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Situaciones de emergencia:
la respuesta internacional y la FAO

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Las catástrofes se presentan bajo diversas formas

La sequía, catástrofe insidiosa que avanza lentamente, destruye cultivos alimentarios, mata a personas y animales y tiene efectos duraderos sobre el medio ambiente. La sequía afecta de diferentes modos a los distintos grupos de la población; para prevenir el hambre es importante comprender y vigilar estas diferencias. Por ejemplo, la sequía puede ocasionar un desplazamiento insólito a lugares lejanos, en busca de pastos, de rebaños que entran así en contacto con nuevas enfermedades. Los sistemas de riego pueden verse afectados, especialmente cuando escasean las lluvias durante varios años sucesivos. El rendimiento de los cultivos disminuye cuando el agua de riego falta o se saliniza. Los pozos poco profundos, los aguaderos y los pequeños embalses se secan o se contaminan, lo cual afecta a la salud de los seres humanos y de los animales. La tierra pierde la protección de la capa vegetal y queda expuesta a la erosión del viento, y también a la del agua cuando vuelven por fin las lluvias. La erosión causa a su vez una pérdida de fertilidad del suelo que reduce el rendimiento futuro de los cultivos. El aumento de la escorrentía en el suelo erosionado puede dar origen a inundaciones, a la colmatación de presas y sistemas de riego y a una ulterior erosión.

Las plagas y enfermedades pueden propagarse rápidamente, haciendo caso omiso de las fronteras nacionales, con brotes periódicos de consecuencias desastrosas para los cultivos, los bosques y el ganado. Las plagas más peligrosas para las plantas son las de langostas y otros tipos de saltamontes, orugas y aves. La langosta del desierto representa una frecuente amenaza para la agricultura en todos los países de Africa situados al norte del ecuador, en el Cercano Oriente y el Asia sudoccidental. Las epidemias de enfermedades contagiosas del ganado, como la peste bovina y la fiebre aftosa, debilitan y matan a los animales y perturban el comercio entre los países.

Las inundaciones son habituales en muchos países. En algunos casos son beneficiosas para la agricultura, pero inundaciones imprevistas, debidas a lluvias excepcionalmente intensas caídas en ocasiones a cientos de kilómetros de distancia, pueden tener efectos devastadores, barriendo vidas humanas, viviendas, ganado, infraestructura y comunicaciones en pocas horas.

Los huracanes, tornados, tormentas tropicales y ciclones destruyen las cosechas en pie, matan o hieren a los animales y causan daños en viviendas, cultivos y almacenes de alimentos. Las grandes olas devastan las zonas costeras bajas. Las comunidades pesqueras sufren las consecuencias de las tormentas en forma de muertes por ahogamiento en el mar, naufragio de embarcaciones y daños en artes de pesca y lugares de desembarque de capturas. Las islas están especialmente expuestas: una sola tormenta puede ser suficiente para destruir su infraestructura y paralizar su economía.

Los terremotos destruyen edificios e infraestructura y con frecuencia causan elevadas pérdidas humanas. La agricultura puede verse afectada como consecuencia de la ruptura de presas, maremotos o daños a las cosechas sin recoger o a los sistemas de riego.

Las erupciones volcánicas dan lugar a la acumulación de cenizas y a corrientes de fango que pueden afectar a la agricultura en una extensa zona, destruyendo cultivos y pastizales y obstruyendo canales de riego. Puede darse el caso de que la población se vea obligada a evacuar las inmediaciones del volcán, abandonando las cosechas sin recoger y en algunas ocasiones el ganado.

Los incendios pueden destruir grandes extensiones de bosques en pocos días, infligiendo daños que tal vez tarden años en repararse. Pueden ocasionar pérdidas de vidas humanas, animales domésticos y salvajes y cosechas, así como graves daños a bienes y medios de subsistencia y al medio ambiente natural.

Las catástrofes de origen humano son las que tienen un costo más alto en sufrimientos humanos, pérdida de vidas y daños a largo plazo a la economía y a la capacidad productiva de un país. En el último decenio se ha registrado un notable aumento de lo que se conoce como «situaciones complejas de emergencia», complejas porque la guerra y los conflictos internos provocan la alteración y el hundimiento de las estructuras sociales, políticas y económicas. A veces, estas emergencias van acompañadas de catástrofes naturales que agudizan su complejidad. La agricultura y la producción de alimentos figuran inevitablemente entre las primeras víctimas. 

