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PARTE I - SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA CONSERVACIÓN Y DESARROLLO DE LOS BOSQUES

La situación de los recursos forestales

La información relativa a la situación de los bosques del mundo, su extensión, ubicación, tipo y condición, es importante para las iniciativas encaminadas a mejorar la ordenación forestal a escala mundial y para evaluar la capacidad de los bosques de proporcionar los bienes y servicios que se requiere de ellos. El análisis que sigue se ocupa de dos temas: la extensión y condición de los recursos forestales en todo el mundo y las características de la base de información existente sobre los recursos forestales mundiales centrada especialmente en dos categorías de información, la superficie forestal y la diversidad biológica de los bosques.

SITUACIÓN DE LOS RECURSOS FORESTALES Y EVOLUCIÓN RECIENTE DEL ESTADO DE LOS BOSQUES

La cubierta forestal1

La superficie de los bosques del mundo, incluidos los bosques naturales y las plantaciones forestales, se estimó en 3 454 millones de ha en 1995, es decir, alrededor de una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta. Casi el 55 por ciento de los bosques del mundo se encuentra en países en desarrollo y el 45 por ciento restante en países desarrollados (Figura 1) (véase el Cuadro 2 del Anexo 3 para los datos por países). Los bosques del mundo se agrupan en partes casi iguales en bosques tropicales/subtropicales y bosques templados/boreales. Las plantaciones forestales representan sólo el 3 por ciento de los bosques del mundo, aproximadamente, y el 97 por ciento restante son bosques naturales o seminaturales.

 

FIGURA 1
Áreas forestales por regiones principales en 1995

 

Variaciones en la cubierta forestal

Los datos publicados en la Situación de los bosques del mundo 1997 (FAO, 1997d), ilustran la tendencia de la evolución de la cubierta forestal en los quince años transcurridos entre 1980 y 1995 y permiten establecer una comparación entre los períodos 1980-1990 y 1990-1995. Desde 1980 hasta 1995, la superficie mundial de bosques (incluidos los bosques naturales y las plantaciones forestales), disminuyó en casi 180 millones de ha. Mientras que en los países desarrollados se registró un aumento neto de la superficie forestal de 20 millones de ha, en las naciones en desarrollo se produjo una pérdida neta de 200 millones de ha. La Figura 2 refleja las variaciones de la superficie forestal por regiones entre 1980 y 1995.

 

FIGURA 2
Comparación de las superficies forestales de 1980 y 1995

Nota: No incluye los datos de la antigua URSS.

 

Según las estimaciones, entre 1990 y 1995 se registró una pérdida neta de 56,3 millones de ha de bosques en todo el mundo, con una reducción de la superficie forestal de 65,1 millones de ha en los países en desarrollo y un incremento de 8,8 millones de ha en los países desarrollados. Aunque la desaparición de bosques siguió siendo muy elevada a escala mundial, las cifras indican una probable disminución de la tasa de deforestación. Las estimaciones de la variación de la cubierta forestal en los bosques naturales de los países en desarrollo (donde más alto es el índice de deforestación) indicaban que entre 1990 y 1995 la pérdida anual había sido de 13,7 millones de ha, frente a 15,5 millones de ha anuales durante el decenio 1980-1990. No obstante, es difícil establecer si se trata de una tendencia, hasta que la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2000 permita disponer de un conjunto de datos comparables a nivel mundial (véase el análisis que figura más adelante).

La información disponible acerca de la naturaleza y las causas del cambio registrado en la cubierta forestal en los trópicos señala como causas importantes de la modificación la expansión de la agricultura de subsistencia en África y Asia y los programas de desarrollo económico de gran envergadura que se han llevado a cabo en América Latina y Asia y que han implicado un reasentamiento de población y han afectado a la agricultura y la infraestructura (FAO, 1996a). El aumento neto de la superficie forestal en los países desarrollados se debe en gran medida a los fenómenos de forestación y repoblación forestal, incluida la regeneración natural registrada en aquellas tierras en las que se ha interrumpido la actividad agrícola. Este incremento ha compensado con creces la tala de algunas zonas de bosque en varios países desarrollados, principalmente en razón de la expansión urbana y el desarrollo de infraestructura.

El estado de los bosques: los efectos de los incendios, el hielo y las plagas forestales en 1997-1998

Las causas de la degradación forestal varían de un lugar a otro y en muchos casos es difícil evaluar la magnitud y duración de sus consecuencias. Entre ellas hay que mencionar las plagas de insectos y las enfermedades, los incendios, la excesiva extracción de madera industrial y de leña, las prácticas poco adecuadas de explotación, el sobrepastoreo, la contaminación atmosférica y los fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas. Los terribles incendios que afectaron a los bosques en todo el mundo, las tormentas de hielo registradas en los Estados Unidos y el Canadá en 1998 y las nuevas plagas de insectos y brotes de enfermedades son algunas de las causas que más influyeron en la degradación forestal en el transcurso del período 1997-1998.

A escala mundial, 1997 y 1998 fueron los peores años de la época reciente por lo que respecta a los incendios forestales. Aunque todos los años ocurren incendios forestales en las zonas áridas y semiáridas del mundo, en 1997-1998 se quemaron prácticamente todo tipo de bosques, incluso algunas zonas de selva tropical en las que no se recordaba que se hubieran producido incendios en épocas recientes. La sequía asociada con el fenómeno meteorológico El Niño (véase el Recuadro 1) convirtió los bosques húmedos en hábitats más secos e incrementó la inflamabilidad de la vegetación forestal, con el consiguiente incremento del número, frecuencia, tamaño, intensidad y duración de los incendios.

