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Capítulo 2 - La planificación del aprovechamiento


Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear una planificación inadecuada
Prácticas recomendadas


Definición

La planificación de la explotación maderera forma parte de la planificación global de la ordenación forestal, que a su vez es un componente de la planificación general del uso de la tierra.

Los planes de aprovechamiento pueden ser de dos tipos: estratégico y táctico. El plan estratégico es un programa a largo plazo que prepara el equipo de planificación forestal, en relación a la concesión forestal en su conjunto, para dar respuesta a las siguientes cuestiones:

· qué tipo de aprovechamiento debe realizarse;
· por qué debe realizarse;
· dónde debe realizarse; y
· cuándo debe realizarse.

El plan estratégico de aprovechamiento debe delimitar las zonas no aprovechables, dividir el bosque que se va a explotar en zonas anuales de corta y diseñar el principal sistema de transporte.

El plan táctico de aprovechamiento, que prepara el equipo directamente responsable de supervisar las operaciones de aprovechamiento, es un plan a corto plazo para dar respuesta a las siguientes cuestiones:

· cómo debe realizarse la corta, especificándolo de forma detallada;
· quién ha de realizar las operaciones;
· cuándo se realizarán las cortas en cada una de las zonas establecidas.

Orientaciones generales

Las operaciones de aprovechamiento forestal, si se realizan conforme a lo dispuesto en el plan de aprovechamiento adecuadamente elaborado, conseguirán probablemente los objetivos de carácter económico, silvícola, ambiental y social que se han fijado.

Antes de iniciar la planificación del aprovechamiento, es necesaria la formulación de un plan general de utilización de la tierra en el que se determinará la zona forestal permanente y las partes de la misma en las que se autorizará la explotación maderera. En el plan de utilización de la tierra se señalarán y cuantificarán las zonas en las que se establecerán plantaciones forestales y se indicarán las superficies de bosques que serán taladas para dedicar la tierra a otros usos, como la agricultura. Por lo general, la explotación de madera comercial se permite en esas zonas de bosque que se ha de transformar, pero es necesario reconocer que ese tipo de aprovechamiento es intrínsecamente no sostenible. Este código modelo de prácticas no se ocupa de manera específica del aprovechamiento en los bosques destinados a otros usos, pero sin duda, la aplicación de las prácticas que aquí se recomiendan contribuiría a preservar los valores ambientales durante dicho proceso de transformación.

Para poder realizar la planificación estratégica del aprovechamiento es indispensable formular un plan global de ordenación forestal. Es importante recordar que planificación del aprovechamiento no es sinónimo de planificación forestal: el plan de aprovechamiento es tan sólo una parte del plan de ordenación forestal general. Sin duda, es una parte importante porque las operaciones de aprovechamiento generan ingresos y permiten modificar el bosque para que contribuya de la manera más eficaz a la consecución de los objetivos económicos, sociales y ambientales. Ahora bien, no se puede planificar el aprovechamiento sin tener en cuenta la planificación forestal. Ambos procesos son complementarios y deben ser preparados simultáneamente por un equipo de planificación interdisciplinario formado por especialistas forestales, ecologistas, técnicos especializados en la extracción de madera, ingenieros, biólogos que se ocupan de la fauna y flora silvestres y representantes de diversas especialidades de las ciencias sociales.

Una planificación eficaz, realizada con técnicas respetuosas del medio ambiente, es uno de los requisitos esenciales para el éxito del aprovechamiento forestal

(Fotografía de la FAO)

La planificación general del aprovechamiento es fundamental para establecer el marco general, de manera que puedan aplicarse prácticas sostenibles de aprovechamiento, y para conciliar la necesidad de un control técnico más estricto durante las operaciones de aprovechamiento con la de reducir su costo. Son muchos los concesionarios de la explotación maderera que creen que la protección del medio ambiente comporta necesariamente medidas muy costosas que les llevarán al borde de la bancarrota. Pero esto no es cierto, como se desprende de la experiencia de quienes han elaborado planes de aprovechamiento completos y han realizado las operaciones según se especifica en ellos. De esa forma no sólo es posible mejorar el control de las explotaciones y reducir el impacto ambiental sino también disminuir los costos y aumentar los beneficios en una cuantía sustancial.

