Previous PageTable Of ContentsNext Page

V. ESTADO ACTUAL DE LA INFORMACION SOBRE MADERA PARA ENERGIA
(CARLOS RUIZ, CONSULTOR FAO)

1. Antecedentes

El presente trabajo se enmarca dentro del proyecto FAO - GCP/RLA/133/EC “ Información y Análisis para el Desarrollo Forestal Sostenible de 13 países de Latinoamérica” y consiste en una revisión de los datos estadísticos nacionales históricos, de diferentes fuentes de información, con relación a la producción, consumo exportación e importación de los combustibles forestales (especialmente, leña y carbón usados con fines energéticos).

El perfil energético de los combustibles forestales en Bolivia esta conformado principalmente por la producción de leña y carbón para el consumo doméstico. En el sector domiciliario, la leña sigue siendo el energético más importante principalmente en las zonas rurales y aún ampliamente utilizado en las ciudades del oriente del país.

Aunque cerca del 48% del país esta cubierto de bosques y uno de los principales productos forestales extraídos es la madera para uso energético, no se han formulado ni implementado políticas, estrategias y programas que apunten a garantizar la sostenibilidad ecológica y económica del uso de los recursos forestales para fines energéticos.

El uso de leña es muy importante para mucha gente que vive en áreas rurales en Latinoamérica no solo por el uso mismo de ella en cada hogar sino también porque representa una importante fuente de ingreso para muchas familias que venden la leña recolectada en los mercados locales y a intermediarios que transportan este productos a centros más poblados.

En las regiones más pobres, la pérdida de la cubierta forestal se asocia con la alteración del ciclo hidrológico y la erosión de suelos, mientras que el uso de estiércol como un alternativa de combustible para cocinar y combatir las temperaturas reducidas promueve la pérdida de la fertilidad del suelo. Los habitantes de las regiones montañosas de Bolivia no pueden acceder a productos como el kerosene y el butano con facilidad por lo que deben usar estiércol como combustible (Godoy, 1994). En esos casos la economía es cerrada a los flujos de energía externos ya que no pueden pagar por ello.

Según los datos del proyecto FAO-HOLANDA6, en Bolivia entre 1961 y 1994, por un período de 34 años, un promedio 70% de la producción de maderas fueron para uso energético (leña y carbón) que representa un total de cerca de 30 Mm3 de maderas, y únicamente el 21% de las maderas fueron de usos industriales (aserríos, tableros, etc.).

Sin embargo, solamente una parte irrisoria (un producto historial de 3.4% de producción forestal) entra al mercado internacional y aún en el año de mayor exportación fue 3.38 % del total en el período. Conviene señalar que además es necesario poner mayor atención en la industria de transformación y establecimiento de plantaciones forestales, y que además el país requiere plantación adicional para usos energéticos y para reducir la presión sobre la vegetación natural como se analizará más adelante.

En el trabajo, y específicamente en el capítulo 7 donde se presentan las estadísticas de los combustibles forestales es interesante apreciar las tendencias que se han ido registrando en estas últimas dos décadas y cuales son las proyecciones que se presentan hasta el año 2010 utilizando distintas fuentes de datos.

2. Marco legal de los combustibles forestales

2.1 Legislación Forestal

La Legislación Forestal vigente está compuesta por la ley Nº 1700 de 12 de julio de 1996 y su reglamento (DS Nº 24453 de fecha 21 de diciembre de 1996) que reemplaza a la anterior Ley Forestal de 1974 (DL Nº 11686 del 13 de agosto de 1974) y su reglamento (DS Nº 14459 del 25 de marzo de 1977). Lo anterior está completado por un conjunto de normas técnicas, entre las que se pueden señalar las siguientes:

• Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (Inventarios, Planes de Manejo, Planes Operativos, Mapas) en Propiedades Privadas o concesiones con Superficies mayores a 200 ha.

• Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal Comercial (Inventarios, Planes de Manejo, Planes Operativos, Mapas) en Tierras Comunitarias de Origen.

• Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (Censos Comerciales, Planes de Manejo, Planes Operativos y Mapas) en propiedades privadas con superficies iguales o menores a 200 ha en zonas tropicales y subtropicales.

• Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (Inventarios, Planes de Manejo, Planes Operativos y Mapas) en Bosques Andinos y Chaqueños.

• Normas Técnicas sobre Programas de Abastecimiento y Procesamiento de Materia Prima,

• Reglamentación Especial de Desmontes y Quemas controladas.

• Normas Técnicas sobre Planes de Ordenamiento Predial,

• Directriz sobre Concesiones a las agrupaciones sociales del lugar.

2.2 Estructura Institucional

Sector Público:

La estructura institucional del sector forestal público de Bolivia está definida por la Ley Forestal (Ley Nº 1700) y su reglamento (Decreto Supremo Nº 24453), ambos de 1996, modificados por la nueva Ley de Organización del Poder Ejecutivo Nº 1788 del 16 de septiembre de 1997 y el D.S. 24855 del 22 de septiembre de 1997.

Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación.

Área de Acción: Recursos Naturales Renovables en general.

Competencia Básica: Desarrollar normas y definir políticas con relación a la preservación, conservación y restauración de los recursos naturales.

Competencia específica en relación a Tierras-Suelo: Establecer políticas y normas para la utilización sostenible del suelo, su conservación y restauración, planificar el uso y la ocupación de tierras a través de Ordenamiento Territorial y el desarrollo de los planes de uso de suelo y establecer un programa nacional de Conservación, Restauración y Preservación de la Erosión y la Desertificación.

Competencia específica en relación a los Bosques: Establecer políticas y normas para el manejo forestal sostenible, establecer programas y proyectos tendientes a asegurar el mantenimiento de los ecosistemas forestales y los componentes de la biodiversidad, promover la reducción del impacto ambiental negativo, los bosques a través de la utilización de recursos no maderables e instrumentar los sistemas de monitoreo, prevención y control sobre el uso de los recursos naturales renovables.

Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural:

Área de Acción: Aprovechamiento de recursos forestales para fines productivos.

Competencia Básica: Desarrollar Normas y definir políticas con relación al aprovechamiento integral de los Recursos Naturales Renovables.

Competencia específica en relación a Tierra-Suelo: Establecer políticas y normas específicas para el uso racional del suelo con fines de producción agropecuaria.

Competencia específica en relación a los bosques: Establecer políticas y normas específicas par el uso de recursos forestales con fines productivos, promover la industrialización y el incremento del valor agregado de las exportaciones forestales, promover la investigación para incrementar la productividad y la rentabilidad de la actividad forestal, aplicar las normas de uso racional de los recursos forestales y promover el desarrollo tecnológico y la transferencia de tecnología.

Ministerio de Comercio Exterior e Inversión:

De conformidad a la Ley 1788 (Ley de Organización del Poder Ejecutivo ) y el Decreto Supremo 24855 (Reglamento a la Ley 1788) de 16 y 22 de septiembre de 1997 respectivamente, el Ministerio de Comercio Exterior e Inversión es el encargado de formular y ejecutar políticas y normas para el comercio exterior, diseñar estrategias para captar inversiones privadas nacionales y extranjeras, realizar acciones para la promoción de exportaciones y de competitividad externa.

Superintendencia Forestal

Organismo regulador, encargado de:

• Vigilar el cabal cumplimiento del régimen Forestal de la Nación disponiendo medidas, correctivos y sanciones pertinentes.

• Otorgar concesiones, autorizaciones y permisos forestales, prorrogarlos, renovarlos, declarar su caducidad, nulidad o financiación; aprobar los planes de manejo y programas de abastecimiento y procesamiento de materias primas.

• Llevar el registro público de concesiones autorizaciones y permisos forestales, incluyendo las correspondientes reservas ecológicas.

• Efectuar decomisos de productos ilegales y medios empleados para su aprovechamiento, depositar y facilitar el remate de los mismo, destinando los fondos recaudados conforme a la ley.

• Disponer la realización de auditorias forestales externas.

• Verificar el pago oportuno de las patentes forestales y vigilar su debida distribución.

• Realizar, bajo su responsabilidad, las delegaciones que estime pertinentes a instancias municipales.

Fondo Nacional de Desarrollo Forestal (FONABOSQUE):

Organismo financiero, creado con el objetivo de promover la utilización sostenible y la conservación de los bosques y tierras forestales.

Prefecturas:

Encargadas de formular y ejecutar los planes de desarrollo forestal departamental, basados en políticas, estrategias, normas y planes definidos a nivel nacional. También desarrollan programas de fortalecimiento municipal. Formulan y ejecutan programas y proyectos de inversión pública en investigación, extensión técnico-científica en el campo forestal y de la agroforestería, en rehabilitación de cuencas y tierras forestales, forestación y reforestación, conservación y preservación del medio ambiente.

Municipalidades o Mancomunidades Municipales:

Participan en el Régimen Forestal de la Nación cumpliendo funciones de fiscalización, prevención y control, de apoyo a la elaboración e implementación de planes de manejo y otros. Además, pueden proponer al Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente la delimitación de áreas de reserva destinadas a concesiones para las agrupaciones sociales del lugar. También proponen a la Superintendencia Forestal realizar auditoria de cualquier concesión, cada cinco años.

Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA):

Actúa bajo la tuición de MDSP, con actividades relacionadas a la colonización y titulación de propiedades rurales.

Sector Privado:

La estructura institucional del sector forestal privado está organizado dentro el marco de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia. Esta organización está constituida por Cámaras Nacionales Sectoriales, entre ellas la Cámara Forestal de Bolivia.

La Cámara Forestal de Bolivia, con sede en Santa Cruz, está compuesta por miembros empresariales entre los que se encuentran; la Asociación de Aserraderos de Yapacaní y los miembros empresariales que representan a las distintas compañías. Los miembros de la Cámara Forestal de Bolivia y de sus Cámaras Regionales provienen principalmente del sector de la transformación primaria de la madera y los de la Industria y Comercio pertenecen fundamentalmente al sector de transformación secundaria.

Dentro la estructura de la Cámara Forestal de Bolivia PROMABOSQUE se constituyen en su brazo técnico, que se dedica principalmente a asuntos relacionados con la Silvicultura (producción de plántulas, ordenación sostenible, etc.). La Cámara Forestal de Bolivia trabaja en relación estrecha con el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), institución orientada al mercado de exportación.

La afiliación a la Cámara Forestal de Bolivia, las Cámaras Regionales y otras instituciones es voluntaria. La Cámara representa los intereses de la industria maderera al nivel regional, nacional e internacional. Algunos de los beneficiosos directos obtenidos por sus miembros son: apoyo legal técnico, información sobre mercados, expedición de certificados y documentos exigidos por autoridades gubernamentales, etc.

Cabe señalar que dentro la estructura institucional del sector forestal privado, también se cuenta a las ONG’s, IPD’s y otros.

3. Definiciones de los Combustibles Forestales

Combustibles de madera

En esta categoría se incluyen todos los tipos de biocombustibles derivados directa o indirectamente de los árboles y arbustos que crecen en tierras forestales y no forestales. La definición de bosque utilizada en la evaluación de los recursos forestales de la FAO de 1990 (Estudio FAO: Montes 124, p.7) es muy amplio e incluye tierras con una cubierta de copas mínima del 20 por ciento en los países desarrollados y del 10 por ciento en los países en desarrollo. Entre los combustibles de madera se incluye también la biomasa derivada de actividades silvícolas (aclareos, podas, etc.) y de extracción y explotación (puntas, raíces, ramas, etc.), así como subproductos industriales derivados de industrias forestales primarias y secundarias que se utilizan como combustible. Se incluyen también los combustibles de madera derivados de plantaciones forestales con fines energéticos.

Con arreglo a su origen, los combustibles de madera se dividen en tres grupos: combustibles de madera directos, combustibles de madera indirectos y combustibles de madera recuperados, según se presentan en el Cuadro 2 y se definen a continuación.

• Combustibles de madera directos: madera extraída directamente de los bosques (bosques naturales y plantaciones; tierra en la que la cubierta de copas ocupa más de un 10 por ciento de la superficie en una extensión de más de 0,5 ha); otros terrenos boscosos (tierra con una cubierta de copas de entre el 5 y el 10 por ciento de la superficie, en la que los árboles pueden alcanzar una altura de al menos 5 m al alcanzar la madurez in situ, o tierra con una cubierta de copas de más del 10 por ciento de la superficie, en la que los árboles no pueden alcanzar una altura de al menos 5 m al alcanzar la madurez in situ, y cubierta arbustiva o de matorral); y otras tierras destinadas al suministro de energía para cubrir la demanda, e incluye tanto los combustibles de madera inventariados (registrados en estadísticas oficiales) como no inventariados. Los combustibles de madera directos se queman directamente o se transforman en otro combustible, como el carbón vegetal, los gases de pirólisis, pellets, etanol, metanol, etc.

• Combustibles de madera indirectos: generalmente, son subproductos industriales derivados de industrias primarias de la madera (aserraderos, fábricas de tableros de partículas, plantas de fabricación de pasta de papel) y secundarias (ebanistería, carpintería), tales como residuos del aserrado, costeros, restos del canteado y el escuadrado, serrín, virutas y astillas, licor negro, etc. Los combustibles de madera indirectos se queman directamente o se transforman en otro combustible, como el carbón vegetal, gases de pirólisis, pellets, etanol, metanol, etc.

