A.1 - Misiones concluidas |
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Angola |
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República Popular Democrática de Corea |
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A.2 - Misiones en curso |
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Bosnia y Herzegovina |
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A.3 - Misiones previstas para junio |
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Afganistán |
Rwanda |
Irak |
Congo, República del |
Burundi |
B.1 - Nuevas emergencias |
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País |
Tipo de catástrofe |
Petición |
Intervención de la FAO |
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Afganistán |
Inundaciones |
No se ha pedido asistencia |
Evaluación |
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Bangladesh |
Ciclón |
No se ha pedido asistencia |
Ninguna |
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Burundi |
Conflictos civiles |
Se han pedido herramientas |
Formulación PCT |
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China |
Inundaciones |
No se ha pedido asistencia |
Evaluación |
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India |
Terremoto |
No se ha pedido asistencia |
Evaluación |
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Jordania |
Heladas (abril) |
Se ha pedido asistencia urgente del PCT (mayo) |
Formulación PCT; evaluación; llamamiento internacional |
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Madagascar |
Langostas |
Se ha pedido asistencia del COEL |
Programa de lucha de varios donantes |
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Sierra Leona |
Conflictos civiles |
Se han pedido herramientas |
OPUR suspendidas |
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B.2 - Seguimiento de las intervenciones relativas a emergencias del mes anterior |
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País |
Tipo de catástrofe |
Petición |
Seguimiento |
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China |
Terremoto |
No |
No se dispone de datos |
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Ecuador |
Inundaciones |
Sí |
Evaluación en curso |
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Gambia |
Déficit semillas de maní |
Sí |
Aprobados proyectos con fondos del PCT y Noruega; adquisición en curso |
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Irán |
Terremoto |
Sí |
Aprobado proyecto del PCT; se prevé petición amplia |
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Iraq |
Langostas |
Sí |
Evaluación concluida; no se ha confirmado la emergencia |
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Kazajstán |
Langostas |
Sí |
Aprobado proyecto del PCT |
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Níger |
Sequía |
Sí (semillas y herramientas) |
Se revisará proyecto del PCT |
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Filipinas |
Conflictos civiles |
Sí (evaluación de necesidades) |
Enviada misión de evaluación de las necesidades agrícolas |
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Somalia |
Inundaciones |
Sí |
Se enviará misión evaluación |
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Tanzanía |
Inundaciones |
Sí |
Se está valorando proyecto PCT |
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Tonga |
Ciclón |
Sí |
Se está valorando proyecto PCT |
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Uganda |
Sequía/conflicto civil |
Sí |
Se está valorando proyecto PCT; aprobado proyecto financiado por Australia |
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Congo, Rep. Democr. del |
Conflictos civiles |
Sí (petición por ONG deevaluación de necesidades de semillas en Zaire oriental) |
Seguimiento con el nuevo gobierno |
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B.3 - Evaluaciones y actividades de compra |
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País |
Tipo de actividad |
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Albania |
Evaluación de necesidades agrícolas de emergencia |
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Bosnia y Herzegovina |
Reuniones mensuales del Grupo de Acción Naciones Unidas/gobiernos/ONG donantes |
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Congo, República del |
Evaluación de daños causados por saltamontes |
|||||
Corea, Rep. Popular Democrática de |
Evaluación de necesidades agrícolas de emergencia |
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Gambia |
Misión de compra de semillas de maní |
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Georgia |
Evaluación de necesidades agrícolas de emergencia |
|||||
Jordania |
Evaluación de daños causados por heladas y necesidades agrícolas de emergencia |
|||||
