EN AFRICA

Fernando Riveros
Oficial Principal - Grupo de Pastizales y Cultivos Forrajeros
Dirección de Producción y Protección Vegetal
FAO, Roma
.

1. INTRODUCCION

1.1 Las Regiones Secas de Africa Continental

Africa continental comprende vastas regiones consideradas secas, en virtud de verse afectadas por condiciones climáticas severas, caracterizadas esencialmente por la debilidad e irregularidad de las precipitaciones, y por la ocurrencia de largos períodos de sequía.

Según la intensidad de la sequedad del clima, se distinguen regiones semiáridas, áridas y extremadamente áridas o hiperáridas. Se admite generalmente que las regiones semiáridas son aquellas que reciben entre 400 y 600 mm de precipitación anual en promedio. Se denomina áridas a aquellas cuyas precipitaciones anuales son del orden de 100 a 400 mm. Por último, las regiones donde la precipitación media anual es inferior a 100 mm, se consideran hiperáridas o desérticas.

En las zonas de clima subtropical de los dos hemisferios, las lluvias caen, por lo general, en la estación fría, en tanto que en la zona intertropical caen en la estación cálida.

Cerca del 60 por ciento de los países que se encuentran en el continente africano (47 en total) presentan en sus territorios superficies más o menos importantes de terrenos semiáridos o áridos. Se trata de los países siguientes:

Africa septentrional: Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto;
Africa occidental: Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Mali, Alto Volta, Nigeria, Níger;
Africa central: Camerún, Chad;
Africa oriental: Sudán, Etiopía, Djibuti, Somalia, Kenia, Uganda, Tanzania;
Africa meridional: Angola, Namibia, Botswana, Zimbabwe, Mozambique, Swazilandia, Sudáfrica.

A excepción de Swazilandia y de Sudáfrica (falta de datos), la extensión superficial del conjunto de terrenos secos en los países mencionados es del orden de 14 millones de km2, repartidos como sigue, entre las cinco partes del continente africano:

TABLA 1
Extensión de los Territorios Secos en Africa Continental (km2)

Superficie total (1)Tierras secas (2)% de la superficie total
Africa septentrional5.752.8905.538.00096,26
Africa occidental6.396.1403.610.70056,45
Africa central5.365.5501.060.00019,75
Africa oriental6.205.3202.754.41044,39
Africa meridional (3)4.764.970  1.167.969 (3)24,51
Total28.484.870  14.131.079  49,61

(1) Anuario FAO de la Producción, 1982
(2) Estimaciones de EMASAR (documentos de trabajo 2, 3 y 4) y Le Houérou/Popov (1981)
(3) Sin incluir Swazilandia y Sudáfrica

Las superficies más importantes de terrenos semiáridos, áridos e hiperáridos se encuentran en el hemisferio norte, donde la mayor parte es ocupada por el Sahara y la zona saheliana al sur de este vasto desierto.

Las Tablas 2 y 3 indican respectivamente las superficies de tierras secas por país en Africa septentrional y en Africa intertropical.

TABLA 2
Extensión de los Territorios Semiáridos, Aridos e Hiperáridos en Africa Septentrional (km2)

PaísSuperficie total
(*)
SemiáridaAridaHiperáridaTotal% de la superficie total
Marruecos   446.550100.000120.000  130.000   350.000  78
Argelia2.381.741  90.000200.0002.000.0002.290.000  96
Túnez   164.150  20.000  55.000    63.000   138.000  84
Libia1.759.540   5.000  90.0001.665.0001.760.000100
Egipto1.001.499-  30.000   970.0001.000.000100
Total5.753.480215.000495.0004.828.0005.538.000  96

Fuente: Conferencia FAO/UNEP EMASAR, Roma, 3–8 febrero 1975, documento de trabajo No 4
* Según el Gran Atlas del Continente Africano - París, Ediciones Jeune Afrique, 1973.

TABLA 3
Superficie de Tierras Aridas y Semiáridas en Africa Intertropical (km2)

PaísSuperficie Total
(*)
Estimación EMASAR
(**)
Estimación Le Houérou/Popov
(***)
% de la Superficie total
Africa Occidental
Sahara occidental266.000 (266.000) (266.000) 100
Mauritania1.030.700(1.030.700)849.709 82–100
Senegal201.40064.000 72.803 32–  36
Mali1.240.710966.000 828.685 67–  78
Alto Volta274.20022.000 35.099 8–  13
Níger1.267.0001.211.000 2.210.970 96
Nigeria923.76851.000 3.641 0,4–    6
Total5.203.778 3.610.700  3.266.907  63–  69
Africa Central
Camerún475.442 48.000  3.726  0,8–  10
Chad1.284.0001.012.000 884.581 69–  79
Total1.759.442 1.060.000  888.307  50–  60
Africa Oriental
Sudán2.505.813 1.345.000  1.471.514  54–  59
Etiopía1.221.900725.000 447.118 37–  59
Djibuti22.000(22.000)21.990 100
Somalia637.657580.000 587.477 91–  92
Kenia583.000410.000 316.703 54–  70
Uganda243.0008.000 — 3-       
Tanzania937.70174.000 6.842 0,7–    8
Total6.153.071 2.754.410  2.851.644  45–  46
Africa Austral
Angola1.246.700 —  119.479  10
Namibia824.292— 311.185 36
Botswana600.372600.000 319.078 53– 100
Zimbabwe389.361— 64.937 17
Mozambique783.000— 72.368 9
Total3.843.725   887.047  23
Total general16.960.0168.044.410 7.912.905  

*    Según el Gran Atlas del Continente Africano. París, ediciones Jeune Afrique, 1973.
**  Conferencia FAO/UNEP EMASAR, Roma, 3–8 febrero 1975, documentos de trabajo números2 y 3.
*** H.N. Le Houérou; G.F. Popov - An ecoclimatic classification of intertropical Africa. FAO,Roma, 1981.

Los números entre paréntesis son de A. Naegelé.