Las situaciones de emergencia causan enormes penalidades

Sequías e inundaciones, terremotos y huracanes, nubes de langostas y plagas del ganado, guerras y disturbios civiles: las catástrofes, tanto naturales como de origen humano, causan enormes penalidades, ya se midan en vidas y sufrimientos humanos o en pérdidas económicas.

La devastadora sequía que asoló Etiopía y otros varios países africanos en 1984/85 desencadenó una hambruna cuyas víctimas se estiman en más de un millón de personas. Un solo ciclón que azotó Bangladesh en mayo de 1991 con vientos de velocidad superior a 270 km por hora dejó en la ruina a 140 000 personas. Unas 800 000 personas perdieron la vida durante los disturbios civiles que asolaron Rwanda en 1994; más de 2 millones de personas huyeron a los países vecinos y otras 380 000 buscaron refugio en campos del interior de Rwanda.

Las catástrofes naturales no hacen distinciones. Se abaten por igual sobre países ricos y pobres. Pero son los campesinos pobres del mundo en desarrollo los que más sufren, los que tienen menos capacidad para protegerse, los que no cuentan con ahorros para hacer frente a los daños ni con otros medios de subsistencia. Son también los pobres los que menos posibilidades tienen de elegir el lugar para vivir, aunque sepan que su hogar o su sustento corren peligro.

La pobreza y la vulnerabilidad aumentan también como consecuencia de las catástrofes de origen humano que se producen cuando las guerras causan estragos y los gobiernos se hunden. Los servicios esenciales, incluidos los de mantenimiento del orden público, dejan de funcionar. La infraestructura se destruye y la población huye del país llevando consigo las pocas posesiones que es capaz de transportar. Dado que no es posible producir alimentos, la población se enfrenta a una situación de hambre inmediata y a una amenaza de inanición masiva. Los organismos de socorro acuden en su ayuda, pero a menos que se adopten medidas para crear rápidamente unas condiciones en las que la población pueda volver a sus hogares y cultivar de nuevo la tierra, se corre el riesgo de que un gran número de personas acaben dependiendo del socorro a largo plazo.

 

SIN RECUPERACION Y                 CON RECUPERACION Y
REHABILITACION TEMPRANAS    REHABILITACION TEMPRANAS

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Eficacia en función de los costos de una pronta intervención: costos de las operaciones de emergencia y rapidez
con que se vuelve a un desarrollo sostenible, sin y con intervenciones rápidas de socorro y asistencia

 

Valor de las operaciones alimentarias de emergencia aprobadas conjuntamente
por el Director General de la FAO y la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos,
por regiones, enero de 1994-junio de 1997
(millones de dólares EE.UU.)

Región

1994

1995

1996

1997

Africa

507,58

408,65

211,37

106,89

Asia y el Pacífico

-

13,45

25,91

110,38

Europa oriental y Comunidad de Estados Independientes

186,70

125,20

199,49

117,48

Cercano Oriente

33,55

86,21

-

87,13

Total

727,83

633,51

436,77

421,87

Valor de los proyectos de socorro agrícola administrados por la FAO, por regiones,
enero de 1994-junio de 1997
(dólares EE.UU.)

Región

1994

1995

1996

1997
(hasta junio)

