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CAPITULO 1

MORFOLOGIA DE LOS SISTEMAS FLUVIALES

FORMA DE LOS SISTEMAS FLUVIALES

TIPOS DE RIOS

Los ríos son sistemas lineales que sirven para evacuar hacia los océanos el agua caída sobre las masas continentales. Esta transferencia hace que se disipe la energía cinética contenida en el agua, y la morfología de los cauces fluviales se modifica de manera correspondiente a la pérdida de esta energía a lo largo del curso del río. El proceso hidráulico derivado de esta pérdida se desarrolla de manera previsible dentro del cause del río, de manera que las formas adoptadas por los diversos ríos del mundo son muy parecidas entre sí cuando son similares las condiciones del terreno, la altitud y la pluviosidad (Leopold et al., 1964). En efecto, existen mayores diferencias entre los distintos sectores de un mismo río que entre sectores homólogos de ríos distintos. De ahí que los estudios biológicos de los ríos tiendan a considerar divisiones de los sistemas fluviales, tales como “corrientes trucheras” o “sectores potámicos”, más bien que considerar el sistema en su conjunto desde el nacimiento hasta la desembocadura. Sin embargo, tales subdivisiones se realizan sólo para facilitar el estudio, y todo sistema fluvial debe tomarse en última instancia como un todo que presenta una gradación de características a lo largo de su curso.

Las peculiaridades geográficas de una determinada cuenca fluvial pueden imponer ciertas características al río. Es útil la distinción entre: i) ríos de embalse, que tienen amplios lagos, ciénagas o llanuras inundables cerca de sus cabeceras, lo que da lugar a la suelta gradual del agua y a un flujo constante con sólo pequeñas variaciones de caudal; y ii) ríos de crecida, en los que el nivel del agua fluctúa anualmente entre extremos que van de grandes inundaciones a, algunas veces, la desecación total en la estación seca. La forma más extrema de los ríos de crecida, es decir aquellos que a menudo dejan de fluir o incluso se secan por completo estacionalmente, son los que Jackson (1961a y 1963) ha denominado “sandbank rivers” (ríos de ribera arenosa).

Una segunda distinción hace referencia al tipo de paisaje por el que discurre el río. i) Los ríos de los bosques tropicales pueden tener las características de los ríos de embalse por cuanto las variaciones del caudal son reguladas por la retención del agua en la selva inundada. Estos ríos tienden a tener aguas negras con bajo pH, conductividad y contenido iónico reducidos, baja carga de sedimento y alto contenido de humus, ii) Los ríos de sabana pueden ser de lecho arenoso o de crecida, según la forma de sus cuencas. El pH de sus aguas es rara vez extremo, variando de ligeramente ácido a ligeramente alcalino; la conductividad suele ser moderadamente alta, lo mismo que la carga de sedimento. iii) Los ríos de desierto, que no reciben tributarios a su paso por tierras secas, suelen ser del tipo de los ríos de crecida. Su conductividad y su alcalinidad se acentúan mucho a lo largo de su recorrido, ya que el agua se concentra a causa de la evaporación, y en su forma más extrema terminan en pantanos o lagos salinos. iv) Los ríos de tundra corren hacia el norte por las regiones ártica y subártica y sus regímenes hídricos suelen depender de las heladas invernales. Su contenido iónico es a menudo bajo, ya que las tierras por las que fluyen se quedaron sin la capa superior durante las glaciaciones. Existen también sistemas mixtos, y especialmente los grandes ríos pueden cambiar de carácter varias veces durante su curso. Del mismo modo, la evolución de la cuenca puede hacer que un río que era antaño forestal se convierta en río de sabana y llegue en último término, por obra de la erosión, el entarquinamiento y el uso de sus aguas, a parecer un río de desierto.

En muchos sistemas fluviales se han operado modificaciones considerables, sobre todo en la zona templada, en la que son pocos los grandes ríos que conservan todas sus características originales, y donde el número de ríos de embalse, en forma de corrientes reguladas, aumenta constantemente en todo el mundo por obra de las intervenciones en los sistemas acuáticos con objeto de controlar el flujo del río.

PERFIL LONGITUDINAL

Los ríos tienden a tener perfiles longitudinales en forma de línea cóncava abierta hacia arriba (Fig. 1.1). Esto significa que en un mismo río se suelen suceder una serie de tipos de corriente con fuerte pendiente cerca de la fuente y pendiente mínima cerca de la desembocadura. Esta secuencia en modo alguno se da siempre, y muchos grandes ríos, a causa de los accidentes del terreno, alternan entre sectores de curso rápido en parajes rocosos y otros de curso lento en zonas cenagosas. Así, después de unos cursos altos torrenciales, ríos como el Níger (Fig. 1.1), el Zaire o el Danubio presentan a lo largo de su recorrido varios tramos sucesivos de llanuras inundables y de rápidos. Los diferentes tipos de curso fluvial sirven evidentemente de apoyo a diferentes comunidades de organismos vivos, y este hecho ha sido la base para varios sistemas de clasificación por zonas geográficas y ecológicas. Geográficamente, la distinción entre zonas se refleja en el lenguaje cotidiano, que distingue entre una serie de cursos de agua como torrentes, arroyos, ramblas, regatos, ríos, etc. También ecológicamente tienen valor esas distinciones, ya que suelen corresponder a muchas condiciones diversas como flujo suave, rápido o remansos, que determinan los tipos de vida vegetal y animal presentes. Dada la variedad de tipos de cursos de agua, no es posible hacer una clasificación exhaustiva de los ríos que sea ecológicamente satisfactoria, aunque algunos autores como Petts (1984) han publicado recientemente listas con ese objeto. De todas maneras, hay una diferencia fundamental entre las corrientes de curso rápido y los ríos de curso lento, que corresponde a una clasificación propuesta por lllies y Botosaneanu (1963) después de examinar los muchos planes propuestos para el trazado de zonas fluviales, que divide el curso del río en dos categorías principales: el ritrón y el potamón.

Figura 1.1

Figura 1.1 Perfiles longitudinales de los sistemas fluviales: A. Perfil teórico ideal; B EL río Níger

El ritrón se define como la región que se extiende desde las fuentes hasta el punto en que las temperaturas medias mensuales ascienden a 20C, donde las concentraciones de oxígeno son siempre elevadas, la corriente es rápida y turbulenta y el lecho se compone de rocas, piedras o grava, con espacios ocasionales de arena o limo. El ritrón se subdivide en tres zonas: epirritrón, metarritrón e hiporritrón, que abarcan una gama de cursos de agua desde corrientes fuertes hasta arroyos.

El potamón es la región en que las temperaturas medias mensuales ascienden a más de 20C, puede haber deficiencias de oxígeno, la corriente es lenta y el lecho del río se compone sobre todo de arena o cieno. Se distinguen tres subzonas: el epipotamón, el metapotamón y finalmente el hipopotamón, que es la zona de agua salobre a la que llega la influencia de las aguas marinas.

Como en este sistema la temperatura es importante para definir las diversas zonas, el paso del ritrón al potamón se realiza en general a mayores altitudes en los trópicos, donde puede faltar por completo un verdadero ritrón en bajas altitudes. Esto explica las diferencias de enfoque entre los estudios de biología fluvial en la zona templada, que se han interesado casi exclusivamente por el ritrón, y los realizados en los trópicos, que muestran una preocupación mucho mayor por el potamón. Sin embargo, dadas las diferencias fundamentales, en cuanto a la fauna y la flora, entre las corrientes torrenciales próximas a la cabecera y los ríos de curso tranquilo en el llano, independientemente de la temperatura, es útil conservar esta distinción aun en los sistemas tropicales. He adoptado por lo tanto, en este trabajo, el término ritrón para hacer referencia a los sectores fluviales más abruptos, pedregosos y torrenciales del curso alto, y el término potamón para designar los sectores tranquilos y de curso lento en las tierras bajas.

FORMACION DE AFLUENTES Y ORDEN DE LAS CORRIENTES

Orden de las corrientes

Es bien conocida la disposición arbórea de los cauces fluviales en el conjunto de una cuenca. Se han propuesto varias formas de clasificación de las corrientes que constituyen este tipo de estructura. La de mayor aceptación es la que jerarquiza las corrientes de esta manera: corrientes de primer orden son las que no tienen afluentes; las de segundo orden están formadas por la unión de dos de primer orden; las de tercer orden nacen de la unión de otras de segundo orden, y así sucesivamente. En la forma original del sistema, se admitía que una corriente de cada categoría, generalmente la más larga, continúa hacia la cabecera de tal modo que el cauce principal del río tiene una continuidad desde el nacimiento hasta la desembocadura (Horton, 1945) (véase Fig. 1.2). Modificaciones ulteriores del sistema suprimieron esta idea en favor de la clasificación más sencilla de todas las corrientes del mismo orden en una misma categoría (Strahler, 1957).

Para los estudios ecológicos de los ríos, cada sistema tiene sus ventajas. El primero se utiliza cuando se considera la evolución de alguna característica, por ejemplo las capturas de peces, a lo largo de todo el curso del río. La segunda clasificación es más natural y es útil en estudios de tipo general, ya que las corrientes de una categoría determinada tienden a formar series cuyos miembros pueden considerarse conjuntamente. Los cambios repentinos en la abundancia de la fauna no son infrecuentes por debajo de la unión de dos corrientes, en particular las de orden similar, cuando unas diferencias bruscas en el flujo del agua, la carga de sedimento y otros factores hidrológicos producen unos grandes cambios correlativos en el cauce del río. Estos cambios, a su vez, modifican los factores ecológicos favoreciendo a un grupo de especies sobre otros.

Entre el número y la longitud de las corrientes de cada orden, cualquiera que sea el sistema de ordenación adoptado, hay unas claras relaciones. El número de corrientes de orden diferente en una cuenca aumenta al descender el orden, con arreglo a una relación logarítmica que se expresa así:

Ns = a bs,

siendo Ns = número de corrientes de un orden cualquiera, y s = orden.