 

RECUADRO 1
La Oscilación Meridional El Niño en 1997-1998:
El Niño y La Niña


La Oscilación Meridional El Niño (OMEN) es un fenómeno oceánico-atmosférico que se manifiesta periódicamente. Comprende El Niño, una «fase cálida», o calentamiento a gran escala del océano Pacífico ecuatorial, y La Niña, una «fase fría», durante la cual las aguas superficiales de la zona central del océano Pacífico son más frías de lo normal. Estas fases están estrechamente relacionadas con cambios en las condiciones atmosféricas (Oscilación Meridional). En promedio, la OMEN se produce cada cuatro años, dura entre 14 y 22 meses y provoca anomalías en las precipitaciones y la temperatura. El Niño que comenzó en marzo de 1997 y se prolongó hasta mediados de 1998 ha sido uno de los más agudos que se conocen. Ha tenido graves consecuencias en la meteorología de todo el mundo. Mientras que algunas zonas del planeta recibían precipitaciones más abundantes de lo normal, en Australia septentrional, Indonesia y Filipinas se registraban períodos anormales de sequía en todas las estaciones; en el África sudoriental y el norte del Brasil durante el invierno septentrional y, al mismo tiempo, en la India, las lluvias monzónicas disminuían en la estación estival septentrional. Se cree que las elevadas temperaturas, sin precedentes, de 1998 también estuvieron relacionadas con El Niño. La Niña comenzó a manifestarse a mediados de 1998 y los fenómenos meteorológicos anómalos de ese año -tanto la sequía de algunas zonas de América del Sur, como la excesiva humedad en Australia septentrional y en Filipinas y las lluvias del monzón sudoccidental superiores a lo normal en la India-, pueden relacionarse con ella. Posiblemente, otros fenómenos anómalos de los últimos meses de 1998, como los huracanes registrados en las regiones del Caribe y América Central, la sequía en algunas zonas de la Argentina y Chile; las precipitaciones mayores de lo normal en el África austral, a excepción de Zimbabwe, y la sequía del Cuerno de África, también se pueden atribuir a La Niña.

 

En 1997 se produjeron graves incendios en Indonesia, Papua Nueva Guinea, Australia, Mongolia, la Federación de Rusia, Colombia, el Perú, Kenya, Rwanda y otras partes de África. A mediados de 1998 se notificó la existencia de incendios en Indonesia, la Amazonia, México y América Central, Estados Unidos, la región occidental del Canadá, la zona oriental extrema de la Federación de Rusia y algunas partes de Europa. En muchos de esos lugares se declaró la situación de catástrofe natural y se movilizaron recursos nacionales e internacionales para luchar contra los incendios. Tanto los países vecinos como las organizaciones internacionales y las ONG respondieron a los llamamientos efectuados. En marzo de 1998, el Secretario General de las Naciones Unidas pidió al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que coordinara la respuesta del sistema de las Naciones Unidas a la situación provocada por los incendios forestales declarados en Indonesia.

Apenas se dispone de datos mundiales sobre la magnitud de los incendios de 1997-1998 y las pérdidas de vidas, los daños económicos y el impacto ambiental que causaron.

En el Brasil e Indonesia se quemó la mayor superficie forestal. La escasez de precipitaciones en gran parte de la Amazonia, atribuida al fenómeno El Niño, contribuyó a que se prolongara la estación de los incendios forestales (más allá del período habitual, que se extiende desde julio hasta comienzos de octubre) y se registrara un número desusadamente elevado de incendios. En 1997 se quemaron más de 2 millones de ha de bosques higrofíticos en el Brasil (Schemo, 1998). El análisis de los datos obtenidos por satélite por el Organismo Nacional del Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos indicó que entre julio y noviembre de 1997 se había producido un aumento de más del 50 por ciento en el número de incendios en relación con el mismo período de 1996 y un incremento del 86 por ciento en un período de 100 días (entre junio y principios de septiembre) en 1998 con respecto al mismo período en 1997 (Schwartzman, 1998). La mayor parte de los incendios tuvieron lugar en los estados de Mato Grosso y Pará.

Resultaron afectados algunos bosques brasileños de especial importancia ecológica o cultural. En marzo de 1998, el fuego destruyó más de 600 000 ha de selva tropical en Roraima, incluso una parte de la reserva india de Yanomani, cerca de la frontera con Venezuela (Schemo, 1998). A finales de septiembre de 1998, el fuego destruyó una extensa zona del Parque Nacional de Brasilia, causando la muerte de una parte de la fauna silvestre y cubriendo de humo la capital del Brasil. El parque es un santuario de especies raras procedentes de la región de la sabana central brasileña. En los primeros días de ese mismo mes, el fuego que afectaba al Estado de Mato Grosso amenazó con extenderse al Parque Nacional de Xingu, que alberga a 17 grupos indígenas, hasta que las lluvias sofocaron el incendio.

En Indonesia, los incendios declarados en 1997-1998 quemaron millones de ha en Sumatra y Kalimantan, aunque se desconoce la superficie exacta. Según una estimación, sólo en 1997 se quemaron 2 millones de ha (incluso sabana con herbáceas). Varias organizaciones han emprendido la larga y compleja tarea de interpretar las imágenes tomadas por satélite para determinar la superficie total destruida por el fuego (Schweithelm, 1998). El humo producido por los incendios a nivel del suelo alimentados por combustibles que ardían lentamente afectó a los países vecinos, influyendo negativamente en la salud humana, alterando los sistemas de transporte y perturbando el sector turístico en el que se invierten muchos millones de dólares, todo lo cual contribuyó significativamente al costo económico y social de los incendios. A mediados de 1998 seguían ardiendo numerosas turberas y minas de carbón subterráneas, amenazando con producir nuevos incendios.