Africa

21 539 912

5 226 278

5 887 066

5 885 656

Asia y el Pacífico

1 273 487

379 000

3 200 224

3 642 110

Europa oriental y Comunidad de Estados Independientes

859 084

8 470 079

10 540 335

701 488

América Latina y el Caribe

3 382 250

578 400

907 000

190 000

Cercano Oriente

10 824 332

6 136 826

6 659 675

23 737 766

Total

37 879 065

20 790 503

27 194 300

34 157 020

El costo de las catástrofes desde el punto de vista humano es insoportablemente alto. En 1996 había unos 50 millones de personas desplazadas en sus propios países o desperdigadas por el mundo en condición de refugiados: una nación dispersa de desposeídos con una población equivalente a la de España y Portugal juntos. En ese año, como resultado de situaciones complejas de emergencia, unos 40 millones de personas dependían de la asistencia internacional para asegurar su protección o su supervivencia. El costo económico es también elevado. Durante el decenio de 1960, las pérdidas causadas por catástrofes naturales y de origen humano en todo el mundo se estimaron en 1 000 millones de dólares EE.UU. al año. Las pérdidas anuales crecieron hasta llegar a 3 000 millones de dólares EE.UU. en el decenio de 1970 y a 9 000 en el de 1980, y probablemente habrán alcanzado cifras aún más altas cuando finalice este siglo.
Las corrientes de ayuda evidencian esta necesidad creciente. Los fondos destinados a la asistencia humanitaria se han duplicado desde 1990, en un período en que el volumen global de la ayuda para el desarrollo no ha dejado de disminuir. En 1994, se destinaron a la asistencia humanitaria 6 000 millones de dólares EE.UU., cifra que representó el 10 por ciento del total de dinero gastado en ayuda para el desarrollo en todo el mundo. Las Naciones Unidas gastan actualmente más del 50 por ciento de su presupuesto en socorro para casos de emergencia, frente al 25 por ciento en 1989. El importe de las operaciones de emergencia administradas por la FAO ha pasado de 150 millones de dólares durante todo el decenio de 1980 a 170 millones sólo durante los seis años transcurridos desde 1991. 

Preparación y respuesta a situaciones de emergencia

Cuando se produce una catástrofe, acuden los medios de información, que llenan las pantallas de los televisores de todo el planeta con imágenes de destrucción y sufrimiento. Estas imágenes, transmitidas en pocos segundos, contribuyen de manera decisiva al conocimiento general de los problemas con que se enfrentan los damnificados, estimulando la movilización mundial de recursos para ayudar a las víctimas. Pero una vez superada la crisis, los medios de información se marchan. El resultado de ello es que la atención se centra en los esfuerzos de socorro inmediato y el público no tiene una visión global de los diversos tipos de asistencia humanitaria que se proporcionan para afrontar las emergencias.

De hecho, en lo que se denomina ciclo de la catástrofe o secuencia de la emergencia pueden distinguirse ocho fases distintas:

El reconocimiento del costo y la complejidad crecientes de las operaciones de emergencia ha hecho que se preste más atención a la adopción de medidas preventivas y la planificación de la respuesta a las catástrofes antes de que éstas ocurran. Además, cuando se producen situaciones de emergencia, se atribuye especial importancia a que la transición del socorro a la rehabilitación, la reconstrucción y la recuperación sostenible sea lo más rápida posible, de manera que las familias afectadas puedan librarse de la dependencia respecto del socorro alimentario, las personas desplazadas puedan volver a sus regiones y los campos de refugiados puedan desmantelarse antes de que se conviertan en asentamientos permanentes. Actualmente hay también una mayor comprensión de la necesidad de una cooperación y colaboración estrechas entre todos los organismos interesados para asegurar un planteamiento nuevo y más integrado de la asistencia humanitaria.

 

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La asistencia de la FAO permite a los países prevenir y afrontar emergencias causadas por sequías,
perturbaciones del mercado y enfermedades y plagas, enero de 1994-junio de 1997

Las múltiples funciones de la FAO

La FAO es, ante todo, un organismo de desarrollo y sus actividades de emergencia responden a esta orientación. La Organización ayuda a los países a prevenir emergencias alimentarias y agrícolas y a estar preparados para afrontarlas; alerta cuando se avecinan; evalúa los efectos de las catástrofes naturales y de origen humano sobre la producción agrícola y los suministros locales de alimentos; valora las necesidades de socorro inmediato y de recuperación a más largo plazo; proporciona a los agricultores de las zonas afectadas insumos y servicios agrícolas; ayuda a los países a planificar y realizar actividades de rehabilitación y reconstrucción agrícolas; y les presta asistencia para formular programas y proyectos que propicien una recuperación sostenible y eviten que se reproduzcan las catástrofes en el futuro.