Filipinas |
Evaluación de necesidades agrícolas de emergencia para antiguos combatientes y sus familias y comunidades |
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B.4 - Llamamientos unificados de las Naciones Unidas |
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Ninguno en mayo |
||||||
B.5 - Proyectos aprobados y en tramitación |
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17 países: |
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9 proyectos aprobados + 2 revisiones aprobadas |
14 010 188 |
$EE.UU. |
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18 proyectos en tramitación |
5 732 032 |
C.1 - Operaciones de urgencia (OPUR) aprobadas juntamente con el PMA |
||
Etiopía |
11,6 millones de dólares EE.UU. |
560 000 beneficiarios, 3 meses |
Tayikistán |
16,0 millones |
500 000 beneficiarios, 12 meses |
C.2 - Informes del SMIA |
||
Somalia - Alerta especial |
||
Africa subsahariana - Informe sobre Africa |
||
Angola - Informe de la misión especial |
||
Kenya - Informe sobre la evaluación de los cultivos y el suministro de alimentos |
||
C.3 - Rehabilitación agrícola de emergencia |
||
República Popular Democrática de Corea - Se prevé recolectar en julio una cosecha de cebada como resultado del programa de duplicación de las cosechas |
||
Madagascar - Se han tratado zonas infestadas por langosta |
||
Sierra Leona - Se ha suspendido el suministro de artes de pesca, semillas y herramientas |
||
Iraq - Se ha iniciado la compra de insumos agrícolas |
En noviembre de 1996, se diagnosticaron casos de peste bovina, enfermedad del ganado sumamente contagiosa y con frecuencia mortal, entre búfalos y elanes del Parque Nacional de Nairobi, en Kenya. Ante el temor de que la enfermedad traspasara la frontera, el Gobierno de la República Unida de Tanzanía solicitó asistencia internacional para evitar una reinfección del país, que había estado libre de la enfermedad durante 14 años.
En febrero de 1997, a petición de Kenya, la FAO organizó a través de
EMPRES una reunión de funcionarios de servicios veterinarios y expertos en fauna
silvestre de los dos países para evaluar el riesgo de una propagación de la peste
bovina. Se consideró que este riesgo era elevado y que lo agravaba la sequía que
obligaba a los pastores a cruzar las fronteras con sus rebaños en busca de pastos. Los
equipos de veterinarios y expertos en fauna silvestre de los dos países emprendieron una
intensa campaña de vigilancia y vacunación, en estrecha colaboración con especialistas
de la Oficina Interafricana de Recursos Animales de la Organización de la Unidad
Africana. En un plazo de tres meses se repartieron un millón de vacunas de emergencia. La
FAO proporcionó consultores y personal de campo.
A finales de marzo de 1997, la enfermedad se había confinado en Tanzanía a cuatro
distritos, mientras que en Kenya la infección parece haberse limitado a la zona al sur y
al sudeste de Nairobi.
Recientemente se ha recurrido con éxito al sistema EMPRES para abordar diversas
enfermedades de los animales, pudiendo citarse como ejemplo la erradicación de la
pleuroneumonía contagiosa bovina en Botswana y la contención de un peligroso brote de
peste porcina africana en Côte d'Ivoire. EMPRES está colaborando en la preparación de
una vacuna eficaz contra la enfermedad de Newcastle, que tiene efectos devastadores entre
las aves de corral en numerosos países del mundo. Esta vacuna se introducirá como parte
de un conjunto de prácticas sostenibles de sanidad y producción animal que se están
elaborando actualmente para pequeños productores avícolas.
Vacunación de ganado contra la peste bovina en Kenya
Lasequía que asoló el Africa austral en 1991/92 y 1994/95 mermó gravemente la producción de alimentos en ambas ocasiones. En 1991/92, la producción de cereales se redujo a la mitad, dejando a los agricultores de subsistencia y sus familias en una situación calamitosa. Unos 18 millones de personas se vieron al borde de la inanición. Sin embargo, un sistema eficaz de alerta, una rápida coordinación regional y un adecuado apoyo internacional culminaron en una operación de socorro que logró superar la escasez generalizada de alimentos y la amenaza del hambre.
Gracias a la experiencia adquirida en la crisis de 1991/92, los efectos
de la emergencia ocasionada por la sequía en 1994/95, fueron graves, pero menos
devastadores. Aunque las lluvias estacionales empezaron a caer puntualmente en octubre de
1994, permitiendo la siembra, pronto se hicieron más escasas, con lo que las plantas se
marchitaron en los campos resecos. El SMIA de la FAO y otros sistemas nacionales y
regionales de alerta establecidos con ayuda de la FAO en la Comunidad para el Desarrollo
del Africa Austral (SADC) publicaron en diciembre sus primeros avisos sobre la inminente
sequía.