La longitud de la corriente de un orden determinado (L ) disminuye al descender el orden (s) de manera análoga:

Ls = x ys

Los factores correspondientes a (a),(b),(x) e (y) variarán en función del continente o la zona climática.

Figura 1.2

Figura 1.2  Diferentes sistemas de ordenación de los sistemas fluviales: A. Horton (1945); B. Strahler (1957); C. Sistema de strahler aplicado al río Logone a la altura de Moundou

Estas relaciones indican que hay un gran número de pequeños afluentes cuyas longitudes combinadas forman un porcentaje considerable del total en cualquier sistema (Cuadro 1.1). Por ejemplo, Leopold et al., 1964, estimaron que de los 5 millones de kilómetros de corrientes fluviales de los Estados Unidos con una longitud media de 1,6 kilómetros o más, más del 90% correspondían a corrientes de cuarto orden o menos. Las fórmulas son:

Ns = 7661 837 (-1.58s)

y

Ls + 0.697 (0.8320s)

Cuadro 1.1

Número y longitud de cauces fluviales de diversas dimensiones en los Estados Unidos (según Leopold et al., 1964)
Orden aNúmeroLongitud (km)Longitud total%Acum.
11,570,0001,62,512,00048,3948,39
2350,0003,71,288,00024,8373,20
380,0008,5674,40013,0786,26
418,00019,2345,6006,6692,92
54,20044,9188,1603,6296,55
6950102,497,2801,8798,62
7200235,247,0400,9199,33
841540,822,1730,4399,45
981,243,29,9460,1999,94
1012,880,02,8800,05100,00
   5,191,479  

a Según Strahler

Las corrientes de los órdenes más bajos son con frecuencia de tipo torrencial o ritrón, mientras que las de tipo potamón se concentran sobre todo en los ríos de orden elevado. Los afluentes en tierras llanas tienden a ser de tipo potamón, especialmente en los trópicos.

Relación entre la longitud del río y la superficie de la cuenca

La superficie de las cuencas vertientes y la longitud de las corrientes que discurren por ellas están también relacionadas. Para los cincuenta mayores ríos del mundo por su caudal medio anual, se establece la siguiente relación:

L = 1.7084A0.5418 (r²= .70)

siendo L = la longitud del cauce principal en kilómetros, y A = la superficie (área) de la cuenca vertiente en kilómetros cuadrados. En un análisis por regiones, varían el coeficiente y el exponente de esta relación, como puede verse en el Cuadro 1.2.

Cuadro 1.2

Relación entre la longitud del río principal y la superficie de la cuenca en varias regiones del mundo
URSS, vertiente septentrionalL=0.8747A0.5901 r²=0.97n=6
América del Norte,CanadáL=0.9618A0.5789 r²=0.81n=6
América del Norte, EE.UU.L=1.2528A0.5609 a  
EuropaL=1.5421A0.5420 r²=0.56n=7
IndiaL=2.2475A0.5138 r²=0.61n=11
Asia,Vertiente orientalL=3.3608A0.4849 r²0.37n=24
América del surL=3.4641A0.4843 r²=0.93n=16
AfricaL=4.9500A0.4521 r²=0.76n=30

a Deducido de Leopold et al., 1964

El coeficiente (a) y el exponente (b) se relacionan entre sí en esta serie de datos mediante la ecuación:

b = 0,5797a-0,1492

Análogamente, Gregory y Walling (1973) resumieron los datos sobre variaciones de la densidad de la red de drenaje en varias partes del mundo al poner en relación las longitudes totales de los cauces con la superficie. Estos datos, junto con las relaciones del Cuadro 1.2, indican que hay entre 1,6 y 8 kilómetros de cauce por kilómetro cuadrado de superficie terrestre, dependiendo las variaciones de la forma del terreno y del régimen de precipitaciones.

MORFOLOGIA DEL RITRON

La característica morfológica principal de los sectores fluviales de ritrón es la alternancia de pozas o charcas y rabiones pedregosos, lo que se debe a las variaciones de la pendiente (Fig. 1.3). En el epirritrón más abrupto dominan los rápidos, las cataratas y las cascadas; pero, a medida que el río se aleja de las fuentes, aumenta la proporción de remansos respecto a los rabiones, hasta que el hiporritrón da paso al potamón. Los rabiones son sectores de fuerte pendiente y escasa profundidad, con lechos irregulares de cantos rodados, rocas o guijarros. Las pozas o charcas son sectores más llanos y profundos, con lechos de material más fino. Pueden ser de forma más compleja, especialmente en el hiporritrón, con derivaciones y remansos cuyos lechos acumulan cieno o detritos, lo que aumenta la diversidad ecológica. Según Leopold et al., 1964, una secuencia charca-rabión ocupa siempre una longitud de cauce equivalente a cinco a siete anchuras de cauce, independientemente de la forma y de la situación geográfica del río. Sin embargo, la relación entre las longitudes respectivas de la charca y el rabión dentro del sector es muy variable. La productividad de los sectores del ritrón se expresa a menudo con referencia a la relación charca-rabión, estimándose que un ligerio predominio del rabión es ventajoso para los salmónidos, por la mayor cantidad de alimento de invertebrados que se encuentra en esas zonas.

Los datos históricos presentados por Sedell y Luchessa (1981) y la situación actual de los ríos en algunas partes poco pobladas del mundo indican que el aspecto que tienen hoy los ríos de montaña en las regiones templadas y en gran parte de las tropicales es muy diferente del que presentan tales corrientes en regímenes no modificados por el hombre. Una parte considerable del mundo habitado estaba antaño cubierta de bosques, y los ríos y arroyos que corrían por esas zonas recibían grandes cantidades de madera, vegetación, cantos rodados y otras estructuras modificadoras de la corriente como diques de castores. De esta manera las corrientes de hasta séptimo orden estaban condicionadas -y todavía lo están en algunas partes del mundo- por esas obstrucciones, que determinaban regímenes mucho mejores que los de hoy, con extensas inundaciones, mayor retención de agua fuera del cauce de la corriente, considerable almacenamiento de carbono en las llanuras inundables y estructuras de hábitat más diversificadas (Swanson et al., 1982).

Se han hecho pocos intentos de clasificar el ritrón en tipos morfológicos distintos de las charcas y los rabiones. La diversidad que existe dentro de estos dos tipos principales de hábitat es tal que se requieren subdivisiones para poder describir debidamente las zonas. Uno de tales intentos es el de Bisson y Sedell (1982), quienes, tomando como ejemplo los ríos salmoneros de los Estados Unidos, formularon una tipología que parece suficientemente flexible para abarcar las corrientes ritrón de otras partes del mundo. Dicha clasificación subdivide los diversos hábitat de la siguiente manera:

RABIONES. Rabiones de pendiente leve: tramos fluviales poco profundos, en los que las aguas tienen velocidad y turbulencia moderadas. El sustrato suele ser de grava, cascajo o piedras sueltas.

Rápidos: pendientes superiores al 4%, en las que las aguas corren velozmente y con turbulencia considerable. El sustrato es generalmente más grueso, con rocas mayores.

Cascadas: tramos inclinados con desniveles variables compuestos de pequeñas caídas de agua alternando con charcas o pozas someras. El sustrato se compone de rocas gruesas.

CHARCAS. Charcas de cauce secundario: charcas a menudo temporales, que quedan en espacios inundados por las crecidas, frecuentemente asociadas a bancos de grava; sustrato de arena o limo.

Remansos: se encuentran a lo largo de las márgenes del río y se producen como resultado de los remolinos causados por grandes obstrucciones. Con frecuencia tienen poca profundidad y en el sustrato dominan los materiales finos.

Fosos: hendeduras u hoyos alargados, a menudo profundos, que se forman aguas abajo de las grandes obstrucciones. El lecho suele ser de grava o cascajo, pero estable.

Figura 1.3

Figura 1.3  Morfología del ritrón: se indica la división del cauce en una secuencia de charcas y rabiones

Pozas de caída: se forman cuando las aguas pasan sobre un obstáculo importante y al caer ahondan el lecho. Variables en profundidad y sustrato.

Pozas laterales: se forman cuando la corriente es desviada por un gran obstáculo u obstrucción.

Represas: formadas con el agua retenida al obstruirse por completo o casi por completo el cauce de la corriente. La corriente suele ser débil, y los sustratos de material fino.

DESLIZADEROS: una tercera categoría general de hábitat que consiste en tramos no muy profundos con un flujo uniforme y sin obstrucciones ni turbulencias pronunciadas. Los lechos son generalmente de grava y guijarros. Estos deslizaderos son corrientes sobre todo en grandes ríos al atravesar terrenos montañosos, en los que los cauces pueden ser relativamente derechos durante muchos kilómetros.

Como los tramos de ritrón están en su mayor parte situados en corrientes de orden inferior, sus regímenes de crecida pueden ser algo imprevisibles, con cambios rápidos en el caudal. El agua suele estar confinada en un lecho bien definido, aunque las riadas pueden anegar una faja estrecha a lo largo del cauce. Durante los períodos de mayor caudal, el sistema de rabiones y charcas puede quedar completamente sumergido, y desde la superficie ambos componentes pueden perder aparentemente su identidad. Con caudales intermedios, los rabiones presentan turbulencias en la corriente, mientras que en las charcas el flujo es laminar, a menudo con espacios de relativa tranquilidad en las orillas. Al descender el caudal, se acentúa la distinción entre rabiones y charcas hasta que en último término, al cesar por completo el flujo, los rabiones se quedan secos y las charcas retienen el agua, dando al cauce el aspecto de una sarta de cuentas.

Con pendientes ligeramente menores y el mismo caudal de cauce lleno, se forman cauces trenzados. Estos consisten en la combinación (anastomosis) de muchos brazos, cada uno de los cuales puede formar meandros, serpenteando entre islas rocosas, arenosas o cubiertas de vegetación, lamidas por las aguas bajas y anegadas por las aguas altas (Fig. 1.4). Los sistemas de charcas y rabiones pueden aparecer dentro de cada uno de los brazos en los sectores más pendientes y pedregosos.