• Combustibles de madera recuperados: biomasa leñosa derivada de todas las actividades económicas y sociales ajenas al sector forestal, generalmente, desechos de la construcción, demolición de edificios, bandejas de carga, contenedores y cajas de madera, etc. que se queman tal cual están o se transforman en astillas, pellets, briquetas, polvo, etc.

A continuación, en el cuadro 2, se resume la importancia que tienen actualmente los diferentes tipos de combustibles de madera, así como la disponibilidad de datos en las tablas de FAOSTAT.

Cuadro 1. Importancia del combustible de madera

 

Oferta (Fuentes)

Productos

(vectores dendroenergéticos)

Combustibles de madera directos

Combustible de madera indirectos

Combustibles de madera recuperados

Leña

XXX, E

XXX, NE

XXX, NE

Carbón vegetal

XXX, E

XX, NE

X, NE

Licor negro

 

XXX, NE

 

Otros (metanol, etanol, gases de pirólisis)

X, NE

X, NE

X, NE

Importancia:

XXX : muy importante

XX : importante

X : menos importante o en fase de desarrollo tecnológico

Base de datos

E : estimación actual

NE: no evaluado actualmente

 

Fuente: FAOSTAT, 2001

Por lo que respecta a los productos que se han de considerar al contabilizar la dendroenergía, los combustibles de madera se puede dividir en cuatro tipos de productos: leña, carbón vegetal, licor negro y otros, definidos según se indica continuación.

Leña: incluye la "madera en bruto" en piezas pequeñas (leña), astillas, pellets y/o polvo derivados de los bosques y árboles aislados, así como los subproductos de la industria de la madera y los productos leñosos recuperados. Conservan la estructura original básica de la madera y se pueden utilizar directamente o después de haber sido transformados en otro combustible de madera como el carbón vegetal. Cuando es necesario, la leña se puede preparar en productos más adecuados, como astillas y pellets, sin necesidad de realizar transformaciones físico-químicas importantes.

Astillas: madera en bruto que se ha reducido deliberadamente a piezas de tamaño reducido, o residuos adecuados para fines energéticos.

Pellets de madera: pueden ser considerados como un combustible derivado de la autoaglomeración de material leñoso como resultado de una aplicación combinada de calor y alta presión en una máquina de extrusión.

Carbón vegetal: residuo sólido derivado de la carbonización, destilación, pirólisis y torrefacción de la madera (de troncos y ramas de árboles) y subproductos de la madera, utilizando sistemas continuos o discontinuos (hornos de pozo, ladrillo y metal). Incluye las briquetas de carbón vegetal.

briquetas de carbón vegetal: producidas con carbón vegetal que, una vez triturado y secado, se moldea (generalmente a alta presión) con la adición de aglutinantes para formar piezas uniformes.

Licor negro: licor alcalino obtenido de los digestores empleados para producir pasta al sulfato o a la soda durante el proceso de producción de papel, en el que el contenido de energía deriva principalmente del contenido de lignina extraído de la madera en el proceso de elaboración de la pasta.

Otros combustibles de madera: esta categoría incluye una amplia gama de combustibles líquidos y gaseosos derivados de la leña y el carbón vegetal en general, mediante procesos pirolíticos o enzimáticos, como gases de pirólisis, etanol, metanol, productos de interés creciente pero que por el momento no tienen la misma importancia como productos energéticos.

Agrocombustibles

Combustibles obtenidos como productos de la biomasa y subproductos agrícolas. Consisten principalmente en la biomasa derivada directamente de los cultivos destinados a ser utilizados como combustible y de los subproductos agrícolas, agroindustriales y animales.

• Cultivos destinados a ser utilizados como combustible: especies de plantas cultivadas en plantaciones o granjas destinadas a producir materia prima para la producción de biocombustibles. Estos cultivos se pueden producir en granjas terrestres (yuca, caña de azúcar, euphorbia, etc.), en granjas marinas (algae) o en granjas de agua dulce (jacintos de agua). Los cultivos para combustible producidos en tierra se pueden clasificar en: cultivos de azúcar/almidón, cultivos oleaginosos y otros cultivos energéticos.

• Cultivos de azúcar/almidón: son cultivos que se plantan básicamente para producir etanol (alcohol etílico) como combustible utilizado principalmente en el transporte (solo o mezclado con gasolina). El etanol se puede producir mediante la fermentación de la glucosa derivada de las plantas que contienen azúcar (como la caña de azúcar) o de materiales de almidón después de realizar la hidrólisis.

• Cultivos oleaginosos: abarcan las plantas oleaginosas (como el girasol, la colza, etc.) plantadas para la utilización energética directa del aceite vegetal extraído, o como materia prima para su transformación en un sustitutivo del gasóleo, mediante procesos de transesterificación.

• Otros cultivos energéticos: plantas y cultivos especializados considerados más recientemente para usos energéticos, tales como: Miscanthus, Spartina spp. Cyperus longus, Arundo donax y Phalaris arundinacea.

• Subproductos agrícolas: se trata principalmente de material y subproductos vegetales derivados de la producción, cosecha, transporte y elaboración en zonas agrícolas. Esta categoría comprende, entre otros, mazorcas y tallos de maíz, tallos y cáscaras de trigo, cáscaras de maní, tallos de algodón, tallos de mostaza, etc.

• Subproductos agroindustriales: subproductos de la elaboración de alimentos, como bagazo de caña de azúcar, cáscaras de arroz, cáscaras, fibra y médula de coco, cáscaras de maní, residuos del prensado de la oliva, etc.

• Subproductos de origen animal: estiércol y otras excretas de vacuno, caballos, cerdos, aves de corral y, en principio, seres humanos. Se puede secar y utilizar directamente como combustible o transformarlo en biogás mediante fermentación.

• Biogás: subproducto de la fermentación anaeróbica de la biomasa, principalmente de los desechos animales, realizada por bacterias. Consiste principalmente en gas metano y dióxido de carbono.

En el futuro, también se prestará más atención a la definición de diferentes tipos de agrocombustibles a los que hasta ahora se les ha prestado muy escasa atención, no sólo respecto de la terminología utilizada, sino también para elaborar bases de datos mejoradas.

Subproductos de origen municipal:

Desechos de biomasa producidos por la población urbana, que pueden ser de dos tipos: subproductos sólidos de origen municipal y subproductos gaseosos/líquidos de origen municipal producidos en ciudades y aldeas.

Biocombustibles sólidos de origen municipal: comprenden los subproductos producidos por los sectores residencial, comercial, industrial, público y terciario que recogen las autoridades locales para su eliminación en un emplazamiento central, donde se suelen incinerar (se queman directamente) para producir calor y/o energía. También se incluyen en esta categoría los desechos hospitalarios.

b) Biocombustibles gaseosos/líquidos de origen municipal: biocombustibles derivados principalmente de la fermentación anaeróbica (biogás) de residuos sólidos y líquidos de origen municipal, que pueden ser gases de vertederos o gases de fangos residuales.

Cuadro 2: Definición propuesta de las clasificaciones de los biocombustibles

Primer nivel

Segundo nivel

Breve definición

Combustibles de madera

Combustibles de madera directos

Madera utilizada directa o indirectamente como combustible, producida con fines energéticos

 

Combustibles de madera indirectos

Principalmente, biocombustibles sólidos producidos a partir de las actividades de elaboración de la madera

 

Combustibles de madera recuperados

Madera utilizada directa o indirectamente como combustible, derivada de actividades socioeconómicas ajenas al sector forestal

 

Combustibles derivados de la madera

Principalmente, biocombustibles líquidos y gaseosos producidos en actividades forestales y por la industria de la madera

Agrocombustibles

Cultivos destinados a ser utilizados como combustible

Plantas cultivadas para la producción de biocombustibles

 

Subproductos agrícolas

Principalmente, residuos de la recolección agrícola y otros subproductos de las faenas agrícolas que quedan en los campos

 

Subproductos de origen animal

Básicamente, excretas o de ganado vacuno, equino y porcino, así como de aves de corral

 

Subproductos agroindustriales

Varios tipos de materiales, producidos principalmente en las industrias de elaboración de los alimentos, como bagazo y cáscaras de arroz

Subproductos de origen municipal

Residuos sólidos y líquidos de origen municipal

4. El sector energético de Bolivia

El perfil energético de Bolivia cuenta por una parte con un sub-sector moderno, que depende de la producción de derivados del petróleo, (principalmente gas natural), la generación de electricidad y algunas industrias de procesamiento térmico (cemento, textiles, aceites, alimentos y bebidas). Por otra parte, existe un amplísimo sub-sector tradicional, que incluye a la mayoría de los domicilios, las pequeñas industrias y establecimientos agropecuarios, donde las necesidades de energía térmica se cubren con leña, carbón, residuos de madera y otros biocombustibles.

4.1. El subsector petrolero

Bolivia es un país reconocido internacionalmente por su capacidad hidrocarburífera, los productos derivados constituyen principalmente el gas natural, la gasolina y el jet fuel que se exportan hacia Brasil y Argentina y abastecen en su totalidad la demanda nacional de estos productos. Por otro lado, por sus características geofísicas, los yacimientos bolivianos tienen la capacidad de producir solamente el 50% de la demanda nacional de diesel por lo que se importa desde Argentina el otro tanto para cubrir la demanda de ese combustible principalmente en lo que se refiere al tema de transporte automotriz.

La certificación de más de 27 millones de metros cúbicos en reservas de gas natural en todo el territorio, unida a la consolidación del mercado brasileño como el principal consumidor de este energético, constituyen la base sobre la cual descansa la realidad hidrocarburífera de Bolívia.

Según el Viceministerio de Energía e Hidrocarburos, los ingresos previstos para Bolivia por la venta del gas natural a Brasil están calculados en unos 125 millones de dólares para el año 2000, por la venta de 8 millones de metros cúbicos diarios del energético. Sin embargo, los volúmenes de venta atraviesan un proceso constante de elevación, con ingresos para Bolivia de 282 millones de dólares en el 2001, 407 millones en el 2002.

Frente a ello, los gobiernos de Bolivia y Brasil han comenzado a tomar previsiones en cuanto a la construcción de un segundo ducto entre ambos países, dado que tanto la demanda brasileña como la oferta boliviana se encuentran en pleno proceso expansionista.

4.2. El subsector de energía eléctrica

La producción de energía eléctrica se realiza principalmente de dos formas: la primera y mas común en Bolivia se realiza con generación térmica utilizando como combustible el gas natural y la segunda a través de centrales hidroeléctricas que abastecen toda zona andina del país y que han presentado serias dificultades en los últimos 10 años que han provocado reiteradas crisis de suministro principalmente por la creciente demanda y las sequías extraordinarias que obligó al país a aumentar la generación de térmica de energía eléctrica.

En este sentido, Bolivia mantendrá su política estatal de alentar la construcción de plantas privadas de termoelectricidad en territorio boliviano, una infraestructura destinada a aumentar significativamente el valor agregado de gas natural, convirtiéndolo en energía eléctrica con capacidad de exportación.

La elevación de la cobertura de electrificación rural ha sido definida en los últimos años, como una prioridad nacional, decisión de la cual emerge el Programa Nacional de Electrificación Rural (PRONER).

En un año de vigencia, a fines de 1998, el PRONER, dependiente del Viceministerio de Energía e Hidrocarburos, logró aumentar este índice en 3.6 puntos porcentuales, del 13.7 por ciento al comenzar el programa al 17.3 por ciento en el plazo señalado.

Esta elevación supuso la instalación de 34.000 nuevas conexiones a lo largo y ancho de todo el país la mayor parte de la cual se ha concentrado en poblaciones de los departamentos de Cochabamba (13.707), Santa Cruz (7.648) y Potosí (4.37).

Tomando en cuenta la cantidad de proyectos concluidos en el 2000, se prevé que más de 37.000 hogares quedarán beneficiados al concluir 2001.

4.3. El subsector de los combustibles forestales

El subsector dendroenergético ha tenido una prioridad baja dentro de las políticas de desarrollo forestal, por este motivo, aún no se cuenta con información completa y sistemática, ni estadísticas que permitan hacer una evaluación detallada y precisa sobre la situación dendroenergética del país. Asimismo, han sido muy pocas las acciones efectivas desarrolladas hasta la fecha para intervenir la deforestación y extracción selectiva ocasionada por la producción dendroenergética intensiva, buscando optimizar, racionalizar y promover la sustentabilidad del recurso.

El perfil energético de los combustibles forestales en Bolivia esta conformado principalmente por la producción de leña y carbón para el consumo doméstico. En el sector domiciliario, la leña sigue siendo el energético más importante principalmente en las zonas rurales y aún ampliamente utilizado en las ciudades del oriente del país.

FIGURA 1: Foto de una Fábrica de ladrillo

En la actividad industrial, el uso de combustibles forestales como la leña y el carbón, es todavía importante debido al bajo nivel de inversión y al tamaño reducido de la mayoría de las industrias. Las actividades industriales que más utilizan como combustible la leña en sus procesos de producción son los que se detallan en el siguiente cuadro.

Cuadro 3. Descripción de las principales industrias que utilizan combustibles forestales.