En el Africa austral, como en otras partes, las zonas afectadas por la sequía suelen
estar aisladas y ser de difícil acceso; la importación de alimentos de socorro del
extranjero, con frecuencia a través de puertos distantes e inadecuados, lleva tiempo.
Poco después de que se publicaran los primeros informes de alerta, gobiernos, donantes y
organismos de las Naciones Unidas empezaron a reunirse para planificar el transporte en
gran escala de ayuda de socorro a la región en caso necesario.
En enero y febrero de 1995, se confirmó el inminente inicio de las dificultades
alimentarias como resultado de las pérdidas de cosechas causadas por la sequía en casi
todos los países de la subregión. En marzo y abril, llegaron expertos de la FAO y el PMA
para evaluar la situación. Estos dos organismos aprobaron conjuntamente una operación de
emergencia para cubrir las necesidades urgentes de socorro. La FAO publicó un informe
especial de alerta pidiendo a la comunidad internacional asistencia de socorro. En junio,
algunos donantes respondieron al llamamiento suministrando un millón de toneladas de
ayuda alimentaria y otros tipos de asistencia. De este modo se evitó la inanición.
En el Cuerno de Africa, otra región atormentada frecuentemente por la sequía, la FAO
está ayudando a establecer un sistema regional de alerta. La Organización está
proporcionando asistencia técnica y capacitación en materia de levantamiento de mapas de
riesgos, telepercepción y análisis de alerta para personal regional de la Autoridad
Intergubernamental de Desarrollo y personal nacional de sus siete Estados Miembros. La FAO
considera que la mayoría de los agricultores pueden adoptar precauciones contra la
sequía: la asistencia comprende medidas para atenuar sus efectos mediante una mejor
ordenación de los pastizales, el agua y los sistemas de explotación agrícola y la
adopción de variedades de cultivos resistentes a la sequía, así como planes para una
rápida movilización del socorro en caso de que ocurra una catástrofe.
Transporte de sacos de cereales para socorrer a refugiados
Cuando la FAO recibe un llamamiento de ayuda contra incendios forestales que causan estragos en los países en desarrollo, responde proporcionando equipo, en particular sistemas de comunicación, y asistencia técnica. También asesora a los países sobre estrategias para prevenir los incendios forestales y atenuar sus efectos. Por ejemplo, en Turquía los incendios forestales son un problema cada vez más grave; en 1994 y 1996 devastaron amplias zonas costeras y culminaron en la catástrofe de Gelibolu. La FAO está asesorando al Gobierno sobre una estrategia general para prevenir y combatir los incendios.
En la estación seca de 1997, plantaciones de coníferas de Uganda están sufriendo incendios de matorrales avivados por el viento que tienen efectos devastadores a causa de la prolongada sequía y de las temperaturas extraordinariamente altas. Se han destruido ya unas 2 000 ha de un total de 15 000 ha de plantaciones industriales de coníferas, y se prevén daños ulteriores. La FAO está prestando asistencia para elaborar una estrategia de lucha contra los incendios y un enfoque coordinado para prevenirlos y combatirlos.
Lucha contra incendios forestales
En 1992, la langosta del desierto empezó a reproducirse de forma masiva en Africa oriental. Inmediatamente se solicitó asistencia internacional y la FAO liberó fondos para cubrir el déficit hasta que los donantes pudieran responder al llamamiento. A pesar de esta rápida reacción, a principios de 1993 nubes de langosta cruzaron el mar Rojo, invadiendo Arabia Saudita y el Yemen. La FAO envió expertos para ayudar a organizar y llevar a cabo operaciones de lucha aérea en gran escala, que se extendieron a Omán, Pakistán y la India al propagarse las langostas durante el verano.