Una muestra representativa de algunos incendios forestales registrados en otras partes del mundo, incluye los siguientes datos:

La amplia cobertura que encontraron los incendios de Indonesia, la Amazonia y México -desusadamente intensos- en los medios de comunicación sirvió para fomentar la conciencia pública sobre estas catástrofes ambientales, en su mayor parte provocadas por el hombre. El humo de los incendios, que puso en peligro la salud humana y la economía más allá de las fronteras nacionales, también contribuyó a centrar la atención del público en los incendios y en la necesidad de afrontar las cuestiones de política relacionadas con este fenómeno.

La quema es parte integrante de la ordenación de la tierra, tanto en la agricultura como en la actividad forestal. Algunos bosques están adaptados ecológicamente al fuego, y la quema controlada es un componente importante de los sistemas de ordenación forestal en algunos lugares. Sin embargo, hay abundantes pruebas de que una gran parte de los incendios que se registran cada año se deben a la intervención humana. Un estudio sobre los incendios en la Amazonia realizado en un lapso de siete años por el Centro de Investigación Woods Hole de los Estados Unidos indica que más de la mitad de los incendios de la región fueron causados por el fuego iniciado por los agricultores y ganaderos para eliminar los restos de los pastizales y quemar los bosques recién talados, que luego escapan a su control. En 1997-1998, los efectos de la sequía resultaron agravados por el cultivo itinerante (particularmente las prácticas agrícolas de corta y quema), la ordenación de los pastizales, las operaciones de extracción de madera mal realizadas y la tala en gran escala en el marco de los planes de transformación de tierras para el cultivo agrícola. Un considerable número de incendios producidos en el mundo en 1997-1998 (como en otros períodos) fueron intencionados. Los incendios de 1997-1998 ponen de relieve la necesidad de mejorar la planificación y ordenación de las prácticas de aprovechamiento de las tierras agrícolas para reducir el riesgo de incendios; afrontar las deficiencias de los sistemas de ordenación forestal y examinar políticas y reglamentos referentes a la transformación de terrenos forestales en tierras de cultivo y a la mejora de la administración forestal.

Esos incendios han impulsado diversas iniciativas internacionales en esta materia. Varias organizaciones internacionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), el PNUMA y la FAO, están investigando un sistema mundial de alerta para señalar el riesgo potencial de incendio con arreglo a las condiciones meteorológicas. En Burkina Faso se ha experimentado con éxito un sistema nacional de alerta por radio vinculado a las predicciones meteorológicas realizadas mediante imágenes tomadas por satélite. La OMS ha elaborado directrices para las situaciones de urgencia en caso de incendios forestales. Por otra parte, en 1998 se han organizado numerosas reuniones nacionales e internacionales dirigidas a los expertos en la lucha contra los incendios y en temas de salud, donantes potenciales y, lo que tal vez es más importante, los responsables de las políticas, para ocuparse de la lucha, los efectos y las causas subyacentes de los incendios. Entre los organismos de las Naciones Unidas que han organizado reuniones sobre el tema de los incendios en 1998 cabe señalar al PNUMA y a la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios (Ginebra, Suiza, abril de 1998), la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) (Lima, Perú, agosto de 1998), y la FAO (Roma, octubre de 1998, sobre políticas públicas que afectan a los incendios forestales).

El año 1998 no sólo destacó por los incendios sino también por otro tipo de catástrofe -el hielo- que afectó gravemente a los bosques. En enero de 1998 se registraron una serie de tormentas de hielo que dañaron gravemente los bosques de la zona nororiental de los Estados Unidos y de la región oriental del Canadá (véase el Recuadro 2). Se estima que resultaron afectados 10 millones de ha de bosques y árboles que se extendían desde Ontario a Quebec y Nueva Brunswick en el Canadá, y a través de Nueva Inglaterra en los Estados Unidos (Irland, 1998).

 

RECUADRO 2
Efectos de la tormenta de hielo registrada en la zona
nororiental de los Estados Unidos en enero de 1998


En enero de 1998, en lo que los meteorólogos calificaron como un acontecimiento nunca visto en los últimos cien años, una serie de tormentas de hielo cubrieron la zona septentrional de Nueva Inglaterra y Nueva York con una capa de 7,5 cm de hielo. Resultaron afectados casi 7 millones de ha de bosques de las zonas rurales y árboles de los núcleos urbanos de los Estados de Maine, Nueva Hampshire, Vermont y Nueva York, de los cuales 2 millones de ha fueron gravemente dañadas. Las especies de frondosas fueron las más afectadas y las pérdidas de recursos naturales se estiman en más de 1 000 millones de dólares EE.UU. Los efectos de la tormenta aún perduran: centenares de kilómetros de carreteras y caminos forestales están llenas de residuos; muchos propietarios rurales perderán sus ingresos forestales; los planes de ordenación necesitan una costosa revisión; y los residuos aumentan el riesgo de incendios y de brotes de plagas de insectos.

Fuente: Servicio Forestal de los Estados Unidos, 1998.

Aunque menos visibles que los incendios y las tormentas de hielo de los dos últimos años, las plagas de insectos y enfermedades que se han registrado recientemente pueden provocar fuertes pérdidas económicas y daños ambientales. Aunque con frecuencia estos fenómenos forman parte de la dinámica forestal, los brotes agudos pueden ser dañinos y requieren costosos tratamientos. Su incidencia y sus efectos económicos pueden ser especialmente graves en las plantaciones establecidas para la producción de madera. En el Recuadro 3 se reseñan algunas nuevas plagas que se han notificado en los últimos años.