Objetivos

En los planes estratégico y táctico de aprovechamiento deben indicarse métodos para:

· aumentar al máximo la productividad en las actividades de aprovechamiento;

· reducir al mínimo el impacto ambiental y los efectos derivados de las operaciones;

· tener en cuenta las necesidades de las comunidades locales y poblaciones indígenas y adoptar disposiciones para que participen en las decisiones sobre las operaciones de aprovechamiento para obtener beneficios financieros;

· conseguir un acceso adecuado al bosque para poder realizar las actividades silvícolas, de protección y de transporte;

· reducir los costos de aprovechamiento y transporte, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por las consideraciones ambientales, ecológicas y sociales;

· coordinar la extracción de madera con la recogida de productos forestales no madereros;

· evitar los problemas derivados de una inadecuada programación;

· conseguir la flexibilidad necesaria para cambiar los planes si se dispone de nueva información o se modifica la situación;

· proteger la salud y la seguridad del personal y del público en general.

Consecuencias que pueden acarrear una planificación inadecuada

En demasiadas ocasiones las operaciones de aprovechamiento se realizan sin arreglo a un plan formal y escrito, lo que dificulta su coordinación e imposibilita su control. Por sus efectos, más que operaciones de aprovechamiento encaminadas a la utilización sostenible de productos forestales parecen operaciones de extracción minera.

Aun en los casos en que se exigen planes de aprovechamiento, frecuentemente sólo se elabora un plan táctico. Así, en lugar de diseñar el sistema de transporte para el conjunto del bosque, se planifican independientemente los caminos forestales para cada zona de corta, construyendo los caminos a medida que son necesarios para poder acceder a las diferentes. Debido a ello, la densidad de caminos forestales es mayor de lo necesaria, lo cual acelera la erosión del suelo, incrementa la sedimentación en los cursos de agua y aumenta innecesariamente el coste de la construcción y mantenimiento de los caminos forestales, así como del transporte.

La falta de planes adecuados de aprovechamiento puede crear también problemas de programación. Esto ocasiona graves trastornos e impide a los supervisores de la explotación maderera llevar a cabo las actividades de forma sistemática y organizada.

Prácticas recomendadas


Planificación estratégica
Planificación táctica


Planificación estratégica

Esta forma de planificación del aprovechamiento no puede separarse de la planificación de la ordenación, pues han de ser realizadas simultáneamente por un equipo interdisciplinario.

Un mapa y un plan escrito son los elementos indispensables de un plan estratégico de aprovechamiento bien formulado. El mapa, normalmente a escala entre 1: 10.000 y 1: 50.000, debe revelar los siguientes componentes, tal como figuran en el plan de ordenación forestal:

· tipos de cubierta forestal, rasgos topográficos importantes (a ser posible con curvas de nivel), cursos de agua e infraestructura existente o prevista y otros elementos no naturales;

· espacios protegidos, como reservas biológicas, emplazamientos de valor religioso o cultural o zonas próximas a los núcleos de población;

· zonas en las que deben realizarse las operaciones de aprovechamiento, divididas en áreas de corta anual o análogas que puedan ser fácilmente identificadas sobre el terreno;

· zonas afectadas por problemas graves que deben solucionarse al diseñar el sistema de transporte o realizar las operaciones de aprovechamiento. Puede tratarse de afloramientos rocosos, pantanos u otro tipo de humedales, cruce de cursos de agua importantes, etc.;

· zonas dedicadas a usos no forestales;

· emplazamiento de comunidades o poblaciones indígenas que pueden resultar afectadas por las operaciones de aprovechamiento o transporte. El plan escrito debe describir detalladamente los elementos que figuran en el mapa. Por regla general, en el plan deben figurar los siguientes aspectos:

· para cada zona de corta, una descripción del tratamiento silvícola previsto (por ejemplo, método de entresaca por pies aislados, entresaca por bosquetes, corta por aclareos sucesivos, corta a hecho) y una explicación de las razones por las que se ha elegido cada uno de los tratamientos, especificando en qué medida se considera que la corta contribuirá a conseguir los objetivos de ordenación del bosque;

· una descripción de los equipos de aprovechamiento que se utilizarán en cada una de las cortas (por ejemplo, en el 20% de la zona la extracción se realizará mediante sistemas con cable, en el 60% con tractores de desembosque con ruedas, en el 5% con animales de tiro y en el 15% con helicópteros), mencionando las razones por las que se ha elegido ese sistema;

· una estimación, basada en un inventario fehaciente, del volumen de madera que se extraerá de cada zona de corta, preferiblemente desglosada por especies o grupos de especies;

· un calendario en el que se indique en qué año se realizará el aprovechamiento de cada una de las zonas de corta;

· una descripción de los problemas que se hayan señalado en el mapa, indicando la forma de solucionarlos;

· el examen de los problemas que pueden afectar a las comunidades locales o poblaciones indígenas y la manera en que se han abordado al formular el plan;

· una información detallada sobre el sistema de transporte forestal, como los parámetros que se han tenido en cuenta al diseñar las carreteras (fondo de los valles, zonas elevadas, caminos en cuesta), el emplazamiento de los principales cruces de cursos de agua, el espaciamiento y las características de las estructuras de drenaje, y otras informaciones de esa índole;

· necesidades anuales de personal para realizar las operaciones de aprovechamiento y para la construcción y mantenimiento del sistema de transporte forestal;

· disposiciones relativas al alojamiento y a otras instalaciones necesarias para la recepción a los obreros forestales, así como información general sobre las medidas relativas a la salud y a la seguridad;

· el costo estimado de las operaciones de aprovechamiento para cada corta y de la construcción y mantenimiento anual del sistema de transporte forestal.

Planificación táctica

Normalmente, en los planes tácticos a corto plazo se hacen constar los detalles de las operaciones que se realizarán durante un período de un año u otra unidad de tiempo, como la estación seca. El plan táctico está, pues, asociado a la corta anual, si bien en algunos casos la corta no se realiza en una única área sino en varias zonas dispersas en el conjunto del bosque. Esto depende en buena medida del tipo de bosque, de su madurez y de las decisiones administrativas del organismo responsable de la ordenación forestal.

Como en el plan estratégico, en el plan táctico debe figurar una descripción pormenorizada de las operaciones previstas y un mapa a escala detallado y preciso. El plan debe ser compatible con los métodos de aprovechamiento respetuosos del medio ambiente que se recomiendan en los capítulos 3 a 7 de este código modelo de prácticas. Para preparar un plan táctico de aprovechamiento se recomiendan los siguientes pasos:

· Realizar un estudio topográfico, ya sea sobre el terreno o utilizando fotografías aéreas tomadas a baja altura con comprobaciones sobre el terreno para preparar un mapa topográfico a gran escala. Lo más conveniente es levantar los mapas a escala entre 1: 2.000 y 1: 10.000, en función de las irregularidades topográficas y del equipo que se vaya a utilizar. En algunas zonas, se utilizan mapas de escala muy reducida (1: 20.000), pero en este tipo de mapas no pueden incluirse todos los detalles necesarios para una planificación adecuada.

El intervalo entre las curvas de nivel en el mapa topográfico depende de la irregularidad del relieve y de la relación entre el costo del levantamiento de los mapas y el que comporta los errores que puedan cometerse en la planificación del aprovechamiento. Por regla general, una mayor inversión para levantar buenos mapas se compensará con un menor costo de las operaciones de saca y de construcción de infraestructura. Con un intervalo de 5 m o menos entre las curvas de nivel es posible obtener los detalles necesarios para realizar la tarea de planificación, siempre y cuando las curvas de nivel representen de forma fidedigna la configuración del terreno.