En junio de 1993 aparecieron en el Sudán nubes de langosta que dejaron un rastro de desolación a su paso por el continente hacia el oeste. La FAO divulgó boletines de alerta y pronósticos, pero muchos países no estaban preparados. Se realizaron importantes operaciones de lucha en Mauritania, también en este caso con fondos de la FAO hasta que pudo organizarse la asistencia de donantes. La FAO proporcionó también asistencia técnica a Malí, Níger, Chad, Senegal, Gambia y Guinea-Bissau cuando la plaga invadió estos países desde el este. Como resultado de ello, la situación de la langosta en la zona del Sahel está actualmente bajo control. No obstante, en Madagascar una peligrosa infestación, la mayor en 40 años, está causando serios daños en los cultivos y la vegetación. La FAO está coordinando asistencia de emergencia y movilizando fondos para acabar con las nubes de langosta.
Pulverización aérea de cultivos de sorgo para luchar contra una infestación de langosta en Malí
En la primera mitad del decenio de 1990, los problemas económicos y el mal estado de la agricultura en la República Popular Democrática de Corea redujeron casi a cero las existencias alimentarias del país. Por este motivo, cuando en 1995 inundaciones de grandes proporciones destruyeron extensas zonas agrícolas y estructuras agrícolas básicas, se creó una grave emergencia alimentaria. En julio de 1996, las inundaciones redujeron de nuevo la producción interna de alimentos y empeoraron la emergencia en curso. El país se vio obligado a pedir asistencia internacional. Además, en junio y julio de 1997 las lluvias fueron muy escasas y se produjo una grave sequía.
A lo largo de toda la emergencia, la FAO ha desempeñado una función decisiva, alertando a la comunidad internacional sobre la gravedad y magnitud de la catástrofe y estimulando la respuesta. La FAO ha participado activamente en los llamamientos unificados de las Naciones Unidas dirigidos por el Departamento de Asuntos Humanitarios, la publicación de varios informes especiales de alerta y la organización de consultas especiales de donantes y sesiones de información en la sede de la FAO en Roma. La respuesta internacional ha sido notable; el socorro alimentario proporcionado hasta ahora incluye 70 000 toneladas de asistencia de emergencia y 400 000 toneladas de asistencia para programas. Bajo los auspicios del llamamiento unificado de 1997/98 en favor de la República Popular Democrática de Corea, la FAO solicitó fondos urgentes para cubrir las necesidades más inmediatas del sector agrícola, incluido apoyo para aumentar la producción de cereales y hortalizas mediante la duplicación de las cosechas, la reparación y rehabilitación de los sistemas de riego y el saneamiento de las tierras afectadas por las inundaciones. En junio de 1997, la FAO hizo un llamamiento en nombre del Gobierno en favor del suministro urgente de fertilizantes para fomentar la producción de arroz. La FAO está proporcionando también asistencia técnica para la coordinación general del programa de rehabilitación agrícola de emergencia. Los donantes que han contribuido al programa de socorro y rehabilitación agrícolas han sido, entre otros, la Comunidad Europea, Noruega, Suiza, el PNUD, Suecia, los Países Bajos, World Vision, CARE Noruega y el Programa de Cooperación Técnica de la FAO. El apoyo al programa de duplicación de las cosechas iniciado por el Gobierno permitió introducir cebada y hortalizas en 37 000 ha.
La inundación de zonas agrícolas da lugar a emergencias alimentarias
En la costa sudoriental de la India, los ciclones causaron cuantiosos daños en octubre de 1994, en noviembre de 1995 y en junio, octubre y noviembre de 1996. El último de ellos devastó enteras aldeas de pescadores, destruyó plantaciones de banano y coco, mató a 1 675 personas, hundió 2 400 embarcaciones pesqueras, dañando otras 3 000, y ocasionó la pérdida de miles de redes y otras artes de pesca.
Dada la falta de comunicaciones por radio, las alertas divulgadas
oportunamente por el Departamento Meteorológico de la India no llegaron a las remotas
aldeas de pescadores del estuario y los manglares ni a las embarcaciones de pesca en el
mar. Tampoco las embarcaciones disponían de equipo básico de salvamento.
Empezando por dos aldeas piloto, la FAO está proporcionando fondos destinados al
asesoramiento técnico, la capacitación y el equipamiento con el fin de asegurar el
funcionamiento eficaz de sistemas locales que permitan recibir alertas sobre tormentas y
actuar en consecuencia, tanto en las aldeas de pescadores como en el mar, y de elaborar,
verificar y aplicar sistemas mejorados de seguridad en el mar para la pesca artesanal.
