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I. Introduccion

La economía hondureña, fuertemente dependiente de los productos primarios de exportación, es una de las menos desarrolladas de Latinoamérica. Según estimaciones del Banco Mundial, el ingreso per capita anual es del orden de los US$ 570 (1991), en santo que una parte sustancial de la población tiene ingresos inferiores a la línea de pobreza, equivalente a menos de US$ 200 per capita por año.

El sector agropecuario representa el 28% del PBN y mas del 70% de las exportaciones. Mas del 55% de la población vive en las áreas rurales, con una tasa de crecimiento del 2,2% anual, muy inferior al 4,5% anual de la población urbana.

Alrededor del 16% de la superficie del país esta constituida por valles, mientras que la mayor parte de las tierras son ocupadas por las áreas montañosas, con pendientes que oscilan entre 20% y 60% y es en estas áreas donde se encuentra la mayoría de las 7.4 millones de hectáreas con vocación forestal. De estas, mas de un millón de hectáreas están siendo "sobreutilizadas" por encima de su aptitud productiva con cultivos agrícolas y ganadería. Este fenómeno, producto de la agricultura de tipo migratoria, esta dando lugar al corte y la quema de los bosques para ser destinadas a usos ganaderos luego de uno o dos anos de agricultura.

Este proceso esta desencadenando una serie de problemas de variada gravedad que se están reflejando en las elevadas tasas de deforestación, en el acelerado proceso de erosión de los suelos, en inundaciones en los valles por enbanque de los cauces y en la escasa estabilidad de los pequeños asentamientos de poblaciones afectando directamente a los sectores mas pobres de la población rural hondureña en un esquema que retroalimenta el proceso de degradación de los recursos y de las condiciones socio-económicas de las comunidades forestales del país.

Desde el punto de vista del aprovechamiento del recurso forestal, la ausencia o la no aplicación de planes de manejo y aprovechamiento forestal, el uso parcial del recurso, la comercialización de un reducido numero de subproductos del árbol (trozas y resina), el corte destructivo del bosque, etc. se traducen en la generación de un ingreso que es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de los campesinos mas pobres de las áreas forestales. A ello se suma la escasa participación de los campesinos en el manejo y aprovechamiento forestal y la escasa consideración de los aspectos sociales y culturales de dichas poblaciones en la elaboración de los planes de desarrollo comunitario.

A su vez, la erosión de las estructuras de mercado de productos agropecuarios disminuye la capacidad de contratación de los pequeños productores comunitarios y reduce la rentabilidad de la mayoría de las producciones agropecuarias y forestales, desalentando cualquier inversión de tipo tradicional que sirva para impulsar el crecimiento del ingreso y del empleo rural.

Estos problemas, sumados a la estructura agraria existente en el país y a los elevados niveles de desnutrición, fuertemente incrementados en los últimos anos, han agudizado los problemas de pobreza y subdesarrollo en las áreas rurales del país, como se puede comprobar analizando los indicadores que reproducen las condiciones dé vida de las poblaciones rurales hondureñas (fecundidad, mortalidad, nutrición, salud, vivienda, etc).

Para hacer frente a tal problemática, el Gobierno ha implementado una serie de programas de apoyo al desarrollo rural y ha creado algunas instituciones oficiales para apoyar dicho esfuerzo.


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