1.2 Importancia de la cría de ganado

La cría de ganado mayor (bovinos, camélidos) y de pequeños rumiantes (ovinos, caprinos) es una actividad muy importante en las regiones secas de Africa continental.

Considerando sólo los países donde la superficie seca ocupa entre un 50% y 100% de la extensión total del territorio, las poblaciones de rumiantes en esos países habrían sido las siguientes, en 1982, según las estadísticas publicadas por la FAO:

TABLA 4
Población de Rumiantes de Cría en los Países Africanos en que más de la Mitad del Territorio es Semiárido y/o Arido (en millones de cabezas)

PaísBovinosBúfalosDromedariosOvinosCaprinos
Marruecos2.900-23014.9006.250
Argelia1.390-15013.7002.760
Túnez600-1734.500800
Libia194-1355.6001.500
Egipto2.3212.447  901.7001.542
Sahara Occidental--  9220148
Mauritania1.200-8004.9002.650
Mali5.134-1736.3507.000
Nigeria3.350-4102.9007.300
Chad3.800-4462.3582.358
Sudán19.234-2.570   18.54713.174
Etiopía26.200-1.000   23.35017.220
Djibuti43-  54380550
Somalia4.000-5.600   10.30016.700
Kenia12.000-6105.5005.500
Botswana3.000--200700
Total85.3662.44712.533     115.20586.152

Fuente: Anuario FAO de Producción 1982 (36a edición)

La mayor parte de los totales de rumiantes domésticos se concentran en las regiones áridas y semiáridas.

1.3 Los sistemas de producción animal

En las regiones áridas y semiáridas predominan dos sistemas de producción animal: nomadismo y transhumancia. Estos sistemas se fundamentan en la explotación extensa y máxima de la producción forrajera proveniente de las formaciones vegetales naturales, en relación con las posibilidades de obtención de agua para el ganado. Adicionalmente, en las zonas cultivadas, los rebaños se pueden beneficiar de los recursos forrajeros ofrecidos por barbechos y residuos de la corta de árboles.

El nomadismo pastoral es una práctica de cría muy común en las regiones desérticas (menos de 100 mm de precipitación/año) y semidesérticas (100–250 mm precipitación/año). La continua movilización de los rebaños es una necesidad para sacar provecho de los recursos limitados de agua y de pastos que, en estas regiones, son muy variables en el tiempo y discontinuos en el espacio. Los nómades crían principalmente dromedarios, cabras y corderos. Estos animales presentan una notable resistencia a las severas condiciones de los medios áridos. Los ganaderos nómades que crían vacunos son menos numerosos que los que crían camellos, cabras y ovejas; se les encuentra más frecuentemente en las regiones donde la pluviosidad anual es superior a los 200–250 mm anuales.

La transhumancia es practicada en gran medida en Africa del Norte y en la zona saheliana del Africa tropical. Los rebaños de vacunos y de pequeños rumiantes se desplazan cada año, en períodos precisos, entre las praderas de estío y de invierno, o entre las de la estación de lluvias y las de estación seca. Este movimiento sigue itinerarios bien determinados, denominados pistas o ejes de transhumancia, fijados por las costumbres.

2. EXPLOTACION DE PRADERAS DE LEÑOSAS

En las regiones semiáridas y áridas, las formaciones vegetacionales naturales tradicionalmente empastadas son en su gran mayoría formaciones esteparias, que cubren superficies importantes. Muchas de las estepas presentan poblaciones mixtas, o sea, formadas por plantas herbáceas, en que la mayor parte son especies anuales de ciclo corto, y por plantas leñosas de aspectos diversos: árboles, arbustos, matorrales y submatorrales. La diferencia entre estos distintos tipos de plantas se puede hacer de la siguiente manera (según R. Rol, 1962, citado en M. Baumer 1980):

Entre las estepas pobladas por plantas leñosas, las más importantes son:

Las especies de plantas leñosas que entran en la composición de flora de diversas formaciones esteparias, son indispensables para la cría en regiones áridas y semiáridas, pues muchas de ellas, por su follaje, sus frutos o sus ramillas, suministran a los rebaños una buena parte, si no la totalidad, de su alimento durante los largos meses secos.

Las plantas leñosas proporcionan no solamente el forraje a los rebaños, sino también numerosos productos útiles a las poblaciones humanas (madera, frutos, productos medicinales, sustancias para teñido, taninos, fibras, etc.). Entre estos productos de recolección, la madera es la que se ve más demandada, por la satisfacción de las necesidades de combustible (calefacción y cocina).

Además de su papel productivo, las plantas leñosas sirven también para fijar los suelos y, por consiguiente, impedir la erosión hídrica y eólica. Proporcionan además las materias orgánicas y minerales necesarias para mantener la fertilidad del suelo. Los árboles que proporcionan sombra permiten a los rebaños refugiarse del sol durante las horas de mayor calor. La presencia de árboles y arbustos en las praderas es un factor de mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la capa herbácea. En efecto, se ha constatado en el Sahel que, después del final de las lluvias, las hierbas al abrigo de árboles y arbustos permanecen más tiempo verdes que las expuestas al sol, y que el peso seco de las hierbas por metro cuadrado es mayor bajo los árboles que en otras partes. Observaciones efectuadas por L. Civatte, a fines de octubre de 1946, en el norte de Senegal, entregaron los siguientes resultados:

Hierbas protegidas por árboles: 100–150 g de peso seco/m2 (= 1–1,5 ton/há)
Hierbas no protegidas: 50–75 g de peso seco/m2 (= 500–750 kg/há)

En las regiones áridas y semiáridas, las plantas leñosas constituyen un elemento esencial para la economía pastoral, por su influencia favorable sobre el suelo y la cubierta herbácea, además de sus aportes en nitratos y minerales importantes durante los períodos de sequía; por otro lado, el valor nutritivo de las hierbas secas es muy mediocre. Como consecuencia de una explotación abusiva y anárquica (corta de árboles y arbustos, remoción de matorrales y submatorrales), las poblaciones leñosas disminuyen de año en año. Su desaparición progresiva acrecienta la aridez y favorece la erosión de los suelos, conduciendo a la desertificación, lo que implica una regresión de la vida pastoral.