Los violentos temporales causaron a menudo la pérdida de las redes de pesca
En septiembre de 1996, los huracanes Luis y Marilyn se abatieron con toda su fuerza sobre el Caribe oriental. La Organización de Estados del Caribe Oriental pidió a la FAO que enviara un equipo para evaluar los daños y formular proyectos de rehabilitación de los sectores agrícola y pesquero. El equipo viajó por toda la región y elaboró un programa detallado.
Huracanes, tormentas tropicales y depresiones azotan cada año esta región. Por ello la FAO, además de ayudar a la región a cubrir sus necesidades inmediatas, convino en financiar un proyecto para reforzar la capacidad nacional y regional de prevención y preparación por medio de asistencia técnica, equipo y capacitación. La finalidad es establecer métodos de explotación agrícola, cultivos y técnicas forestales resistentes a los huracanes y reducir los efectos de éstos sobre la industria pesquera.
Destrucción causada por un huracán en el Caribe
Cuando extensas zonas de Iraq donde se cultivan cereales y palmas datileras fueron atacadas por plagas en 1995, un problema insuperable bloqueó las operaciones de lucha: a causa de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas después de la guerra del golfo Pérsico, los aviones del país no estaban autorizados para sobrevolar determinadas zonas del norte y el sur del país, por lo que los campos de estas zonas no se podían rociar con plaguicidas.
Iraq hizo un llamamiento a la FAO para que, en su calidad de tercero neutral, resolviera el problema y salvara los cultivos, que son fundamentales para la alimentación iraquí. Con fondos de varios países y del Departamento de Asuntos Humanitarios, en mayo y junio de 1996 la FAO llevó a cabo una compleja operación de socorro de emergencia. La operación recibió la aprobación del Comité de Sanciones de las Naciones Unidas con algunas condiciones: que en ella no intervinieran pilotos iraquíes, que se importaran los plaguicidas y que se utilizaran piezas de repuesto de helicópteros conservados en almacenes para el mantenimiento de los helicópteros utilizados en la pulverización. Se rociaron unas 97 500 ha plantadas de cereales y más de 36 000 ha plantadas de dátiles en zonas donde los vuelos estaban prohibidos. El tiempo total de vuelo fue de unas 430 horas. El valor de las cosechas salvadas como resultado de la pulverización aérea se estimó en 7,3 millones de dólares EE.UU. Una segunda campaña de pulverización, realizada en mayo y junio de 1997, dio lugar a un aumento del rendimiento del trigo y los dátiles estimado en unos 35 millones de dólares EE.UU. En diciembre de 1996, el Comité de Sanciones de las Naciones Unidas aprobó un programa de canje de petróleo por alimentos en virtud del cual se permitía a Iraq exportar petróleo e importar alimentos e insumos agrícolas. En el norte del país, donde las Naciones Unidas administran las importaciones en el marco del programa, se ha encomendado a la FAO la tarea de evaluar las necesidades agrícolas, adquirir insumos y vigilar su distribución. A mediados de 1997, el valor de los insumos adquiridos y entregados en el norte ascendía a 18 millones de dólares EE.UU.
Plantación de palmas datileras
La erupción del volcán Pinatubo en Filipinas en junio de 1994 arrojó una masa de materiales volcánicos estimada en 6 600 millones de metros cúbicos y expulsó cenizas hasta una altura de 20 000 m. Aún más dañinas que las cenizas fueron las corrientes de fango. Cenizas y fango juntos devastaron extensas zonas agrícolas en los alrededores del volcán. Carreteras, puentes y sistemas de riego quedaron destruidos, y 40 000 familias perdieron sus hogares.
Las actividades de socorro y rehabilitación se concentraron inicialmente en el suministro de nuevas viviendas y medios de subsistencia a las familias desplazadas y en la reparación de la infraestructura básica. En este contexto, una misión de la FAO ayudó a evaluar las necesidades de rehabilitación y determinó tres proyectos para generar medios de subsistencia -en la agricultura, la ganadería y la acuicultura- que fueron financiados posteriormente por la Organización. El proyecto de acuicultura permitió restablecer e incrementar la producción en estanques piscícolas. Se enseñó a los agricultores cómo conseguir que sus estanques fuesen económicamente viables con técnicas modernas de alimentación y ordenación de los peces.