Figura 1.4

Figura 1.4 Un ejemplo de cauce trenzado: el río Níger en Ayourou

MORFOLOGIA DEL POTAMON

El potamón de los ríos de embalse y regulados consiste únicamente en el cauce, que puede tener forma de meandros o trenzada. En los ríos de crecida, en cambio, hay dos componentes principales del potamón: i) el cauce, y ii) la zona inundable. Ello corresponde a la terminología francesa que distingue entre “lit mineur” y “lit majeur”, es decir los lechos del río en sus dos fases principales, aguas bajas y crecida.

La forma de muchas de las zonas inundables en el mundo ha cambiado indudablemente de manera considerable por obra de las actividades humanas durante los últimos milenios. Antes de la ocupación humana, parece probable que la mayoría de los ríos estuviesen asociados con bosques ribereños cruzados por pistas abiertas por los animales y que, en zonas más áridas, las llanuras estuviesen cubiertas con matas o arbustos propios de la sabana. Estas condiciones persisten todavía en algunos ríos latinoamericanos, y dan lugar a regímenes hídricos y formas de cauces más estables que los de los ríos de sabana resultantes de la tala de árboles con fines de cultivo de tierras, pastoreo u obtención de leña.

Según Leopold et al. (1964), las llanuras inundables típicas se caracterizan por los siguientes elementos:

a) el cauce del río;

b) viejos meandros o lagos fluviales que son tramos abandonados de un cauce antiguo;

c) bancos, o puntos de depósito de acarreos en las tierras que forman la orilla convexa del río;

d) huellas de meandros, o depresiones y elevaciones en las tierras que quedan en la orilla convexa a medida que el cauce emigra lateralmente por la erosión de la orilla cóncava;

e) lodazales, o zonas de aguas estancadas formadas tanto en las depresiones de viejos meandros como a lo largo de los límites del valle cuando las riadas fluyen directamente valle abajo formando cauces en los límites del valle;

f) diques naturales: lomas o crestas que sobresalen de la superficie de la llanura inundable adyacente al cauce, formadas generalmente por materiales más bastos depositados cuando las crecidas sobrepasan las orillas del cauce. Son más frecuentes en la orilla cóncava. Cuando la carga de limo transportada es principalmente de grano fino, los diques naturales pueden ser casi imperceptibles o inexistentes;

g) depósitos en marismas: sedimentos finos depositados más allá de las orillas por las aguas altas retenidas entre los diques naturales y el límite del valle o la falda de la montaña;

h) playas de arena: depósitos de materiales sueltos, generalmente de partículas de grava y arena en forma de playas o restos desparramados.

Estos elementos, que se presentan en forma de diagrama en la Fig. 1.5, determinan la cantidad, la distribución y el flujo del agua en el sistema durante todo el año. Casi todos ellos se distinguen fácilmente en llanuras inundables de dimensiones medias, pero en los valles más pequeños quedan oscurecidos por la rapidez con que sobrevienen los cambios. A continuación se describen brevemente cada uno de los elementos característicos de la zona inundable (los números hacen referencia a la Fig. 1.5).

Los cauces (el componente lótico)

El cauce o los cauces principales (1) del río y sus brazos suelen tener agua, pero no necesariamente agua corriente, en todas las épocas del año. Cuando el río penetra en la llanura aluvial comienza a serpentear formando meandros cuyas curvas son proporcionales a la anchura del río (Leopold et al., 1964). El algunos ríos mayores, el Amazonas y el Zaire, por ejemplo, aparecen cauces trenzados en los que las islas forman diques con depresiones o lagos en el centro. Cuando se constituyen tales cauces trenzados, la llanura inundable lateral tiene a veces una anchura limitada y toda su extensión puede quedar contenida en el cauce principal. En estos casos, las islas son análogas a la zona lateral inundable y desempeñan un papel similar en la biología de los peces (Svensson, 1933; Gosse, 1963).

Además del cauce o cauces principales del río, las zonas inundables tienen una red de cauces y caños que atraviesan los diques conectando el río principal con los pantanos y los lagos formados por antiguos meandros. Estos cauces pueden retener o no el agua durante todo el año, pero constituyen el camino principal para el agua y para el movimiento de los peces durante los períodos iniciales de las crecidas y durante las fases finales de retroceso del caudal.

En muchas zonas inundables, los cauces naturales tienen como complemento canales artificiales construidos para la navegación, el riego, el drenaje o incluso la pesca.

La zona inundable

La zona inundable se subdivide en dos componentes: i) la llanura que se inunda estacionalmente, pero que permanece seca al menos durante una parte del año, y ii) las aguas permanentes que quedan en la llanura durante la estación seca.

La llanura (componente anegado estacionalmente)

La llanura aluvial de un río puede dividirse en dos zonas principales. Primero, las regiones de diques naturales (7), que siguen más o menos el curso del cauce fluvial y sus lechos antiguos, están elevadas y son las que menos tiempo quedan anegadas durante el año. Segundo, los llanos, que se extienden desde el dique natural hasta la terraza o la meseta que delimita la llanura. A veces hay diques excepcionalmente altos inmediatamente contiguos al cauce, que sólo ocasionalmente quedan sumergidos con las mayores crecidas. Estas zonas, junto con las terrazas elevadas que rodean la llanura, se utilizan para los asentamientos humanos, u ofrecen refugios insulares al ganado o los animales salvajes durante la estación de las aguas altas. Los diques pueden ser muy reducidos o incluso totalmente inexistentes en ríos que transportan limo muy fino. Como el material más grueso queda depositado pronto en cuanto el flujo se hace lento al penetrar el río en la llanura, las zonas elevadas en los bordes del cauce tienden a perder altura aguas abajo. En las cuencas fluviales con cargas de limo excepcionalmente elevadas, por ejemplo el delta del Chao Phrya en Tailandia antes de la instalación de estructuras para controlar las inundaciones (véase la Fig. 1.6), el proceso de formación de diques y de depósito de sedimentos dentro del cauce principal puede elevar el cauce y los diques por encima de la llanura circundante.

Figura 1.5

Figura 1.5  Diagrama de los principales elementos geomorfológicos de una zona inundable; los números corresponden a la descripción en el texto.

Figura 1.6

Figura 1.6  Plano y secciones del delta del Chao-Phrya, Tailandia, antes de la instalación de estructura para el control de las inundaciones, donde pueden verse los cauces elevados dentro de los diques sobre el nivel de la llanura cirundante. (Según Ohya, 1966)

Los llanos que constituyen la mayor parte de la planicie presentan ligeras diferencias de relieve debidas a viejos depósitos de sedimentos. Las partes más deprimidas están entremezcladas con aguas permanentes de diversos tipos. En los bordes, contiguos a la terraza o la ladera de la montaña que delimita el valle, pueden formarse fosos más profundos cuando un flujo acentuado en un punto limpia los depósitos dando lugar a series de lagunas o pantanos (6). Pueden aparecer también irregularidades cuando los afluentes aportan depósitos aluviales. Tanto el dique como las terrazas pueden estar cubiertos por un denso bosque alto (véanse Figs. 1.7a y 1.7b), pero muchas zonas inundables tienen sólo escasos matorrales o carecen totalmente de arbolado (sabanas).

Figura 1.7

Figura 1.7  Perfil esquemático de: A El Amazonas (según Sioli, 1964); B. El Paraná medio (según Bonetto, 1975). Se indica la distribución de la vegetación y los principales componentes de la zona inundable.

Aguas estacionarias (el componente léntico)

Cuando la crecida se retira, deja aguas estacionarias permanentes o semipermanentes en forma de lodazales en meandros abandonados (4), depresiones sucesivas de viejos meandros (5), pantanos rezagados (6) o cauces residuales del anterior curso del río (3). Estos elementos hídricos se expanden y se contraen al compás del ciclo anual de las crecidas (Fig. 1.8), tendiendo durante la época de aguas altas a fundirse en una capa continua de agua que cubre toda la llanura.

Figura 1.8

Figura 1.8  Ciclo anual de crecida en una típica depresión inundable del río Senegal (Vidou Edi). (Según Reizer, 1974)

A menudo se distingue entre lagos, lagunas o charcas por una parte y pantanos o ciénagas por otra. Aunque los términos lago, laguna y charca se han utilizado indistintamente en las publicaciones y se refieren con más o menos precisión extensiones de agua de cierta profundidad y con una capa vegetal ligera a moderada, es conveniente distinguir entre lagos, como componentes grandes del sistema de una zona inundable que persisten relativamente inalterados durante varios años, y lagunas y charcas como componentes hídricos más transitorios. Las lagunas permanecen conectadas al río durante todo el año, mientras que las charcas suelen ser extensiones de agua más pequeñas y efímeras que quedan aisladas y tienden a desaparecer en la estación seca. Los términos “pantano” y “ciénaga” se aplican a los humedales en depresiones cuyo suelo permanece saturado o más o menos cubierto con aguas superficiales y que sostienen, en consecuencia, una vegetación característica que domina el entorno.

Las aguas permanentes de la zona inundable suelen ser poco profundas, superando rara vez los 4 m de profundidad, y pueden estar en comunicación con el río. Puede ocurrir que su punto más bajo esté a una altura inferior a la superficie freática, lo que les permitirá subsistir todo el año.

Los componentes hídricos de la zona inundable pierden agua por evaporación y en menor medida porfiltración durante la estación seca. La consecuencia es la contracción y en último témino la desecación de muchos de ellos, con la consiguiente concentración de sustancias disueltas. En la mayoría de los sistemas fluviales esto no produce un resultado apreciable, ya que las soluciones concentradas son rápidamente lavadas por la siguiente crecida y la conductividad media del agua sigue siendo baja. Sin embargo, en algunas regiones de alta salinidad o flujo sin salida pueden producirse charcas temporales de agua salobre o acumulaciones de sal. Los ejemplos más extremos de este tipo son quizás el Llano de los Carrizos (Plain of Reeds) de un millón de hectáreas en el delta del Mekong, donde hay concentraciones extraordinariamente altas de alumbre, la llanura de Ovambo que termina en la cuenca salina de Etosha (véase Fig. 1.13) y el río Helmand en Afganistán con sus pantanos terminales de Sistan.