Se admite unánimemente que la principal causa de la progresiva disminución de los recursos ofrecidos por la flora leñosa en las regiones semiáridas y áridas, es el deterioro de las praderas debido al rápido crecimiento de la población (2–3,5% anual), a menudo calificado como explosión demográfica, que, a su vez, se debe al progreso de la medicina y la higiene después de la Segunda Guerra Mundial. Este crecimiento entraña demandas cada vez mayores de leña y alimentos suministrados por el cultivo de los campos y cría de ganado.

Para satisfacer las necesidades alimentarias de una población que crece sin cesar, es necesario cultivar superficies cada vez mayores, que se obtienen del despeje de las estepas. El resultado es una disminución cada vez más importante de las superficies ocupadas por las mejores praderas. Finalmente, cuando todas las tierras hayan sido recuperadas, no quedará más para la crianza de animales que aquellos terrenos menos fértiles, más degradados o inapropiados para cultivos. Paralelamente, la mejor salud general de los animales (profilaxia de las enfermedades epizóticas y lucha contra las enfermedades parasitarias) durante las tres últimas décadas, ha permitido aumentar considerablemente las cabezas de ganado, no obstante las importantes pérdidas ocasionadas por la tercera crisis climática grave del presente siglo, que asoló Africa, y especialmente el Sahel, entre 1968 y 1973, después de las de 1910–1916 y 1944–1949. Así, la concentración más fuerte de animales en las praderas actualmente disponibles tiene como resultado una intensa degradación de estas últimas.

Actualmente, importantes superficies de praderas están quedando despojadas permanentemente, o se encuentran en vías de ello, a consecuencia de prácticas humanas irracionales. No fue sino a partir de la década de 1950 que los gobiernos de los países cuyo territorio comprende áreas semiáridas y áridas, han comenzado a preocuparse de los asuntos relacionados con el manejo y mejoramiento de las praderas.

3. ACCIONES RELACIONADAS CON FORRAJERAS LEÑOSAS

Diversas agencias especializadas de las Naciones Unidas se preocupan activamente de los problemas inherentes a las regiones áridas y semiáridas del mundo, particularmente la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), y la Oficina de las Naciones Unidas para la Región Sudano-Saheliana (UNSO).

En lo que respecta particularmente a la FAO, en 1975 formuló, con el apoyo de UNEP, un programa cooperativo internacional, comúnmente denominado Programa EMASAR, preocupado del manejo ecológico de los trechos áridos y semiáridos de Africa y del Cercano y Medio Oriente. Dentro del marco de este programa, ha publicado, entre otros, un importante documento de trabajo (365 pp.) titulado Arboles, arbustos y matorrales de las regiones áridas y semiáridas, que entrega información científica y técnica sobre 74 especies y 2 géneros de plantas leñosas, que pueden ser utilizadas en operaciones que tengan por objeto la restauración de las tierras degradadas de las regiones secas mediterráneas e intertropicales. Este documento, publicado en 1980, fue traducido al inglés en 1983 (Notes on trees and shrubs in arid and semi-arid regions).

En 1981, FAO consagró uno de sus cuadernos técnicos de la serie Producción y Protección Vegetal (No 25) a Prosopis tamarugo: Arbusto Forrajero para Zonas Aridas. Esta publicación se encuentra disponible en español, francés e inglés.

En 1971, a través del Proyecto PNUD/FAO/TUN/11 (Instituto de Reforestación, Túnez), publicó un informe técnico que contiene un estudio en profundidad sobre Atriplex en Túnez y Norte de Africa.

Participó en 1980 en el Coloquio Internacional sobre los Forrajes Leñosos en Africa, organizado en Addis-Abeba por el Centro Internacional de la Crianza de Animales en Africa (CIPEA).

FAO, hasta el día de hoy, ha prestado asistencia importante a diversos países africanos, en materia de mejoramiento de praderas por medio de la plantación de árboles y arbustos forrajeros.

En Libia, por ejemplo, dentro del marco de las acciones de los Proyectos FAO/TF 9496-fLIB/010 y FAO/UTFN/LIB/018, varias decenas de miles de hectáreas de terrenos áridos fueron mejorados por la plantación de Acacia cyanophylla, de varias especies de átriplex (Atriplex halimus, A. nummularia, A. canescens, A. lentiformis) y otras, como Opuntia ficus-indica var. inermis. Otras plantaciones, de superficies más modestas, se realizaron con diversas especies de acacias (Acacia ligulata, A. aneura, A. salicina, A. victoriae) y otras, como Calligonum comosum, C. arich, C. azel, Periploca laevigata, Morus alba, Prosopis juliflora, Medicago arborea, Cassia sturtii, Colutea arborescens.

Lista de Arbustos y Arboles Introducidos en Proyectos de Terreno en Distintos Países

LIBIA: Proyectos LIB 10 y LIB 11
Producción Ganadera y de Praderas en el Llano de Gefara y Golfo de Sirte

Arboles:

Acacia farnesiana
Acacia tortilis
Acacia victoriae
(Australia)
Acacia cyanophylla
Cassia sturtii
Parkinsonia aculeata

Arbustos:

Atriplex glauca
Atriplex halimus
Atriplex nummularia
Atriplex canescens
Artemisia herba-alba
(nativo)
Opuntia ficus-indica
Periploca laevigata
(nativo)
Rhus tripartitum

PAKISTAN: Manejo de Praderas en el Sind PAK/71/001

Arboles:

Acacia nilobica
Acacia senegal
Prosopis cineraria
(nativo)
Tecoma undulata (nativo)

Arbustos:

Calligonum polyonoides (nativo)
Ziziphus nummularia (nativo)

PAKISTAN: Manejo de Cuencas en la Provincia North West Frontier Proyecto PMA 2451

Arboles:

Robinia pseudo-acacia
Morus alba
(forrajera)

IRAN: Investigaciones de Cultivos Forrajeros y de Pastizales, Proyecto IRA/10

Arbustos:

Atriplex canescens
Atriplex gardneri
Atriplex nuttali gardneri
Eurotia lanata
Kochia prostrata
(nativo)
Purshia tridentata
Spaeralcea grossularicafolia

NEPAL: Desarrollo de Ovejas, Cabras y Lana NEP/72/006

Arboles:

Banhinia longifolia (nativo)
(Especies Leguminosas)

Bauhinia variegata (nativo)
Ficus nemoralis (nativo)
Litsia polyantho (nativo)
Leucaena leucocephala
Artocarpus lakoochia
(nativo)

REPUBLICA ARABE DE YEMEN: Desarrollo de Granjas de Tierras Altas (Proyecto SF/YEM 9)

Arboles:

Albizzia lebbeck (de la India)
Parkinsonia aculeata (forrajero)
Pithecolobium dulce
Prosopis chilensis
Azadirachta indica
(de la India)
Dalbergia sisoo (de la India)
Tecama undulata

República Popular Democrática de YEMEN: Proyecto de Manejo de Praderas y Cultivos Forrajeros (PDY/75/R40)

Arboles:

Macula crassifolea (nativo)
Moringa peregrina (nativo)
Pithecolobium dulce (nativo)
Prosopis cineraria (nativo)
Tamarindus indica (nativo)
Ziziphus spina-christi (nativo)
Ziziphus jujuba (nativo)
Conocarpus lancifolius (nativo)
Acacia mellifera (nativo)
Acacia raddiana (nativo)
Anogeisseus benthii (nativo)

POSIBLE UTILIZACION DEL TAMARUGO COMO APORTE A LA MODERNIZACION DE LOS SISTEMAS MIGRATORIOS DE PRODUCCION ANIMAL

Donald L. Huss
Oficial Regional de Producción Animal
Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe
Santiago, Chile

INTRODUCCION

Aproximadamente el 10% de la superficie de la tierra está dedicado a cultivos agrícolas, el 27% está cubierto de bosques (parte del cual puede destinarse al apacentamiento de ganado), 15% está cubierto con mantos de hielo o aguas dulces y el 47% restante está formado por pastizales naturales, aptos sólo para el apacentamiento de ganado (Williams et al., 1968). Estas tierras proporcionan gran parte del alimento que consumen los millones de cabezas de ganado doméstico y salvaje. Williams et al. (1968) estimaron que, en promedio mundial, los animales domésticos obtienen alrededor del 75% de sus necesidades nutricionales de los pastizales naturales. Este porcentaje es mucho más alto en América Latina, Africa y el Cercano y Medio Oriente, donde el ganado bovino obtiene la mayor parte de sus necesidades de esta fuente.

Es importante que estos pastizales naturales sean manejados de tal modo que su producción sea óptima sobre una base sostenida. Se estima que los árboles y arbustos forrajeros pueden desempeñar un papel importantísimo en la consecución de este objetivo, especialmente con respecto a ciertos tipos de pastizales naturales.

Hay muchos tipos diferentes de pastizales naturales según los factores climáticos, edáficos, fisiográficos y píricos involucrados. Estos normalmente se designan según el tipo de vegetación predominante que les dé un carácter identificable, como por ejemplo, praderas con pastos altos, medianos o cortos; arbustos de desierto; pastos de sabanas y bosques, sólo para nombrar algunos. Los pastizales naturales también pueden clasificarse de acuerdo a la única estación en que pueden ser utilizados debido al crecimiento fenológico de la vegetación y a las condiciones ambientales. El uso estacional también puede estar regulado por la disponibilidad de agua potable.

Por consiguiente, hay pastizales naturales de invierno, primavera, verano, otoño y, en el caso de algunas zonas montañosas, de primavera-otoño. Estos pastos estacionales, cualquiera sea el tipo de vegetación que producen, son de interés primordial en este planteamiento, por cuanto su utilización exige un cierto desplazamiento del ganado.

SISTEMAS MIGRATORIOS DE PRODUCCION ANIMAL

Se reconocen dos tipos diferentes de sistemas migratorios de producción animal: nómada y transhumante. El pastoreo nómada se practica principalmente en las zonas considerablemente áridas y desérticas del Medio Oriente, Cercano Oriente y Africa. Los nómadas que pastorean ganado se trasladan constantemente con sus familias en busca de forraje y agua. Si bien estos movimientos son tan erráticos como las precipitaciones, no se trata de vagabundeos al azar, ya que la migración se encuentra corrientemente confinada dentro de ciertos límites territoriales (Abdallah, 1978). Se trata de un modo de vida que, según parece, es de su preferencia (Cole, 1975) y constituye la única manera de utilizar el forraje producido por las precipitaciones esporádicas de estas zonas.

El sistema de transhumancia se diferencia del nómada en que las migraciones se encuentran reguladas por la disponibilidad estacional de forraje, que depende de las condiciones climáticas normales y, en algunos casos, de las prácticas agrícolas. El pastoreo transhumante constituye un tema importante de producción ganadera en muchas partes del mundo, como es el caso de la península Guajira de Colombia y de la costa del Pacífico de Chile y Perú, la parte occidental de los Estados Unidos, todo el Cercano y Medio Oriente y las regiones áridas del Africa. No constituye solamente un medio para producir carne, leche, fibra y cuero; también es un modo de vida para millones de seres humanos.

Lamentablemente, los pastizales naturales que están sometidos al pastoreo nómada o transhumante de las zonas en vías de desarrollo del mundo están siendo destruidos por el hombre, y transformados en desiertos por el sobrepastoreo, la recolección de leña y el cultivo de lugares inaptos para la agricultura. En algunas zonas se ha multiplicado varias veces el número de cabezas de bovinos en las últimas décadas (FAO, 1972). Es pasmosa la cantidad de arbustos que anualmente se cortan o se arrancan de raiz para leña. En Jordania, por ejemplo, se ha estimado que al año se arrancan de raiz para leña 182 millones de arbustos apetecibles para el ganado (FAO, 1976). Esto pone en competencia directa al hombre y a sus animales.