 

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Valor de las operaciones alimentarias de emergencia aprobadas conjuntamente
por el Director General de la FAO y la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos,
por regiones, enero de 1994-junio de 1997

PREVENCION

Muchas de las actividades del Programa de Campo de la FAO contribuyen a reducir la vulnerabilidad de las comunidades agrícolas a las catástrofes. Por ejemplo, la Organización promueve una mejor regulación del agua; tecnologías de producción que aumenten el rendimiento de los cultivos; diversificación de los cultivos y el ganado; mayor uso de variedades de plantas resistentes a la sequía; mejora de la lucha contra enfermedades y plagas de los cultivos y los animales; mejora de la ordenación de suelos, pastizales y terrenos boscosos, incluidas cuencas hidrográficas; mejora de las prácticas de pesca costera; huertos familiares; educación nutricional; y mejora del almacenamiento, los bancos de cereales y las reservas de seguridad alimentaria en las explotaciones agrícolas.

PREPARACION

La FAO ayuda a los gobiernos y organizaciones regionales a formular planes para afrontar catástrofes, incluidas medidas para paliar sus efectos y movilizar rápidamente el socorro y la asistencia con fines de rehabilitación, si fuese necesario. Como seguimiento de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, la FAO está ayudando a sus Estados Miembros a elaborar sistemas nacionales de información y cartografía sobre la inseguridad y la vulnerabilidad alimentarias. Estos sistemas se basarán en los servicios nacionales de información sobre la seguridad alimentaria ya existentes, muchos de los cuales se han establecido con asistencia de la FAO.

 

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Valor de los proyectos de socorro agrícola administrados por la FAO,
enero de 1994-junio de 1997, por tipos de catástrofe

VIGILANCIA Y ALERTA

El sistema mundial de información y alerta (SMIA) de la FAO para la agricultura y la alimentación permite vigilar la oferta y la demanda de alimentos en todo el mundo. Proporciona a los responsables de formular políticas y a los analistas información actualizada sobre las perspectivas de los cultivos y alerta sobre las crisis alimentarias inminentes. También es importante a este respecto el sistema de prevención de emergencias (EMPRES) de plagas y enfermedades transfronterizas de los animales y las plantas, que realiza una labor de vigilancia en todo el mundo para detectar amenazas incipientes de plagas y epidemias. La información que recogen estos sistemas permite a los gobiernos y organismos internacionales tomar medidas oportunas para prevenir emergencias.

EVALUACION DE LOS EFECTOS Y LAS NECESIDADES

Para proporcionar el tipo de ayuda adecuado en una situación de emergencia, es imprescindible conocer el carácter y la magnitud de la catástrofe, el número de personas damnificadas y la ayuda que se necesita. Inmediatamente después de una emergencia que afecta a la agricultura y la alimentación, la FAO colabora con el PMA para evaluar la situación y las perspectivas de las cosechas, los suministros alimentarios y los insumos agrícolas y estimar las necesidades inmediatas de socorro alimentario y agrícola. Si es preciso, la FAO organiza misiones de socorro y rehabilitación agrícolas con el fin de determinar los insumos y las medidas que son necesarios para restablecer cuanto antes la actividad productiva. Informes elaborados en breve tiempo proporcionan a los países donantes una información esencial que les permite responder rápida y eficazmente. Cuando se considera oportuno, esta información se difunde por medio de llamamientos interinstitucionales unificados de carácter humanitario.

ADECUACION DE LA AYUDA A LAS NECESIDADES

Sequía. La FAO puede ayudar a las comunidades agrícolas a evitar los efectos más perjudiciales de la sequía mejorando las prácticas de ordenación de tierras y aguas, introduciendo variedades resistentes a la sequía y promoviendo la diversificación de cultivos y sistemas de explotación que proporcionen fuentes alternativas de alimentos e ingresos. La alerta a nivel nacional y mundial es especialmente eficaz en caso de catástrofes que surgen lentamente, como la sequía; esta alerta puede ser cuestión de vida o muerte para la población afectada.