En algunas llanuras inundables hay lagos o grupos de lagos muy grandes; a veces son fenómenos geológicos con entidad propia, pero ecológicamente suelen estar integrados por completo en el sistema de la zona de anegamiento. El mayor de estos lagos, el Gran Lago del Mekong (Fig. 1.9), inunda una superficie de 11 000 km², en su mayor parte cubierta de bosques, pero queda reducido a 2 500 km² en la estación seca. Está conectado con el río principal por un canal ancho de flujo reversible, el Tonle Sap.

Figura 1.9

Figura 1.9  El delta del río Mekong, con el Gran Lago y Tonle Sap

Un fenómeno análogo pero de menores proporciones se encuentra en el valle del río Senegal, donde el Lago de Guiers está conectado con el cauce principal por el río Tawey. El lago tiene en la estación seca una superficie mínima de 120 km², que se duplica cuando las aguas de crecida entran en él por el Tawey en agosto y septiembre. El distrito de los lagos del Delta Central del Níger (Fig. 1.10) forma parte del sistema general inundable en época de aguas altas, pero se subdivide al bajar las aguas en 18 lagos principales con una superficie total de 2 400 km². La depresión de Kamelondo, con 11 000 km² inundables por el río Lualaba, contiene unos 50 lagos permanentes y semipermanentes cuya superficie total es de 1 545 km² y el mayor de los cuales, el Upemba, tiene una superficie de 530 km² en la estación seca. En el río Magdalena (Fig. 1.11), las aguas bajas quedan contenidas en unos 800 lagos (ciénagas) de dimensiones y permanencia variables; su superficie total es de unos 3 400 km², aunque en algunos casos, por ejemplo las ciénagas Zapatosa (119 km²) y Ayapel (123 km²) alcanzan una considerable extensión.

Figura 1.10

Figura 1.10  El delta interno del río Níger y su tributario el Bani, en Malí, con los numerosos lagos en la parte septentrional de la llanura.

La várzea o llanura inundable del Amazonas está asimismo salpicada de lagos, algunos de ellos muy grandes. Hay 20 lagos de más de 50 km², y él Lago Grande do Curuai se extiende por 630 km². Aunque éstos se parecen a los lagos que se encuentran en otras zonas de anegamiento, en el Amazonas existe también un tipo especial de masas de agua. Los afluentes que aportan aguas claras en los sectores bajos y medios del río tienen desembocaduras ensanchadas, formadas originalmente en valles sumergidos. Estos “ríos-lagos” son lugares de sedimentación en su extremo superior por donde penetra la corriente, donde se forman con los depósitos nuevas llanuras inundables de tipo várzea.

Cada una de las masas de agua de la zona de anegamiento suele durar largos períodos durante los que envejece, aunque unas crecidas particularmente intensas pueden producir cambios repentinos por derrubio y sedimentación. El proceso de envejecimiento consiste en una sucesión natural que va del lago de superficie libre a la tierra seca pasando por las fases intermedias de los sistemas de lagunas poco profundas y pantanos. Botnariuc (1967), en particular, ha estudiado el proceso de transformación de los lagos de la llanura del Danubio. La transición del lago (“Ghiol”) al estanque-cañaveral (“Japse”) se debe principalmente al crecimiento de una vegetación que frena las corrientes de agua y acelera el entarquinamiento, lo que da lugar a una nueva extensión de la zona de vegetación, aunque el proceso es parcialmente reversible cuando unas crecidas mayores arrastran los sedimentos y la vegetación del lecho del lago. También en la llanura amazónica la evolución a partir de las masas de agua invadidas por hierbas acuáticas pasando por una vegetación de arbustos hasta las diferentes fases de las selvas en las zonas de anegamiento, proceso estudiado por Junk (1983), no llega muchas veces a su clímax por impedirio los arrastres causados por crecidas excepcionales. El entarquinamiento puede observarse en la formación de nuevas várzeas por sedimentación en los lagos próximos a la desembocadura del Amazonas, o en la alteración de las formas de lagos y cauces observados por telepercepción durante cierto tiempo. La observación lateral por radar y las imágenes de satélites revelan que las zonas de anegamiento se rellenan con los restos de viejos materiales de la misma zona convertidos ahora en limo. El proceso puede reconstruirse también a partir de series de lagos como las descritas por Green (1972) respecto al complejo de meandros del río Suia Missu en Brasil, o por Castella et al. (1984) respecto a los antiguos lechos (lones) del Ródano en Francia. La desaparición de elementos más antiguos de la zona de anegamiento se ve así compensada por la generación de nuevas masas de agua por obra de los cambios constantes en el curso del cauce principal del río. La rapidez con que esto ocurre depende del caudal del río y de su carga de limo, pero hay que suponer que, dada la constancia relativa de estos parámetros, la relación entre las masas de agua de superficie despejada y la superficie total de la zona permanece relativamente inalterada a través de los años.

Figura 1.11

Figura 1.11  El delta interno del río Magdalena en su confluencia con los ríos Cauca y San Jorge en Colombia; se indican los numerosos lagos (ciénagas) en el llano inundable

Proporcionalidad de los componentes de la zona de anegamiento

La proporción de la zona de anegamiento que queda siempre sumergida es generalmente tan difícil de establecer como lo es la superficie total sumergida en el momento máximo de la crecida. En la mayoría de los casos faltan mapas fiables que indiquen las características de la zona, y cuando existen, la época en que se levantó el mapa rara vez coincide con el período de aguas mínimas. Sin embargo, el uso de imágenes obtenidas por satélite ofrece una solución posible para este problema en las regiones en que la nubosidad se mantiene dentro de límites aceptables. Otras complicaciones se derivan de la inestabilidad de los componentes de la zona inundable y de los cambios introducidos por los propios hombres. En las zonas más pobladas, la llanura inundable y su régimen hidráulico han sufrido considerables modificaciones por la excavación de canales, la construcción de diques artificiales y la nivelación de depresiones. Se dispone de alguna información sobre superficies relativas respecto a las llanuras de anegamiento mejor estudiadas en Africa (Cuadro 1.3). Como los regímenes de las crecidas varían en la intensidad de sus componentes tanto en la época de aguas altas como en la estación seca, los valores correspondientes a las superficies de aguas altas y de aguas bajas fluctúan en torno a la media. Las cifras indicadas en los Cuadros 1.4 y 1.5 han de considerarse como promedios, y son únicamente aproximaciones deducidas de mapas de escala relativamente pequeña.

En Africa, la zona de aguas permanentes oscila entre el 5 y el 59% de la superficie total inundada, con un predominio acentuado entre el 10 y el 20%. No hay información suficiente para juzgar si existen diferencias significativas entre las proporciones de anegamiento de las diversas categorías de llanuras inundables, lo cual puede depender más bien del tipo de suelo o del clima local. Es difícil describir la simple relación entre zonas anegadas y zonas de aguas permanentes. En efecto, los cambios que los diversos elementos de aluvión de la llanura pueden experimentar de una estación a otra hacen que esas cifras tengan sólo un valor temporal, a no ser como indicadores. El Cuadro 1.5 indica, para algunas llanuras africanas, la proporción de aguas permanentes que quedan en la zona inundable como aguas estacionarias y aquellas que se sitúan en los diversos cauces fluviales.

Hay acusadas diferencias en esta proporción, y lo reducido de la muestra no permite deducir conclusiones precisas sobre las posibles causas. Sin embargo, podría suponerse que en las llanuras inundables en las que se practica intensivamente la agricultura durante la estación seca, gran parte del agua estacionaria y en particular la de los pantanos tenderá a desaparecer por las obras de drenaje y relleno. Así parece ocurrir, en efecto, en las llanuras cultivadas del Senegal, el Oueme y el Pongolo en comparación con las llanuras del Níger, el Lualaba y el Kafue, que se utilizan básicamente para cría de ganado. La principal excepción es el río Shire, en el cual una gran cantidad del agua estacionaria se clasifica como pantanos permanentes. Lamentablemente, la línea divisoria entre pantano y laguna es bastante tenue, y a menudo se colocan espacios de lagunas con vegetación en las categoría de pantanos.

Cuadro 1.3

Características de algunas llanuras inundables africanas
ZonaSuperficie en crecida máxima (km²)Superficie con aguas bajas (km²)B/A × 100Autoridad
  ‘A’‘B’
 
 
Río SenegalMedia del sistema total
5 490
800
15
OMVS
Río NigerDelta central
20 000
3 877
19
Raimondo, 1975
Llanos ribereños, Níger
907
270
30
FAO/NU, 1971
Llanos ribereños, Benin
274
32
12
FAO/NU, 1970
Llanos ribereños, Nigeria
4 800
1 800
38
FAO/NU, 1970
Río BenueLlanos ribereños, Nigeria
3 100
1 290
42
FAO/NU, 1970
Río OuemeDelta costero
1 000
52
5
Obs.pers.
Ríos ChariYaeres
7 000
CERO
-
Ali Garam, com.pers.
y LogoneSistema total
63 000
6 300
10
Blache, 1964
Río ZambezeBarotse
10 752
537
7
FAO, 1969
OkavangoDelta interno
17 000
3 120
20
Cross, com.pers.
Río Pongolo
100
26
26
Coke y Pott, 1970
Río KafueLlanos de Kafue
4 340
1 456
27
Gay, com.pers.
Río ShirePantanos Elefantes
665
200
30
Hastings, com.pers.
y Ndinde Sistema total
1 030
480
48
Río LualabaDepresión Kamulondo
11 840
7 040
59
Río NiloLlano ribereño
31 800
16 300
51,2
Mefit-Babte, 1984
Río Voltade Sudd Ghana
8 532
1 022
12
Vanderpuye, com.pers.
Río OgunLlano ribereño
43
25
59
Dada, com.pers.
Río OshunLlano ribereño
37
20
73
Dada, com.pers.
Río MasilliLlano ribereño
15
2
13
Dada, com.pers.