Muchas personas estiman que la transformación de los nómadas en sedentarios constituiria la solución para estos problemas. Sin embargo, con esto, gran parte del forraje producido en los pastizales estacionales y por las precipitaciones esporádicas en las zonas extremadamente áridas no se utilizaría. Dado que la demanda de carne y leche está en fuerte aumento, y en vista de que el desierto y los pastos estacionales pueden hacer un aporte al suministro de estos productos, seria desafortunado no utilizarlos. Por consiguiente, se requiere algún tipo de sistema de pastoreo migratorio en el cual los sistemas nómadas y transhumantes de producción ganadera no constituyan por sí mismos un problema. No obstante, existe la necesidad de modernizar los sistemas en los países en desarrollo, de tal modo que puedan tornarse más productivos y menos destructivos de los recursos naturales.

TERRENOS-HOGARES

Si bien algunos de los conceptos presentados aquí también se aplican en cierta medida al sistema nómada, se centran principalmente en el sistema transhumante. Los pastores transhumantes tienen “terrenos-hogares” semejantes a los que tienen las aves y animales migratorios. Estos terrenos son lugares donde pueden mantener a sus animales y cobijarse ellos mismos durante las estaciones con clima riguroso, como es el caso de las estaciones secas o el invierno.

Estos terrenos pueden ser seleccionados por un motivo cualquiera, de entre varios, como es el caso de la disponibilidad de forraje en zonas cultivadas adyacentes, viviendas (algunos son propietarios de casas en aldeas o en granjas), un clima habitable, ausencia de insectos nocivos (razón importante en ciertas partes de Sudán), disponibilidad de agua (algunos deben transportar el agua hasta estos “terrenos-hogares”) o la tradición. Sin embargo, los “terrenos-hogares” tienen un rasgo en común: su suministro de alimento para el ganado es inadecuado o de baja calidad. Esto provoca sufrimiento en los animales y los pastores padecen por ello.

Una característica significativa del instinto de volver a casa está en el hecho de que normalmente varias familias de la misma tribu ocupan los mismos terrenos. Así, pues, este regreso a casa también es un asunto social. Esto, sumado al hecho de que a los transhumantes no les gusta ver sufrir a sus animales, constituye dos características que podrían servir de fundamento para el primer paso hacia la modernización del sistema de producción ganadera transhumante. Esto podría lograrse mediante la creación de reservas de pastoreo en los “terrenos-hogares” o en lugares cercanos a ellos, para el uso exclusivo de los socios.

Pradera nativa deteriorada por el sobrepastoreo
(Siria)

Regeneración natural de especies forrajeras deseables (Siria). En este caso la pradera podría mejorarse aún más con plantaciones de Atriplex o de Prosopis

Ovejas de cola ancha bajo régimen de transhumancia (Siria)

Camello blanco en una típica pradera árida de Jordania

RESERVAS DE PASTOREO COOPERATIVO

En la antigüedad, los grupos de pastores o tribus de muchos países del Africa y del Cercano y Medio Oriente poseían reservas de pastoreo para su uso exclusivo. Estas se designaban con muchos nombres, como por ejemplo “koze” en kurdo o “hema” en árabe (Draz, 1983). La reserva tenía como finalidad la de diferir el pastoreo durante la estación de las lluvias para establecer pastos destinados a ser usados durante la estación seca.

Los medios de cosechar o pastorear el forraje eran estrictamente controlados por el grupo, con el fin de que la vegetación no resultara destruida. Lamentablemente, la mayoría de ellas han sido abandonadas en los últimos 50 años, más o menos, a consecuencia de los programas gubernamentales que transformaron los pastizales naturales en propiedad pública, disponible para ser pastoreados por todos (Draz, 1976).

No obstante, el concepto ha sido revivido en forma de cooperativas hema de Siria (Draz, 1983). El autor también tuvo participación personal en la exitosa creación de reservas de pastoreo cooperativo en los “terrenos-hogares” de ciertos grupos en Jordania. Se estima que este concepto sería aplicable a la mayoría de los sistemas de producción animal migratorios de América Latina, Africa, el Cercano Oriente y el Medio Oriente. Sin embargo, un requisito previo consistiría en que los gobiernos asignaran a un grupo de pastores, que se hayan reunido en una cooperativa de pastoreo, una superficie específica de pastizales naturales para su uso exclusivo, como sucedió en Siria y Jordania.

MEJORAMIENTO DE LAS RESERVAS DE PASTOREO

El mero hecho de apartar una superficie de pastizal natural, destinándola a reserva de pastoreo cooperativo, no es suficiente. Según ya se dijo, los pastizales por lo general se encuentran en muy malas condiciones debido al pastoreo destructivo. Si bien el diferir el pastoreo durante la estación lluviosa para la estación seca redundaría en un cierto mejoramiento de la composición y producción de forraje, la investigación llevada a cabo en muchos de los países indica que, para lograr mejoramientos apreciables, es preciso proteger completamente los pastizales del pastoreo durante varios años (Juneidi y Huss 1978). Del mismo modo, es probable que muchas zonas de pastizales naturales hayan llegado a una situación irreversible.

Existe la necesidad de contar con métodos de mejoramiento de pastos que redunden en incrementos rápidos de la cantidad y calidad del forraje. Dado que son nulas las probabilidades de sembrar con éxito pastos en estas zonas de bajas precipitaciones, al parecer la alternativa radicaría en establecer árboles o arbustos forrajeros, y plantaciones de cactus. En algunas zonas se han utilizado con éxito varias especies de Atriplex, pero la productividad del forraje a menudo es baja. También se ha usado eficazmente un cactus sin espinas (Opuntia) en los países norafricanos, pero su valor como alimento, como no sea de relleno, es dudoso. La búsqueda de especies mejores debe continuar.

El tamarugo debe ser considerado como un candidato para este fin, por cuanto es nativo del inhóspito desierto de Atacama de Chile, lo que significa que también podría adaptarse a otros desiertos, y debido a sus virtudes como productor de forraje, leña y madera. A continuación se consignan algunos ejemplos generalizados que ilustran las productividades potenciales. Los lectores que deseen mayores detalles y una revisión más completa de la literatura pueden referirse a Habit et al. (1981) y Contreras (1982).