 

RECUADRO 3
Plagas de insectos y brotes de enfermedades recientes


Entre las nuevas plagas ocurridas en los últimos años hay que mencionar las polillas Nyctalemon spp. en Endospermum peltatum y Xyleutes spp. en Gmelina arborea, que están afectando a las plantaciones de Filipinas, y el escolítido Dryocoetiops laevis en Dipterocarpus grandiflorus, en los bosques secundarios de Filipinas. La polilla gigante de la madera (Endoxyla spp.) y el escarabajo cerambícido (Phoracantha spp.) se están manifestando como amenazas importantes en las plantaciones de eucaliptos de Queensland, Australia. El escarabajo asiático Anoplophora glabripennis está afectando a los bosques de caducifolias de Nueva York y Chicago, en los Estados
Unidos, y la lagarta de los encinares (Lymantria dispar) está atacando miles de ha en Europa oriental y Turquía. Entre las nuevas enfermedades figuran Phythopthora spp., enfermedad de los plantones de Elmerillia spp. en Indonesia, y la podredumbre de las raíces de Acacia magnium en Filipinas, causada por Phellinus noxius.

 

Se cree que los fenómenos climáticos extremos relacionados con El Niño durante 1997-1998 (véase el Recuadro 1) guardan relación con las intensas plagas que afectan a los bosques y los árboles en este momento. Por ejemplo, el brote de lagarta de los encinares (Lymantria dispar), que comenzó a manifestarse en 1996 y que a mediados de 1998 afectaba todavía a miles de hectáreas de valiosas especies de caducifolias (particularmente robles) en Bulgaria, Rumania, Croacia y Serbia y que amenaza a los bosques de Europa septentrional, tal vez se ha intensificado a causa del aumento de la temperatura y de los prolongados períodos de sequía que han tenido lugar durante los dos últimos años.

BALANCE DE LAS INICIATIVAS DE EVALUACIÓN DE LOS RECURSOS FORESTALES MUNDIALES

Evaluación de los recursos forestales

Por lo general, las evaluaciones de los recursos forestales aportan información sobre la extensión, ubicación, tipos y situación de los bosques, así como sobre el volumen de madera y/o la biomasa. Pueden ser de ámbito subnacional, nacional, regional o mundial. En las evaluaciones mundiales se puede adoptar un enfoque de abajo arriba, que armoniza y agrega estadísticas nacionales, o un enfoque de arriba abajo, que implica la recopilación de datos a nivel regional, continental o mundial. En los enfoques de abajo arriba tienen una importancia primordial los inventarios forestales nacionales (véase el Recuadro 4).

 

RECUADRO 4
Importancia de los inventarios forestales como base
de la ordenación forestal sostenible


Los inventarios forestales y los sistemas estadísticos son el fundamento para la adopción de políticas idóneas en apoyo de la ordenación forestal sostenible. La integración de los aspectos económicos y ambientales en la planificación del sector forestal exige disponer de un gran volumen de información sobre los bosques, tanto de carácter espacial como temporal. Los diversos estudios realizados llegan siempre a la conclusión de que es necesario reunir mucha más información sobre la cantidad, calidad y utilización de los bosques. Pese a la demanda creciente de información de más calidad, lo cierto es que están disminuyendo las inversiones, incluso para la realización de inventarios forestales básicos. Muchos países no cuentan con un inventario forestal completo y bien realizado desde el punto de vista estadístico desde los años setenta o comienzo de los ochenta. En otros países está disminuyendo la frecuencia e intensidad de los inventarios físicos y están siendo sustituidos por la elaboración de modelos. La aparición de nuevos métodos, como la teledetección, facilita la observación de cambios de gran magnitud en la cubierta vegetal, pero la inexistencia de inventarios forestales recientes hace cada vez más difícil evaluar los cambios registrados en la calidad y función de los bosques y establecer conclusiones útiles acerca de la sostenibilidad en su utilización.

 

Las principales iniciativas de evaluación de la cubierta forestal mundial son las que están llevando cabo la FAO, el Programa Internacional Geosfera-Biosfera (PIGB), el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea (CE) y el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación (CMVC). La FAO y el CMVC utilizan principalmente el enfoque de abajo arriba, en el que la información más detallada es la de ámbito nacional. En cambio, el PIGB y el JRC aplican un método de arriba abajo, que proporciona información geográfica sobre la cubierta forestal en zonas muy extensas. Las evaluaciones de la FAO, el JRC y el PIGB son programas en curso, a largo plazo.

Información disponible en el momento presente. La FAO viene efectuando cada diez años, desde 1947, evaluaciones de los recursos forestales mundiales en colaboración con otros asociados. La evaluación de los recursos forestales (ERF) más reciente, que data de 1990, la realizaron conjuntamente la FAO, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE) y sus países miembros (FAO, 1995)2. La ERF de 1990 estaba dividida en dos partes, una correspondiente a los países industrializados (bosques de la zona templada y boreal) y otra para los países en desarrollo (principalmente bosques tropicales y subtropicales, pero también algunos bosques de la zona templada). La «evaluación de los recursos forestales de los bosques de la zona templada/boreal» (ERFTB) la llevó a cabo la CEPE y la FAO por medio de un cuestionario. La «evaluación tropical» se realizó sobre la base de la información fidedigna existente y mediante un muestreo basado en métodos de teledetección para analizar los cambios de la cubierta vegetal. La evaluación correspondiente a los países en desarrollo permitió obtener información principalmente sobre la superficie de bosques existente en 1990 y las variaciones experimentadas desde 1980, ajustando los datos de distintos años a esos puntos de referencia. Esta información está disponible por países y zonas ecoflorísticas. La ERFTB comprende datos sobre la situación y modificación de la superficie forestal (que no se ajustaron a un año determinado de referencia) y aporta información adicional sobre la propiedad y estado de la ordenación, las existencias y el crecimiento y las cortas anuales. Actualmente, la ERF de 1990 es la fuente más completa de información a nivel mundial, regional y nacional sobre la situación de los bosques, pero no indica su distribución espacial.