Cuadro 1.4

Superficies en crecida máxima de algunas llanuras inundables en América Central y del Sur
 ZonaSuperficie con aguas alta (km²)Autoridad
Ríos Grijalva/   
San AntonioDelta8 000USAF1
Río AtratoDelta5 300USAF
Río MagdalenaDelta20 000Pardo, 1976
Río CatatumboDelta5 000USAF
Río OrinocoDelta interno 
 Apure/Arauca70 000Matthes, com.pers
Río OrinocoDelta costero20 000USAF
Río RupununiZona anegable interna6 500USAF
Río AmazonasDelta central50 000Sioli, 1975
Río AmazonasDelta costero25 000Sioli, 1975
Río ParaguayGran Pantanal80–100 000Bonetto, 1975
Río ParanáLlano ribereño20 000Bonetto et al.

1 United States Operational Navigation Chart - Escala 1:1 000 000

Cuadro 1.5

Composición de las zonas de anegamiento por tipos diferentes de aguas permanentes durante la estación seca
Zona de anegamientoRío y caucesAguas estacionarias
LagunasPantanosTotalTotal general
 (ha)(ha)(ha)(ha)(ha)
Delta central del r. Níger61 300(16)300 400(77)26 000(7)316 400(84)389 700
Lualaba-Kamulondo29 400(4)154 500(23)480 000(72)643 500(96)663 900
Kafue-Llanos de Kafue5 380(4)10 180(7)130 000(89)140 180(96)145 560
Shire2 000(4)5 500(12)40 599(84)46 000(95)48 000
Pongolo392(14)N.D.N.D.2 428(86)2 820
Oueme1 402(27)3 768(73)slight3 768(73)5 170
Valle del Senegal28 100(57)21 800(43)slight21 800(43)49 700

() Porcentaje del total
N.D. No se hace distinción

Los diversos componentes de la zona de anegamiento tienen suficiente importancia en la vida de los pueblos que habitan junto a los grandes ríos para que se haya formado una terminología particular en muchos idiomas. Sin ser en modo alguno exhaustivo, el Cuadro 1.6 presenta los principales nombres que los investigadores de varios países han utilizado en sus publicaciones para describir determinados componentes geográficos.

Cuadro 1.6

Glosario de téminos relacionados con las zonas de anegamiento en varias regiones del mundo
PaísDiqueCOMPONENTES GEOGRAFICOSCauce y brazos secundarios
Llano inundableLaguna o pantano en depresión del terreno
BeninTikpaTi  
Brasil VárzeaLago de várzeaParana/lgarape
Cambodia VealBengPrek
Colombia  CiénagaCaño
India  BheelJheel
Rumania  Ghiol:Japse 
Papua N. Guinea  RoundwatersBarats
SenegalFondeOualoVindoTiangol
Sri Lanka  Villus 
Sudán Toiche  
Sumatra  Lebaks (temporal) 
   Lebungs (permanente) 
Zaire  Madzibe (laguna grande) 
   Edzibe (charca en viejo meandro)Malala
     

Tipos de zonas de anegamiento

Tal vez sea aventurado intentar una clasificación definitiva de las zonas de anegamiento. No obstante, pueden discernirse tres tipos generales cuyas características están suficientemente diferenciadas para que puedan influir en el comportamiento de los peces que allí habitan y en los problemas que se plantean a la industria de la pesca.

Llanos ribereños: casi todos los ríos tropicales y subtropicales y muchos de zonas templadas tienen una zona lateral inundable, en forma de una franja relativamente estrecha de tierras expuestas a las crecidas entre los límites del valle (Fig. 1.12). Los llanos ribereños son el resultado normal de la acción de un río que sigue su curso en todas las zonas en que la pendiente es favorable. Tienden a aumentar de anchura cuando el desnivel es menor, lo que suele dar lugar a una elaboración cada vez mayor de la zona inundable a lo largo del curso hasta llegar al mar.

Figura 1.12

Figura 1.12  Llanos ribereños del Níger a la altura de Gao, Malí

Deltas internos: Ocasionalmente, los sistemas fluviales encuentran condiciones geológicas que les hacen derramarse lateralmente sobre llanuras aluviales muy extensas. Esto puede ocurrir en el emplazamiento de un antiguo lago que se ha llenado con tierras de aluvión, por ejemplo los Yaeres del lago Chad; en la desembocadura deltaica de un río pequeño en otro mayor, como sucede cuando el Apure se vierte en el Orinoco; o al ser retenidos los sistemas acuáticos por una obstrucción aguas abajo, por ejemplo en los llanos de Kafue. Estas llanuras expuestas a inundaciones pueden presentarse en cualquier punto a lo largo del curso del río. La corriente principal suele dividirse en brazos que se reúnen con el cauce principal por debajo de la zona deltaica, o bien varios ríos que penetran en la misma llanura pueden interconectarse con cauces complejos y combiantes. En algunas partes del mundo, tales como las cabeceras de Bahr Aouk en el sistema del Chari, el Gran Pantanal del río Paraguay o los ríos Apure y Arauca tributarios del Orinoco, el terreno es tan llano que con el agua de la lluvia y con la que desborda de los ríos se inundan enormes superficies con una ligera capa de agua. Tal “inundación laminar” está a menudo determinada por procesos de formación de tierras distintos de los creados por los propios ríos, pero la red de cauces y lagunas formada por la erosión durante el proceso de drenaje da a esas zonas un carácter deltaico.

Llanuras deltaicas costeras: La expansión lateral terminal de la llanura aluvial y la descomposición del caude fluvial principal en brazos producen el delta clásico en forma de abanico. Las llanuras deltaicas costeras experimentan la influencia del medio marino ya que el agua de mar, en la estación seca, penetra por los cauces más importantes como una lengua salina. Los efectos de la marea se transmiten a menudo aguas arriba incluso más allá de los límites de la lengua salina, pero el agua salada apenas penetra durante las crecidas, y sólo la banda costera queda sumergida por la acción de la marea.

Algunas llanuras inundables son intermedias entre el delta interno y el delta costero. Así ocurre con los ríos que desembocan formando delta en lagos de agua dulce, tales como los río Chari y Logone que dan lugar al sistema de Yaeres al desaguar en el lago Chad, o bien en otros ríos mucho mayores. Las principales diferencias ecológicas entre los llanos ribereños y deltaicos internos anegables por una parte, y las llanuras costeras inundables por otra son, en primer lugar, la mayor extensión de la masa de agua de que disponen los peces en la estación seca en las llanuras costeras y, en segundo lugar, la penetración de especies marinas en las zonas adyacentes al mar.

BREVE EXAMEN DE LOS GRANDES RIOS

En este examen se pretende señalar las características de los ríos del mundo que tienen particular interés para la pesca. Se presta pues menos atención a las corrientes de orden inferior, numéricamente dominantes, o a los tramos torrenciales de los cursos altos, que a características como el grado de modificación o elaboración de las zonas de anegamiento con sus correspondientes lagos y pantanos.

Es difícil definir exactamente el número total y las longitudes de los ríos del mundo, aunque por simple extrapolación cabe hacer alguna estimación. La relación entre la longitud de un río y la cuenca vertiente en el conjunto del mundo da un coeficiente de 1,7, lo que significa que por cada kilómetro cuadrado de superficie hay un promedio de 1,7 km de cauce. Suponiendo que la superfice de tierras surcadas por los ríos del mundo sea 110 millones de km², se deduce una longitud mínima de cauces de 180 millones de km. Esta es una estimación mínima, ya que la ecuación original se refiere únicamente a la longitud del cauce principal, omitiendo los secundarios.

La red fluvial de casi todos los continentes está dominada por unos pocos sistemas fluviales muy grandes. En el Cuadro 1.7 se indica la longitud, la cuenca vertiente y el caudal medio anual de los cincuenta mayores.

AFRICA (Fig. 1.13)

Los ríos de montaña y torrenciales son bastante comunes en Africa porque, aunque hay pocas grandes cordilleras, la elevación de la masa del continente y la existencia de macizos montañosos hace que la mayoría de los ríos tengan sus fuentes en regiones de alta montaña. Por ejemplo, muchos de los ríos de Africa occidental, entre ellos el Senegal y el Níger, nacen en las montañas de Fouta Djallon, en Guinea; los ríos Benue y Logone tienen su origen en los montes Mondara del Camerún; los afluentes del Zaire que corren hacia el Norte proceden de las montañas de Angola; el Nilo Azul nace en las montañas etíopes, etc. Sin embargo, casi todos los ríos africanos tienen amplias llanuras ribereñas expuestas a las crecidas en sus cursos bajos, de las cuales las mejor estudiadas tal vez sean las sabanas de los ríos Senegal y Níger. El Senegal corre a través de un valle ancho que durante estación seca, retiene unos 500 km² de agua confinada en lodazales de varios tipos (66 km²), en el Lac de Guiers (150 km²) y en el cauce principal (281 km²). Con las aguas altas, el río llega a cubrir 5 000 km² del valle. El Níger y su tributario el Benue cubren también una extensa llanura lateral. En las repúblicas de Níger, Benin y Nigeria, el río Níger inundaba 5 981 km² en la época de aguas altas, descendiendo al 35% aproximadamente de esta superficie en la estación seca. Ahora se ha perdido gran parte de la llanura nigeriana de este río, ya que la presa de Kainji y su embalse controlan las inundaciones. El río Benue, también en Nigeria, tiene una impresionante llanura ribereña, muy ancha respecto a su longitud, con una zona de anegamiento de 3 100 km² y una superficie de las aguas en tiempo seco de 1 290 km².