El tamarugo es un árbol que produce alimento para el ganado en tres formas diferentes: (1) los frutos que pueden ser cosechados a mano o comidos por los animales cuando caen al suelo; (2) hojas y ramillas que son ramoneadas por los animales, y (3) hojas que caen al suelo. Más o menos un 50% del forraje está formado por frutos y el otro 50% por residuos de hojas. Los valores nutritivos del fruto y de las hojas secas, de acuerdo a análisis efectuado por Lanino (1966), aparecen en el Cuadro 1. Si bien los porcentajes de proteína digerible y de TND (Total de Nutrientes Digeribles) de las hojas secas son bajos, en el caso de los frutos estos valores son suficientes como para satisfacer las necesidades de mantenimiento. Esto resultaría satisfactorio para los animales que son conservados durante las estaciones secas o invernales dentro de un sistema migratorio de producción.

Cuadro 1
Valores nutritivos de muestras de frutos y hojas secas de tamarugo

(Lanino, 1966)

ELEMENTOS CONSTITUTIVOSHOJASFRUTOS
ComposiciónNutrientes digeriblesComposiciónNutrientes digeribles
 %%%%
Humedad  9,47   3,34 
Materia seca90,53 96,66 
Proteína total (N × 6.25)  9,981.2711.14  6.07
Fibra cruda10.722.7031.4516.22
Extracto de éter  1.900.90  1.62  0.81
Extracto de nitrógeno45.9117.45  48.1835.72
Ceniza22.02   4.27 
Calcio  2.82   0.28 
Fósforo  0.91   1.44 
TND23.45 59.87 

En lo que respecta a frutos, el tamarugo entra en producción dentro de 7 a 8 años después de la plantación. Se sabe que árboles de 400 años o más todavía siguen produciendo. La cantidad de frutos que se produce en Chile depende de la edad de cada árbol en particular (al parecer existen diferencias entre un árbol y otro), y el daño por insectos. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América (1979) afirmó que cada árbol maduro rinde hasta 160 kg de vainas, hojas y ramitas pequeñas. Otros estudios indican que los rendimientos de frutos son del orden de 1 kg por metro cuadrado de proyección de copa del árbol. Las plantaciones de tamarugo de Chile se usan principalmente para la cría de ovejas y cabras, pero los estudios han demostrado que también puede criarse ganado bovino. Se ha informado de tasas de carga animal del orden de 10 ovejas o cabras por hectárea, en caso de plantaciones de 30 años (Habit, comunicación personal).

Una característica importante del tamarugo radica en que sus ramas inferiores deben ser podadas, de tal modo que el forraje del suelo pueda ser cosechado o comido por el ganado. Por consiguiente, las plantaciones de tamarugo también pueden usarse para producir leña. Contreras (1982) informa que un árbol maduro podría producir unos 500 kg de leña. El uso adecuado del tamarugo podría constituir una vía para ayudar a controlar la extracción de arbustos en los pastizales naturales.

Los procedimientos de plantación de las especies de Atriplex y tamarugo son muy parecidos, lo que significa que el costo resultaría más o menos el mismo. Por consiguiente, se justifica plenamente la investigación respecto de la adaptabilidad y productividad del tamarugo en los diversos ambientes áridos y semiáridos asociados con los sistemas migratorios de producción ganadera.

Si bien este artículo trata del tamarugo, las posibilidades de usar Prosopis spicigera (“ghaf”) para establecer plantaciones de árboles forrajeros en reservas de pastoreo cooperativo también debería mencionarse. El ghaf es nativo del Golfo y la Península Arabe, y tal vez de otras partes de esa región. Se ha comprobado la existencia de bosques de ghaf que crecen en las dunas arenosas de los Emiratos Arabes Unidos, y se ha informado al autor que tales bosques existían en mucho mayor extensión en el pasado, y que fueron destruidos por la tala. También se le informó que actualmente la corta de un árbol tiene pena de muerte.

Al parecer, el ganado —por lo menos los camellos— comen los brotes de raíces y retoños de ghaf. Los camellos también ramonean las hojas y ramillas. Se trata de un árbol hermoso que es plantado como ornamento en muchas ciudades de la península. Se carece de información científica sobre el ghaf como árbol forrajero. Por consiguiente, también se justifica plenamente la investigación acerca de su productividad y adaptabilidad.

LA INVESTIGACION COMO INVERSION PARA EL FUTURO

Si la investigación recomendada anteriormente arroja pruebas de que el tamarugo o el ghaf son aptos para establecer plantaciones de árboles forrajeros, las iniciativas y los fondos que se necesitan para determinar esto constituirán una buena inversión para el futuro. A los transhumantes les interesa tener un “hogar” bien abastecido para el uso exclusivo de sus animales, y ello constituye un primer paso esencial hacia la modernización. Esto, a su vez, pavimenta el camino para su aceptación de las otras tecnologías y prácticas que se requieren para la completa modernización, una mayor producción animal y la prevención de la desertificación.

Además, la experiencia indica que la mayoría de las personas se establecerán en forma permanente, por cuanto sólo un puñado selecto de individuos acompañarán al ganado durante las estaciones de migración. Así, pues, el ganado de una cooperativa de pastoreo está semiestablecido, pero la mayoría de las personas que se dedican a su crianza tienen un albergue estable. Por consiguiente, la población es susceptible de participar en los programas de desarrollo político, económico y social, tales como educación, salud, desarrollo rural integrado y otros.

REFERENCIAS

ABDALLAH, M.I., 1978. The nomadic pastoral system and its implications in the Near East. FAO of the U.N., RNEA, Cairo, Egypt.

COLE, D.P., 1975, Nomads of the Nomads. Aldine Publishing Co., Chicago, Illinois, U.S.A.