Desde la ERF de 1990 han surgido nuevas necesidades de información, incluso de datos espaciales o para determinados lugares, con el fin de apoyar las iniciativas en materia de ordenación forestal sostenible y las evaluaciones de las funciones ambientales de los bosques (por ejemplo, la conservación de la diversidad biológica y la mitigación del cambio climático mundial). Esto ha impulsado a diversas entidades, como el PIGB, el JRC y el CMVC, a realizar evaluaciones mundiales adicionales de la cubierta forestal y de la deforestación. Todos ellos evalúan distintos aspectos de la distribución espacial de la cubierta forestal, pero ninguno es tan completo como la ERF ni presenta el mismo tipo de información.

El PIGB, que es un consorcio internacional de organizaciones científicas, elaboró un proyecto de cartografía mundial mediante imágenes tomadas por satélite de baja resolución. Este trabajo se basa en la interpretación y clasificación de imágenes tomadas por satélite mediante radiómetro avanzado de muy alto poder de resolución (AVHRR), con una resolución de 1 km. Se están validando el conjunto de datos y mapas de la cubierta vegetal del PIGB y una base de datos para la clasificación de la cubierta vegetal mundial. Aunque el objetivo central de estos proyectos no es facilitar información sobre la superficie forestal, es posible realizar estimaciones de este parámetro a partir de la base de datos y calcular la biomasa mediante la elaboración de modelos.

El proyecto TREES (Seguimiento de los recursos y el medio ambiente tropicales por satélite) del JRC, establecido en 1991, desarrolla técnicas de evaluación de la cubierta forestal del cinturón tropical. Este proyecto aporta:

Durante el período 1991-1994 se reunió un conjunto plurianual de datos AVHRR en toda la franja tropical. Esta evaluación mundial se ha perfilado aún más utilizando mapas de determinados lugares trazados mediante imágenes de alta resolución. Los principales resultados de esta iniciativa fueron un mapa básico de la cubierta forestal tropical a escala mundial con una resolución de 1 km (el primer mapa forestal de esa resolución) y datos conexos a nivel regional y nacional.

La segunda fase del proyecto TREES (1996-1999) está encaminada a desarrollar un prototipo que permita obtener periódicamente información pertinente y precisa sobre la situación de los ecosistemas forestales tropicales. Un grupo de expertos internacionales ha identificado una serie de puntos «críticos» donde es más intensa la deforestación. El JRC está poniendo a punto métodos más automáticos de vigilancia de los bosques utilizando la teledetección y otros datos espaciales y ha elaborado un nuevo sistema de muestreo para registrar los cambios empleando distintos tipos de imágenes por satélite de alta resolución.

El SIFT organiza la base de datos (de teledetección o cartográfica) y los conocimientos actuales (informes, observaciones sobre el terreno, etc.) de manera sistemática. Se están adoptando las medidas necesarias para establecer una interconexión entre el SIFT, los sistemas de información de la CE y otras organizaciones regionales e internacionales.

En 1996, el CMVC elaboró, en colaboración con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) un mapa forestal mundial de la superficie de bosques y los espacios protegidos con tierras forestadas. El mapa procede de un sistema de información geográfica (SIG) que contiene más mapas detallados y archivos digitales procedentes de las mejores fuentes nacionales e internacionales disponibles compilados principalmente desde comienzos del decenio de 1980 hasta los primeros años del de 1990 en cooperación con la UICN. El CMVC utilizó una escala de 1:1 millón ajustando los datos de entrada de escalas variables (desde 1:100 000 hasta 1:5 millones).

La información digital se utilizó para calcular la extensión de cada uno de los tipos de bosques del mundo que son objeto de protección y proporcionar un punto de partida para la vigilancia futura de los bosques. Los datos espaciales han constituido la base de un importante análisis estadístico de la protección forestal en el mundo, realizado por el CMVC conjuntamente con el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR), y se ha publicado en CD-Rom. El mapa digital se mantiene en el CMVC.

El CMVC ha elaborado recientemente un nuevo conjunto de estadísticas forestales de ámbito nacional a partir de mapas de la cubierta vegetal en los que figuran las fronteras políticas de los países. De esta manera se puede disponer de estimaciones de la superficie a nivel nacional.

El CMVC ha desarrollado también para el Instituto Mundial sobre Recursos (WRI) y el WWF una base de datos SIG que contiene una estimación de la cubierta forestal de hace unos 8 000 años. Utilizando los datos del CMVC, el WRI elaboró en el marco de su iniciativa «Bosques fronterizos»3 otro mapa mundial de las últimas grandes extensiones de tierras forestales que perviven en comparación con las que existían hace 8 000 años. En esa iniciativa se evaluaron tres aspectos distintos: los bosques históricos perdidos, la situación de los bosques (la superficie de la cubierta forestal mundial persistente en grandes extensiones de bosques naturales intactos) y las amenazas que se ciernen sobre las zonas fronterizas. El mapa del WRI/CMVC puede ser considerado como una evaluación global del cambio registrado en los bosques naturales durante un largo período de tiempo.

El WRI ha iniciado un nuevo proyecto complementario de gran alcance para hacer un seguimiento del desarrollo forestal a nivel mundial. Se trata del proyecto Vigilancia de los bosques del mundo. En la actualidad, el WRI está cooperando con una veintena de ONG en el Camerún, el Gabón, el Canadá e Indonesia, con el fin de cartografiar las concesiones, carreteras y otros elementos. La finalidad es llevar a cabo un proyecto similar en todos los países forestales importantes a lo largo de los próximos cinco años.