El mapa topográfico debe mostrar con precisión el límite de la zona de aprovechamiento, los cursos de agua, las zonas pantanosas, barrancos, afloramientos rocosos, lugares de importancia religiosa y cultural y otros rasgos que puedan influir en la planificación del aprovechamiento.

· Dividir la zona de corta anual en unidades administrativas que puedan ser identificadas sobre el terreno y utilizadas para ayudar a controlar y orientar las operaciones. En caso de que no exista solución de continuidad entre esas «unidades de corta», la planificación debe realizarse para todas ellas simultáneamente. Si están dispersas en diversas partes del bosque, puede ser necesario elaborar planes específicos para cada unidad de corta o para un conjunto de ellas.

En cada unidad de corta debe aplicarse el mismo método de saca. En efecto, la planificación de las operaciones de aprovechamiento es muy diferente si la saca se realiza mediante sistemas de cable, máquinas de arrastre o vehículos que transportan la carga levantada del suelo, así como si la extracción se realiza con animales de tiro o con sistemas aéreos como los helicópteros. Por tanto, a efectos administrativos las operaciones que utilizan distintos métodos de saca deben asignarse a unidades de corta diferentes.

· Señalar en el mapa topográfico las zonas de amortiguación contiguas a los cursos de agua y otras zonas de ordenación especiales en las que la corta está totalmente prohibida o sujeta a restricciones especiales. Puede tratarse de áreas de gran valor científico, recreativo, cultural o paisajístico, reservas especiales de vida silvestre o, de explotación de productos forestales no madereros, cuencas de captación, zonas de suelos saturados y lugares propensos a la erosión.

· Utilizando como guía el mapa topográfico, realizar un inventario de las existencias de la zona de actuación para calcular el volumen de madera y su distribución en la unidad de corta y para estimar la cuantía y la condición de los pies aún inmaduros que deben ser protegidos para que constituyan en el futuro una masa arbórea. El inventario estará en función del tipo de bosque y del costo que conlleve realizarlo. En los bosques de la zona templada, bastará con un inventario por muestreo, dado que el volumen de corta por hectárea es relativamente elevado y la masa arbórea presenta una notable uniformidad de tamaño, lo que hace innecesario, a los efectos de la planificación, conocer el emplazamiento exacto de los árboles que se van a talar. En los bosques latifoliados mezclados de los trópicos, el volumen de aprovechamiento por hectárea es muy bajo, aunque los árboles pueden ser de gran valor. En esos bosques se considera indispensable inventariar el 100% de los pies aprovechables. Se debe identificar y numerar cada árbol, medir su diámetro y evaluar la calidad comercial del tronco. Si se utilizan ecuaciones de volumen se debe medir también su altura. Todos esos datos deben registrarse en hojas de inventario y en el mapa topográfico debe figurar la ubicación del árbol.

· Recopilar los datos del inventario relativos a la zona de aprovechamiento. Si se va a aplicar el método de entresaca, es preciso determinar qué árboles son los que se van a cortar. Esa decisión dependerá de diversos factores como los objetivos de ordenación, la aceptación del mercado, los límites diamétricos, las directivas silvícolas, las consideraciones operativas y el costo estimado del aprovechamiento.

· Una vez que se han señalado en el mapa topográfico los pies que se han de cortar, utilizar el mapa para diseñar un detallado sistema de transporte y extracción, en el que figurarán los caminos de saca que constituirán la red del sistema principal de transporte, los puntos de carga donde se concentrarán las trozas durante el desembosque y las vías de arrastre (si se van a utilizar sistemas de arrastre) y la trayectoria del cable (en caso de que se utilicen sistemas de saca con cable). Este sistema debe diseñarse de manera que facilite el acceso a los árboles que se van a cortar, adaptándose al terreno, evitando las zonas difíciles y los cursos de agua y reduciendo al mínimo la extensión total de los caminos y vías de arrastre. Cuando sea imposible evitar un arroyo, se efectuará una inspección sobre el terreno para determinar el lugar de cruce que comporte el menor coste ambiental.