Los sistemas de acuicultura ofrecen oportunidades de empleo en zonas de Filipinas afectadas por una erupción volcánica
La retirada de las grandes cantidades de ceniza y fango depositadas sobre las tierras agrícolas llevó tiempo, mientras que el riesgo de corrientes secundarias de fango e inundaciones persistió durante algunos años después de la erupción. Cuando las condiciones volvieron a la normalidad, la FAO organizó en abril de 1997 una misión de programación de inversiones que determinó programas y proyectos sobre rehabilitación de sistemas de riego y ordenación de cuencas hidrográficas, saneamiento de tierras y fomento de sistemas de explotación agrícola, así como planes de apoyo a la generación de ingresos y medios de subsistencia como objetivos prioritarios para una recuperación sostenible de las zonas afectadas. Posibles instituciones de financiación están estudiando actualmente estas propuestas.
En 1994, Rwanda se vio sumida en un holocausto que ocasionó la muerte de 800 000 personas, la huida de más de 2 000 000 de personas a los países vecinos y el desplazamiento de 380 000 personas a campos en el interior del país. El conflicto amenazó con desembocar en una situación de hambre generalizada.
Desde el comienzo de la crisis en 1994, varias misiones FAO/PMA de evaluación de las cosechas y los suministros de alimentos han visitado el país para comprobar las dificultades con que tropieza el suministro alimentario, evaluar el estado nutricional de la población y estimar las necesidades estacionales de importación de cereales, incluida la ayuda alimentaria. Además de las misiones conjuntas FAO/PMA, la Oficina de Operaciones Especiales de Socorro de la FAO ha enviado varias misiones para evaluar sobre el terreno las necesidades más urgentes del sector agrícola. La última misión de evaluación de las cosechas y los suministros alimentarios, en junio de 1997, llevó también a cabo una evaluación de las necesidades de insumos agrícolas. Todas las misiones tuvieron en cuenta los desplazamientos masivos de refugiados de Rwanda que van y vienen de países vecinos y sus perspectivas y necesidades.
Distribución de semillas de hortalizas en un centro de refugiados en Rwanda
Tras la evaluación inicial de las necesidades del sector agrícola hecha por la FAO en 1994 y una serie de llamamientos unificados de las Naciones Unidas, la FAO obtuvo fondos para comenzar una operación de emergencia destinada a suministrar a las poblaciones rurales afectadas por la crisis insumos agrícolas que se necesitaban con suma urgencia. La operación tiene tres componentes principales:
En su primer año de actividad, el programa benefició a más de 406 000
hogares del 95 por ciento del país. El valor de la producción agrícola obtenida gracias
a la distribución de semillas y herramientas se estimó en unos 11 millones de dólares
EE.UU.
La operación de emergencia se ha convertido en un programa de socorro agrícola en gran
escala que comprende tanto medidas de rehabilitación y reconstrucción como ayuda
inmediata. Entre los donantes que financian el programa figuran el Banco Mundial, el FIDA,
la Comunidad Europea (CE), Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Italia, Suecia, los
Países Bajos y el Reino Unido, así como la FAO a través de su Programa de Cooperación
Técnica y de una misión especial organizada por el Director General en diciembre de
1996.
La región que rodea los lagos Victoria y Tanganyka y comprende partes de diversos países de Africa central ha sido, por muchos años, escenario de disturbios civiles y étnicos. En razón del desplazamiento de las poblaciones afectadas, que han cruzado fronteras de países de toda esta región, ha sido necesario considerar la crisis desde un punto de vista regional, a pesar de que se han emprendido muchas acciones a nivel nacional. La FAO ha intervenido en una serie de ámbitos complementarios entre los que se incluyen los siguientes:
El asesoramiento técnico sobre plantación de hortalizas facilita la recuperación en Burundi
En 1991, los disturbios internos y el consiguiente embargo internacional quebrantaron la ya frágil economía de Haití. Todos los programas internacionales más importantes se interrumpieron. La falta de fertilizantes, semillas, piezas de repuesto para maquinaria agrícola y otros insumos esenciales importados causó una paralización general de los servicios agrícolas y de la producción de alimentos.