En cada una de las iniciativas mencionadas se utilizan definiciones, fuentes y métodos distintos para clasificar la vegetación y, en consecuencia, las estimaciones de la cubierta forestal no son estrictamente comparables. La calidad de la información de una evaluación depende en buena medida de la calidad de los datos básicos registrados. Para elaborar los mapas del CMVC y el WRI se utilizaron fuentes de datos existentes, que reflejaban la cubierta vegetal, la utilización de la tierra y/o su potencial. Por ello experimentan los mismos problemas de armonización que la mayor parte de los enfoques de abajo arriba.

Con la colaboración de diversas instituciones, incluida la FAO, se está preparando una nueva iniciativa, la Observación mundial de la cubierta forestal (OMCF) sobre la base de las evaluaciones forestales mundiales anteriores, utilizando satélites terrestres. La OMCF tiene por objeto preparar para el año 2002 información a escala mundial a partir de los datos obtenidos por satélite, complementados con los datos recogidos in situ. Para ello se facilitará información forestal y datos obtenidos por satélite a organizaciones como la FAO y el PNUMA, al Sistema mundial de observación del clima (SMOC) y al Sistema mundial de observación terrestre (SMOT), así como a ministerios forestales nacionales y ONG mediante acuerdos de colaboración con organismos espaciales.

Información que facilitará la ERF 2000. La evaluación de los recursos forestales mundiales de la FAO (ERF 2000) será la evaluación más amplia y completa que se haya llevado a cabo nunca. Comprenderá:

Dado que el registro de los datos se efectuará de forma espacial, los investigadores podrán medir los cambios experimentados por la cubierta vegetal a lo largo del tiempo, estableciendo una base para efectuar comparaciones en el año 2010 y más adelante.

Por otra parte, la ERF 2000 perfeccionará las técnicas de recogida de datos utilizadas en 1990 y tendrá en cuenta también los datos y tecnologías de otras organizaciones. La FAO empleará imágenes y conjuntos de datos SIG del PIGB, el JRC y el Centro de datos de los Sistemas de observación de los recursos terrestres (EROS), del Servicio de Estudios Geológicos de los Estados Unidos, y otros, para elaborar el mapa de la cubierta forestal y la base de datos mundiales para la ERF 2000.

El Centro de datos de EROS, la FAO y el CMVC están elaborando el mapa forestal mundial. Para trazarlo se está perfeccionando la base de datos de las características de la cubierta vegetal mundial del PIGB y se están elaborando modelos a partir de ella mediante técnicas avanzadas de elaboración de imágenes y de SIG, combinadas con la validación que están llevando cabo expertos nacionales y con la información fiable existente. El mapa forestal que así se elabore será el primer mapa mundial coherente a escala reducida que reflejará la distribución de la cubierta forestal.

Hasta el momento presente, la actualización de los recursos forestales mundiales sólo se ha podido realizar cada diez años. Sin embargo, es posible que el desarrollo institucional y las tecnologías de la comunicación permitan disponer de actualizaciones mucho más frecuentes y de datos de mucha mayor calidad. Aunque las mejoras tecnológicas han incrementado la precisión de las estimaciones y el tipo de información que se puede recoger, muchos países todavía necesitan asistencia para planificar, ejecutar y financiar sus propios inventarios forestales nacionales.

Esta labor de evaluación continuará proporcionando información de importancia crucial sobre la ubicación y extensión de los bosques a nivel mundial. Más valiosa será aún la información relativa al cambio neto registrado en la superficie y situación de los bosques a lo largo del tiempo, lo cual lleva directamente al núcleo del problema, a saber, cómo están evolucionando los bosques del mundo y, por tanto, su capacidad de proporcionar la gama de productos y servicios que se requiere de ellos.

Evaluaciones de la diversidad biológica forestal

Se puede afirmar que los bosques naturales constituyen el depósito más importante de diversidad biológica terrestre (diversidad de ecosistemas, especies y recursos genéticos). La diversidad es un factor esencial para mantener la función forestal y ello hace que la conservación y gestión de la diversidad biológica sean aspectos importantes de la planificación forestal. Para la planificación, establecimiento de prioridades y adopción de decisiones referentes a la conservación de la diversidad biológica en los planos mundial, regional y nacional es imprescindible conocer la distribución de especies y ecosistemas, desde el punto de vista de la protección y las amenazas que se ciernen sobre ellos, y poseer información sobre la situación de la conservación y sobre la utilización de los recursos genéticos forestales.

Diversidad de especies. La diversidad de especies existentes en el mundo, así como su distribución y situación, sólo se conocen de forma muy incompleta. Se dispone de más conocimientos sobre determinados grupos de organismos (por ejemplo, las aves) y partes del mundo que sobre otros. Asimismo, se conoce mejor la diversidad total de especies que la de especies asociadas únicamente con los bosques (Cuadro 1), pues para esta última es necesario evaluar la existencia de hábitats o la dependencia de ellos. La evaluación de la diversidad de especies forestales sólo será significativa en el caso de los grupos taxonómicos mejor conocidos. La labor de clasificar las aves, mamíferos y algunos grupos de plantas según su presencia en los bosques forma parte de la ERF 2000 de la FAO.