Tipo

Descripción

Minería y metalúrgia.

Pequeñas empresas metalúrgicas dedicada a la fundición de metales, se concentran principalmente entre los departamentos de Oruro y Potosí.

Producción de Cal

Las fábricas caleras de aspecto y procesamiento rústico son comunes en el atiplano potosino, en los valles cochabambinos y entre las ciudades de Tarija y Yacuiba. Estas fábricas utilizan gran cantidad de leña en sus procesos.

Construcción

Una actividad común especialmente en los centros urbanos, es la fabricación de ladrillos para la construcción.

Producción de alimentos

Muchos de los panaderos, inclusive en las ciudades más pobladas del país siguen utilizando leña.

Otro producto importante en el consumo de leña y carbón de consumo familiar, es por las brasas para la venta de pollo o carne de res.

Energéticos industriales

Actualmente algunas fábricas destiladoras de azúcar y oleaginosas utilizan sus residuos orgánicos como energéticos en algunos de sus procesos.

5. El consumo de combustibles forestales en Bolivia dentro del contexto mundial

Hay una necesidad natural y universal por el uso de combustibles domésticos. Como los ingresos per cápita se incrementan, el uso de kerosene, gas butano (GLP) y la electricidad tienden a sustituir la leña y el carbón. La políticas de desarrollo de cada país son las que aceleran o reducen este proceso en una serie de medidas que favorecen o no la lucha contra la pobreza y el respeto por el medio ambiente

Los combustibles forestales básicamente componen: la leña, el carbón y otros. Mientras que la leña y el carbón son productos que se extraen desde el bosque, los procesos industriales de las industrias que utilizan recursos forestales y derivados como energéticos son los más accesibles para las empresas de un nivel reducido de inversión.

Se estima que en el África, cerca de 400 millones de toneladas de estiércol son consumidas anualmente, sin embargo, aún no existen estimaciones precisas de la pérdida de pastos en Latinoamérica (Dourojeanni, 1982).

5.1 La presión sobre los bosques de Latinoamérica

El uso de leña es muy importante para mucha gente que vive en áreas rurales en Latinoamérica no solo por el uso mismo de ella en cada hogar sino también porque representa una importante fuente de ingreso para muchas familias que venden la leña recolectada en los mercados locales y a intermediarios que transportan este productos a centros más poblados. La idea de que leña es recolectada en forma “gratis” y que para la venta se considera solamente el costo del tiempo empleado por el recolector, tiene impactos importante en la ecología del lugar ya que generalmente el campesino no esta obligado a reforestar el área utilizada. Esta sobre-explotación del recurso esta asociado a la notable deforestación que han sido víctimas países en Latinoamérica; como honduras, Guatemala, Perú y Bolivia entre otros.

El bosque en Latinoamérica, esta sometido a una enorme presión por la sobre-explotación (Eckholm, 1975). Esta sobre-explotación conlleva a la deforestación de inconmensurables territorios como los que se han presentado en Guatemala (Shaller, 1979). Para muchos autores, Anderson (1997) cita a Field (1993), McGranahan (1991) y Miller (1991), la escasez de leña, significa para los recolectores, especialmente mujeres, que se les reduce el tiempo para realizar otras actividades y que los niños y esencialmente los recién nacidos serán menos atendidos por sus madres. En comparación, en otros estudios se concluye que en proceso de recolección de leña, raíces y hojas traen a sus hijos con ellos facilitando sus dietas y que constituye como parte del aprendizaje en su crecimiento (Eber, 1995; Elmendorf, 1976; Sandstroms, 1991; Weil, 1998).

El hecho de cocinar y calentarse con leña puede ser una cosa del pasado para muchos pero cerca del 10% de los países en desarrollo en el mundo dependen de la madera como fuente de energía primaria y al menos 90% la usan masivamente para fines energéticos (Chatterji, 1981). En Honduras, cerca del 78% de su energía esta basada en la leña, en Belize y Paraguay un poco menos con 76 y 69 % respectivamente (Clawson, 1997). Estas cifras demuestran la importancia de la leña para quienes viven en las áreas rurales. A este alto rango de uso de leña van asociados efectos medioambientales y sociales como la deforestación, perdida de fertilidad de los suelos y con ello el agotamiento de los recursos energéticos y reducción de la capacidad de producir alimentos debido a la degradación de suelos.

Uno de los impactos más importantes se debe a la combustión de estiércol. Aunque esta práctica es menos común en Latinoamérica que en Asia, o Africa, particularmente porque la contribución de estiércol y leña en el balance total de energía es menor, se debe a que la escasez de madera no es un problema frecuente en los bosques húmedos de Latinoamérica. Otro factor es que en Latinoamérica uno de los principales efectos asociados a la colonización de tierras es la producción masiva de combustibles forestales e inclusive la tasa de avance y desmonte de los bosques con el desalojo de vegetación que ello implica, generalmente es superior al consumo energético de sus residuos.

Una estimación del tiempo necesario para la recolección de leña puede ser obtenido usando la tabla generada por Browder (1989) en es estado sudoeste de San Luis de Potosí, utilizando el promedio aritmético de la muestra donde indica que cada campesino gasta 192 horas al año en la recolección de leña y 18,819 horas cada vez que realizan esta actividad. Como una referencia adicional, es importante notar que este grupo de gente pertenece a las comunidades de un Bosque Decíduo Templado y otro Tropical Perennifolio de México lo que significa que existe gran cantidad de biomasa disponible durante todas las estaciones del año por lo que esta estimación de tiempos no puede ser comparable con la zona andina del occidente boliviano (Shaller, 1979).

El uso de leña y la deforestación producida durante su recolección es un problema que se hace más notorio en las áreas más áridas o semiáridas como las regiones costeras de los Andes de Chile y Perú, el altiplano boliviano, el sertôes en Brasil y partes de América Central y las Antillas. En la región andina, después de que especies como los Polylepis y Buddleia fueron extraídos, arbustos como el Lepidophyllum sufrieron el mismo destino hasta finalmente agotar inclusive especies como Distichia muscoide.

El consumo estimado de leña en Latinoamérica es de aproximadamente entre 750 a 900 kg por persona por año (Foley, 1985). Una estimación razonable del uso de leña en Guatemala es cerca de una tonelada por persona por año, parte de la cual viene de las podas e intervenciones en las plantaciones de café. Mientras que el resto se obtiene de la producción forestal y la deforestación (Univ. Rafael Landivar - USAID, 1984). Existen también problemas con la deforestación en las tierras altas y ecosistemas tropicales en México. Los árboles no siempre compiten a la par con la agricultura. De todas maneras, desde que la energía de la leña utilizada por persona ha sido estimada en tres veces mayor que la energía consumida como alimento, esto será una presión enorme para las zonas más pobladas y escasas de estos recursos. Como en todas las regiones de mediano ingreso, en Centro América la tendencia es la de reemplazar las leña por combustibles como el kerosene o el butano en garrafa de gas. Esto fue masivamente implementado cuando la caída del precio del petróleo entre 1973 y 1979 jugo un papel fundamental (Leonard , 1987). En Costa Rica, un país lluvioso y montañoso donde generalmente cocinan con energía hidroeléctrica por lo que no hay problemas de deforestación.

En algunos lugares de la región, la demanda doméstica de leña o estiércol no puede ser satisfecha sin reducir el alimento y la producción forrajera. El costo alto de la leña incrementa el costo del suelo con aptitud forestal. El Banco Mundial prefiere la reforestación social y el uso de carbón producido a través de métodos mejorados para maximizar la eficiencia en vez de la introducción de combustibles derivados del petróleo (Shramin, 1987). Si la leña, el carbón y el estiércol fueran reemplazados por hidrocarburos, (según Foley, 1985) la demanda de hidrocarburos (kerosene y butano)en el mercado mundial se vería incrementada en cerca de 100 millones de toneladas al año (dos millones de barriles al día). La cantidad de hidrocarburos necesaria para esto es mucho más baja que la energía equivalente de los substitutos de la leña porque se supone que los derivados del petróleo tienen una combustión mucho más eficiente. Por otro lado, al aumentar el ingreso de la gente, puede preverse un decrecimiento en el uso de energía exosomática y de podrían ser reemplazadas grandes cantidades de leña por pequeñas cantidades de combustibles fósiles. Esto podría ayudar a prevenir la perdida de los bosques en zonas áridas y reducir la competencia entre la agricultura expansionista y el aprovechamiento forestal.

La preferencias sociales por el kerosene o el butano como combustibles es innegable, es más limpio, permite el ahorro de tiempo y esfuerzo de la mujer para cocinar y reduce la polución doméstica causada por la combustión del carbón y la leña. Si suponemos que el uso anual de leña por persona es de 500 kg, con un contenido de leña equivalente a 0.35 toneladas de hidrocarburos (kerosene y butano) por tonelada de leña, y si tomamos en cuenta la gran eficiencia de combustión de los hidrocarburos (la combustión de leña tiene un eficiencia igual o menor a 15%, mientras que el kerosene y el butano se acercan al 40 o 50 %),con lo que se concluye que el combustible usado por 3000 millones de personas viviendo en pobreza en el mundo se necesitarían cerca de 2000 millones de toneladas de hidrocarburos por año. Esta es una cantidad enorme pero alcanzable si comparamos que viene a ser cuatro veces mayor de la demanda de España y 4 veces más pequeño que el consumo anual de hidrocarburos en Estados Unidos. Los hidrocarburos, a US$ 15 el barril es tan barato que puede ser consumido en los países desarrollados, pero por otro lado , es aun demasiado caro para otros países en vías de desarrollo.

En las regiones más pobres, la pérdida de la cubierta forestal se asocia con la alteración del ciclo hidrológico y la erosión de suelos, mientras que el uso de estiércol como un alternativa de combustible para cocinar y combatir las temperaturas reducidas promueve la pérdida de la fertilidad del suelo. Los habitantes de las regiones montañosas de Bolivia y Perú no pueden acceder a productos como el kerosene y el butano con facilidad por lo que deben usar estiércol como combustible (Godoy, 1994). En esos casos la economía es cerrada a los flujos de energía externos ya que no pueden pagar por ello.

La necesidad de ofrecer alternativas para el abastecimiento de leña ha sido señalada numerosamente por diferentes autores. Para Bogach (1985) la alternativa más sensata es reducir el gasto de productos derivados del petróleo y animales. Mientras que otros como Anderson, May y Balick (1991) discuten el uso y mejoramiento de pajas, hojas y otros compuestos orgánicos provenientes del bosque. Estas son solo unas cuantas ideas que fueron expuestas entre muchos científicos y al parecer la mayoría coinciden en la reducción del gasto de estiércol y combustibles de las copas de los árboles.

Cabe mencionar que la literatura sobre el uso de leña en Latinoamérica es extensa pero son escasos los estudios cuyas estimaciones tienen una precisión conocida lo que conlleva a contradicciones y diferentes apreciaciones entre los autores.

6. Descripción de los combustibles forestales de Bolivia

Como se mencionó al inicio del documento, para describir los combustibles dendroenergéticos de Bolivia es necesario dividir al país al menos en dos grandes zonas: Las tierras altas y las tierras bajas, esto en vista de las diferencias substanciales que se presentan tanto en los recursos forestales disponibles como en la forma y estilo de vida de sus pobladores.

Las tierras bajas de Bolivia están ubicadas al oriente del país por debajo de los 1000 msnm. y estos territorios se denomina “el oriente boliviano” donde se encuentran diversas formaciones forestales como la formaciones: Boliviano - Tucumana, el chaco y la amazonía.

Por otro lado, las tierras altas de Bolivia (sobre los 1000 msnm.) son territorios inmersos en la Cordillera de los Andes que hacen su ascenso desde los valles templados, pasando por el altiplano hasta las altas cumbres hasta sobre los 6000 msnm.

Cuadro 4. Características de las zonas altas y bajas de Bolivia.

6.1 Combustibles forestales en las tierras bajas de Bolivia

Los bosques de las tierras bajas de Santa Cruz, La Paz y Pando cubren aproximadamente el 76% del área forestal de Bolivia; un 18% se encuentra en Chuquisaca y Tarija, y el 6% restante, en los valles cercanos a Cochabamba. La mayor cantidad del bosque con potencial alto esta concentrado en la región noroeste del país mientras que el potencial pobre se concentra en la zona sureste.

Gran cantidad de especies leñosas son utilizadas como leña y carbón para el consumo de doméstico de los campesinos del oriente. Esta leña es obtenida principalmente de los desmontes y limpias que los campesinos realizan en los cultivos y es muy frecuente el uso de fuego (Chaqueo) para la limpia de pastizales y malezas para preparar el terreno antes de la siembra, los residuos de esta actividad son recogidos y utilizados posteriormente como carón para uso doméstico o para la comercialización.

Sin embargo, solamente algunas especies leñosas para leña y carbón son preferidas por sus cualidades calóricas en los principales centros de consumo del país. Es preferida la leña de curupaú, cuta, tajibo, urundel y algunas acacias. Siendo la primera especie la más económica que se encuentra disponible entre los comerciantes.

Curupaú (Anadenanthera colubrina).- Es un árbol de copa mediana de color verde amarillento, se encuentra en las regiones de bosque húmedo subtropical y bosque húmedo templado de los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija y La Paz. Aunque es considerada como una especie muy valiosa como madera aserrada y en la construcción, es la leña más popular en los centro de consumo más importantes del país.