Enfermedades y plagas de animales y plantas. El sistema EMPRES de la FAO permite alertar sobre problemas inminentes de enfermedades y plagas, de manera que se puedan adoptar a tiempo medidas preventivas. EMPRES se centra inicialmente en la promoción de actividades eficaces para contener y combatir las enfermedades y plagas más graves de los animales y las plantas por medio de la alerta, la respuesta rápida, la investigación y la coordinación. El Centro de operaciones de emergencia contra la langosta (COEL) vigila en concreto la amenaza de esta plaga y los posibles estragos causados por grandes bandadas de aves. Cuando se produce efectivamente una infestación, expertos de la FAO pueden organizar programas de erradicación y tratamiento.

Inundaciones. La ordenación de bosques y cuencas hidrográficas y la construcción de diques contribuyen a reducir al mínimo los efectos de las inundaciones. Cuando se plantea una emergencia alimentaria, la FAO ayuda a organizar el socorro.

Terremotos y erupciones volcánicas. Los daños causados a los cultivos en pie, las estructuras de las explotaciones y el ganado requieren unos servicios de rehabilitación agrícola para cuya prestación la FAO está a menudo en condiciones idóneas.

Huracanes, tornados, tormentas tropicales y ciclones. La FAO ayuda a los países a establecer sistemas de información y alerta y asesora sobre la utilización de métodos de producción agrícola y forestal resistentes a los huracanes. También ayuda a poner de nuevo en marcha los sistemas agrícolas y la pesca costera después de la catástrofe.

Incendios. La FAO asesora sobre estrategias para prevenir incendios y combatirlos cuando se producen. El socorro y la ayuda con fines de rehabilitación pueden incluir equipo y asistencia técnica para el desmonte y la replantación.

Catástrofes de origen humano. Los sistemas de alerta de la FAO mantienen una estrecha vigilancia de la situación de los suministros alimentarios y los cultivos amenazados por acontecimientos políticos. Cuando se produce una situación compleja de emergencia, la FAO se esfuerza por lograr que los agricultores puedan volver de nuevo a sus campos, de manera que las víctimas de la catástrofe dependan de la ayuda de socorro durante el menor tiempo posible.

SOCORRO

Las actividades de socorro tienen por objeto salvar vidas humanas inmediatamente después de una catástrofe. El Director General de la FAO comparte con la Directora Ejecutiva del PMA la responsabilidad de aprobar las operaciones de socorro alimentario urgente del PMA de gran envergadura. La FAO y el PMA vigilan las promesas de contribución y las entregas de asistencia alimentaria internacional y mantienen informada a la comunidad internacional de las necesidades persistentes. La FAO, por medio de su Oficina de Operaciones Especiales de Socorro, organiza la adquisición y entrega de insumos agrícolas esenciales, como semillas, herramientas, fertilizantes, artes de pesca y suministros veterinarios para posibilitar la reanudación inmediata de la producción de alimentos básicos. El objetivo es restablecer lo antes posible los bienes y los niveles de producción de las comunidades afectadas.

REHABILITACION Y RECONSTRUCCION

Una vez que se han iniciado las operaciones de socorro de emergencia, la FAO ayuda a los gobiernos y las instituciones financieras que lo solicitan a preparar planes nacionales de rehabilitación y reconstrucción encaminados a restablecer los servicios de apoyo a la agricultura (extensión, sanidad animal, protección vegetal y suministro de insumos) y reconstruir la infraestructura básica.

Durante la ejecución de los planes, mientras se está reconstruyendo la infraestructura agrícola básica, la FAO proporciona conocimientos especializados en muchos ámbitos, como por ejemplo la reconstrucción de fábricas de fertilizantes, la reparación de presas y sistemas de riego, la reanudación de la producción de semillas, la reposición de los rebaños, el restablecimiento de la infraestructura de comercialización, la reparación de los daños ambientales, incluidos los daños a los bosques y a la calidad del suelo, el restablecimiento de las industrias pesqueras, la replantación de cultivos arbóreos y programas para el reasentamiento y la reintegración de refugiados, personas desplazadas y antiguos combatientes.

RECUPERACION SOSTENIBLE

Una vez que la situación ha vuelto a la normalidad, la FAO ayuda a los gobiernos a formular estrategias de desarrollo alimentario y agrícola, que comprenden la elaboración de programas y proyectos destinados a reforzar la capacidad de resistencia de las comunidades rurales contra futuras catástrofes, como parte del proceso de desarrollo.