· Cuando el terreno es abrupto, es mejor localizar primero los posibles puntos de carga y comprobar luego si es posible construir caminos para llegar a ellos. Por tanto, para establecer el sistema global de transporte, incluidos los caminos y cargaderos, es necesario adoptar una solución de compromiso entre la situación óptima de los cargaderos y la posibilidad de construir los caminos, teniendo en cuenta los factores ambientales, económicos y físicos.

· En los bosques tropicales y en otras zonas en las que la planificación implica tomar decisiones sobre árboles concretos, el plan de transporte debe servir de guía para decidir la dirección aproximada de caída de los árboles que se van a apear, que se deberá señalar en el mapa. Luego se comprobará sobre el terreno y se modificará en caso necesario en el momento de marcar el árbol para apearlo.

· Determinar el equipo de aprovechamiento que se va a utilizar y, con arreglo a la productividad estimada de ese equipo, elaborar un calendario preliminar de operaciones.

· Introducir en el calendario preliminar los cambios necesarios para adaptarse al comienzo normal de la estación de lluvias. Preparar planes de urgencia para la eventualidad de que se registren fuertes tormentas u otros fenómenos extremos. Tener en cuenta, también el período de diseminación de las semillas en las zonas (como ocurre en muchos bosques caducifolios y subcaducifolios) en las que no se produce semilla a lo largo de todo el año.

· Decidir si es necesario programar las operaciones de aprovechamiento en algunas unidades de corta para evitar las épocas de reproducción de los primates y otros animales sensibles o los períodos de anidamiento de especies de aves raras o en peligro que puedan existir en la zona.

· Examinar la posibilidad de obtener, de forma complementaria, productos no madereros (por ejemplo, cortar retén o extraer resinas antes de cortar la madera o recolectar leña una vez terminada la corta). Si es procedente incluir estas actividades en el plan de aprovechamiento.

· Consultar a las comunidades locales o poblaciones indígenas que viven cerca de la zonade corte sobre las operaciones de aprovechamiento que se han planificado, incluidos los posibles problemas o las oportunidades relacionadas con el calendario (por ejemplo, la posibilidad de aprovechar la disponibilidad de mano de obra durante los períodos de inactividad agrícola).

· Consultar a terratenientes importantes o autoridades del gobierno sobre las posibles servidumbres de paso antes de iniciar la construcción de carreteras u otras obras.

· Antes de ultimar el plan de aprovechamiento, reunirse con los madereros para asegurarse de que el plan es factible y de que se puede llevar a cabo con seguridad, eficiencia y economía.

· Entregar un ejemplar del plan de aprovechamiento y del mapa topográfico, que forma parte del mismo y en el que se han señalado los pies que se han de cortar y se ha trazado el sistema de transporte, al capataz del equipo de aprovechamiento, el cual tendrá la responsabilidad de llevarlo a la práctica y de que los trabajadores conozcan los requisitos y los métodos de trabajo. El conocimiento exacto de lo que deberá hacerse y del nivel de calidad que deberá alcanzarse en el trabajo es, posiblemente, la condición más importante para el éxito de las operaciones.

Fragmento de un mapa de planificación táctica (1: 5000) de una operación de aprovechamiento en un bosque tropical. Los círculos indican los árboles que se van a cortar y las flechas muestran la dirección prevista del apeo. Las líneas discontinuas gruesas representan las vías de arrastre y los dos rectángulos abiertos corresponden a los cargaderos. Este tipo de mapa se lo puede llevar cuando se marcan los árboles que se van a cortar y se trazan las vías de arrastre sobre el terreno y, posteriormente, también lo pueden utilizar los equipos de corta y saca. Una vez concluida la operación, el mapa será de utilidad en el momento de efectuar la evaluación posterior, para comparar el diseño real con el que figuraba en el plan de aprovechamiento


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