Tajibo (Tabebuia impetiginosa).- Es un árbol con una copa mediana de color verde intenso. Se ubica en bosques húmedo subtropical a bosques húmedo templado de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca, Tarija, Beni y Pando. Es considerada como una especie principal en las regiones de la Chiquitanía, Bajo Paraguá y Guarayos. Aunque se utiliza principalmente como madera construcción, láminas de enchape y muebles de jardín, es muy común encontrar esta especie para la venta de leña y carbón.

Cuta ( Phyllostillom rhamnoides).- Es un árbol de forma elíptica que alcanza hasta los 25 metros de altura, se caracteriza por su corteza de color blanco-grisacea. Se encuentre en regiones de bosque templado de los departamentos de Chuquisaca, tarija y Santa Cruz. Es considerada como una especie frecuente en la región de la Chuiquitanía, Bajo Paraguá Guarayos, Pié de Monte Amazónico y la Amazonía.

FIGURA 2: Foto de Vendedores de leña

Como un dato adicional, La medida de volumen más común para la comercialización de leña es la "Tarea" que como se muestra en la foto consiste en trozos apilados de 0.4m*0.5m*4m (0.8 m3) y en la principal ciudad de las tierras baja (Santa Cruz de La Sierra). Esto puede tener un valor comercial de hasta 100 Bs (15 $us) cuando se trata de madera de Curupaú.

6.2 Combustibles forestales en las tierras altas Bolivia

Las familias campesinas de las tierras altas de Bolivia en generaciones sucesivas, no solo se enfrentan a la disminución de la extensión de sus parcelas, sino también a los bajos rendimientos. Según los campesinos de los valles cochabambinos, las parcelas hoy producen la mitad de lo producían cinco años atrás (León, 1991).

Esta situación, que genera efectos como la migración de los varones , también influye en la reposición de las formas productivas asociativas. La Parcelación de las tierras y la “minifundización” que prodiguió a la Reforma Agraria, ha sido frenada por la escasez . Los campesinos se dieron cuenta de que juntando las parcelas podían compensar las desventajas. Pero no solo esto, sino que reasumieron tecnologías tradicionales como los cultivos combinados, la recuperación de especies y menosprecio por el uso indiscriminado de los insumos químicos que, saben construye enormemente a la baja productividad de sus suelos.

Los caminos rurales de muchos pueblos de Bolivia son de tan difícil acceso que pocos son los comerciantes y camioneros que circulan por allá. Cuando lo hacen, las mercancías que se trasladan valen mucho más por lo que les cuesta transportar hasta el pueblo.

Una de las mercancías que se traslada muy rara vez es la garrafa o balón de gas de uso doméstico, cuyo precio puede llegar a ser tres veces mayor que en la ciudad (SH, 2001). En muchas de las viviendas se observa en la habitación principal una cocina y una garrafa, pero que no se utilizan debido a que los costos del gas son prohibitivos. Por ello, la gran mayoría de las mujeres vive cotidianamente la angustia de conseguir con qué cocinar.

La inexistencia de arbustos y árboles en las tierras altas, hace que la leña sea algo más que precioso. Para conseguirla se deben caminar varias horas hasta una zona donde se encuentren paja y otros arbustos. El traslado de la leña casi siempre esta a cargo del hombre., cuando se trata de una cantidad suficiente para la semana. Pero cuando la cantidad es menor, es la mujer la que carga pequeños bultos de ramas en sus hombros.

La otra forma de abastecimiento de leña es al por mayor, a partir de camiones que llevan ramas de eucalipto desde los valles. Una camionada cuesta casi US$ 50 (León, 1991), lo que solo pueden solventar algunos campesinos y en casos muy especiales,: días festivos, cuando se hace chicha o en otras grandes ocasiones.

La escasez de la leña tiene también consecuencias en el sistema alimentario de las familias. Cuando carecen de leña, las mujeres se ven obligadas a sustituirla por cáscaras secas, hojas de eucalipto, pequeñas raíces e inclusive basuras para poder cocinar. En épocas de lluvia muchos de estos insumos están mojados, por tanto las mujeres deben crear las más variadas formas para maximizar los beneficios del fuego, por ejemplo, secando la leña encima de sus hornillas de barro mientras en una olla se cocina algo.

La escasez de los recursos energético y económicos obliga a la mujer a elaborar más alimentos, a los que, además, debe restarles el tiempo de cocción por todo lo señalado anteriormente.

La desvalorización del ritual alimentario, por la escasez de leña y por la modernización del hábitat, está creando serios problemas alimentarios y de sociabilidad familiar en el campesinado.

Los bosques nativos en la zona se desarrollan sobre todo en las quebradas. Los bosques son fundamentalmente de quewiña, de aliso, existiendo otras especies como la kishuara, chachacoma y varios arbustos.

Los árboles y arbustos de los bosques nativos están incorporados en la vida campesina como valores de uso en el campo de la reproducción, son fuentes de energía e instrumentos de uso doméstico y de trabajo. Sin embargo, también tienen valor de cambio; cuando se convierten en utensilios y leña, son mercancías. La leña significa una importante fuente de ingresos; vendiendo 3 amarros por semana, La campesina puede disponer de un ingreso que le garantiza la obtención de los complementos alimenticios básicos para la semana (azúcar, sal, fideos, ají).

La leña se comercializa en el camino, los compradores generalmente son los campesinos de zonas más altas y los del norte donde el recurso forestal es muy escaso.

Las especies más utilizadas en las zonas altiplánicas son: la yarita, el ichu, la t´ula, la q´iwiña, el olmo, el lluqui, el molle y la tipa.

La yarita (Azorella diapensioides).- Desparramándose en extensas regiones de la pampa, esta planta en cojines duros es, como se sabe, parte básica del paisaje altoandino.

Aunque no se sabe con precisión si la yarita fué utilizada como combustible en los Andes antes de la época colonial lo que de todos modos es evidente es que hoy en día, es que esta planta es muy apreciada como combustible por las empresas mineras y externas de las regiones rurales andinas, sin embargo no es comúnmente usada por los comunarios altiplánicos para hacer fuego ya sea en la cocina u otros menesteres; esto sólo ocurre cuando la t´ula y el ichu no abastecen. La yarita ha pasado a ser utilizada a tal grado sin misericordia en los últimos años para fines industriales, por ejemplo, en las explotaciones de bórax, ulexita, azufre y otros, que el daño ecológico a la región está alcanzando magnitudes insospechadas (Calla, 1995). Si se considera que la yarita tarda incluso varias décadas en crecer, los registros visuales de la zona son verdaderamente alarmantes.

Por otro lado, Calla (1995) cita a Bertonio, quien por su parte enfatiza el valor medicinal de la yarita afinando el registro indígena sobre esta planta.

Localizadas en la zona de San Cristóbal en el departamento de Potosí, las áreas de pastizal obligan a los llaneros de la pampa, a una práctica de asentamientos habitacionales múltiples y móviles, para facilitar la alimentación y pastoreo de sus ganados. En época de sequía prolongada y cuando el rigor de la falta de lluvias y humedad se agrava en estos territorios, ya de por sí drásticamente áridos como ningún otro en el altiplano boliviano, no sólo la yarita si no también el ichu, son forrajes alternativos y por supuesto, combustible para los habitantes de la zona.

El ichu (Stipa ichu).- Cubre inmensas zonas del altiplano. Para informaciones de tipo más técnico sobre esta gramínea que crece en todo los altiplanos bolivianos, es útil consultar a Cárdenas (1972) y Tapia (1971).

El ichu sigue siendo en los poblados rurales comunales altiplánicos de Bolivia, la materia prima central de los techados de casas y habitaciones y también es utilizado como combustible doméstico por sus características energéticas. Y, aunque la t´ula es preferida, su uso combustible en muchos hornos de cal es recurrente (Calla, 1995).

La t´ula (Parastrephia lepidophylla).- Informaciones técnicas sobre esta especie arbustiva leñosa de carácter panandino, abundan en la literatura , pero sin la riqueza de datos de carácter más local.

En la actualidad, para las comunidades altiplánicas, especialmente las de norpotosí, los distintos tipos de t´ula propios de su territorio siguen todavía siendo el combustible básico de la vida cotidiana de la mayoría de sus pobladores.

Tal es, para empezar, el papel de la t´ula en las prácticas culinarias y la vida doméstica de los llaneros comunales es fundamental. Efectivamente, su uso como leña aun ocupa el primer lugar en la cocina y el horno de las estancias y casas de los poblados andinos. Esto, a pesar de que el gas licuado a llegado a muchas comunidades aunque no de manera generalizada en las localidades más alejadas debido a la incomodidad que aun representa transportar el gas licuado desde los centros de abastecimiento.

Pero, la relevancia del uso de la t´ula como leña y combustible se evidencia, no solo para la preparación de alimentos, sino también en las culturalmente importantes “noches de luminarias” (fogatas rituales durante las vísperas de fiestas religiosas como la de Ocatava de Corpus en junio, o patronales como en el caso de la fiesta de San Cristobal, en julio), cuando se baila y conversa alrededor de los fuegos que, con su presencia, marcan además los contrastes complementarios entre luz y sombras, diurno y nocturno, día y noche (Calla, 1995).

Igualmente, en un plano más prosaico pero no menos importante, la t´ula, como combustible es vital en los hornos caleros, que son parte de las estrategias de complementación económica de varias familias de la región.

Y siempre, la t´ula, por supuesto, es utilizada por los llaneros para soportar los fríos cuando pernocta al descampado, ya sea durante las caminatas lejos de las estancias para el pastoreo de las llamas, ya sea durante los viajes ecológicos de la sal que anualmente realizan estos infatigables viajeros de la altura, hacia los valles del sur boliviano. Como es sabido, las caravanas de la sal hacia los valles interandinos en búsqueda de maíz, son una realidad general del conjunto de los altiplanos centro y sur de Bolivia.

Reiterando la utilidad de la t´ula como combustible, Calla (1995) cita a la cañahua-sopo que es una mata tan parecida al romero en sus ramas y hojas, que fácilmente se engaña cualquiera teniéndola por tal:; solo se diferencia en que sus ramas son más cortas que las del romero y de un verde más blanquecino. Produce una flor pequeña y amarilla como la de la ruda. Cualquiera que haya estado cerca de la combustión de la t´ula, reconocerá el carácter pegajoso que adquiere esta especie puesta la fuego.

Y para abundar sobre la t´ula como leña, en el vasto escenario altiplano de Nor-Potosí, esta especie y otras de su género todavía hoy suelen utilizarse en pequeños hornos de fundición de metales.

La q´iwiña (Polylepis tomentella).- esta especie arbórea de las alturas andinas, - y sobre cual contamos con amplia información de carácter técnico de Reynel y León (1990), además de la proporcionada para el caso boliviano por el proyecto FAO/HOLANDA/CDF (el molle, N1 2 , 1992 y Leñosas útiles de potosí, 1994)-, puede verse aquí en la fotografía adjunta.

El olmo (Ulmus pumila).- Se ubican en diferentes zonas cordilleranas que forman el paisaje de las tierras andinas, ecológicamente forman arboledas cerca del salar de Uyuni a 4020 msnm y en las faldas del volcán Tunupa, en Potosí. El arbol reverdece estacionalmente, irrigado por las aguas permanentes de los deshielos del gran volcán.

El lluqi (Kageneckia lanceolata).- Una especie nativa de la familia de las Rosaceae detenidamente analizada en términos más técnicos y en un marco de referencia panandino Reynel y León (1990).

El lluqi no es espiniso y es de flor pequeña, se utiliza principalmente para carbón y sirve para atizar y cocinar. Su madera es dura y sus ramas tienen un uso artesanal.

El molle (Schinus molle).- También conocido como el pimiento boliviano. Sin lugar a dudas es una de las especies forestales nativas más conocida entre los estudioso de la cubierta arbórea en esta parte del mundo. Para una información técnica y antropológica, referida a la zona potosina, se puede consultar también a Proyecto FAO/HOLANDA/CDF (1992) y Torríco et al. (1994).

El molle es útil como madera para la construcción de puertas y para ser usado en vigas, pero sin embargo, también es útil como combustible entre los campesinos para cocinar y atizar.

La tipa (Tipuana tipu).- Es otra de las especies arbóreas escasas de las tierras altas de Bolivia que es utilizada como combustible por los campesinos, aunque suele utilizarse principalmente para fabricar herramientas agrícolas, puertas y vigas, las propiedades anti-inflamatórias de este árbol son hoy muy mencionadas por los comunarios.

7. Estadísticas de combustibles forestales en Bolivia

Aunque existen diversas estimaciones sobre el consumo y producción en términos estadísticos de los combustibles forestales (leña y carbón), en este estudio se va a hacer referencia dos fuentes que han sido presentadas a partir de proyectos de FAO. La primera ha sido extraída dela base de datos del Programa de Dendroenergía con datos derivados tanto de la FAO como de otras agencias internacionales y la segunda fuente ha sido extraída de un documento elaborado por el proyecto denominado FAO- HOLANDA del Departamento de Potosí.