 

CUADRO 1
Disponibilidad de datos sobre los principales grupos taxonómicos

Grupo taxonómico

Número total de especies

Número de especies presentes en los bosques

Número total de especies endémicas y/o de distribución limitada

Número de especies endémicas presentes en los bosques

Número total de especies amenazadas

Número de especies forestales amenazadas

Aves

xxxxa

+++

xxxxa

+++

xxxxb

+++

Mamíferos

xxxxa

+++

xxxxa

+++

xxxxb

+++

Reptiles

xxa

+

xxx

+

xx

+

Anfibios

xxa

+

xxxx

+

xx

+

Invertebradosc

x

+

xd

+

x

x

Árboles

xx

+++

x

+++

xxe

+++

Palmeras

xxxf

+++

xxx

+++

xxf

+++

Helechos

xxxf

+++

xxx

+++

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Otras plantas

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Notas: xxxx datos disponibles para todos los países; xxx datos casi completos; xx datos incompletos; x datos muy incompletos; +++ es necesario distinguir entre especies forestales /no forestales, lo cual se está haciendo para la ERF 2000; + es necesario distinguir entre especies forestales /no-forestales.
a CMVC, 1994.
b CMVC, 1996b.
c El gran número de invertebrados hace imposible efectuar un análisis cuantitativo.
d Se dispone de datos sobre un número reducido de grupos (libélulas y macaones).
e CMVC, 1998a.
f CMVC, 1998b.

 

Para conocer de forma pormenorizada cómo se distribuye la riqueza de especies en los bosques es necesario trazar mapas de la distribución de especies o perfiles de la abundancia de especies, lo cual se ha hecho en diferentes ocasiones a escala nacional. A escala regional, aunque se han realizado progresos en la cartografía de la riqueza total de especies para muchos grupos (por ejemplo, el proyecto de Cartografía de la estructura de la biodiversidad africana del Centro Danés para la Biodiversidad Tropical), lo cierto es que esas iniciativas no incluyen todavía análisis por separado de las especies forestales.

Otros métodos de evaluación de la diversidad de especies forestales y/o identificación de las zonas prioritarias desde el punto de vista de su conservación se basan en una correlación entre las diferentes estimaciones de los «puntos críticos de biodiversidad»4 y los datos correspondientes a la cubierta forestal. Entre los conjuntos de datos relativos a los puntos críticos figuran las zonas de aves endémicas, zonas que contienen cuando menos dos especies de aves con un área de distribución limitada (inferior a 50 000 km2) (Bibby et al., 1992). Estas zonas han sido cartografiadas con precisión, y en ausencia de datos similares para otros grupos taxonómicos permiten estimar la importancia de la diversidad biológica en determinadas zonas geográficas. Existen otras series de datos sobre puntos críticos, como los Centros de diversidad vegetal del CMVC y la UICN (WWF/UICN, 1994), las 200 ecorregiones mundiales5 del WWF-Estados Unidos, y los Puntos críticos de Conservación Internacional6.

También se pueden cartografiar las especies forestales amenazadas y en peligro para determinar las zonas en las que se concentran. Para ello es preciso clasificar las especies en función de su presencia en los bosques y lo más conveniente sería disponer de datos detallados sobre su distribución. De todas formas, la mera existencia de datos relativos a su presencia/ausencia a nivel provincial o nacional sería, sin duda, de utilidad.

En los bosques de un país puede haber una gran diversidad de especies, ya sea por la existencia de una variedad de tipos de bosques, cada uno de ellos con una biota diferente (por ejemplo, los Estados Unidos), o porque determinados tipos de bosque poseen una notable diversidad de especies (por ejemplo, algunos bosques húmedos tropicales de tierras bajas). El primer punto guarda relación con el tamaño del país, lo cual no ocurre necesariamente en el caso del segundo. Por lo general, los países con una gran diversidad forestal reúnen ambas características.

Diversidad de ecosistemas forestales. La diversidad de ecosistemas en los bosques es importante por sí misma y también porque normalmente comporta una gran diversidad de especies. No obstante, para evaluar la diversidad de los ecosistemas es necesario disponer de métodos apropiados de clasificación de los bosques, que son tanto más difíciles de elaborar cuanto mayor es la escala geográfica. Los científicos pueden desarrollar sistemas útiles en los ámbitos local o nacional para expresar diferencias entre ecosistemas forestales, combinando aspectos fisionómicos, fenológicos y florísticos. Ahora bien, armonizar sistemas diferentes para trazar un panorama general a escala mundial es una tarea difícil y puede dar lugar a una excesiva simplificación que prive de utilidad a la expresión de la diversidad del ecosistema.

Por ejemplo, la armonización de los datos correspondientes a la cubierta forestal procedentes de 70 fuentes distintas, con el fin de elaborar el primer mapa mundial de la distribución de los bosques densos, el Mapa Forestal Mundial del WWF (CMVC, 1996a), dio lugar a una clasificación simplista de cinco clases de bosques (perennes templados, caducifolios y mixtos templados, tropicales húmedos, tropicales secos y manglares), debido a la dificultad de combinar los numerosos sistemas de clasificación mucho más detallados utilizados en todo el mundo. Una clasificación más detallada, en la que se incluyeron 25 clases de bosques, utilizada por el CMVC y el CIFOR para elaborar otro conjunto de datos digitales sobre la cubierta forestal mundial (Iremonger et al., 1997), es más adecuada desde el punto de vista de la biodiversidad, pero sigue siendo sumamente simplista.

La teledetección es, potencialmente, una fuente muy importante de información sobre la distribución y diversidad del ecosistema forestal, pero la complejidad analítica que entraña una información más detallada de los datos obtenidos por satélite ha obligado a programas de ámbito regional, como TREES y Pathfinder7, a utilizar sistemas de clasificación simplificados. El Centro de datos de EROS, dispone de datos provisionales sobre la cubierta vegetal mundial obtenidos por satélite. Este conjunto de datos contribuye a la localización de los bosques a nivel mundial y ofrece información sobre su diversidad con arreglo a una serie de sistemas de clasificación, desde los más sencillos a los sistemas complejos basados en la fenología y en la respuesta espectral. Probablemente, la combinación de los datos obtenidos mediante teledetección y las clasificaciones ecorregionales contempladas en la ERF 2000 constituirán el mayor avance en el examen de la diversidad del ecosistema forestal a una escala geográfica de gran magnitud.

