COSTA RICA

Excmo. Sr. Ricardo Garrón-Figuls, Ministro de Agricultura y Ganadería de la República de Costa Rica


Me honra comparecer ante este magno foro de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, convocada por el Dr. Jacques Diouf, Director General de la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en representación del señor Presidente y del pueblo de Costa Rica.

Nuestro país se presenta a este encuentro para compartir con los hombres y mujeres del mundo aquí reunidos la preocupación, responsabilidad y compromiso de procurar la seguridad alimentaria de nuestros pueblos, y de convertir este objetivo en uno de los más significativos logros del milenio que concluye y del milenio que muy pronto abrirá sus puertas a un mayor, más robusto y más equitativo desarrollo de todas las sociedades del orbe.

Costa Rica es una nación de escaso territorio, amante de la paz y de la libertad. Es una centenaria democracia cuyos visionarios gobernantes decidieron, desde hace más de un siglo, dedicar los pobres recursos agrarios para desarrollar el potencial representado por el valioso recurso humano de su pueblo. Más tarde, a mediados de la presente centuria, cuando el mundo se debatía en medio del terror sembrado por las armas y la guerra, el ejército fue abolido en esta pequeña república, y el gasto militar con que se alimentaba fue convertido en inversión social. Hoy podemos decir al mundo que es posible poder vivir sin ejército.

Estos logros han servido de sustento a otra acendrada preocupación de nuestros gobernantes: rechazar la resignación ante la pobreza y la desigualdad social. Combatir ambas en sus causas y en sus consecuencias. Desarrollar un modelo social particular, que nos ha permitido reducir con éxito la pobreza, ensanchar el sector de clase media, y llevar el bienestar a la población sobre todo mejorando constantemente sus condiciones de salud, nutrición, educación y vivienda.

En las décadas que corrieron desde 1950 hasta 1980, Costa Rica aprendió el inmenso valor de la inversión social, de la estabilidad política, de la ascendente movilidad social, de lo fundamental que resulta la preparación de sus recursos humanos. En la década de 1980, iniciamos el proceso de aprendizaje sobre la importancia de la sostenibilidad económica. Al terminar el siglo, procuramos avanzar hacia la constitución de un modelo que agregue a lo anterior la sostenibilidad ambiental. Y, como elemento sustancial de este modelo, la garantía de la alimentación y de la nutrición para todos los hombres y mujeres que conforman la sociedad costarricense.

Impulsar los cambios que llevan a la transformación de nuestra sociedad para garantizarle la seguridad alimentaria, significa realizar esfuerzos que van más allá de la comisión de acciones aisladas. De allí la decisión de integrarlas en un plan coherente que le proporcione un marco y una vigencia operativa a las nuevas orientaciones del quehacer público y privado en esta materia. Estamos convencidos de que, no obstante la poca extensión de nuestro territorio y lo limitado de nuestros recursos materiales, nuestro pueblo posee las condiciones para practicar los cambios cualitativos que deban hacerse en aquellas áreas fundamentales para producir y procurar el acceso sostenible de la población a los alimentos y a una sana nutrición. Es por eso que hoy día la seguridad alimentaria es parte fundamental de nuestro proyecto político nacional. Nos estamos comprometiendo a incrementar, decididamente, la producción de alimentos básicos y la de todos aquellos cultivos que muestran ser razonablemente competitivos, así como a impulsar con fuerza los planes para combatir la pobreza.

De allí que nos presentemos a este foro mundial para ratificar nuestro compromiso de enfrentar la seguridad alimentaria como un reto de extraordinarias dimensiones que exige el concurso de los gobiernos y de la sociedad civil, de los países y de los organismos regionales e internacionales. Todos juntos debemos entregar nuestra sabiduría y unir nuestras voluntades para que, a partir de este histórico momento, renovemos y consolidemos esfuerzos para impedir que siga aumentando el hambre en el mundo. Para evitar que la muerte continúe segando millones de vidas de los seres humanos que perecen porque la miseria en que se encuentran atados les impide alimentarse y nutrirse, para eliminar barreras que impiden a nuestros productores el acceso a mercados y el mejoramiento de su nivel de vida, para evitar el manejo político de los alimentos.

Asimismo, apoyamos decididamente la propuesta que hizo ayer su Santidad el Papa Juan Pablo Segundo para eliminar la deuda externa de los países pobres.

Señor Jacques Diouf, Director General de la FAO, señores representantes de los gobiernos del mundo reunidos en esta Cumbre sobre la Alimentación, el Gobierno de Costa Rica se compromete a ejecutar el Plan de Acción aprobado.

Para lograr estos propósito, nuestra voluntad política demanda la concertación y la alianza con otras fuerzas. Nuestro país necesita recibir el conocimiento, las experiencias y el apoyo de las otras naciones del mundo para fortalecer sus estrategias y sus acciones en el campo de la seguridad alimentaria. Estamos aquí para solicitarlas a los gobiernos y a los organismos que concurren a esta Cumbre. Pero también estamos para ofrecer solidariamente nuestro concurso a los países que estimen que Costa Rica posee un legado en seguridad alimentaria que puede traspasarles.

El Gobierno de la República de Costa Rica, que tiene en marcha el Plan de Combate a la Pobreza desde 1994, desde esta Cumbre lanza al mundo un reto compartido como una propuesta: el grito de emprender la guerra contra el hambre hasta exterminarlo en sus más profundas raíces, procurando la seguridad alimentaria a todos nuestros pueblos, y eliminando para siempre, de la faz de la tierra, la vergüenza infinita de la muerte y la enfermedad por carencia de alimentos.

El grito de guerra contra la miseria y, el de hoy, de guerra contra el hambre deseamos acompañarlos con una hermosa sentencia que otrora inspiró el quehacer político del gran estadista costarricense José Figueres: "la única forma de hacer las cosas es haciéndolas". Hagámoslo entonces. Démosle muerte al hambre antes que el hambre acabe por cercenar la vida de los pueblos.


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