Colaboración

Dado que afrontar las catástrofes y las emergencias consiguientes es una tarea compleja, son muchos los organismos públicos y privados que pueden aportar sus conocimientos y experiencia. Las Naciones Unidas, los organismos gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales (ONG) desempeñan todos ellos funciones decisivas en este proceso, en el cual es de suma importancia que haya una estrecha cooperación.

El Departamento de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, sometido actualmente a una reorganización, fue creado en 1992 con la tarea primordial de coordinar la respuesta de las Naciones Unidas a las situaciones complejas de emergencia y a las catástrofes naturales. Su Comité Permanente entre Organismos está integrado por los principales organismos interesados de las Naciones Unidas, entre ellos la FAO, así como por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y representantes de organizaciones no gubernamentales.
Dentro del sistema de las Naciones Unidas, incumbe en primer lugar a la FAO la labor preventiva asociada con el desarrollo agrícola sostenible, la vigilancia de las cosechas y los suministros alimentarios, la evaluación de las necesidades de socorro agrícola y la movilización de la asistencia y los recursos necesarios para restablecer la actividad agrícola. Sin embargo, la gran variedad de disciplinas y conocimientos que abarca la FAO, su amplia experiencia en el mundo en desarrollo y su presencia sobre el terreno permiten a la Organización realizar aportaciones en todas las fases de la secuencia de una emergencia.

 

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Valor de los proyectos de socorro agrícola administrados por la FAO,
enero de 1994-junio de 1997, por donantes

El PMA es uno de los asociados más importantes de la FAO. El Director General de la FAO y la Directora Ejecutiva del PMA tienen conjuntamente competencia para aprobar operaciones alimentarias de emergencia de gran envergadura. Las dos organizaciones colaboran estrechamente en la preparación de informes de alerta y en la evaluación de las necesidades de socorro alimentario y su difusión entre los donantes. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (OACNUR) se centra en las necesidades de los refugiados y su reasentamiento y reintegración. La colaboración con la FAO abarca esferas como la evaluación de las necesidades de socorro y rehabilitación agrícolas, la movilización de fondos, la prestación de ayuda de urgencia a los productores locales de alimentos y el suministro de insumos agrícolas a los refugiados.
En casi todos los países, el Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) actúa como coordinador de la asistencia humanitaria, presidiendo el equipo encargado de afrontar la catástrofe que incluye a un miembro de la FAO. La tarea concreta de la FAO consiste en ayudar al gobierno a coordinar sus programas de socorro, rehabilitación, reconstrucción y recuperación agrícolas, en los que con frecuencia colaboran asociados nacionales y externos.
La FAO tiene una amplia experiencia en lo que respecta a la cooperación en proyectos de desarrollo con el Banco Mundial, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) e instituciones financieras regionales. El FIDA, y con anterioridad el Banco Mundial, han suministrado recientemente fondos para insumos agrícolas. Estas instituciones desempeñan también una función importante en la financiación de proyectos de inversión estrechamente vinculados con actividades de rehabilitación, reconstrucción y recuperación sostenible después de situaciones complejas de emergencia.
La FAO colabora con el CICR y los miembros nacionales de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en la distribución de semillas y herramientas inmediatamente después de una catástrofe. El CICR suele intervenir directamente en situaciones de conflicto, y la FAO respalda sus actividades proporcionándole asesoramiento técnico. El CICR colabora con la FAO proporcionándole apoyo logístico para entrar en zonas de conflicto.
La FAO colabora estrechamente con instituciones de beneficencia internacionales y privadas que se dedican a la asistencia humanitaria en todas las fases de las emergencias. Las ONG son con frecuencia interlocutores importantes de la FAO en situaciones complejas de emergencia, contribuyendo a la vigilancia y evaluación de las necesidades y la administración de las operaciones de socorro. La FAO, a través de sus servicios de compra y asesoramiento técnico, ayuda a las ONG a conseguir que sus operaciones en las esferas de la agricultura y la alimentación alcancen niveles técnicos aceptables. Los donantes bilaterales son, por supuesto, asociados esenciales, ya que son sus fondos los que financian muchas de las actividades de campo de la FAO en todas las fases de la secuencia de una emergencia. Con la excepción de pequeñas cantidades iniciales de dinero que proporciona el Programa de Cooperación Técnica de la FAO, todas las misiones de evaluación del socorro agrícola y las operaciones de campo realizadas con asistencia de la FAO, así como muchas actividades de prevención y preparación para emergencias, se financian con recursos extrapresupuestarios aportados por donantes.