La base de datos estadísticos FAO, contiene información sobre leña y carbón en el sistema WAICENT (FAOSTAT) y en el Anuario de los Productos Forestales publicado por el Departamento de Montes.

FAO emplea dos grandes canales para recolección de información y datos estadísticos de los dendrocombustibles: el Departamento de Montes y la UNECE. Recientemente, la FAO y la UNECE han establecido un Grupo de Trabajo aunado con EUROSTAT e ITTO para la recopilación conjunta de datos sobre los Productos Forestales, organizaciones a las que Bolivia esta subscrita y donde presenta periódicamente su información oficial. Estas agencias, más aún, han adoptado un cuestionario unificado para la obtención de informaciones y datos de los varios productos forestales, incluyendo leña y carbón. Cada organización compila datos de un grupo de países para evitar la repetición y reducir la carga de trabajo, para luego favorecer el intercambio de datos e información disponible.

Con estas consideraciones, a continuación se presentan algunos datos y gráficos donde utilizando la base de datos de FAO en el periodo (1980 – 1997) se ha realizado un ajuste de regresión simple de estos datos, sólo con fines comparativos, para poder proyectar el consumo y producción de leña y carbón hasta el año 2010. Asimismo, cabe mencionar que para el ajuste no se han utilizado modelos matemáticos que podrían ajustarse mejor al conjunto de datos. El mismo ajuste se ha hecho con la base de datos del proyecto FAO – POTOSÍ utilizando el conjunto anual de datos del período (1961 – 2010).

La Figura 3, del Programa de Dendroenergia de FAO (2000) muestra la tendencia irregular que ha tenido la producción de leña en el país, y que en términos generales ha sido decreciente. La baja más importante se ha presentado en el período 1986 – 1997 con una diferencia de 937.931.03 m3.

Cuadro 6: Producción anual de leña - estadísticas y proyecciones 19804-2010

Fuente: Programa de Dendroenergía, FAO (2000).

Figura 3: Producción anual de leña - estadísticas y proyecciones 1980-2010

Fuente: Programa de Dendroenergía, FAO (2000).

Por su parte, la producción de carbón ha tenido un comportamiento aún más irregular como se observa claramente en la siguiente Figura. El período donde la producción ha sido más baja ha sido entre los años 1985-1986, mientras que el más alto se ha presentado entre los años 1981-1982. Luego de su caída, la producción ha tenido un crecimiento positivo en el período 1987 – 1997.

Cuadro 7: Producción anual de carbón - estadísticas y proyecciones 1980-2010

Fuente: Programa de Dendroenergía, FAO (2000).

Figura 4: Producción anual de carbón - estadísticas y proyecciones 1980-2010

Fuente: Programa de Dendroenergía, FAO (2000).

La siguiente figura muestra la diferencia entre el Consumo de Carbón entre el sector industrial y el domiciliario. Como se observa , el consumo del sector industrial supera hasta en un 90 % la producción domiciliaria. Esta diferencia se hace mayor en el periodo 1994 - 1995.

Figura 5: Consumo de carbón por tipo de usuario - estadísticas 1987-1997

Fuente: Programa de Dendroenergía, FAO (2000).

Por su parte, las estimaciones del Proyecto FAO–HOLANDA, reflejan un comportamiento significativamente distinto como se muestra en las siguientes figuras. Para fines de este estudio no se van a analizar estas diferencias ya que para ello habría necesariamente que recurrir a las fuentes y metodologías empleadas y más bien se pretende dar un alcance de la disponibilidad de información y sus características.

Según estos últimos datos, entre 1961 y 1994, por un período de 34 años, un promedio 70% de la producción de maderas fueron para uso energético (leña y carbón) que representa un total de cerca de 30 Mm3 de maderas, y únicamente el 21% de las maderas fueron de usos industriales (aserríos, tableros, etc.). En este período, el consumo total de maderas crece a un ritmo anual sostenido de 4.3% iniciando de 695,800 m3 a 2,517,900 m3 en 1994. Por otras parte, el consumo de maderas industriales va de 83,000 m3 en 1961 a 844.000 m3 en 1994, con un ritmo de incremento del 10% anual durante este período; lo que indica un mejor uso de la madera y mejora de la economía. De todos ellos, el gran consumidor siempre ha sido la leña y carbón que empleó 583.000 m3 en 1961 a 1.232.000 m3 en 1994 y 1.384.833 m3 en 2000 con un crecimiento anual sostenido del 2.3%.

Sin embargo, solamente una parte irrisoria (un producto historial de 3.4% de producción forestal) entra al mercado internacional y aún en el año de mayor exportación fue 3.38 % del total en el período. Conviene señalar que además es necesario poner mayor atención en la industria de transformación y establecimiento de plantaciones forestales, además el país requiere plantación adicional para usos energéticos y reducir la presión sobre la vegetación natural.

El promedio de consumo percápita de producto forestal fue 0.331 m3 en el período, que indica que a pesar de su riqueza, los productos forestales todavía no son accesibles como un bien social que represente una actividad económica para la mayoría de la población en general.

Consecuentemente, existe una imperante necesidad de incorporar y promover un manejo y aprovechamiento más sostenido y promover el uso de los productos forestales en el país para que este bien realmente alcance a la población. Dada la ausencia de información forestal en el país, que se ha visto limitada a la estimación anual de las exportaciones y la producción y extracción legal de madera, en un esfuerzo conjunto entre la Superintendencia Forestal, el Gobierno de Bolivia y la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT- SIFORBOL) que no considera la participación de la forestería en la macroeconomía nacional , se requiere un análisis detallado para conocer su real participación en la forestería nacional, donde se estima que el sector participa de un 2 a un 4% en el PIB.

Para ver la demanda de leña y carbón de la población boliviana, se ha realizado un ajuste, utilizando los datos de producción de leña y carbón del período 1961 - 1994, para proyectar la producción de estos productos hasta el 2010. Como se observa en los gráficos adjunto, para ese año, la producción de leña alcanza los 1.643.229 m3 mientras que la producción de carbón es de 18.824 MT.

Cuadro 8: Producción anual de leña - estadísticas y proyecciones 1964-2010

Fuente: Proyecto FAO - Holanda (1997).

Figura 6: Producción anual de leña - estadísticas y proyecciones 1964-2010

Fuente: Proyecto FAO - Holanda (1997).

Cuadro 9: Producción anual de carbón - estadísticas y proyecciones 1964-2010

Fuente: Proyecto FAO - Holanda (1997).

Figura 7: Producción anual de carbón - estadísticas y proyecciones 1964-2010

Fuente: Proyecto FAO - Holanda (1997).

Sobre la base de los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda (1992), ejecutado por el Instituto Nacional de Estadística, se ha procesado diferente información que apunta a estudiar la clase de combustibles para cocinar.

El cuadro siguiente indica que en el área urbana, el 82% de los hogares utilizan gas licuado combustible para cocinar y el 13 % leña.

Cuadro 10. Acceso familiar a combustibles (1992)

* Incluye; Bosta, electricidad, carbón.

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda (1992).

En el área rural el uso de estiércol (bosta) es reducido. Sin embargo, es probable que el censo no haya captado la importancia de este combustible - que es complementaria a las otras - al preguntar solamente acerca de la principal fuente de combustible.

8. Efectos asociados a la utilización de combustibles forestales

8.1 Deforestación

Hay una gran cantidad de estimaciones acerca de la deforestación en Bolivia. Las estimaciones de la deforestación en las tierras bajas de Bolivia son claramente deficientes y resulta difícil usarlas para hacer afirmaciones precisas sobre los cambios en la cobertura boscosa (Pacheco,1998).

Según Pacheco, tomando como referencia un análisis con censores remotos, GEOBOL (1978) estimó que la superficie boscosa de Bolivia en el año 1975 era de 56.4 millones de ha (51.4% de la superficie total). El 81% de estas áreas forestales (45.8 millones de ha) estaban localizadas en las tierras bajas, principalmente en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando. En, total el 67% de la superficie de las tierras bajas esta cubierta con bosques, en su mayor parte primarios. Las áreas forestales restantes (10.6 millones de ha) estaban ubicadas sobre todo en los valles de Cochabamba y en el Chaco chuquisaqueño y tarijeño.

En 1975, las áreas de uso agrícola en todo el país ascendían apenas a 2.9 millones de ha. Para el caso específico de las tierras bajas no más de 838.000 ha habían sido convertidos a usos agropecuarios, representando sólo el 1,23% de la superficie total de esta región. Esto demuestra que hasta mediados de la década de 1970, la conversión de tierras forestales para usos agropecuarios en las tierras bajas fue aún bastante reducida. La única zona agroecológica donde la conversión fue relativamente mayor fue la de los llanos cruceños del departamento de Santa Cruz, donde se ubicaba el 80% de las áreas agrícolas.

Pacheco (1997) realizó un análisis de diferente autores y entre ellos cita a Bakker (1993), para 1980 la deforestación anual en todo Bolivia era de 87.000 ha, con una tasa anual de 0.2 %. Esta tasa representa menos de la mitad de la tasa promedio observada en los otros países amazónicos (0.53%) y menos de la tercera parte del promedio calculado para los países latinoamericanos en su conjunto (0.63%). Otras fuentes citadas por Pacheco, entre ellas Stolz (1986), señalaron que las superficies desmontadas hacia fines de la década de los `70 y Principios de los `80 fueron de 46.000 ha/año (Stolz 1978), 85.000 ha/año (Lanly 1980) y 89.000 ha/año (FAO 1983). Sólo una estimación hecha con base estadística indirecta, situaba la deforestación anual en 200.000 ha/año, pero desafortunadamente esta llegó a ser la referencia más citada sobre la magnitud de la deforestación en Bolivia, y generó mucha confusión al respecto (CUMAT 1992; Nagashiro 1992). Por la alta disparidad de los datos disponibles, una estimación razonable puede situar la magnitud de la deforestación para la época indicada entre las 50.000 y 90.000 ha/año.

Según datos de la Fao, en el periodo 1990-1995 la pérdida anual de superficie boscosa en los países tropicales fue de 12,5 Mill. de has. Según la misma fuente, Bolivia perdió en el mismo periodo anualmente 581.000 has. de superficie boscosa, siendo el segundo en extensión en Sudamérica (State of the World´s Forest, Fao 1999).

Utilizando datos obtenidos a partir de imágenes satelitales desde 1975 hasta el 1993 y que fueron utilizados en la construcción del mapa forestal en 1995, el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente ha determinado que el área forestal de Bolivia se ha reducido de 56.468.800 ha (51% del territorio nacional) a 53.444.182 ha. (48% del territorio nacional). Eso implica que durante un periodo de 18 años, se habría eliminado una cobertura boscosa aproximadamente de 3.02 millones de ha, con una deforestación de 160.000 ha /año y una tasa de 0.3% anual, que viene a ser la tasa de deforestación más baja de Latino América (Hunnisett,1996). En comparación, la cubierta forestal en Centro América y México está disminuyendo en 1.5% anualmente y en un 0.7% en Sudamérica Tropical (WRI, 1994).

En contraste, el World Resources Institute (WRI, 1995) sugiere una tasa de deforestación media de 624.700 ha/año en el periodo 1981-1990. Utilizando una estimación superior a la superficie forestal utilizada en 1980, la tasa de deforestación del país alcanza los 860.000 ha/año (WRI, 1995). Por su parte, la FAO en 1990 reporta que la tasa de deforestación estimada durante el periodo de 1981-1990 fue de 625.00 ha/año.

Una figura posterior fue proporcionada en 1992, por la entidad Capacidad de Uso Mayor de la Tierra (CUMAT) quien determinó qué entre 1985 y 1990 la tasa anual de deforestación en la Amazonía boliviana habría sido únicamente de 80.086 ha/año, equivalente al 0.2% de la superficie boscosa. CUMAT concluye que hasta 1990, solo el 5.9 % del total de bosque primario de la región (2.4 millones de ha) había sido eliminado por la agricultura y otros propósitos.

El Centro de Información y Documentación (CEDOIN, 1994) cita que la tasa de deforestación en Bolivia alcanza las 200.000 ha/año.

Según el mapa forestal (1995), la tasa de deforestación en el país es de 168.000 ha/año, de las cuales 80.087 ha/año pertenecen a la Amazonía boliviana (CUMAT, 1992). Esta última tasa de deforestación, representa el 1,6% del total de América Latina que según FAO es de 5´000.0000 ha/año, lo cual nos lleva a concluir que los bosques amazónicos de Bolivia se encuentran relativamente conservados y que estamos a tiempo de manejarlos.

Si se acepta un amplio rango de estudios y mapas forestales elaborados en el país; durante 18 años entre 1975 y 1993, mientras la población se ha incrementado desde aproximadamente 4.5 millones a 7 millones de personas (55% de incremento), la masa forestal se ha reducido en un 5% o aproximadamente 0.03% por año.

Aun cuando presentan altos incrementos volumétricos (11-14 metros cúbicos/hectárea/año), la deforestación en las áreas de Pando, el Norte de La Paz y en el Norte del Beni, la deforestación ha sido mínima. A esto se le atribuye la dificultad de acceder a los centros de aprovechamiento por la falta de caminos, las distancias hasta los centro de procesamiento y comercialización ó las políticas regionales para el aprovechamiento de productos no maderables como la castaña y el palmito.