CONTRERAS T., D.L., 1982. Distribución, productividad y manejo de ecosistemas de tamarugo y algarrobo en Chile. Primer Simposio Brasilero sobre Algarrobo, Natal, Brasil.

DRAZ, O., 1976. Rangeland development in the Arabian Peninsula. EMASAR, FAO of the U.N., Rome, Italy.

DRAZ, O. 1983. The Syrian Arab Republic. Rangeland conservation and development. World Animal Review No 47. FAO of the U.N., Rome, Italy.

FAO, 1972. Near East regional study. Animal husbandry, production and health, fodder production and range management in the Near Eeast and FAO's policies and plans for promoting the animal industry. FAO of the U.N., Rome. Cairo.

FAO, 1976. Desert creep and range management in the Near East. Mission Rep. FAO in the U.N., RNEA, Cairo, Egypt.

HABIT M.A., CONTRERAS D., GONZALEZ R.H. 1981. Prosopis tamarugo: Fodder tree for arid zones. FAO Plant Production and Protection Paper No 25. FAO of the U.N., Rome, Italy.

JUNEIDI M., HUSS D.L. 1978. Rangeland resources of the Gulf and Arabian Peninsula countries and their managerial problems and needs. FAO of the U.N., RNEA, Cairo, Egypt.

LANINO R.I. 1966. Comparación en tres razas ovinas alimentadas con tamarugo (Prosopís tamarugo Phil.) (Pampa del Tamarugal). Univ. de Chile, Thesis (as cited by Habit et al., 1981)

NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES. 1979. Tropical legumes: resources for the future. Washington, D.C., U.S.A.

WILLIAMS R.E., ALLRED B.W., DENIO R.M., PAULSEN Jr. H.A. 1968. Conservation development and use of the world's rangelands. J. Range Manage., 21: 355–360.

PROSOPIS PALLIDA EN LA ZONA SEMIARIDA DEL NORESTE DE BRASIL

Benedito Vasconcelos Mendes
Profesor titular de la Escuela Superior de Agricultura de Mossoró-ESAM
Mossoró-RN, Brasil

AMBIENTE FISICO DE LA REGION SEMIARIDA DEL NORESTE

La Región Semiárida del Noreste Brasileño es conocida también por el sugestivo nombre de Polígono de las Sequías, en virtud de la ocurrencia periódica de estos fenómenos en esta área de forma poligonal.

La región semiárida brasileña se ubica al interior de la región noreste, llegando hasta la costa del litoral septentrional del Estado de Río Grande do Norte y el litoral cearense. La región noreste es una de las cinco regiones geográficas del Brasil y representa el mismo noreste de América del Sur. Tiene como coordenadas los paralelos 1°01'00" S y 18°20'45" S, y los meridianos 34°45'55" O y 48°50'15" O.

El Polígono de las Sequías abarca una vasta área geográfica de 1.150.662 km2, que corresponde al 74,30% de la superficie del Noreste y al 13,52% de la superficie de Brasil, incluyendo 9 estados de la Región Noreste (Maranhao, Piauí, Ceará, Río Grande Do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe y Bahía), además de parte del Estado de Minas Gerais.

El Noreste presenta una superficie plana a levemente ondulada, exhibiendo sierras que, sólo excepcionalmente, sobrepasan los 1000 m de altura. Las sierras húmedas presentan un “clima de altura”, con temperaturas más agradables y pluviosidad más abundante, constituyéndose en verdaderos oasis en medio de la planicie seca, asemejándose a las zonas templadas húmedas del sureste brasileño.

El aspecto más marcado del Polígono de las Sequías es el clima, principalmente por la existencia de un régimen pluviométrico que delimita dos estaciones bastante distintas: una corta estación lluviosa de 3 a 5 meses, llamada de “invierno” y que ocurre en el primer semestre del año, y una larga estación seca llamada “verano”, de 7 a 9 meses de duración, pudiendo alargarse hasta 18 meses o más en los años secos. Las lluvias generalmente son torrenciales e irregulares, tanto en el tiempo como en el espacio. El comportamiento irregular de las lluvias, tanto en su intensidad como distribución, provoca periódicamente sequías prolongadas. Aunque se observa una precipitación no muy baja en términos absolutos (500 mm anuales, en promedio), el balance hídrico es altamente deficitario en virtud, principalmente, de la elevada evaporación. La precipitación es aproximadamente 4 veces inferior a la evaporación. El Polígono de las Sequías está delimitado externamente por la isoyeta de 800 mm anuales y, en su interior, son raras las precipitaciones de más de 800 mm y menos de 400 mm anuales. Las precipitaciones más elevadas corresponden a las sierras húmedas, que se encuentran aleatoriamente dentro del área seca, mientras las menores se verifican en la comuna de Cabeceiras del Estado de Paraíba, con 252 mm anuales en promedio. La distribución anual y el inicio del período lluvioso varían mucho, no pudiendo ser determinados. El coeficiente anual de lluvia constituye un dato de gran importancia para el noreste semiárido, ya que sus valores más elevados están correlacionados con la ocurrencia de las sequías. Ese índice es superior a 55% en las isoyetas de menos de 500 mm, y se ubica entre 25% y 45% cuando la media anual de precipitaciones sobrepasa aquel límite. La sequía periódica se caracteriza por la falta o mala distribución de las lluvias en el período de “invierno”, tornando el agua en la limitante para la mayoría de los cultivos agrícolas, y para la formación de pastadas destinadas a los rebaños.

El Polígono de las Sequías es una de las regiones más cálidas del mundo. La temperatura media es más o menos constante a lo largo del año, y relativamente uniforme en toda la Región. Las medias térmicas anuales oscilan entre los 23 y los 27°C. La amplitud diaria es de cerca de 10°C, manteniéndose inalterada tanto a las distintas latitudes, como en relación al mar.

Gracias a su proximidad al Ecuador, y a la poca cantidad de nubes durante la mayor parte del año, la luminosidad media anual es muy elevada, situándose en alrededor de 2.800 horas de luz solar por año.