Recursos genéticos forestales. La FAO, el Instituto Internacional sobre Recursos Fitogenéticos (IPGRI) y el Centro Internacional para la Investigación en Agrosilvicul-tura (ICRAF) están prestando apoyo a iniciativas regionales encaminadas a evaluar la situación de los recursos genéticos de los árboles y especies forestales y los niveles de proveniencias; determinar las deficiencias en los esfuerzos de protección y desarrollo; y elaborar planes de acción para la conservación, ordenación, utilización sostenible y mejora de los recursos genéticos de especies prioritarias. Los países aportarán los datos necesarios, que se utilizarán para elaborar síntesis regionales.

Por otra parte, la FAO está poniendo a punto un Sistema de información mundial sobre los recursos genéticos forestales (REFORGEN) para supervisar la situación de los recursos genéticos de las especies leñosas a nivel nacional (véase el Recuadro 5). Esta es la única iniciativa mundial centrada específicamente en los recursos genéticos forestales.

 

RECUADRO 5
REFORGEN: la base de datos de la FAO sobre los
recursos genéticos forestales


Los recursos genéticos forestales, incluida la diversidad existente en los miles de especies arbóreas útiles, tienen una extraordinaria importancia social, económica y ambiental. El acceso a una información fiable y actualizada sobre su situación y sobre las actividades y programas conexos, a través del Sistema de información mundial sobre los recursos genéticos forestales (REFORGEN), contribuye a la conservación y utilización idóneas de los recursos genéticos forestales. El Departamento de Montes de la FAO trabaja desde 1993, y en estrecha colaboración con gobiernos e institutos nacionales de muchos países, en la creación del sistema que actualmente abarca más de 1 600 especies de 144 países y contiene información sobre:

- las instituciones dedicadas a la conservación y utilización de recursos genéticos forestales en el país;
- las principales especies arbóreas autóctonas e introducidas existentes en el país y sus usos más habituales;
- las especies y/o poblaciones arbóreas en peligro;
- las especies arbóreas ordenadas para su conservación in situ;
- las actividades de conservación ex situ, in vivo e in vitro;
- los programas de mejoramiento de especies arbóreas;
- la disponibilidad de material forestal reproductivo a efectos de conservación e investigación.

Se está estableciendo una vinculación con sistemas de datos complementarios de otras organizaciones. En breve será posible acceder a REFORGEN a través de Internet y CD-Rom.

 

Una panorámica mundial de la diversidad biológica. Trazar una panorámica mundial de la diversidad biológica es una tarea lenta y compleja. Aunque se han hecho progresos importantes en la compilación de conjuntos de datos a nivel mundial sobre la cubierta forestal actual e inicial, no existe todavía una clasificación mundial de la vegetación. La determinación de zonas importantes por la diversidad de especies en grupos clave constituye también un avance importante a escala mundial, pero la congruencia de las pautas de diversidad entre grupos sólo se ha afrontado en el plano regional y de forma incompleta.

El volumen cada vez mayor de datos necesarios para el análisis y la ordenación de la diversidad biológica forestal mundial exige adoptar nuevos métodos de gestión de los datos. Será necesario reforzar la capacidad nacional para recoger y gestionar datos que permitan obtener información útil para su utilización a nivel nacional y para contribuir a conocer la situación mundial. La experiencia reciente indica que los mayores problemas no son de carácter tecnológico, sino organizativo; iniciativas internacionales como el Proyecto de ordenación de datos sobre biodiversidad centradas en los procesos necesarios para generar información sobre el medio ambiente más que en los datos, constituyen una aportación de gran utilidad (PNUMA/CMVC, 1996).

Además de la información de carácter nacional, la labor de investigación internacional y otras iniciativas pueden contribuir también al establecimiento de una base de información sobre la diversidad biológica mundial. Entre los elementos que permitirán aumentar el volumen de información disponible en un próximo futuro cabe destacar los siguientes:

La conjunción de esas y otras iniciativas permitirá obtener una visión mundial más coherente de la diversidad biológica de los bosques. Sin embargo, la medida crucial para mantener la diversidad biológica forestal es la traducción de esos conocimientos en prácticas más adecuadas de ordenación y conservación de los bosques en todo el mundo.

1 En la Situación de los bosques del mundo 1997 se facilitaron los datos más recientes sobre la cubierta forestal mundial. Dado que no se dispondrá de nuevos datos sobre los recursos forestales mundiales hasta que se publiquen los resultados del estudio Evaluación de los recursos forestales 2000 (ERF 2000), en esta sección se presentan de forma resumida los datos correspondientes a 1995 publicados en el SOFO de 1997.
2 Se llevó a cabo una evaluación parcial, provisional, de la cubierta forestal y de los cambios experimentados en ella para el año de referencia 1995; los resultados se publicaron en el SOFO de 1997.
3La iniciativa «Bosques fronterizos» es un programa multidisciplinario de cinco años de duración para fomentar la buena administración en los últimos bosques fronterizos importantes del mundo que aún perduran y en las zonas adyacentes, por medio de inversiones, medidas de política y la opinión pública.
4Ecosistemas con una gran diversidad biológica que se encuentran bajo amenaza de destrucción.
5Véase el sitio Web del WWF-Estados Unidos: http://www. worldwildlife.org.
6Para más información, véase el sitio Web de Conservación Internacional: http://www.conservation.org.
7Pathfinder es un proyecto de elaboración de un inventario de los bosques tropicales húmedos, una tarea conjunta de investigación que están llevando a cabo la Universidad de Nueva Hampshire, la Universidad de Maryland y la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos.

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