Los departamentos más deforestados desde 1990 en orden ascendente son: Santa Cruz (57,4%), La Paz (15,4%), Cochabamba (10,9%), Beni (8,7%) y Pando (7,6%). Para el período 1985 a 1990, la superficie deforestada fue de 34.100 ha/año en el departamento de Santa Cruz; 21.300 ha/año en Cochabamba; aproximadamente 10.000 ha/año tanto en los departamentos de La Paz como en el Beni; y 4.900 ha/año en Pando.

Indudablemente el rango de deforestación fue incrementado por las siguientes razones: 1)Incremento poblacional (2.1%/año) genera mayores demandas de la población. Se calcula que entre 1993 y 1994, la demanda por productos forestales ha tenido un incremento del 44%. 2) La red caminera se extiende y con ello mejoran las condiciones para la extracción legal e ilegal de los productos forestales y el tradicional aprovechamiento selectivo enfocado hacia la producción de mara, roble y cedro.

El efecto directo que se percibe de la cosecha selectiva en la deforestación, es mínimo. Por el contrario, el uso más integral de los recursos tiene un efecto más perceptible en términos de deforestación.

Los recursos naturales de Bolivia están sometidos a una fuerte presión del entorno de libre mercado día a día más globalizado. Considerando el rango de deforestación en el país desde 1975-1993, Hunnissett en su reporte sugiere que el bosque tropical en Bolivia podría desaparecer en los próximos 100 años.

Basados en un estudio de capacidad y uso del suelo del Banco Mundial preparado en 1982, el Grupo Consultivo (GOB) en la cumbre de París de 1993, sugieren que la cobertura forestal a nivel mundial podría eventualmente ser reducida en un 50%. Se proyecta que debido a la agricultura expansionista puede incrementarse de 1.2 millones de hectáreas a 7 millones, y las áreas destinadas a la ganadería desde 6 millones de hectáreas a 24 millones de hectáreas. Un alto porcentaje; provendrá de las áreas que hoy en día han sido recuperadas ó han sido reforestadas.

En contraste, dos ecocientíficos Patrick Moore y Philip Stott (2000) quienes desarrollaron un estudio acerca de la deforestación en el amazonas encontraron que únicamente el 12.5% ha sido deforestado y de este porcentaje; un tercio a un medio está en descanso o en proceso de regeneración.

Un amplio campo de acción de políticas ambientales, sociales y económicas deben crecientemente apuntar hacia los problemas de deforestación cuyos efectos colaterales adversos como el cambio climático viene a ser cada día más alarmantes.

8.2 Degradación forestal

Existe importantes efectos ecológicos asociados a la deforestación, incendios forestales y a las intervenciones de aprovechamiento silvicultural que deben ser considerados y que son causantes de degradación forestal. Estos incluyen alteraciones en la estructura del bosque y en las existencias de las especies maderables, compactación de suelos, pérdida de capacidad de secuestro de carbono y pérdidas de biodiversidad, entre otras cosas (Pacheco, 1998).

Aunque se ha ampliado la cartera de las especies utilizadas masivamente en los últimos años, la extracción forestal practicada en Bolivia es históricamente selectiva debido a que sólo excepcionalmente se aprovechan más de 5 árboles por ha, y en general se extrae mucho menos madera por ha que en regiones del sudeste asiático o en partes de Africa (World Bank 1993). Las especies más aprovechadas son la mara (Swetenia macrophilla), ochoó (Hura crepitans), cedro (Cederla sp.), roble (Amburana cearensis), serebó (Schizolobium sp.), almendrillo (Dipteryx sp.) y tajibo (Tabebuia sp.) (López 1993).

Según Pacheco, una buena parte de los efectos destructivos del aprovechamiento maderero están relacionados con la densidad de árboles sometidos a aprovechamiento. Un estudio del bosque de Chimanes reporta una baja intensidad de daños como resultado del aprovechamiento forestal, relacionado con el bajo número de árboles extraídos. En ese bosque había una densidad de apenas 0.12 árboles de mara por ha y se encontró que el 4.4% había sido dañado, tanto por la construcción de caminos madereros (3.92%), como por las operaciones de corta propiamente dichas (0.47%).

Pero las tasas de extracción de la mara son muy superiores a las tasas de crecimiento de esta especie, lo que reduce su presencia en el bosque y puede impedir su regeneración natural futura. Hasta el presente no se conoce con precisión cuándo se va a producir el agotamiento comercial de la mara, pero se prevé que puede ocurrir dentro de pocos años. Otro estudio, citado por Pacheco es el de Gullison et al. (1996) acerca del bosque de Chimanes que señala que las reservas de mara están casi agotadas. De manera similar, una evaluación en las concesiones del bosque de producción permanente del Choré encontró que “no se está produciendo un proceso de regeneración de la mara con la abundancia requerida”, amenazando la frágil sostenibilidad de su aprovechamiento (Jiménez et al. 1996). Otro problema que se puede llevar a erosión genética de esta especie es la falta de conservación de árboles semilleros y la extracción preferencial de los árboles con mejores características (World Bank, 1993).

Los efectos de la explotación maderera selectiva sobre la biodiversidad son menos conocidos. Se sabe que algunas poblaciones de fauna silvestre son amenazadas por la presencia de actividades de aprovechamiento maderero y el establecimiento de asentamientos ligado a las concesiones madereras, pero todavía falta estudiar con mayor detenimiento este aspecto. Estudios recientes del Proyecto de Manejo Forestal Sostenible BOLFOR han encontrado que la caza que se realiza para alimentar al personal de las empresas madereras tiene un impacto directo sobre algunas especies. Otras fuentes sostienen que la disminución de mamíferos y aves produce una pérdida de hasta el 40% de la diversidad de las especies de planta, dado el rol de la fauna en los ciclos de regeneración de la flora (López, 1993).

En relación a los impactos de la recolección de castaña en los ecosistemas, se indica que estas actividades provocan un limitado impacto sobre el bosque, pero también se ha sugerido que la recolección podría reducir la oferta de nueces disponibles para los animales herbívoros. Su mayor efecto probablemente se produce de forma indirecta, a través de la caza que acompaña a las actividades de recolección (Boot y Gullison, 1995).

Incendios forestales

La ejecución de esta evaluación y los resultados que se presentan a continuación, son un esfuerzo conjunto de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y del Proyecto Manejo Forestal Sostenible (BOLFOR), que han aportado los recursos necesarios para realizarla.

Esta no es una evaluación oficial ni del Gobierno de Bolivia ni de USAID y se ha hecho con el único fin de presentar información actualizada sobre el impacto de los incendios forestales, que pueda ser utilizada para la definición de acciones que prevengan la ocurrencia de este tipo de eventos

Todos los años Bolivia y otros países vecinos como Brasil, Paraguay y Argentina, sufren de incendios forestales provocados, ya sea por la incorporación de nuevas tierras forestales a usos agropecuarios o bien a la quema de grandes extensiones de pastizales naturales.

Estos incendios causan el cambio físico de la vegetación, que al quemarse libera una variedad de gases en la atmósfera que causan y agravan el efecto invernadero. Por ejemplo se estima que los incendios forestales de conversión de tierras forestales a agropecuarias contribuyen aproximadamente con un 30 % del incremento anual de concentración de Carbono CO 2 en la atmósfera (Kaufman y Justice, 1998)

La liberación de gases (reactivos químicos) durante la quema de la vegetación de las regiones tropicales influencia directamente en los procesos químicos que existen en la troposfera, esta influencia llega incluso a afectar regionalmente y globalmente la distribución de ozono llegando incluso a ser relacionada con la lluvia ácida.

Recientes estudios muestran que los incendios forestales, relacionados con quemas de bosques, prácticas de deforestación por fuego, y el manejo de sabanas naturales, es la mayor fuente de emisión de gases como NO, CO2, CO, O3, NOx, N20, NH3, SOx, CH4, otros no- metano hidrocarbonos como los encontrados con los aerosoles. Por consiguiente resultan un importante factor del cambio climático mundial (Stith et al.,1981; Crutzen et al., 1985; Fishman et al., 1986; Andreae et al., 1988; Browell et al., 1988; Kaufman et al., 1992).

Estimaciones globales indican que la quema anual de biomasa puede ser asociada con el 38 % del ozono en la Troposfera, 32 % del monóxido de carbono, más del 20 % del hidrógeno, no-metano hidrocarbono, y oxido de nitrógeno, y aproximadamente el 39 % de las partículas de carbono orgánico (Levine, 1991; Andreae, 1991), llegando incluso a ser consideradas de igual importancia que las emisiones de la industria química del mundo desarrollado (Crutzen et al., 1985; Crutzen y Andreae, 1990).

Es reconocido que el 70 % u 80 % del total anual de incendios forestales, se producen en las regiones ecuatoriales y subtropicales (Greenburg et al., 1984; Andreae, 1991). Esta concentración de emisiones, justamente en los lugares que más energía radiante reciben de parte del sol, altera todos los procesos químicos que se realizan en la troposfera. El cambio de cobertura del suelo y del comportamiento de las nubes, en primer lugar altera el albedo, calentando o enfriando más el clima, segundo las partículas emitidas a la atmósfera por un incendio puede afectar la microfísica y las propiedades de radiación de las nubes. Estas partículas sirven como núcleos de condensación al interior de la nube, resultando su aumento en un incremento de la cobertura de la nube, y por ende resulta una nube más reflectiva de lo normal. Este incremento de la cobertura de la nube incrementa el albedo o capacidad reflectiva de la atmósfera en ese lugar, por ende todo el régimen pluviométrico se ve afectado, alterando por ende el régimen de lluvias (Kaufman y Justice, 1998)

El resultado de los incendios naturales y de los procesos relacionados con la deforestación producida, con los efectos del fuego y el cambio de energía y agua entre la superficie del suelo y la atmósfera está directamente relacionado con el cambio de albedo de la superficie del suelo, incrementando los niveles energéticos del suelo a un nivel local y regional. Este cambio, aumenta el nivel de energía absorbida por el suelo de la radiación solar, incrementando la temperatura del mismo. Este cambio de temperatura del suelo afecta a una variada gama de procesos, incluyendo a los nutrientes, disponibilidad de agua (humedad) y respiración microbiana. El cambio de cobertura del suelo ocurrido durante un incendio reduce los niveles de evapotranspiración y altera la pluviosidad. En los bosques tropicales las tierras descubiertas de su cobertura arbórea sufren rápidamente de procesos erosivos y los ríos de sedimentación. El mismo cambio de bosque a sabana hace que disminuya la capacidad de evapotranspiración, por ende la capacidad de retener humedad de la atmósfera disminuye, recalentándola local y globalmente (Kaufman y Justice, 1998)

Las acciones del fuego, en los ecosistemas terrestres además de los efectos enunciados, también modifican la fauna presente en los bosques tropicales eliminándola o bien cambiando drásticamente sus hábitos de comportamiento, rutas de migración, lugares de apareamiento, dormitorios de aves y animales son devastados por las acciones del fuego.

Aunque se han enunciado una serie de acontecimientos ocurridos por las acciones de la quema de los bosques, en este capitulo del documento, se analiza solamente el aspecto forestal que ha sido el recurso natural más afectado, y además el recurso hacia el cual Bolivia ha instaurado un modelo de aprovechamiento de los recursos forestales, basado en la aplicación de la Ley Forestal o Ley 1700.

Cronología de los acontecimientos

Según estimaciones, tanto del Proyecto BOLFOR como de la Superintendencia Forestal, anualmente en Bolivia se queman más de 100 mil hectáreas por año (Bolfor, 1994). Durante los meses de agosto y septiembre de 1999, lo que podría ser considerado “año normal”, se transformó en uno de los peores desastres ambientales de los últimos años. Esta vez la palabra desastre fue empleada porque el fuego en su avance arrasó a su paso, a varios pueblos y comunidades, causando muertos y heridos y cientos de hogares destruidos, el más importante e impactante tuvo lugar en Ascensión de Guarayos. Este acontecimiento despertó la conciencia de instituciones y proyectos, entre ellos el propio proyecto BOLFOR que usando técnicos y tecnología de punta, comenzó un seguimiento satelital por medio de imágenes proveídas por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) del comportamiento de las quemas en el país. Este seguimiento de lo que ocurría, se convirtió en el corto plazo en fuente de información para la prensa y las propias autoridades gubernamentales. Sin embargo, es importante resaltar, a como también se hizo en el momento, que este desastre no es un desastre natural, pues en todo momento se reconoció, y esta evaluación lo ha confirmado, que este desastre es un desastre de origen humano y no un desastre natural como las inundaciones en Venezuela, las erupciones de volcanes en diferentes partes del mundo, o inclusive el incendio que ocurrió en la misma época en una refinería en Turquía, después de la ocurrencia de un terremoto. Por lo tanto si no es un desastre natural, se puede prevenir.

Después de dos semanas de ocurrido el incendio del pueblo de Ascensión de Guarayos, el proyecto BOLFOR y la Superintendencia Forestal informaban a la prensa local el día 25 de agosto que los incendios habían quemado a su paso más de 3 millones de hectáreas centradas principalmente en el Departamento de Santa Cruz y correspondientes en su mayor parte a tierras de uso agropecuario.