Coordinación de las actividades de emergencia de la FAO

Dentro de la FAO, el Grupo de Coordinación para Situaciones de Urgencia (GCSU) vela porque las diversas dependencias que intervienen en las actividades de esta índole colaboren eficazmente. El GCSU está presidido por el Director de la Oficina de Coordinación de las Actividades Normativas, Operacionales y Descentralizadas y recibe servicios de secretaría de la oficina de los Asesores Especiales del Director General. Entre las dependencias que lo integran figuran las siguientes:

Las direcciones técnicas prestan servicios de apoyo técnico, proporcionando asesoramiento y asistencia para la administración del sistema EMPRES, la determinación de los grupos vulnerables y sus necesidades, la estimación de los insumos necesarios para hacer frente a situaciones de emergencia y la formulación de proyectos de socorro y rehabilitación. Entre las dependencias principales destacan las Direcciones de Servicios Agrícolas, Producción y Sanidad Animal, Fomento de Tierras y Aguas, y Producción y Protección Vegetal; el Servicio de Seguridad Alimentaria y Análisis de Proyectos Agrícolas; la Dirección de Alimentación y Nutrición; y los Departamentos de Pesca, Montes y Desarrollo Sostenible. La Dirección del Centro de Inversiones prepara programas y proyectos de inversión con miras a su financiación por los principales bancos multilaterales de desarrollo durante las fases de rehabilitación, reconstrucción y recuperación.
La FAO tiene oficinas locales que atienden a 110 países en desarrollo, así como oficinas regionales y subregionales. El PNUD proporciona servicios de representación en otros países. En cualquier momento, la FAO participa en unos 1 500 proyectos agrícolas en el mundo en desarrollo; con frecuencia se recurre a los expertos que trabajan en estos proyectos para que colaboren en la evaluación de las necesidades de emergencia y en las operaciones sobre el terreno en los países afectados.
Cuando se produce una catástrofe, los representantes de la FAO en los países en desarrollo intervienen rápidamente para coordinar las actividades con el gobierno y asociados externos, informar directamente a la Sede y prestar apoyo a misiones especiales enviadas por ésta. A menudo las condiciones son tales que el personal puede correr riesgos físicos. La FAO coopera con la Oficina del Coordinador de Medidas de Seguridad de las Naciones Unidas y pone al servicio del personal de campo en peligro una línea telefónica directa durante las 24 horas del día. s

COORDINACION DE LAS ACTIVIDADES DE SOCORRO Y REHABILITACION DE EMERGENCIA SOBRE EL TERRENO

En los países que se enfrentan con situaciones complejas de emergencia, la FAO coordina las actividades que tienen por objeto atender las necesidades agrícolas urgentes y contribuye a la elaboración y aplicación de estrategias para crear condiciones que propicien la recuperación y el desarrollo sostenible. La práctica de la FAO consiste en establecer unidades de coordinación para:

- proporcionar asistencia técnica que permita al personal nacional hacerse cargo de los diversos proyectos de socorro agrícola existentes;
- vigilar la evolución de la situación alimentaria;
- asesorar a las numerosas organizaciones humanitarias que participan en el sector;
- fortalecer la capacidad del país para superar la emergencia y pasar a la fase de recuperación y rehabilitación;
- establecer sistemas de recogida de información y gestión de bases de datos.

En estas actividades participan todas las instituciones gubernamentales, donantes y ONG empeñados en el sector.
Desde 1994, la FAO ha establecido unidades de coordinación de actividades de emergencia en Bosnia, Tayikistán, Rwanda, Burundi, Liberia, Sierra Leona, Somalia, Iraq y Angola.

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