Cuadro 1.7

50 grandes ríos del mundo, por orden decreciente de caudal medio en la desembocadura
RIO CONTINENTE/PAISCAUDAL MEDIO MEDIOSUPERFICIE DE LA CUENCALONGITUD KMORDEN POR LONG.
1 000 m³/seg1 000 km² 
1.AmazonasAmérica delS. Brasil
212.5
5711
6437
2
2.Congo/ZaireAfricaZaire
39.7
3968
4700
8
3.YangtzeAsiaChina
21.8
1920
5980
4
4.BrahmaputraAsiaBangladesh
19.8
924
2900
31
5.GangesAsiaIndia
18.7
1047
2506
48
6.YeniseiAsiaURSS
17.4
2560
5540
5
7.Mississippi/MissouriAmérica del N. EE. UU.
17.3
3184
6020
3
8.OrinocoAmérica delS.Venezuleam
17.0
870
2151
60
9.LenaAsiaURSS
15.5
23.96
4400
10
10.ParanáAmérica delS. Argentina
14.9
2278
3998
18
11.St.LawrenceAmérica delN. Canadá
14.1
1274
4000
16
12.IrrawaddyAsiaBirmania
13.5
424
2100
63
13.ObAsiaURSS
12.5
2455
5410
6
14.MekongAsiaTailandia
11.0
793
4000
16
15.AmurAsiaURSS
11.0
1822
4444
9
16.TocantinsAmérica del S. Brasil
10.2
896
2700
38
17.MackenzieAmérica del N. Canadá
7.9
1784
4241
13
18.MagdalenaAméricá del S. Colombia
7.5
238
1600
--
19.ColumbiaAmérica del N. Canadá
7.3
660
1954
76
20.ZambezeAfricaMozambique
7.1
1280
3500
14
21.DanubioEuropaRumanía
6.2
806
2850
34
22.NígerAfricaNigeria
6.1
1100
4200
14
23.IndoAsiaPakistán
5.6
916
2900
31
24.YukónAmérica del N. Canadá
5.1
921
2654
44
25.PechoraEuropaURSS
4.1
322
1809
88
26.UruguayAmérica del S. Uruguay
3.9
230
1612
--
27.KolymaAsiaURSS
3.8
637
2513
47
28.SankaiAsiaChina
3.6
117
1957
74
29.GodavariAsiaIndia
3.6
294
1440
30.DvinaEuropaURSS
3.5
355
726
31.Hwang-HoAsiaChina
3.3
665
4845
7
32.FrazerAmérica del N.Canadá
3.2
235
1360
33.NiloAfricaEgipto
2.8
2944
6650
1
34.Sao FranciscoAmér. del S.Brasil
2.8
665
2900
31
35.NevaEuropaURSS
2.6
279
--
36.PyasinaAsiaURSS
2.5
189
1056
37.NelsonAmérica N. Canadá
2.3
1059
2570
43
38.RinEuropaPaíses Bajos
212
143
1312
39.KrishnaAsiaIndia
2.0
304
1120
40.IndigirkaAsiaURSS
1.8
355
1725
95
41.DniéperEuropaURSS
1.7
496
2200
58
42.RódanoEuropaFrancia
1.7
94
816
43.Mobile/TombigbeeAmérica del N. EE. UU
1.6
107
598
 
44.SalweenAsiaBirmania
1.5
276
2400
52
45.Tigris/EufratesAsiaIrak
1.4
535
1900
81
46.PoEuropaItalia
1.4
69
648
47.VítulaEuropaPolonia
1.1
194
1084
48.SusquehannaAmérica del N. EE. UU.
1.1
71
710
49.YanaAsiaURSS
1.0
243
1067
50.SenegalAfricaSenegal
0.9
338
1633
100

Figura 1.13

Figura 1.13  Situación de los principales ríos y zonas de anegamiento de Africa:

1. Senegal 7. Lualaba 13. Shire 
2. Níger, delta central 8. Barotse 14. Luapula 
3. Oueme 8. Okavango 15. Rufigi 
4. Logone, Yaeres 10. Cunene/Ovambo 16. Ruaha 
5. Chari 11. Pongolo 17. Nilo, Sudd 
6. Zaire, Mbandaka 12. Kafue  

El Zambeze tiene dos llanuras en su curso superior que flanquean el río a lo largo de 240 y 96 km respectivamente. Se inundan lateralmente hasta distancias mayores que las usuales, penetrando las aguas hasta 16 km desde cada orilla. La superficie total de estos llanos de Barotse supera los 10000 km², pero sólo el 5% de esta superficie conserva agua en la estación seca.

El delta del Nilo, el mayor de los deltas costeros africanos, cuyas inundaciones fueron la base de la riqueza del Egipto de los faraones, no experimenta ya anegamientos estacionales. Las llanuras ribereñas han dejado también prácticamente de ser inundables, en virtud de las medidas de control de las crecidas mediante la serie de presas que se interponen en el curso medio del río. Hay deltas de sabana en el río Senegal, con cerca de 8000 km² inundados anualmente, y2 en el río Ouemé, cuyo delta de 1000km² termina en las aguas salobres del lago Nokoue, de 180 km². El delta Níger cubre 32 260 km², con una banda costera de manglares salinos.

Los deltas internos son frecuentes en Africa. El mayor de ellos es el del Níger (Figura 1.10), que se forma donde la arena del Sahara traída por el viento hace que el río se desvíe hacia el Este, cerca de Timbuktu. Se ha formado detrás una llanura sedimentaria con lagos en las depresiones entre afloramientos rocosos. El delta se extiende sobre 20 000 a 30 000 km² durante los cuatro o cinco meses de la estación de aguas altas, pero esta superficie se reduce en la estación seca a 4 000 km², quedando el agua sobre todo en lagos permanentes. El río Kafue, respaldado por una sierra en donde se encuentra ahora la presa de Kafue Gorge, forma una llanura aluvial de más de 6 600 km² que se inunda casi por completo en la época de las lluvias. Sólo 1 456 km² de aguas permanentes quedaban durante todo el año antes de que se cerrase la presa, aunque la duración y la extensión de la inundación han aumenmtado después. La llanura inundable de Yaeres, de 7 000 km², es la zona deltaica donde desembocan los ríos Chari y Logone en el lago Chad a través de los ríos Logomathia y El Beid. El lago actual y la zona de anegamiento del bajo Chari ocupan el emplazamiento de un Paleo-Chad más extenso, actualmente disminuido por la desecación progresiva del desierto del Sahara.

Los Yaeres son sólo una parte de una familia mucho mayor de zonas de anegamiento centradas en los ríos Chari y Logone. Se encuentran en el sistema por lo menos otros dos grupos de llanuras expuestas principalmente a inundaciones laminares produciras por las lluvias y la escorrentía local. El mayor de estos grupos se extiende desde los ríos Bahr Aouk y Bahr Salamat y abarca una parte considerable del Chad sudoriental y unos 37 000 km² en el nordeste de la República Centroafricana. El segundo grupo se sitúa entre los ríos Logone y Chari y hacia el Este a lo largo del Bahr Erguig, que es un brazo del Chari. Según Blache (1964), los llanos de la cuenca del Chari y el Logone combinados tenían una superficie de 90 000 km², de los cuales alrededor del 70% quedaban anegados con las crecidas máximas (septiembre-octubre) y sólo el 7% permanecía húmedo en los meses secos de abril y mayo y durante los períodos de precipitaciones normales.

Muchas zonas de anegamiento africanas está asociadas a sistemas pantanosos permanentes. El humedal más famoso y extenso del continente es el Sudd del río Nilo. Situado en la confluencia del Nilo y el Bahr el Ghazal, es una combinación permanente de pantano en el que crece el papiro y de laguna de superficie despejada, con 16 300 km², superficie que se duplica cuando irrumpen desde el sur las crecidas del Nilo y otras extensiones variables quedan inundadas por las lluvias o la escorrentía local. Actualmente se está excavando una ancha vía de agua, el canal de Jonglei, como desagGe complementario de los pantanos y para disponer de más agua en el curso bajo. Los pantanos del Elefante y de Ndinde en Malawi, con 673 km² en la época de aguas altas, se reducen a 384 km² de ciánagas y lagunas en la estación seca. Constituyen parte del sistema más amplio del río Shire, que abarca una superficie total de anegamiento de 1 400 km², o 480 km² en la estación seca. Un tercer complejo pantanoso considerable se sitúa en torno al delta interno del río Okavango y al lago Ngami, de 800 km². Estos pantanos tienen una superficie residual de 3 120 km² y se extienden entre 16 000 y 20 000 km² con aguas altas. La depresión de Kamulondo, una de las pocas zonas verdaderamente inundables del Zaire, contiene lagos y pantanos con una superficie hídrica permanente de unos 7 000 km², que casi se duplica durante la época de crecidas. El sistema de los ríos Rufigi/Ruaha en Tanzanía contiene tres grandes zonas de anegamiento: la llanura ribereña del propio Rufigi con 1 451 km², la llanura de Usungu junto al río Ruaha con 4 400 km² que comprende los 518 km² del pantano de Utungele, y la llanura de 6 736 km² del Kilombero, afluente del alto Rufigi, que contiene el pantano de Kibasira de 89 km². Como suele ocurrir con la mayoría de los humedales africanos, la extensión de estas vastas llanuras varía considerablemente con las oscilaciones climáticas a plazo medio. La sequía saheliana de los años setenta y ochenta redujo las superficies de anegamiento de los sistemas del Níger, el Senegal y el Chari/Logone, mientras que la mayor pluviosidad de los años sesenta en la meseta centroafricana dio lugar a un Sudd ensanchado. Se sospecha incluso ahora que los efectos ambientales de estas variaciones naturales van más allá de los resultados de intervenciones humanas como la construcción del canal de Jonglei.

Dos llanuras menores africanas se asemejan de algún modo a las ciénagas latinoamericanas. La llanura de Kifakula, formada por los aluviones del río Luapula entre las cataratas Johnson y el lago Mweru, abarca 1 500 km² y está salpicada con lagunas permanentes. La llanura de Pongolo es menor (130 km²), pero tiene interés porque su extremidad superior está bloqueada por la presa de Pongolapoort, lo que ha permitido experimentos sobre el caudal necesario para mantener la pesca en pequeñas llanuras inundables.