El día 28 de agosto se informa a la prensa, que a pesar de los daños provocados por los incendios anteriores, el fuego continuaba en Santa Cruz, específicamente en San Matías. El proyecto BOLFOR comunica que algunos productores han iniciado nuevas quemas.

El día 1 de septiembre se da la voz de alerta que se han detectado incendios en el Departamento del Beni, además de los ya registrados en Santa Cruz.

En un nuevo recuento, entregado a la prensa el día 11 de septiembre, la superficie arrasada por el fuego alcanza a los 3,6 millones de hectáreas de las cuales alrededor del 5% corresponde a tierras boscosas.

El día 15 de septiembre se informa que existen 373 focos de incendios en el Departamento del Beni, alcanzando una superficie de 133,000 hectáreas.

El día 19 de septiembre, nuevamente el proyecto BOLFOR, comunica a la prensa local, que los incendios continúan sin control y que al menos cinco de los focos detectados, están muy cercanos de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

El día 22 de septiembre se da a conocer un nuevo recuento a la prensa, se informa que en el Departamento del Beni las tierras alcanzadas por el fuego suman 1,9 millones de hectáreas, que sumadas a las 3,6 de Santa Cruz dan 5,5 millones de hectáreas en todo el país.

El día 26 de septiembre el proyecto hace un comunicado de prensa, donde lamenta la situación y llama a la reflexión tanto de la comunidad como de las autoridades locales, porque se comienzan a integrar nuevas zonas al mapa de fuegos, se advierte además que las elevadas temperaturas 34º, la escasez de precipitaciones, humedad, y los fuertes vientos, más la propia conducta de la gente son factores determinantes de riesgo.

El día 02 de octubre se entrega a la prensa un nuevo reporte, el que alcanza una superficie de 4,2 millones de hectáreas en el departamento de Santa Cruz, paradójicamente el día del árbol en Bolivia se celebra el día 2 de octubre.

A pesar de la profunda campaña comunicacional iniciada por BOLFOR, el día 14 de octubre el proyecto entregaba el reporte de incendios a la fecha, se establecieron 351 focos activos en el país, y el fuego ya estaba presente en otros departamentos, como es el caso de Cochabamba, Tarija, La Paz y Pando.

El día 14 de octubre de 1999 se reporta a la comunidad que la Superintendencia Forestal iniciaba acciones legales contra algunos de los autores de las quemas o chaqueos ilegales sobre 34.000 hectáreas.

El día 16 de octubre se declara emergencia ambiental y se prohíben las quemas y chaqueos en el departamento de Santa Cruz.

El día 19 de octubre, nuevamente el proyecto BOLFOR, hace un llamado de alerta acerca de la gravedad de los hechos, que de continuar incluso algunos pueblos estarían amenazados. Las informaciones que se proporcionaban ya no iban en el sentido de llamar la atención sobre la magnitud del daño sino indicándose que las condiciones de alta temperatura, la ocurrencia de incendios previos, la no-precipitación y la debilidad de la vegetación presentaban condiciones más que óptimas para la ocurrencia de incendios de mayor magnitud y peligro.

Mientras en Bolivia los hechos parecen “casi olvidados” en el vecino Brasil que sufrió una situación similar el año 1999, se prepara para este año con un ambicioso plan de protección a la selva contra los desmontes, chaqueos y quemas ilegales, que corresponde a su más grande esfuerzo de la historia en esta área, la campaña prevé una inversión de 14,1 millones de dólares americanos sólo para el año 2000, el plan contempla la ocupación de 800 fiscales distribuidos en la selva, sobre los 170 tradicionales.

Es de resaltar la actitud que tuvo la prensa local (radio, impresa y televisión) que dieron una gran cobertura al desastre y sirvieron como un medio clave para hacer llegar información a la población sobre la magnitud de los eventos que estaban ocurriendo.

8.3.2 Estadísticas de incendios forestales en Bolivia

Aunque no existen reegistros históricos confiables acerca de la ocurrencia de incendios forestales en el pañis, como ejemplo el total de la superficie afectada por los incendios en los departamentos de Santa Cruz y Beni entre el 1 de agosto y el 30 de septiembre de 1999, alcanzó a las 12,749,475 hectáreas.

Al respecto es necesario aclarar que el satélite NOAA posee una resolución espacial de 1Km x 1Km, esto significa que el elemento mínimo que puede captar corresponde a un 1 kilómetro cuadrado, para evitar que pudiesen existir ambigüedades o exageraciones en la superficie calculada, se estableció la división por dos del píxel clasificado como incendio, es decir de un cuadrado se estableció un triángulo que ocupó la mitad de su superficie, suavizando los resultados sobre todo en aquellas áreas que no presentaron muchos incendios concentrados, sino que fueron más aislados espacialmente.

Como consecuencia de la resolución de las imágenes NOAA, puede suceder también que los incendios pequeños (menos de 100 hectáreas) no lleguen a determinarse, pero es compensado con la sobreestimación que puede suceder al identificarse incendios que son pequeños (menos de 100 hectáreas) pero muy calientes, emitiendo mucho calor y que el satélite los registre como de mayor tamaño. De todas maneras, sin importar la sobrestimación o subestimación de superficie que se haya dado, la superficie afectada por incendios en el periodo analizado, es muy importante.

Cuadro 12. Clases vegetacionales agrupadas por región

Superficie quemada (ha)

Región y tipo de vegetación

7,265,429

Sabana

2,614,968

Bosque chiquitano

1,363,884

Bosque amazónico

865,584

Áreas agrícolas/chaqueo

541,103

Bosque chaqueño

77,569

Palmares chiquitano

20,938

Bosque montano

12,749,475

GRAN TOTAL

Destaca en primer lugar las sabanas, lugar donde el fuego es instrumento de mejora de praderas y además instrumento de limpieza de los chacos, que sin duda corresponde a los lugares donde en la mayoría de los casos se inició el fuego, como fue comprobado en la etapa de clasificación de las imágenes NOAA.

8.4 Emisión de gases atmosféricos

Esta parte del documento muestra los resultados del inventario de emisiones de gases de efecto invernadero de Bolivia para el año 1990. Forma parte de los trabajos llevados a cabo en el "Caso de Estudio de Bolivia sobre el Cambio Climático", programa que se inicia en enero de 1995, con el financiamiento y asistencia técnica de la Agencia de Protección Ambiental del gobierno de los Estados Unidos (U.S.EPA), a través del Programa de Estudio de Países (USCSP) y el gobierno de Bolivia, representado por el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, por intermedio de la Secretaría Nacional de Recursos Naturales y Medio Ambiente.

El inventario nacional de emisiones de gases de efecto invernadero, fue elaborado de acuerdo a los lineamientos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático aplicando las directrices científicas del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), establecidas para la elaboración de inventarios basados en métodos comunes, que intentan asegurar que los mecanismos y procedimientos utilizados por los países, para evaluar sus emisiones de gases de efecto invernadero sean consistentes, transparentes y que sus resultados sean comparables de manera sistemática.

Este inventario nacional se constituye en una herramienta valiosa que permite identificar las fuentes de emisiones y planificar las estrategias más apropiadas de mitigación que podrían implementarse en el país para controlar y reducir los niveles de emisiones. No obstante estar basado en el año 1990, este trabajo puede actualizarse a medida que se obtenga información.

La estimación de las emisiones de gases para todas las fuentes, se basó en datos generados mediante revisión bibliográfica y en datos proporcionados por instituciones nacionales. Los factores de emisión utilizados para la elaboración de este trabajo fueron extraídos del volumen 2 de las Directrices para realizar Inventarios de Gases de Efecto Invernadero (IPCC).

Los gases inventariados son: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), óxidos de nitrógeno (NOx), monóxido de carbono (CO) y los compuestos orgánicos volátiles diferentes al metano (NMVOCs). Los clorofluorocarbonos se excluyen ya que la emisión de los mismos está controlada por el Protocolo de Montreal.

El cuadro 13 muestra un resumen de las emisiones de gases de efecto invernadero por fuente en Bolivia, para 1990. Las emisiones provienen fundamentalmente del uso de energía como combustible (método Top-Down), del cambio de uso de la tierra y de las emisiones fugitivas generadas por la producción de petróleo y gas. El sector del cambio de uso y silvicultura es la fuente de emisión más importante en el país.

CUADRO 13: EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO BOLIVIA, 1990

EMISIONES (Gg)

Fuentes

CO2

CH4

N2O

NOx

CO

NMVOCs

Emisiones Nacionales

56,513.93

597.04

0.847

30.52

1,088.69

0.00

Sector Energía

6,246.75

13.90

0.000

0.00

0.00

0.00

Combustión

6,246.75

0.00

0.000

0.00

0.00

 

Fugas

0.00

13.90

       

Procesos Industriales

260.46

         

Agricultura

 

457.80

0.057

2.06

86.45

 

Cambio en el uso de la tierra y silvic.

50,006.72

114.54

0.790

28.46

1,002.24

 

Residuos

 

10.80

       

Última actualización 6/24/99

El Cuadro 14 presenta un resumen de las emisiones de CO2, CH4 y N2O por fuente y la contribución relativa de cada uno de estos gases al efecto radiativo total, basado en el concepto del potencial de calentamiento global (GWP). El dióxido de carbono es el gas más importante y sus emisiones provienen principalmente del cambio en el uso de la tierra y silvicultura y de la combustión de energía. El metano tiene también una participación relevante en las emisiones nacionales, puesto que contribuye al efecto invernadero en un 20% aproximadamente por efecto de las actividades agrícolas, actividades de cambio de uso de la tierra y por la producción de petróleo y gas. Finalmente, se tiene el gas óxido nitroso que es emitido en su mayor parte por cambios en el uso de la tierra y cuya contribución relativa al efecto invernadero alcanza al 0.38%.

CUADRO 14: EFECTO ACUMULATIVO DE EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO BOLIVIA, 1990

EMISIONES (Gg)

Gases

EMISIONES

(Gg)

Peso molecular

GWP

100 años

Horizonte

Potencial de

Calentamiento

CONTRIBUCION

RELATIVA

(%)

Dióxido de Carbono (CO2)

56,513.93

1.00

56,513.93

79.14

Combustión

6,246.75

 

6,246.75

8.75

Fugas

0.00

 

0.00

0.00

Procesos industriales

260.46

 

260.46

0.36

Cambio en el uso de la tierra y silvicultura

50,006.72

 

50,006.72

70.03

Metano (CH4)

597.04

24.50

14,627.48

20.48

Combustión

0.00

 

0.00

0.00

Fugas

13.90

 

340.55

0.48

Agricultura

457.80

 

11,216.10

15.71

Cambio en el uso de la tierra y silvicultura

114.54

 

2,806.23

3.93

Residuos

10.80

 

264.60

0.37

Oxido Nitroso (N2O)

0.847

320.00

271.04

0.38

Combustión

0.000

 

0.000

0.00

Agricultura

0.057

 

18.240

0.03

Cambio en el uso de la tierra y silvicultura

0.790

 

252.800

0.35

Total

   

71,412.45

100.00

Última actualización 6/24/99

De todos los gases inventariados, el de mayor preponderancia es el dióxido de carbono por ser el responsable de aproximadamente una tercera parte del efecto natural de invernadero. Se ha observado desde el período Preindustrial, que la concentración de CO2 en la atmósfera se ha incrementado de 280 ppmv a 355 ppmv en 1992, con una tasa de acumulación atmosférica anual de 1.5 ppmv, con un tiempo de vida en la atmósfera que oscila entre los 50 y 200 años, como producto de las actividades humanas. Desde entonces, a nivel global, las concentraciones de dióxido de carbono han aumentado debido al uso de energías fósiles y al cambio en el uso de la tierra y silvicultura.

En 1990, Bolivia generó 56,190.14 Gg de dióxido de carbono, cuyas fuentes más importantes fueron el cambio del uso de la tierra y la combustión de energía.

FIGURA 8: EMISIONES DE CO2 DEL SECTOR ENERGÉTICO

 

Fuente: Viceministerio de Desarrollo Sostenible – PACC (1997)

8.4.1. Emisiones nacionales con respecto a las internacionales

El dióxido de carbono es el gas de efecto invernadero mayoritariamente emitido, respecto a los otros gases, puesto que en 1990 Bolivia tuvo una emisión de 56,190.14 Gg de este gas; 598 Gg de CH4; 1,282.34 Gg de CO; 54.44 Gg de NOx y 1.047 Gg de N2O.

Esto representa, en términos del Potencial de Calentamiento Global (GWP), desarrollado en la Tabla R-2, que el 79.04 % de las emisiones en Bolivia son producidas por el dióxido de carbono; 20.58 % por el metano; y el 0.38 % por el óxido nitroso.

De la misma manera, se hace necesario realizar una comparación entre las emisiones de dióxido de carbono del sector energético e industrial de Bolivia con aquellas que se emiten en todo el mundo (21.7 millones de gigagramos - fuente: "Le debat sur le changement climatique" The European Round Table of Industrialists - ERT, diciembre 1994) y en América Latina. La tabla R-10 y su correspondiente gráfico nos muestran la situación mundial.

Se puede establecer que las emisiones de dióxido de carbono del sector energético e industrial de Bolivia significan apenas el 0.027% de las emisiones mundiales y el 0.55 % de las de América Latina, como se aprecia en la.