Uno de los factores climáticos de gran significación para la Región es la fortísima evaporación que ocurre en el Polígono de las Sequías. Debido a la poca ocurrencia de nubes y a su baja latitud, esta Región recibe la incidencia casi vertical de los rayos solares, lo que favorece las elevadas temperaturas que, sumadas a la baja humedad atmosférica, provocan una evaporación excesiva. Los elevados coeficientes de evaporación provienen del fuerte calentamiento del suelo, causado por el calor solar que, además de influir directamente sobre la evaporación, actúa también indirectamente a través de los movimientos de aire que provoca, originando vientos calientes, secos, y de elevadas velocidades medias (15 a 25 km/hora). La intensa evaporación, que alcanza a una media de 2.000 mm por año, es la responsable mayor del balance hídrico deficitario del noreste semiárido.

La humedad relativa del aire alcanza una media anual próxima al 50%.

En general, los suelos son planos, pedregosos o arenosos, de pH neutro o cercano a 7, pobres en materia orgánica, pero ricos en sales minerales solubles, principalmente en calcio y potasio.

La vegetación está constituida por una mezcla de árboles y arbustos espinosos, retorcidos, de tamaño pequeño, de hojas caducas y pequeñas, y dotados de una elevada resistencia a la sequía.

PROSOPIS PALLIDA EN LA REGION SEMIARIDA DEL NORESTE BRASILEÑO

Prosopis pallida (Humboldt and Bonpland ex Willdenow) H.B.K. (= Prosopis juliflora (Sw) D.C.), constituye uno de los ejemplos más espectaculares de éxito en la introducción de especies en la región semiárida del Brasil.

P. pallida fue introducida en Brasil en 1942, en el municipio de Serra Talhada, Estado de Pernambuco, por el Profesor J.B. Griffing de la antigua Escuela Superior de Agricultura de Viçosa-MG y, en 1946, en la Hacienda San Miguel, en Angicos de Rio Grande do Norte, por recomendación del técnico S.C. Harland de la Companhia Brasileira de Linhas para Coser, y de ahí a todo el Noreste.

Esta leguminosa se adaptó muy bien a las condiciones edafoclimáticas de la región semiárida brasileña. Se le cultiva en gran escala en los Estados de Río Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco y Bahía. En los últimos años, como consecuencia de los estímulos financieros del Instituto Brasileño de Desarrollo Forestal (IBDF) para la reforestación de la Región del Noreste, la superficie plantada con este árbol forrajero ha aumentado considerablemente.

Prosopis pallida es una especie de usos múltiples, pero es como forrajera o árbol de reforestación que está siendo muy utilizada en el Polígono de las Sequías.

Las vainas presentan un elevado valor alimenticio y excelente palatabilidad para bovinos, caprinos, ovinos, equinos y otros animales domésticos, pudiendo sustituir al maíz y salvado de trigo en la ración animal. Además del gran valor nutritivo de sus vainas, esta xerófila, que se mantiene verde y tiene buena producción aun en grandes sequías, presenta también la importante característica de fructificar en la época más seca del año (septiembre, octubre, noviembre), cuando las existencias de forraje natural alcanzan un estado crítico. Como especie de reforestación es importante dada su precocidad, resistencia a la sequía y por poseer buena madera, además de producir carbón de buena calidad. En la apicultura se la emplea como planta melifera. Al interior de las plantaciones se instalan colmenas para aumentar la polinización y, consecuentemente, la producción de frutos, además de favorecer la producción de miel.

Recientemente, Figueiredo* constató que de las vainas de P. pallida se pueden extraer gomas del tipo gaioctomananas (goma caroba), que actualmente se extraen en escala industrial del algarrobo (Ceratonia siliqua L.) y del guar (Cyamopsis tetragonoloba L.). Este tipo de goma es de gran importancia en la tecnologia de alimentos, y Brasil puede explorar las posibilidades de P.pallida como fuente de esta goma, para pasar de la condición de importador a la de exportador.

En Brasil, además de la especie P. pallida, introducida en 1942, la Empresa de Investigaciones Agropecuarias de Río Grande do Norte (EMPARN) introdujo, en 1982, desde Argentina, Chile y Perú, otras 4 especies para ser ensayadas en la región semiárida del Noreste. De Argentina se trajo P. nigra y P. alba; de Chile, P. tamarugo y P.chilensis; de Perú, se importó nuevo germoplasma de P.pallida.

* FIGUEIREDO, A.A. “Lebensmittel chemischrelevante Inhaltstoffe der Schoten der Algarobeira (Prosopis juliflora DC)”. Dissertation zur Erlangung des naturwissentschaftlichen Doktorgrades der Julius-Maximilians Universität Würzburg, Baviera, RFA (1975).

CLIMA Y SUELOS

En la región semiárida brasileña, P. pallida parece crecer bien en toda la zona, donde las precipitaciones varían entre 252 a 800 mm por año, la humedad relativa del aire se sitúa alrededor del 50%, la temperatura media varía entre 23 y 27°C, y la insolación alrededor de 2.800 horas por año.

Prosopis pallida no es muy exigente en cuanto al tipo de suelo, pues en la zona semiárida de Brasil se le encuentra creciendo y produciendo bien en distintos tipos de suelo. En los suelos de aluvión, a las márgenes de los ríos, se desarrolla mucho y alcanza un alto porte y gran diámetro de copa. En general, esta planta se desarrolla en suelos pobres en materia orgánica, pedregosos o arenosos, llanos y de pH próximo a 7, que caracterizan a la región.

PROPAGACION Y RENDIMIENTO

La multiplicación se hace con semillas, que se recolectan de árboles vigorosos, sin espínas, de porte recto y que presentan buena producción de vainas, grandes y gruesas.

En Brasil, los árboles florecen dos veces por año, una en el mes de octubre y la otra en junio. La floración de junio sólo ocurre en parte de la planta, y no todas las flores producen frutos, con lo que la producción es pequeña. La floración de octobre da origen a la producción de sequía, en que todos los árboles producen.

La producción media de vainas por hectárea/año alcanza a unas 6 toneladas.


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