De 1992 a 1994, la FAO obtuvo contribuciones apreciables de dos
importantes donantes de ayuda alimentaria -Canadá y la Comunidad Europea- para prestar
asistencia de emergencia a los agricultores haitianos más necesitados. El dinero se
utilizó para ejecutar una serie de proyectos de socorro agrícola y recuperación inicial
que tuvieron por objeto proporcionar semillas de maíz, sorgo y frijoles, así como
herramientas manuales y otros bienes de producción, y restablecer los servicios de
suministro de insumos. Se hizo un esfuerzo especial para impulsar la producción local de
semillas por organizaciones de agricultores y explotaciones agrícolas comerciales. Este
esfuerzo culminó en la creación de una industria nacional de semillas. Además, se
estableció una red de puntos de venta al por menor, de propiedad de las comunidades, que
permitió a los agricultores tener acceso a insumos básicos a precios módicos.
Una evaluación independiente de estos proyectos llegó a la conclusión de que habían
sentado las bases para una transición ejemplar en la ayuda alimentaria del socorro a una
auténtica recuperación. En diciembre de 1994, poco después de que el nuevo gobierno
entrara en funciones, una misión de la FAO visitó Haití para evaluar las necesidades
básicas de rehabilitación y reconstrucción agrícolas. Sus propuestas principales se
refirieron al riego: rehabilitación de las instalaciones existentes y mejoras en los
planes de pequeñas y medianas dimensiones. También se hicieron propuestas relativas a la
ordenación de cuencas hidrográficas, la infraestructura rural y la pesca. Varios
donantes e instituciones financieras expresaron interés, entre ellos el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el FIDA, el PNUD, la CE y Francia. Se pidió a la FAO
que preparara un proyecto de riego para el BID y otro de intensificación de cultivos para
el FIDA. Ambos proyectos están ya preparados y se prevé que en breve se aprobará su
financiación.
Reunión de agricultores para organizar puntos de venta de semillas y almacenes de insumos agrícolas en Haití
Tras los acuerdos de paz de París de octubre de 1991, que pusieron fin a dos decenios de conflicto, Camboya tuvo que abordar el problema de 385 000 repatriados procedentes de Tailandia, 190 000 personas desplazadas en el interior del país y 40 000 personas mutiladas por las minas terrestres. Seguía habiendo problemas de seguridad, con el 10-15 por ciento del territorio controlado por los khmeres rojos y más de 5 millones de minas terrestres aún activas. La agricultura representaba la mitad aproximadamente de un producto interno bruto per cápita (PIB) inferior a 200 dólares EE.UU. El 90 por ciento de las tierras agrícolas de Camboya se dedican al cultivo del arroz. Los fertilizantes son esenciales para mantener e incrementar la producción. De 1991 a 1996, la FAO ejecutó seis programas de ayuda de emergencia con fondos de los Países Bajos, Suecia y Alemania. En el marco de los proyectos se distribuyeron más de 61 000 toneladas de fertilizantes, que representaron cerca de dos tercios del volumen total de fertilizantes importados oficialmente en el país durante ese período. La FAO prestó también asistencia encaminada a restablecer la capacidad logística del puerto de entrada para manipular grandes cantidades de fertilizantes, a capacitar a más de 150 extensionistas y 35 000 agricultores, y a proporcionar equipo al laboratorio nacional de suelos. De 1992 a 1996, los proyectos permitieron aumentar la producción de arroz en un total de más de 500 000 toneladas (equivalentes a 300 000 toneladas de arroz elaborado), reduciendo en consecuencia las necesidades de ayuda alimentaria.
Un extensionista camboyano compara plantas de arroz cultivadas con dos
distintos tipos de tratamiento de nutrientes,
en el ámbito de un proyecto de la FAO destinado a optimizar el uso de fertilizantes
provenientes de donaciones
Cuando la guerra desarticula la agricultura, la población sufre hambre. Esto fue lo que sucedió en muchas partes de Bosnia y Herzegovina donde, hacia fines de 1993, el hundimiento de los mercados y del sistema de suministro de semillas, fertilizantes e insecticidas fue casi total. Las necesidades mínimas de los agricultores afectados por la guerra durante la campaña de plantación del otoño de 1995 se estimaron en más de 11 millones de dólares EE.UU. para semillas, fertilizantes y productos químicos fitosanitarios.