Las verdaderas zonas forestales de anegamiento similares al lgapó amazónico y a los bosques de várzea se limitan más o menos a la cuenca del Zaire y a algunas cuencas menores en Camerún y Gabón. El curso del Zaire por debajo de Kisangani se ensancha de manera que comprende una zona anegable cada vez mayor, que culmina en los pantanos de Bangala y en el vasto complejo de tierras inundables en la confluencia de los ríos Zaire, Ubangui y Sangha. Estas zonas están expuestas a inundaciones dobles y tienden a retener el agua en gran proporción, por lo que difieren mucho del tipo de llanura de ritmo más estacional. Es difícil medir la superficie exacta de esta zona, que está casi totalmente despoblada.

Un tipo insólito de humedal de anegamiento es el formado por el agua sobrante del río Cunene en el sur de Angola. Durante la estación húmeda este río descarga una parte considerable de su caudal hacia el sur donde se encierra en un foso. Al correr hacia el sur por numerosos cauces y charcas, la evaporación eleva el contenido de sal hasta que por último el sistema se seca en la cuenca de Etosha. Unos 10 000 km² de esta zona de anegamiento de Ovambo son suelos y aguas de alta salinidad, pero el contenido salino es menor hacia el norte, donde unos 20 000 km ² de vías de agua y de tierras anegables se mantienen húmedas por la filtración de aguas subterráneas.

AMERICA DEL NORTE (Fig. 1.14)

Muchos de los ríos septentrionales del continente son cauces relativamente cortos que conectan entre sí a los numerosos lagos de las zonas de bosques y tundra. El terreno es bastante llano, y en la primavera se producen fuertes inundaciones de las zonas pantanosas, debiéndose la mayor parte de la escorrentía a la fusión de la nieve. El rigor de los inviernos hace que las corrientes y los pantanos se hielen durante períodos de hasta seis meses al año; las correspondientes zonas de anegamiento son de tipo tundra. Varios grandes ríos atraviesan la región, entre ellos el Mackenzie y el Yukon. Los ríos Peace y Athabasca juntos formaban juntos un complejo de 2 560 km ² de lagos y pantanos de anegamiento al penetrar en el lago Athabasca (Blench,1972), pero este paisaje ha sido sustituido ahora por una serie de barrizales aislados después de construida una presa en el río Peace. En los Estados Unidos, casi todos los ríos han sufrido profundas modificaciones por varias obras de control de inundaciones. Por ejemplo, el Colorado es ahora una sucesión de embalses, y la extracción de agua del sistema con fines de riego se hace en tal escala que queda poco caudal que vierta al mar. Análogamente la cuenca de los ríos Mississippi-Missouri, que abarca la mayor parte de los Estados Unidos, se ha alterado en grandes proporciones, convirtiéndose los cauces principales del Mississippi y el Missouri en una serie de tramos represados. Aunque muchos de los ríos que se originan en las Montañas Rocosas y en la Cadena Costera son turbulentos y corren encajonados en desfilareros profundos, la mayor parte de las corrientes tienen sus correspondientes llanuras inundables, y Sabol (1974) calcula que la inundación máxima en 100 años en los Estados Unidos puede ser de 543 000 km², es decir el 6% de la superficie total del país. Las tierras de México son áridas en su mayor parte, corriendo por ellas pocos ríos caudalosos. Sin embargo los ríos Grijalva, Usumacina, San Antonio y San Pablo en el Estado Tabasco se combinan cerca de sus desembocaduras en una serie de cauces anastomizados que corren por una amplia zona inindable de una superficie de unos 8 000 km² en las máximas crecidas. La llanura se extiende hasta unos 150 km hacia el interior, y a lo largo de los principales cursos de agua hay abundantes masa hídricas relacionadas con las inundaciones. Los ríos restantes de América Central son cortos, a menudo de fuerte pendiente y curso rápido como corresponde al terreno montañoso.

AMERICA DEL SUR (Fig. 1.15)

Los ríos chilenos, peruanos, ecuatorianos y colombianos de la vertiente occidental de los Andes que desembocan en el Pacífico son todos ellos cortos y torrenciales. También lo son los tramos superiores que corren hacia el norte de los ríos Atrato, Magdalena y Sinu en Colombia, y las cabeceras de los tributarios que por la vertiente oriental de los Andes llevan sus aguas a los sistemas de los ríos Orinoco, Amazonas y Paraná. En particular los ríos Marañón y Ucayali, tributarios del Amazonas, discurren largamente entre montañas. Hay otros ríos de montaña en las diversas mesetas del continente, pero en conjunto Sudamérica es relativamente llana y la mayor parte de los ríos son de llanura, con amplias extensiones de tierras bajas que se inundan con las lluvias y con el desbordamiento de los ríos.

Figura 1.14

Figura 1.14  Situación de los principales ríos y zonas de América del Sur:

1. McKenzie5. Saskatchawan9. Grande
2. Yukon6. Fraser10. Mississippi
3. Peace7. Colorado11. Missouri
4. Athbasca8. Usumacinta/Grijalva12. St. Lawrence

Varias zonas de anegamiento de morfología similar se sitúan en torno al Caribe y consisten en deltas internos o costeros que contienen numerosísimos lagos, llamados en general ciénagas, permanentes o semipermanentes. La más importante de estas llanuras es la del río Magdalena (Fig. 1.11), cuyo delta interno con los ríos San Jorge y Cauca se extiende sobre más de 20 000 km² de sabana. La mayor parte de la llanura está muy en el interior, pero se extiende hacia el mar a lo largo del Canal del Dique por una parte y por el cauce principal del río hasta la Ciénaga Grande en la costa, por otra. La superficie total de 20 000 km² puede quedar sumergida hasta dutante un mes, 16 000 km² de 1 a 3 meses, 13 000 km² de 3 a 6 meses y unos 4 000 km² por períodos variables entre 6 y 8 meses. Cuando las aguas se retiran completamente, permanecen unas 800 ciénagas, con una superficie de 3 260 km². El río Atrato, también en Colombia, se extiende por una llanura aluvial boscosa en los últimos 100 km de su recorrido. La llanura, que tiene 5 300 km², está salpicada con numerosas ciénagas. Dimensiones análogas (5 000 km²) tiene la sabana inundada por el río Catatumbo al penetrar en el lago Maracaibo.

Existen en el continente varias zonas extensas expuestas a inundaciones laminares. La mayor es probablemente el Gran Pantanal del río Paraguay, cuya red de lagos poco profundos interconectados se extiende sobre 80 000 a 100 000 km² en las máximas crecidas. Los llanos de tipo sabana de Colombia y Venezuela están igualmente expuestos a inundaciones laminares anuales. Corren por esta zona los ríos Meta, Arauca, Capanaparo y Apure, que se combinan en una zona deltaica expuesta a mayores inundaciones de 70 000 km² en su confluencia con el orinoco. El río Rupununi inunda cada año una extensión muy variable de la sabana hasta una altura de 1 a 2 m. En años excepcionalmente húmedos, la superficie inundada se extiende desde las cabeceras del río Esequibo hasta los ríos Tokutu e lreng, que fluyen a través del Rio Branco hasta el Amazonas. Estos llanos de anegamiento laminar tienen en común la superficialidad y la extensión de sus zonas inundadas, sus numerosos cauces anastomizados y sus pequeñas lagunas o ciénagas temporales.

Figura 1.15

Figura 1.15  Situación de los principales ríos y zonas de anegamiento de Asia:

1. Usumacinta/Grijalva 5. Orinoco 9. Paraguay 
2. Atrato 6. Rupununi 10. Paraná 
3. Magdalena 7. Amazonas 11. Uruguay 
4. Catatumbo 8. Sao Francisco  

El río Amazonas y sus principales tributarios han contribuido a la formación de bosques espesos en las llanuras de la mayor parte de su recorrido. Sin embargo, los principales cauces fluviales bordean y circundan vastas llanuras aluviales de hasta 50 km de anchura en los sectores superiores y hasta 100 km de anchura más abajo. La zona de anegamiento amazónica alcanza su mayor extensión en el delta central situado en la confluencia del Amazonas y el Tapajos. El núcleo central de esta zona, la llha Tupinamborana, cubre unos 50 000 km². Una combinación similar de llanos ribereños anegables y delta interno se encuentra a lo largo del río Paraguay aguas abajo del Gran Pantanal y a lo largo del río Paraná después de su confluencia con el Paraguay.

Los deltas costeros no son frecuentes en América del Sur, aunque tanto el Orinoco como el Amazonas tienen zonas terminales de anegamiento muy boscosas de 20 000 y 25 000 km² respectivamente.

ASIA (Fig. 1.16)

Asia es, con mucha diferencia, el continente mayor y con más diversidad geográfica, de manera que sus ríos son también de tipos muy diversos. Los ríos de la vertiente septentrional de la Unión Soviética -Lena, Ob y Yenisei- son un conjunto de ríos muy grandes que, aunque tienen rápidos en sus tramos superiores, fluyen en la mayor parte de su curso a través de llanuras que en su parte norte se encuentran en la zona de hielos permanentes. Estos tramos inferiores están helados durante seis o siete meses al año, lo que produce un efecto de represa cuando los tramos inferiores todavía helados bloquean las aguas liberadas por los primeros deshielos en los tramos superiores, dando lugar a extensas inundaciones. Estas zonas de anegamiento, que pueden llamarse “tundras inundables”, difieren de las correspondientes zonas templadas y tropicales por cuanto sus masas hídricas permanecen totalmente heladas durante un período considerable del año, manteniendo un carácter pantanoso durante el verano.

El sistema fluvial Tigris-Eufrates está aislado del resto de Asia por las tierras áridas de lrán y Afganistán. Los cursos superiores de ambos ríos son torrenciales, naciendo en las regiones montañosas de Turquía y Siria; pero entre ambos, en la región de Mesopotamia, hay una extensa llanura inundable. Pese a varios miles de años de riego asociado con las más antiguas civilizaciones, que han dejado muchas huellas, las inundaciones continúan aquí cubriendo más de 20 000 km² con las aguas altas, y los cauces de los ríos se superponen entonces a los pantanos. En el período de aguas bajas, la zona lacustre se reduce a unos 5 000 km². El lago Hammar es el mayor del sistema, con 5 200 km², y sirve como desagúe terminal.