La comparación de emisiones de CO2 del sector cambio en el uso de la tierra y silvicultura del país con respecto a aquellas que se emiten a nivel mundial (5.86 millones de Gigagramos - Fuente: Climate Change 1994, Radiative Forcing of Climate Change and An Evaluation of the IPCC IS92 Emission Scenarios, pag 19).

La emisión de CO2 por el cambio en el uso de la tierra y silvicultura en Bolivia contribuye con el 0.85% a las emisiones mundiales.

9. Conclusiones

El perfil energético de los combustibles forestales en Bolivia esta conformado principalmente por la producción de leña para el consumo doméstico, mientras que para el carbón el consumo es principalmente industrial. En el sector domiciliario, la leña sigue siendo el energético más importante principalmente en las zonas rurales y aún ampliamente utilizado en las ciudades del oriente del país

El consumo estimado de leña en Latinoamérica, como es el caso también de Bolivia, es de aproximadamente entre 750 a 900 kg. por persona por año. Existen también problemas con la deforestación en las tierras altas y ecosistemas tropicales. Los árboles no siempre compiten a la par con la agricultura. De todas maneras, desde que la energía de la leña utilizada por persona ha sido estimada en tres veces mayor que la energía consumida como alimento, esto será una presión enorme para las zonas más pobladas y escasas de estos recursos. Como en todas las regiones de mediano ingreso, al igual que en Bolivia la tendencia es la de reemplazar las leña por combustibles como el butano en garrafa de gas, a esto se suman las características favorables de la producción de Gas Natural del País.

El uso de leña y la deforestación producida durante su recolección es un problema que se hace más notorio en las áreas más áridas o semiáridas como en la región de los Andes de Bolivia. En la región andina, después de que especies como los Polylepis y Buddleia fueron extraídos, arbustos como el Lepidophyllum sufren el mismo destino hasta finalmente agotar inclusive especies como Distichia muscoide.

En términos estadísticos, el consumo de leña y carbón tiene un panorama algo confuso y con tendencias poco regulares. Esto porque, como se mostró detalladamente en el documento, actualmente se cuentan con estimaciones periódicas significativamente diferentes. La fuente oficial más importante la provee el Programa de Dendroenergia de FAO (2000) y en sus datos tanto en el consumo de leña como de carbón, presentan comportamientos irregulares, siendo más irregular el comportamiento del consumo de carbón, y en términos generales en ambos las tendencias son decrecientes. El consumo de leña en Bolivia en el año 1997 fue de 1’874.482.76 m3 mientras que el de carbón alcanzó los 14.000 MT.

10. Recomendaciones

Es muy difícil referirse a la confiabilidad estadística y alcance de la información cuando se habla de producción y consumo de combustibles forestales en Bolivia. Si bien se han hecho estimaciones anuales basadas en la demanda percápita, capacidad económica y otros indicadores que han servido de fuentes de datos para complementar las bases de datos internacionales a las que Bolivia esta subscrita: FAOSTAT, OIMT y las Naciones Unidas entre otros organismos, aún no se tienen herramientas que estudien la gestión de los combustibles forestales desde su lugar de extracción. A esto se suman problemas en la administración local de los datos estadísticos que se procesan en las unidades gubernamentales como Viceministerios o Direcciones especializadas, donde puede ocurrir que las metodologías empleadas no queden documentadas o que simplemente se produzcan inconsistencias simplemente por el cambio de criterios técnicos como consecuencia del cambio de personal técnico.

En estos últimos años las fuentes de información se han diversificado un tanto7, la principal fuente de datos en el país viene a ser la Superintendecia Forestal, institución que por ley exige instrumentos de gestión como los Planes Generales de Manejo Forestal (PGMF) y los Planes de Desmonte (PD) que contiene el registro de los volúmenes removidos y el destino de los mismos a través de los Programas de Abastecimiento y Procesamiento de la Materia Prima (PAPMP). Pese a que han sido incluidos, en este esfuerzo los registros de trasporte, comercialización y utilización de combustibles forestales no han reflejado a cabalidad su dinámica posiblemente porque en la mayoría de los casos; el flujo aún es informal, no se tiene alcance a muchas poblaciones rurales, los volúmenes de comercialización son pequeños pero distribuidos hasta en los más alejados poblados ó simplemente porque en algunos lugares estos recursos se encuentran inmediatamente disponibles y no son transportados a través de vehículos que pasan por puestos de control forestal.

Por este motivo, para generar mecanismo de seguimiento de la gestión de los combustibles forestales en el país habría que desarrollar y reforzar por una parte: nuevas metodologías de captura de datos a partir de la normativa vigente, es decir, desde los instrumentos de gestión (PGMF, PD y PAPMP) y los puestos de control forestal que describan con mayor detalle la utilización de combustibles forestales apoyados en un monitoreo exhaustivo desde su extracción y transporte hasta su comercialización en los Centros Consumos, y en segundo término y como consecuencia de ello, crear una herramienta que almacene y sistematice la información generada y que permita documentar las metodologías empleadas para poder reproducirlas periódicamente sin distorsiones y monitorearlas en busca del mejoramiento continuo.

Para esto último, una propuesta podría ser desarrollada de tal manera que considere qué: la Superintendencia Forestal cuenta con un Sistema de Información Estadístico Forestales (SIFORBOL8), que ha sido implementado a través de un proyecto financiado por el Gobierno de Bolivia y la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT), para que a partir de esto se desarrolle, un módulo adicional al sistema que sea capaz de administrar la base de datos de las actividades de Extracción, Producción y Comercialización de los combustibles forestales.

Este nuevo módulo de manejo de la información de los combustibles, tendría que registrar la información contenida en los Certificados Forestales de Origen (CFO9) que corresponden al tipo de producto que ha sido transportado.

Otra fuente adicional de datos: son los PAPMP que se aplican sobre los Centros de Comercialización y que básicamente describen el flujo de los productos. Sin duda alguna, habría que primero implementar un programa de regularización de todo el sector informal que existe para la comercialización de la leña y carbón en el mercado negro brindando un apoyo logístico especial a las actividades municipales y de la Superintendencia Forestal.

Como recomendación final, con todo lo señalado, es necesario desarrollar en el país, un proyecto o programa que estudie la dinámica de la gestión de combustibles forestales, que permita generar estadísticas confiables sobre la utilización de los mismos desarrollando y reforzando las fuentes de información de la Superintendecia Forestal

Bibliografía

BOLFOR, 1997. Diagnóstico sobre la Actividad Forestal en los Departamentos de Santa Cruz, Beni y La Paz. Santa Cruz, Bolivia. Pp. 119.

BOLFOR, Prefectura de Santa Cruz, Superintendencia Forestal, 2000. Reporte de Ocurrencia de Incendios 1/Agosto/2000-31/Agosto/2000. Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales. Santa Cruz – Bolivia.

BOLFOR, Prefectura de Santa Cruz, Superintendencia Forestal, 2000. Reporte de Ocurrencia de Incendios 20/Julio/2000-31/Julio/2000. Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales. Santa Cruz – Bolivia.

BOLFOR, 1999. Evaluación de Daños causados por Incendios Forestales en el Departamento de Santa Cruz entre el 6 de agosto de 1999 y el 1 de septiembre de 1999. Proyecto BOLFOR, Santa Cruz – Bolivia. Pp. 9.

FAO, 1995. Evaluación de los Recursos Forestales 1990. Síntesis Mundial. Roma – Italia. Pp. 45.

Grisa, E., 1997. Bases Productivas de los Bosques de Pino y Eucalipto en el Área de Influencia del PROFOR. Cochabamba, Bolivia. Pp. 34.

Goitia, L. Y M. Gutiérrez. El Desarrollo Forestal en Bolivia (1972-1990). La Paz : SEGMA - LIDEMA.

Hunniset, G., 1996. The Forest Sector and Deforestation in Bolivia. Banco Mundial, La Paz – Bolivia. Pp. 49.

ITTO, 1993. ITTO Guidelines for the Establishment and Sustainable Development of Planted Tropical Forests. ITTO Policy Development. Yokohama – Japan. Pp. 38

ITTO, 1996. The Promotion of Sustainable Forest Development in Bolivia. Report Submitted to The International Tropical Timber Council. Yokohama, Japón. Pp. 238.

López, J. 1993. Recursos Forestales de Bolivia y su aprovechamiento. La Paz – Bolivia. Pp.112

Mancilla, R., 1994. Consultoría sobre Recursos Forestales. Programa Nacional de Uso Sostenible de los Bosques e Incremento a las Exportaciones. Documento Técnico Nº 7. La Paz. PAFBOL.

MDSP, 2000. Información Técnica del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia. La Paz, Bolivia. Pp. 159.

Muñoz Reyes, J. ,1991. Tendencias del comercio de las maderas tropicales en América Latina y la Región del Caribe. OIMT, Ecuador.

OIMT, 1998. Interpretación de Resultados del Inventario de la Masa Remanente. PD 33/93 Rev. 1 (F) Conservación, Manejo, Aprovechamiento, Uso Integral y Sostenido de los Bosques de la Región de Chimanes, Beni – Bolivia. La Paz, Bolivia. Pp. 15.

OIMT, 1998. Propuesta de Normas y Método para Parcelas Permanentes en Bosque Remanente y No- Intervenido. PD 33/93 Rev. 1 (F) Conservación, Manejo, Aprovechamiento, Uso Integral y Sostenido de los Bosques de la Región de Chimanes, Beni – Bolivia. La Paz, Bolivia. Pp. 59.

PACHECO, P., 1998. Estilos de desarrollo, deforestación y degradación de los bosques en las tierras bajas de Bolivia. La Paz, Bolivia. 389.

PAFBOL, 1997. Guía para la Inversión Forestal en Bolivia. Santa Cruz, Bolivia. Pp. 69.

PAFBOL, 1998. Información Técnica para el procesamiento industrial de 94 especies alternativas de Bolivia. PAO-PAFBOL. La Paz, Bolivia Pp. 104.

PAFBOL, 1999. Terminología Forestal Práctica (con énfasis para Bolivia). Serie Técnica IV. FAO-PAFBOL. La Paz, Bolivia Pp. 83.

PROYECTO FAO-HOLANDA (1995). Programa de Forestación y Reforestación en los Andes Potosinos.

RUIZ, C. 1999. Bolivia Country Report presented at the International Forest Management and Planning Course. Forest Training Institute – Japan International Cooperation Agency. Tokyo – Japan. Pp. 22

RUIZ, C. 2000. An integration Approach to Improve Wood Utilization in Bolivia – An individual report. Swedish University of Agriculture – Swedish Cooperation Development Agency. Stockholm- Sweden. Pp. 6

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 2 “Universidades que dictan carreras forestales a nivel licenciatura y técnico superior (1993-1998)”. La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 3 “Comercio exterior de productos forestales, gestión 1998” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 4 “Relación comparativa del comercio exterior de productos forestales, 1er sem.1998 Vs. 1er sem.1999”. La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 5 “Definición y clasificación de productos forestales según mercado interno y externo”. La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 6 “Plantaciones forestales realizadas en Bolivia, periodo 1970 – 1998”. La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 7 “Exportación del productos forestales, gestiones 1998 –1999” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 8 “Importación de Productos Forestales y Saldo Comercial, Gestiones 1998, 1999 y 1er sem 2000” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 9 “Extracción y Producción Forestal Gestión 1999” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 10 “Importación de Bienes de Capital” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 11 “Financiamiento del Sector Forestal. 1999 y 1er sem. 2000” . La Paz, Bolivia.

SIFORBOL, 2000. Boletín Informativo Nº 12 “Exportación de Productos Forestales, 1er sem. 1998, 1er sem. 1999 y 1er sem. 2000” . La Paz, Bolivia.

SUPERINTENDENCIA FORESTAL, 1998. Informe Anual 1998. Santa Cruz , Bolivia.

SUPERINTENDENCIA FORESTAL, 1998. Informe Anual 1999. Santa Cruz , Bolivia.

SUPERINTENDECIA FORESTAL, 1999. Potencial de los Bosques Naturales de Bolivia para la Producción Forestal Permanente. Santa Cruz, Bolivia. Pp. 72.

6 Proyecto FAO – Holanda fue ejecutado por el Plan de Acción de Forestal de la Misión de FAO en Bolivia con el objetivo de implementar actividades de forestación y reforestación en el Departamento de Potosí
7 La Superintendencia Forestal, el Instituto Nacional de Estadísticas, La Cámara Forestal de Bolivia y algunos Proyectos relacionados con el sector forestal.
8 En su primera fase, el SIFORBOL, ha desarrollado un gran número de módulos que han sido instalados en las principales oficinas de la Superintendencia Forestal que incluyen los principales productos maderables y no maderables. Sin embargo, módulos que capturen detallados niveles de información sobre combustibles forestales (leña y carbón) aun no han sido elaborados.
9 Los CFOs, son guías de transporte que avalan la autorización del volumen y características del producto y certifican que éste proviene de un PGMF, PD u otro instrumento de gestión. Para este efecto, la Superintendencia, si así corresponde, adicionar información más detallada en los CFO sobre los combustibles forestales, por ejemplo

Previous PageTable Of ContentsNext Page