La FAO suministró unas 1 100 toneladas de semillas de trigo de invierno a agricultores de Bihac, antiguo foco de pobreza en la zona más desfavorecida. Las semillas se llevaron hasta Bihac y se distribuyeron en camiones de la OACNUR, con la ayuda del Servicio Luterano Mundial y de tropas de mantenimiento de la paz de Bangladesh.
Una agricultora cosecha trigo obtenido a partir de semillas
suministradas por
el programa de emergencia de la FAO para Bosnia y Herzegovina
En septiembre de 1995, los Países Bajos y la OACNUR convinieron en
realizar contribuciones de 2,2 millones y 1,3 millones de dólares EE.UU. respectivamente,
para sufragar en parte el programa de socorro, respondiendo a un llamamiento unificado de
11 millones de dólares EE.UU. Se encargaron y transportaron a Bosnia y Herzegovina unas 6
700 toneladas de semillas de trigo de invierno, junto con los fertilizantes necesarios. La
operación de socorro cubrió el 90 por ciento de las necesidades urgentes de semillas de
trigo que había indicado la FAO para la campaña de plantación del otoño de 1995. Estas
semillas produjeron unas 63 000 toneladas de trigo para una población hambrienta.
El socorro agrícola y las actividades iniciales de recuperación prosiguieron en 1996 y
1997.
Una de las consecuencias más graves de la guerra civil en Afganistán, que ha durado 18 años, ha sido la desorganización de la agricultura, con un acusado descenso de la producción de alimentos. La FAO, con el apoyo de fondos del PNUD y otros donantes y la participación de ONG activas en el país, ha contribuido a restablecer la producción agrícola sostenible mediante un programa agropecuario integrado.
El programa combina varios proyectos anteriores independientes en
materia de agronomía, producción de semillas, mejora de cultivos, horticultura y
protección fitosanitaria, así como apoyo a la apicultura y la sericultura. El programa,
que funciona como un servicio de extensión, ha establecido escuelas de campo para
agricultores en unos 80 distritos de las principales zonas productoras del país. En las
aldeas se transmite información técnica a los agricultores por medio de demostraciones y
actividades de capacitación en las que agricultores seleccionados por la comunidad
desempeñan una función rectora.
En solo dos años, el programa ha obtenido resultados notables. Por ejemplo, en 1995/96 se
produjeron 17 000 toneladas de semillas de calidad, principalmente trigo, pero también
arroz, maíz, cebada, leguminosas y algodón. Estas semillas se distribuyeron a través de
una red de alcance nacional de productores de semillas bajo contrato y supervisados
localmente, establecida en el marco del programa. También se está avanzando en la mejora
de cultivos mediante selección, ensayo y multiplicación de variedades resistentes a
enfermedades. En 1996 el programa estableció 66 nuevos viveros privados de árboles
frutales en 19 provincias, y en 1997 se establecerán otros 97.
Un técnico escarda plantones en un vivero de árboles frutales establecido con apoyo de la FAO en Afganistán
Otra esfera importante de actividad ha sido el restablecimiento de los servicios zoosanitarios. El ganado ha sido siempre una fuente importante de alimentos e ingresos para los afganos, pero la producción pecuaria decayó durante la guerra debido al hundimiento de los servicios veterinarios. La FAO colabora desde 1992 con otras organizaciones internacionales y ONG para establecer unidades veterinarias de campo basadas en las comunidades en 219 de los 325 distritos de Afganistán. Estas unidades de campo cuentan con más de 2 000 especialistas afganos en sanidad animal. Una encuesta realizada en siete distritos después de tres años de funcionamiento indicó que la mortalidad de los animales se había reducido entre un 22 y un 60 por ciento. Los beneficios financieros de este descenso de la mortalidad fueron como promedio de 120 000 dólares EE.UU. por distrito.