Figura 1.16

Figura 1.16  Situacíon de los principales ríos y zonas de anegamiento de Asia:

1. Amur 8. Indo 15. Irawaddy 
2. Lena 9. Narmada 16. Chao Phrya 
3. Yenisei 10. Ganges 17. Mekong 
4. Ob 11. Krishna 18. Sui Chiang 
5. Syr Darya 12. Godavari 19. Yangtzé 
6. Amu Darya 13. Brahmaputra 20. Hwang Ho 
7. Tigris/Eufrates14. Delta del Ganges  

La hidrografía de la mayor parte del Asia oriental y sudoriental está dominada por el macizo montañoso central de los Himalayas y la meseta tibetana. Casi todos los grandes ríos de China, India y la península del Asia sudoriental tienen sus fuentes en esas montañas y fluyen a través de una serie de llanuras costeras que van de China a Pakistán. En China, los ríos Hwang Ho, Yangtzé y Si atraviesan la meseta hacia el este y corren a través de vastas llanuras que estaban antaño expuestas a extensas y repetidas inundaciones. El Yangtzé en particular está asociado con un amplio conjunto de lagos de crecida. Estos sistemas están ahora muy controlados por presas y otros dispositivos de contros de crecidas, de manera que las inundaciones son menos frecuentes. Los ríos Rojo, Mekong, Salween, Brahmaputra, Ganges e Indo nacen todos ellos en la meseta y tienen cursos superiores torrenciales muy largos antes de irrumpir en extensas llanuras bajas inundables. El río indo, cuna de una civilización muy antigua, tiene un amplio cauce trenzado en buena parte de su recorrido, y su lecho se modifica periódicamente porque los excesivos depósitos de limo elevan el cauce del río y sus diques naturales por encima del llano circundante. Cuando desborda de sus orillas, el curso del lndo puede desplazarse lateralmente hasta 40 km, perdiendo agua por filtración y evaporación en una región que sin él sería desértica. El río fluye hasta el mar a través de una llanura deltaica extensa pero estéril. En las regiones del Pakistán donde prácticamente no llueve, el Indo y sus crecidas son esenciaies para la agricultura de regadío. El Ganges y ek Brahmaputra son también ríos de lechos inestables que corren por cauces trenzados. La principal llanura ribereña anegable del Ganges tiene una longitud de más de 600 km y de 16 a 80 km de anchura. El Brahmaputra tiene un cauce especialmente ancho, de hasta 12 km en algunos puntos. Los dos ríos se combinan formando un delta inmenso expuesto a inundaciones laminares en época de lluvias y con las crecidas. Los tipos de zonas de anegamiento, clasificados por la duración y la intensidad de las inundaciones en la parte de la llanura situada en Bangladesh, se indican en la Fig. 1.17. De hecho, la parte más activa de este delta se encuentra en este país, ya que la región occidental, centrada en el río Hooghly en la India, está entarquinada y rara vez fluye la corriente a través de los cauces actualmente cegados. Sólo en Bangladesh hay 93 000 km² de tierras anegables, incluidos 28 340 km² de arrozales que se cubren de agua de 3 a 4 meses al año. Hay además unos 14 000 km² de aguas interiores permanentes de superficie despejada. Las partes del llano próximas al mar tienen tupidos bosques de manglares en agua salobre llamados “Sunderbuns”, con una superficie de unos 5 000 km².

La llanura aluvial deltaica de 31 000 km² del río lrawaddy se inunda con las lluvias y con las crecidas del río. El anegamiento como consecuencia de las precipitaciones locales precede en un mes por lo menos a la llegada de las aguas de crecida. Los diques construidos para controlar las riadas pueden terminar por cambiar totalmente las modalidades de las inundaciones. Una llanura deltaica similar aunque más pequeña es la del río Chao Phrya y sus cauces secundarios en Tailandia (Fig. 1.6). En este caso los cauces principales del río están elevados sobre los pantanos circundantes que resultan profundamente anegados cada año, aunque recientemente la construcción de una presa aguas arriba trata de controlar las épocas y la magnitud de la inundación. Otra llanura que está experimentando rápidas alteraciones con las medidas de control de las inundaciones, el riego y un ambicioso programa de construcción de presas aguas arriba es la del Mekong (Fig. 1.9), cuya superficie total supera los 74 000 km². De esta extensión, unos 21 000 km² no quedan ya inundados, aunque 8 850 km² de cauces fluviales, canales de riego y acequias llevan el agua a todos los rincones de la llanura. La superficie de aguas permanentes es sólo de 4 000 km², de los cuales la mayoría corresponden al Grand Lac, con 2 500 km². De hecho, esta masa hídrica es una de las más profundamente afectadas por la modificación del régimen hidráulico del río, ya que sus inundaciones se han reducido drásticamente.

Los ríos peninsulaes del subcontinente indio -Godavari, Krishna y Cauvery- tenían antaño extensas zonas de anegamiento, lo mismo que el sistema del Mahaweli en Sri Lanka. Estos sistemas han sido ahora modificados por las presas construidas para generar energía y con fines de riego.

Hay varias zonas de pantanos inundados, como en las islas indonesias de Sumatra, Borneo e Irián Occidental y en algunas de las Islas Filipinas. De naturaleza fundamentalmente análoga, estas zonas están situadas en los llanos costeros aluviales y son anegadas por numerosos pequeños ríos que corren sobre ellas. En Sumatra, los ríos Hari, Kamoari, Rokan y Musi corren hacia el este; en Borneo, los ríos Kahajan, Barito y Mendawa discurren en dirección sur, lo mismo que en Nueva Guinea los ríos Fly, Diguil y Pulan. La descripción más completa de los peces y los parajes de pesca de estos ríos costeros de crecida es la de Vaas et al. (1953), quienes concluyen claramente que, al menos en la isla de Sumatra, estas zonas son llanuras inundables clásicas. En los ríos Oga y Komering, que cubren más de 500 000 km² en sus crecidas máximas, las llanuras laterales de “Lebaks” se utilizan tanto para el cultivo del arroz como para la pesca.

Figura 1.17

Figura 1.17  El delta de los ríos Ganges y Brahmaputra en Bangladesh, con indicación de los principales tipos de tierras clasificados por intensidad y duración de las inundaciones

También hay varios ejemplos en las grandes islas de extensiones más típicas de anegamiento estacional, tales como los 6 555 km² del distrito lacustre de Kapuas en Borneo Occidental, los 7 000 km² del distrito lacustre del río Mahakan en Borneo Oriental (Dunn y Otte, 1982) o los 7 500 km² de las llanuras laterales del río Sepik en Papua Nueva Guinea.

EUROPA (Fig. 1.18)

Los ríos que corren por Europa occidental son relativamente cortos, aunque el Danubio, el Rin, el Ródano y el Vístula tienen caudales suficientes para colocarlos entre los 50 primeros del mundo. En Europa oriental varios grandes ríos

Figura 1.18

Figura 1.18  Situación de los principales río y zonas de anegamiento de Europa:

1. Vístula 6. Po 10. Dniester 
2. Elba 7. Ródano 11. Dnieper 
3. Támesis 8. Garona 12. Don 
4. Rin 9. Danubio 13. Volga 
5. Loira   

desaguan en el Mar Negro, el Mar de Azov y el Mar Caspio, entre ellos el Dniester, el Dnieper el Don y el Ural. Hay corrientes torrenciales en los Alpes, los Pirineos, los Cárpatos y el Cáucaso, pero en conjunto los ríos europeos son más bien de tierras bajas, sobre todo en el Este donde las aguas confluyen hacia un número relativamente reducido de grandes ríos. En general los ríos europeos han experimentado profundas modificaciones por las canalizaciones y la construcción de presas, y son pocos los que conservan parte de sus llanuras inundables originales. Por ejemplo, el mayor de los ríos europeos, el Volga, se ha transformado en una cascada de embalses y sólo un sector terminal muy corto mantiene su forma original, aunque aun allí se ha modificado el flujo que se recibe de arriba. El Danubio y el Ural son tal vez los únicos grandes ríos en los que sobreviven algunos caracteres originales (Liepolt 1967). La superficie total de las zonas de anegamiento del Danubio era de 264 500 km² según Liepolt (1972), pero los planes recientes de construcción de presas, control de inundaciones y bonificación de tierras han dejado únicamente unos 5 000 km² expuestos a inundaciones en Rumanía. En el sector checoslovaco-húngaro del río, 230 km² se inundan regularmente de mayo a agosto y 30 km² conservan aguas permanetes en brazos laterales, así como 86 km² en el cauce principal del río. No obstante, incluso estas masas hídricas desaparecerán cuando se terminen los planes en curso de ordenación hidráulica del sistema.

AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDIA (Fig. 1.19)

La hidrología de Australia está dominada por la aridez de sus regiones centrales. El sistema Murray-Darling, en el que vierten las aguas de la mayor parte de la Australia sudoriental con una cuenca de 1 029 000 km², tiene un caudal anual total notablemente pequeño de 22 km², equivalente al 6% de la descarga hídrica total del continente. Su régimen es muy variable, con largos períodos de flujo bajo y grandes crecidas ocasionales. Durante sus fases más húmedas, el sistema está asociado con un sistema de pantanos que adopta la forma de un delta interno con algunos lagos permanentes tales como los lagos Meninolee y Tandou, aunque su superficie puede reducirse considerablemente en época de sequía. En contraste con este sistema fluvial meridional, varios ríos que corren hacia el norte recorren las zonas tropicales más húmedas de Australia septentrional y Queensland, llevando alrededor del 40% de la descarga total de los ríos australianos. Estos ríos tienen regímenes monzónicos regulares, con crecidas anuales que inundan las llanuras asociadas a varios de ellos. Los ríos tienen regímenes monzónicos regulares, con crecidas cortos y torrenciales, en particular en la montañosa Isla Sur, donde a menudo están asociados a lagos glaciares estrechos y profundos.

Figura 1.19

Figura 1.19  Situación de los princopales ríos y zonas de anegamiento de Indonesia, Nueva Guinea y Australia:

1. Mahakan 4. Fly 
2. Barito 5. Sepik 
3. Murray/Darling 6. Kapuas 

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